Partida Rol por web

Dag parecía literalmente al borde del colapso, no parecía que iba a contestar a sus preguntas... el golpe hizo que se sobresaltara... ¿qué? Nada bueno seguro, ya tendrás miedo luego la sangre bajo su amigo...

Dag...lo miró a los ojos.

Intentó coger la EmyL XZY si tenía el suficiente espacio, aprovechando para ver que era lo otro que llevaba, si resultaba imposible, esperaba que el chico le cediera la Doe... la puerta no iba a aguantar eternamente.

Le dejó coger la Emy a Hilv e ignoró o de nuevo eso parecía al médico. Otro golpe se produjo, y una esquina de la puerta se empezó a resquebrajar mientras el seguía haciendo presión. Cerró los ojos un momento, negó con la cabeza y farfulló algo que incluso hizo que parte de su saliva se le escapara por la barbilla.- Es...un corte...arterial- Sollozó.- Un par de minutos me quedan sin ayuda. 

No, no, no...

Pero él te va a ayudar el tal Daniel parecía saber de lo que estaba hablando ya nos has dado una oportunidad, ahora me toca a mí sentía la humedad acudiendo a sus ojos, pero no podía llorar, tenía que comportarse como se supone que debía, no era su primera vez luchando contra algo que no entendía...

Aparta por favor... Levantó el arma y apuntó con ella a la puerta, era obvio que esta no iba a aguantar, pero la celda no tenía ninguna salida más, así que no quedaba otro remedio que enfrentarse a lo que tocara... pero no podía hacerlo si Dag se moría allí.

En cuanto la puerta cedería, dispararía a lo que hubiera detrás.

Daniel intentó echar fuera de su mente todo lo que no fuese su paciente. Tenía una hipobolemia en ciernes. No era bonito ni agradable. Por el color de la piel y la taquicardia que se le podía adivinar, ya había perdido bastante sangre.

- Dag... -quiso pedirle que se tumbara en el suelo, con las piernas hacia arriba, contra la pared. Como dictaba él manual para hacer un torniquete.
Pero la situación era absurda y Daniel lo entendió, ¿Aun así que más podía hacer? Afuera había algo que podía matarlos en menos de los dos minutos que Dag, con mucho acierto, parecía haber diagnosticado. El no podía hacer nada en el tiempo que le quedaba. Aparte de darle unos minutos más a aquel soldado.
Palpó la zona de la herida para detectar él flujo de sangre. Una hemorragia arterial tendría una fuerte presión. Y contaba con que la tela estuviera ayudando a la coagulación. Colocó su cinturón y los estranguló, tan arriba de la herida como pudo.

Una sonrisa amarga se formó en los labios tensos del muchacho cuando escuchó a Hilv, era como si entendiera algo que ella no, o como si aquello le hiciera gracia de alguna manera.- Las balas no le hacen nada- Apartó con un gesto el arma que Hilv levantaba mientras se dejaba hacer por el doctor. 

Otro golpe, otro temblor, y un sonido de fondo, que se transformó en una especie de neblina que entró de golpe en la celda, de una forma tan virulenta que se convirtió en...una tormenta de arena roja * que solo podía cegaros, y rasgaros la piel lo suficiente como para que apenas os pudierais mover.  

Sus ojos se abrieron de par en par ante las palabras de Dag... podía haberlo dicho antes... ni siquiera tuvo tiempo de nada más, antes de que, aquello, fuera lo que fuera, empezara a lacerar su piel de manera continua. Los vaqueros ayudaban en las piernas, pero en el resto del cuerpo no tenía protección. Usó el arma para protegerse la cara lo mejor que pudo, mientras se dirigía a la puerta con dificultad.

Tengo que hacer que me siga, tengo que darles una oportunidad.

Era mejor pensar eso que pensar que estaba huyendo muerta de miedo.

Abrir la puerta y salir de aquella tormenta, dentro no había nada que pudiera ayudarles, tal vez fuera... tal vez la siguiera.

¿No dijo que no iba a sentir dolor nunca más?

Tampoco quiso hablar por si acaso, pero en su salida, intentó abarcar con las manos aquella especie de neblina o arenisca, o lo que fuese.

¡Su puta madre!

¡Su puta madre!

Dos voces a coro resonaron en la cabeza del doctor Traynor, con dos tonos diferentes, con dos modulaciones diferentes, pero con el mismo miedo. Una era analítica, la otra pasional.

Miró a todos lados, a su espalda, al techo y al suelo. Y solo veía una salida, la misma por la que quería entrar aquel monstruo que pretendía aniquilarles. Otro golpe y comenzó a entrar la niebla.
Y la niebla se tornó en arena.

Un momento, musitó la voz analítica, esto en como en ...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el dolor y el ahogo. El forense interior le dijo que no aguantarían mucho rato así, antes de sufrir una sofocación.

Es el mundo devastado. Como el de la visión. El de la estatua. Al final algún hijo de puta trajo la estatua a Titan. Y está entrando. Pronto Titan será igual que Augusto, ¿verdad?, pensó mientras se tapaba el rostro, tratando de respirar algo.

¡Interesante, pero hay algo que podamos hacer para no morir?, preguntó la voz pasional.

No. Cabe la posibilidad de que esto no sea más que una ilusión. Pero las ilusiones,

... no le rajan la femoral a un soldado entrenado, completó la voz pasional.

La pausa y el silencio en la cabeza de Traynor fue tan notorio que abrió los ojos para ver si los demás le estaban mirando.

¿O si?, y se llevó instintivamente la mano al punto de la pierna donde la forma ilusoria de una amiga le había clavado un lapicero. Solo que no fue en aquel cuerpo.

- Los circulos. Es una estupidez, pero quizá funcione.

La arena comenzó a entrar y el doctor se hundió sobre sus rodillas, tratando de ofrecer la menor resistencia posible al viento y a la arena, que se comenzaba a arremolinar en torno a el.

- Los círculos. Es una estupidez, pero quizá funcione.- gritó.

A un ritmo frenético, comenzó a dibujar un circulo que le rodeaba perfectamente en el lugar donde se encontraba.

Después dibujó otros cuatro círculos a su alrededor, a 90 grados, más pequeños.

- Espero que puedas escucharme. ¡Necesito ayuda!

Y Steve se concentró en la Mariposa Azul.

¡Mona!, estoy un poco jodido. He intentado copiar lo que vi en el piso. Dime que no estoy haciendo el payaso, hablando conmigo mismo. Me dio la sensación de que eras telépata... Por todo lo más sagrado, ojala seas telépata.

Y siguió arrodillado, protegiéndose la cara y tratando de pensar solo en la mariposa azul.

Hilv intentó apartar a Dag, pero era imposible, era una roca, y no iba a dejar que lo movieran, apenas podía ver nada, y mucho menos sin recibir daño. 

Dag parecía no moverse, impertérrito aguantando en la puerta, siendo la última fila antes de...

Daniel se arrodilló y empezó a hacer círculos en suelo, y a mitad del primero, mas o menos cuando el azul de su pensamiento se hizo tan potente como para volar, la arena se paró en seco y cayó al suelo dejando un sonido peculiar sobre el metal. 

Daniel parpadeó, incrédulo.

- ¿Ha funcionado?... ¿En serio?

Después se giró a Dag y a Hilv, haciéndoles gestos claros de hacer lo mismo que había hecho el, rodearse con un circulo pintado en los restos de arena.

Steve respiró hondo en su imaginación.

"Mariposa Azul, te prometo una tonelada de helado de chocolate con nueces... ¿eran de macadan?"

Mientras, otra parte de su mente se rebelaba ante lo que acababa de suceder, buscando una explicación racional y preguntándose quien demonios era la mariposa azul.

El médico estaba volviéndose loco, haciendo círculos en lugar de intentar ayudar a Dag, cosa que, por cierto, ella tampoco estaba ni siquiera intentando, ¿cómo iba a reprocharle nada? Sino podía salir de allí, no podía ayudar, y el rubio no estaba para moverse demasiado... La desesperación provocada por el continúo dolor provocado por la arena estaba a punto de imponerse en la razón de la chica, cuando de repente todo terminó de una manera casi tan brusca como había empezado...

¿Qué ha sido eso? Preguntó al hombre cuando esté le habló !Curalo! Le dijo entonces como si recordara el estado de su amigo, al mismo tiempo que hacía el dichoso círculo, para ella y para Dag, que indicaba Daniel, llevaba el tiempo suficiente en Titán como para no extrañarse por nada, total, les había atacado una especie de demonio de Tasmania, y ella misma... bueno, ¿no le habían dicho que no sentiría más dolor? Las marcas de su cara, manos, y algunas partes de sus hombros abdomen, donde la camiseta no había aguantado, atestiguaban lo contrario.

Examinó la arena en el suelo, pero estaba preparada para ayudar si se requería que hiciera algo, pero no podía evitar pensar que como aquella arena se levantara de nuevo, no tenían muchas salidas.

¿Podemos apartarlo un poco de la puerta?

Sugirió por si acaso. No es por cobardía, es por poder echar una mano si eso, sea lo que sea, se levanta.

Se desplomó en el suelo, apenas se había deslizado unos centímetros cuando simplemente se cayó hacia delante. 

La arena, que Hilv tocaba, estaba ahí, de verdad, era muy fina, y de hecho podía pertenecer a cualquier playa del mundo si no fuera por su color anaranjado rojizo con algunas tonalidades ámbar. 

Más allá de la puerta, parecía no haber nada. 

Daniel respiró hondo y pareció reaccionar un poco tarde a las palabras de Hilv.

- Si. Necesitamos... Tenemos que llevarle a un botiquín. Lo ideal sería un quirófano. Necesita cirugía bascular. Y una transfusión. O dos. A saber la cantidad de sangre que ha perdido. A si que, por favor, decidme que conocéis esta planta y que sabéis que tenemos lo que necesitamos cerca de aquí. De verdad que me encantaría escuchar eso.

Se iba a levantar cuando pareció cambiar de idea y comenzó a llenar sus bolsillos de arena. A puñados, uno detrás de otro, hasta que sus bolsillos parecían llevar dos bolas de billar.

- No estaría de más llevar un poco para protegernos. Si, como parece, esto funciona. Voy a comprobar si hay peligro.

Daniel se incorporo, examinó el torniquete y ayudó a Dag a hacerse un poco a un lado. Después, intentó abrir la puerta para comprobar que había fuera.

- Tenemos unos quince minutos. Más tiempo y tu amigo perderá la pierna. Como mínimo.

Con cautela, asomó la cabeza.

Hilv se llevó la mano a la cara, frotándose los ojos, cuando escuchó las palabras de Daniel sobre el estado de Dag... es la primera vez que estoy en esta planta reconoció amargamente no te pongas nerviosa, no te pongas nerviosa pero lo estaba haciendo ¿cómo puede decir eso con tanta tranquilidad? En lugar de arena, la joven volvió a coger el arma que había dejado en el suelo al hacer los círculos, pero volvió a caer de sus manos cuando el chico se desplomó, pues ella la soltó al echarse hacia él y evitar que la caída fuera a peor intentando, al menos, sostenerlo un poco, pero no tuvo mucho éxito.

Dag... le acarició el rostro Dag, tienes que aguantar, voy a buscarte ayuda no sabía si la estaba oyendo necesitamos moverte un poco para salir le explicó con suavidad, intentando apaciguar sus cada vez más rebeldes nervios. Una vez acomodado, le dio un beso en la mejilla enseguida venimos a por tí sonó convincente.

Se levantó de nuevo, cogió el arma, e hizo un gesto a Daniel déjame delante le pidió, aunque luego se dio cuenta de que quizás él no confiara mucho en una joven con su aspecto soy soldado dijo para aclarar sus motivos para ir delante y es necesario que desmontes la armadura que lleva, o no podremos moverlo cuando encuentre eso que pides para ayudarlo lo miró buscando su aprobación, ya le había dicho que antes había visto una criatura con mala pinta, y no era buena idea dejar solo a Dag sin protección.