Partida Rol por web

La mujer de piel bermellón abrió los ojos como si fueran platos, miro a su compañero, silencio unos segundos aquel micrófono. —Esto no nos puede estar pasando...—Suspiro cansada—Kwerts dime que detrás de esos arbustos hay una manada de Rathtars que nos van a comer para acabar de una vez con esto. Ve a esconder el maletín, en el hueco del sofa—Mando al reptil alienígena —No quiero que se metan en nuestros asuntos.

Desmuteo el micro—Hemos recibido fuego hostil, mi compañero y yo estamos heridos, estamos algo reacios a abriros la puerta, ¿Tenéis algo que os identifique como Embajadores? —Volvió a mutear el micro.  Inspiro y respiro profundamente.

—Kwerts, estoy ganado tiempo para prepararnos, ¿Te acuerdas esa noche en los suburbios de Tatooine? Cuando nos hicimos los desvalidos recogedores de basura, no estamos para enfrentarnos de manera directa al Rishii fuerte, y a esos dos. Guarda el arma en la rampa, coge lo primero que veas, un destornillador o un palo. Vamos a hacernos los asustados, si nos reconocen, e intentan algo que no nos guste, abres fuego y subo la rampa. —Nellen estaba mareada, no haberse drogado le estaba pasando factura, aguantar el dolor la estaba agotando demasiado rápido, no quería caer inconsciente pero el dolor casi no la dejaba pensar con claridad. Guardo el mando para abrir y cerrar la rampa a distancia en el bolsillo. —Si no descubren nada, veamos hasta donde nos lleva, estar bajo de la embajada, podría ayudarnos.— Ninguno e los dos estaban fichados o al menos eso pensaba Nellen. 

La desconocida silencia el intercomunicador por unos momentos hasta que vuelve a hablar.

—Hemos recibido fuego hostil, mi compañero y yo estamos heridos, estamos algo reacios a abriros la puerta, ¿Tenéis algo que os identifique como Embajadores?

El fiel trandoshano hace caso al instante a las directrices de Nellen.

Detrás de los embajadores, los sathari consiguen reanimar a su paisano, que aún no parece tener consciencia de lo que pasa a su alrededor, y menos aún de poder mantenerse de pie.

Miró al comunicador de vikar algo molesto pero tambien extrañado.

Pues no lo sé, no llevo mi pase de identificación encima, está en mi nave. No pido que abras la nave, podemos hablar por aquí lo que haga falta.  No has contestado a mi pregunta ¿Quién eres tu? 

Sabía que estaban perdiendo el tiempo... y que eso era algo que no les sobraba. Pero confiaba en el caballero, había visto a Jedis en estas ocasiones y ellos ... ellos estaban hechos de otro material.

- Altra, dentro de poco nos vamos a ver rodeados- intentaba que sus nervios no lo superaran, pero no era fácil.

Hizo señas con la mano y fue a hacer reconocimiento del perímetro para ver si algo se acercaba a su posición.

Vikar puede ver que jungla parece tan tranquila como se esperaría de un ambiente salvaje. Ningún ruido fuera de lugar. Aunque la noche dificultaba bastante apreciar cualquier movimiento intencionadamente sutil.

Los sathari hablan entre sí con sus característicos chirridos, manteniendo un volumen adecuado para la noche. Los dos guerreros que hablan entre ellos parecen alterados, mientras que el tercero guarda silencio vigilando el límite del bosque. El sathari desconocido sigue sin retomar plenamente la consciencia.

Cuando Kwerts comunico que había completado lo que Nellen le había ordenado esta se levanto del asiento del piloto.

Las luces de aviso del despliegue de la rampa se encendieron, indicando que el cierre hermético y protector se había roto. El interior estaba iluminado por los fluorescente de un color blanco dando una sensación aséptica. A los pies de esta, dos figuras apareció.

Un trandoshano adulto, alto incluso más que su acompañante, vestido de armadura de pies a cintura pues en el pecho, que estaba al descubierto, se veía una cicatriz profunda y reciente, que había modificado el aspecto de sus escamas pectorales y abdominales, sujetaba un palo con ambas manos, más en defensa que en ataque. Sus pupilas estaban dilatadas debido a los analgésicos.

La otra figura correspondía a una Togruta que parecía estar en las últimas, su piel bermellón había tornado casi en un granate junto a sus marcas blancas que habían evolucionado un blanco hueso debido seguramente al dolor de la herida de su hombro que aún brotaba sangre, manchando el lado derecho de su vestimenta, incluido la cartuchera de su DH-17esta se agarraba con la muñeca el brazo herido con el bueno a la altura del codo ya que su mano estaba ocupada con un destornillador también como arma de defensa.

— Soy Nellen Zoh, él es Kwerts. — Nellen observó a los dos humanos, era evidente que ya había tratado con su especie antes, pero sus ojos se desviaron a los dos sathari del fondo, parecían no tener nada en común uno con el otro, Si Nellen debiera apostar, diría que no son ni de la misma especie. El “soldado” tenia el pelaje totalmente parejo brillante y denso desde su cabeza hasta sus garras, era grande y pesado sin embargo, el sathari del suelo era todo lo contrario. — Altra Koth y Vikar — Aunque se había identificado no sabría quién era quién, ya que las cámaras estaban pintadas — ¿Podéis explicarnos que está pasando? — Los monstral de Nellen no captaron ninguna sensación hostil por parte de los desconocidos embajadores, pero sabía que en este condenado planeta ni siquiera podía fiarse de sus instintos.

La visión de los que bajaron de la nave era deplorable y se notaba que habían tenido un enfrentamiento dificil. Vikar no pudo evitar pensar que solo había visto 3 droides, como para que hagan tanto daño. Esto le hacía preguntarse de las capacidades de los droides o si tal vez habían habido mas atacantes de los que parecía.

Dejó que Altra explique la situación, pero interrumpió la conversación - Deberíamos movernos, los droides fueron por refuerzos y van a estar acá en cualquier momento -

La rampa bajó repentinamente, no esperaba esa jugada. En el interior pudo ver a dos figuras que estaban heridas y a la defensiva con lo que habían podido improvisar. Se acercó a la rampa pero manteniendo una distancia mas que prudente, solo para hablar bien.

-Un placer Nellen Zoh y Kwerts.  Hay droides que atacan a la población local y a todo lo que sea orgánico por lo que parece ¿Es lo que os ha pasado a vosotros? -Señaló al droíde averiado del suelo. -¿Os han atacado droides?-

Cuando el embajador desconocido avanzo uno o dos pasos hacia la rampa, Nellen lo imito.

Estaba herida pero no iba a permitir que nadie que acaba de conocer entrara en su nave.
"¿Crees que nos hemos hecho estos solos?"pensó y quiso contestar. Pero recapacito unos segundos, pensando que quizás fuera el dolor quien hablaba por ella o el odio generalizado a la autoridad.

--- Fuimos a un pueblo que esta de aquí a veinte minutos--- Dijo señalando hacia la dirección del Sathari inconsciente--- fuimos a..--Respiro profundamente -- recoger basura galáctica, no había nadie, y cuando volvimos los vimos, había quizás cinco o seis droides, no nos dio tiempo a reaccionar, abrieron fuego, nos alcanzo y aunque intente disparar con mi arma parece que esta totalmente descalibrada, herí a ese de casualidad--- Dijo volviendo a señalar con el destornillador, como si fuera una batuta---apenas se disparar, Kwerts es objetor de conciencia, ni quiere tocar un arma de fuego.--Aclaro.---¿Como sabéis que van a volver? ¿Sabeis quien esta detrás de esto?

Esta mujer estaba hecha polvo, pero Vikar observó que se movía con desconfianza de ellos así que tomó en sus pertenencias un MedPac y se lo mostró. - Puedo hacerlo yo o... - hizo un gesto dando a entender que se lo tiraba para que se lo aplique ella.

- Sabemos dónde está el ingreso a su "base" y captamos una transmisión en la que relataban el enfrentamiento y solicitaban refuerzos para volver. - Le dió una mirada seria, ella no estaba para aguantar otro enfrentamiento - Así es como los encontramos en primer lugar -

Nellen espera respuesta alguna, y ve que el humano varón que queda más a su derecha descuelga de sus hombros una mochila, sin mediar palabra la abre.

La Togruta espera la mínima señal para mandar a Kwerts acribillarles a punta de cañon láser, sin embargo, cuando el hombre saca la mano de su morral, es un MedPac. Es un pequeño maletín forrado de blanco, con el símbolo de la república grabado, --- Quizás si se han embajadores de la república--- Pensó aunque sabía que no había llegado a donde estaba por suponer cosas.

— Puedo hacerlo yo o… — Argumento meciendo aquel maletín, dando a entender que lo lanzaría. La mujer de piel casi burdeos sabía perfectamente que si lo lanzaba ella no podría cogerlo, pensó en su piloto pero ese trandoshano que era fiel hasta la medula, de comportamientos naturales y transparente, de principio férreos pero la delicadeza no era una de sus facultades, seguramente, si por el Kwerts fuera con la aguja le llegaría al hueso, Nellen no lo podía culpar al fin y al cabo, él estaba cubierto de escamas.

El hombre de la mochila continuo hablando.

— Sabemos dónde está el ingreso a su "base" y captamos una transmisión en la que relataban el enfrentamiento y solicitaban refuerzos para volver.  Así es como los encontramos en primer lugar.

 Nellen necesitaba ir con ellos, no solo para pasarles factura de los desperfectos de su compañero y de su cuerpo, sino porque necesitaba suplir la carencia de dinero que ese pacto no había conseguido. Agradeció no haberle dado la ubicación a Gial, pues no solo se reiría de verla acompañada por presuntos embajadores de la república, sino que ese rumor destruiría más alianzas. Nellen sabía que en su mundo los rumores son más dañinos que la verdad.

— Voy a bajar--- Se limito  a decir entendiendo que prefería que el hombre de su derecha le aplicara la medicina. Avisando, como si tuvieran que tenerla miedo, seguramente fuera por el tipo de gente que había conocido en sitios menos respetables. — Kwerts, coge todo lo necesario, ya me entiendes, vamos a acompañar a esos caballeros y a sus emplumados amigos.

[Música recomendada]

Krewst mira con recelo a los humanos, soltando uno de sus característicos gruñidos guturales, y recoge de de detrás de un contenedor un fusil de asalto que se cuelga al cuerpo. Se mete en la nave y se hace con algo más de equipo antes de reunirse fuera con todo el mundo.

Uno de los sathari recoge a su congénere recién llegado y se lo carga al hombro. Los otros dos le acompañan de cerca mientras se siguen hablando entre sí en tono de discusión, a la vez que esperan que marquéis camino.

Cualquiera diría que con una flora tan densa sería imposible divisar nada a kilómetros de distancia, pero en la noche una luz tan viva resulta difícil de ignorar. Varias ráfagas de fuego se hacen en medio de la nada oscura y recargada del bosque a mucha distancia de donde os encontráis. Llamaradas que no tardan mucho tiempo es comerse todo a su paso, y de las que no hay posibilidad de saber desde dónde provienen y hasta dónde serán capaces de llegar antes de extinguirse.
Los sathari paran su conversación de inmediato y ven con ojos de horror esa luz anaranjada en el fondo. No parecen tampoco tener muy claro lo que hacer.

—Grrrrr... no parece que eso sea una buena señal —el trandoshano baja por la rampa cargado como un sherpa y le deja la parte que le toca a Nellen—.

Se queda extrañado al ver que el tal Krewst recoge de de detrás de un contenedor un fusil de asalto que se cuelga al cuerpo cuando le habían dicho hace escasos segundos que es objetor de conciencia y ni se acerca a una. Lo que diablos signifique objetor de conciencia, en cualquier caso sonríe con una mirada baja.

Si necesita otro arma de fuego puede saquear al droide abatido de allí. -Lo señala.

Guarda en el cinto, escondido tras su capa algo y se cruza de brazos a tiempo de ver un las llamaradas que se convertían rápidamente en incendios con un gesto de lástima. 

- Creo que nuestros emplumados amigos deberían irse, nos podremos apañar desde aquí los cuatro. ¿Como les decimos que se marchen? -Probó a hacer con un gesto de las manos, que se fueran, sin demasiada fé en que funcionase.

Conocía las historias de los Jedis por las guerras pasadas, pero nunca había peleado lado a lado con uno. Esto hizo que cuando Altra dijera que ellos 4 se apañaban, lo miró extrañado.... incrédulo! - Maest... Altra, estoy seguro de que tu podrias con los droides, pero... - señaló a las dos incorporaciones recientes. Una Togruta mal herida y un Trandoshano pacifista - No somos 4. Solo nosotros somos la línea de defensa, Altra. -

Tragó saliva, el no estaba tan convencido del plan. - Estás seguro de que no sería mejor que intentáramos correr y escondernos en la maleza? - Señaló de nuevo a la Togruta - Tenemos que ayudarla también -

Los sathari se percatan de los gestos del jedi que, sumado a los incendios, les empuja a moverse por su cuenta. Al ver que no les siguen, se atan sus bártulos como pueden, cogen carrerilla y se echan al vuelo.

El fuego se hace cada vez más intenso en el horizonte de la jungla, extendiéndose lentamente en todas direcciones.

En cuanto Nellen sube la mirada divisa las llamas embravecidas en el horizonte, una mueca entre desespero y incredulidad se deja ver.--- ¿ Pero podría pasarle algo más, hoy?---Se pregunto. Intenta concentrarse en sus monstral, en lo que siente, pero una vez más están tan sobrecargados que incluso le duele la cabeza.

Observo la conversación entre ambos humanos, al fin pudo distinguir quien era quien, al menos ya no serían el del maletín y el portavoz.

Vio como Altra intentaba ahuyentarlos, agitando las manos pero los emplumados parecía no entender ¿Acaso no se habían comunicado nunca? Pensó un segundo en el sathari que había traído a bordo, pero precisamente no eran conversaciones fluidas lo que tenían entre ambos, si no más bien ordenes a punta de cañón.

—Maest... Altra, estoy seguro de que tu podrías con los droides, pero... No somos 4. Solo nosotros somos la línea de defensa, Altra.Estás seguro de que no sería mejor que intentáramos correr y escondernos en la maleza.--- Y señalando a la Togruta — Tenemos que ayudarla también.

Nellen se pregunto de donde venía tanta afán por ayudarla, ella no se iba a quejar, obviamente. Pero en otras circunstancias, y con otros “tipos” de persona, quizás lo hubieran desvalijado o secuestrado o algo peor. Los chicos buenos casi siempre no acaban bien.--- Se dijo. Y aunque su plan inicial era que la vieran como indefensos, esto podría conllevar a que no la quisieran llevar a esa base. Cosa que no pensaba permitir, si tenía que luchar lucharía, en peores batallas se había metido, pero quería mantener su tapadera lo máximo posible, a ver hasta donde llegaban esos peculiares humanos.

Comenzó a revisar su holo proyector en busca de referencias geográficas - Altra, si hay un momento para intentar algo en esa base... es ESTE - Comenzaba a sudar ya por el calor abrasivo que parecía acercarse. - Deberíamos rodear el fuego y aprovechar que van a estar todos buscando a nuestros nuevos conocidos.- 

Los observó como estudiándolos unos segundos - Pueden moverse bien solos? Porque tenemos que apurarnos -

Tenía que haber una forma de rodear el fuego y volver a la base de los droides. De todas formas, solo con esto ya tenían suficiente información para llevar a Coruscant.