Partida Rol por web

Tenebris diebus - El ladrón de humo

0 — Dictamnus Albus

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05/02/2019, 20:14
Narradora

O — Dictamnus Albus

Isla de Howth — Jardines de la academia

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06/02/2019, 23:02
Recuerdos

Años atrás

La primavera en Howth lo volvía todo de un verde intenso y vibrante que atraía a todo tipo de criaturas y seres. Plantas de extrañas formas y colores crecían entre la maleza y en los rincones más recónditos de la isla, como debajo de troncos y rocas, y con ellas llegaban nuevos descubrimientos y lecciones. Era la mejor estación de todas, porque pasaban mucho más tiempo fuera en vez de encerrados en la casa, haciendo tareas del hogar. Por eso, Daire y Liz no entendían por qué tenían que quedarse dentro atendiendo calderos burbujeantes en vez salir a explorar en busca de los mooncalves que habían encontrado hacía poco dormitando en unas cuevas de la costa. Posiblemente las llagas supurante de la cara de Tomas tenía algo que ver, pero ambos eran demasiado jóvenes, testarudos y rebeldes como para admitir que pinchar esporas multicolor no había sido tan buena idea. Total, Pompeia Hogfrey siempre tenía una solución para todo, y nadie había resultado realmente herido (no como cuando Anthony se había caído al lago y el kelpie se lo había llevado a las profundidades. Eso sí que había sido terrorífico).

Ahora añadís las escamas de salamandra y revolvéis trece veces en dirección opuesta a las agujas del reloj. Opuesta, Donovan. O sea, hacia la izquierda —instruía Pompeia Hogfrey, quien se paseaba entre los siete calderos burbujeantes que debían tener un color anaranjado.

El de Daire era claramente mostaza, aunque burbujeaba como debía, pero el de Lizeth, por alguna extraña razón, era azul y bastante transparente. El resto variaban en consistencia y color, manteniéndose en la línea general del rojo. El único que era como debía ser era el de Evelyn, quien ojeaba su libro sentada en el alfeizar del ventanal porque hacía varios minutos que había terminado su poción. Estaba bastante seguro de que podría haberlo hecho sin las directrices de Hogfrey.

Fawley. ¿Me puede explicar qué se supone que ha hecho esta vez? Lo suyo debe ser un don, porque no me explico cómo diantres ha logrado esta… —Cogió el cucharón de madera para revolverlo, y resultó que, además de bastante transparente, era gelatinoso—. ¿Pero qué…?

Lizeth se encogió de hombros, mirando disimuladamente hacia Daire. Sus planes de escabullirse estaban a punto de irse al traste y, efectivamente, varios segundos más tarde Pompeia determinó que iba a empezar desde el principio, y con un movimiento de varita todo el contenido se evaporó. Hora y media de trabajo completamente inútiles.

Muy bien. Por último, añadid una pizca de polvos de hada y tapadlo. Hay que dejarlo reposar veinticuatro horas, por lo que mañana veremos el resultado de vuestro trabajo. Fawley, ya puedes empezar de nuevo. El resto, podéis recoger vuestras cosas. Tenéis la tarde libre hasta la cena.

Notas de juego

Pompeia Hogfrey, directora de la academia Howth

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07/02/2019, 07:12
Daire O'Connor

Daire no pudo evitar reírse por lo bajo ante el intento de su amiga por acabar con aquel purgatorio. El castigo, sin embargo, convirtió su sonrisa en una mueca de horror. ¡Otra hora ahí dentro, escuchando el gotear de las matrices y las burbujas de los calderos! Bien a gusto abrazaría la muerte para evitar un destino tan funesto.

Fue por eso por lo que, nada más salir de clase, se giró hacia Evelyn y, con una mirada intensa y voz solemne, susurró.

-Vale. ¿Cómo la sacamos de ahí?

Enfrentarse a Pompeia Hogfrey era una tarea titánica que solía acabar siempre de la misma manera, pero Daire no era conocido por su sensatez al escoger las batallas que luchar.

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14/02/2019, 02:23
Recuerdos

De ninguna manera, O’Connor —pronunció con severidad una voz a su espalda. Aquella mujer tenía oídos en todas partes—. Ustedes dos van a ir a buscar un remedio para Tomas, y no quiero verlos de vuelta hasta que hayan encontrado la forma de eliminar todas las llagas de su cara. Pongan en buen uso las clases de herbología de los últimos tres años.

Los ojos cristalinos de Hogfrey los taladraron a ambos, enfatizando la seriedad del asunto sin añadir una palabra más. Después los apremió hacia la escalera, cerrando las puertas del aula tras de sí y dejando a una pobre Lizeth gesticulando en el aire con resignación.

Evelyn no parecía muy contenta, mirando a Daire como si su proposición los hubiese arrastrado a ambos a algún tipo de castigo mayor. Con o sin enfado, era raro mirar aquellos ojos dispares, uno castaño claro, como las avellanas, y el otro danzando entre el verde y el azul dependiendo de cómo incidía la luz sobre ellos. Era una mirada interesante, viva y sobre todo firme.

Muchas gracias —masculló, alzando las cejas y con aquel tono puntilloso—. ¿Tienes idea al menos de lo que andamos buscando?

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15/02/2019, 07:55
Daire O'Connor

¿Cómo lo hacía esa mujer? Daire se sintió tentado a intentar un plan B, pero pronto desestimó la posibilidad. La profesora Hogfrey se las sabía todas; intentar burlarla cuando ya se olía sus intenciones era una tarea suficientemente suicida como para que incluso él se lo pensara dos veces. Y convencer a Evelyn a esas alturas parecía una tarea titánica. Liz tendría que apañárselas sola.

-¡Claro que sí! La profesora ha dicho que vayamos a buscar hierbas, ¿No? -aquello era solo parcialmente cierto, si bien Daire no parecía demasiado preocupado por la fidelidad de sus propias palabras-. ¿Y dónde consigue uno encontrar hierbas?

La respuesta obvia era en el almacén de Hogfrey, si bien los dos eran conscientes de que aquel sería el último lugar al que Daire propondría ir. Cogió a Evelyn por el hombro y prácticamente la arrastró consigo hasta una de las ventanas del pasillo. Acto seguido señaló el exterior con una sonrisa de oreja a oreja.

-Además, ¡Mira qué día hace! -ni siquiera se había molestado en comprobar la veracidad de este comentario, que incluso estando en primavera, podría ser poco más que una mentira descarada en un lugar como Howth. La intrusión del cabo en el mar hacía que los vientos de la zona fueran habitualmente intensos y continuados, y el islote de la Academia tampoco estaba mucho mejor protegido. En el pasado, alguien había intentado una serie de encantamientos protectores para mejorar el confort de los estudiantes, reduciendo un poco el problema. El inesperado efecto secundario al redirigir las corrientes de aire había sido que pocos barcos pesqueros se atrevían a acercarse, con lo que incluso sin los hechizos repelentes de muggles con los que contaba la Academia habría sido poco probable que nadie encontrara el islote por casualidad. Los pescadores del Eye of Ireland, supersticiosos por naturaleza, decían que fue allí donde se ahogó la mujer de la leyenda, y que los vientos furiosos no eran otra cosa que su rabia desatada. Y era cierto que la alteración antinatural producía sonidos extraños, sobre todo durante algunas noches de Verano.

-Mira, vamos primero a ver a Tom. Quizás se ha curado ya solo. A veces pasa. 

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22/02/2019, 18:07
Recuerdos

Evelyn emitió un sonido quejumbroso a la vez que ponía los ojos en blanco y echaba la cabeza hacia atrás, dejando que los rizos oscuros de su melena colgasen sobre su espalda.

¿A fuera?

No era una persona que apreciase inmensamente el exterior, quizás no necesariamente por el hecho de tratarse de algo que estaba fuera de los muros como de la cantidad de problemas que emergían cada vez que Daire tenía una idea allí. Sin embargo, siempre terminaba siguiendo sus pasos. El día, efectivamente, estaba precioso, como si el subconsciente del joven mago hubiese hecho las nubes desaparecer momentaneamente para que el sol brillase sobre la superficie reflectante del lago.

Eso sí que sería un milagro de esos de los que hablan en el pueblo —protestó por enésima vez, dejándose arrastrar.

La improvisada «enfermería» no era otra cosa más que la misma habitación donde los chicos dormían salvo por unos viejos biombos que ahora envolvían la cama de Tomas, dándole cierta privacidad. Estaba arriba del todo, en un nivel superior al de las chicas como medida preventiva. Las viejas y chirriosas escaleras eran alarma suficiente como para despertar a toda la casa sin un hechizo silenciador que todavía estaban perfeccionando. Así que ambos esprintaron hasta allí, no había peligro durante el día, y Evelyn siguió a Daire con algo de reparo dentro de la habitación. Tomas seguía en el mismo lugar donde lo había dejado esa misma mañana, recostado en la cama con el rostro semi-vendado y un ejército de libros apilados a su vera. Estaba escribiendo sobre un pedazo de pergamino, el cuál apartó con rapidez en el cajón de su mesita.

¡Daire! —Sus ojos se detuvieron en Evelyn unos instantes sin llegar a saludarla, pero sí hundiéndose ligeramente más en las sábanas—. ¿Han terminado las clases? ¿Puedo bajar ya?

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25/02/2019, 07:11
Daire O'Connor

Daire asintió enérgicamente, a la vez que adoptaba un tono solemne y dramático.

-El largo viaje por el mundo de los calderos ha concluido, más no todos hemos regresado a las costas del hogar. Nuestro deber ahora es cazar mooncalves, como señal de respeto por los caídos.

Mientras relataba la historia, había acercado una silla hasta la cama de Tom. Se dejó caer sobre ella con una sonrisa que no auguraba nada bueno pintada en el rostro.

-La respuesta es que no, no puedes. DEBES. ¿Cómo te encuentras, compañero?

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25/03/2019, 16:39
Recuerdos

El pelirrojo se encogió de hombros, alternando la mirada entre su colega y la muchacha.

La señora Hogfrey me ha dado un remedio esta mañana así que ya no duele, pero siguen ahí. A veces sale un líquido azul —explicó con más normalidad de la que nadie debería cuando hablaba de su propia cara. —O me dan ganas de vomitar.

Hizo ademán de llevarse la mano a la mejilla vendada, pero se detuvo a medio camino y decidió ocuparla con el vaso de leche que descansaba en la mesita. Evelyn, a su espalda, se acercó un paso más y habló por primera vez. Siempre tenía una actitud rara con ellos dos. Con Liz no, y eso que Liz era mucho más bicho que Tomas y él juntos y duplicados.

¿Te acuerdas de qué tocaste?

Tomas intercambió una mirada significativa con Daire. Cada vez que salían manoseaban veinte plantas diferentes, especialmente si tenían pinta interesante y colores llamativos. Hogfrey había dicho que eso era para atraer animales que polinizaran las plantas, pero aparentemente funcionaba a las mil maravillas con ellos también.

No. Pero eran unas plantas que estaban junto a la encina, la que está al lado del muro derruido. Tenían como bolsitas multicolor de este tamaño.

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25/03/2019, 18:14
Daire O'Connor

Daire alzó las manos, puso cara de circunstancia, y luego las dejó caer con un suspiro, mientras negaba levemente con la cabeza.

‌-Tom, Tom, Tom... ¿En qué estabas pensando? -se giró hacia Evelyn-. ¿Se lo dices tú o se lo digo yo?

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25/03/2019, 18:23
Recuerdos

Evelyn se limitó a encogerse de hombros, haciendo que los rizos de su cabellera se encogiesen con ella. Tomas los miró a ambos con una creciente preocupación en los ojos.

¿Qué pasa? —preguntó, alarmado.

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25/03/2019, 18:30
Daire O'Connor

Daire hizo una pausa breve, dejando unos segundos de silencio algo dramáticos.

-Eso, amigo mío, eran huevos de Merrow. Salen a la superficie en la época de puesta, y aquel que los explota queda infectado con sangre de sireno -le cogió de las manos, intentando insuflarle ánimos-. No te preocupes, la transformación no será dolorosa. Bueno, no demasiado... Y siempre podemos seguir viéndonos en la playa, si el oleaje no es demasiado fuerte.

Le ofreció la mejor de sus sonrisas.

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17/08/2019, 21:01
Recuerdos

Todo rastro de felicidad que Tom había expresado al verles se esfumó por completo, horrorizado ante las palabras de Daire. El pobre muchacho empezó a balbucear con la nota del terror impregnada en la voz, pero Evelyn tuvo que fastidiarlo.

No le hagas caso, Tomas. Hogfrey nos ha mandado ir a buscar un remedio, así que no puede ser tan grave. Daaaarie solo intenta asustarte porque es un mal amigo.

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03/09/2019, 18:46
Daire O'Connor

-Sí, probablemente sea un catarro -dijo Daire con tono casual, como si no acabara de profetizar la horrible transformación de su amigo-. Tranquilo, investigaremos al respecto y te traeremos un potingue para la cara o algo. ¿Qué escribes?

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03/09/2019, 19:13
Recuerdos

¿Hm? ¿Yo? Deberes —mintió de forma tan clara y evidente que ninguno de los dos tuvo problema alguno en saber que era algo vergonzoso de lo que no quería hablar (al menos delante de Evelyn)—. ¿Por qué?

Ugh. Por nada —protestó Eve, acercándose para agarrar el brazo de Daire—. ¿Podemos irnos ya? No quiero que se haga de noche buscando lo que sea que tenemos que traer.

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04/09/2019, 07:18
Daire O'Connor

-A sus órdenes. Y tú -señaló a Tom con un dedo acusador-. Debería darte vergüenza, dedeshonrando la memoria de Lady Fawley, que tan noblemente dio su vida por nosotros, malgastando tu tiempo libre con deberes. Piensa en lo que has hecho.

Acto seguido se dispuso a salir del dormitorio.

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07/09/2019, 20:24
Recuerdos

Si uno hubiese podido ver a través de aquellos ojos inocentes y soñadores, y no a través de los recuerdos ensombrecidos de la mente, habría podido descubrir un mundo paradisíaco oculto en un islote y lejos de los ojos mundanos. Un mundo verde y azul salpicado por los colores de flores desconocidas y aderezado por infinidad de pequeñas criaturas que habitaban en Howth. Duendecillos de cornualles y pixies, bichitos brillantes y luciérnagas que dejaban estelas arcoíris a su paso. Siempre decían que Hogwarts era un palacio mágico, pero aquello era un bosque infinito donde cada piedra y cada planta tenía una historia propia, donde todo crecía en armonía ofreciéndoles un pedazo de tierra a los magos para que estos aprendiesen de ellos.

Claro que nada de aquello era evidente para Daire en aquel instante más allá de la emoción de salir al bosque a explorar, a descubrir, a dar rienda suelta a su alma irlandesa junto a Evelyn. Una oportunidad tan buena como cualquier otra para desvelar secretos que ni cien años de investigación podrían completar. La isla era como… Como una cebolla, con capas y más capas de magia y criaturas y plantas, y Daire no se hacía una idea de cuánto lo echaría de menos en apenas unos años, cuando la responsabilidad de su ser adulto llamara a la puerta. Cuando los cuatro inseparables tomasen caminos bien diferentes… hasta que el Destino los reuniese de nuevo.

Pero nada de eso importaba entonces, mientras caminaba junto a Eve, quien con el ceño fruncido murmuraba nombres de plantas tratando de dar con aquello que Pompeia les había pedido. Pero… ¿Qué era?

Así que esporas multicolor. ¿Sabes? No entiendo para nada por qué os gusta tanto salir aquí afuera a revolver con todo. Luego os pasan cosas como la de Tomas, y estar castigado sí que es aburrido —se quejó, mirándolo de reojo con aquella mirada insólitamente hermosa y perturbadora. Pero Daire sabía un secreto que ella no, y es que la vida no tenía sentido si uno permanecía con la nariz enterrada en aquellas páginas viejas y ajadas.

Notas de juego

Bonus track

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10/09/2019, 07:39
Daire O'Connor

Daire hacía equilibrios sobre un tronco caído. A diferencia de la península cercana, azotada por los furiosos vientos del Mar de Irlanda, la isla era ciertamente un vergel frondoso, debido en gran parte a su insólita situación y a las corrientes mágicas que la rodeaban. La eterna lluvia irlandesa hacia el resto.

-Tienes razón, Evelyn. Nuestros desdichados amigos recorren la senda de la redención en soledad, debido a sus malas decisiones. Por suerte tú y yo sabemos comportarnos como es debido.

Bajó de un salto y se plantó frente a ella, con una sonrisa que no auguraba nada bueno.

-Venga, te sigo. ¿Qué te apetece hacer?

Notas de juego

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10/09/2019, 20:04
Recuerdos

La broma hizo que sonriera quedamente, apenas un atisbo escondido en sus labios. Negó con la cabeza al tiempo en que agitaba la varita en su mano, rozando algunas flores y cambiándolas de color a placer. Podían hacer magia siempre y cuando no hiciesen trastadas con ella o alterasen el entorno destruyéndolo, algo que a veces ocurría por accidente… Y otras no.

Evelyn se encogió de hombros ligeramente, pero Daire pudo ver en el fondo de sus ojos una chispa clara de algo que no estaba diciendo en alto. Claro que sí, todo el mundo tenía secretos, incluso los más modositos, y Daire tenía facilidad para hacerlos salir a flote, algo que consideraba todo un arte y que perfeccionaría con los años y su carisma.

Pues, el otro día leí que es un símbolo de buena suerte y Destino ver a un dobhar-chú al atardecer. Son muy raros, ¿sabes? Rehuyen a los humanos porque los cazan. Y sé que aquí hay varios, pero nunca he visto uno —confesó a media voz, dedicándole su atención a unas margaritas cuyos pétalos empezaban a tornarse verdes y marrones, como sus ojos—. ¿Tú los has visto alguna vez?

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11/09/2019, 07:29
Daire O'Connor

-No, pero hoy me parece un gran día para solucionarlo.

Aquel bosque no era solo un escondrijo para sus travesuras, o un lugar que explorar. Era un mundo, contenido en sí mismo, que les abría sus puertas con amabilidad. Y buscar dobhar-chús era, en sí misma, una tarea titánica, una aventura digna de las más épicas leyendas. Hacerlo con Evelyn era un plus adicional.

La bruja era la más lista de los cuatro, de eso no había duda. Pero no era su inteligencia lo que más admiraba Daire... O, al menos, no en lo que se refiere a los libros. Liz era más ocurrente y carismática; Tom, más sensato y amable. Pero Evelyn tenía algo que ninguno de los otros dos, ni Daire, poseía. Un brillo en esa mirada hipnótica, una forma de ver las cosas que nadie más tenía.

Su forma de ver el mundo. Su propia canción, distinta a cualquier otra. Una música auténtica, magnética.

Era un comentario, dicho de manera resignada mientras el resto debatía de tonterías. O un gesto que te hacía pararte en seco. O una respuesta inesperada, acompañada de una mueca. Momentos en los que, súbitamente, cualquier cosa que hubieran estado haciendo perdía importancia, y una nueva idea nacía en el lugar, pletórica de energía. Una perspectiva que ninguno había considerado, excepto... Ella. Daire no había conocido a nadie así, y por eso la tarde se le antojaba tan prometedora. Cualquier cosa podía pasar, estando juntos.

Él era el loco que seguía a los fuegos fautos hasta su siguiente aventura. Evelyn era la que descubría a dichos fuegos en un primer lugar.

Esa tarde, probaron varias de dichas ideas, cada vez más angustiados. El atardecer se acercaba, y la caza no daba buenos resultados. Las propuestas de Daire eran, por lo general, bastante más caóticas que las de ella. Entre ellas, la posibilidad de vestirse de nutria para intentar atraer a las criaturas consiguió arrancarle a Evelyn una pequeña sonrisa, quizás por la imagen de Daire embutido en un disfraz de pelo y con bigotes postizos. Él, por su parte, se limitó a proponer otra cosa, mientras atesoraba en silencio aquella sonrisa en alguna parte de su cerebro.

Fue un rato más tarde, mientras charlaban sobre alguna cosa poco relacionada con los dobhar-chús al haber empezado a aceptar que era una causa perdida, cuando Daire se dio de bruces con una obviedad que habían pasado por alto.

-¡Díctamo! -exclamó, cortando de súbito con el tema de conversación previo-. ¿No dijiste eso el otro día, en clase de Herbología? Cuando la señorita Hogfrey preguntó por plantas con propiedades medicinales -golpeó su palma con el puño-. Tenemos que encontrar esa planta. Si conseguimos que Tom vuelva al mundo de los vivos, quizás nos chiva dónde ha escondido los dobhar-chús el muy traidor.

Notas de juego

A menos que tengas algo en mente, mi plan para Daire es que se tire un bien rato buscando dobhar-chús y distrayendo a Evelyn hasta que su buena cabeza recuerde que Tom está esperando su ayuda, y que el otro día les explicaron en clase que el Díctamo tiene propiedades curativas. Por si quieres acelerar

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16/10/2019, 20:06
Recuerdos

Evelyn rió, y aquella risa cantarina iluminó el cielo y su corazón de una manera que jamás habría imaginado posible.

Ya lo sé —admitió con una sonrisa tímida asomando en la comisura que empequeñeció aquellos ojos tan peculiares—. Estaba esperando a ver si te acordabas.

Y eran aquellos pequeños gestos, aquellas nimiedades cargadas de gentileza, la forma en que tenía de decir que apreciaba su compañía y adoraba seguir sus locuras por mucho que le costara admitirlo. Siempre tan reticente, tan hermética, tan suya… Y en momentos como aquel, Daire sentía que la conocía como a una hermana. No, como a un alma gemela.

Sé donde se encuentra el tesoro —susurró con secretismo, siguiéndole el juego. No, sumergiéndose en el fascinante mundo de Daire y su vívida imaginación con un brillo esperanzador—. Está en las cuevas de la playa, y si nos damos prisa igual podemos correr contra el sol.

Su mano tomó la de él, tirando suavemente para que la siguiese al fin del mundo.