Partida Rol por web

—Y gracias, por cierto—añadió Elynea tras la demanda que hizo Khaled sobre el casco.

«Ahora me confomo con no tener que arrepentirme de darlas»

El único thalmor bueno es el thalmor muerto.

K'Dan había escuchado esa frase muchas veces en boca de los nórdicos y por una vez iba a tener que darles la razón. No podían dejar vivo al altmer si querían introducirse discretamente en las ruinas dwemmer, el elfo tenía que morir. Mientras Khaled y Elynea se dirigían a la figura desconocida, el khajita, con pulso firme, se preparó para clavarle la lanza en el pecho, pero justo antes de ejecutar su idea, se detuvo. Mejor esperar a que sus compañeros le hicieran las preguntas necesarias para entonces hacer él su parte.

Los Divinos escucharon la muda plegaria de Khaled.

—Khaled, soy yo. Delphine. 

La voz era familiar, pero no el rostro que descubrió el yelmo. Había que saber lo que se buscaba para encontrar las facciones de la posadera de Cauce Boscoso bajo el el maquillaje dorado. Delphine había utilizado, incluso, moldes de pasta para realzar sus pómulos, barbilla y orejas. 

—La cosa pinta mal. Pero ello ya lo sabías si estás aquí. 

Paseó su mirada por el resto de la comitiva.

—Me alegro de encontrar caras amigas —dijo—. Y... de nada, Elynea. 

En cuanto reconoció la voz sosegada de Delphine, Khaled recorrió de dos zancadas la distancia que lo separaba de ella y la levantó en el aire en un efusivo abrazo. La mujer había sobrevivido a décadas de persecución sin cesar sus actividades; no esperaba menos de ella y, sin embargo, con los thalmor tras su pista y Helgen en ruinas, cómo podría haber evitado que las tripas se le contrajeran al pensar en su destino.

—No sabes el peso que me quitas de encima, vieja amiga —confesó, el alivio patente en su voz—. Después de lo que vimos en Helgen, todos aquellos cadáveres calcinados, habían empezado a asaltarme las dudas. Ni siquiera padre era inmortal, ya sabes.

La depositó de nuevo sobre sus propias piernas y se quedó mirándole el rostro. Todavía le sorprendía lo que la mujer era capaz de hacer con un poco de pasta y pinturas, sin necesidad de recurrir a un disfraz mágico, como hacían otros que compartían el tipo de actividades en las que se involucraba, como el propio padre de Khaled.

—Tenemos que hablar —le dijo en voz baja, aunque audible para los demás—. Pero primero…

Primero, lidiar con el pobre desgraciado.

—¿Hay algo que nos pueda contar que no hayas averiguado ya? —preguntó, señalando al soldado thalmor con un ademán de la cabeza.

Delphine lanzó un gruñido cuando Khaled la estrechó entre sus brazos.

—¿Estuvisteis en Helgen? Tenéis que contármelo más despacio. Sólo he oído conjeturas y habladurías entre los soldados, historias delirantes sobre un dragón arrasándolo todo a su paso. Los mandos han impuesto un silencio riguroso sobre el asunto —dijo Delphine, antes de echar una mirada de soslayo al thalmor—. Sé todo lo que un soldado raso como este podría saber. Matadlo y nos evitamos complicaciones.

Creo que cinco días es tiempo de sobra para contestar. Y como alguien me diga que estaba esperando a Delphine sin haberlo avisado en el off-topic, lo mato.

Las palabras de Delphine fueron suficientes. K’Dan agarró su lanza y antes de que el thalmor pudiera hacer nada se la clavó en el corazón. El khajita torció el gesto, no le gustaba lo que acababa de hacer pero no tenía otra opción.

Mientras limpiaba de sangre su lanza miró a Delphine.

—Cuando llegamos Helgen ya había sido arrasada—dijo con voz ronca—. Un montaña de huesos, escombros y ceniza. Aunque eso fue precisamente los que nos contó un psijic que había ocurrido. Según el psijic, Alduin el devorador de mundos fue el responsable de esa destrucción. Por lo que parece nos enfrentamos a algún tipo de apocalipsis, porque el dovhe… davoh…. Lo estoy diciendo mal. Tenía otro nombre, el Sangre de Dragón. Se supone que él es el único que podía confrontarlo pero está muerto.

K’Dan se frotó el ojo derecho cansado.

—La cuestión es que después de que el psijic nos contará esto y se marchara fuimos atacado por unos draugr y uno de ellos fue capaz de invocar a un dragón. Sí, un dragón. Y seguro que no será el único que vuele por los cielos de Skyrim.

- El Dovahkiin -la pronunciación del término fue extraña, la profesora había imitado el acento del nórdico antiguo-, el Sangre de Dragón. Algunos libros muy antiguos hablan de él, puedo contaros lo que sé, si creéis que es el momento... Si ha muerto, y los dragones han regresado, no puedo imaginarme nada peor... ¿Y decís que os habló un monje Psijic?

Fjorda hablaba mientras trabajaba, o al menos hacía cosas raras. Estaba sacando las armaduras y la ropa a los Altmer,así como todas las demás pertenencias.

- Si queréis quedaros con algo... no sé ver si hay cosas mágicas entre todo esto. Lo que no querráis lo enterraré en la nieve, los cuerpos y la sangre seguramente los comerán los lobos y los osos esta noche. Con un poco de suerte no encontrarán nada ni sabrán cual ha sido su destino. Es pura rutina. No me gusta dejarles pistas.

Khaled iba a añadir algo a lo expuesto por K'Dan, cuando Fjorda intervino. La mujer bosmer estaba atareada despojando de sus ropas y armaduras a los cadáveres, con una naturalidad que no hubiera envidiado una sacerdotisa de Arkay, la misma naturalidad con la que había manejado sus dos cuchillos.

—Y tú —le espetó—, ¿se puede saber qué cojones tienes que ver con todo esto?

Elynea no tenía ni idea de por qué era tan necesario desvestir a aquellos desgraciados: los depredadores de la naturaleza no pelaban a sus víctimas antes de comérselas. Pero llegados a aquel punto le daba lo mismo; le valía con que Fjorda supiera hacer bien lo que quería hacer.

Esperó a que K'Dan hubiera despachado al thalmor antes de decir nada.

—Con respecto a Alduin... —añadió acercándose a Delphine—. El psijic también dijo que algo extraño pasaba en Imrarlatz: Toda ella está retrocediendo en el tiempo, y sospechaba que el reflujo de las... eh... mareas temporales que brotan de allí ha escupido al Devorador de Mundos en nuestro presente. Los thalmor supieron de Imrarlatz a través de algo que robaron llamada "Ojo Magnus".

Carraspeó e hizo un ademan con la mano hacia Nydrine, como si la estuviera presentand o algo así.

—El hijo de Nydrine tuvo la mala fortuna de comprobar el fenómeno de primera mano: El Sínodo estaba preocupado por el interés de los thalmor en Imrarlatz y él fue allí escoltando la expedición. No sabemos qué le pasó pero el caso es que ahora el muchacho rejuvenece en vez de envejecer.

»Supongo que no soy la única que lo piensa pero que los thalmor anden interesados en un lugar donde el tiempo parece haberse vuelto loco es de todo menos tranquilizador. No sé si ya sabías todo esto o si has descubierto algo más.

Fjorda miró a Khaled y levantó la mano, en ella tenía los testículos de uno de los altos elfos. 

- Pues... estos -la profesora contuvo la risa- No, no pienses que corto los testículos a los muertos, es que a ese se los corté mientras aún estaba vivo y estaban sueltos dentro de la armadura. No creo que muriese por ello, más bien creo que al darse cuenta que lo había convertido en un eunuco le dio un ataque al corazón.

Fjorda se rió ante la idea, parecía absurda pero realmente el único espadazo que había dado al infortunado Thalmor había sido en la entrepierna. Que hubiese seccionado el escroto y el tío se hubiese muerto de otra cosa era bastante creíble.

- Respecto al fondo de la pregunta, y no a la forma, que supongo que es lo que quieres saber. Debería estar un tanto acojonada porque llevo mucho tiempo haciendo estas cosas sin que nadie hubiese logrado descubrirme, y ahora de repente hay un montón de gente que me ha visto. Supongo que ya no tiene remedio. Digamos que realizo desde hace mucho labores de contraespionaje Thalmor. Puede que nuestros amados líderes acepten verse invadidos por esos comemierda, pero yo ya crecí bajo su dominio y haré todo lo posible para que nadie pase por lo que yo pasé.

Ciertamente, era curioso ver a una elfa bajita y esquelética dar ese discurso. Y más cuando uno pensaba en la emperifollada y extraña profesora de lingüística con la apariencia de subirse a una silla si veía un ratón.

—Ya lo has matado. Por lo que a mí respecta, burlarte de sus restos te rebaja.

Desclavó el mandoble de la tierra y se lo echó a la espalda. En algo tenía razón, merecía la pena comprobar el equipo de los thalmor antes de deshacerse de él. Conjuró un simple cantrip para buscar emanaciones mágicas. Era, además, una excusa para apartar la mirada de las manipulaciones manuales de la elfa.

—¿Quieres decir que trabajas por tu cuenta? —preguntó a Fjorda, mientras observaba el montón de armas, armaduras y efectos personales que se iba formando—. ¿Es que no acudiste a la reunión en Cuenca del Dragón?

K’Dan y Elynea estaban hablando con Delphine, relatándole lo sucedido desde su llegada a Helgen.

—Una profecía, nos dijo el monje psijic —añadió a lo expuesto por sus compañeros—. Alduin llegaría a tiempo de evitar que el dohvakiin fuera ejecutado, desencadenando la cadena de acontecimientos que propiciarían su futura derrota, supongo. No fue así, llegó tarde. Los que sí sobrevivieron, según nos dijo, fueron Ulfric y Tulio. Nos encontramos metidos en todo esto de maldita casualidad. Solo íbamos a Helgen a investigar las actividades de los thalmor.

Nada dijo sobre lo sucedido en Cauce Boscoso. La saliva adquiría un sabor ácido cuando pensaba en todo ello. Si nadie lo mencionaba antes, se lo comunicaría en privado.

—Por cierto, ya han mencionado a Nydrine y su hijo. Ellos dos son K’dan y Osbjorn. Elynea ya los conocía, y confía en ellos. Nos encontramos en el camino, y combatimos juntos a los draugr y el dragón. La bestia sigue viva, ilesa; no era tan grande como cuentan las leyendas, pero no estábamos preparados para enfrentarnos a un adversario que podía acabar con nosotros sin bajar a tierra.

Detectar magia para las cosas de los thalmor.

Nidryne giró sobre sus talones y vomitó sonoramente cuando Fjorda exhibió los testículos del thalmor como un trofeo. Su bebé, intuyendo que su madre estaba enferma, se puso a llorar. 

—¿De qué maldito bosque nómada ha salido esta loca? —se quejó el gigante nórdico, torciendo el gesto de disgusto.

Osbjorn acompañó a Nidryne y le cogió el bebé en brazos para que pudiera vomitar a gusto. 

Osbjorn se está refiriendo a los árboles migratorios del Bosque de Valen, patria de los bosmer.

Delphine mantuvo una actitud desapasionada y saludó a los presentes con un cabeceo según Khaled los presentaba.

—Puede que hayas tenido mala suerte. O que no seas tan buena como te piensas y hayas tenido mucha suerte de seguir viva hasta ahora —le contestó a Fjorda, encogiéndose de hombros—. O de conservar el título de Thane que utilizas como escudo para seguir haciendo lo que te place a espaldas de Balgruuf. 

Utherd soltó una risotada, y Delphine cambió de peso la pierna, antes de responder a Elynea.

—No. No sabía todo eso. Aunque... tiene sentido con lo que he visto y oído. Pensaba que se trataba de algún tipo de alteración mágica poderosa, pero ahora estoy segura que la fábrica del tiempo está destrozada en torno a Imrarlatz. Esas... mareas temporales como las llamó el Psijic se sienten más cuanto más te acercas a Imrarlatz. La sensación de que has vivido las cosas antes es perenne. Unas veces el tiempo se ralentiza sensiblemente a tu alrededor, y la gente parece hablar más despacio y grave de lo normal. Otras sucede al contrario. Una vez intenté avanzar hacia Imrarlatz, en línea recta, y sólo conseguí echar el desayuno. Como vuestra amiga dunmer. Los propios thalmor están preocupados sobre lo que están haciendo sus superiores. Entre los soldados se murmura que el lugar está maldito y deberían irse. Hay algo que los está matando, demasiado rápido y de forma demasiado errática para que puedan defenderse —dijo, y exhaló—. Sólo espero no haber contraído... lo que quiera que haya contraído el hijo de Nidryne.

Los camisotes de malla que llevan los elfos son mundanos, pero de cristal (mithril). Las hojas élficas, arcos largos y escudos son de gran calidad, pero también mundanos. Cada uno de ellos lleva una poción mágica así como 150 septims de oro.

El mago llevaba una capa que se revela como mágica bajo el conjuro de Khaled. 

- Veamos... Tenéis toda la razón... Esto me rebaja seguramente, lo que a nivel de amor propio me importa un pimiento, pero es obvio que no es buena idea... socialmente. Supongo que por eso no tengo amigos -Respondió a Khaled- Antes los tenía y trabajaba con ellos, pero los Thalmor se me echaron encima y tuve que alejarme para no ponerlos en peligro. No había otro modo. Fue por aquel entonces cuando compré el título de Thane para tratar de protegerme, lo compré a cambio de las armas ceremoniales que tiene el Jarl, cuya localización encontré en un libro. Asi que Delphine, es cierto que he tenido mucha suerte y que me escudo tras el título para protegerme. Doy por hecho que el Jarl os llamó a todos para hacer algo importante, y a mí, no no me llamó, o no me encontró. Seguramente lo primero. Y no, no soy buena, soy diminuta y sin un solo músculo relevante en mi cuerpo, salvo quizás mi lengua, sin duda sigo viva de pura casualidad. Salvo como lingüista, ahí sirvo un poco más, aunque tampoco mucho, mi único secreto es tener muchas copias del mismo libro destrozado e irlo recomponiendo poco a poco, por eso los compro. Seguramente cualquiera con la misma paciencia que yo podría hacer lo mismo.

- Qué hago aquí. Seguía a un grupo de Thalmor que rondaban Carrera Blanca. Básicamente porque yo estaba investigando sobre los dragones en algunos túmulos, y sobre el Sangre de Dragón, y en todos los sitios me los encontraba también a ellos. Así que decidí seguirles. Conseguí saber que iban más avanzados que yo en sus investigaciones, y buscaban restos de una antigua orden militar imperial relacionada precisamente con los dragones y de la que creían que podía tener las claves para saber más sobre ellos y sobre la posible existencia de un nuevo Sangre de Dragón. Aparte del tema de tratar de averiguar sus planes, me interesa porque mi abuelo pertenecía a esa misma orden -Fjorda agudizó la mirada por un instante, pero más allá de eso no varió el gesto lo más mínimo-. Fue así como los seguí hasta Cauce Boscoso. Y ahí me equivoqué, los Thalmor usan una cueva cercana como refugio, a veces, así que pensé en ir a registrarla mientras ellos actuaban, consciente de no tener capacidad para frustrar sus planes en el pueblo. Pero en la base no había nada relevante, solo algo de comida y petrechos de dormir. Después vi lo que habían hecho en el pueblo, aunque ignoro el por qué lo habían hecho. Estaba sin saber muy bien qué hacer cuando os vi a lo lejos, y pensé que era demasiada casualidad que los Thanes se hubiesen reunido y los Thalmor estuviesen tan activos, así que traté de seguiros e intercambiar información, aunque iba a ser Fjorda la profesora y no la aventurera la que os encontrase. Pero me perdí en la niebla y esta mañana vine a dar aquí, precisamente aquí, con esta panda de taraos con extrañas ideas sobre sanación. Y eso es todo. Creo. Bueno, tengo una pregunta... ¿Dónde está Suro, estoy casi segura que ayer cuando os vi él abría la marcha?

—¿Que compraste el título de Thane?

Elynea no se puso a vomitar como Nydrine pero sí sintió bastante asco. No conocía ese dato y sin duda era mucho más feliz antes de conocerlo.

Balgruuf se le acababa de caer del pedestal y a Fjorda directamente no la consideraba thane. Para ella un thane era quien que se había ganado un regalo en forma de título tras trabajar o a veces incluso jugarse el pellejo por ayudar a la gente de la comarca; que alguien lo utilizara como escudo y sólo para sus propios intereses se le hacía insultante. Y ni todas las armas ceremoniales de Tamriel podían excusar eso.

Luego pasaba lo que pasaba. Pero ese tema realmente no importaba en aquel momento, así que se limitó a soltar un gruñido de disgusto y a devolver su atención a Delphine.

—Sí, no podía faltar el relato de terror entre las tropas... —dijo—. Pero sea lo que sea, no podemos ignorar algo así, hay que intentar averiguar qué está pasando en ese sitio. Aunque tú no lograste entrar, ¿no?

Y que los altos mandos mantuviesen sus planes fuera del conocimiento de sus propios soldados no parecía tampoco muy buena señal.

—¿Sabes cómo está matando ese "algo" a los soldados? Es decir, ¿tiene que ver con que rejuvenecen o envejecen de forma absurda, aparecen por las mañanas en un dramático charco de su propia sangre o qué?

Khaled sacó la capa del cuerpo del mago abatido por Delphine y se la tendió al corpulento skaal.

—¿Puedes comprobar qué encantamiento le han tejido?

La profesora debía tener tal necesidad de justificar sus acciones, que a punto estuvo de contarles toda su vida. No le sorprendía que el jarl usara el título de thane como pago por favores, no era tan diferente al método habitual, aunque estaba seguro de que otros hubieran opinado de forma muy diferente. Resopló cuando cauce Boscoso fue mencionado, pero en el fondo, sabía que Delphine, infiltrada entre los soldados, ya debía estar al corriente de lo sucedido.

—Al menos eres honesta, ¿eh? —gruñó el guardia rojo, que se había metido en más líos por exceso de honestidad de los que podía recordar—. Suro quedó atrás. Tenía asuntos urgentes que resolver en Falkreath.

Devolvió la atención a la conversación sobre Imrarlatz. Delphine había experimentado en su carne los efectos de las alteraciones temporales de las ruinas dwemer. Los soldados thalmor desconocían los propósitos de sus superiores, y eran presa de la confusión y el temor. Algo bueno, aunque ninguno de los miembros del grupo, salvo la propia Delphine, eran el tipo de personas capaces de aprovechar realmente la circunstancia.

—Si lo has contraído, lo resolveremos —aseguró Khaled cuando su amiga expresó su preocupación—. ¿Cuántos son, Delphine? ¿Podemos enfrentarnos a todos? ¿O tienes otra propuesta? Si esto tiene que ver realmente con Alduin y el regreso de los dragones, no podemos dejarlo pasar.

- Aquí ya no tengo nada que perder con la honestidad. Si cualquiera de vosotros susurra mi nombre a los Thalmor, estaré muerta antes de acabar el día, y mis padres también. Y me quedaré sin saber por qué cojones los Thalmor buscaban a los Cuchillas y qué esperan conseguir de ellos. Así que es eso, o conseguir vuestra lealtad. Además estoy muy cansada de todo.

Los cuchillas. Khaled se rascó la mejilla, donde el vello nuevo comenzaba a despuntar, irritándole la piel justo por encima de la barba. Pensaba en los viajes que había hecho con su padre, años atrás, recorriendo prácticamente todo el continente. "Nefasto para los negocios, necesario para sobrevivir", como decía el viejo, aunque Delphine había demostrado que estaba equivocado. Y, si eso hubiera sido todo, nos hubiéramos instalado en el Páramo. Había conocido a algunos bosmer que podían encajar en el perfil, pero probablemente no era nignuno de ellos; el abuelo de Fjorda debía llevar mucho tiempo muerto. Casi todos llevan mucho tiempo muertos.

Comprar el título de thane. Al final los nórdicos con todo su orgullo y su pompa eran igual de corruptibles. Pero nada de eso le atañía a K’Dan el no era un thane y nunca lo sería.

—Supongo que lo mejor será unir fuerzas—dijo dando pie a que Fjorda los acompañara—. Lo thalmor deben de superarnos en número, eso explicaría que se sientan con la fuerza suficiente como para cortar paso montañosos a voluntad.

Después el khajita se dirigió a Delphine.

—Aunque hayas contraído lo que sea que tenga el hijo de Nydrine, lo arreglaremos. Para eso nos ha enviado Azurah—dijo desviando la mirada a Elynea—. ¿Los thalmor bloquean la entrada a las ruinas? ¿Sabes si hay algun pasadizo secreto?

El khajita se había esforzado en mostrarse ante Delphine más seguro de lo que realmente se sentía. Tenía muchas preguntas por responder, pero sólo en Imrarlatz las encontraría.