Partida Rol por web

Eh, chicas, ya habéis terminado aquí?

BK había aparecido de repente y había comenzado a hablar como un vendabal.

-Yo me he apuntado a esgrima. ¡Menuda seriedad la que tiene esa Kaname! Fran se ha quedado con ella, pero la verdad es que yo no tenía muchas ganas. Ya estaré más tiempo cuando tenga que practicar. Además, os estaba esperando. ¿Vais a apuntaros a fotografía?

Sonreí levemente cuando Yaya dijo que cuidaría de mi y que me ayudaría cuando lo necesitase. Y asentí cuando dijo que nos ibamos ahora al club de fotografía -S-si va-vamos... no m-me quiero quedar fu-fuera...- dije con ganas de acompañar a mi compañera de cuarto para el club. No quería perderme la oportunidad de ir ahí.

Mientras salíamos, BK llegó a donde estabamos con toda esa energía que tenía siempre encima. Se había conseguido apuntar... pero la presidenta era muy seria, cosa que no me sorprendía después de verla -E-entiendo... nu-nuestra pre-presidenta del club d-de Arco e-era más si-simpatica y co-comprensiva...- le fui comentando a la chica. Cuando dijo que nos había estado esperando y si nos iriamos para ir al club -S-si, ibamos al club a-ahora... va-vamos todas ju-juntas si quieres- terminé diciendo. Después de esto me encantaría ir ya al club... ¡No quiero quedarme sin plaza!.

Era verdad que Fran había hecho una promesa y debía de cumplirla, aunque eso no quería decir que fuera a estudiar durante toda la tarde. Dudaba mucho que Shion quisiera perder tanto tiempo con ella, incluso si era muy buena con la peliblanco. Por ende, había asumido que no haría falta comprometer toda la tarde a ello, si bien... Kaname tenía razón, se lo había prometido, por lo que debía de mantener fiel a su palabra por completo, por más que no quisiera estudiar demasiado... Odiaba estudiar. Tal vez, podría distraer a Shion para hacer alguna otra cosa y hacer algo divertido, en vez de tener que aburrirse a muerte haciendo los deberes. De cualquier forma, asintió, dándose por vencida ante las palabras de la presidenta, puesto que tenía razón. - Sí... aunque me voy a aburrir mucho estudiando. Detesto estudiar... pero Shion quiere que haga el esfuerzo. - No pudo evitar sonreír respecto al detalle de la "motivación", según la preciosa chica. Era verdad, tocar con ella era una buena motivación.

No obstante, la mención, por parte de la presidenta, respecto a que aquello era un problema de ella... no hizo más que amargar un poco a la guitarrista, ya que ella no estaba de acuerdo con eso. No era una obligación que una debiera de enfrentarse a los problemas por su cuenta, para esos estaban las amigas, para ayudarse cuando la otra lo necesitaba. Al menos así era como pensaba la peliblanco, si bien estaba claro que Kaname pensaba lo contrario, que aquello era una carga que ella debía de soportar por su cuenta. A Fran le parecía algo muy triste, y realmente deseaba ayudarla, pero si la chica no se dejaba ayudar, no había mucho que pudiera hacer al respecto... no por el momento. Tendría que esperar hasta que pudiera hacer algo, que su acción o sus palabras contaran para hacer una diferencia en la problemática de la presidenta del club. No iba a dejar que una amiga sufriera, si podía evitarlo, ella era demasiado leal como para ignorar esa clase de cosas, y Kaname le caía muy bien.

- Sí, lo sé... Haré los ejercicios... y te avisaré por el móvil cuando me desocupe. - Le aseguró un tanto molesta, no con Kaname, sino con la idea de tener que estudiar. Se notaba que era algo que le desagradaba bastante. No había duda de que era realmente irresponsable para esa clase de cosas. Aún así, estaba contenta por el hecho de que la presidenta la hubiese perdonado, incluso si Fran pensaba que no debería de haberlo hecho. Después de todo, había hecho que pensara en cosas que no hacían más que herir a la elegante joven. - Gracias por perdonarme, aunque... no deberías decir que es sólo tu problema, Kaname. Me agradas, y no me gustaría que te hicieran daño. Si alguna vez necesitas ayuda, sólo tienes que decirlo y te ayudaría con gusto, ¿está bien? - Prometió en un tono serio, que dejaba en claro que no la dejaría abandonada si ella realmente necesitaba su ayuda. Si tenía que darse de golpes con alguien para ayudarla, sería incluso más sencillo para ella... porque las palabras no se le daban muy bien.

- Si dices que no tengo que preocuparme por ahora, no me preocupo... ¿Vas a seguir esperando a que alguien venga a apuntarse? Había pensado en apuntarme a otro club pero creo que no lo haré. Estoy contenta aquí. - Afirmó mientras dejaba de abrazarla ya que parecía que estaba mejor que antes. Tendría que disculparse con sus amigas, ya que al final no se apuntaría a otro club, al menos no al de cocina, ya que eso significaba que tendría que ver de nuevo a Momomi... con Mitsuki, y eso no haría más que abrirle la pequeña herida en su ser. Por otro lado, no sabía si Kaname pensaba quedarse allí un poco más, o si tenía otras cosas que hacer. No quería limitarla, pero si necesitaba su compañía, se quedaría allí todo el tiempo que necesitara, más luego cómo la había incomodado con lo que había dicho antes.

El abrazo de Fran había sido toda una sorpresa. Todo su cuerpo se estremeció y Kaname supo que no era únicamente por lo inesperado del acto, sino también porque todo su cuerpo había reaccionado ante aquella demostración de calidez. Así que cuando Fran se separó y Kaname se giró hacia ella, los ojos de ambas se encontraron en un lugar más allá de las palabras, entre el amor no expresado y la amistad recientemente demostrada. 

Aquel era un camino al que Kaname no estaba acostumbrada y que hacía mucho tiempo que no recorría. ¿Sería... posible? No, no podía ser aquello. ¿O sí?

Las palabras de Fran rompieron el hechizo y Kaname recuperó parte de su consciencia, sonriendo ante los comentarios sobre que se iba a aburrir mucho. El nombre de Shion le explicó también muchas cosas. No solo era la representante de Spica, sino también una buena chica que se preocupaba en verdad por las demás. Exageradamente seria en cuanto a lo de estudiar, no se le podía criticar por algo así, y precisamente Fran era de las que necesitaba a alguien a su lado continuamente para poder seguir avanzando, aunque... quién podía asegurar que era mejor aprobar qué suspender. Ser guitarrista de éxito no dependía siempre de obtener unas buenas notas.

Si alguna vez necesitas ayuda, sólo tienes que decirlo y te ayudaría con gusto, ¿está bien?

-Claro. Cuento contigo para que me animes -le aseguró.

¿Vas a seguir esperando a que alguien venga a apuntarse? Había pensado en apuntarme a otro club pero creo que no lo haré. Estoy contenta aquí. 

-Tengo que quedarme. Es mi obligación esperar a ver quién más se apunta. Normalmente son pocas alumnas las que entran en el club, cuatro o cinco como mucho, pero es suficiente para mí. En cuanto a ti, si no te apetece apuntarte a otro club, no lo hagas. Pero me da la sensación de que hay algo que no me estás diciendo. Como yo no te he contado todo lo que me ocurre, no te pediré que tú lo hagas, pero recuerda lo que te dije antes. La verdad a veces es dolorosa... pero es preferible a una mentira, y sea lo que sea que te ocurre, es mejor afrontarlo que huir de ello.

Kaname agarró una mano de Fran esperando que no se sintiese demasiado violenta por ello, y la acarició suavemente.

-Gracias por estar aquí -le dijo finalmente, sonriéndole con ternura -. Si quieres quedarte conmigo, puedes hacerlo, y si no, nos veremos mañana. Cómo prefieras.

¡¡Perfect!! -exclamó BK, con energía, como siempre. Agarró a Yuki de un brazo y las tres se dirigieron hacia Le Rim, para apuntarse al club de fotografía.

Nagisa apuntó el nombre de Mai y después miró a Ruby. Parecía estar en las nubes, algo que habitualmente le sucedía a ella también. 

Pensó que por lo menos, ya tenía a una estudiante en su club y que podrían escribir y leer poesías, historias de aventuras, románticas, y cualquier otra cosa que ellas quisieran, así que de pronto se sintió feliz por haberse decidido a presidirlo. Era mucha responsabilidad.

¿Tienes pensado escribir sobre algún tema o género completo, Mai-chan?

N-Nagisa -sama -la nombró sonrojada, debido a que se había quedado en las nubes- ¿Podrías apuntarme?

La peliblanco debía reconocer que había disfrutado la cercanía que le había garantizado aquel abrazo. Lo había hecho por una cuestión de reconfortar a Kaname, tras el error de su parte al insistirle con el tema de conversación anterior, si bien... no podía negar que se había sentido a gusto en ese momento de calidez, ni hablar del precioso perfume de la presidenta, que la habría motivado a continuar abrazándola, si no fuera porque aquello habría sido bastante raro, y sin duda incómodo para la elegante joven. Tal vez, había sido una necesidad en su ser, para distraerse de lo que había sucedido con Momomi, o podía ser que era porque la chica le agradaba mucho. Sea lo que fuese, se había sentido a gusto, y le había sido difícil separarse de ella. Basta decir que, romper aquel contacto visual con los ojos de la muchacha, había sido aún más difícil.

No obstante, al final, se había apartado lo suficiente para no incomodarla, ya que lo que menos deseaba era hacer algo que Kaname, posiblemente, no disfrutaría. Incluso el hecho de que se hubiera estremecido con aquella acción por parte de la guitarrista, había hecho que Fran pensara que no deseaba su abrazo. O al menos eso había imaginado, antes de escuchar a la presidenta decir que contaría con ella cuando necesitara animarse. Por un instante, se sintió muy feliz al saber que la chica dependería de ella, en el caso de ser necesario, más cuando realmente deseaba ayudarla y ser un pilar de apoyo para ella. - ... Claro. Estaré allí para animarte. - Prometió contenta, esbozando una sonrisa cálida, antes de mirarla a los ojos para dejar en claro que hablaba en serio. Jamás había abandonado a alguien que ella quisiera y deseara ayudar. No dejaría que aquella fuera la primera vez.

De cualquier modo, su momento cálido con la muchacha, no tardó mucho en desvanecerse en cuanto Kaname volvió a hablarle. Lo primero no había sido un problema, ya que la guitarrista comprendía que su amiga debía de hacerse responsable de su club, y eso era algo que admiraba de ella. No, el problema había sido lo otro que había dicho, lo que hizo que pensara en algo en lo que prefería no pensar, ni mucho menos recordar. Sí, tenía razón, era mejor la verdad antes que la mentira. El engaño nunca era bueno, y lo único que habría hecho sería envenenarla por dentro. La verdad era preferible incluso si dolía... pero ella no había querido una mentira, ni mucho menos la verdad, sólo había querido que Momomi estuviera con ella. Había pensado que existía esa posibilidad con ella, y se había encariñado con la idea... para luego descubrir que no era así, que había imaginado algo que no era, que nunca había sido. Mitsuki se había quedado con el corazón de la chica que le gustaba, y eso le dolía.

Aún así, no le gustaba la idea de mentirle a Kaname, ni mucho menos ocultarle algo, incluso si ella no deseaba hablarle sobre su familia. No le parecía correcto, y, por su parte, la peliblanco no haría algo así, no cuando ella podía ser bastante directa en esas cosas, incluso si dolía pensar en ellas. No pudo evitar suspirar un tanto triste, ante de sentir la caricia que la presidenta le había dedicado justo en ese momento, provocando un leve rubor en las mejillas de la peliblanco. Tenía que reconocer que no se había esperado ese trato tan dulce por parte de la joven, aunque no iba a decir que no le gustara. Hacía más fácil expresar lo que quería decirle. - Dije que te haría compañía ¿no? No voy a dejarte sola aquí. Yo también soy parte del club. - Le aseguró en un tono que intentaba demostrar que estaba bien, pero que era claro que no lo estaba, al menos no luego de tener que aceptar que lo que había dicho Kaname era la verdad.

- No te voy a ocultar nada. No me gustaría hacerlo. Te dije que me agradas. - Volvió a aclararle, para que la presidenta pudiera comprender lo que eso significaba para ella. Fran no le ocultaba nada a las personas que quería. - Además, supongo que fue una tontería... me gus-... me gustaba una chica pero... no aceptó mis sentimientos. La tonta fui yo por creer que había algo cuando, en realidad, a ella le gustaba otra. - Le explicó con cierto pesar, aunque sabiendo que tendría que olvidarse de ese sentimiento que no hacía más que arruinar su humor. Por el momento, apoyó su otra mano con delicadeza por encima de la de Kaname, con la intención de reconfortarse un poco con aquel gesto cálido por parte de la presidenta. No había duda de que era una buena persona. En cuanto a ella, la peliblanco prefirió no mirar a los ojos a la presidenta, ya que le daba vergüenza hacerlo luego de haber expresado lo que la había preocupado anteriormente. - Igual, ahora estoy un poco mejor... Tienes razón, es mejor la verdad. - Dijo mientras recuperaba su humor anterior, disfrutando aún de aquel bello contacto con la piel de la joven. Por alguna razón, se sentía bastante a gusto. Como si sus problemas se hubieran despejado en cierta forma de su mente.

Nagisa oyó como la chica pelirroja, Ruby, le pedía tímidamente que le apuntara y fue como si todo a su alrededor se volviese brillante y luminoso.

-¡Claro, ahora mismo! -le dijo Nagisa, corriendo a anotar su nombre. 

Mientras tanto, le hizo la misma pregunta que a Mai.

-¿Tienes alguna idea sobre lo que quieres escribir, Ruby-chan?

Yuki, Yaya y BK caminaron tranquilamente hasta llegar a Le Rim. Al igual que en las otras escuelas, había bastante movimiento en ella, con chicas entrando y saliendo, hablando de clubs y de las actividades que debían hacer. Al igual que ellas, seguro que también tenían deberes que hacer, pero aquella tarde todas estaban demasiado emocionadas para encerrarse en sus cuartos a trabajar, aunque sabían que tendrían que hacerlo, tarde o temprano.

Subieron a la primera planta, en donde estaban las aulas que habían sido destinadas para servir de clubs, y miraron los letreros. Rápidamente localizaron el de fotografía y entraron. 

Cuando entraron aquellas tres chicas en la clase, me puse en pie rápidamente y guardé el móvil. Yuno conocía a una de ellas porque la había visto en Ichigo bastantes veces y creía recordar que era de Spica. Las otras dos le resutlaron desconocidas, así que supuso que eran nuevas.

-Hola. Soy Yuno Hyuga y este es el club de Fotografía. ¿Venís a apuntaros? -les preguntó.

Misora estaba pendiente de la conversación que tenía lugar entre las chicas, que parecían estar hablando de alguien que no había llegado. Pero ella debía tener claro a quién a puntar, así que...

-Disculpad. Necesito saber a quién apunto en el club -dijo, intentando ser educada ante tanto desconcierto.

-A nosotras dos -dijo rápidamente Tamao, señalando a Noriko primero y a ella misma después.

-¡Estamos deseando aprender a hacer galletas! -exclamó muy contenta Tamao.

Dije que te haría compañía ¿no? No voy a dejarte sola aquí. Yo también soy parte del club. 

Aquella chica era perseverante, sin duda, pero también leal. La lealtad era algo a lo que tampoco estaba acostumbrada, así que asintió con los ojos cerrados, satisfecha por su respuesta. Claro que cuando llegó el momento de hablar sobre lo que le preocupaba, no sabía cómo se lo tomaría.

Pero de nuevo, la amistad que parecía haberse fraguado entre ambas en tan solo unos momentos, se abrió paso como un vendaval.

No te voy a ocultar nada. No me gustaría hacerlo. Te dije que me agradas. Además, supongo que fue una tontería... me gus-... me gustaba una chica pero... no aceptó mis sentimientos. La tonta fui yo por creer que había algo cuando, en realidad, a ella le gustaba otra. -

Aquella confesión le demostró a Kaname que entre Fran y ella empezaba a haber una verdadera comunicación que estaba llenando sus vidas, las cuales hasta entonces parecían haber estado bastante vacías. ¿Sería posible que ambas sufriesen del mismo mal y que entre las dos encontrasen el consuelo que necesitaban?

-Eso es... duro, pero no eres una tonta por sentir algo así. Tu corazón se adelantó a tu mente, y eso fue lo que te hizo suponer algo que no era, pero ¿no es eso algo que nos sucede a todas?

¿Acaso no es algo que me haya sucedido a mí?, pensó.

Kaname se acercó un poco más a ella. Su experiencia y su edad le daban el derecho a intentar comprender mejor a Fran, y con un dedo, rozó la mejilla de ésta.

-El amor no se escoge, se encuentra. Y al igual que te ha sucedido a ti, también lo habrá hecho con ella. De hecho, deberías estar agradecida que no jugase con tus sentimientos y que te quisiese lo suficiente como para decírtelo directamente y no hacerte más daño, porque el dolor de expresar algo que no se siente... puede ser insoportable.

De nuevo estaba hablando más de ella misma que de Fran, pero las experiencias de ambas eran muy parecidas.

Igual, ahora estoy un poco mejor... Tienes razón, es mejor la verdad. 

Kaname sonrió. La verdad siempre era mejor. 

Ahora creo que deberíamos intentar relajarnos un poco. Estas conversaciones tan profundas nos pone a todas muy serias -comentó, sonriendo.

En ese momento, entraron otras dos chicas que querían apuntarse, y Kaname se separó de Fran para atenderlas. Al menos, no sería solo un club de tres. Cinco se acercaba ya al número que ella esperaba.

El camino de Spica se me hizo un poco largo... no podía evitar pensar en el tiempo que pasaba, y teníamos bastantes deberes. Tendría que decirle a Yaya que decíamos ir a hacerlos cuanto antes para tener más día libre... pero ahora quería apuntarme al club de Fotografía. Era el club en el que más quería estar... esperaba poder, o bien conocer gente con la que compartir mi afición favorita, o enseñarles a mis compañeras como BK y Yaya lo divertido que podría resultar.

Después de pasar por el gentío de la escuela, llegamos al club de Fotografía. Para causar un poco de buena impresión, había sacado mi cámara de fotos de la mochila y me la había colgado al cuello... era mi favorita, esperaba que me aceptase en el club. Tenía muchas ganas de entrar, temblaba un poquito de la ilusión y estaba un poco sonrojada... por una vez esperando ver un grupito de gente ahí dentro (tampoco muy grande... con unas tres personas me sentiría bien).

Pero al entrar, pues sólo vi a una chica que se sorprendió al vernos... dejando a un lado el móvil. Pues... no parecía que hubiese mucha gente... vaya -Bu-bueno... al menos... seguro que habrá plazas- pense intentando ser optimista con el club -Ho-hola... ¡s-si!, ve-venimos a a-apuntarnos- dije la primera, queriendo apuntarme con ilusión muy contenida... porque tampoco soy de expresarlo mucho no me vaya a emocionar demasiado -Yo so-soy Yuki Hana... mu-mucho gu-gusto....

Yo soy Nanto Yaya. También quiero apuntarme -dijo Yaya, pegándose a Yuki, para que no hubiese dudas de que venía con ella. Desde que la había abrazado, estaba más interesada que nunca en que Yuki percibiese su presencia en todo momento.

Y yo soy "Becca" Evans. ¡¡¡También quiero entrar en este club de fotografía!!! -dijo BK a continuación, desprendiendo una energía sin igual.

-¿Qué vamos a fotografíar? ¿Hay alguna preferencia o puede ser cualquier cosa?

Yuno se dirigió hacia la mesa y copió los nombres de las tres chicas que acababan de entrar. Eran todas muy extrañas, pero también parecían conocerse muy bien, aunque la tal Yuki Hana, era sin duda el centro del grupo. Todas las demás parecían moverse a su alrededor.

¿Qué vamos a fotografiar? ¿Hay alguna preferencia o puede ser cualquier cosa?

-Hummm, lo cierto es que sí, pero lo más importante al principio es desarrollar el gusto por los encuadres y los colores, además de aprender a cuidar de nuestra herramienta más preciada: la cámara. ¿Tenéis una?

Cuando Kaname le dijo que no era una tonta por haberse dejado llevar por su corazón, la peliblanco sonrió levemente, entre una mezcla de tristeza, por el hecho de no haber podido tener algo con Momomi, así como felicidad, debido a que la presidenta había reconocido su dolor e intentaba reconfortarla como le era posible. Por la forma en la que hablaba sobre ello, parecía que la chica ya había tenido experiencias parecidas, y, por un momento, la guitarrista sintió la necesidad de preguntarle por las mismas pero... prefirió no hacerlo. Incluso si quería saber algo más de ella, esa clase de información no era algo bueno para recordar. Eso debía dejarse en el pasado, para no generar dolor innecesario en la otra persona, y, habiendo experimentado ese dolor hacía muy poco, Fran sabía que no era lo correcto hacerle esa pregunta.

- Sí, supongo que sí... Igual, eso no quita que duela un poco. - Dijo con cierto humor, intentando que pareciera que se lo estaba tomando un poco en broma, incluso si su expresión no parecía decir lo mismo. Le había dolido, de eso no había duda, y le costaría aceptar aquella perdida de su primer enamoramiento en ese colegio. Había esperado realmente tener algo con Momomi, si bien la vida se lo había negado. Sólo quedaba continuar adelante, sin mirar atrás. No obstante, el hecho de que Kaname se acercara a ella, la tomó por sorpresa, en especial cuando ésta rozó su mejilla con uno de sus dedos, una caricia que no hizo otra cosa más que encantar a la joven rebelde por un momento. No podía negarlo, disfrutaba de aquel trato dulce y comprensivo por parte de la presidenta de club, y hacía que los pensamientos que tenía sobre Momomi despejados de su mente ante la cercanía y la calidez de la chica frente a ella. Había sentido que se derretía ante aquel tacto, antes de cerrar los ojos deleitándose en aquel pequeño gesto.

Sin embargo, aquel trance de dulzura, por el ligero tacto de la elegante joven, se vio interrumpido por las palabras de ésta, explicándole a la peliblanco lo bueno de que Momomi hubiera sido directa con ella, y que Fran hubiese tenido el privilegio de la verdad, y no simples engaños. Tenía razón... incluso si le había costado aceptarlo antes, cuando había sido rechazada en su confesión. Habría sido peor que Momomi la engañara, que no le contara nada sobre su relación con Mitsuki, que incluso hubiera deseado tener algo con ella, por más que no había sentimiento alguno de su parte. No habría hecho más que vivir un engaño, mientras la chica le dedicaba todo su amor a la rubia en vez de a ella. ¿Se habría conformado con una simple relación física mientras la engañaba y le hacía creer que la quería? Ante las palabras de Kaname, la joven rebelde asintió, reconociendo la verdad en las mismas. Fran había tenido suerte de que Momomi fuera así de considerada, incluso si no le había correspondido sus sentimientos.

La presidenta era muy buena con ella. Otras habrían preferido no meterse en el pequeño problema emocional de la peliblanco. En cambio, Kaname había decidido reconfortarla a su manera, buscando hacer que comprendiera la importancia de que Momomi le hubiera dicho la verdad. Ahora, la guitarrista estaba un poco mejor, incluso si seguía dolida, sentía que, mientras tuviera aquella calidez que Kaname le dedicaba, podría soportarlo. - Tienes razón. Además, no quiero incomodarte con ese tema. Sólo no quería ocultarte algo de mí. No me gustaría ocultarte algo. - Le explicó a la elegante joven, esperando que comprendiera por qué le había contado aquello. Esperaba... esperaba que, en algún momento, Kaname hiciera lo mismo con ella, que dependiera de ella cuando necesitara a alguien que la reconfortara, que le asegurara que todo estaría bien. No le gustaba la idea de verla sufrir por algo que siempre tendría alguna solución. ¿Qué importaba que sus padres la limitaran? Ella podía librarse de esas cadenas si así lo deseaba.

No obstante, cuando comenzaba a disfrutar de la cercanía que compartía con la presidenta del club, aparecieron dos chicas en el aula, lo que hizo que Kaname se apartara de Fran, para poder atenderlas. La guitarrista no pudo evitar mostrar una leve expresión de enojo, ante el hecho de que hubieran interrumpido aquel momento que tanto estaba disfrutando con la muchacha. Sin embargo, sabía muy bien que era una de las responsabilidades de la presidenta, por lo que no tuvo otra opción más que aceptarlo. Además, no quería monopolizar la atención de la chica, no cuando eso no sería más que una actitud egoísta de su parte. Aún así, no podía negar que estaba un poco mosqueada. Por el momento, volvió a sentarse, esperando a que Kaname terminara de registrar a las dos en la lista, sintiéndose feliz por ella, ya que significaba que ahora tenía otras nuevas integrantes en el club, incluso si en el fondo hubiera deseado tenerla para ella sola... ¿Qué estaba pensando? ¿No había aprendido lo suficiente con Momomi? Se estaba dejando llevar nuevamente, y eso podía ser algo muy malo. Ya la habían lastimado una vez.

Cuando observó que la presidenta no estaba tan ocupada, la joven rebelde le dedicó una mirada y una sonrisa que demostraban que estaba feliz por ella. Eso significaba que la esgrima tendría cierto peso en el colegio, incluso si por el momento no tenían muchas integrantes. - Dos más. Eso es bueno, ¿no? - No sabía muy bien si con cinco sería un buen número para el club, pero al menos era mejor que sólo tres, y eso debía de alegrar un poco a la muchacha. - Por cierto... Kaname, ¿te gusta cocinar?... ¿Cuál es tu comida favorita para almorzar?. - Preguntó con cierta curiosidad ante la respuesta de la muchacha. No sabía muy bien por qué le había hecho esa pregunta, bueno, en realidad sí lo sabía. De nuevo, estaba actuando como una tonta... pero la presidenta había sido tan buena con ella... que se le hacía difícil no querer hacer algo especial por ella.

Kaname sabía que sus propios consejos raras veces los seguía ella misma, pero eso era porque se trataba de su propio corazón el que estaba envuelto en la encrucijada, y le resultaba difícil separarlo de sus pensamientos y pensar con lógica. Pero era mucho más sencillo cuando se trataba de los demás.

En el rostro de Fran vio el agradecimiento por sus palabras... además de curiosidad, seguramente porque si era la experiencia quien le estaba hablando, eso era como reconocer que antes había pasado por situaciones similares. Pero aún no estaba preparada para hablarlo todo con ella. Era... demasiado pronto, y empezaba a sentir que tampoco era aquel el lugar apropiado.

...eso no quita que duela un poco.

No, duele mucho, muchísimo, pero no tenemos más opción de aprender a convivir con el dolor que nos persigue, pensó Kaname.

Cuando Kaname rozó la mejilla de Fran, notó como ésta dulcificaba su rostro y la miraba de una manera diferente, mucho más cercana y conectada completamente a ella. Cerró los ojos... y la propia Kaname se dejó llevar... durante unos segundos. No podía dejar de hablar sobre la chica que había rechazado a Fran porque esas mismas palabras podían servirle también a ella. Se veía que las dos estaban heridas... y que aún llevaban la cicatriz consigo. En el caso de Fran era comprensible, porque se trataba de algo muy reciente, pero en el de Kaname... quizás fuese una herida que jamás cerrara.

Por fortuna, Fran parecía aceptar las explicaciones, pero insistía con confiarse a ella.

Sólo no quería ocultarte algo de mí. No me gustaría ocultarte algo.

Sabía lo que eso significa, pero era demasiado pronto, pensó de nuevo.

Aún no. Quizás... muy pronto, pero no todavía.

La entrada de los dos miembros nuevos rompió aquel hechizo, pero Kaname vio que no venía del todo mal. La conversación se había vuelto demasiado seria.

Les saludó, anotó sus nombres, y les dio las gracias por interesarse en el club de esgrima. Después les dijo que al día siguiente saldrían los horarios de los clubs y que entonces sabrían cuándo verse.

- Dos más. Eso es bueno, ¿no?

La pregunta había llegado cuando las dos recién llegadas estaban saliendo de la clase, y Kaname pudo volver a centrarse en Fran.

-Sí, es muy bueno. Es justo el número que necesitamos -le respondió.

Por cierto... Kaname, ¿te gusta cocinar?... ¿Cuál es tu comida favorita para almorzar?.

Kaname la miró con sorpresa. Esa pregunta... rompía un poco con todo lo demás, aunque le parecía muy adecuada para irse conociendo mejor.

-Pues... soy de gustos sencillos. La verdad es que me gusta mucho el ramen, por ejemplo, y los onigiri. ¿Y tú, tienes alguna preferencia?