Partida Rol por web

Turno 115 - (3) (Continuaciónx3)

Ahora que la tensión de la vigilancia ya había pasado, la sensación de frío se intensificó transformándose a su vez en un cansancio muscular que se sumaba al de haber dormido únicamente unas pocas horas.

Una vez los rayos de sol despuntaron por el horizonte, el numenoreano se dispuso a despertar a sus compañeros, pero al final les brindó con aproximadamente media hora de descanso más que les ayudaría a afrontar la dura jornada que les esperaba por delante.

Poco a poco, con la ayuda de Arlan, fue despertando a todos sus compañeros, bueno, a todos no, pues el edain tuvo que recordar al enano que según habían acordado la noche anterior Gelion podría dormir hasta que estuvieran a punto de marchar.

 RESOLUCION TURNO 115

Turno de guardias

Al fin la noche paso. Ilidan y Arlan os despertaron uno a uno, con cuidado de no hacer demasiado ruido para no despertar a Gelion. Eran suficientes, ayudados ademas por los almadieros, para organizar la partida, de ese modo el agotado mago estaria mas descansado. Cierto era que a algunos no les parecia demasiado bien el hecho de que un miembro de la escolta, con pleno derecho para con los cobros por el trabajo, descansara mientras el resto maldormia y trabajaba. Pero tambien era cierto que la complexión de Gelion era mucho menos fuerte que la del resto, un hombre no demasiado acostumbrado a los duros viajes.

Pensamientos aparte, uno a uno fueron recogiendo sus pertenencias para salir fuera. Cuando lo hicieron vieron un completo despliegue de mano de obra. Varios hombres, mas de una docena de ellos, iban y venian de las cabañas a la explanada que habia junto al rio. En ella acumulaban varios sacos con viandas para el viaje, mientras otros apretaban las sogas de esparto que mantenian unidos los troncos de las almadias. Casi todo parecia estar listo para partir, a falta de subir los carruajes en las precarias embarcaciones…

El sol iluminaba el cielo, aunque aun no se habia elevado en el horizonte. Eran una mañana clara, sin apenas nubes, tal vez ese dia fuese soleado. El viento acariciaba las mejillas, era frio, pero no tanto como en la noche o los dias anteriores. Una hermosa mañana.

Los comentarios de algunos hombres, y una conversación de Letar con sus subordinados daba a entender que existia algun problema, y parecia ser el tamaño de los carros. Al parecer alguno era demasiado grande para poder bajar por el rio embarcados sobre los troncos.

Letar mando a uno de sus hombres a avisar a Agranil y a los demas. Mientras él se marchaba, de una de las cabañas salieron dos individuos que no parecian formar parte del asentamiento, pero que a su vez no eran extrañados por ningun miembro del mismo. Al principio se mostraron distantes, aunque al ver a Gallindum y a Elendur, saludaron de lejos y se acercaron al grupo.

Uno era alto, ma o menos como Ilidan. Llevaba una capa negra que dejaba entrever una hermosa armadura de anillos trenzados a modo de cota de malla, nada comparable a la manufactura enana, pero de buena calidad. Llevaba ademas unos buenos pantalones de cuero, reforzados, lo que denotaba su condicion de asiduo jinete. Era pelirojo y con barba no demasiado poblada que el cubria parte de la cara, dejando sus mejillas libres. Sus ojos castaños miraban curioso lo que ocurria en la explanada del rio.

El otro era mas alto aun, casi tanto como Elendur, pero algo mas corpulento. Vestia una larga capa de una extraña textura semi-rígida con distintos tonos terrosos. Bajo ella llevaba una liviana armadura de cuero, ademas de brazales, ambos sobre una camisola de lino grueso, de color verde claro. Sus pantalones eran marrones, de una tela algo ajada, pero buena. Tenia el pelo alborotado y no muy corto de un color castaño oscuro. Sus ojos eran negros y desbordaban serenidad.

Al poco tiempo, el hombre que habia ido en busca del alcalde, regreso. Cuando paso junto los miembros que conformabais la escolta, os informo que Agranil requeria la presencia de algunos de vosotros. Marga debia subir a atender a Briniel, pero tambien tenian que subir Gallindum y Elendur. Era evidente que era en ellos en los que el alcalde mas confiaba, en uno por ser el que mas tiempo llevaba a su servicio, y en Elendur por haber sido puesto a su servicio por un capitan de los Montaraces del Norte, Astadur, buen amigo de Agranil.

 RESOLUCION TURNO 115

Al fin la noche paso. Groal y Valdir se despertaron con el ir y venir de hombres que entraban y salian de la cabaña en la que habian dormido. Un buen camastro con suficiente abrigo hicieron olvidar el viaje del dia anterior y el duro trabajo realizado.

Ambos recogieron sus pertenencias para salir fuera. Cuando lo hicieron vieron un completo despliegue de mano de obra. Varios hombres, mas de una docena de ellos, iban y venian de las cabañas a la explanada que habia junto al rio. En ella acumulaban varios sacos con viandas para el viaje, mientras otros apretaban las sogas de esparto que mantenian unidos los troncos de las almadias. Casi todo parecia estar listo para partir.

El sol iluminaba el cielo, aunque aun no se habia elevado en el horizonte. Eran una mañana clara, sin apenas nubes, tal vez ese dia fuese soleado. El viento acariciaba las mejillas, era frio, pero no tanto como en la noche o los dias anteriores. Una hermosa mañana.

Los comentarios de algunos hombres, y una conversación de Letar con sus subordinados daba a entender que existia algun problema, y parecia ser el tamaño de unos carros, que al parecer debian transportar. Alguno era demasiado grande para poder bajar por el rio embarcados sobre los troncos.

Letar mando a uno de sus hombres a avisar a Agranil. Entonces os disteis cuenta de que un numeroso grupo de gente nueva se habia reunido junto a la hoguera, aun encendida. Saludasteis de lejos y al reconocer a Gallindum y a Elendur, os acercasteis al grupo.

Al poco tiempo, el hombre que habia ido en busca del alcalde, regreso. Cuando paso junto al grupo de Gallindum y Elendur, les informo que Agranil requeria la presencia de algunos de ellos. Una tal Marga debia subir a atender a Briniel, pero tambien tenian que subir Gallindum y Elendur.

Turno 116

Ilidan miró al cielo y comprobó que estaba despejado, el tiempo era propicio para descender por el río. Luego, pasó a posar la mirada en las orillas del río, donde los almadieros seguían trabajando aun pareciéndole que todo estaba listo para partir. Pocos segundo después, entre el ajetreo que sucedía en el asentamiento, de los hombres de Letar escuchó de pasada cual era el problema.

Este era concerniente al tamaño de los carruajes. Aquello hacía evidente porque algunos del grupo, entre ellos el mismo, habían aconsejado que todo el trayecto hasta su destino se hiciera por tierra. Pensamiento que compartían la mayoría, no dejándose influenciar por el miedo que pudieran tener a transitar por el líquido elemento.

En el preciso momento en el que Letar se marchó, de una de las cabañas salieron dos hombre bien diferentes, cosa a la que nada tenía que objetar el numenoreano pues el grupo con el que viajaba aun era mucho más variopinto. Estos a su vez no parecían pertenecer al sentamiento, y por alguna extraña razón, por lo menos para el edain, los dos hombres saludaron  alguien de su grupo para después dirigirse hacia ellos. Como él no los conocía tomó una posición de indiferencia ante su presencia, pero quedándose expectante a ver que decían.

Turno 116

- Garf, garg, gnam gnann -el mediano fue despertado por Ilidan mientras mascullaba algo.

"Apenas me acabo de dormir" pensó Bolgo apesadumbrado. La noche había transcurrido en lo que a él le pareció apenas un instante, no obstante se irguió y se frotó la cara desperezándose como pudo. permaneció allí quieto sentado sobre su camastro durante unos instantes hasta que se rebeló contra su propia modorra y agitó la cabeza como un perro secándose.

Algo más despejado salió al exterior y la hermosa mañana le ayudó a mejorar su humor. El sol lucía en todo lo alto y el cielo despejado mostraba un alegre azul que le recordaba a las mañana primaverales de la Comarca. Además, la luminosidad mostraba un hermoso paisaje que la noche anterior, a su llegada no habían podido apreciar en todo su esplendor.

La fulgurosa actividad del campamento terminó de despejar cualquier atisbo de acogotamiento en la mente del hobbit. Al parecer había un problema para transportar los carros debido a su tamaño, sin embargo la atención de Bolgo se centró en dos grandes y fornidos hombres que surgieron de una de las cabañas. Le asombró el poderoso aspecto de cada uno de ellos y de inmediato sintió un profundo respeto hacia ambos. Sin lugar a dudas se trataba de dos hombres de armas. Sintió el impulso de presentarse, pero le dio la impresión de que conocían a alguien del grupo de forma que esperó a que saludaran a sus conocidos antes de hacerlo.

Turno 116

Draupner se levantó en silencio, recogió sus cosas y salió fuera para preparar su petate en condiciones. Tenía que reajustar los espacios, ya que pretendía guardar su cota de mallas dentro y quería forrar el interior por dentro para evitar que las mudas y demás contenido de la mochila se mojara debido al agua. Ya estaba resignado a que ese fuera el próximo medio de transporte.

Una vez en el exterior, respiró profundamente, echó un vistazo alrededor y se acercó a un almadiero para enterarse de cómo hacían ellos para mantener sus enseres secos dentro de aquellos botes en los que parecía entrar el agua por todos lados. Además le preguntó dónde podía conseguir una cuerda.
 
Para cuando consiguió su propósito el asentamiento era un hervidero, así que se mantuvo al margen para molestar lo menos posible, despreocupándose un poco de los problemas que pudieran surgir, dejando que fueran los jefes de la caravana los que se encargaran de resolver las complicaciones que pudieran surgir. Aunque albergó la esperanza, tras escuchar a Letar, que alguno de ellos tuvieran que recorrer el camino a pie.

Turno 116

El beórnida se acercó al grupo en el cual se encontraban Gallindum y Elendur, aunque su vista primero fue con Wyd. Comprobó que el animal estaba bien cuidado, y alimentado... tal vez demasiado bien, luego ya no querría alejarse de las muchachas del campamento!

Tras los días de duro trabajo y la extraña noche, se sentía cansado pero misteriosamente listo. Tantos sucesos, tanta gente extraña, ahora, le llenaba al mismo tiempo de temor y esperanza. Es el Espíritu del Oso que me prepara para el futuro, pensó, mientras avanzaba.

Apartó su capa y extendió una mano amplia, fornida, y ligeramente sucia de negra tierra. Señores Gallindum, Elendur. Agradezco al Oso que la mañana haya posado sus ojos sobre ustedes nuevamente. Entiendo que esta es su compañía?

Se giró hacia los demás. En cierta forma, se sentía el anfitrión. Bienvenidos al campamento de los almadieros. Mi nombre es Groal, del Bosque Verde, otrora Mirkwood. 

TURNO 116

Valdir siguio a Groal hacia el grupo donde se encontraban las dos personas de la noche anterior, aunque no era a su montura sola con el bullicio que habia en ese momento en el campamento, pero seria de mala educacion separarse del grupo e irse solo.

Una vez reunido con el resto de aquella gente de los cuales solo conocia a dos de ellos asi que dijo- Buenos dias maese Gallindum y maese Elendur- una vez saludados los conocidos Valdir se giro hacia los demas y dijo- Buenos dias ustedes tambien, mi nombre es Valdir tanto gusto en conocerles.  

Turno 116

Los dos hombres se acercaron al grupo y se presentaron de forma cordial. Bolgo dio un paso adelante e hizo lo propio con una ligera reverencia.

- El placer es mío, señores Groal y Valdir. Mi nombre es Bolgo Villaseca. Orgulloso habitante de la Comarca. Combe, para ser más exactos.

Agachó la cabeza en señal de respeto. A continuación retrocedió hasta su posición original y echó una ojeada alrededor observando la evolución del trabajo de los almadieros.

 Oin se desperezó con un gran bostezo. Luego, preparó sus achiperres y salió fuera en busca de Draupner. 

"Joder... dónde se habrá metido..." pensaba mientras recorría el bullicioso campamento "Ah, ya le veo..."

Oin se limita a mirar cómo Draupner habla con los almadieros y les pregunta cosas extrañas para un enano de buen proceder. 

"Malditos sean todos los ríos"

Puesto que Oin considera que Draupner es el más inteligente de los dos se decide a imitar a su amigo quitándose la armadura y guardándola en su petate aunque la verdad es que se siente un poco desnudo sin ella. 

- (K)  ........................................................................................ - le comenta imitándole.

De repente, se presenta un tipo gigantesco parecido a un oso y que encima, se llama como el rugido de un oso. Durante unos segundos, Oin se queda con la boca abierta antes de presentarse.

- Oin, soy... - le devuelve el saludo al gigantón.

Para más inri, se presenta otro nuevo patas largas.

"Buf... demasiados humanos...."

Le tiende la mano al recién llegado.

- Oin, soy... 

Luego, se retira hacia dónde está Draupner y habla en voz baja con él.

Nota del traductor:  - ¿Estás seguro que es buena idea quitarse la armadura? Me siento indefenso sin ella... Por cierto... buenos días...

 Se acerca a Draupner.

- ¿Estos también vienen? No me gusta su aspecto... y hay demasiada gente extraña alrededor de todo ésto... no me gusta... no me gusta... - Menea la cabeza...

Turno 116

Elendur aún estaba algo dormido, siempre le había costado despertarse del todo sin un buen desayuno en el estómago o un buen combate matutino que le segregase adrenalina.

De pronto vió como Valdir y Groal que conocieron la noche anterior se acercaron a saludar, el montaraz le recibió con una sonrisa.

-Buenos dias señores, me alegro de que hayan podido descansar bien, después de lo de anoche me refiero.
Si, estos son mis compañeros de la comitiva....y si me disculpais nuestro alto mando requiere de nuestra presencia.

Elendur había atendido a que Agranil estaba esperando para verle a él y a Gallindum, supuso por un instante que se trataba por el inesperado problema del carromato que era demasiado grande. Agranil era un hombre sabio y seguro que habría encontrado una solución.

-Vamos Gallindum, no te quedes ahi!!

Tras eso el montaraz sale presto al encuentro del Alcalde

Turno 116

- [Khuzdul]Добро утро Oin. Знам, че е рядкост да не се чувстват теглото на екрана по-горе, но също така може да се баласт на дъното на реката, ако попадат в една от лодките. Забелязали ли сте колко слаба те като че ли?
Чувал съм, че имат проблеми с Галера, не влезе в съда. С малко късмет някой ще трябва да го нося другата страна на пътя.- respondió Draupner a su compañero.

Cuando hicieron aparición Groal y Valdir, Oin se acercó a saludarles, como siempre refunfuñando, él siguió ordenando sus cosas en la mochila sin interrumpir su tarea. Oín volvió y le susurró algo al oído. Draupner rió. - [Khuzdul] Ела, ела, Oin, са по-популярни, отколкото искаме да постигнем. Борихме се заедно с някои от тях и са се повлияли добре, остава само да видим как тези две държат. Ами аз ще ви поздравявам Приключих с това. Освен това, той дори не е ли все още дали ще дойде с нас.-

Acabado de ordenar el petate se acercó a los recién llegados. Un enano especialmente alto para los de su raza y corpulento, de metro cincuenta y casi cien kilos de peso, de movimientos elegantes, les tendió la mano. Iba ataviado con colores de la naturaleza, tonos verdes y ocres. El color de sus ojos era negro, y su barba, arreglada en dos largas trenzas, de color castaño claro, si bien su bigote era blanco. - Buenos días, soy Draupner, uno más de esta peculiar partida. ¿Se unen ustedes a ella, o están aquí de paso? -

Turno 116

- Buenos días Oin. Ya sé que se hace raro no sentir el peso de la malla encima, pero también puede lastrarnos hasta el fondo del río si cayeramos de uno de los botes. ¿Te has fijado en lo endebles que parecen?
He escuchado que tienen problemas con la Galera, no entra en las embarcaciones. Con un poco de suerte alguien tendrá que llevarla por el camino. -

- Vamos, vamos, Oín, son más los conocidos que los que nos quedan por conocer. Ya hemos combatido junto algunos de ellos y han respondido bien, sólo queda ver como se comportan estos dos. Además, ni siquiera sabemos todavía si van a venir con nosotros. Bueno voy a saludarles que ya he acabado con esto. -

Gallindum - Turno 116.

El enano despertó de buen humor, el sueño aunque no muy largo, le había proporcionado un grato descanso y ahora se encontraba pletórico. Se levantó y empezó a ayudar en lo que podía, con el objetivo de adelantar la partida en la medida de lo posible. Todo el grupo se estaba preparando para la siguiente etapa del viaje, a excepción de Gelion que aun seguía durmiendo a causa del cansancio acumulado durante el día anterior. A Gallindum no le molestaba aquello, resultaba obvio que Gelion no tenia la misma constitución que hombres como Elendur e Ilidan, y mucho menos el aguante físico de los enanos. Groal y Valdir se acercaron a saludar, y Gallindum les respondió con un gesto. Cuando iba a acercarse a hablar con ellos, le avisaron de que Agranil quería ver a Elendur y a Gallindum en cuanto antes.

-¿Vamos dunedain?.- dijo a Elendur, pues no convenía hacer esperar a Agranil.- Ahora nos vemos.- Dijo al resto del grupo mientras encaminaba sus pasos a los aposentos de Agranil

Turno 116 

Tras la partida de Gallindum y Elendur, Groal se quedó un tanto incómodo entre los... extraños recién llegados. Eran gente sofisticada, no como los almadieros. Al mismo tiempo lo excitaba, promesa de situaciones maravillosas, y lo asustaba, por su inseguridad de saber comportarse en tamaña compañía.

Estrechó la mano de Draupner, cubriéndola completamente con la suya propia. Que el Amanecer te sea benigno, Daupner, y a todos ustedes, señores míos. Peculiar ciertamente, especialmente para alguien que desconoce el propósito de la misma! En su voz había risa, un sonido grueso y primigenio, casi un gruñido. 

Se mesó la barba y sorprendió a uno de los enanos en el mismo gesto. Rápidamente escondió la mano bajo la capa, esperando no haber cometido una descortesía. Por suerte su poblado vello facial escondía su rubor.

- Pues yo he llegado hace un par de noches. Me dirigía de Barukkizdin hacia el sur, a la blanca Minas Tirith. En los almadieros encontré buenos compañeros y una promesa de pasaje río abajo, acortando el camino. Solo pidieron a cambio un brazo fuerte y un espíritu trabajador y, afortunado de mí! Poseo ambos! Ahora su risotada fue abierta. Tal vez los nervios eran los culpables, o tal vez... todo esto era muy emocionante.

 Turno 116

El hombre instruyo rapidamente a Draupner sobre el metodo usado para evitar que se mojasen los enseres.

- Cuando la almadia esta acabada, y como ultimo trabajo en ella, ponemos el "ropero" - dijo señalando una unos palos que se elevaban en vertical desde la base de la balsa. - En ese lugar en alto se cuelga la ropa, mochilas y viandas para que no se mojen, aunque es raro que no se humdezcan con las salpicaduras de agua.

Despues el hombre se marcho, y Draupner quedo mirando el ingenio. No era si no un largo palo horizontal montado sobre otros dos verticales a mas de metro y medio de los troncos que formaban la base, como si de un tendedero de ropa se tratase. Despues Draupner volvio con el el resto.

 Turno 116

- Vayamos, Briniel necesitara de mis cuidados - dijo la enana siguiendo a Elendur y a Gallindum.

 Turno 116

Elendur, Gallindum y Marga fueron hacia la cabaña donde dormia Agranil. Una vez entraron, vieron a Gelion preparando su mochila, y tras unos saludos subisteis a la habitacion. Tras llamar, os abrieron y Agranil os encargo cargar el cajon mientras MArga ayudaba a Coralak a bajar a Briniel.

En apenas unos minutos estabais saliendo por la puerta de nuevo, junto a todos los Esgarothianos, el enano herrero y Gelion.