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Fortaleza de Helgen, principios del mes de Ocaso

La mujer sonrió con resignación al comentario de Hadvar, pero pronto su atención se volcó en vosotros. Se movía con gracilidad, tenía un magnetismo sobrenatural que potenciaba si ya de por si gran belleza.

—El thane Hadvar ha sido muy amable por dejarme hablar con vosotros —agradeció con cierta ironía en el tono de voz —. Me llamo Serana, vengo en nombre de un amigo común, Paarthurnax, el cual juzgó que no era la mejor idea venir aquí. Ya me entendéis, mucho revuelo.

Tomó aire, su tono descarado era apoyada por su mirada rojiza, que iba pasando de uno a otro como si fuera un depredador.

—Traigo información importante, sobre lo sucedido en la Garganta del Mundo —volvió la mirada hacia Hadvar y Silgurf —. Pero sería aconsejable hablar esto en un lugar más recogido, tomando algo, ¿no os parece? —sonrió encantadora, pero eso hizo que tanto el thane como el hechicero reaccionaran con seriedad. Hadvar fue contundente, cualquier cosa podía hablarse aquí. Serana se encogió de hombros aceptando la autoridad del thane —. Está bien, como digáis, señor de Helgen. Decidme, alguno de vosotros.. ¿sabéis quién es Lorkhan?

La mención de aquel nombre hizo que en la sala se adueñara de un extraño silencio, quizá fruto de saber quién era, quizá fruto de no tener ni idea.

Al Thane también se le veía agotado, ¿pero quien no lo estaba en aquellos días? Estaba claro que su trabajo estaba siendo abrumador como poco.

Su atención se desvió a la mujer que se presento ante ellos y que decía venir por parte del dragón. Lo llamativo de ella era el color de sus ojos. Nunca había visto unos ojos con el iris de color carmesí que parecían refulgir en contraste con la palidez de su piel.

Asintió levemente al porque el dragón no había hecho acto de presencia en la ciudad. Realmente no hubiese ayudado a que el pánico no cundiera. Y le iba a contestar si no fuera por la reacción del Thane, que no dio lugar a que fueran a otro sitio. No parecían muy cómodos con su presencia allí, pero bueno, si por recogido se refería a privado... dudaba que fueran a encontrar tal cosa en ningún rincón de Helgen tal y como estaban las cosas.

cuando menos los que estamos aquí responde el nórdico a la pregunta de thane con voz serena, y antes de poder preguntar por riften anunció la llegada de la emisarios del dragon, la mirada de reproche y desconfianza de Viggo era evidente y se mantuvo en silencio.

Fortaleza de Helgen, principios del mes de Ocaso

Bjorn escuchó las palabras del Thane con atención. Le extrañaba no ver a Sienna por ahí... Aunque era cierto que hacía un par de días que no veía rastro de la mujer. Esperaba de todo corazón que no le hubiera ocurrido nada en las afueras de Helgen. Personalmente se había esforzado mucho por patrullar los alrededores para librar de muertos vivientes la zona... pero siempre aparecían más.

Su atención se volvió más intensa cuando observó a la mujer que preguntaba por ellos. Sus ojos estudiaron con curiosidad el rostro, los cabellos y los ojos de la emisaria. Le traía algo a la memoria, pero no sabía decir el qué. Luego pensó en aquel nombre... Lorkhan... También le sonaba... pero no estaba seguro.

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Seretide observó a la mujer, guardando silencio, por cautela. Observó su rostro, sus ojos color carmesí, y escuchó el tono con el que el Thane se dirigía a ella y no pudo evitar fruncir un tanto el ceño, aunque comprendiese los motivos de aquella desconfianza abierta. Después de todo, los dunmer eran, a menudo, receptores involuntarios de aquella clase de educación, y tuvieran razón o no aquellos desmanes, le resultaban de igual manera desagradables.

- Temo que el hecho de encontrarnos ante alguien que no es quien esperábamos haya podido provocar cierta reticencia a la hora de establecer una comunicación efectiva.-apuntó- En cualquier caso, estoy segura de que algunas respuestas preliminares por vuestra parte, volverán más sencilla la conversación. 

Fortaleza de Helgen, principios del mes de Ocaso

Muchos rostros familiares veo cuando nos reunimos en la fortaleza, frente al thane, que está acompañado como es común en estos tiempos por el hechicero Silgurf. Pero esta vez está acompañada también de una extraña mujer con unos ojos que claramente no son humanos a pesar del resto de su aspecto sugiere.

Se presenta como Serana, enviada por el dragón que encontramos en ese fatídico día. Entiendo que haya preferido que ella viniese en su representación pues claramente al dragón lo atacarían antes de darle audiencia.

La mujer comienza a hablar y pregunta por un nombre que me suena de algún lado pero no consigo recordar. Niego con la cabeza ante la posibilidad de que nos entregue más información. Miro al resto de mis compañeros y escucho lo que dice Seretide tan acertadamente. La verdad es que la mujer no ha dado muchos datos y confiar no es algo sencillo en estos días.

"Pero será mejor que no hable demasiado. Nunca he sido demasiado diplomático y no sé qué clase de criatura sea esta."

Espero pacientemente a que la criatura exponga más, ya sea de ella y su amo así como de lo que tiene por contarnos. No sé quien es ese que nombró pero me pregunto si tendrá que ver con el famoso perdido que nombraron tanto ese día como el Akaviri que se hizo pasar por Titus.

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Los últimos fueron apareciendo, aunque no todos los que debían ser. Le dedico una complice y cálida sonrisa a la dunmer cuando llego junto a ellos, antes de volver a su expresión seria y algo taciturna.

Escucho a Hadvar con atención, asi como a la bella dama que los habia convocado. Comprendió que el anciano dragon enviara a un emisario, solo sintió la actitud desconfiada, aunque comprensible en aquellas circunstancias, del thane. Guardó sus opiniones para él puesto que Seretide expresó de manera muy diplomática lo que pasaba por ella.

Fortaleza de Helgen, principios del mes de Ocaso

—No os culpéis si alguno no os suena. Tiene muchos nombres según el panteón. Shor, Sheor, Shezarr.. Lorkhan, el Dios Perdido —habló con dureza, al volver a mencionar ese nombre pareció que en la sala se adueñaba una aura malévola —. No os aburriré con los detalles, por la cara del anciano.. —miró de soslayo a Silgurf, su cara estaba muy seria, incluso de preocupación —.. sabe que lo que os contaré no es baladí. Lorkhan fue uno de los Divinos, pero engañó a sus hermanos, creó el Oblivion y a los daedra antes de que se creara Nirn. Fue castigado, pero luego volvió a engañar a sus hermanos haciéndoles creer que se arrepentía, y con ellos creó nuestro mundo, Nirn.

Habló lentamente, con seriedad, directa al grano de lo que quería decir, pero también dándoos espacios para asimilar lo que contaba.

—Era una treta. Lorkhan quería entregar Nirn a sus creaciones, los daedra, convertir nuestro mundo recién creado en un nuevo reino de Oblivion. Pero fue detenido —el brillo rojizo, maligno, de su mirada paseó sobre cada uno de los presentes —. Akatosh, Auri-El para los mer, atravesó su pecho con un arco, le arrancó el corazón muriendo en el acto. Pero.. ese no fue su final. Lorkhan había participado en la creación de Nirn, destruirlo definitivamente significaría destruir nuestro mundo, así que escondieron su corazón y con su cuerpo muerto crearon las lunas.

Una nueva pausa dejando que sacarais vuestras conclusiones, se cruzó de brazos.

—Interrumpisteis un ritual con el que pretendían invocar el cuerpo mortal de Lorkhan a Nirn, resucitarlo —endureció la mandíbula —. Pero solo la mitad de su cuerpo ha sido liberada, los sectarios que persiguen este plan loco son adoradores de Sithis, el avatar del vacío y la entropía. No sabemos con qué fines, pero a juzgar por los acontecimientos recientes, está más que claro.. 

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Akatosh... y Lorkhan. Las palabras de la recién llegada iban calando hondo en el corazón del cansado caballero. Los nombres no eran nuevos para él. La historia... contada desde ese punto de vista. Bueno, podía creerla perfectamente. Y a raíz de los recientes acontecimientos, más aún.

El mismísimo creador de Oblivion... y había un grupo de fanáticos tratando de resucitarlo. Bjorn apretó un puño instintivamente.

Se aclaró la garganta y alzó la voz para llamar la atención de la extraña mujer.

- Paarthurnax y tú... - Comenzó. - Y ahora nos cuentas esto. - Quería preguntar por qué, pero era evidente. De algún modo querían embaucarles para que les ayudaran a frenar a esos adoradores de Sithis. - ¿Dónde? - Preguntó finalmente.

- Podéis contar conmigo para dar caza a esos miserables. - Afirmó con contundencia. Aunque no le vendría mal más información. - ¿Dónde se ocultan? - Preguntó. - No pienso permitir que se resucite a alguien como Lorkhan. - Era una locura. Si lo lograban todos estarían perdidos.

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La verdad es que nunca había escuchado de ese tipo, pero ahora toma mucho sentido todo lo que he oído hasta el momento. El Perdido es lo que querían hacer volver y lo que conseguimos evitar. Por lo que oigo, no debo sentirme culpable ni arrepentido de haber destruido la gema como lo hice pues, la destrucción de la luna y el alzamiento de los muertos es un mal muy menor comparado con lo que estaría sucediendo ahora mismo si el ritual se hubiese completado.

"Luchar contra un dios así no es algo que estemos capacitados para hacer."

Pero ahora debemos enfocarnos en el futuro y en como hacer que las cosas mejoren. Acabar con esos sectarios parece una muy buena manera de evitar que cumplan su objetivo, pero quedan más cosas que intentar:

 - "Serana. ¿Qué tiene que ver con Lorkhan el alzamiento de los cadáveres y como podemos hacer que dejen de levantarse de sus tumbas?"

La idea de que dejen de aparecer ejércitos de muertos sería algo muy bueno para todo Tamriel. Definitivamente creo que detener esa locura es lo primero que debemos hacer. No sé si sea posible pero creo que es algo que debo preguntar pues es lo que en este momento me quita el sueño.

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por mil daedras, hay otro grupo de locos sueltos por ahí tratando de destruir lo que nos queda de comarca, esto tiene que ser un chiste. dice molesto el nórdico que ahora pasaba su mano por el rostro y miraba a la extraña emisaria, y protestando de manera mas enérgica prosigue:supongo que estar infestados de muertos vivientes no basta, ahora nos van a traer a todos los daedras de Oblibion a fastidiar nuestras vidas, pero no me iré sin luchar, hay que buscarlos y acabar esta locura de una vez por todas.

Viggo se retorcía en su silla solamente de tratar de sopesar las posibilidades de éxito de los malditos cultistas, dices que ya liberaron la mitad del cuerpo, esa cosa callo en Skyrim?, imagino que ese dragón nos tiene alguna pista para comenzar la caza, verdad? las preguntas le atormentaban y se levanta de su asiento.

el nórdico comienza a caminar de un lugar para otro en la sala, era casi como si tratara de calmarse y de golpe se detiene y mira a la mujer, desde la garganta del mundo se ve todo verdad?, dime, Riften aun existe? pregunta con una mirada casi suplicante a la mujer y con tan pocas noticias no perdería esta oportunidad.

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Conocía el nombre, lo había oído en muchas ocasiones, o más bien lo que había hecho. El creador de Sovngarde, el lugar al que iban las almas de los nórdicos al morir. Pero la historia que ahora les contaba…

Tragó saliva con dificultad, solo habían parado aquello a medias causando con ello miles de muertes. Y no comprendía porque los seguidores de Sithis querrían hacer algo así. Supuso que algo les había prometido su dios a cambio, algo que probablemente ni siquiera llegasen a ver.

Pero… Aun con la mitad de su cuerpo liberado… Incluso si hubieran conseguido liberarlo por completo, les faltaría el corazón ¿no? ¿Es posible destruir por completo a un dios? Y… ¿Cuánto poder tendría un Lorkharm resucitado con solo medio cuerpo y sin su corazón? ¿Tendríamos alguna posibilidad de pararlo?

La pregunta de Viggo hizo que se tensara de golpe y que una sensación de angustia se adueñase de ella. Temía la respuesta que pudiera darles la visitante.

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Como druida estar en comunión con otras creencias era algo básico, el saber no ocupaba lugar y podía salvarte de ofender a una deidad en el lugar equivocado. Pero cuando escucho aquel nombre el rostro del druida se endureció, daba igual el nombre por el que lo llamaran para él y los suyos, Lorkhan era Sheor, dios de la pérdida de las cosechas. Aunque sabía que para otros, como los nórdicos, era considerado un dios-héroe.

Escuchar el relato de Serana le hizo recordar un texto largo tiempo olvidado, en el que se trataba la teoría del Lorkhan Lunar, ahora confirmada por Serana. Las lunas que orbitaban Nirm eran el cuerpo de este dios.

Disculpe, Serana...- se adelanto para dirigirse a ella, todos sus compañeros habían hecho preguntas precisas pero todos daban por hecho que se les estaba pidiendo algo que aún no se les había solicitado - ¿acaso Paarthurnax os envía aquí para solicitar que emprendamos camino para impedir que los adoradores de Sithis acaben lo que empezaron?

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- Claro... El Perdido era...-musitó, para si, alzando las cejas blanquecinas, con sorpresa, callando acto seguido para seguir escuchando a aquella extraña mujer de ojos carmesí.

- Entonces Masser... Representa esa parte del ritual que sí pudo completarse. Esa parte del cuerpo de Lorkhan que sí fue liberada. - dijo, más para razonar aquello por si misma que para aportar algo realmente útil, dada la obviedad de sus palabras- Serana, ¿pudo haber ocurrido algo similar antes? Algún intento... Parecido a éste. Durante la matanza de Bravil, por ejemplo. - preguntó, recordando con un escalofrío aquella sensación de oscuridad, de caos absoluto, que la había recorrido entonces, y que la recorría ahora en ocasiones, cuando soñaba con aquello que había ocurrido en la garganta del mundo.

- ¿Tiene algo que ver el hecho de que se encuentre el ritual incompleto con el que los muertos vivientes estén acumulándose cerca de Carrera Blanca? ¿Lo que los atrae... Puede ser el remanente de este culto infame que pretende completar tal invocación?

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Carrera Blanca... ¡Eso era! Seretide parecía haber dado en el clavo y los ojos de Bjorn se iluminaron de comprensión repentina. Eso tenía que ser. En Carrera Blanca estaba la clave, y si los seguidores de ese culto no estaban ya allí, sin duda no tardarían en aparecer.

- Creo que tienes razón. - Respondió el caballero a la mujer de piel oscura y cabello blanco. - Es posible que se oculten en Carrera Blanca... - Aunque detuvo su razonamiento para mirar a la mujer que les había congregado a todos allí. - Aunque seguramente tú tienes más noticias que nosotros... - Esperó a que respondiera a las preguntas formuladas por el resto de los presentes... pero le instó con la mirada a que les confirmara lo que supiera. A que les dijera a dónde debían ir para acabar con semejante locura.