Partida Rol por web

Incapaz de reconocer el rostro reflejado de esa otra mujer, se terminó por desvanecer tras marcar una sonrisa cargada de suficiencia. Quedaron a la vista los rasgos de Grace, oscurecidos por el rastro de polvo negro todavía pegado a la superficie.

​-Significa que el mechero no es tuyo. - digo, dirigiéndome a Rodri, sin siquiera mirarle, junto antes de detenerme junto a Max -¿Es tu amigo?¿Te fías de él?- le pregunto a la joven con una familiaridad que no había demostrado hasta el momento. -Vamos con Ji-soo. Éste sitio no es seguro.

-Joder...- La expresión de Chris cambió a una de preocupación cargada de enojo al escuchar sobre Diego, pero si estaba entendiendo bien, esta vez no era el chico quien se había buscado el problema. Se pasó la mano por el pelo azul, en gesto de frustación. ¿Qué mierda es lo que estaba pasando? Primero Marvin, ahora Diego. Y lo que más le escamaba de todo era lo de que se habían "llevado el cadáver de Marvin..."

Los gestos de nerviosismo y las palabras de Ji-Soo y Grace hicieron que Chris se envarara. ¿Una trampa? ¿Alguien venia con las mismas intenciones que ellos? ¿O venían a acabar lo que habían empezado? -Dile a Diego que iré a verlo.- Dijo al amigo de Max. Chris cogió la caja de metal donde había estado el mechero y siguió a Ji-Soo. 

-Mierda - Alguien andaba cazando lobos? O era Diego el problema en especifico? Dió una mirada a Ji-Soo con lo de la caja, Marvin se aferraba a aquel mechero como a nada, no era normal que lo guardase en ningún lado. Solo veía dos posibilidades o su compañero lo había guardado allí para protegerlo del fuego, osea que sabía que iba a pasar, o quien había prendido fuego el lugar lo conocía lo suficiente como para prestar atención al encendedor.

Se giró hacia Grace rápidamente. Tenían que salir de allí, aquello se estaba complicando más de lo que le gustaba y ella estaban en el medio. Para variar. El ruido de la calle le confirmó que tenían menos tiempo del que creía. -Nos crees idiotas? - Preguntó con sarcasmo, insegura de que el camino que estuviera tomando la mujer fuera el más apropiado considerando todo.

-Lo suficiente para saber que es inofensivo - Respondió, agachándose a tomar el mechero y guardándolo en su bolsillo, antes de seguir a sus compañeras escaleras abajo. - Nos vemos - Se despidió saludando con la mano al chico, esperando que su saludo fuera cierto.

Comienzo a bajar por las escaleras tras Ji-soo. Chris y Max me siguen, puede que Rodri tras ellas, tras haber sido temporalmente absuelto.  ​​​​​​No entiendo la razón por la cual alguien querría hacernos daño, movilizar a sus seguidores, si no era porque temían que hiciéramos algo...relacionado con Marvin.-¿Quién te mandó el mensaje Ji-soo? - le pregunto a la siempre resolutiva manager de los Void Embers. -¿Tienes a alguien vigilando abajo?

Agravios heredados, amistosos carroñeros

Sigo a Ji-soo escaleras abajo, la linterna encendida, intentando no tropezar con los cascotes ni resbalarme con el negro lodo. Las sandalias de cuña no son el mejor calzado para moverse por aquí.  -Deberíamos llamar a la policía. Aunque a EL no le gustaría que llamase la atención sobre mí misma ni acabara con antecedentes que limitarían mi libertad.

La caja metálica quedó ennegrecida y su forma distorsionada por el calor, para abrirla y para cerrarla - pues volvía a estar cerrada - Rodrigo hubo de ejercer la suficiente fuerza. El mechero fue recogido por Max del suelo, lo guardó de inmediato, en su poder tenía ahora un objeto íntimo del vampiro que les había unido.

El mensaje del número desconocido disparó las alarmas, Ji-Soo se puso en movimiento seguida por las demás, Rodrigo quedó desconcertado - sí, no hay problema - le dijo a Chris, el hombre no estaba al tanto de la relación entre Diego y ella, por su mente pasó la idea de que si la joven sabía encontrarlo es que sería de confianza porque Diego no hablaba del lugar donde se escondía salvo a los más allegados.

Abajo de las escaleras, en el rellano, se podía ver solo un pequeño ángulo de la calle pero los sonidos sí llegaban hasta ellos.

- ¡Este es nuestro territorio ahora, ya podéis daros la vuelta!

Exclamó una voz airada que no iba dirigida a ellas.

- Os la habéis buscado, capullos.

La calle estaba ardiendo, metafóricamente. Un tipo pasó corriendo en dirección al jaleo, un matón que Grace reconocía por sus visitas al bazar demoníaco.

Una figura esperaba en el rellano justo al final de la escalera, pero consciente de que las mujeres bajaban les cortó el paso.

- La sutileza no es lo vuestro...

El caballero estaría cerca de los cuarenta años y vestía de manera casual, con chaqueta y bufanda al cuello a pesar de no hacer excesivo frío. Había estado ojeando el exterior pero se giró para detener a Ji-Soo extendiendo el brazo derecho.

- Sus muñequitas, por lo que veo de dos pasó a cuatro.

Volvió a mirar hacia la calle, su gesto había sido tan fugaz que no se llegó a fijar en todas ellas.

- Tranquilas, he venido a salvar el día. A punto han estado de subir hacia vosotras unos cuantos de estos pero se han enfrascado en su propia pelea, joder, incineran a Marvin y el barrio empieza a alterarse. Huele muy mal.

Afuera el ambiente se seguía caldeando, con lo que parecían dos facciones enfrentadas.

- Si tuviérais algo que ver con su muerte no estaríais aquí las cuatro a la vez, qué os parece si nos largamos y luego hablamos.

Rodrigo había esperado unos segundos, venir a investigar por su cuenta no le parecía ahora tan buena idea. En el apartamento no reconoció nada y ahora abajo las cosas habían ido a peor. Para colmo las chicas iban directas hacia lo que parecía una lucha que iba encarnizándose. Bajando las escaleras logró alcanzarlas y volvió a quedarse paralizado al ver a Ethan.

- Mierda...

Pronunció en voz baja aunque el sonido llegó hasta todos.

Ji-Soo casi se hubiera aliviado de que no la sorprendiera una cara más familiar, si no fuese porque la presencia de Ethan resultaba increíblemente molesta. El hombre siempre había sido pura altanería, y en esta ocasión no era diferente.

"¿Salvar del día exactamente cómo, señor Wallace? ¿Husmeando de nuevo en los asuntos priv-" — no llegó a terminar su frase, puesto que la creciente lucha en el exterior del edificio aumentaba en su clamor — "Haríamos bien en largarnos rápido." — no deseaba involucrarse con el detective, mas parecía que el hombre tenía un plan para sacarles de una situación tensa, lo cual requeriría cooperar con él, por lo menos de momento.

No sé porqué pensaban que bajar era una mala idea.  Incluso si había unos cuantos pandilleros por las calles, ésto era NY y desde las ventanas ya habría gente alarmada por el escándalo llamando a la policía.  En minutos, los coches patrulla harían su aparición y estos grupos se dispersarían entre las calles. Pero allá arriba, donde vivía Marvin, la sensación de indefensión, de sentirme vigilada, era abrumadora. No era sitio para enfrentarse a nadie.

Paradójica intérprete, execrado escenario.

Miro al recién llegado, su comentario llamándonos 'muñequitas' me hace sonreír ligeramente —Si tú supieras— pero la noche oculta mi gesto.  Parece conocer a alguna de ellas, dejo que ellas decidan qué y cómo decir, aunque su gesto al extender el brazo frente a Ji-soo me pone alerta.

En la calle la gente grita y se reta. Los animales de ahí afuera son los típicos que sólo responden ante el miedo, ante la fuerza y me pregunto qué clase de influencia -no musical- ejercía Marvin sobre éste barrio.  Permanezco alerta, me hago con una barra de hierro o cualquier objeto contundente cercano.

Respondió al cabrón con el dedo medio y pasó de él para observar las calles por una ventanilla del edificio. Ni idea tenía de quien era más que el nombre que había dado Ji-Soo, pero tampoco le importaba mucho en ese momento. -Por qué querrían subir? - Preguntó dedicándole una fugaz mirada sin dejar de centrarse en la calle. No eramos nadie para ellos, ninguna había venido con intenciones de clamar el territorio hasta donde sabía. 

Ethan. El nombre de este tipo corría de vez en cuando por las calles relacionado con brazos rotos y caras partidas, perteneció al cuerpo de policía pero ahora pertenecía a alguien que trataba de imponer su ley mediante el uso del miedo. Max se daba cuenta de que salir a la calle no era la mejor opción que tenía, sino salir por la escalera de incendios hacia el callejón y desde ahí alejarse, los tipos de fuera eran peligrosos y Ethan podría serlo también.

El clamor afuera del edificio no hacía más que aumentar. Ji-Soo sabía que querían su cabeza. Por lo menos algunos de ellos, puesto que apenas hacía horas que había conocido a la señorita Gretzler, quien la había salvado de un ataque. No quería sufrir otro.

Se acercó al detective:

"Señor Wallace, no me haga perder más el tiempo. ¿No importunó lo suficiente ya a Marvin? Si tiene algo que decir, dígalo ahora. Su tiempo se agota." — le dio una palmada en el hombro a Ethan y por un momento su mano casi pareció brotar raíces. Debiera haber sido un truco de la imaginación, puesto que cuando se giró hacia las otras tres mujeres estaba completamente normal — ​​​​​​"Deberíamos alejarnos de aquí lo más pronto posible. Esto está plagado de indeseables."

Chris no recibió de buen humor las palabras del hombre allí abajo, llegando incluso a realizar un leve gruñido en su dirección. Pero por como se veía la situación, no parecía que tendrían tiempo para discutir allí sobre "muñequitas" y cualquier otra lindeza que el tipo pensara sugerir antes que Chris le rompiera la nariz. Si, el tipo tenía cierta fama, pero elle no estaba ciertamente de humor para pensar en contención.

-Conozco un sitio.- Dijo, mirando a las personas presentes. No los llevaría a su refugio, pero sí sentía que estarían más seguros si se internaban en su territorio. Había allí un par de locales donde podrían sentarse a conversar sin ser molestados; una era una pizzería llamada Pequeña Roma, y la otra un bar en el que alguna vez había tocado con la banda, llamado Black Tankard. Vería cual les quedaba más cerca y donde tendrían menos posibilidad de llamar la atención.

Dió vuelta al nombre en la mente en tanto buscaba una salida, no fue hasta que recordó el primer nombre que supo quien era el idiota -La escalera de incendios - Indicó a sus compañeras haciendo un gesto para que volvieran al departamento, el edificio era demasiado viejo y las mismas habían sido instauradas después de las casas, por lo que la ventana era la única forma de salir. Asintió a la idea de Chris, ya desde el callejón podrían escabullirse allí.

Las muñequitas de Marvin tenían más luces de las que Ethan había esperado, con la pelea fuera creyó que le habrían seguido sin rechistar, en hombre aprovechó para agarrar del brazo a la hada justo cuando ella estaba pensando en acercarse.

- Nada de escaleras, quiero saber todo y si no me seguís fuera qué más da, aquí mismo.

Ethan se veía curtido, peor aún, tenía la mirada algo ida, las mujeres que tenía delante le importaran una mierda y es más parecía anhelar hacerles daño.

- Soplaste lo del Blood Center. Tuviste una puta pelea y te vengaste cantando.

Apretó su brazo con fuerza retorciéndolo, Ji-Soo notó el dolor recorriendo todo el brazo, era insoportable.

Chris había asentido a Max y estaba empezando a moverse en ese sentido en el momento que vio al tipo agarrar el brazo de Ji-Soo. Achicó los ojos, y un nuevo gruñido salió de sus labios amenazantes, mientras avanzaba en dos zancadas hasta él. -Suéltala, imbécil.- Gruñó con voz oscurecida, su puño impactó contra la mejilla del tipo, haciéndole que soltara a la chica. Le agarró del cuello, furiosa, momento en el que entendió que estaba en problemas al sentir algo frío y metálico presionando contra su vientre.

Ethan notó el fuerte golpe en el rostro, el impulso le hizo golpear contra la pared causando una leve contusión en la cabeza, reaccionando con velocidad sacó un cuchillo de la bota derecha sin llegar a soltar a Ji-Soo. A pesar de haber notado el metal contra su piel en realidad la trayectoria del arma iba dirigida hacia arriba sin intención de hundirse en la peliazul, el ex-policía trató de atraer hacia sí a su presa, Ji-Soo, con la clara intención de acercar el cuchillo a ella.

El clamor afuera del edificio no hacía más que aumentar. Ji-Soo sabía que querían su cabeza. Por lo menos algunos de ellos, puesto que apenas hacía horas que había conocido a la señorita Gretzler, quien la había salvado de un ataque. No quería sufrir otro, pero vino antes de que pudiese reaccionar. Ethan le agarró violentamente de la muñeca, y Ji-Soo sonrió. Un mero toque era lo único que necesitaba para que sus habilidades funcionasen, y para cuando Chris intervino con un rápido puñetazo en la mandíbula inferior, ya era demasiado tarde para Ethan.

"Señor Wallace, creo que ha importunado usted lo suficiente a mis clientes. Está usted traspasando gravemente el límite de lo legal, y creo que ya suficiente daño hizo a Marvin. Le voy a pedir una última vez que nos deje en paz antes de que deba recurrir a métodos más efectivos." — se giró hacia las otras tres mujeres — ​​​​​​"Vámonos de aquí cuanto antes."

El ex-policía tenía a su presa agarrada, la atrajo hacia sí acercando el cuchillo a su cuello. Pensaba que la tenía a su merced cuando escuchó sus palabras. ¿Daño a Marvin? Había hecho mucho daño pero no a ese capullo. Había jodido a mucha gente y ahora en esta situación la joven mostraba tener los huevos bien puestos y con la loca de los gruñidos cerca iba a tener que usar el cuchillo.

- Joder.

Su mente se nubló cruzándose las imágenes de sus últimos trabajos.

- ¿No fuíste tú? mierda.

La empujó hacia delante para volver a guardar una distancia cercana a metro y medio. Ethan estaba confuso.

Desde atrás Rodrigo asistió al espectáculo, pensó que se iba a liar pero de manera inesperada el enfrentamiento se había detenido.