Partida Rol por web

No dijo nada respecto a su tiro, y eso que nunca había sido demasiado modesta al respecto, pero estaba lo suficientemente cansada como para no desperdiciar energías en alardear sobre su puntería y habilidad con el arco. Aprovechó el tiempo que transcurrió entre que llegaron para limpiar las armas lo mejor que pudo y asegurarse de que estuvieran operativas, y es que tener una tarea le ayudaba a no pensar demasiado sobre lo que podía estar acechándoles...

Apoyó la opción de Arabelle para comprobar la valla, y cuando llegaron Silke y Alejo, se colocó junto a la primera, con la visión térmica activada también a ver si conseguían ver uno de esos módulos subterráneos de los que les habían hablado los del campamento.

Pásame la canoa que la guarde le pidió cuando vio que iba a dejarla en el suelo ¿ves algo? Le preguntó a la pelirroja.

Silke no podía ver nada, porque ni aun queriendo podía haberlo visto. Esas armaduras no tenían visores, solo la que llevaba Alejo. 

Arabelle tiró las tijeras, pero no pasó nada. Ni chispazo, ni tensión, ni sonido alguno. Simplemente chocaron y revotaron ligeramente. Parecía que estaba todo sin energía. Incluídas las supuestas cápsulas pues Hilv tampoco veía nada con el térmico, salvo a dos figuras pendientes de algo a unos treinta metros en el interior, encima de algún tipo de edificación ya que estaban como a unos 4 metros de altura. 

El compañero de Moss respondió a la pregunta de Alejo, ya que el enfermero se había perdido pensando en alguna cosa- Si, así es. Tiene un automático. Hay dos entradas, una al sur y otra al norte, y creo que estáis en la parte oeste o este así que no debería de estar a demasiados metros andando, el campamento principal tiene doscientos metros de ancho y el cerco exterior entre el primer perímetro y el segundo apenas diez metros. 

Ves restos de calor que podrían haber sido otras personas, pero la mayoría ya no deberían de estar demasiado vivos por la temperatura. Contarás como unos 8 repartidos en el abanico mas próximo. 

Arabelle suspiró con cierto alivio al ver caer las tijeras. La alambrada estaba desactivada. Podrían trepar o cortarla para pasar. Su pequeño experimento no había atraído a visitantes inesperados, como al principio temía. El sistema entero parecía estar caído, para bien... y especialmente para mal. 

-¿Creéis que podemos rodear hasta la entrada? - preguntó tras escuchar la última comunicación - Si no hay energía en el campamento, es posible que la puerta no pueda abrirse. Pero aun así no deberíamos tener problem para escalarla o cortar la alambrada. Podríamos pasar aquí mismo. Creo que sin demasiados problemas - observó la alambrada. 

- No deberíais tener problemas, no.. - respondió a la voz de la joven. Se alegraba de que las verjas no estuvierana activas, sin pensar en los contras de aquello.

Se acercó a las distintas ventanas que había en el módulo intentando ver si había alguno de esos seres rondando por allí. Creía recordar que alguien había dicho que eran dos. Sentía el tacto frío del arma que había cogido en su dormitorio en la espalda, pues se la había guardado ahí mientras estaban allí. Aquello no hacía que se sintiese mejor.

Alejo no dejaba de otear arriba o abajo, en busca de enemigos, y procuraba moverse sin hacer ruido.

Cuidado ahora, cuidado, no sea que lo tengamos que lamentar, dijo. ¿Armas a punto? Quien no tenga visión nocturna, procurad no disparar a algún compañero. Asegurad el tiro, si se da el caso. ¿Quién hace los honores de abrir un hermoso agujero en la alambrada?

Él se cuidó de cubrir la zona por donde hubieran de entrar, la pistola en la derecha y el machete en la izquierda. La cosa era delicada, muy delicada. Los cabrones podían estar en cualquier parte, arriba, abajo, subidos en un árbol, agazapados tras cualquier roca, husmeando por entre los edificios. Le hubiera gustado poder quitarse el casco para olfatear a placer. Se sentía más libre así, pero no podía arriesgarse a maniobrar soltando el arma, ni a que el aire de este mundo le mareara o le confundiera con un olor engañoso o inesperado.

Mejor si no abrimos ningún agujero contradijo al soldado no veo nada hostil alrededor, y no nos supondrá mucho más andar un poco hasta encontrar una puerta propuso puede que en algún momento necesitemos activar de nuevo esa alambrada, así que mejor no romperla sino es necesario seguramente sería mucho más sencillo entrar por la puerta, además, tampoco contaba, que ella supiera, con algo que pudiera cortar con facilidad la valla.

Moss, levanta los brazos por favor, estoy viendo dos figuras con el visor térmico dentro de un edificio, estoy casi segura de que sois vosotros, pero nunca está de más asegurarnos y así os tengo ya localizados.

Tenía que aguantar un poco más, estaba cansada, pero le preocupaba una cosa, y es que aquellos seres hubiera ido a por refuerzos y los tenían ya localizados.

- Dicho y hecho señorita - dijo Moss mientras levantaba los brazos y los mantenía así un poco - Me puedes ver?- internamente rogaba que no fuera uno de esos humanoides lo que veía.

- Nada... - respondió Silke frustrada, quitándose el casco de la mujer para volver a ponerse el suyo después. - No tiene visión térmica. - La noche en aquella jungla seguía siendo negra como la boca del lobo. Le pasó la canoa a Hilv para que volviera a guardarla y centró también su atención en la alambrada.

- Estoy con Hilv, si abrimos un agujero no podremos volver a conectarla si recuperamos la corriente. Según el mapa es el único sitio seguro en varios kilómetros a la redonda y necesitamos planificar el regreso al punto de extracción. No se a vosotros, pero me parece que deberíamos reconsiderar el objetivo de la misión. Hay que sacar a los que aun siguen con vida de aquí. - La pelirroja desenfundó el arma, aun con la precaria visibilidad, se sentía mejor así. 

- Busquémos esa puerta. Sin energía, tal vez se haya quedado abierta. Oye Moss, ¿sabes qué altura tiene la alamb...? - Se quedó en silencio, atenta, cuando Hilv afirmó haber visto dos siluetas en uno de los edificios. 

Alejo asintió. Por mi vale. Aunque esté sin energía, debería tener un modo de apertura manual. Es más, puede que no usen los mismos sistemas de alimentación. Después de todo, alimentar la verja no es lo mismo que alimentar una simple puerta. No creo que sea la misma tensión. Estaba contento, porque el grupo funcionaba bien. Por suerte. Esa especie de democracia no le gustaba mucho. No estaba acostumbrado, en realidad.

Se disponía a emprender la marcha hacia la puerta aquella, cuando Hilv dijo que veía a Moss y a su colega. Esperó, entonces, pero enfocando otro área diferente a la de ella, para cubrir más terreno de vigilancia.

Eran ellos, Hilv y Moss lo corroboraron. Ya los tenían ubicados. Os movisteis por el perímetro, en silencio durante un par de minutos, cuando Silke logró verla a unos 10 metros. Estaba medio abierta, y a sus pies, aun con los dedos enganchados, el cuerpo de uno de los guardias que llevaba la misma armadura que Hilv. Al parecer, había intentado cerrar o abrir la puerta pero no había llegado...su cuerpo estaba mirando al exterior. 

Tras atravesar la primera, luego quedaba el perímetro interior, cuya puerta estaba ligeramente mas a la derecha, para formar una linea recta con la primera. Estaba aplastada, como si algo muy pesado hubiese pasado por encima. Aquello seguía estando tan oscuro...que apenas podíais ver las siluetas recortadas de los módulos altos más allá de compararlos con el cielo cuyas nubes eran ahora blancas. 

Las dos formas, más vivas claro estaba, estaban según Hilv y Alejo en el centro de todo aquello. 

De golpe las luces se encendieron, los focos situados en lo alto de los módulos dejaron ciegos a los que estaban con los visores* mostrando aquel cementerio en todo su esplendor. 

Los mismos cuerpos que Hilv había logrado ver por el deje de calor ahora se exponían con virulencia ante vuestros ojos. No llegaría a la docena. Muchos tenían armadura, pero otros no, como el del tronco de una chica rubia bastante oronda que boca arriba parecía observar el cielo**. Le habían arrancado de cintura para abajo y sus órganos estaban diseminados metros alrededor apenas a unas zancadas de la rampa que ascendía al módulo médico. 

Bordearon el campamento hasta dar con la puerta. Caminaron despacio, tratando de evitar que aquellos seres de los que les habían hablado los detectasen. Pronto encontraron la puerta, y con ella el primer cadaver. El campamento era más grande de lo que había esperado al empezar la misión. Ahora se preguntaba si habría prestado suficiente atención a las instrucciones de la misión. Esperaba un campamento improvisado, y aquello en su lugar parecía una fortaleza. 

Si no mucho antes se había sentido cautivada por aquel lugar, ahora sentía miedo. Ahora en su cabeza no paraba de pensar en que en apenas un día habían encontrado unas manos momificadas, había registrado un cadaver y acaban de encontrarse otro. Desde que había sabido sobre las misiones había deseado saltar. Había deseado explorar un mundo extraño. Un mundo como aquel. En todo ese tiempo no se había parado a pensar en las consecuencias. Ahora todo llegaba de golpe. 

De pronto las luces se encendieron. De pronto vio el resto de cadáveres. Aquella era una escena de pesadilla, una escena que debería haberla hecho perder el control, pero por alguna razón mantuvo la compostura. Nunca antes había visto algo así, nunca antes se había enfrentado a la muerte como ahora lo estaba haciendo, pero por alguna razón mantuvo la compostura. 

-Ha sido una masacre... - su voz sonaba tensa, pero sorprendentemente calmada dada la situación - cuento seis cuerpos...¿Alguno veis algo? - buscó en los alrededores alguna señal de que algo se acercase - Deberíamos movernos. Estamos en medio de la zona iluminada... si esas cosas se guían por la vista ahora mismo somos una presa evidente - apremió a sus compañeros a moverse mientras desenfundaba la pistola y se preparaba para lo que pudiese pasar. 

No podía dejar de pensar en lo extraña que se sentía. No mucho antes, en su habitación, se había sentido al borde de un ataque de pánico por... por miedo a haber malinterpretado una caricia. Debía ser la adrenalina, no encontraba otra opción. 

Para Alejo la cosa fue como si se hubiera encendido el sol de repente. ¡Ciego! ¡Estaba ciego!

Se quedó muy, muy quieto y puso atención a todos los sonidos que le llegaban. No veo nada, anunció en tono conversacional. Esa mierda de foco me ha deslumbrado. Necesito que me guiéis fuera.

El dolor en el fondo de los ojos era insidioso y penetrante, todo en uno. Tenía que contenerse para no agazaparse hecho un ovillo ahí donde había quedado, o no disparar al buen tun tun.

Moss se llevó una mano a la cabeza al escuchar que había seis cuerpos.

Su cuerpo se tensó al escuchar que Alejo había quedado cegado.

- Khan, creo que me voy a asomar para intentar darles apoyo si alguna de esas cosas vuelve a aparecer. Me cubres mientras abro la puerta? - se sacó la pistola y quitó el seguro mientras se dirigía a la puerta.

- Chicos. Voy a salir a la puerta para daros cobertura. Quizás me veáis. Ya no podré tener contacto con vosotros una vez que salga así qué... Tened cuidado -

De pronto, los focos se encendieron como fogonazos en una pista de circo, una especialmente macabra. Silke había estado en más de una ocasión en zona de guerra, pero por muy plástico que fuera el cerebro humano, nunca llegabas a acostumbrarte del todo a según qué cosas. 

6 cuerpos desmadejados como si estuvieran hechos de trapo... Le sorprendió la tranquilidad con la que se lo estaba tomando Arabelle. La pelirroja, por su parte, tuvo que reprimir una arcada.

- Joder...- Murmuró por toda respuesta echando un vistazo al rededor. Si no había energía ¿Quién cojones había encendido los focos?. - Me parece que no estamos solos - comentó escudriñando el perímetro con el arma preparada y gesto suspicaz. - Moss, no salgas sin armadura. Hace un minuto no teníamos energía, debe de haber alguien más por aquí.

- Hay que largarse. - Siguió de acuerdo con la doctora. Sin mayores ceremonias y advirtiendo la desorientación de sus compañeros, cogió a Alejo de un brazo y a Hilv del otro y les apremió para moverse hacia el edificio que Moss había indicado.

¿Qué ha atacado este sitio? Rápido y letal...

Estaba comenzando a asustarse... no, ya estaba asustada, y con cada cuerpo que descubría la sensación iba en aumento.

La repentina fuente de luz hizo que la joven gritara y agarrara con fuerza su rifle mientras giraba sobre si misma bastante nervioso !No veo nada! Repitió las palabras de Alejo visiblemente nerviosa e intentó acercarse a la serena voz de Arabelle, pero al sentir un contacto en su brazo se giró bruscamente y apuntó con el rifle a la persona que la acababa de cogerla, estando a punto de dispararle, razonando en el último instante que Silke acababa de hablar por el intercomunicador.

Avisa, avisa Se dispuso entonces a seguir a su compañera ¿ves algo? ¿Están esas cosas aquí? Preguntó a los que se veían con ansiedad tiñendo su tono.

Mas solo visteis, bueno, Silke vio como salía Moss del módulo médico, tras subir la pasarela. Era un hombre de color, ya mayor, con gesto atento y cansado. Detrás suya, apenas solo asomando, el cañón de un rifle por encima de su estatura. 

¿Os ibais a meter en el edificio? ¿Saldríais corriendo antes? Las palabras de Silke eran ciertas, antes no había luz, y ahora si. Arabelle con su inexplicable tranquilidad que le confería aquel horror también había dado de lleno, estabais visibles, como el centro de una diana. 

¡No os separéis! Salgamos de la luz en dirección a Moss. Todavía los ojos le estaban dando unos pinchazos que ni para qué, pero podía ver meh, más o menos, por entre las pestañas, así que parecía una especie de chino gordo de opereta, con los ojos achinados. Se deshizo del brazo de Silke con una palmadita de agradecimiento.

Cubro la zona entre las doce y las nueve, Hilv. Comenzó a caminar sin prisas, y sin perder de vista su zona autoasignada de vigilancia... Y sin perder de vista (o, al menos, no demasiado) a Moss. Todavía no tenía claro quién podría ser, en este sitio había que andarse con cien ojos. Nada era lo que parecía. ¿Cómo habían sorprendido a esta gente, bien equipada y preparada, para empezar?

-Tras la caseta, nos dará un poco de cobertura - indicó Arabelle.

Arabelle tomó la delantera, arma en mano, y comenzó a avanzar agachada. Estaba segura de que algo - o alguien - les acechaba y aprovecharía cualquier oportunidad para echárseles encima. Se movió hacia la derecha de la caseta que estaba junto a ellos, tratando de usarla para cubrir al menos uno de los flancos, mientras vigilaba el otro. 

Se detuvo al llegar al final de la caseta. Apoyada contra la pared, se asomó con cuidado tratando de comprobar si tenían camino libre hasta la puerta. Observó en ambas direcciones, y trató de escuchar pasos o movimiento entre la maleza. Igual que hacía Alejo, trató de no perder de vista la puerta y ese cañón que parecía asomar tras Moss.  Tenían que llegar lo antes posible, estaban muy cerca, pero algo le decía que esos pocos metros eran peligrosos.