Partida Rol por web

-¿Mi identificación? Interesante, eso significa que planeas colarte en un lugar con acceso restringido… -dice la zeltron de forma pensativa- ¿Qué tipo de información clasificada buscas? ¿Transacciones bancarias, rutas comerciales o datos sobre algún negociado turbio del Consorcio?

Antes de que puedas responder, notas que Veexa parece ponerse en alerta.

-Alguien viene -te dice para luego dar unos pasos y colocarse tan cerca de ti que puedes sentir su respiración- Sígueme la corriente y una vez me vaya, búscame en el extremo sur del pasillo.

Acto seguido, la mujer coloca una mano en tu cintura mientras que con la otra revisa sutilmente tus bolsillos. Sin embargo, no te roba ninguna de tus pertenencias, sino que se limita a quitarte la tarjeta magnética que te había entregado.
Ni bien la zeltron termina, la puerta del camarote se abre y por ella ingresa un hombre que no tardas en reconocer, se trata de uno de los dos pasajeros que se encontraban en la barra y de los que “rescataste” a Veexa. Al darse cuenta de vuestra presencia, el hombre abre los ojos a causa de la sorpresa y comienza a gritaros.

-¡¿Que significa esto?! -exclama el hombre- ¡¿Qué hacéis en mi camarote?!

La zeltron mira al desconocido fingiendo sorpresa y luego se gira hacia ti, aunque ahora con una clara indignación que sabes que también es fingida.

-Hijo de… -de repente Veexa te lanza un bofetón que da de lleno en tu mejilla y resuena por toda la sala- ¡Me has mentido otra vez! -te grita la mujer para luego darte un fuerte empujón en el pecho que hace que trastabilles, pero aún así logras mantener el equilibrio y seguir de pie- Eso de que te dieron el ascenso a jefe de técnicos y un camarote solo para ti y tu asistente no es más que otra mentira tuya… De seguro debes sigues en el mismo puesto de siempre y compartes camarote con todos tus compañeros…

Tras lanzar un breve grito de indignación, la zeltron se aleja de ti y se acerca al hombre.

-Le pido disculpas por todo esto, no sabía que el camarote era suyo… -inmediatamente Veexa le entrega al desconocido la tarjeta magnética- De seguro ésta tarjeta se le debió caer del bolsillo a su compañero y éste maldito desgraciado la cogió del suelo y se aprovechó de la situación -luego de dedicarte una mirada fulminante, la zeltron agarra suavemente las manos del hombre- Y no se preocupe, yo misma redactaré un informe y haré que éste idiota pague las consecuencias. Nuevamente, le pido disculpas. Qué vergüenza…

Fingiendo el llanto, Veexa se marcha rápidamente de la habitación mientras que tú te quedas inmóvil en el lugar, en parte porque toda la situación te ha pillado por sorpresa y en parte porque la zeltron es tan buena mentirosa que incluso tú te quedas pensando si todo lo que dijo es verdad… Aún así, terminas por reaccionar y tras balbucear una disculpas, te marchas del camarote aunque antes de que puedas hacerlo, el hombre te detiene y te agarra del borde del chaleco que llevas.

-Lárgate de aquí -te dice de forma amenazadora- Y como vuelvas a meterte donde no te llaman, haré que termines picando piedra en un asteroide perdido en el Borde Exterior.

Ni bien el hombre te suelta, sales de la habitación aunque no sin quedarte pensando si la amenaza fue por haberte colado en su camarote, por haberte llevado a Veexa cuando ella estaba hablando con él, o por ambas cosas.

Una vez en el pasillo, comienzas a andar hacia el sur hasta que finalmente encuentras a la zeltron junto a una puerta. Sin embargo, antes de que puedas hablar con ella, la investigadora les echa un vistazo a los alrededores y tras comprobar que no hay nadie viendo, abre la puerta y te empuja dentro. A diferencia de la vez anterior, ahora los dos no os encontráis en un espacioso camarote sino más bien en un estrecho cuarto de limpieza de menos de dos metros cuadrados.

-Te pido disculpas por todo lo que hice, era necesario para salir de ahí sin causar un escándalo que involucrara a la seguridad de la nave. Y por lo rápido que has llegado, imagino que ha funcionado y que Osalid no te ha dado problemas ¿verdad? -te dice la mujer- Y sobre todo me disculpo por la bofetada, creo que me pasé un poco y te di con bastante fuerza -agrega mientras te acaricia con suavidad la mejilla.

Luego de un breve instante en silencio, Veexa vuelve a hablar.

-Estuve pensando en lo que dijiste y tengo una propuesta que hacerte: Estoy dispuesta a darte mi cilindro de códigos, pero antes tengo que saber dos cosas -dice la zeltron con seriedad- En primer lugar, quisiera saber para quien trabajas. Puedes guardarte para ti el nombre de tu organización, pero por lo menos dime a que se dedica; una nueva identidad es tentadora pero no si termino en manos del Sol Negro o de los Hutts, no me apetece convertirme en una esclava y acabar bailando para una babosa gigante… -al mencionar esto último, Veexa se sacude como si un escalofríos le hubiese recorrido por toda la espalda- Y en segundo lugar,  necesito saber cuándo actuaréis y si tú y tu gente tienen en verdad los recursos para facilitar mi huida. En cuanto a los mandamases del Consorcio se les ocurra comparar los datos del localizador con los de mi identificación y descubran que ésta se ha usado en un lugar en el que no estuve presente, me caerá una buena y terminaré en prisión o peor, muerta. Por eso, necesitaré huir antes de que eso suceda -te explica la zeltron- En otras palabras, necesitaré pasta. Conozco a un doctor retirado que vive en Nyriaan y que podrá retirarme el chip a cambio de unos cientos de créditos ya que me debe un favor, pero aún así necesitaré bastante pasta para sobornar al capitán de algún carguero o para pagarle a un contrabandista para que me saque del planeta -agrega la mujer de piel rojiza- Sin embargo, los créditos que pido solo serán un préstamo. Todavía tengo contactos que me deben dinero y podré devolverlos en poco más de un mes estándar.

 - No puedo decirte exactamente para quien trabajo exactamente, por razones de seguridad, tanto tuya como para esa persona, pero puedo decirte que no se trata de ningún grupo criminal. - La tranquilicé dulcemente. - ¿Cuantos Créditos necesitarías para poder escapar, exactamente?.

 Con poder ayudarla sería suficiente, no me importaba que luego no me lo devolviera. Pero siempre estaba bien que alguien fuera libre del yugo imperial, aunque fuera indirectamente.

-Eso no me tranquiliza mucho, después de todo la etiqueta “criminal” es bastante subjetiva… -te dice Veexa para luego lanzar un suspiro- Aun así, eres la mejor opción que tengo para escapar así que supongo que tendrá que bastarme con tu palabra -agrega esbozando una media sonrisa- En cuanto a los créditos, no estoy del todo segura pero supongo que con dos mil será suficiente para sacarme el rastreador y escapar del planeta, aunque también necesitaré un chip de crédito con una cuenta que no esté vinculada al Consorcio o de lo contrario podrán seguirme revisando los gastos que haga…Y por último, te aviso que el intercambio lo haremos una vez que atraquemos en Nyriaan, no porque no me fie de ti sino porque necesitaré mi cilindro de códigos para bajar de la nave.

Tras hacer una breve pausa para que pienses en lo que acaba de decir, la zeltron vuelve a hablar.

-Si todo eso te parece aceptable ¿tenemos un trato? -te pregunta mientras te tiende la mano.

 Asentí conforme:

 - Trato hecho. Cuando me des el cilindro de códigos, una vez que lleguemos a nuestro destino, y bajemos de la nave, te daré los Créditos. Una petición, por favor, si necesitara una manera de ponerme en contacto contigo en el futuro, ¿podría hacerlo?.

-Así que quieres volver a verme… ¿Es por mi irresistible encanto o porque quieres qué devuelva los créditos? -bromea la zeltron y luego de lanzar una suave carcajada, continúa hablando aunque con un tono más serio- Todo depende de si consigo escapar de Nyriaan y llegar a un refugio seguro en el Borde Exterior antes de que los imperiales me encuentren. Aún así, quédate tranquilo que haré todo lo posible para que tengas noticias mías, además tengo que devolverte la pasta, que soy de las que no le gusta tener deudas.

Tras terminar de hablar, por lo menos por ahora, la zeltron y tu pegáis la oreja en la puerta del cuarto de limpieza y luego de estar seguros de que no hay nadie en los alrededores, salís de éste lo más rápido posible. Una vez en el pasillo, regresáis a la sala de estar de la nave y mientras que Veexa vuelve a ocupar su mesa, tú te dedicas a buscar a tus compañeros pero no los encuentras por ningún lado, ni a ellos ni al resto de los investigadores, ni siquiera en los reservados.
Después de hacerle una rápida visita al comedor, el cual sin contar a los trabajadores de la cocina y a unos pocos rezagados que todavía no almorzaron se encuentra completamente vacío, decides ir a vuestro camarote pero nuevamente no hallas ni un solo rastro de tus compañeros. Imaginando que los demás están ocupados y que usar el comunicador podría perjudicarlos en lo que sea que estén haciendo, decides quedarte en el camarote y esperarles.

Habiendo pasado poco más de una hora, en la cual te entretuviste meditando o mirando las noticias de la holonet, finalmente decides hacer algo y utilizas el comunicador para llamar a tus compañeros. Tras una breve charla en la que éstos te informan que se encuentran en el camarote de los investigadores, cortas la llamada aunque no sin antes de que Ray te pase el código de acceso del panel de la puerta.
Sin perder más tiempo, sales de vuestro camarote y, después de asegurarte de que no hay nadie en los pasillos que pueda verte, utilizas en código para abrir la puerta y así ingresar en la habitación de los investigadores.

Una vez que termináis de discutir que hacer a continuación, vuestros comunicadores reciben una llamada y al atenderla os dais cuenta de que se trata de Dacen. Tras decirle donde os encontráis y pedirle que se reúna con vosotros si ya se encuentra libre, cortáis la comunicación aunque no sin antes de que Ray le pase los códigos de acceso de la puerta.

Unos escasos minutos después de vuestra comunicación, la puerta del camarote de los investigadores se abre y aunque por instinto lleváis vuestras manos a las armas, al ver que se trata efectivamente de Dacen os relajáis.
Por primera vez desde el almuerzo, volvéis a estar todos juntos y por eso es momento para que os pongáis al día y discutáis vuestro siguiente paso.

La mano que estaba sobre el blaster se aparta de él y miro con una sonrisa pícara al Jedi. ¿Qué tal con la zeltron?

Iba a añadir algo más pero mejor me lo callo, no sea que le siente mal. Pero es que está tan a huevo lo de si le habrá sacado brillo a su espada... Pero no, mejor espero respuestas.

- Ayuz y yo tuvimos que lidiar con el amigo celoso de la Zeltron, y luego darle unos tiros a los pobres viejos para dejar a todos dormidos. Así que espero que lo hayas solucionado todo, y sin fabricar pequeños Dacen por el camino.

 Puse los ojos en blanco, ante los comentario lascivos de las dos féminas, que estaban fuera de lugar, antes de responder:

 - He llegado a un acuerdo monetario con ella. Por lo visto es una trabajadora forzosa y, a cambio de su identificación, le daré una determinada cantidad de créditos, para que pueda extraerse el chip de control que tiene y poder desparecer del radar de la empresa y del Imperio.

Me quedo pensando en la respuesta de Dacen. ¿Y no te has planteado la posibilidad de meterla en el entorno de la resistencia? Quizá junto al dinero puedes colarle un papel indicando alguna persona que le puede ayudar, y luego avisaríamos a esa persona para que esté atento.

 - Por precaución y por la mantener segura la misión, no le he dicho para quien trabajamos, pero la he estado tanteando con a idea de que pudiera trabajar con nosotros. - Respondí. - Pero parece que por ahora solo quiere desaparecer del mapa. Tal vez más adelante, cuando esto termine y podamos ser más abiertos con ella, se lo replantee.