Partida Rol por web

El soldado estaba tan ido que apenas podía centrar la mirada. 

Lo que si era cierto, es que en cada planta debía de haber por lo menos 1 sección de emergencias, el problema, era lo grandes que podían llegar a ser los pisos en TITAN. Había algunos fáciles de recorrer en 15 minutos, y otros que necesitabas horas. Al estar en una zona de seguridad, no sería tan raro que al menos una enfermería hubiera por los alrededores, así que quizás eso os daría algo mas de tiempo. De hecho, no debería de estar demasiado lejos de la zona de celdas. 

Había dos caminos, aparentemente despejados, por el que había llegado él, y otro que estaba mas cerca, ambos girando esquina, por lo que no sabíais que podía tener u ocultar ni a donde se dirigen. Por lógica, el se debería de haber inmiscuido en esa zona desde la entrada, pero...

- Ayúdame a levantarlo. Intentaré ayudarle a andar yo solo, espero poder con el. Tu nos guías, a fin de cuentas llevas el arma. Si esto es la zona de celdas, lo lógico es que haya una enfermería cerca de la salida. Sería lo razonable, para casos de necesitar una evacuación. No tiene sentido meter la enfermería al final del pasillo de los calabozos.

Daniel intentó por todos los medios llevar a Dag con la poca voluntad que le quedase al soldado.

-De todas maneras, sería cojonudo tener una silla con ruedas. Una de oficina serviría. ¿No habrá ninguna en ninguna celda de interrogatorio?

Steve quería echar a correr. Una vez solventado el problema de aquella aparición asesina había que actuar rápido. Aquel pobre diablo no era más que carne que no terminaba de aceptar su propia desaparición. La rapidez con la que actuase podía suponer una diferencia...

...pero no podía abandonarlo. Era algo superior a su propia decisión consciente. Parte de la personalidad de Daniel, que se infiltraba en sus decisiones. A pesar de la aparente frialdad y deshumanización del comportamiento de Daniel, en sus decisiones resonaba como un cañonazo la expresión "Juramento Hipocrático". No podía abandonar al moribundo a su suerte. No al menos, hasta que hubiese fallecido del todo.

Steve suspiró. Tampoco es que hubiese que esperar demasiado. Seguramente Dag moriría desangrado antes de girar la esquina.

La chica detuvo sus pasos justo en la puerta no podremos moverlo con eso puesto señaló con el dedo índice de su mano izquierda la pesada armadura que llevaba y mucho menos tú solo ni siquiera había conseguido apartarlo de la puerta en un momento en el que su adrenalina estaba por las nubes...

Dame un momento e intento buscar algo en lo que transportarlo, pero intenta quitarle eso porque sino encuentro nada...

El tiempo era importante, así que siguió el consejo del médico y se encaminó a lo que ella creía que era la salida, es decir, el pasillo por el que había venido Dag. Lleva el arma en la mano izquierda, y pasó la derecha por su frente, sudaba y un poco de sangre se deslizaba por los arañazos que el remolino ese le había producido.

Concéntrate...

Estaba asustada, no podía negárselo a si misma, por ella, pero también por Dag, no podía morirse allí, ni de coña podía hacer algo así. La enfermería y algo para intentar transportarlo eran sus prioridades en la búsqueda.

Daniel estuvo a punto de romperse la espalda con aquel chisme de armadura. A primera vista no parecía tan pesado.

Una vez que tuvieron a Dag en el suelo, Daniel comenzó a examinar el trasto, intentando intuir la mejor manera de retirarlo sin hacerle más daño de lo debido.

- Si por lo menos tuvieses una navaja -comentó al soldado inconsciente.

¿La tendría? Solo por si acaso, comprobó los bolsillos de Dag.

Doblaste la esquina y viste la puerta al fondo, cerrada, se necesitaba una tarjeta. Al otro lado del cristal que tenía a media altura, estaba el símbolo a la izquierda del pasillo, primera puerta, de la enfermería. 

Tenía un cuchillo de combate, pero daba igual, la armadura que llevaba no se rompía con eso. De hecho, ponerla requería de un entrenamiento específico como vosotros bien sabíais. Menos de cinco minutos era ser una bala, y mas o menos lo mismo costaba quitarla con muchas prisas. 

Estabas retirando los cierres del torso, que era la parte que mas pesaría, cuando hubo un cambio. 

Se escuchó el chirrido de una interferencia que acabó con un pitido muy agudo que duró unos segundos. La procedencia de tan horrible sonido provenía de los altavoces de la zona, pasillo, o quizás todo el complejo, pero se escuchó alto y claro. 

Nos robaron, nos mintieron, tomaron lo que no podían y ahora pagan las consecuencias.-La voz era átona, insensible y sin género, seguramente por un moduladoz de voz- El complejo TITAN será destruido por completo en menos de una hora. Las puertas principales están cerradas, ¿acaso pensáis que os dejarían salir realmente? Si os unís a nuestra causa, por la libertad, os ayudaremos a salir de esta pesadilla. 

Para poder hacerlo, acudan a la planta de residuos, allí esperaremos. Todos los ascensores o escaleras de escape que vayan hacia esa planta, estarán todo lo limpias de seres inmundos que podamos. Pensad en vosotros, y en un mundo donde nadie juega a ser dios. Dios solo hay uno, y desde luego no está de acuerdo con lo que aquí sucede.- Se cortó la comunicación. 

Joder, joder, puta mierda...

Estuvo tentada de vaciar el cargador contra aquella maldita puerta, pero se impuso el sentido común y decidió regresar por donde había venido. A mitad de camino se llevó la mano a los oídos, sobresaltada por el desagradable sonido, y bueno, la primera parte no le sorprendió, bueno, no demasiado, el chico la había acojonado lo suficiente antes de marcharse y dejarla allí tirada.

Cosa que no voy a olvidar.

Luego se hablaba de una salida, o tal vez de una trampa, una forma de descubrir a quienes estaban en contra de como se hacían las cosas en Titán. Tendría que decidir si ir por ese camino, pero no podía saltarse pasos, y tenía que abrir una puerta detrás de otra, o sino no llegaría a ningún lado.

Volvió lo más rápido que pudo a la celda en la que había dejado a Dag.

Una vez llegó al lugar en cuestión, se dirigió a Daniel He encontrado la enfermería, pero está detrás de una puerta cerrada, necesitamos una tarjeta, quizás Dag la tenga todavía no se había acerado lo suficiente para saber si su amigo estaba consciente.

Ha venido por ahí, de alguna manera ha tenido que abrir...

Al principio de la comunicación, Steve pensó que se trataba de Mona. Las palabras usadas, la cadencia. Pero la referencia religiosa lo desconcertó. Mona parecía espiritualista... ¿pero creyente?

Era arriesgado, pero parecía que no había demasiadas alternativas. La otra opción era buscarse la vida en un nivel de Titán que desconocía, con un moribundo que pesaba como... Pues eso. Casi como un muerto. Y acechado por monstruosidades.

Se quedaba con la primera opción.

Daniel se guardó el puñal, poniendo cuidado de dejarlo donde no pudiese clavarlo al agacharse. No quería tener que atender más hemorragias.

La voz, estridente, le hizo saltar exasperado.

- ¿Hilv? Soy incapaz de retirar está basura. ¿No hay un resorte de apertura rápida o algo así? Deberíamos darnos prisa. ¡Pienso que el de la transmisión va totalmente en serio!-exclamó al pasillo. Luego recordó que podía haber monstruos acechando y soltó un taco en lengua extranjera.

Comprobó las constantes de Dag. Por si estuviera perdiendo el tiempo. Después siguió intentando retirar la armadura, cada vez más tentado de echar a correr.

Hilv habló desde el pasillo- He encontrado la enfermería, pero está detrás de una puerta cerrada, necesitamos una tarjeta, quizás Dag la tenga- El mismo aun estaba vivo, aunque no le quedaría demasiado. Por suerte o desgracia no había manera de quitarse las armaduras más rápido, no a no ser que fueran de exploración y no era el caso. 

Trainor escuchó la voz de Hilv.

Ok, las opciones eran dos. Arrastrar a aquel pedazo de carne armada e inmóvil hasta la enfermería o buscar una tarjeta y rezar porque hubiese una camilla reforzada.

- Mierda, Dag... donde pondrías una tarjeta de acceso. En un sitio... fácil... a mano...

Daniel manoseó su camisa, sus bolsillos, dando golpecitos con la esperanza de detectar cualquier pedazo de plástico cuadrado, móvil. tarjeta de crédito...

No fue muy dificil encontrar la tarjeta que colgaba de una cadena fina en el cinturón, aunque en su momento habría estado bien oculta, lo cierto es que ya no. Era blanca, con una franja negra en el lado izquierdo. 

Estaba ensangrentada, repleta de huellas aun frescas. 

La chica regresó a la celda y cogió la tarjeta que había encontrado Daniel. Miró con preocupación al muchacho, un par de segundos tan solo y tragó saliva, no pintaba demasiado bien la cosa.

Voy a mirar en la enfermería si esto funciona y traeré algo para transportarlo, sino te ayudaré a llevarlo hasta allí. No podía perder el tiempo en intentar quitarle la armadura. No sé si va en serio o no, pero tenemos que ir poco a poco era más un intento de tranquilizarse ella misma, cuando estaba tranquila, era de utilidad, pero si perdía los nervios...

Ya con la tarjeta en su poder, regresó a la puerta que le estaba bloqueando el paso hacia la enfermería, tomando las misma precauciones que la vez anterior.

Daniel iba a deleitarse en su pequeño triunfo pero Hilv se echo literalmente encima, arrebatándole la tarjeta de las manos.

-Si, la he... Encontrado...-las palabras de fueron apagando en su garganta hasta que no quedó más que un murmullo.¡Mejor una camilla que una silla de ruedas!-exclamó con renovado entusiasmo.

Daniel la vio alejarse por el pasillo. Y concluyó que no tenía demasiado sentido esperar una negativa.

-Con las piernas, no con la espalda Daniel- y comenzó a arrastrar lo que pudo al joven, por el pasillo, camino de la clínica.

Venga Daniel. Más vale que tengas una espalda bien cuidada. Este tronco partiría el espinazo al más pintado., se dijo Steve.

Intentaba alejar de su mente la inminente situación. Pronto tendría a un moribundo en la mesa de operaciones y estaría en su mano salvarle. Por más que le daba vueltas no se imaginaba haciendo más que una cura de emergencia.

Siguió intentando no pensar en ello, aunque sin demasiado éxito.