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RESOLUCION TURNO 618

Groal, bajo la atenta mirada de todos sus compañeros, saco de la mochila una diadema de cuero, mas parecido a un colgante. Un cordon de cuero negro con un lapislázuli ovalado que colgaba de el por medio de una peuqeña anilla que pasaba por un orificio practicado en la piedra. Pero el cordon era pequeño, no pasaba por la cabeza. No es que estuviese mal, es que era una diadema. Poso el cordon en lo alto de su testa y después dejo colgar el lapislázuli entre sus ojos. Despues comenzó a recitar una palabras que nadie mas entendía.

Gelion estaba atento, le interesaban aquellas cosas, pues sin duda se trataba de magia. No podía saber lo que Groal decía, ni del tipo de hechizo que le proporcinaba aquel objeto, pues eso si lo tenia claro, que era esa piedra la que actuaba. Tal vez mas tarde, podría pregunta al beornida por ella, examinarla e intentar aprender algo. Le gustaba investigar, aprender, superarse. Quien sabe, tal vez aun encontrara algo que sorprendiese a su mentor.

Oin resignado por adentrarse en bosque, temeroso de este, estaba malhumorado. Aun asi cumplia su misión, la misión que Gallindum le había encomendado, proteger a Dwalin, y por tanto la cota de malla. Junto al herrero, no lo dejaba alejarse mas de dos metros, miraba hacia atrás, vigilando la retaguardia, al enano poco le importaban los cachivaches y menos aun lo relacionado con la magia.

Entonces Gallindum siguió a Groal, instando a todo el mundo a permanecer atentos y a seguir avanzando. No disponían de demasiado tiempo, cuando llegaran al campamento el enemigo intentaria encontrarlos, debían huir, huir lejos, sin dejar rastro visible. Ahí entraba Gelion, que se encargaría de borrarlo.

Se incorporaron todos, ayudaron a Briniel a levantarse también y enseguida la comitiva seguía al beornida, que caminado lento, pero a grandes zancadas, avanzaba entre los arbustos y ramas, mirando al suelo sin apenas agacharse.

No sabían cuan lejos debían ir para encontrar a sus amigos, pero debían hacerlo o cuando volviesen se encontrarían un campamento enemigo, en lugar del suyo, irían directos a lo que seria, sin duda, una lucha a muerte. Los encontrarían, y todo gracias a Groal, que los guiaba directos a ellos.

Todo parecía ir bien, a pedir de boca. Caminando en fila de a uno, con Gelion tratando de ocultar el rastro que dejaban, avanzando sin parar, lentos pero seguros. Hasta que Groal se detuvo varios minutos después.

Como explico después, el poder de la piedra, regalo de su bisabuelo, le hacia ver los rastros calramente, refulgían con una luz azulada intensa, como el color de la piedra. Las pisadas brillaban en la oscuridad, ajenas para los demás, pero bien visibles para el portador de la diadema. Pero ese poder no era eterno, duraba un tiempo, su bisabuelo una vez logro seguir el rastro de un venado durante varias horas, pero el no era capaz de tanto, apenas diez o quince minutos.

Ahora, tenían que volver a encontrar las huellas a la manera tradicional, eso si, con la ayuda de saber que huellas buscar y donde estaban.

Turno 619
Percepcion

Draupner ve algo moverse delante, no sabe lo que es, podria ser el aire, tal vez alguna rama meciendose. no sabria decirlo, pero algo lo alerta. Se intenta fijar mas, pero no logra ver ese movimiento de nuevo.

Turno 619
Percepcion

Bolgo se detiene e inmediatamente despues cree oir voces. No distingues el idioma, bueno mejor dicho, podrian estar hablando cualquier idioma, pero no alcanzas a saber que dice la voz, despues el silencio. Nadie mas parece darse cuenta.

Turno 619

Bolgo caminaba cabizbajo siguiendo los pasos de Draupner. Cada poco creía sentir los ojos de Chaka clavados en su nuca, mirándolo con rencor. No era una situación cómoda, y desde luego Bolgo nunca la había experimentado, pero así era. Había atacado a aquel hombre y ahora caminaba tras él, como un compañero más. Entre remordimientos concluyó que en cuanto Marga le atendiera, le presentaría sus disculpas y ayudaría a recuperar al menos el daño de su hombro.

Cavilaba acerca de estos asuntos cuando notó que los pies que tenía delante se detenían. Alzó la vista y observó cómo Draupner parecía debatirse acerca de la ruta a seguir. Bolgo se disponía a ayudarle intentando recordar el camino que habían tomado o a identificar huellas en el suelo cuando algo lo perturbó.

- ¿Habéis oído eso? -preguntó extrañado y en voz baja- Draupner -llamó adelantándose hasta la posición del enano -He oído unas voces cerca. Parece que se han callado, pero hay alguien cerca. Vayamos con cuidado.

Antes de lo que a él le hubiera gustado, Bolgo se obligó a extraer de nuevo su honda y a cargarla con una piedra. No se prepararía aún para disparar pero no quería perder tiempo en elegir piedra e introducirla en el cuero en caso de que se vieran obligados a luchar de nuevo.

Turno 619

Finalmente habían aceptado el ofrecimiento para acompañar al grupo hacía su campamento y recibir la sanación que les habían prometido. Todos los miembros de aquel grupo caminaban delante de ellos salvo el enano que les había atacado, quien cerraba la marcha. A Fréagulf no le hubiera importado de encontrarse en mejores condiciones y con menos heridas en el cuerpo. Pero en esas circunstancias le preocupaba lo que pudiera intentar. No era la mejor de las opciones para tenerlo detrás, ya había demostrado que tenía la mano muy ligera a la hora de lanzarse al ataque.

El eorlinga había recogido sus cosas y caminaba apoyándose en su lanza con la mano derecha y sujetando con la izquierda las riendas de Ulfer, su fiel caballo blanco. Mientras caminaban iba pensando en lo que les había escuchado decir a los dos enanos, uno de ellos se había referido a su ciudad y decía que tenía información reciente sobre ella. Tendría que pedirles que le contaran lo que supieran. Toda información era valiosa.

De pronto el grupo se detuvo como si no supieran por donde seguir. - ¿Por qué nos paramos?- Preguntó mirando con desconfianza hacía los demás. Después el mediano hizo un comentario que le hizo ponerse más alerta todavía. Decía que había alguien cerca y su gesto de cargar la honda intranquilizó todavía más al ailgratha. Miró hacía Chaka con una mirada de alarma que lo decía todo. ¿Acaso sería eso una treta para terminar del todo con ellos?. ¿Tan ruines y rastreros era aquella gente?, pero de ser así ¿por qué no les habían matado cuando tuvieron ocasión?. Algo no cuadraba, ¿sería posible que tuvieran tan mala suerte de volver a cruzarse con enemigos?. Fréagulf apretó con fuerza su lanza y se preparó para lo peor.

Turno 619

Seguimos avanzando un rato hasta que finalmente Groal se para. Parece que toca volver al sistema tradicional de búsqueda y esta vez espero que podamos encontrar el rastro de nuestros compañeros. Así que dicho y hecho me agacho y fijo mi vista en el suelo en busca del rastro deseado.

Turno 619
Percepcion

Gallindum se agacha y observa detenidamente el suelo en la misma direccion que llevaba Groal. No es capaz de ver nada, la oscuridad no es un problema, pero el terreno si. En esa zona es mas duro que antes y las huellas no se deben de haber marcado demasiado. Gallindum se siente frustrado, no encuentra el rastro.

Turno 619

Arlan no se lo penso demasiado, no hizo preguntas. Saco su maza, la agarro fuertemente y se puso en vanguardia, listo para atacar. Junto a draupner oteaba la espesura, los matorrales quedaban poco mas bajo que la cabeza de Bolgo, pero las ramas... esas si que colgaban, ofreciendo mala vision.

- Draupner, distingo varias sombras, son mas de uno, deberiamos de prepararnos para emboscarlos. - Arlan era un guerrero, y como tal en su cabeza ya estaba dibujando las posiciones en las que deberian de colocarse. Esperando con su arma preparada, se mantenia alerta escrutando la oscuridad.

Turno 619

Ilidan se dio cuenta de como de extraño se sentía Bolgo, por alguna mirada que echó de reojo hacia atrás amparado por la oscuridad de la noche, que aun se hacía más acuciante al encontrarse dentro del bosque, al tener a sus espaldas al tuerto. Situación y sensación que compartía el numenoreano, aunque igual era mejor que fuera así...

Draupner se detuvo un instante, parecía haber perdido el rastro que los conducía directos hacia el campamento. Así que se dispuso a ayudar al enano en la tarea, aunque en su estado y sin compartir la excelente visión del enano en la oscuridad, a pesar de ser habilidoso en aquellas tareas, no tenía seguro que pudiera acertar, por lo que a no ser que estuviera al 100% seguro no compartiría sus hallazgos al resto por no querer que cupiera la posibilidad de verse dando un enorme rodeo.

Estaba en ello, cuando Bolgo les puso en sobre aviso de que había escuchado unas voces cerca, lo que prodigó aun más, debido a la distracción, que el sureño tuviera aun más problemas para encontrar el rastro. Labor que dejo enseguida, por permanecer más atento a aquellos posibles acechadores, cuando al rohir no se le ocurrió otra cosa que hablar sin tan siquiera bajar el tono, lo cual no le sorprendió siendo que antes, mientras andaban, el numenoreano no llegó a entender como la mayoría de los que iban en el grupo podían hacer al andar más ruido que él, a pesar de encontrarse mal herido.

El edain de inmediato intentó fundirse con la maleza y la oscuridad a la espera de hallar o conocer nuevas de la procedencia de aquellas voces. Aunque algo le decía, o más bien era simple esperanza, que se trataba del resto de sus compañeros, que ante su larga ausencia, los estaban buscando, pero en su estado no podía arriesgarse a solventar un posible enfrentamiento de forma directa.

Turno 619 - Maldita sea. - gruño escupiendo al suelo. Soy incapaz de seguir el maldito rastro.

Tal vez pueda ayudarte - Gelion se adelantó dispuesto a probar fortuna.

Turno 619
Percepcion

Gelion probo suerte. El no era epecialmente experto en esas habilidades, pero desde pequeño habia visto encontrar rastros periddos con mucha habilidad y algo habia retenido su mente sobre las artes del rastreo.

Se agacho y se movio de aqui para alla en busca de pisadas. Se contro en las del enano, serian las mas claras. Pisadas pequeñas, profundas y erraticas, no le importaria donde pisar. El hobbit sin embargo, pisaba sutilmente, tratando de no hacerlo sobre la vegetacion y apenas sin dejar rastro.

Tras un rato Gelion se incorporo de nuevo, no habia suerte, ni huellas, ni rastros. Era extraño, ¿acaso habian desaparcido?

Turno 619
Percepcion

Ilidan trato de encontrar el rastro que ellos mismos habian dejado. Eso era algo mas facil, su vista no era tan buena como la de Draupner, pero si que se habia fijado mejor en lo que le rodeaba que el enano. Reconocio un arbol en particular, un simple pino con una rama retorciada extrañamente, le habia llamado la atencion como la naturaleza aveces es erratica y extravagante. Desde ese arbol comenzo a moverse hasta el punto desde el que el creia haberlo visto en la ida. De ese modo tal vez encontraria el rastro definitivo.

Todo el rato Ilidan caminaba semiagachado, intentano ocultarse de lo que quiera que fuese lo que tenian delante, trataba de esocnderse mientras buscaba las pisadas.

Turno 619 (Continuación)

A pesar de la distracción que era el tener que estar alerta para evitar el posible encuentro con las personas que Bolgo había dicho escuchar, Ilidan consiguió encontrar un retazo de algo familiar que recordaba de la ida en la ronda de reconocimiento. Se trataba de un pino, del cual una de sus ramas estaba extrañamente retorcida.

Desde ahí, el numenoreano prosiguió semiagachado, tanto como para descubrir el rastro como para seguir ocultándose, por donde creía que habían venido antes.

TURNO 619:

Fue como ver a la comitiva de gatos que cada noche se reunía en el pequeño y oscuro callejón donde, por la puerta de atrás, el dueño de la "Cuadriga Dorada" sacaba los restos de basura y desperdicios después de todo un día sirviendo comidas a los parroquianos, comerciantes y a los viajeros eventuales que se reunían en Riavod erizárseles el pelo a la vez al advertir la inesperada presencia de un perro callejero intentando adueñarse de lo que, para los felinos, era suyo según la antigua ley gatuna. 

Al parecer, algo se movía por el bosque. En un principio aquello hubiese podido extrañar a Temüdyin que, habiendo confiado en la palabra de ailgratha, se había refugiado en un pequeño bosque seguro, tranquilo y apartado de los principales caminos. Pero después de comprobar que, al parecer, el bosque debía aparecer como punto de interés turístico en los mapas de la región aquel posible nuevo encuentro no le sorprendía lo más mínimo.

"Tal vez sea el resto del grupo de mis nuevos "compañeros" o, esta vez si, sean los viejos. Al fin y al cabo, si quien no me busca me encuentra, ¿por qué no va a dar conmigo quien si lo hace?"

La verdad era que, incluso después de todo lo vivido, su mente no había perdido en ningún momento la concentración, estando alerta en todo momento, y siempre teniendo presente que Byambyn y los suyos seguían buscándole. Y también tenía claro que aquel momento no era el más adecuado para que le encontraran. No estando tan débil.

"Podría ser peor. Podría encontrarme solo. Por lo menos ahora me encuentro dentro de un grupo y no soy tan fácil de alcanzar. Si vienen a por mi, que se enfrenten primero con está brava comitiva. Espero que ese maldito enano les de el mismo recibimiento que me dio a mi."

Las palabras del enano confirmaron que, efectivamente, usaba el mismo método con todos. En realidad a Temüdyin no le disgustaba eso sino, más bien, al contrario. Y más ahora que, teóricamente, aquel naugrim estaba en su grupo. Era partidario de dar el primer golpe siempre que fuera posible, también en caso de duda. Si los supuestos enemigos no lo eran, siempre podían deponer las armas. Pero ser sorprendido por un exceso de confianza no era para nada, algo que entraba en su modo de actuar.

Y como el grupo podía defenderle de un ataque directo y él no se encontraba en condiciones de trabar un combate singular se dispuso a hacer lo que todo buen superviviente haría: nadar y guardar la ropa. Sin pensárselo dos veces, en silencio y disimuladamente, justo después de ver como Arlan pasaba a su lado y se colocaba delante, al lado del otro enano, Temüdyin dio unos pasos a su derecha, buscando la espesura y un buen lugar para camuflarse, siempre en dirección a un punto que le permitiese dejar a los barbiluengos entre él y el lugar donde, supuestamente, se encontraban los desconocidos.

Intentaría mantenerse oculto pero siempre controlando visualmente, en la medida de lo posible, a los enanos. Si estos se desplazaban, él los seguiría siempre guardando la distancia y, sobretodo, preservando su intención de permanecer oculto. Y si la cosa se complicaba, y eran atacados, buscaría el momento idóneo, justo cuando pareciera que los enemigos habían realizado su primera andanada de ataques, para golpear de la manera más letal posible: sorprendiéndolos desde la espesura, por detrás, procurando no ser detectado y sin dejar opción al contraataque.

RESOLUCION TURNO 619

Draupner se detuvo cuando perdió el rastro, debía encontrarlo de nuevo para llegar hasta sus compañeros. Entonces le pareció ver algo. Un movimiento, una sombra, alguien había allí delante. Callado no dijo nada en principio temiendo que el viento le hubiera jugado una mala pasada, pero cuando Bolgo alerto de que había oído algo allí delante, sus temores se vovieron mas que ciertos. En tensión se pusieron todos, Arlan se puso en vanguardia enseguida, con su maza lista. Draupner también se preparo. Con dos enanos como muro de contención, pobre del incosciente que se atreviese a atacarlos. Bolgo enseguida echo mano de su honda y cargándola, retrocedió un poco para colocarse tras los arbustos. No era un escondite, pues no era su intención, la vegetación le llegaba por el pecho y el simplemte se puso detrás en pie, preparo su honda y se dispuso a lanzar girando la piedra sobre su cabeza. Esta pasaba sobre el arbusto lentamente, girando y girando, esperando el momento de salir disparada.

Freagulf temió por un momento que fuesen a acabar con sus vidas, temia que los hubiesen llevado por ese camino con el fin de que se confiaran y acabar después con ellos. Por supuesto eso no tenia sentido pues en el calro hubieran podido matarlos si hubiesen querido. Pero allí estaba, vivo, malherido y en un grupo que al menos le facilitaba algo de protección.

Ilidan se había escabullido entre la maleza, sigiloso, todo lo que pudo ser herido como estaba, avanzaba agachado para intentar dos cosas, primero encontrar el rastro perdido, y segundo, descubrir quienes eran los que tenían delante.

Temudyin también se escabullo por su lado, se coloco tras unos setos, con su lanza firmemente sujeta, listo para atacar lelgado el momento. No estaba en la cabeza del grupo, mas bien retrasado, como si realmente nunca fuese a combatir. Si alguien entraba en el circulo con fines belicos, el tuerto lo sorprendería, clavaria su lanza en las carnes de quien osase hacerlo. Por la espalda preferiblemente, asi se las gastaban los orientales efectivos, letales y con dudosas tácticas. Eran suposicones para los demas, estaba claro. Temudyin solo buscaba aumentar las probabilidades de éxito en caso de que finalmente hubiese combate.

La noche era intensa aun, quedaban unas horas todavía para la salida del sol. El cansancio comenzaba a hacer mella en vosotros, lo que debería de haber sido una noche de descanso tras una intensa marcha, se había convertido en una huida. Para colmo estaban separados, estaban perdidos y no se decidían sobre la dirección a tomar. El viento frio no era tan notable dentro del bosque, aun asi continuas ráfagas de aire helado les recordaban que el invierno aun duraría unos meses.

Asi, esperando a ver que ocurria todos quedaron preparados, listos para el combate que temian llegaría en unos segundos. Y si eso ocurria, ¿Qué habría sido del resto de compañeros? ¿Habrian huido? ¿Muerto tal vez? La preocupación aumento de inmediato, la tensión se masacaba en el ambiente, la honda girando, la maza en alto, el martillo esperando romper un cráneo…

RESOLUCION TURNO 619

Groal se había detenido, el poder de aquella piedra era limitado y por lo visto había consumido toda su fuerza. Ahora estaban allí, en mitad del bosque, perseguidos y sin saber hacia donde avanzar. Gallindum agradeció al beornida su ayuda, pero comprendiendo que su única salida era la de volver al método tradicinal, se puso manos a la obra. De nuevo agachado, en cuclillas moviéndose en esa posición de un lado a otro, busco las huellas de sus compañeros. Era de los que mejor veía en la oscuridad, al igual que Oin, sin duda su creador, Aulë, había dotado a aquella raza de una magnifica visión en la oscuridad. Sin embargo la gracia del Herrero de los valar no fue suficiente para Gallindum, no encontraba rastro alguno, nada de huellas, ni ramas rotas ni ninguna otra pista. Frustrado se dio por vencido. Gelion entonces decididio ayudar, no es que fuese un avezado explorador, ni uno de esos montaraces que todo lo saben sobre el terreno, las plantas y los caminos. El era un erudito, un sabio, un mago, por lo menos en ello ponía su empeño, en llegar a serlo. El bosquimano imito al enano, se agacho y comenzó a buscar de cerca marcas en la tierra o en los arbustos. Estaba oscuro, su vista no era tan buena como la de los enanos, aun asi, muy de cerca, en plena oscuridad, se esforzó en encontrar el dichoso rastro. Tampoco tubo suerte, era como si las huellas hubieran desaparecido sin mas, como si sus compañeros se hubiesen esfumado al llegar a ese punto.

Oin y Dwalin continuaban observando la retaguardia, atentos a los hombres que debían estar llegando al campamento. Esos hombres tenían dos opciones, perseguirlos para saber quienes eran los que habían abandonado el carruaje, o perseguirlos para matar a quienes habían dejado el carro. Ademas si alguno de ellos regresaba a su campamento para alertar al resto, estarían en problemas, habían matado a dos de sus compañeros, y no cesarian hasta saber quienes habían sido sus asesinos. Ninguno de los enanos percibía nada, no había ruidos, gritos o movimientos, era aterrador pensar que tal vez los acecharan en silencio para luego caer sobre ellos.

Necesitaban continuar, sea por donde sea. Coralak se imacientaba mientras sujetaba a su madre. Agranil miraba nervioso atrás, esperaba ver a los hombres saltando sobre ellos, y eso lo incomodaba. Egorant y Dorhand estaban tras Gallindum y Gelion, en medio de todos. El nerviosismo crecia, todos sabían que tenían que continuar y nadie sabia por donde. Quizas lo mas lógico seria seguir de frente, pero ¿Cómo estar seguro?

La noche era intensa aun, quedaban unas horas todavía para la salida del sol. El cansancio comenzaba a hacer mella en vosotros, lo que debería de haber sido una noche de descanso tras una intensa marcha, se había convertido en una huida. Para colmo estaban separados, quien sabe, quizás hasta en varios grupos, Draupner y Bolgo por un lado, Ilidan y Arlan por otro, y luego el resto, que arrastrando una enferma y ancianos, no tendrían muchas oportunidades. Estaban perdidos y no se decidían sobre la dirección a tomar. El viento frio no era tan notable dentro del bosque, aun asi continuas ráfagas de aire helado les recordaban que el invierno aun duraría unos meses.

Turno 620
Percepcion

Ilidan siguio buscando el rastro en la direccion que el creia correcta. Segun se iba acercando escucho movimientos y voces tenues. Se detubo de inmediato. no veia nada, pero si escuchaba y entonces creyo reconocer algunas voces, eran la de Gallindum y la de Gelion, tambien buscaban un rastro al parecer, un rastro que no encontraban. A tan solo cuatro metros de donde estaba Ilidan, alguno mad de donde estaban los demas, debian estar el mago y el enano.

Turno 620
Percepcion

Gallindum cre haber oido moverse algo mas alante, entre la vegetacion, mira de inmediato en esa direccion, pero no ve nada.