Partida Rol por web

Nellen en su cobertura parcial respira hondo, intentando percibir aquella corriente electrica que le recorre el cuerpo, cuando capta algo. Bajo tierra, sus sentidos son aplificados por los minerales que hacen de caja de resonancia. Aun así no logra nada. Definitivamente Nellen odia ese planeta. 

Tras la primera ráfaga de disparos, la togruta toma la delantera e intenta localizar al enemigo. Lastimeramente, las vetas del subsuelo dispersan demasiado su señal de resonancia natural como para captar a los droides. Vikar se lanza a la carrera y consigue atraer el fuego enemigo son recibir daño, aunque ahora se encuentra separado del grupo tras una cobertura al otro lado de la sala.

Krewst se espabila y aprovecha que los droides quedan al descubierto para disparar una ráfaga con su fusil, que consigue impactar a uno de ellos. Por la potencia de ese arma es posible que la hojalata ya esté en las últimas.
Ambos droides responden abriendo fuego en dirección a los disparos. Altra fuerza una defensa con su sable que le evita de recibir daño, pero que ante los láseres le hace imposible quedarse donde está y se aparta. El desafortunado trandoshano es tiroteado, lo que le deja con la única opción de buscar cobertura y atender sus heridas.
Los droides vuelven a desaparecer entre la oscuridad.

Estas unidades son mucho más despiertas que las que fulminásteis en medio de la jungla, y no parecen tener intención de dejarse atrapar.

Vikar, majadero... -Si alguien debía estar en primera fila era un jedi por mero sentido común, el puede defenderse, un humano con un blaster no.

No le quedaba mas remedio que salir al encuentro de esas hojalatas si quería que su compañero no muriese en aquella húmeda y calurosa tumba. Con el sable encendido y en pose de defensa del primer estilo avanzó con intención de acabar con ellos. Por suerte estos droides aunque parecen mas astutos que los de hará un rato también parecen menos, como si fueran droides guardianes.

En la cabeza solo podía pensar en los detonadores que tenía y como deseaba fritar a esas hojalatas. Pero no había forma de garantizar que la estructura no sufriera daños. 

Hizo por lo tanto lo que mejor sabía hacer, tomó una posición de combate y se dispuso a disparar a los droides ni bien salieran de la cobertura. -Trandoshano! Estás bien?-

Nellen frustrada al recibir distorsiones en su montral, observa que la suerte de Kwerts no es mucho mejor que la suya, un repliqué de quejidos indican que al trasdoshano le han vuelto a herir, y no sabe la gravedad del asunto. 

Nellen, se encuentra iracunda, dos veces¡ Dos putas veces!. Y comienza a pensar.  La Togruta, no puede percibir a los droides pero si saben de donde vienen los disparos. Tienen ventaja porque saben donde estamos, pero..

¿Y si crea una pequeña ráfaga de luz? Una pequeña distracción, para que el Yedi pudiera avanzar aunque sabía que según lo activara, sería foco de los disparos.  Abre aquella mochila que Kwerts había equipado. 

-Por Favor que este, que este...-Dijo más para ella que para sus adentros- Entre los tanteos de sus frías manos encuentra un arma,  se trata de una pistola de bengalas de emergencia,  ese tipo de bengala que  se dispara al cielo y emite una luz.  Si disparaba hacía ellos, en el mejor de los casos, le haría daño y en el peor al menos alumbraría lo suficiente para que el yedi supiera exactamente donde avanzar.

Dispara casi rezando más a sus dioses que a fiarse de su puntería y parece que acierta. 

-¡Ahi Yedi!- Grita a todo pulmón

Nellen dispara la pistola de bengalas apuntando en la dirección de la que vienen los disparos. La luz rojiza atraviesa la estancia y revela completamente por unos segundos a los dos droides: cabezas angulares, extremidades cortas y numerosas y subfusiles láser acoplados a sus extremidades inferiores. Al estar iluminados se revuelven sobre sí mismos de manera extraña y errática, e intentan esconderse de nuevo en la oscuridad.

En esas, Vikar apunta a uno de ellos y le incapacita tras dispararle en varias partes de su estructura con puntería magistral, evitando dañar la matriz central. El jedi actúa casi a la vez, lanzándose y acabando de un solo sablazo con el robot restante. El acero se derrite y enfría en el momento al contacto de la espada, y el mamotreto de metal cae al suelo.

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El trandoshano intenta aguantarse los quejidos, pero acaba por gritar. Se retuerce en el suelo mientras suelta algo en su lengua natal.

Una luz parpadeante muy familiar se activa en la unidad, que intenta poco a poco acercarse a la salida. Una manipulación sencilla desbloquearía sin problema sus comunicaciones.

Otra vez otra de estas porquerías estaba a punto de explotar y no sabíamos qué tanto podían resistir estas paredes rusticamente construidas.

Pero tal vez podíamos detenerlo, así que me acerqué rápidamente al droide para ver si algo podía hacerse al respecto.

Buen disparo embajador -Dijo para amenizar tan desagradable ambiente de oscuridad, humedad, ataques furtivos y malos movimientos.  -Pero jugada muy arriesgada para mi gusto.

El lagarto comienza a gritar y maldecir en su lengua, así que con gesto ceñudo se acerca a este y suspira, le habían dado, era imposible no contar con muertos y heridos. -Voy a tratar de sanarte pero necesito que te estés quieto, como un campeón.

Extiendo mi mano sobre la herida de blaster y focalizo el lado luminosos de la fuerza, imagino las células regenerares a ritmo acelerado. La vida volviendo a la vida.

Mientras recuperáis el aliento, el comando se acerca al droide con cautela. El robot sigue su intento de huida hasta que parece fallarle algo en su sistema que lo deja inutilizado para el movimiento. Una vez consigue acercarse lo suficiente, la luz roja parpadeante se torna ambarina, y una voz comienza a sonar en el lugar.

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—Ahora que por fin han finalizado las hostilidades, sigamos con la diplomacia. —Una voz grave y mecánica, fría como el acero, se proyecta desde el droide. De alguna manera, quizá por su dicción o la manera en que simula su monotonía en el habla, resulte más orgánica que un droide cualquiera— Soy al que conocen como Prizchtus, el primero de entre los míos, comandante en jefe de esta avanzadilla derrotada y de los otros miles que se encuentran a mi disposición. Que se acerquen los embajadores republicanos, si hacen el favor, y comencemos las negociaciones.

Nellen cuando se asegura de que los hostiles están abatidos, corre en dirección a su compañero caído. 

Cuando llega detrás de los objetos donde su compañero estaba, le ve con una mano haciendo presión en la herida. 

-- Desde cuando te has vuelto tan aficionado a recibir balazos- Sus palabras iban por un lado cómico, para quitar el hierro al asunto,  pero en su rostro mostraba preocupación. Con un poco de fuerza le ayudo a reincorporándose dejando la espalda de lagarto en la pared. 

Altra se acerco a nosotros, pidió a Kwerts que se quedara quieto que iba a curarle. Nellen se cuestionaba que ese hecho se diera a dar- ¿Tan fuerte es? - Pensó.  Sim embargo, no  se separo de su compañero. 

Observo a Altra ante el mensaje. Un poco confundido sobre lo que acababa de suceder. Acaso un Droide quería tener charlas diplomáticas y acababa de hacer una amenaza encubierta? -Aqui estamos, señor Prizchtus- hice una pausa, esperando que se me ocurriera algo interesante para decir... pero nada vino a mi mente.

-Qué se supone que fué esto, Prizchtus? Por qué quemar la selva de esa manera tan descarada?- Lo siento mucho, Altra... tal vez fui muy directo, pero la conversación con sonrisa falsa no es mi fuerte.

Se acercó a la fuente de la voz sable en mano pero desactivado y con los brazos cruzados mientras escuchaba a Prizchtus y  Prizchtus y Vikar comenzar la conversación, yo prefiero en la medida de lo posible mantenerme al margen y analizar.

Luego volvería a intentar curar a Kwerts  tras la conversación.

La voz del tal Prizchtus parece provenir de una señal bastante lejana, por lo que la comunicación se altera ocasionalmente con algunas interferencias. Aún así, podéis captar a la perfección sus palabras.

—Sí, creo que podemos empezar por discutir mis motivaciones. Una explicación pormenorizada será suficiente: la vida biológica es una amenaza, por su propio origen y relación con el Universo mismo. Su compañero, el jedi, seguro que puede entender la relación entre estos elementos. Mi misión es librar la existencia del mal que representa esa esencia que envuelve todo lo viviente; y aunque no sea del todo de mi agrado, la única manera es destruyendo a cualquier ser biológico dependiente de esa relación.
Los incendios, por otro lado, solo eran un medio táctico para avanzar mi campaña sobre el planeta.

Krewst parece estar en mucho mejor estado después de la cura de Altra.

Al jedi se les escapó un gesto de exasperación y una rodamiento de ojos, les había tocado enfrentarse a un psicópata genocida de toda forma de vid con aires de salvador del mundo y justa cruzada. De sus favoritos sin duda.

Ni se iba a molestar en comenzar un debate filosófico con un individuo así, los droides ya no eran una amenaza inmediata pero la humedad y el sofoco si, aparte de tener un herido.

-Bien, ahora que hemos hecho las presentaciones, has expuesto tus motivaciones, tus modos y queda clara nuestra mutua relación de antagonistas. ¿Qué quieres negociar?

Nellen observa la conversación algo alejada, más pendiente de Kwerts  que del individuo en llamada. Sin embargo no puede evitar oír la pretensión de un homicidio.  En su estilo de vida, había conocido a gente de dispareja mentalidad y a otra que ni siquiera tenía mentalidad alguna, y sabía perfectamente que el uso de las palabras era muy importante. A Nellen  le llamo la atención la frase " y aunque no sea del todo de mi agrado" y comenzó como si fuera una mente fuera un mecanismo a preguntarse que trasfondo tendría ¿Si no la agrada porque lo hace? ¿ Estará obligado por alguien? ¿ Si él es un ser vivo que le diferencia de los demás para ser exterminado? Nellen, sabía que no era su batalla, y no quería meterse en ella, dejo hablar a los dos embajadores.  Pero oír la palabra negociación contra un presunto genocida le produjo una cara de mohín. 

Tenía ganas de decirle tantas cosas al droide, estaba furioso de saber que otro maníaco se encontraba suelto y jugando al conquistador, pero dejó que Altra siga hablando a partir de ahí. Pero tenía tantas ganas de decir algo...

Al demonio con eso, ahora lo mejor era intentar localizarlo porque de nada iba a servir empezar a ladrar al aire, me ubiqué junto al droide y empecé a hacer lo posible para obtener la localización de esa señal.

—Lo que pretendo negociar es la rendición incondicional de la República, por supuesto. Si acceden, serán agregados al programa de conversión en Inteligencias Mecánicas Autónomas, y así evitar un derramamiento de sangre innecesario. En caso contrario, el exterminio será total; aunque perdonaremos a los desertores y civiles sumisos, no se preocupen. De todos modos, aunque presupongo que tiene toda la confianza de sus superiores como para ser representante de la propia República, le puedo ceder unos minutos en caso de que necesite consultarlo con ellos. —La voz calla hasta que la vuelvan a reclamar.

Al intentar rastrear el origen de la señal, Vikar se percata de que las interferencias que existían antes en las comunicaciones a larga distancia, se disipan. Logra establecer conexión no con una, sino con hasta siete señales origen distintas que coinciden con la del droide. Están demasiado bien codificadas como para siquiera intentarlo, y desde su muñequera no puede realizar la labor de localizarlas espacialmente. Para hacerlo deberá conectarse a una mesa con carta estelar integrada. Cualquier nave más grande que una cápsula de escape suele contar con al menos una.

Por su parte, Krewst se intenta levantar, aunque con mucha dificultad. La cura parece haberle ayudado bastante, pero el dolor del shock tardará rato en pasarse.

Nellen al ver que su compañero puede moverse un peso se le quita del corazón, Nellen se acerca a los dos representante de la república junto con su compañero y en el fondo se alegra de no tener ese cargo. 

Escucha cada una de las palabras que el holograma dice con asombro cada vez mas mayor, y la palabra "zumbado" se le cruza por la mente.

Cuando la voz corta su emisión esperando respuesta, mira a los dos humanos, en silencio. Millones de chistes y chascarrillos se le cruzan por su mente, debido a la tensión del momento pero se quedaran en su mente,  no tiene la suficiente confianza aún. Para evitar soltarlos se pone a buscar por la sala algo de valor que llevarse al bolsillo, alguna pieza cara, alguna tecnología anómala, algo de explosivos o quizás armas.