Partida Rol por web

Las instalaciones donde se disputara el torneo están separadas del exterior por un largo muro de piedra. La única entrada esta custodiad por dos casetas para las entradas, las cuales están coronadas por esculturas de extrañas gárgolas.

El fresco de la noche es agradaba mientras hacéis cola.

Exterior de las instalaciones está rodeado por césped, excepto la zona de aparcamientos.

Junto a la entrada un humano retransmite las últimas novedades a través de un megáfono.

Me mantengo a la cola esperando para poder acceder al interior de las instalaciones. Miro con desprecio a todos. Me mantengo callado, por que se perfectamente que si mato, me descalificarán. Conozco la historia de torneos pasados, donde el demonio Piccolo se manifestó y se dio a conocer. Sería una buena oportunidad para ello.

Un humano vocifera por un artilugio que hace mucho ruído.

Me acerco hacia él, puede que esté diciendo algo importante. Caminando de lado avanzo velozmente mientras mis ojos miran en todas direcciones analizando las sensaciones y los estímulos que me llegan.

Abro y cierro las pinzas nervioso. Demasiados seres, demasiada gente. No me gusta. Me dirijo a una zona con césped, me agacho y haciendo movimientos laterales en una dirección y luego en la otra me voy hundiendo en la tierra blanda. Me detengo cuando solo mis ojos quedan fuera de la tierra.

Así veo, así escucho y así me siento seguro.

-Tierra húmeda es cálida, tierra es confortable, tierra..  tiene comida.- Pienso descubriendo las lombrices que pueblan la tierra mojada. -Lombrices buenas.

Al llegar a las instalaciones me quedo observando por si hubiera alguna entrada lateral para los luchadores que vamos a participar. Al ver que la única entrada al recinto es la principal justo en el centro entre las dos casetas donde venden las entradas me coloco en la fila y me paro a escuchar atentamente lo que dice un tipejo con un megáfono que parece ser de la organización.

Tranquila, calmada, serena, sosegada, podría decirse que incluso imperturbale. Así llego al lugar del torneo. Envuelta en mi túnica y escondida por su capucha me coloco en la cola de las inscripciones.

Este sería un inicio ideal para una luchadora del gran torneo de las artes marciales ¿verdad? Pues este no es el caso de Kaina... Ella es una chica nerviosa, inquieta, exaltada, incluso podríamos decir que histérica.

-¡Disculpe! ¡Pasoooooo! ¡¡¡Haganme sitio!!!- voy gritando entre la multitud. La gente no parece reparar mucho en mí. Voy vestida con mi túnica, la cual me da un calor de horrores y encima con capucha... de la moda kanaana del invierno pasado, "Perfecto, no me dejan paso... que poca consideración".

Finalmente desisto. Hay mucho grandullón en la cola y por más que alzo la voz no se apartan y me dejan pasar así que decido ir a esperar a un banco que hay próximo. Me siento, la presión me puede, comienzo a sollozar.

-Tenía que haber hecho caso al maestro... no tenía que haber venido- digo entre lágrimas.

Entonces algo llama mi atención y dejo de llorar. Me retiro las lágrimas con la manga de la túnica. Algo se asoma por la tierra, son como dos ojos.

Me acerco, me quito la capucha y cojo un palo con el cual empiezo a urgar en la tierra donde se encuentran los dos ojos como si fuera una niña pequeña que juega co la tierra.

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Los últimos días de trabajo en la oficina habían resultado agotadores por eso, cuando ví los carteles anunciando el próximo Torneo de Artes Marciales me apresuré en comprar mi entrada. Tras hacer unas llamadas a un par de personas que me debían un favor conseguí una de las cotizadas entradas de la zona VIP. Nada mejor que unos combates para relajar tensión.

El día del torneo había llegado...

Me dirigí hacia el coliseo donde tendría lugar la lucha. Ya desde antes de llegar pude ver a un gran número de personas haciendo cola delante de las taquillas en un burdo intento de conseguir una de las pocas entradas disponibles. Vaya panda de perdedores... no evité pensar cuando pasaba frente a ella dirigiéndome hacia la puerta de acceso mientras introducía la mano en mi bolsillo pudiendo tocar con la punta de los dedos mi entrada.

Esperemos que valga la pena...

Centrada toda mi atención en las lombrices no me doy cuenta del ser que se acerca y se sienta a mi lado. 

Se deshidrata por los ojos y tiene tres.  -Muchos ojos, mucha agua perdida, eso malo.- Pienso centrando ambos ojos en el ser. Por desgracia el movimiento de mis ojos me delata, cuando coge un palo inmediatamente escondo los ojos bajo tierra y me acurruco quedándome quieto.

-Si yo quieto, él se irá.

Me quedo de cuclillas junto al montón de arena mirando fíjamente. Pongo mis tres ojos, mis cinco sentidos, todo mi cariño en cualquier movimiento que perciba.

-Bichitooooo, no voy a hacerte daño- cualquiera diría que momentos antes había llorado, ahora hasta se dibujaba una pequeña sonrisa en mi cara. Siempre me gustaron los animales y tenía la certeza de que este sería uno muy bonito.

"¡Abran paso! ¡Abran paso  Caray-yo!"

Camareros, azafatas, médicos, técnicos electricistas, reponedores y escayolistas van empujando a la gente, a la par que empiezan a descorrer una engalanada alfombra roja.

"¡Que viene! ¡Que viene! ¡Viene el VIP más importante de todos los tiempos!"

La gente murmura, hay dudas ¿Quien será tan insigne invitado? Todos esperan ver a esta persona

"¡Dicen que puede matar a la muerte"
"No, dicen que ha atado al mismo diablo"
"Es un superhéroe, es el hijo de Cthulhu que lucha contra su padre"
"Las mujeres caen a sus pies" dice una rubia, preparandose para caer a los pies...

Y entonces, una descomunal limusina llega, abre sus puertas, y de ella emerge...

¡La princesa Kenny!

Pero claro, le cae encima un ladrillo y se muere.

 "Bueno, alguien tendrá que aprovechar todo esto"

 "Nada, llamemos a Mutenroshi. Que venga él en lugar de la Princesa Kenny"

Un enorme hombre-panda caminaba por la calle bajo la mirada de cuandos estaban a su alrededor. Como una vestimenta llevaba un palo con un atillo al hombro, siendo su pelaje único traje a llevar. En el atillo podían verse varios carteles de madera que sobresalían por la parte superior, pero que no podían verse en ese momento que llevaban escrito.

Caminaba lento, sin preocuparse de a quien se llevaba por delante con su panza o brazos, apartando a los seres más pequeños con su corpulento cuerpo (Con seres pequeños, entendemos todo aquello que no llegue como mínimo a los dos metros de alto).

Y lo mismo hizo cuando llegó a la cola, miró lo largo que era esta. A él no le apetecía esperar, así que se limitó a seguir caminando, apartando a gente de su camino con total pasimonia y tranquilidad, como si no fuera consciente de que estaba empujando y apartando a cuantos tenía a su alrededor.

Y así fue hasta llegar a la entrada custodiada por las gárgolas. Se paró, mirando a aquellos habitantes de las casetas. Dejó el atillo en el suelo, y de este sacó un cartel y un rotulador, comenzando a pintar a toda prisa en este.

El guardia, negó rápidamente, explicandole que las inscripciones ya estaban cerradas y que no podía apuntarse. Tora, nombre del hombre-panda, sacó del atillo un trapo, limpiando lo que acababa de escribir y anotó algo nuevo, volviendole a mostrar el cartel.

Estaba taaaaaaaaaaaaaaaaaaaan entretenida removiendo la tierra en busca del bichito perdido que... -¡OOOOOOOHHH!- pego un brinco y salgo corriendo hacia la entrada del torneo.

-¡Es un oso panda! Me encantaaaaaa- digo moviéndome de un lado a otro del animal, saltando a su alrededor intentando llamar su atención. -¡Hola! ¡Hola! Soy Kaina ¿Tu? Tu pelaje es genial, ¿a qué peluquería vas? ¡¡Aiiii tu manicura!! ¡Que afilada y perfecta!- se me nota excitada y maravillada por la presencia del oso.

Ya me había olvidado del cangrejo al cual no llegué a encontrar, eso sí, si ahora apareciera cualquier otro animal detrás de el que me iba y me olvidaría del oso de igual manera. Pero ahora, él es mi máxima distracción.

Pero que demonios... pienso cuando me veo prácticamente arrojado al suelo tras un fuerte empujón en la espalda. Al darme la vuelta con rabia dispuesto a encararme con el responsable de mi empujón casí me quedo sin respiración al ver a un enorme hombre panda caminando hacia la puerta con una puñado de carteles de madera en una de sus manos.

Para que la situación parezca aún más surrealista, el hombre panda escribe en uno de sus carteles que quiere participar en el torneo... ¡Lo que me faltaba! y al ser rechazado solicita una entrada.

Menos mal que nunca se sentará cerca de mí... no tiene la clase suficiente. Al rato una joven se acerca gritando a donde el hombre panda se encuentra.

Sin embargo, no me importaría que esa joven se sentara en mis rodillas...

Entro fascinado como un niño en una jugeteria. Le habian dicho que era muy fuerte y alli podria conseguir esas cosas doradas y papeles verdes que podria comprar cosas. No sabria si estaria a la altura, pero lo cierto era que pelear se lo pasaba geeeenial, estaba en su salsa. Lo primero que vio fue a una chica que iba de aqui para alla, hablando sin parar y que se paro ante un gran oso pintado?? quien pintaria un oso. Lo que mas le llamo la atencion fue una flor extraña donde estaba antes la chica, nunca habia visto una igual. Se acerco y se puso de agachado frente a esas extrañas flores.

Lentamente acerco una ramita a una de las flores y la clavo. Vio que la flor soltaba un lagrimon mientras pestañeaba

AAAAARghhh!!!! Pero que es esto!!!

Tora escuchó que alguien gritaba al son de "Oso-Panda" y aquello, aunque era algo bastante normal, lo mosqueaba bastante. Se giró para ver quien había cometido tal insansetez, cuando vio al a chiquilla correr de un lado a otro, dando brincos a su alrededor. Parecía algun tipo de satelite que orbitaba alrededor de su enorme panza, y acabó por resoplar por la nariz, cuando la chica lo saludó y se presentó.

Bajó la mirada hasta ella, y se la quedó mirando unos segundos, pensando en algo. Entonces miró el cartel de madera que aun sostenía entre sus zarpas, y borró con rapidez, escribiendo a toda pastilla, primero a un lado del cartel, y luego al otro lado. Entonces, le enseñó el cartel a la muchacha.

Entonces, le dio la vuelta al cartel.

Pidió un segundo de calma a la muchacha. Lo cierto era que moverse tán rápido le estaba agobiando y estresando. Tora estaba acostumbrado a moverse lento, comer bambú, ignorar a los demás y arrollar según iba andando. Dejó el cartel en el suelo, y tomó uno nuevo, escribiendo en este. Levantó la mano y alzó el cartel, señalandoselo a la muchacha.

Después guardó ambos carteles, el trapo y el rotulador, mirando a la chica. Señaló hacia el torneo, para saber si ella también estaría como espectador.

Dendail esta tranquilamente en la fila esperando a que llegue su turno cuando aparece un enorme oso panda de la nada y empieza a empujar a toda la gente.

Rápidamente Dendail se alza verticalmente unos dos palmos del suelo y se mantiene en su sitio pero levitando. De esa manera si alguien le empuja lo desplazaran ligeramente de su lugar pero no se caerá al suelo.

El lindo osito no dejaba de sacar carteles a toda velocidad ¿por qué andaría tan estresado? ¿quizá todos los pandas son así y por eso sus manchas negras? Son preguntas que me vienen a la cabeza y las cuales anotaría mentalmente para preguntarselas a mi maestro a mi vuelta.

-K, K, K, K, Kaina con K- repito una y otra vez emocionda de que el oso supiera escribir y me hiciera caso. -Encantada Tora con T. ¿Vas a entrar dentro? ¿Combatirás? ¡Yo si! Ay no me gustaría luchar contigo, eres tan bonito...- empiezo a soltar otra vez preguntas sin parar, casi ni respiro...-¿de donde vienes? ¿a qué te dedicas? ¿tienes familia? ¿quieres ser mi amigo? ¿cual es tu comida favorita? ¿te gusta que te rasquen la espalda? ¡Ay que mono!

Una nube de humo (Rojo sangre) y rios (Rojo sangre) emerge en la dirección de donde está Mutenroshi

"¡Géneroooooo! ¡Por fin he hallado el génerooooo!"

Aunque alguno le azotará con un periódico "Baka"

Saqué tímidamente un ojo pasada la amenaza del primer ser que se acercó y al rato saqué el otro. Me disponía a reanudar mi banquete de lombrices cuando viene otro ser hostíl y me mete un palo en el ojo.

-Daño, peligro, evasión.

Le tiro un chorro de tinta a la cara y salgo corriendo alejándome del grupo hasta un lugar tranquilo, con sombra.

Tras registrar mi nombre, me quedé en un rincón observando a los posibles rivales con los brazos cruzados. Todo era porquería y hasta inútiles. Un panda, un hombre con pinzas, humanos flojuchos, el unico que parecería darme una digna batalla es el namekiano. Sin duda una sonrisa se clavaba en mi cara al ver todo el espectáculo. Sin duda obtendría mi victoria.

Uhm... que sera esto que me ha hechado? una forma de saludo?

Sin mas sonrio e intento devolverle el saludo, pero no me sale nada como al ser extraño. Me levanto de donde estaba y miro alrededor.

Alguien me puede ayudar a meterme en la pelea? Donde tengo que ir? Hoollaaa? Perdon?