Partida Rol por web

RESOLUCION TURNO 712
Asalto 10

Bolgo aun estaba bajando, le estaba costando mas de lo que había imaginado. Con sus pies desnudos buscaba los puntos de apoyo necesarios para el descenso, mientras sus manos huesudas se aferraban con fuerza a las ramas. Casi había llegado abajo y Bolgo dio un pequeño salto. Cayo con suavidad entre los arbustos, lo había conseguido. Fue entonces cuando cayo en la cuenta de que Dwalin estaba junto a el, justo cuando musitaba algo de unas piedras voladoras. Dwalin se asusto al principio, pero sus ojos enanos no tuvieron problemas para diferenciarle del enemigo. Con un simple gesto saludo al hobbit.

Gelion apenas si se había movido desde hcaia un rato. Como uno de esos hombres de religión, que meditaban dia y noche sin parar, en busca de su comunión con los Señores, el mago cantaba y recitaba palabras de alabanza para si, murmurando retazos de antiguos textos y obteniendo asi la gracia de los Valar, sintonizado con la Cancion, siendo parte de ella para usar su poder a conveniencia.

Los sagath estaban allí apostados, inmóviles, preparados para defenderse de aquello que los atacara. No seria tan fácil pillarlos por sorpresa, ni aun siendo enano y contando con la clara ventaja de su asombrosa visión. Entonces un grito se escucho desde el este, a pocos metros del claro. Su significado era desconocido, pero la lengua no. Era el idioma que hacia apenas unos segundos había respondido a los gritos del que parecía ser el jefe. No hubo respuesta por parte del grupo, que esperaban a que su superior dijese la ultima palabra. Tras el grito varios ojos buscaban algo en la retaguardia, algo los había alertado.

RESOLUCION TURNO 712
Asalto 10

Ilidan sabia exactamente lo que tenia que hacer. Era lo mismo que ya había hecho antes. Acercarse sin hacer ruido y cortarle el cuello al sagath.

Con sumo cuidado, abrigado por las tinieblas que el mismo había conseguido crear, y rodeado por el aura de silencio en el que se había envuelto, comenzó a caminar. Lo hacia con las piernas flexionadas, cuidando no pisar sobre raices quebradizas o chocar con ramas bajas. Poco a poco fue aproximándose a su objetivo. Esta vez seria mas complicado, los sagath estaban en la penumbra, delante el claro se iluminaba regado por la luz de la luna, pero allí donde esa misma luz alumbraba los arboles las sombras hacían su presencia y no eran sombras normales, era la mas pura oscuridad. Aun asi, de repente el montaraz se vio pisando por un tereno humedo, no era el encharcamiento que había delante, pero las huellas que dejaban las botas. Ilidan apunto estuvo de resbalar hacia el barrizal y caer de morros al fango. Pero sujetándose a una de las ramas que esquivaba, logro mantener el equilibrio a costa de una sacudida. Esa sacudida fue escuchada por algunos de los orientales que enseguida se giraron para intentar descubrir que o quien había hecho ese ruido.

Entonces un grito se escucho desde el este, a pocos metros del claro. Su significado era desconocido, pero la lengua no. Era el idioma que hacia apenas unos segundos había respondido a los gritos del que parecía ser el jefe. No hubo respuesta por parte del grupo, que esperaban a que su superior dijese la ultima palabra. Tras el grito varios ojos buscaban en las sombras a Ilidan.

Turno 713 - Asalto 11

Bolgo se sobresaltó cuando detectó la figura de Dwalin, pero no tardó en reponerse. Respondió rápidamente al saludo del enano y cargó su honda con premura. No dudó en agitarla una vez más sin apartar la mirada de las tenues figuras que eran los orientales en aquella repentina oscuridad.

De pronto, mientras la honda ganaba velocidad con sus giros, el recuerdo de Elendur inundó su mente y el hobbit sintió la insignia del montaraz guardada en el bolsillo de su pecho.

- Pagarán, Elendur. Pagarán por lo que te han hecho. Aún sigues luchando. Con mis brazos. Con mis piedras...

Solo existía una causa para Bolgo en aquel momento, y era la de matar a aquellos enemigos. Quizá hubiera sido más sensato huir. Quizá hubiese sido lo que cualquier otro hobbit hubiera hecho en su lugar, pero él no, y estaba convencido de que la razón de no hacerlo era Elendur y el resto de sus compañeros caídos.

Turno 712 asalto 10

Oin, una vez vencido el último enemigo se vuelve hacia Fréagulf.

- ¿bien estás? - le mira tratando de valorar sus heridas.

Luego se vuelve a Draupner.

- Al claro volvamos, rápido...

Y sin esperar mucho más, rápidamente, se mueve hacia las sombras buscando la cobertura de los árboles y echando un vistazo en la supuesta dirección del claro. Si todo está despejado, avanza lo más silencioso posible hacia el claro a echar un vistazo.

Turno 713, Asalto 11

Draupner, mientras Oín le preguntaba a Fréagulf por su estado, él se detuvo a escuchar los ruidos de la noche ahora que el silencio volvía a su zona.

Tras ello asintió a las indicaciones de Oín, y pese a que no le gustaba nada el hecho de no entender las palabras de Temüdyin, decidió darle un voto de confianza. Al igual que el otro enano, buscó cobertura entre los árboles y con todo el sigilo del que era capaz dadas las circunstancias se acercó hasta un punto desde el que pudiera observar el claro pero sin exponerse a los flechas de los sagath.

Turno 713 - Asalto 11

Gelion se esforzaba por mantener la concentración. El cansancio era un gran handicap y llevaba mucho tiempo forzando su concentración. No podía permitirse fallar aquella vez. Las cosas estaban ligeramente mejor, pero todavía tenían numerosos enemigos dispuestos a luchar hasta el final.

Manoseaba la varita de sauce una y otra vez, sintiendo los nudos de la madera, la suavidad de las formas sobadas hasta reconocerlas como si fuesen parte de su propio cuerpo. El siguiente sortilegio era uno poderoso de modo que la usaría para apoyar su fuerza.

Todavía no había conseguido ningún logro especial en este encuentro. Era el momento de que eso cambiase.

Turno 713. Asalto 11

Un único paso falso, que hizo que se resbalara, y que no lo puso en una situación más comprometida debido a sus reflejos, llamó la atención de los enemigos más cercanos. Ahora sus ojos le buscaban en la oscuridad, señal agraciada que indicaba que al menos no conocían su posición.

Ilidan se quedo completamente quieto y en silencio, parecía casi hasta que se hubiera detenido el tiempo. Esperaba así no producir un cambio en las sombras que revelara su presencia, y que con el tiempo muchos de aquellos ojos miraran hacia otro lado.

El mientras siempre podría ir un paso por delante de ellos si fueran hacia su posición, dándose el caso entonces de tener que huir, gracias a la luz de la luna, que aunque tenuemente, iluminaba el claro donde los sagath se encontraban.

Turno 713, Asalto 11

Al fin el oriental que tanta guerra le había dado, incluso estando de rodillas y aturdido, había caído. Gracias, eso sí, a la intervención de los enanos. Fréagulf se permitió tomarse el lujo de respirar un segundo y suspiró soltando todo el aire contenido durante los asaltos. Aunque no por mucho tiempo, la pregunta de Oin le hizo volver a ponerse en guardia.

-Sí estoy bien, gracias. No son más que unos rasguños. Voy a ver como está Chaka. - Fréagulf les hablaba en susurros.

El rohir se movió rápidamente hacía la posición de Temüdyn y se agachó junto a él. -¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?. -Le ofreció el brazo para levantarse y si fuera necesario ayudarle a caminar. -¿Qué diablos les has dicho?.

Aquel hombre le había salvado la vida no mucho atrás, y ayudarle a levantarse y caminar era lo menos que podía hacer. Si hubiera contado con una planta le hubiera ayudado a sanar la fea herida de su rodilla, pero no podía hacer mucho más por él, en esa situación siquiera tenía una venda.

Mientras ayudaba a Chaka a levantarse, el rohir echó un vistazo alrededor, por si acaso a aquellos malditos orientales les daba por volver a atacar, no sabían que estaba ocurriendo en el claro, tan solo habían oído aquella voz.

TURNO 713 (11º Asalto):

Al parecer la cosa se estaba calmando por momentos. Con sus sentidos, casi siempre infalibles, escrutó la oscuridad y, sobretodo, escuchó lo que esta tenía que decirle. Pero aquella noche no quería decirle nada. Temüdyin deseó que, simplemente, no tuviera nada que confesarle. Sin embargo algo le hacía presagiar que solo era la calma que precedía a toda tempestad.

Los enanos habían acabado con el último de los enemigos y, rápidamente, emprendieron el camino hacia el claro. En aquel instante la luz de las antorchas se había extinguido y eso, por lo menos, indicaba que los arqueros sagath lo tendrían más difícil. No obstante, si todo había salido como él deseaba, moverse hacia el claro podía significar encontrarse con sorpresas inesperadas.

"Espero, por lo menos, que su movimiento sirva para refrendar mis palabras y convenza definitivamente a esos hijos de perra que ha llegado el momento de retirarse." - pensó mientras continuaba machacando la hoja trabajosamente.

De repente algo le alertó. Fue claro, no alguien que intenta ocultar sus movimientos. Sistemáticamente echo mano a la lanza para prepararse para lo peor cuando una voz conocida hizo que sus músculos se relajaran de nuevo. Era Fréagulf interesándose por su estado.

Por un instante estuvo a punto de partirse de risa. ¿Cómo coño iba a estar con dos lanzazos en las piernas? Y momentos después a punto de clavarle la lanza entre las costillas. - "Mejor si hubieras intentado quitarme a mi enemigo de encima en vez de entretenerte con uno que estaba casi fuera de combate." - maldijo para sus adentros. 

Pero no era momento para risa, ni tampoco para ira, lo era para intentar salir de aquella situación con vida. Pragmatismo, e inteligencia, nada más.

- "He tenido mejorress díass, grrasias. Aunque también peorress, parra que negarrrlo. Máss que lass herridass, lo jodido ess la rrodilla. Apenass puedo tenerrme en pie. Ssi pudiesse rrrecuperrar  un poco de fuerrsa, quissás podrría llegarr a la enana y al feo del hombrre peludo como oso parra verr que pueden hasser. Ahorra no valgo parra nada." 

Mientras hablaba y continuaba preparando la cataplasma no dejaba de observar alrededor. Esperaba que, aunque solo fuera unos minutos, los sagath hubiesen dudado, tal vez el tiempo suficiente como para poder despistarlos. Eran demasiados, con unos tiradores expertos, tal y como su fama auspiciaba. Había sido una locura hacerles frente, y más a campo abierto.

Por un momento apartó la vista del ungüento y miró a Fréagulf. Lo que vio en él se lo reservó para él y, sin vacilar ni un instante más, le contestó:

- "Tan ssolo algo que aleje a esoss hijoss de perrra de nosotrros y nos perrmita salirrr con vida de aquí. Reza a tuss diossess para que sse lo hayan tragado." 

"Tal vez hasta yo tenga que hacer un ejercicio de memoria y recordar cuales son los míos. Cualquier ayuda será bien recibida, venga de quien venga."- cabiló, a la vez que maldecía el tiempo que le estaba constando preparar aquel remedio. 

Turno 713

Los sagath estaban alterados, a varios de ellos les habia parecido oir algo y miraban detras suyo a cada momento. Dos de ellos incluso se dispusieron a adelantarse mientras otros escrutaban la oscuridad. Eran dos guerreros que buscaban a Ilidan.

Turno 713

Algo ocurria entre los sagath. Estaban lejos y semiocultos en las sombras, pero se les notaba alterados. Algunos miraban hacia atras, tal vez algo los hubiese alertado, incuso dos de ellos se alejaron del grupo.

Turno 713. Asalto 11 (Continuación)

Ilidan comprobó que su táctica de quedarse completamente quieto no iba a funcionar al adelantarse en su búsqueda aquellos dos sagath. Estando tan cerca del enemigo no podía perder ni un segundo en reaccionar ante aquella situación.

Sin duda alguna no se podía quedar en la misma posición porque de seguro que se toparían con él, por lo que optó por dar un paso hacia atrás, y a continuación seguir dando otros conforme ellos lo iban haciendo también en la dirección contraria a la que se acercaban. Siempre teniéndolos vigilados donde se encontraban, teniendo cuidado de no provocar ningún ruido en su retirada, y sobre todo de no volver a resbalar.

RESOLUCION TURNO 713

Ilidan se paro en seco, casi lo habían descubierto. Varios de los enemigos miraban hacia el lugar donde habían oído el ruido, un ruido de ramas que los saberes del numenoreano no pudieon ocultar. Tras observar unos instantes, dos de ellos se adelantaron, lo hicieron cubriendos uno al otro, avanzando cautelosos hacia la posición de Ilidan. Este, viendo el peligro que corria y con movimientos suaves y seguros, fue retrasando su posición, intentando no hacer ruido, hasta lograr azaparse bajo un arbusto. No podía avanzar sin hacer ruido a la misma velocidad que el enemigo avanzaba y decidico quedarse completamente quieto. Los dos sagath continuaron hasta pararase, lo hicieron junto a Ilidan, miraban alrededor. El montaraz contuvo la respiración, cerro los ojos temeroso que su blanco brillara en la oscuridad, pero abriéndolos lo suficiente como para echar un vistazo. La tensión crecia, lo iban a descubrir.

Allí estaban, parados, ignorando que a sus pies estaba aquello que buscaban, un merodeador que los acosaba por la retaguardia, o no, tal vez solo fuera el viento, o un animal. No vieron nada, aun así hablaban en voz baja y permanecían allí parados, mirando hacia todos lados, esperando escuchar de nuevo el ruido.

Realmente no estaba tan bien esconcido. De haber habido algo de luz, si hubieran portado antorchas, lo hubiesen visto. El arbusto cubria bastante bien, pero no era lo suficientemente grande como para taparlo. Pero afortunadamente Ilidan había sabido elegir en el momento preciso la parte de las enseñanzas que su maestro le inculco. Ese hechizo apagaba las luces acrecentando las tinieblas hasta el punto de casi de la total oscuridad, el otro sortilegio  que lo hacia silencioso cual felino de caza. Eran buenos trucos.

Ahora agazapado, Ilidan esperaba la reacción del enemigo. Esperaba que se volviesen, que volvieran con el resto, en definitiva salir de ese atolladero. Aun existía el riesgo de ser detectado y eso solo significaría su propia muerte.

RESOLUCION TURNO 713

Bolgo ya tenia la piedra en la mano y la coloco con rapidez en la cesta de su honda. Al mediano le vinieron recuerdos de Elendur, de su muerte a manos de los Sagath y de inmediato le entraron ganas de venganza. Esta vez no erraria el fallo, apuntaría y dispararía. No era fácil, a la vegetación existente se unia además la incipiente oscuridad. El enemigo estaba en el claro, cerca del linde con el bosque y eso permitia ver con cierta facilidad a muchos de los integrantes del grupo acosador. Girando y girando esperaba el momento preciso.

A su lado Dwalin, cargado con su martillo, esperaba el momento de atacar. No lo haría hasta que la contienda estallase por completo, sus compañeros enanos apareciesen de la nada para machacarlos y no hubisese ya mas remedio que cargar contra los sagath.

Gelion estaba mas retrasado. Apensa si se había movido desde hacia un rato. Permanecia quieto, ensimismado consigo mismo, en trance. De sus labios salian palabras inteligibles, rimas y ruegos a los Valar, llamados con distintos nombres, aclamados con variedad de elogios buscando tan solo su gracia y comprensión. Asi seguiría por un rato, pensando e imaginando su siguiente paso para después llevarlo acabo.

Los sagath se mostraban excitados, varios de los enemigos miraban hacia atrás. Tras observar unos instantes, dos de ellos se adelantaron, lo hicieron cubriendose uno al otro, avanzando cautelosos hacia el interior del bosque y perdiéndose de la vista del mago, el mediano y el herrero.

El claro era perfectametne iluminado con las luces de Ithilen, la luna. Ofrecia una clara visión de lo que allí ocurria, incluso el suelo brillaba húmedo por el agua bajo esa luz.

RESOLUCION TURNO 713

Freagulf no dudo un instante en ayudar a Temudyin. Lo había conocido apenas el dia anterior, pero le había salvado la vida y por ello estaba en deuda con el. Le quería ayudar a levantarse mientras observaba alrededor, temia el ataque del resto de enemigos.

Temudyin tenia una fea herida, fea por lo profunda que era y por que le impedía caminar normalmente. Por suerte no había cogido ninguna de las arterias principales que pasaban por la pierna y la sangre manchaba la herida sin llegar a producirle una hemorragia. Ciertamente había tenido suerte.

No se veía nada. Alli donde la luna incidia sobre los arboles se creaban sombras, pero mas oscuras de lo normal, como si esas sombras apagasen por completo la luz que pasaba cerca de ellas. Apenas lograban ver con claridad y eso era debido también a que las antorchas parecían haberse apagado. No había luz desde el claro por lo que la poca iluminación que irradiaba de sus fuegos desaparecia casi en la primera línea de arboles. A cambio la luz se reflejaba en los charcos de un suelo completamente empapado en el cercano claro.

Temudyin quería curarse, incluso se estaba preparando una cataplasma machacando con dos piedras la ultima dosis que tenia de alguna hoja ahora irreconocible. Pero aun le llevaría un rato. Freagulf espero para levantarlo, pero poco a poco se iba dando cuenta de que le llevaria mas de la cuenta preparase el emplaste. Alli agachado junto a su nuevo amigo escuchaba atento. Tal vez los sagath se hubieran marchado, igual se habían visto obligados a huir, eso le daría una oportunidad de marcharse.

RESOLUCION TURNO 713

Draupner y Oin fueron hacia el claro. Lo hacían cautelosamente, sin prisas, intentando no hacer demasiado ruido. Oin fue directo hacia el espacio abierto en el que los sagath se debían encotrar. Draupner sin embargo rodeo por el norte con la intención de sorprender por la retaguardia al enemigo.

Cuando llegaron al claro vieron lo que había. Nada de luz. Sus acostumbrados ojos vieron un gran charco de agua en el que descansaban las antorchas apagadas, humedas e inútiles. La luz de la luna iluminaba el claro a la perfeccion con su suave y fría luz. El charco era tan grande que que optaron por no pisar las zonas mas mojadas para no chapotear y alertar al enemigo. En la parte norte del mismo estaban los sagath en formación, casi en el mismo sitio donde los habían dejado. Cuatro arqueros con cuatro soldados miraban a todas partes nerviosos.

Tras sendos arboles los dos enanos observaban el panorama que se les presentaba. El enemigo estaba parado en mitad de un barrizal, las antorchas apagadas y los ellos mismos bien escondidos entre las sombras.

Turno 714 - Asalto 12

Bolgo sabía que las emociones intensas no eran sus aliadas en el lanzamiento de piedras con la honda, ya que le hacían precipitarse y errar más de lo habitual. Además, la oscuridad dificultaba aún más el lanzamiento. En cualquier caso, el mediano lanzó la piedra y apenas pudo ver el resultado de su ataque. Sin apenas darse cuenta, los ojos se le habían cubierto de lágrimas, y le impedían apreciar bien a sus rivales. El repentino recuerdo de su compañero le habían afectado más de lo que creía. Se secó las lágrimas con la manga de la camisa y se preparó una vez más para disparar. Echó una mano a la bolsa de piedras, levantó una y le susurró antes de ponerla en la honda.

- Por Elendur. Hazlo por Elendur, nuestro amigo. Mata a una de esas bestias.

Y es que para el mediano, aquellos enemigos no eran simples guerreros orientales. Eran asquerosas y tentaculares criaturas de otro mundo y la muerte de Elendur no había sido tal. Para su desquiciada mente, el montaraz estaba encerrado en alguna oscura mazmorra y debía eliminar a aquellos sagath para liberarlo.

Turno 714

Delante y ahora que os fijais bien. Veis en el suelo dos cuerpos aparentemente sin vida, son dos enanos. Gallindum yace con una flecha clavada en el cuello, sus ojos secos miran al cielo son parpardear. Cerca de el Arlan, el mercenario, tiene otra flecha clavada en el tobillo y varias heridas por la espalda.

Ambos tumbados sobre el barrizal que se ha formado, su sangre entremezcalda con el agua mancha el claro.

Uno de ellos comandaba al resto y les permitía organizarse como un sólo hombre. Gelion se había percatado cuando el grupo había reaccionado al muro de agua tras recibir las órdenes de su superior.

Si consiguiese doblegar la voluntad del líder habrían conquistado una gran victoria, sus soldados perderían la iniciativa y serían presas fáciles.

Las palabras que surgieron de sus labios parecían una cacofonía de sonidos, mezclaba las fuertes voces de los pastores de árboles con los chillidos de las bestias voladoras que habían cabalgado los nazgul en la última edad.

Mezcló aquello con todas las voces individuales que pudo juntar, con todos los pensamientos de seres que conocía y con lo que imaginaba que pensarían aquellos que no conocía. El resultado era algo incomprensible.

El embrujo era poderoso y por ello Gelion dejó que la varita de sauce le ayudase. La enarboló con decisión y se dejó embrujar por aquella pequeña rama. Él no lo sabía pero en tiempos antiguos algunos de los primeros nacidos la usaban como objetivo de sus embrujos, como práctica y juego. La bella raza había usado mucho aquel objeto y la rama recordaba. Su desempeño había sido ser un conducto del arte y adoraba seguir siendo usado de este modo.

La rama unió su voluntad a la de Gelion y apuntó hacia su enemigo desatando su poder en una arrolladora mezcla cacofónica.