Partida Rol por web

Tras mucho caminar, llegáis a Pazana, un pequeño pueblo costero, no muy alejado de VillaOso pero si lo suficiente, al menos de momento...

Pazana tiene tres entradas:

-La principal y mas grande de todas que es por la que se llega desde la autopista.

-La llamada puerta de atrás que es por donde se llega si vas por la antigua carretera (que al aparecer la autopista ya solo usaban los que vivían en los pueblos cercanos).

-Una entrada directa al puerto, no muy lejos de la llamada puerta de atrás.

Desde os encontráis no divisáis muy bien el pueblo, pero parece bastante tranquilo...

Tras mucho caminar, llegáis a Pazana, un pequeño pueblo costero, no muy alejado de VillaOso pero si lo suficiente, al menos de momento...

Pazana tiene tres entradas:

-La principal y mas grande de todas que es por la que se llega desde la autopista.

-La llamada puerta de atrás que es por donde se llega si vas por la antigua carretera (que al aparecer la autopista ya solo usaban los que vivían en los pueblos cercanos).

-Una entrada directa al puerto, no muy lejos de la llamada puerta de atrás.

Desde os encontráis no divisáis muy bien el pueblo, pero parece bastante tranquilo...

Nunca habia corrido tanto en su vida, de hecho, si en algun momento alguien le hubiera dicho que participaria en una maraton como esa lo habria mandado al demonio. Pero cuando tienes a muchos zombis hambrientos pisandote los talones, parece que te crecen alas o te meten un cohete en el trasero. Una vez que dejaron atras a esos malditos muertos, Alek tomo aire y miro a su alrededor. Otro pueblo se abria ante ellos... Otro pueblo que bien podria estar infestado de muertos vivientes.

-No pienso meterme alli a menos que sepamos que no hay nada con ganas de comernos- murmuró ceñudo. Escupio una flema amarillenta a suelo y busco tranquilizar a su desbocado corazon-. Por favor, otra corrida de esas y me pego un tiro.

El sargento enrrolló la cinta de su fusil en su brazo, y se colocó la mirilla sobre el ojo, para divisar bien las entradas del pueblo. Era un pueblo portuario, por lo que probablemente allí podrían encontrar cosas interesantes, o por lo menos, menos zombies.

Se quedó un rato mirando que todo esté despejado y después, miró su reloj.

- Queda poco para el amanecer. Sugiero que nos quedemos aquí escondidos esperando que salga el sol, para poder tener alguna ventaja contra esos enemigos. - Dijo sin dejar de mirar por su rifle de presición.

-¿Ventajas?- penso mordiendose la lengua para no soltar una palabrota-. Eso desaparecio en cuanto los muertos empezaron a caminar.

Mas alla de eso, le agradaba pensar que alguien tenia la mente fria, la luz del sol siempre era agradable, aunque esta develara horribles perspectivas. Eran mejores que las sorpresas como las de hace unas horas. Miro por sobre su hombro, Jon habia desaparecido y lo mas probable es que ahora este desperdigado en muchos estomagos putridos. Era alocado, pero duro como el solo.

-Me agrada lo que dijo, pero recuerden que no hemos dormido una mierda y esos putos podridos no se cansan nunca- todas desventajas para ellos.

Hernán había sorteado una vez mas la muerte por poco. Sabía que Jesús estaba de su lado, se preguntaba si tendría alguna misión especial para él, pues hasta ahora lo había protegido. Desde el día que se había encontrado al sacerdote sabía que su destino era especial.

- Chingón, ese pueblo parece desierto, quizá podamos entrar con cuidado a ver si hay algun sitio para refugiarnos cerca de las entradas y mañana vemos que hay en este pueblucho.

Pete bostezó mientras sacaba otro cigarrillo del interior de su chaqueta raída. Al hacerlo, dejó que se viera la totalidad de sus dientes, amarillentos, roídos y torcidos. Un espectáculo ciertamente repulsivo. Y sin embargo, el chico tenía algo encantador, y lo sabía. No en vano estos tipos ya me quieren como uno más. Si no estuviera el bueno del sarge seguro que me hacían su líder.

Una pequeña llama salió del encendedor que llevaba a todas partes desde hacía años, y el muchacho dio una larga y prfunda calada, para después soltar el humo con un suspiro de cansancio.

Bueno... dijo rompiendo el tenso silencio ¿Y quién va a ir el primero a ver si hay cosas de esas?

- ¿Quién va a ir primero? Todos juntos vamos a ir. No vamos a separarnos ahora mismo, por que cuando nos separamos ya veis lo que pasa. - Dijo el Sargento. - Ahora bien, vamos a bajar despacio y a encontrar un refugio en donde guarecernos a esperar el día y la luz del sol. En ese momento buscaremos que hacer. -

El Sargento dejó de mirar por el objetivo y se colocó de rodillas.

- Vamos, en fila, juntos. -

Miró a Pete un segundo.

- Y sin hacer ruido. -

Pete sonrió de nuevo, enseñando aquellos pútridos dientes amarillentos, y levantó el pulgar a modo de cofirmación.

¡Claro, sarge! exclamó orgulloso de que aquel militar lo escogiera para tareas cruciales como mantener el silencio de los demás ¡Ya lo habeis oído chicos! ¡Nada de ruidos! ¡Pete os vigila!

Alek solo gruño algo, en voz baja pero perfectamente audible para los presentes. Entre el sargento y Pete sentia que estaba con un grupo de locos y los zombis corredores eran el peor de sus problemas.

-Me cago en la...- miro hacia arriba molesto, hablar le parecia un acto suicida, sobre todo ahora que esas mierdas tenian tantas ventajas sobre ellos. De seguro ahora podian oirlos o olerlos. Asquerosa suerte. Sin decir mas nada siguio los locos, otra vez, esperando que esta no fuera el ultimo error de su vida.

El Sargento se giró hacia Pete con una sonrisa.

- ¿Qué ven tus ojos de Elfu*, Pete? -