Partida Rol por web

Turno 908

Temüdyin ya no podía más, no por el cansancio, sino por el resfriado que habia cogido. Estornudaba y las sienes le palpitaban. Todo en su cabeza le parecia estar distorsionado, ya no era capaz de ver la posada. Los relampagos le molestaban con su luz y por eso iba cada vez más agachado.

No pudo contestarle a su hermano, hablar le costaba por la congestión que tenia en la nariz que ni iba para alante ni para atras por mucho que sorviera o intentase expulsar sonandose con la manga.

Cuando pararon se sento en el suelo abatido, esperando que todo pasase rápido y poder llegar a la posada ha tumbarse junto al fuego.

Turno 908

-Es imposible ver nada con tanta agua... -Dijo chasqueando la lengua tras examinar el suelo en un primer vistazo. -Y para colmo las contraventanas de la posada están cerradas... -Seguramente para evitar que el viento las azotara contra los cristales violentamente. Pero de estar abiertas hubieran podido ver si había fuego en su interior.

El explorador lanzó una mirada al techo de la posada, tratando de discernir entre la oscuridad y la fuerte lluvia algún tipo de humo saliendo por la chimenea. Lo cual le indicaría que al menos había alguien dentro.

Mientras avanzaba con el enano hacía la posada los rayos continuaban iluminando el cielo y todo cuanto tenían a su alrededor. Era en esos momentos cuando trataba de fijarse mejor en lo que tenían delante y en lo que pretendía observar. Se alejó algo del camino buscando un barrizal o una zona más seca donde los caballos que había mencionado Chaka hubieran podido dejar huellas o marcas en el suelo. Buscaba sobre todo marcas de pisadas de caballo.

Turno 907

Draupner avanzó junto con Fréagul, mirando aquellos puntos en los que él habría colocado vigías de tener que encargarse de vigilar aquél lugar. Puntos con cierta elevación y algo de protección.

Debido a la claridad que provocaban los relámpagos y para no ser vistos, le indicó al humano que se detuviera cada vez que uno restañaba en el cielo. En noches como aquella, era el movimiento lo que llamaban la atención de unos ojos avizores, por lo que había que evitar moverse en aquellos breves instantes de iluminación.

En cuanto al rastreo, poco sabía de caballos, pero lo que había aprendido es que no era conveniente ir por zonas muy embarradas y en las que no se ve el fondo por el riesgo de partirle una pata, así que al igual que el eorlinga buscó huellas en aquellas zonas algo más elevadas donde el agua no se acumulaba y donde fuera posible al menos distinguir alguna huella. También se fijaba en la vegetación, no solo la que había a nivel del suelo, sino la que se alzaba, el roce de los animales contra ellas, o un distraído gesto del caminante cortando alguna ramita para llevarla a la boca o para juguetear con ella, podía ser también un indicio de que alguien había pasado por allí.

El hecho de que las contraventanas estuvieran echadas era un contratiempo, pues dificultaban la visión y habían de acercarse muchísimo para ser capaces de averiguar si alguien estaba habitando la casa y si ese alguien suponía un peligro. así se lo hizo saber a su compañero de exploración con un gesto indicándole que debían seguir aproximándose pues el carecía todavía de indicios suficientes para determinar si aquello era o no seguro. Tras ello sacó su martillo y se afianzó el escudo para llegar hasta una de las ventanas. 

Allí permaneció un rato tratando de escuchar en el interior y examinando si por las grietas de la madera o las rendijas que siempre quedaban en las construcciones humanas cuando elaboraban partes móviles se escapaba algo de luminosidad.

A sabiendas de que solo habían explorado una cara de la posada, y en busca de más información nuevamente con un gesto le indicó a Fréagulf que le acompañara para rodear la posada que posiblemente contase con establos. Por lo que aumentó su cautela avanzando muy lentamente y echando rápidas miradas al otro lado cada vez que tenía que doblar una esquina.

Turno 908

Ilidan permanecía más tranquilo que el resto de sus compañeros, eso o que estaba tan cansado que sólo quería pensar que dentro de nada se encontraría descansando bajo techo. Aun así, sus sentidos entrenados buscaban y luego analizaban de forma inconsciente cada vez que un relámpago iluminaba el cielo cualquier cosa que pudiera percibir que estuviera fuera de lo normal .

Turno 908

- ¿Seguir con lo de antes? - Marga no recordaba que era aquello, llevaban caminado varias horas y no recordaba haber empezado nada durante la caminata. - Si te refieres a algun remedio, habra que esperar a estar secos y a cubierto, no pienso ponerme a preparar ahora nada... - estaba malhumorada, tanta agua le estaba comenzando a crispar los nervios.

Atenta miraba como se iban alejando Freagulf y Draupner.

Turno 908

Dwalin asintio a Oin. Ya estaba vigilando la retaguardia cuando el enano se lo indico. Lo cierto es que no se veia demasiado por la lluvia, y cuando los relampagos iluminaban todo, tan solo se vislumbraba una basta extension de terreno llano salpicada de enormes charcos.

Turno 908

Alian tomo las riendas del caballo de Freagulf, le deseo suerte y se mantuvo a la espera. Poco podia hacer hasta que la avanzadilla diese la orden de avnazar.

Aun asi continuaron caminando, lo harian hasta llegar al lugar indicado por el enano, haciendolo a un ritmo muy bajo para darles tiempo.

RESOLUCION TURNO 908
 

Draupner y Freaguf avanzaron rápidamente, todo lo que el barro les permitió hacerlo. Se detenían cada vez que un relámpago iluminaba la noche. Eso conseguía que al menos, durante el segundo que todo quedaba a la vista, su quietud no llamara la atención. De haber seguido moviéndose podrían ser vistos con facilidad por algún vigia, si es que estos existían y no era otro exceso de celo por parte de Draupner.

Groal comenzo a suplicar al Gran oso entre murmullos, palabras dichas en voz baja en un idioma que nadie comprendía, el idioma de su pueblo. Tal era su concentración que allí quieto, parecía una enorme estatua a la que el agua golpeaba sin piedad. Yves creía que dispondrían de tiempo para seguir preparando algún remedio contra la enfermedad que parecía amenazar al grupo. Realmente el único que se sentía realmente mal era su hermano. Temudyin comenzaba a presentar los síntomas de lo que sin duda era un buen catarro, que comenzaba a empeorar. Marga estaba malhumorada, no le iba la lluvia y llevaba dos días caminando bajo ella, algo que le molestaba sobremanera. La enana contesto a Yves sobre su intención de continuar con una tarea que ni siquiera recordaba. No lo hizo con los mejores modales, pero dejo bien claro que no tenían tiempo de preparar o hacer nada, y que tenían que esperar a estar acomodados. Mientra hablaba, el tuerto estornudo un par de veces, que fueron acompañadas por algún pequeño temblor, el solo quería llegar a aquella posada, ponerse junto al fuego, y descansar.

Oin y Dwalin estaban mas ausentes, vigilando intensamente los alrededores por si algo no iba bien. Oin escudriño la noche en dirección a la posada, que no se distinguía mas que cuando los relámpagos la iluminaban. En la retaguardia Dwalin estaba en la misma tesitura, tarde detectarían al enemigo si seguían la táctica de Draupner y Freaguf y se movían solo en la oscuridad. Aun asi, no cesaron en su intento. Ilidan, que estaba en medio, también observaba en un casi imposible intento de mantener la seguridad del grupo. El al contrario que los enanos, estaba bastante cansado y su visión no era tan buena en aquellas condiciones.

El resto permanecia en pie, mirando alrededor o completamente absortos en sus pensamientos. Todos estaban en mayor o menor medida agotados por la caminata que se habían pegado, un larguísimo camino bajo la lluvia.

RESOLUCION TURNO 908
 

Atrás quedaron los compañeros. Draupner y Freaguf avanzaron rápidamente, todo lo que el barro les permitió hacerlo. Se detenían cada vez que un relámpago iluminaba la noche. Eso conseguía que al menos, durante el segundo que todo quedaba a la vista, su quietud no llamara la atención. De haber seguido moviéndose podrían ser vistos con facilidad por algún vigia, si es que estos existían y no era otro exceso de celo por parte de Draupner.

Cuando llegaron hasta una de las fachadas de la posada, la que daba al norte, se pusieron a buscar huellas, en particular las dejadas por las patas herradas de los caballos. Hasta llegar allí habían intentado hacer lo mismo, en ambos casos no lograron ver nada, aunque si hubiese habido alguna la lluvia las habia borrado hacia ya tiempo, tan solo verían alguna muy receinte y no fue el caso. Ya desechando la posibilidad de conseguir obtener alguna pista observando el suelo embarado, o la hierba pisada, se centraron en el interior del edificio. Mientras el enano buscaba alguna rendija en las contraventanas que le indicase que habia luz en su interior, Freagulf hacia lo propio mirando a la chimenea. En ambos casos todo parecía indicar que no habia nadie allí, o que era tan tarde que todo el munco dormía. No habia ni una sola luz en el interior, ni chimeneas, ni candelabros, ni antorchas, solo la oscuridad. Freagulf además se aseguro de que por la chimenea no salía humo alguno, si bien este se habría disipado bajo la lluvia en cuanto hubiera salido. Casi con la certeza de que nadie habia, se dirigieron hacia la entrada. Esta estaba hacia el este, daba hacia el camino. La posada, parecía tener tres entradas, una gran puerta doble de madera y de casi tres metros de alta, y otras dos, a unos metros a ambos lados, de menor tamaño, una puerta normal y corriente sin adornos aunque si que contaban con un pequeño porche techado.

No habia caballos fuera, por lo que según la teria de Temudyin, o bien estaban escondidos, o no habia sagath.

Con cuidado, el enano caminaba ligeramente encorvado, pisando con la poca  delicadeza que el barro le podía brindar. Freagulf lo seguía. Giraron la esquina hasta quedar junto a la primera puerta. Un nuevo vistazo de Freagulf mirando por un pequeño ventanuco que habia a la altura de los ojos del explorador, confirmo la ausencia de luz alguna, dentro todo estaba a oscuras.

Turno 909

Dadas las circunstancias, y lo que habían podido observar, parecía que la posada estaba vacía o al menos que no había transitado nadie por ese camino en aquel día. O esa fue la impresión que se llevaron el enano y el rohir. Tampoco encontraron nada en los establos, ni huellas ni caballos, y eso podía ser una buena señal. Ya era tarde para disimular que estaban allí, los sagath se hubieran lanzado sobre ellos sin más artimañas, cerrando al grupo y eliminando a Draupner y Fréagulf. Y si hubiesen pasado por allí antes y no se hubiesen detenido a emboscarles, la posada estaría destruida y quemada hasta los cimientos.

-Llamaré a la puerta. - Fréagulf se mostró relajado, no creía que allí hubiera ningún peligro.

Había pasado alguna noche que otra en aquella posada, conocía al dueño de vista y a los que atendían la posada con él. Nunca había llegado en unas condiciones como aquellas, lloviendo a mares y tronando como si el mundo se fuera a acabar. Pero nunca como en ese momento necesitaban una buena cama, y un techo seco bajo el que cubrirse.

Golpeó la puerta con el puño cerrado y esperó.

Turno 909

Gelion miraba los alrededores. Su naturaleza risueña le había distraído abstrayéndose en asuntos accesorios que le preocupaban. Pero debía despertar. No podía permitirse fallar al grupo. Así que puso los ojos donde debía y observó los alrededores con atención.

Escuchaba la oración de Groal y pensó que no era mala idea estar preparado por si acaso. Comenzó a centrar sus fuerzas y a reunir energía. Sacó la varita de sauce que comenzó a acariciar, buscando en los nudos de la madera la concentración que necesitaba.

Turno 909

Groal parecía ausente. Para un observador atento, sería evidente que si bien tenía cierta conciencia de lo que sucedía a su alrededor, en esas circunstancias, con la lluvia y la poca visibilidad, los que le rodeaban probablemente pensarían que no se daba cuenta de su entorno. Estaba muy inmóvil, con sus manos estaban unidas en posición de oración. Su cabeza ligeramente inclinada, y los ojos entrecerrados, mientras su boca se movía irregularmente al mismo tiempo que murmuraba palabras incomprensibles. Lo cierto era que Groal solo mantenía sus oídos completamente atentos, mientras que cerraba parcialmente el resto de sus sentidos para que no entorpezcan su conexión con el Espíritu del Oso, un momento no solo especial, sino que muy íntimo, para el que debía entregar un respeto adecuado.

Groal había entendido el mensaje del Oso, de no participar en acción violenta alguna. Sin embargo, desde su último encuentro con el Oso en toda su magnitud... desde que el Oso tomara posesión de su cuerpo, esta creencia se había resquebrajado. Aún tenía dudas sobre si debía o no participar activamente de una batalla, pero algo sí le había quedado claro: Ya no podría darse el lujo de ser un mero espectador. Esta vez, si algo sucedía, al menos podría utilizar sus artes para ayudar. No dejaría de concetrarse sino hasta que estuviera seguro de que no había peligro.

Turno 909

Cuando llegaron a la posada Bolgo se sorprendió. Había perdido una vez más la noción del tiempo y el verdadero objetivo de su viaje. Había asumido que aquella interminable caminata bajo el continuo torrente de agua no tenía fin y era alguna especie de penitencia por pecados que no recordaba.

Cuando volvió a la realidad, la esperanza de un lugar caliente donde pasar la noche, de un buen caldo caliente y una jarra de vino o cerveza le animaron el corazón, pero a la vez sirvieron para que fuera consciente de nuevo de lo helado que estaba, de la humedad que le atenazaba los huesos y del cansancio de sus piernas.

Por algún extraño motivo, intuyó que les negarían el acceso a aquel lugar. Era demasiado bueno para ser cierto.

Temüdyin permanecía en el suelo, sentado, estornudando de vez en cuando y tiritando del frio que tenía mientras sentía escalofrios recorrer su espalda tan fuertes como los relampagos que caian. Solo pensaba en llegar cuanto antes a la posada y empezaba a maldecir la espera que se le hacia eterna.

Turno 909

Cuando intento fijarse justo en un punto concreto de la posada, el numenoreano percibió que tenía la vista nublada, por lo que se restregó en primer lugar con el brazo, y después de forma más concienzuda con las manos los ojos para quitarse el agua que le caía por la cara por un momento para saber si aquella era la causa, pero nada cambio, por lo que finalmente  lo achacó al cansancio.

Allí, a escasos 200 metros de la posada, se echó la capucha de su capa hacia atrás, sabiendo que ya era, y lo era hacia tiempo ya, inútil intentar cubrirse de la lluvia; y esperaba a ver la señal de sus compañeros que les permitiera acercarse hasta la posada.

Turno 909

A pesar de todo, Oin se mantiene vigilante bajo el intenso aguacero. Draupner y Freagulf están ya en la posada. Oin gruñe y redobla su vigilancia. Si hay alguien allí este es el momento más delicado. A pesar de todo se mantiene inmóvil y vigilante.

Turno 909

La exploración no había revelado nada concluyente. Todo parecía indicar que los salvajes no habían pasado por allí, pero la vida er un bien demasiado preciado como para perderla por no tomar las adecuadas precauciones.

Estaban delante de la puerta dispuestos a comprobar quién se encontraba allí y a revelar su presencia. Draupner hizo un gesto afirmativo a las palabras del eorlinga y se hizo a un lado para que la imagen visible fuera la de Fréagulf. Cruzó el escudo por delante de su pecho escondiendo el arma que portaba en la otra mano y preparado para salir en defensa del humano si fuera necesario.

Escuchó el ruido sordo del golpeo de la puerta y aguardó...

RESOLUCION TURNO 909
 

Alian, Marga y Dwalin estaban en pie en la llanura. Una llanura que descendía muy levemente hasta el edificio de la posada. La hierba nadaba en enormes acumulaciones de agua, y del cielo caía más aun. Era una situación tranquila en principio, no parecía haber nadie en los alrededores, Oin no dejaba de mirar de aquí para allá, al igual que el resto de enanos, cuya visión les daba una pequeña ventaja respecto a la de sus acompañantes. El resfriado de Temudyin parecía verse incrementado por momentos, tata exposición al agua y las inclemencias le estaban pasando factura, estornudos y moqueos por doquier rasgaban el silencio que todos pretendían. Gelion y Groal, cada uno a su modo, estaban abstraídos, envueltos en sus pensamientos y concentrados en las palabras que salían de sus bocas. El Gran oso estaba a la escucha, mientras Groal se encomendaba a su figura. Gelion sin embargo canturreaba mientras dejaba que el poder de las cosas lo atrapara, las cosas que los propios Valar habían tejido para vestir la Tierra en antiguas edades, el agua, la luz, la naturaleza… La voz misma que sono en la canción retumbaba en todas aquellas cosas…

El pequeño Bolgo casi no había abierto la boca en todo el viaje. Era el único que caminaba descalzo, sus pies habituados a ello se lo permitían, pero tanta agua, el barro entre los dedos, las zancadas del hobbit eran cada vez mayores para poder seguir el ritmo de sus compañeros. Estaba harto, quería descansar, y hacerlo seco, y pronto. Pero algo en su interior trataba de jugar con el mediano. Algo le decía que no hallarían la tranquilidad esa noche.

Ilidan estaba en pie, parado, observando el horizonte, Había dejado caer la capucha para atrás, eso hacía que el agua le resbalase por los ojos, enturbiando su mirada y haciéndole sentir más vivo. Tan solo esperaba la señal que le indicase que podrían dormir bajo techo.

Yves, permanecía cerca de su hermano, temía por su salud. Echaba furtivas miradas a Marga, que ahora estaba más ocupada vigilando que preocupada por los enfermos. Ella también quería resguardarse.

En la posada intentaban diferenciar las dos siluetas de sus compañeros, pero no fueron capaces de verlos, habían desaparecido al doblar la esquina, al menos eso fue lo que pudieron ver durante el último relámpago. La tormenta comenzó a caer con más fuerza y el viento a azotar en rachas agresivas, se levantaba mucho aire.

RESOLUCION TURNO 909
 

La avanzadilla no había encontrado ningún rastro, cosa normal por otro lado dada la lluvia caída. Algo podían asegurar, nadie había pasado en una hora por allí, antes de eso era difícil de saber, el agua borraba cualquier rastro posible. Antes de decidirse se dieron una vuelta por el edificio, era grande. Los establos lo conformaba una techumbre que salía del tejado por la cara sur, y que se alargaba durante toda esa fachada, cerrándose a los lados. Estaba vacía, sin montura alguna. Tan solo algunas balas de paja se amontonaban en un rincón. El suelo estaba empapado, pero al no darle el agua directamente se distinguía alguna que otra huella de herraduras, y también de botas. Esas huellas tenían al menos una semana.

Finalmente se acercaron de nuevo a una de las puertas que habia en la fachada este, que daba al camino. Freagulf llamo a la puerta con fuerza, golpeando sus nudillos contra la mojada madera. No obtuvo respuesta, no se oía nada en su interior.

La tormenta comenzó a caer con más fuerza y el viento a azotar en rachas agresivas, se levantaba mucho aire. Las contraventanas se batían contra el vendaval por permanecer cerradas. Una de esas rachas de aire sacudió con fuerza las tres puertas que había en la cara este. Las puertas pequeñas no se inmutaron, pero la del centro, grande y de doble hoja, se meció suavemente para después cerrarse de nuevo, el viento no había logrado abrirla del todo y se había vuelto a cerrar.

Turno 910

Ante la nueva arremetida de la tormenta, Ilidan no pudo reprimir el intento de guarecerse, por lo que se encogió ligeramente y se puso más o menos dando la espalda al fuerte viento. Allí, sin poder protegerse de las inclemencias del tiempo, y sin poder hacer otra cosa que esperar a que sus compañeros le dieran el visto bueno para acercarse a la posada, los pensamientos de que Draupner era demasiado desconfiado, incluso para un enano, regresaron a su mente.- Como tarden mucho más...No pienso esperar aquí parado tanto rato...-

Aunque aquellos pensamiento le habían venido por el recelo de Draupner, el que se fuera acercando si tardaban en dar algún tipo de señal, no era del todo malo, sobretodo siendo que los habían perdido de vista, puesto que si el enano y el rohir eran descubiertos por una fuerza hostil algo más numerosa, no creía que fueran a poder aguantar demasiado, y aun menos a la vez poder dar la alarma, así que hacer de enlace para ello, no podía ser tan malo.-...Si en un minuto no hay señal, me acercaré sin dudarlo.-