Partida Rol por web

Turno 615

El alcalde de Esgaroth hablo, llevaba varios dias muy callado, casi como si no estubiese.

- Creo que debemos ir por el bosque, tal vez podamos despistarlos en la noche, tenemos que encontrar a los demas, hemos de llegar a Burh Waldmarh, como sea - estaba asustado, no veia salida alguna, si los encontraban estarian perdidos. -  Yo llevare a Briniel encima si es necesario, no pueden encontrarnos.

Turno 615 (Asalto 6)

Con la inestimable aparición de Draupner había conseguido ponerse a salvo, pero aun así aun persistía el problema de que continuaba perdiendo sangre por la herida en su pecho.

Debía de crear algún tipo de compresa y rápido para detener la hemorragia, y con lo que disponía en aquel momento sólo podía utilizar un objeto, la tela de su camisola. Por suerte para él, desprender un trozo de la pieza principal sería más fácil ante la otra herida que había sufrido y había conseguido desgarrarla, debilitando la composición estructural de la misma. Con lo que de un simple tirón fuerte, que si que hizo estremecer de nuevo todo su cuerpo de dolor ante el esfuerzo, Ilidan consiguió hacerse con la tela suficiente para el vendaje pasajero.

Dobló el trozo de tela y lo apretó fuertemente contra la herida. Lo bueno habría sido colocar un emplaste primero, pero con la falta de tiempo de la que disponía debía de conformarse con aquello, más tarde Marga prepararía algo mejor, si es que aun seguía vivo.

Tras todo aquello, levantó la cabeza un instante para ver como se iba resolviendo el combate, pero con la oscuridad añadido a la visión borrosa tampoco llegaba a distinguir los detalles del mismo, como la gravedad de las heridas infringidas.

Turno 615 (Asalto 6)

Freagulf se esforzaba por esquivar cada envite del enano que tenia delate. Hasta ahora su lucha personal con el enano estaba en tablas, incluso con la ayuda de su compañero Temudyin, que acosaba al enano, al menos hasta que un nuevo naugrim aparecio.

Freagulf se concentro aun mas, sabia que el tuerto estaria ocupado con sus asuntos y ya no podria ayudarlo. Una vez tras otras el hombre lanzaba el filo de su espada contra Arlan, intentaba darle en el brazo, dejar inutilizada la extremidad y evitar esa maza negra que, de impactar, causaria muchisimo daño.

Turno 615 (Asalto 6)

El enano hacia no se quedaba atras, tenia numerosas heridas, si bien la que mas le dolia era la de la pierna. El maldito tuerto habia logrado hincar bien su lanza en la carne, y lo habia hecho a traicion. Ahora enrabietado, sangrando, pero fresco aun, se centraba como hasta ahora en el hombre que tenia delante. Una armadura de cuero lo protegia, en ella el blason de alguna familia o pueblo se mostraba sucio, suico de sangre salpicada y barro.

Arlan ya giraba su mazo por encima de la cabeza, legendarias eran las hachas enanas, pero mas mortiferas aun eran sus mazos, sus martillos, golpeando las cabezas como se hace con el hierro en la fragua. La maza de Arlan salio directa hacia Freagulf

- ¡¡Muere traidor!! - gritaba con los dientes apretados - ¡¡Si ayudas a los sagath, moriras como ellos!! - realmente tenia al hombre como un traidor, ayudando a los orientales, pues mirando a Temudyin, no habia duda de ello.

Turno 615

- Vaya, así que no hay ningún maldito arco. - pienso mientras empiezo a azorarme y enojarme al mismo tiempo tras las palabras de Coralak.

- Menudos aficionados. Ya podían haber cogido cuando menos media docena de arcos y flechas por si acaso fueran necesarios. - pienso mientras mi malhumor va en aumento.

- Gelion, ¿de qué hechizos dispones? - pregunto al bosquimano en susurros.

- ¿De qué material disponemos para hacer trampas de forma rápida? ¿Alguien sabe prepararlas?

- Internarnos en el Bosque puede ser tan peligroso o más que enfrentarnos a los jinetes. - digo. No voy a tomar una decisión así a la ligera. - añado. Primero sopesaré todas las opciones.

Turno 615

Draupner reconoció el emblema del pecho quizá porque lo hubiera visto en el ultimo asentamiento humano en el que estuvieron, pero no podía saber con certeza a quien pertenecía, aunque por las palabras de Arlan todo apuntaba a que se trataba de un eorlinga, como el recién enterrado Valdir. No sabía como había comenzado aquello, pero una cosa era clara, aquel a quien Arlan llamaba sagath, aunque similar no lo era. 

¿Cabría la posibilidad de que hubiera habido un mal entendido? Respetaba a Illidan, pero si Arlan estaba allí no le cabía la menor duda.

- ¿Quién ha empezado esto? - preguntó el enano. Si habían sido Arlan e Illidan estaba claro que había que aclarar aquella situación. Si habían sido los otros, había que acabar con ellos.

Turno 615 (Asalto 6)

¿ Qué hechizos poseo ? Que pregunta tan descortés. La magia no es una ciencia exacta que pueda planificarse y medirse en metros o minutos. Parece que no comprendían que aquella era una extraña ciencia cambiante y dificilmente predecible. Imagino que los efectos más útiles para la situación actual incluyen dominar la voluntad de nuestros enemigos y forzar que caigan dormidos. También puedo hacer que pequeños objetos vibren y sean dificilmente sujetables; esto puede aplicarse a armas. Y tengo en recámara un pequeño rayo que hace rielar el aire. Como último recurso podría conseguir que alguno de los enemigos se volviese amigo mío. Todo ello si todo sale como debe y su voluntad no es extraordinaria. Hablar así de mi arte me hace sentir incómodo.

Turno 615

- Gelion, cuando dices que puedes dominar la voluntad de nuestros enemigos y hacerlos dormir, si todo sale como debiera, ¿a cuantos podrías hacer dormir? - le pregunto. Ignoro si hay un límite de enemigos a los que puedes poner a dormir o como funciona.

- ¿Cuanto tiempo necesitas desde que lanzas un hechizo hasta que puedas lanzar el siguiente? ¿A que distancia puedes lanzarlos? - le pregunto casi sin parar mientras mi cerebro sigue formulando preguntas.

Turno 615
Percepcion

Gallindum vuelve a mirar hacia el horizonte, por momentos le ha parecido ver que detras de las antorchas van a pie varias personas mas, no sabe el numero. No llevan luz, siguen a los jinetes.

Aunque el movimiento de Temüdyin había salido a pedir de boca, no había dado el resultado deseado. Aún con el escudo del enemigo entorpeciendo su ataque lateral, la lanza penetró en la carne como un cuchillo caliente en una gran barra de mantequilla dejando patente que el golpe había sido brutal. Sin embargo, como bien sabía el tuerto, la verdadera eficiencia de un ataque no estaba en su potencia sino en su precisión. Dentro de una pierna se encontraban los tendones, el hueso y, sobretodo, la arteria femoral, y la punta del arma había entrado y salido sin acertar en ninguno de aquellos puntos.

El enano había recibido un duro castigo, si,  pero por desgracia no el suficiente como para incapacitarlo. Sin embargo Temüdyin no era un ingenuo y sabía que, aún así, había tenido suerte. Puede que sin la intromisión del otro enano el lanzazo hubiese mortal pero también tenía claro no ser por la estúpida manía de los naugrim de gritar como jumentos cada vez que iniciaban un ataque, el golpe que había logrado desviar casi en su totalidad hubiese podido acarrearle nefastas consecuencias. Se podía decir que la fiel de la balanza de la suerte marcaba cero en aquellos momentos. Sin duda necesitaba que se inclinase en su favor para acabar con aquello de la manera más rápida posible.

De nuevo su cerebro empezó a desgranar cada uno de los componentes de aquel puzzle llamado combate. Sin ninguna duda el nivel de amenaza había variado. Ya no era el enano herido el enemigo más peligroso sino el que acababa de entrar en escena. Mucho más equipado y preparado, y justo enfrente suya, su maza emitía unas sensaciones que no le hacían ninguna gracia. Sería complicado herir a aquel enemigo y, sin duda, necesitaría la ayuda de su compañero. Era fundamental que este, mucho más rápido que él según había deducido por el transcurrir de la pelea, llevase a cabo el primer ataque y le obligase a girarse en su dirección. De ese modo conseguiría que este dejase el flanco desprotegido, y sin  escudo. Y Temüdyin se encontraría en franca ventaja a la hora de asestar un nuevo lanzazo.

Pero, al parecer, aquella vez su compañero no entendió sus intenciones. Tal vez por el hecho de que el enano herido tampoco estaba dispuesto a dejarle respirar, repitiendo una y otra vez el mismo ataque, o, simplemente, por mera acción-reacción, Fréagulf volvió a lanzar un fuerte mandoble en dirección al naugrim que tenía delante.

Al parecer a este tampoco le hizo mucha gracia que el éothéod le atacara y, en respuesta, empezó a batir su negra maza por encima de su cabeza con intención de acabar con él mientras, como era típico en ellos, lanzaba una verborreica andanada acompañada de miríadas de pequeñas partículas de saliva enanil.

- "¡¡Muere traidor!!" - gritaba con los dientes apretados - "¡¡Si ayudas a los sagath, moriras como ellos!!"

Y fue allí cuando la pragmática y deductiva mente de Temüdyin empezó a vislumbrar el misterio que acompañaba a aquel inesperado asalto que habían sufrido. La verdad era que al tuerto no le cuadraba aquello. Ser asaltados en medio de la noche era común, y más en aquellos parajes y en aquellos tiempos. Que el asaltante fuese un enano tampoco era extraño, ya que de sobras era conocida la codicia de aquella raza y el nivel de depravación y desesperación que se podía apoderar de cualquiera de ellos cuando la fortuna no les acompañaba. Que el enano gritase como un poseído en medio de una emboscada ya no cuadraba tanto. Que junto al enano fuese un encapuchado si era plausible pero que, además, otro enano saliera de la nada, pertrechado como un verdadero soldado, encomendándose al más grande de sus reyes con la intención de proteger a su compañero  si que era extraño.

Pero aquella frase que acababa de oír despejaba la mayoría de las dudas 

Turno 615

- ¿Pero que maldito bicho te ha picado Gallindum? ¿Hacer trampas en cinco minutos? - Le intento gritar la enana con voz baja, como si eso fuera posible. - ¡Reacciona ya, marchemios o escondamonos para emboscarlos y dejate de jugetes!

La enana veia que en unos pocos minutos los pillarian alli, y tal vez no fuese facil combatirlos, Valdir y Elendur no pudieron...

Turno 615 Gelion terminó por enfadarse. ¡ Por el amor de los Valar ! Mi magia no es un brazalete que puedas pesar y tasar. Has de comprender que el éxito del embrujo depende de mi fuerza de voluntad y de la de mis enemigos. Podría llegar a dormir a uno solo o a varios. No sé de nadie que haya dormido a más de cinco a la vez, pero Luthien Tinuviel consiguió embrujar al mismo Melkor. O eso dice la leyenda. Tomó un segundo para respirar. Las malas noticias son que estoy cansado y no he conseguido recuperarme. Mi arte ahora mismo tiene menos fuerza de lo normal, pero haré todo lo que pueda, hasta quedar vacío. Respecto al tiempo que tarde... Puedo arriesgarme a hacerlo más deprisa pero puedo dañarme a mí mismo si no tengo cuidado. No creo que queráis que vuelva a pasar como sucedió con el beórnida.

Turno 615

- Я думал, что я видел больше людей, приезжающих позади. Я думаю, fialmente мы входим в лес. Оставайтесь с нами внутрь. - digo.

- En ese caso no queda otro remedio que entrar en el Bosque. - digo tras escuchara Gelion. Oin tendrás que tragarte tus miedos.

- Marga, prepara a la dama para que no nos ralentice y dejar el menor rastro posible.

- El resto. Coged lo imprescindible y preparaos para ponernos en marcha. Buscaremos a nuestros compañeros y nos pondremos en movimiento.

Traducción.

- Я думал, что я видел больше людей, приезжающих позади. Я думаю, fialmente мы входим в лес. Оставайтесь с нами внутрь.

TURNO 615(ASALTO 6):

Continuación...

Pero aquella frase que acababa de oír despejaba la mayoría de las dudas. Aquel grupo no eran asaltadores de caminos, ni bandidos. No sabía que eran exactamente..., bueno, si lo sabía: eran unos inconscientes y unos estúpidos. Sino, ¿a quién se le ocurriría asaltar a unos desconocidos en un bosque, en medio de la noche, sin razón alguna?

O por lo menos, con ninguna razón valida. Porque Temüdyin había vivido muchos años con los orientales, mamado de su cultura, asimilándola como propia pero, aún así, distaba mucho de parecer uno de ellos. Sobretodo después de su cautiverio.

Antes puede que sí: sus tatuajes, abalorios, armas y ropas eran de manufactura oriental pero en aquel momento lo único que conservaba de aquello eran los dibujos en su carne, ocultos bajo un improvisado poncho, unos andrajosos pantalones, las botas que había robado y su arma. También la coleta, pero nada más ya que a ningún aisdraga se le ocurriría raparse los laterales de su cabeza dejando en medio una franja de pelo corto y espeso. De hecho nunca tuvo muy claro el porque de aquel peinado, aunque  en su interior siempre había considerado aquello como un símbolo diferenciador y único. Como un pequeño acto de rebeldía inconsciente.

Pero bueno, ¿a quien iba a extrañarle aquello viniendo de un enano? Al fi y al cabo, y siempre según ellos, su cuerpo proveían de la roca de la que Aüle los había esculpido. Seguramente la  cabeza de aquel enano había sido tallada en el más duro de los granitos.....

Pues al parecer no todos los enanos eran igual. A lo mejor el otro, el que había sido capaz de herirlo, había tenido más suerte y a su cabeza le había correspondido un mineral no tan duro: puede que la piedra pómez. Más porosa y liviana, capaz de asimilar las cosas que provenían del exterior. Aquel naugrim también parecía estar dándose cuenta de que algo no iba bien. Dudaba:

- "¿Quién ha empezado esto?" - preguntó extrañado. 

La mente de Temüdyin enseguida se dio cuenta de que su ímpetu guerrero decrecía. Los movimientos de su arma se hacían más lentos, carecían de la tensión necesaria. Aquello, realmente, era toda una suerte para el tuerto, y también para Fréagulf, ya que le otorgaba unos segundos valiosísimos, unos segundos en los que podía despreocuparse de su adversario más cercano e intentar acabar con el enano que había empezado la contienda. Al fin y al cabo este no parecía tener intención alguna de bajar su negra maza y amenazaba al éothéod. 

Con un movimiento lateral, perpendicular a río, se acercó a él y volvió a buscarle el costado, justo en el mismo lugar donde anteriormente le había pinchado. No iba a dejar que este atacara de nuevo al aisdraga. al fin y al cabo aún no estaba totalmente recuperado de sus heridas.

- "No temas, yo haré que quien haya empezado esto se acuerde toda la vida del momento en que decidió hacerlo."

Y sin más, lanzó de nuevo la punta de su mortífera arma en dirección al flanco del maldito enano que les había atacado a traición. No iba a permitir que atacara a Fréagulf sin oposición alguna. 

RESOLUCION TURNO 615

Bolgo estaba agazapado tras los arbustos, ya había colocado su piedra, cuidadosamente escogida en su dia, blanquecina, porosa y uniformemente redonda. Del tamaño de su puño, con el peso justo. Su honda giraba entre las sombras, donde era difícil ser detectado. Solo el silbido el cuero surcando el aire, fácilmente confundible con el ulular del viento, llenaba el oído del hobbit. Se concentro, lo pensó y cuando creyo estar seguro, lanzo la piedra, iba dirigida a Temudyin. Pero era un tiro muy arriesgado, Draupner estaba delante, y no quería darle, confiaba en si mismo, y no dudo un segundo.

Draupner pregunto quien había comenzado aquella locura, justo cuando el proyectil de Bolgo salió disparado al fin. Draupner se olvido del tuerto y con un rápido movimiento se movio hacia su izquierda, dejando asi pasar la piedra a la vez que que se quedaba tras Freagulf.

Temudyin, que temia un ataque por parte del enano, estaba listo para defenderse de el, pero al ver la piedra venir hacia su cabeza, giro rápidamente su lanza para golpearla e intentar desviarla. Y en parte lo logro, su cabeza estaba a salvo, sin embargo la pesada piedra le golpeo brutalmente el brazo, casi haciéndole perder el equilibrio. Girnado sobre si mismo acabo hincando la rodilla derecha en tierra, el brazo le dolia como si la pesada maza negra de Arlan lo hubiera golpead, pero no, solo fue una piedra. Asi permaneció, dolorido, rodilla en tierra y con el brazo sano sujetando la lanza, que descansaba sobre la hierba.

Draupner alzo su martillo de guerra, mientras por si acaso, y ajeno aun al golpetazo recibido por Temudyin, se parapetaba tras el escudo para evitar un lanzado del tuerto. El arma del enano bajo rápidamente mientras Freagulf luchaba con Arlan.

Ambos estaban enzarzados en un intercambio de golpes absurdos, que no les conducían a nada. La maza del enano rozo varias veces la armadura de su oponente, que hábilmente lograba esquivar una y otra vez los giros del enano. El primer golpe de Draupner golpeo de lleno el brazo derecho de Freagulf que al esquivar a Arlan, propicio aunmas el golpe. Pese a ese tremendo impacto el hombre logro esquivar el resto de envites. Arlan, empeñado, no conseguía impactar a Freagulf. El golpe mas espectacular fue cuando la espada del hombre golpeo con fuerza la maza del enano, repicando el acero sobre el sonido del viento. Hasta ese momento Draupner  había continuado dando timidos golpetazos en piernas y costado, todos ellos bien aguantados por la armadura del hombre.

Freagulf estaba en problemas, de momento había aguantado el primer ataque de ambos enanos, que uno por delante y otro por detrás, lo atosigaban con golpes, no hacia mas que recibir, mietras el solo podría aguantar y desviar lance tras lance, lo tenia difícil para sobrevivir a esa situación. Su compañero Temudyin lo tenia algo mejor, por lo menos el no era atacado por ningún enemigo, eso si no contamos con la honda de Bolgo, que sin acercarse, había logrado noquear brevemente al tuerto, que prácticamente moribundo luchaba por no caer incosciente..

Ilidan, a salvo entre los arboles se esmeraba por conseguir detener la hemorragia, y con lo que disponía en aquel momento sólo podía utilizar un objeto, la tela de su camisola. Ilidan consiguió la tela suficiente para un vendaje provisional. Dobló el trozo de tela y lo apretó fuertemente contra la herida, presionando durante un rato la herida dejaria de sangrar, y asi seguiría si no soltaba aquel pedazo de tela hasta que la propia sangre taponara la herida. No era una verdadera cura, solo un apaño, pero que resulto efectivo.

RESOLUCION TURNO 615

No se ponían de acuerdo. Unos querían ir a buscar a los compañeros, otros esperar. Pero pronto eso paso a segundo plano. A lo lejos, vieron el peligro. Desde la posición en la que estaban vieron aparecer cuatro antorchas, por la altura debían llevarlas jinetes. No se veía mas, bien podían ser cuatro jinetes sagath buscando a sus compañeros, bien aliados. No sabían decirlo. Lo que si tenían claro es que llevaban justamente la misma ruta que habíais lelvado vosotros, y eso solo significaba una cosa, que seguían el rastro dejado por el carromato.

Nervioso, Gallindum comenzó a dar ordenes, quería colocar a todos a ambos lados del campamento con arcos, listos para tender una emboscada. Solo había un problema, el único arco era el de Ilidan, y no estaba allí. Tendria que buscar otra alternativa. Coralak sugirió correr al interior del bosque, esconderse. Dorhand era de la opinión de que lo mejor era huir, alegando que con los caballos no podrían seguirlos tan fácilmente. Marga sin embargo sabia que era peligroso, y si los alcanzaban tendrían problemas. Agranil quería huir, correr por el bosque y no parar hasta llegar a burh Waldmarh. Por supuesto esto ultimo era casi imposible, cansado como estaban no aguantarían el viaje, aun estaban a dos o tres días de aquella ciudad. Oin no estaba dispuesto a adentrarse en el bosque, lo creía embrujado. Mientras pateba las pocas ascuas que quedaban encendidas farfullaba que lo mejor era esconderse y esperar.

No sabían cual era la mejor opción, esconderse y esperar, lo que implicaba poder llevarse una buena sopresa si eran mas de los que pensaban, eso si contando con el factor sorpresa. La otra opción era huir, al interior del bosque, esconderse, o mejor aun buscar al resto de compañeros. Esta opción era mas arriesgada, pues nisiquiera sabían si lograrían dar con sus compañeros, o si conseguirían despistar a aquellos que los seguían.

Duando el tiempo pasaba, el lejano grupo se iba acercando, aun estaban lejos, pero disponían solo de unos pocos minutos. Debian tomar rápidamente la decisión, fuera cual fuere.

Cuando todo parecía haber llegado a un punto muerto, donde se discutía y preguntaba mas que actuar, Gallindum decidió al fin adentrarse en el bosque. Pidio a Marga preparar a la dama para el viaje, pero ella ya lo había hecho. Solo quedaba recoger los enseres, cargar con algo de las provisiones y salir corriendo, el tiempo apremiaba.

Turno 616

- ¡¡Alto!!, ¡¡Por piedad!!, ¡¡Nosotros no inicaimos esta pelea, somos hombres de paz!! - dijo el hombre mientras con un par de zancadas intentaba evadirse hacia los arboles, en direccion contraria a la que estaba su compañero.

Su espada aun en la mano se mantenia en una posicion defensiva, esperando poder detener los golpes que pudieran surgir de sus oponentes.

Estaba exausto, cansado, debil. Se arrodillo con la pierna iquierda, mientras intentaba mantenerse a la defensiva.