Partida Rol por web

Khaled usa wall of blades para bloquear uno de los golpes del reflujo. Has puesto el daño de los dos ataques en una sola tirada, así que supongo que se reeduce a la mitad.

En lo que tarda un parpadeo la “profesora” apareció de la nada junto con la cosa contra la que el khajita se estaba enfrentando. Y entonces K’Dan sintió que ese pequeño subidón de adrenalina que sentía cuando se enfrentaba en combate singular producto de la piedra del guerrero desapareció.

—¡Márchate!—exclamó malhumorado con una voz ronca—¡Encárgate de tu propio oponente! ¡Éste es mío!

Su primer ataque pese a golpear a aquella cosa no parecía haberle provocado ningún tipo de daño. Si querían acabar con la criatura iban a necesitar todos sus trucos. Hoy más que nunca iban a extrañar la música de Karin.

Pero Karin tiene que atender a su corazón y tú no puedes morir ahora.

Por suerte el khajita aun guardaba varios ases bajo su manga. K’Dan tensó cada uno de sus musculos proyectando toda su fuerza en la punta de la lanza. Una lanza que golpeaba como un martillo.

Por desgracia, los martillos no siempre golpean dónde deben. Molesto con el resultado de su golpe K'Dan gritó furioso y lanzó su escudo al suelo.

Acciones: Como acción de movimiento desenvaino la postura Destello de la guardia de Hierro: Los enemigos a los que amenazo sufren -4 al ataque contra tus aliados (si es la misma criatura esta es muy chachi). Ataco con el “Martillo de la montaña” que me cuesta un acción estándar prepararlo. Como acción gratuita dejo caer el escudo que va a tocar empezar a luchar con la lanza a dos manos.

Efectos activos: Piedra del guerrero (+1 al daño si no hay otras amenazas) - No aplica. Recitación - +3 al ataque, CA y TS.

PG: 36/60

Maniobras concedidas: Golpe del Cruzado, Huesos de Piedra, Martillo de la montaña, Primer Golpe, Minotauro en carga.

Comentarios: A tomar por culo el Martillo de la Montaña xD

Khaled tajó de un lado a otro con el espadón de Sigvatr, intercambiando golpes con aquella criatura inefable que parecía estar en todas partes, o dadas las circunstancias, en todo momento. Echó un vistazo a su alrededor; solo distinguía a tres de sus compañeros. Sintió entonces la magia del conjuro de Elynea empapándole hasta el alma. La sacerdotisa los vigilaba, no había razón para preocuparse de los demás. Clavó los ojos en la fugaz visión.

Al apartarse de un difuso golpe clavó ambos talones en el barro. Tensó los músculos de las piernas, hundidas en la nieve hasta los tobillos. Alzó la espada tan alto como le permitían los brazos, se inclinó hacia atrás hasta que estuvo a punto de desequilibrarse, Plegó los dedos de sus pies como como si fueran garras con las que quisiera agarrase al suelo. La espada bajó, trazando un inmenso arco hasta que los nudillos de Khaled golpearon la nieve.

He olvidado no desglosar la tirada. la segunda está bien.

A. Estándar: Martillo de la montaña. Si acierta, 22 de daño que ignoran RD.

pg 32/58
pc 19/19

Elynea dio otro paso hacia atrás alejándose de aquella cosa y elevó una mano al cielo.

—¡Azura, sé nuestro escudo!—imploró.

Todos los compañeros presentes y ella misma se vieron bañados por un suave destello plateado y el símbolo luminiscente de la media luna con la estrella que representaban a la Princesa Daedra apareció flotando a la altura de sus corazones.

Elynea da un paso de 5 pies a N5 y lanza Escudo de la Fé (Grupo) +3 a la CA para todos. Y con esto me pongo en modo ahorro.

PG: 42/55
PC: 36/50

Fjorda no hizo caso a su compañero, rodear a un enemigo le daba ventaja, era absurdo renunciar a ella. 

Esta vez lanzó dos golpes a su oponente, quizás fuera inútil pero no podía hacer mucho más que lo que sabía hacer. El filo de sus dos espadas cortas se iluminó, incandescente.

El pitido subió de tono hasta volverse insoportable. Sentisteis arcadas y, de pronto, una sensación de vacío en el estómago.

Estáis a punto de ser arrastrados por la marea temporal. Para resistirse tenéis que pasar 4 tiradas de salvación de Voluntad a CD 19. Podéis elegir no resistiros.

Escuchó primero el sonido, lo bastante intenso como para silenciar sus pensamientos. Sintió después el tirón en sus vísceras. La confusión llegó inmediatamente después. Dio un paso atrás, trastabilló. Al menos, era todavía consciente de su propio cuerpo. Trató de luchar, sin frutos. Se vio arrastrado como una pluma en una ventisca.

- ¿Qué quieres que haga Elinea? ¿Intentamos resistir o nos dejamos llevar por la marea? ¡Es muy fuerte!

—¿A mí qué me dices?—exclamó la dunmer que trataba de mantener el escudo en alto y de no echar los hígados al mismo tiempo por culpa de las nauseas—.  ¡Ni si quiera sé qué está pasando!

De hecho, ni la propia Azura era capaz de leer el futuro con el tiempo curvado conforme estaba en aquel lugar. ¿Cómo demonios iba a saber ella qué era lo que se suponía que debían hacer? Es más, ¿desde cuándo era la dueña de nadie?

Si la marea los arrastraba podían cambiar de lugar en el espacio y en el tiempo. O también podía ser un billete de salida de aquella locura que les llevase a aparecer justo donde querían. O no. No tenía forma de saberlo. No tenía ni idea de si aquel cambio significaba lo primero, lo segundo o algo totalmente distinto a ambas cosas pero por instinto trató con todas sus fuerzas de centrarse en un presente cada vez más ondulante mientras aquel sonido infernal le traladraba los oídos.

Fjorda trató de resistirse al efecto, aunque sabía que era improbable aguantar una oleada semejante. Solo esperaba... bueno, solo esperaba no terminar convertida en un bebé llorón.

Perdisteis el sentido del tiempo y del espacio cuando os precipitasteis de cabeza en la marea temporal. Vuestra mente se colmó de luminosas motas romboidales que os adelantaban a una increíble velocidad. Esas luces os envolvían, formando un cono inmensamente brillante mientras os asaltaba un metálico olor a ozono, agudo y corrosivo. Recorría vuestros miembros una sensación de calor, y un momento después, el familiar frío de Skyrim. Entonces llegasteis tan de repente al "aquí" y "ahora" que quedasteis aturdidos y jadeantes.

Temiendo lo peor, os pusisteis trabajosamente en pie para descubrir que, al menos, os habíais trasladado juntos. Os sentíais bien. A decir verdad, mejor que hacía un momento. No estabais heridos y la magia rebosaba en vuestro interior. Tampoco parecíais haber envejecido o rejuvenecido sensiblemente.

Os encontrabais en medio de dos tiendas de campaña, negras y doradas y en el cielo azul y despejado brillaba el sol de mediodía. A cien o doscientos metros, despuntaban las torres de Imrarlatz, de inconfundible metal enano. Podíais escuchar sonidos de combate, gritos y explosiones mágicas. 

Recuperáis todos los pgs, pcs y por supuesto, maniobras utilizadas. Elynea sigue teniendo los mismos conjuros memorizados que escogió la última vez.

Aquello era demasiado mareante, por un momento Elynea se tambaleó en el sitio como un borracho de taberna y terminó por clavar una rodilla y apoyar ambas manos en el suelo nevado para no irse de narices.

Parpadeó una, dos, y hasta tres veces mientras su sentido de la orientación volvía a su sitio y se preguntaba qué, en nombre de todo lo sagrado, acababa de ocurrir. La parte buena era que sus compañeros parecían haber ido a parar al mismo sitio y momento que ella... y la parte rara era que no se apreciaban las marcas del combate. Es más, ella misma se sentía rebosante de energías y eso que juraría que acababa de lanzar dos de sus conjuros más poderosos.

Entonces vió las tiendas thalmor a su alrededor.

«Bien... mierda» gruñó para sus adentros «Ya era raro que todo fuese tan perfecto»

Pero también se escuchaban sonidos de batalla. ¿Era aquel engendro dwenmer del que había hablado Delphine atacando el campamento o se trataba de otra cosa? Se puso en pie trabajosamente mirando a su alrededor en busca de algún indicio que le indicase si habían ido hacia adelante, hacia atrás, o hacia ningún sitio.

—Creo que hemos ido hacia "adelante" temporalmente hablando... —masculló con cautela. Parecía mediodía así que en teoría habían ido hacia adelante (ahora sólo esperaba que hubiese sido en ese mismo día y no en la semana siguiente. O la anterior) un sudor frío e incómodo le recorrió la espina dorsal cuando cayó preciamente en la cuenta de quienes esaban allí. Añadió tropezando con su propia pregunta:—. ¿Está... eh... todo el mundo bien? ¿Alguien ha visto a los demás?

«¿Ákadir... ? Osbjorn, maldito oso Skaal, como no estés aquí de verdad que voy a enfadarme»

Cuando sintió llegar la marea temporal K'Dan lo tuvo claro. Cruzar la marea temporal era la única manera de poder llegar hasta Imrarlatz por lo que dejarse llevar por ella le pareció una mejor opción que resistirse. Al menos en su cabeza el decreto de Azurah tenía más lógica con esa decisión.

Cuando la marea terminó, el khajita se encontró tumbado bocabajo en el suelo con el tiempo justo para poder girar la cabeza y expulsar los pocos ácidos estomacales que aún quedaban en su cuerpo. Agotado, K'Dan se levantó con ayuda de su lanza. El sol indicaba que habían viajado, al menos, varias horas hacia el futuro, hecho que fue verbalizado por Elynea. Aunque bien podría ser el pasado, la verdad es que tampoco importaba mucho.

—Si a estar entero puedes llamarlo bien, sí estoy bien—dijo aun incómodo el khajita—Aunque esto de navegar por el tiempo ha sido peor que cualquier tormenta en alta mar. ¡Qué demonios! Ha sido peor que cualquier fiesta organizada por Karin.

K'Dan tomó una profunda bocanada de aire que le supo a vida.

—Me encantaría tomar un poco del fresco aire de la montaña o buscar a nuestros compañeros, pero el ruido de este combate puede ser nuestra última oportunidad de llegar a Imrarlatz. Tenemos que avanzar.

Estaba viva, a salvo, sana, y acompañada. Al menos por ahora no podía pedir nada más. 

Bueno, también estaba a cuatro patas, una situación muy poco digna pero más estable que estar a dos, y la estabilidad era importante cuando el universo decidía cambiar todas sus reglas físicas.

Mientras los demás hablaban no dijo nada, los escuchaba, pero necesitaba su atención para fijarse en el aquí y ahora. 

Cuando abrió la boca su voz sonaba cascada, como resacosa.

- Si lo queréis, puedo intentar adelantarme y ver qué sucede.

Mantuvo los ojos bien cerrados durante todo el proceso. Los ojos y la boca, para evitar vaciar el contenido del estómago en aquello que había bautizado, involuntariamente, como “lugar entre dos instantes”. Solo los destellos atravesaron la barrera de sus oscuros párpados.

Se encontró de nuevo con tierra firme bajo los pies. Sin aliento, como tras una breve carrera a toda velocidad, y confuso, algo con lo que alguien que solía beber más de lo aconsejable estaba sobradamente familiarizado.

Por los Divinos, masculló, prefiero enfrentarme a dragones regándome con vitriolo que esta locura.

Clavó la punta de la espada en la tierra y la usó como soporte de su peso mientras recuperaba el aliento. No estaba fatigado, al contrario, el extraño malestar provocado por la criatura a la que se había enfrentado había desaparecido, estaba renovado, solo necesitaba un momento para enfocar sus sentidos y respiración.

A su alrededor se encontraban tan solo los compañeros de la breve batalla. No había rastro, todavía, de Uthgerd, Delphine o los demás. Pensar en ellas no las haría aparecer mágicamente a su lado. Se imaginó que era capaz de convencerse de que su confianza en la capacidad de sus amigas era superior a su preocupación por ellas, y centró sus pensamientos en otros asuntos en los que sí podía participar.

Habían aparecido en mitad del campamento thalmor, a solo una corta carrera de Imrarlatz. Ruidos de batalla llegaban de alguna parte. El camino parecía expedito. Buena cosa, pensó, si podemos alcanzar las ruinas sin que nos afecte la distorsión.

No, no debemos separarnos aún más, replicó a Fjorda. Ni siquiera sabemos si podemos llegar hasta Imrarlatz. Delphine nos advirtió sobre lo que sucedía al acercarse a las ruinas.

De cualquier modo, no perderían más que unos segundos intentándolo.

Hagámoslo, asintió. Sin demora. Si nos rechaza, deberíamos buscar a los magos del Sínodo.

Echasteis a andar en dirección a Imrarlatz, notando que el aire rielaba a vuestro alrededor como cuando os arrastró la marea por primera vez en el Paso Aullante. El campamento thalmor parecía en pie de guerra, contra quien quiera que los estuviera atacando. 

Cuando ibais a salir de entre dos tiendas negras y doradas, os encontrasteis de bruces con tres guerreros ataviados con relucientes camisotes de malla dorados. Blandían espadas curvas a dos manos, de obvia manufactura élfica, y parecían mejor entrenados que los thalmor que derrotasteis en el paso.

—¡Eh! ¿De dónde habéis salido vosotros? —dijo uno de ellos, con la voz deformada por el eco del yelmo.

—Da igual —respondió otro en un tono resuelto—. Están muertos.

Mapa en Grande

Éste es mi primer intento de crear un mapa propio en vez de encargárselo a Estigia. Espero que os guste. 

Podéis colocar a vuestro personaje en cualquier casilla del cuadrado verde, a vuestro gusto. Es un experimento, a ver si gusta y funciona bien. No os olvidéis de indicar qué casilla habéis elegido al principio de vuestro primer turno.

No hay asalto sorpresa. Tirad iniciativa. Si alguien saca más de Ini 17, puede actuar inmediatamente. 

- Habrá muerte pues.

Fjorda avanzó, rápida, en dos largas zancadas, demasiado rápida para el pobre Thalmor que no esperaba una reacción tan explosiva y aún no había levantado la guardia.

Las dos espadas se colaron por entre las rendijas de la armadura como si en vez de ser una brillante armadura Thalmor fuesen simplemente mantequilla, cuando tomaron el camino de vuelta, ambas armas había mudado de color, ahora eran rojas.

Tan solo habían avanzado unos pasos cuando Khaled comenzó a sentir el efecto de las ruinas, tal y como había sucedido en el paso, instantes —o lo que para él, y sus compañeros, habían sido instantes— antes.

No hubo ocasión para expresar su desazón. No todos los thalmor se encontraban combatiendo a lo que fuera que estaba atacando el campamento. Tres agentes de élite se interpusieron en su camino. No había tiempo para conversaciones; había que aprovechar la distracción de la batalla. Si deseaban lucha, lucha tendrían.

La profesora salió disparada como un proyectil; Khaled la siguió medio latido de corazón después.

Mejor suerte hubierais tenido con vuestros compañeros, masculló entre dientes. Alcanzó a los dos agentes dos tres zancadas, pisó con fuerza con el pie adelantado y trazó un arco de arriba abajo con la hoja de Sigvatr.

A. Mov: Mueve a I10 a M9 y desenfunda.
A. Estándar: Ataca a N8 con Mountain Hammer. Golpea a CA 21, daño 23.
Esquiva a N8.

«Si yo te contara de dónde hemos salido... »

Elynea suspiró para sus adentros. La gente solía salir de sus casas, de las montañas, del bosque, de los caminos... antes de llegar a un campamento Thalmor. Ellos habían salido de una marea espaciotemporal. Qué originales eran.

Entonces los miembros melée de su grupo salieron pitando a cruzarles la cara a aquellos elfos. ¿Por qué siempre la melée tenía tanta prisa? Nunca le daba tiempo a salvaguardar a nadie. Luego venían los golpes, las heridas y las raspaduras en las rodillas y todo el mundo a ponerle ojitos al clérigo. ¡Nadie pensaba nunca en el clérigo!

Emitió un gruñido de disgusto al darse cuenta de que aquel hilo depensamientos estaba empezando a reducirse a lo cómico de modo que volvió a centrarse en el presente: avanzó detrás de Khaled, le plantó una mano en la espalda, murmuró una plegaria y de nuevo el símbolo fantasmagórico de la estrella y la luna apareció flotando a la altura del corazón de guarda rojo.

Elynea parte de I11, avanza a L9 y lanza Escudo de la Fé a Khaled.

Thalmors. La mañana (por darle un nombre a esos pocos minutos que se habían convertido en horas) iba de mal en peor. Marea temporal. Criatura extraña. Marea temporal. Thalmors. Si no fuera porque Azurah espoleaba su espíritu, K'Dan estaría echando de menos su trabajo en la caravana de Ri'saad.

—Acabemos con esto rápido—rezongó mientras llevaba sus manos a las armas.

Parto de K12.