Partida Rol por web

Tras el diente de Dragón

Escena I: La princesa de Cornualles.

Cargando editor
15/05/2012, 23:45
Adrien

Adrien lo tenía claro. Su amor era la mayor justificación que un ser humano puede necesitar para justificar sus actos así que apropiarse de un barco estaría justificado pues su misión era más importante que pararse a negociar un trato justo para conseguir el barco. Además, el hecho de estar agrediendo a su tripulación no ayudaría precisamente a negociar y el hecho de que la gente del puerto estuviera ahora buscando a la ardilla, aunque fuese otra ardilla realmente, implicaba una reacción inmediata y directa: Apoderarse de ese navio y zarpar inmediatamente.

Adrien avanzó rápidamente hacía el otro lado del embarcadero girándose varias veces para hacer un gesto a sus compañeros y que supieran sus intenciones mientras con la mano les indicaba que le siguieran. No había tiempo de dejar una nota en su barco por si venían a buscarle allí pero confiaba en que le vieran, o que al menos quien le viera avisará al resto.
Mientras tanto avanzaba raudo y veloz hacía el barco vikingo justo cuando recordaba que ellos lo suelen llamar drakkar. Un bonito nombre para un bello barco pero no había tiempo para detenerse a pensar en detalles tribales sino para actuar con decisión y eficacia. ¿Habría aún tripulantes en el barco? Adrien intentaba recordar cuanto tiempo llevaba el barco estacionado aquí por si habían descargado o estaba a punto de zarpar. Algo le decía que seguramente recién acaba de llegar y tendría suerte, seguramente no habría más gente que los que estaban peleando con harald.

Notas de juego

Adrien se dirige hacía el barco rápidamente y examina el barco mientras se acerca para ver los amarres, si hay más tripulantes, etc...

Cargando editor
16/05/2012, 13:35
Director

Notas de juego

Adrien, el drakkar está anclado fuera del muelle. Necesitas usar tu barca (o un bote de remos) para llegar hasta allí.

Cargando editor
16/05/2012, 18:18
Sheogorath ex Jerbiton

-¿Qué pasa? ¡El hechizo no funciona! -se quejó, resbalando de un lado a otro a causa del aceite. Su caro traje relucía entre la pringue, al igual que su recortada y cuidada barba-. ¡No sale fuego, aprendiz! ¡No hay fuego!

Una y otra vez, agitó las manos, descargando sus hechizos sobre los normandos. A veces, guiñaba un ojo; otra veces, cacareaba como una gallina. Gritó, sollozó, rió. Al final, probó incluso bajándose los pantalones.

Pero todavía seguir sin poder lanzar fuego. Una y otra vez, frutrado, descargó el hechizo del sueño contra los atacantes.

Cargando editor
17/05/2012, 07:54
Adrien

Notas de juego

Perdón, que vergüenza, había entendido que el barco estaba estacionado al final del muelle. 
Para no repetir la acción lo que hará adrien es soltar su barca de pesca y llamar a sus compañeros para que se suban en ella.

Cargando editor
17/05/2012, 19:46
Nenúfar

-No sale fuego, aprendiz! ¡No hay fuego!- se quejaba Shegorath a su aprendiz
-¿¿¡Fuego!?? – Exclamó la joven sorprendida, todo el suelo estaba cubierto del aceite, incluso algunos estaban impregnados a causa de haber resbalado – ¿¿acaso estas loco?? – e inmediatamente se dio cuenta de lo que acababa de preguntar. Claro que estaba loco.
Nenúfar trataba de sujetar al mago, pero a duras penas no caía ella al aceite con los bruscos movimientos del mago, hasta que este se bajo los pantalones, ruborizada, la joven le cogió del brazo, pretendiendo no mirar la parte inferior, y tiró hacia ella.
- Shegorath, compórtate o te quedaras en tierra – tal vez la amenaza de quedarse sin la aventura de ver un dragón hiciera efecto en su locura.  Confiada de que Tuann seguiría a su  maestro, buscó a Harald, el cual estaba propinando hachazos a los forasteros
– Harald…- pronto se reunirían mas. Sacó su arco y preparó la flecha para cubrir las espaldas del vikingo.

Cargando editor
17/05/2012, 20:51
Tuann Oig

-Atrás Zanahoria!! aparta tus pecosas manos de mi maestro!!-gritó Tuann respondiendo a la acción de Nenúfar -Corre! no ves que estos gigantes vienen por ti!!-añadió gritando.

Los ojos de Tuann iban de una lado hacia otro, con su pequeña espada desenvainada se sentía algo mas seguro, ahora era un pirata. Cuantas veces había soñado despierto sobre su cama usándola como navío y su sabana atada a una escoba haciendo a su vez de vela, y allí en el mar se una de real de madera y tela, no de paja y lino. Ante esta perspectiva una sonrisa de dibujo en la cara del niño.

Pero la realidad es bien distinta-pensó Tuann.

Rodeado de gigantes y con el muelle lleno de aceite, y todos corriendo descontroladamente de un lado a otro.

Vamos a morir

Cargando editor
17/05/2012, 21:27
Rhiannon

¡La ardilla! Exclamó uno de los hombres mientras apuntaba a Nenúfar.
Rhiannon no sabía si sentirse halagada por la confusión del sucio normando, pues eso significaba que era extraordinaria en el arte del camuflaje, o bien indignarse por haber sido comparada con aquella muchacha desgarbada. Para colmo la joven no se había dado cuenta  del peligro que corría y se empeñaba en intentar ayudar al desequilibrado mago.
No había tiempo para buscar un lugar seguro desde el que atacar, Rhiannon debía actuar con rapidez aunque no tuviera la huída garantizada. La mujer sacó de la aljaba una delgada y larga flecha y la colocó en su arco. Observó la punta cónica, respiró hondo y se sorprendió al ver que estaba arriesgado en pellejo por una muchacha a la que apenas conocía.
“¡Qué nadie pueda decir que ha matado a “la ardilla”, aunque solo sea debido a una confusión!”, se dijo y disparó al hombro del arquero. A Rhiannon no le gustaba la idea de matar...aunque fuera un asqueroso normando continuaba siendo un hombre.

Cargando editor
18/05/2012, 09:47
Harald Sigurdrson

Harald golpeó de nuevo. Resbaló, cayó, maldijo y volvió a golpear incluso antes de ponerse en pie otra vez. Sangre y tripas de pescado, barro y aceite corrían por su rostro y toda su ropa. Pateó a un normando que procuraba levantarse y el hombre rodó hecho un ovillo, resbaló y cayó al mar. Miró a su alrededor, buscando enemigos que aún se tuviesen en pie. Se dirigió a un grupo de sajones que contemplaban la escena entre alegres y espantados, y les dedicó un rugido de victoria. Muy cerca de él, Sheogorath saltaba, gritaba, silbaba y bailoteaba desesperadamente. Advirtió entonces que Nenúfar y sus acompañantes habían llegado y exhaló el aire de sus pulmones con una carcajada de alivio y locura.

-¡Llegas tarde, Vannlilje! –saludó jadeando-. Estos bastarrdos surreños arrmaban tanto jaleo que no podía encontrrarr el Giselle, así que he tenido que hacerrlos callarr.

Con una mueca de sangunario gozo dejó caer el hacha sobre otro normando que se arrastraba intentando escapar y advirtió entonces la llegada de los más guerreros.

-¡Nadie vive parra siemprre, norrmandos! –les desafió, abriendo los brazos-. ¡Hacen falta más perrros parra derrribarr a este oso!

Su mirada captó las señales de Adrien, que les animaba a subir a su barca. Se dirigió entonces al capitán de los soldados para agarrarlo de los cabellos y alzarlo violentamente.

-¡Tú tienes la culpa, bastarrdo! ¡Vendrrás conmigo!

Y recogiendo su hacha Vendel, lo arrastró por el pringoso muelle hasta el Giselle.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Por error, di a sólo para el director en la primera tirada. He realizado una segunda y actuado en consecuencia.

Como siempre, si hay algún comentario, estoy a tú disposición.

Por cierto, espero no estar arrastrando un muerto...

Cargando editor
21/05/2012, 21:21
Director

Harald arrojó el cadáver del normando al Giselle, para saltar él detrás. El peso de ambos hizo zozobrar la diminuta embarcación, que además se llenó de sangre normanda. Sin embargo Adrien supo mantener el control y, acercándose peligrosamente al muelle, llamó al resto del grupo.

Nenúfar lanzó a Sheogorath al mar de un empujón. El frío del agua hizo al mago calmarse por unos instantes, y Harald aprovechó para izarlo, asiéndolo del traje. Tuann se lanzó tras su maestro, pero no cayó al mar, sino a la barca. Por suerte cayó sobre el desdichado normando que, amortiguando la caída, evitó que el muchacho sufriera daño alguno.

Nenúfar, sin embargo, dudó. Rhiannon le había salvado la vida, y la mujer se encontraba relativamente lejos de la orilla. El normando al que había atravesado con su flecha se abría paso hacia ella como una mole enfurecida. Nenúfar sacó una flecha, dispuesta a cubrir a Rhiannon. Tras ella, Harald y Adrien contenían la respiración.

- ¿Es que sois dos? - reía dolorosamente el hombre - Eso explica algunas cosas. No sabes la alegría que se van a llevar... ¡Cien monedas de oro para los que me ayuden a apresarlas!!

Rhiannon se encontró pronto rodeada de sajones. Aquellos a los que por tanto tiempo había protegido obstaculizaban ahora su huida, prestos a ganarse el favor de los invasores. En segundos, aquellos hombres la tenían casi inmovilizada, aunque la mujer opuso fuerte resistencia.

Los que rodeaban a Nenúfar titubearon un poco más. Las manos de la muchacha no estaban manchadas de sangre y, tras ella, el mar aparecía como una escapatoria fácil. Quizá era prudencia, pero la oportunidad que estaban dando a la guardiana de Cornualles era muy valiosa.

Adrien y Harald, al contemplar la escena, sintieron la tentación de volver a subir al muelle a ayudar a sus compañeras. Pero Tuann los contuvo. Las dos barcas normandas ahora avanzaban hacia ellos, con un puñado más de hombres, arcos y espadas dispuestos a hundir el Giselle y a sus tripulantes.

Una gaviota rió en la lejanía. No dejaba de ser irónico.

Cargando editor
22/05/2012, 01:43
Rhiannon

“¡Atrás!...¡Acaso prenderéis a una de los vuestros para congraciaros con estos sucios invasores!”

A pesar de estas palabras la muchacha sabía, en el fondo, que sí lo harían. La entregarían a los normandos no sólo por la fabulosa recompensa que éstos ofrecían, sino también por el miedo que sentían los sajones hacia sus nuevos dueños. De nada serviría que el odio hacia aquellos rudos soldados estuviera aún latente en los corazones de los hombres que ahora retenían a la joven arquera, pues el miedo es un enemigo prodigioso que atenaza los miembros y nubla el sentido. Un parásito que se nutría y hacía fuerte gracias, precisamente, a la mentalidad propia del esclavo de la que hacían gala los mercaderes y pescadores que se hallaban en el puerto.

“¡Malditos perros sarnosos! ¡id a lamer las botas de vuestros amos!”

No habría piedad para la ladrona que había tenido en jaque al barón y a sus hombres, así que poco importaba lo que la joven hiciera o dijera en el momento de su captura. A la mente de Rhiannon  acudían ahora los posibles castigos y tormentos a la que la someterían ¿Le sacarían los ojos? ¿Le amputarían la mano?¿O tal vez le desfigurarían su bello rostro cortándole nariz y orejas?...o, quizás, la acusarían de traición y su destino pendía del nudo de una horca...y si eso era así merecía la pena, pensó, intentar una última jugada, una jugada en la que intentara poner de su lado al poderoso miedo. No había mucha diferencia entre ser torturada y ejecutada por traidora que entre ser torturada y ejecutada por bruja...y, después de todo,  los rumores ya apuntaban a que su belleza era debida a un pacto con el maligno. Rhiannon trató de permanecer lo más erguida posible y soltó una estruendosa carcajada.

“¡Dime, insensato! ¿Qué te hace pensar que somos solamente dos? O ¿Puedes fiarte acaso de tus ojos? Recuerda que Belcebú tiene numerosos rostros y adopta numerosas formas, pero recuerda también que su preferida es la del cuerpo de una bella mujer  ¿Podréis estar seguros de que aunque acabéis con mi forma actual no vendrán otras como yo para arrastraros en la noche desde la comodidad y seguridad de vuestros aposentos hasta el mismísimo infierno? Yo sé bien lo que allí les hacen a las almas de los desdichados, pues he estado allí y lo he visto con mis propios ojos. He visto horribles criaturas descuartizando y quemando a los condenados ¿Queréis ser uno de ellos?", la ardilla volvió a reír y agitó teatralmente las manos en el aire esperando que los supersticiosos hombres la dejaran, confundidos, en paz el suficiente tiempo como para poder escabullirse...o al menos esperaba que aquel bochornoso espectáculo sirviera para que su hermano pudiera huir de aquel lugar.

“Suerte, querido hermano”, pensó.

Notas de juego

Me temo que a mi personaje le queda poco tiempo de vida :-( solo espero que el “teatrillo” sirva, al menos, para que ganéis tiempo.

Cargando editor
22/05/2012, 07:54
Sheogorath ex Jerbiton

Sheogorath, el mago, no el loco, observó cómo las barcas se acercaban a ellos, dispuestos a hundirlos, a acabar con ellos. Su mente, normalmente caótica, ahora ordenaba sus pensamientos, separando rápidamente lo útil de lo inútil.

"¿Fuego? Sería muy útil, pero estoy muy agotado tras lanzar tantos hechizos de sueño. ¿Atacar a los arqueros? Son demasiados, y no tengo tanto tiempo. ¿Afectar la madera? Quizás, pero..."

A veces, lo más sencillo es lo mejor. Y no hay nada como desconcertar al enemigo, y usar su miedo, sus supersticiones, en su contra.

Con la vista, buscó a cualquiera que dirijiese la más cercana de las barcas. Entonces, con tranquilidad, lanzó su hechizo. Dos palabras resonaron en la mente del hombre, sencillas, terroríficas. Nunca sabría de dónde venía.

"Estás maldito."

Luego, hizo lo mismo con el otro timonel. Y con los arqueros, y con los sajones que oían las terribles palabras de aquella pelirroja. No se detendría hasta que su fatiga lo dejase inconsciente, pues las vidas de todos aquellos aventureros y, sobre todo, de su aprendiz, estaban en juego.

Cargando editor
22/05/2012, 19:06
Harald Sigurdrson

El vikingo vio a los pescadores acercarse vacilando a Nenúfar, que tenía una flecha encordada, y la furia empezó a martillearle de nuevo las sienes.

-¡Trraidorres! –increpó a los sajones-. ¡Con esas cien monedas pagarreis vuestrro entierro!

Debían escapar de allí, pues era claro que aquellos sajones cobardes les venderían por mucho menos que el oro.

-Coge un remo, pequeño –dijo a Tuann-, y ponlo en el tolete(1).

Harald asió otro de los remos y lo apoyó contra el muelle, presto a empujar con todas sus fuerzas en cuanto la mujer saltase a bordo y alejar así la barca de la orilla. Pero Nenúfar se demoraba. Harald miró hacia arriba con desesperación.

-Bondadosos Vanir… Salta, Vannlilje -rogó en voz baja-. Salta porr Giselle. Jurro que estrrangularré con mis manos a cada uno de esos thrall y les constrruirré una herrmosa barrca funerrarria, perro salta, Vannlilje, porr lo que más quierras… -suplicó el gigante nórdico.
 

Notas de juego

(1) Por si no es evidente, piezas de metal en las que descansan y sobre la que giran los remos.

Lo siento, Rhiannon, pero Harald tiene sus preferencias... :(

Cargando editor
24/05/2012, 21:19
Adrien

Adrien no podría seguir viviendo con calma y sosiego aunque cumpliera esta complicada gesta y consiguiera el amor de su amada giselle con el pecado y la vergüenza de la muerte de su hermana en su cabeza así que dirigió el timón hacía el encuentro de las mujeres confiando en que el mago hiciera algo por ayudarlas o que estas se tiraran al mar mientras elevaba la voz con un porte de reyes desconocido en él.

¡RHIANNON! ¡NENÚFAR! VOY POR VOSOTRAS, ¡Y A QUIEN OSE TOCARLAS LE CORTARÉ SU MIEMBRO VIRIL!

Notas de juego

* Dudaba entre usar ese término o algo más... bruto pero creo que la amenaza se entiende.

Cargando editor
28/05/2012, 00:48
Tuann Oig

Tuann sintió como un escalofrió recorría todo su cuerpo al ver a su amado maestro transformar su habitual cara feliz por una mas seria. Era presagio de que superar los inconvenientes no sería fácil.

El niño intentó concentrarse para crear fuego. "Quizás aún pueda prender el puerto"
El simple pensamiento pareció agotarlo, había gastado muchas energías con el hechizo anterior.

¿Como ser útil? parecía preguntar el aprendiz.

-Coge un remo, pequeño, y ponlo en el tolete.-gritó el gigante.

Ahí tenía su respuesta. "Supongo que se referirá a estas cosas", y obedeciendo a Harald, Tuann se volvió rápido hacia el remo, con un único pensamiento en su cabeza:

"Salir con vida de este puerto"

Cargando editor
28/05/2012, 21:18
Nenúfar

El arco largo de Nenúfar desprendía un agradable olor a madera de tejo. Posicionó la flecha con los dedos y estiró la cuerda, a medida que tensaba el arco, la voz de Harald suplicándole que saltara, desapareció mezclándose con la brisa del mar. Todo quedó en silencio, solo sentía los latidos de su corazón, pero los habitantes que la rodeaban complicaban su objetivo. Rhiannon estaba en su punto de mira.


-Te has topado con la pelirroja equivocada – dijo sin perder  su objetivo. Soltó el proyectil. La flecha pasó a pocos centímetros de "la ardilla", tan cerca, que la mujer pudo sentir cómo rozaba su cabello. Su objetivo estaba justo detrás de ella: el normando que se le acercaba, amenazante"


Bajó su arco y dejó ver su rostro a los habitantes, tenían que verla.
-Soy Nenúfar, Guardiana de Cornualles, -esperó que la  reconocieran, sin titubear, sabia como dirigirse a la gente de su pueblo.  – Estos asaltantes quieren perturbar nuestra paz, ¿acaso os doblegareis?- Dijo señalando las barcas de normandos que se aproximaban a la orilla. -Quien ose tocarla recibirá el castigo del Barón. – Avanzó hasta la joven, sin dejar de mirar a los ojos  de los vecinos que las acorralaban. Aunque en sus movimientos no había atisbo de duda, en su interior se preguntaba si había sido buena idea presionar a los aldeanos.

Cargando editor
28/05/2012, 21:56
Director

¿Una bruja?

La duda que se dibujó en los rostros de los sajones pronto se transmitió a los brazos que sujetaban a Rhiannon. Una bruja. Eso podía explicarlo todo; el aceite, el sueño repentino de normandos y sajones, la nieve... Aquellos hombres parecieron comprender, y titubearon.

Rhiannon ant -iora, "la ardilla", no desaprovechó la oportunidad y se soltó tan rápido como se dio cuenta de que la presión cedía. Las palabras de Sheogorath empezaron a causar efecto: algunos hombres empezaron a llorar, a gritar o a correr despavoridos. Los pobres infelices que no habían sido víctimas del hechizo miraban asustados alternativamente a Rhiannon, a Nenúfar y a sus compañeros, separándose lentamente de las mujeres pelirrojas.

El aceite de Tuann había desaparecido por completo. El normando, que no parecía amedrentarse por las palabras de la mujer, caminó sin resbalarse, cada vez con más seguridad. La furia crecía en él, tanto, que el primer arponazo que Rhiannon había acertado no era ya un impedimento. Soldado valeroso, de haber nacido sajón hubiera sido un gran guerrero.

Pero era normando. La flecha de Nenúfar silbó, y hubo quien creyó recordar el olor fresco de la hierbabuena. La segunda saeta que se clavó en la carne no fue tan clemente como la de Rhiannon: el normando cayó fulminado.

Nenúfar sintió un punzante dolor en el pecho y por unos instantes su vista se nubló. Aguantando el dolor a duras penas, trató de parecer noble cuando amenazó con el castigo del barón. Por suerte los aldeanos estaban suficientemente confundidos; al llegar al lado de Rhiannon, ésta sostuvo a la muchacha y sin pensárselo saltó con ella al agua.

Las palabras de Adrien se perdieron con la brisa, pero no su gesto. Como había hecho con Giselle, izó con la habilidad que solo da la práctica primero a Nenúfar y después a su hermana. Con ambas a bordo, Harald empujó la barca en dirección al barco normando.

Pero los otros dos botesde invasores, a los que no les había afectado el hechizo de Sheogorath, se habían cruzado en la trayectoria.

Notas de juego

- Nenúfar esta visiblemente aturdida, pálida y mareada.
- Hace frío, atentos los pj. mojados.
- Tuann y Sheogorath están agotados.

Cargando editor
31/05/2012, 22:47
Adrien

Adrien tomo el mando de la giselle con la maestría habitual de un capitán de navío aunque estuvieran sobre una pequeña barca de pesca y no luciera ninguna muestra de su posición en la escalinata de poder sobre la pequeña embarcación. Sin embargo con habilidad y celeridad consiguió dar un giro de timón y alejarse del muelle mientras le gritaba a Harald pidiendo su ayuda.

¡Harald! Coge el timón y mantén este rumbo - gritaba mientras señalaba lo que tenían delante que no era otra cosa que el gran puerto repleto de barcos a la vez que se subía sobre el mastil y desataba la lona que lucía fea y sucia con remiendos y marcas de las heces de los pájaros. ¡Me desharé de ellos entre las embarcaciones del puerto!

No había tiempo para revisar el estado de salud de la joven nenúfar pues la concentración de adrien se centraba en abrir la vela y aprovechar la fuerza del viento a su favor pero no pudo evitar echarle una mirada durante unos segundos y cuando sus ojos se encontraron sonrío ofreciéndole un gesto de alivio. Al fin y al cabo ahora era el momento en el que el joven y enamoradizo pescador debía convertirse en héroe, por lo tanto este era su momento.

Notas de juego

Adrien conoce muy bien el puerto por lo que puede darle el esquinazo a las naves perseguidoras. Y que demonios, una buena carrera de barcos siempre es algo interesante, ¿No?

Cargando editor
01/06/2012, 11:10
Harald Sigurdrson

-Gentil Baldr… -susurró Harald aliviado cuando Nenúfar se sentó en el bote-. ¿Estás bien, niña?

Los ojos de las sajona y el vikingo se cruzaron un instante y éste, asombrado de su propia falta de respeto, apartó la vista avergonzado.

-¡Harald! Coge el timón y mantén este rumbo –gritó Adrien encaramado al mástil.

Inmediatamente, observando por encima del hombro el veloz avance de los botes normandos, Harald respondió:

-¡Buen momento para largar velas, fisker jarl! –contestó, casi riendo, y corrió a hacerse cargo de la caña del timón.

Por el camino tropezó con el cuerpo del normando, y, airado, lo levantó en peso y asestó dos brutales puñetazos en el rostro exánime.

-¡Mirra dónde nos has metido! –le gritó al cadáver entre espumarajos-. ¿Cómo que ahorra no quierres rremarr, carrroña Norrmanda? ¡Pues alimentarrás a los peces! –y sin miramientos arrojó el cuerpo al mar, escupiendo tras sus salpicaduras.

Por fin se sentó al timón, y echó una mirada a sus compañeros. Mientras El mago loco y su aprendiz jadeaban exhaustos, el pescador se afanaba en largar trapo. Nenúfar permanecía encogida en su banco, como si estuviese herida, y Rhiannon…

-Pequeño –llamó a Tuann-, coge mi escudo y prrotégete. Los hombrres deben afrrontarr su muerrte, perro los niños deberrían esperrarr hasta serr hombrres. Eh, Arrdilla -chasqueó la lengua, divertido-. ¿Serrás capaz de ponerr un parr de tus flechas en sus timoneles? O al menos entrre los rremerros…

Cargando editor
02/06/2012, 12:49
Nenúfar

El punzante dolor en el pecho se extendió tan rápido por su cuerpo como el veneno, paralizando sus sentidos. Guiada por Rhiannon, saltó a las frías aguas de Cornualles. Una vez en la barca, sintió el deseo de arrancarse el pecho, -No es real- se dijo. Nenúfar en su vida había matado a dos hombres, pero nunca predecía que su dolor iba a ser el suyo propio. Siempre decidida a defender la vida de quien ella creía necesario, olvidaba su infame empatía que le unían con su victima. Esta vez, su dolor había sido directo al corazón, una sensación horrible que invadió a la joven. –No es real- se repetía entre el aturdimiento. Tumbada en la banca del bote, abrió los ojos para volver a la realidad, cruzó su mirada con un doble Harald, notó que sus labios se movían, pero no oía nada. Volvió a cerrar sus ojos. Su corazón recobraba el ritmo normal, su mano que aferraba con fuerza su pecho, comenzó a relajarse, pero los mareos permanecían y el movimiento de la barca solo lo agravaban. Cada vez se hacia mas patente que su cuerpo, ahora débil, tiritaba de frio a causa de sus prendas mojadas.

Cargando editor
02/06/2012, 13:36
Sheogorath ex Jerbiton

-¡Claro que es real! -Sheogorath se tumbó en la barca, agotado, jadeante, con un extraño brillo en su mirada mientras observaba a Nenúfar-. ¡Es MUY real! Ellos dicen que me lo imaginé, pero no, para nada. Tinpinqualix es real, y está con nosotros. ¡Míralo, saltando sobre el hombro de mi aprendiz! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Es muy divertido el pequeño Tinpinqualix...