Partida Rol por web

Una postal para visitar el infierno

02.02. Gálvez y Díaz.

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27/09/2016, 13:29
Isabel Díaz

Isabel levantó el pulgar ante la aclaración del líder, y asintió con la cabeza, tratando de recodar tanto nombre y tanto dato. Se maldijo de nuevo por no tener su libreta a mano.

Escuchó ante las aclaraciones de Nic, y miró a Fernando cuando éste intervino. Fue entonces cuando Isabel preguntó en alto algo que le rondaba en la cabeza desde hacía un rato.

—¿Y las redes sociales?— dijo—. ¿No podemos encontrar nada acerca de estas quedadas en alguna red social en internet? Gente que acudió, fotografías, etc. Las redes sociales como Instagram y Facebook nos han ayudado mucho la vida a los policías— añadió, sonriendo—. Podríamos hacer una pequeña labor de investigación en las fechas en las que hubo las obras de teatro, estas convenciones de hacking, o como se digan, por ejemplo, o alguna quedada de estas chungas para buscar información. 

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12/12/2016, 22:47
Nicolás Mondoñedo

Nic negó con la cabeza:

- Fueron antes de que Facebook estuviera por todos lados. Aún así los okupas como estos no son muy dados a usar las redes sociales... y menos los hackers. Los hackers no suelen dejar rastros en redes sociales. ¿No veis las pelis? Bueno, pues no son tan paranoicos como en las pelis: lo son más. Creo que en este caso vuestras documentaciones y archivos no os serán de mucha ayuda. Yo tendería más a la opción B: encontrar al Pirata y ver que os puede decir.

Recogió su tabaco haciendo el ademán de prepararse para marchar:

- Yo tiraré de algunos hilos y os mantendré informados. Supongo que puedo contar con lo mismo por vuestra parte ¿no?

Notas de juego

Leída la partida y puesto al día.

Vamos allá...

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13/12/2016, 12:50
Fernando Gálvez

Por mucho que le fastidiara, las cosas eran así. Si querian que Nic les ayudara de algún modo tendrían que ceder también. Fernando asintió con la cabeza.

Se dió la vuelta. Tenían que hablar con el Pirata, de eso no cabía duda. Las últimas noticias que tenía de él era que habia estado rondando por la plaza Cervantes, eso no quedaba muy lejos tampoco. Pero primero tenia que corroborar la base de datos a ver si tenían alguna información sobre el sin techo anarquico.

Asi pues, se despidió formalmente de Nic Castañedo y se dirigió a hablar con algun oficial que manejara bases de datos para preguntarse sobre José Martínez y sobre el pirata. A ver si habia algo. Aunque Fernando sabía que era un viejo conocido de la comisaria y que seguramente encontraría más información sobre él preguntando a los oficiales que hubiera por ahi, que a un ordenador.

Notas de juego

- Quiero saber si hay alguien de los de "rondas" que sepa algo de él.

- Comprobar la base de datos.

- SI no consiguiera información ni con A ni con B, iria a la plaza Cervantes a seguir su pista.

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13/12/2016, 16:59
Isabel Díaz

—Hombre, Nic, faltaría más. Eres nuestro amigo, ¿recuerdas?— dijo Isabel, socarrona, a punto de pasarle el brazo por sus hombros, y ponerse de colegueo con él, cuando dijo aquello de que esperaba lo mismo por su parte. Era un contrato. Aquello era tan sencillo como un contrato en el que ambas partes se comprometían a ciertas obligaciones. Pan comido.

Miró a Fernando, preguntándose qué pasaría por aquella cabeza experimentada, y terminó por chascar la lengua, algo impacientada.

Se palpó el bolsillo de la chaqueta, sin recordar que no tenía su bloc de notas, y suspiró al darse cuenta de ello de nuevo.

Se rascó la nariz, y miró a Fernando.

—Tú mandas, jefe. ¿A dónde vamos?— preguntó.

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13/12/2016, 17:49
Director

Ambos detectives salieron de la cafetería después de Nic. Entre unas cosas y otras era la hora de comer pero ninguno de los dos estaba especialmente hambriento por lo que solucionaron el problema de la comida comprando un par de bocadillos en una panadería cercana a la comisaría. Una vez allí, mientras se lo tomaban, Isabel indagó un rato en las bases de datos(1) para ver si encontraba algo sobre Leviarán o sobre Jose Martínez, apodado el Pirata. 

Hubo suerte con el segundo, pero tampoco era nada especialmente reseñable. Su historial coincidía con la historia contada por Nic: varón de unos sesenta años, indigente, con historial de problemas de drogadicción y demencia, detenciones menores con material para consumo: heroína, coca, cannabis y otras por desorden público. Nada especialmente serio. Sin domicilio. Tal como había intuido Fernando tocaría preguntarles a los patrulleros.

De Leviatán no había ni rastro en ningún lado, ni siquiera una referencia a nadie con ese apodo.

Fernando conocía a todos los agentes del cuerpo que patrullaban la ciudad, siempre había tenido buen trato con ellos(2) así que tras preguntar a unos cuantos obtuvo un poco de información adicional. El 'Pirata' efectivamente solía pasar mucho tiempo en Cervantes, así que a esa hora (entre búsquedas y preguntas ya casi eran las 18:00) era más que probable que estuviera allí. Todos los patrulleros coincidían en un punto: el 'Pirata' era buena gente. Estaba como una cabra, de eso no cabía duda, y tenía problemas con las drogas, pero no era de los mendigos problemáticos. Era incluso educado con los policías y la verdad es que a todo el mundo le daba más pena que otra cosa, porque cuando estaba medianamente lúcido se notaba que había sido una persona culta. 

Y efectivamente, todos los policías coincidían en que últimamente el Pirata había estado con unos okupas nuevos en la ciudad, los que estuvieron el viejo Galán. Pero los okupas al parecer se las habían pirado y el Pirata no se fue con ellos, sino que volvió a su rincón de Cervantes, con los yonkis de siempre.

Notas de juego

(1) Informática 1 punto, sin coste.

(2) Podemos aplicar Bajos Fondos, sin coste.

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14/12/2016, 11:58
Fernando Gálvez

Fernando suspiró. El camino estaba muy claro. Tras hablar con Ángel, uno de sus antiguos conocidos de la comisaría, no le quedaba duda ninguna. Tenian que ir a la Plaza Cervantes. Con un poco de suerte le encontrarian allí y podrían hablar con él un rato. A ver si era verdad que era educado con los policias y al ser más o menos temprano aun no iba hasta las cejas de cualquier droga sintetica o natural.

El viejo policia miró a su compañera, sonriente cuando tenian algun hilo del que tirar, y que podia tornarse una fiera como dieran con un callejón sin salida.

- ¿Qué crees que sacaremos de él? - dijo Fernando anticipando acontecimientos - A veces tengo la sensación de que seguimos con el caso más por inercia que por intuición. Y odio cuando no tengo el control sobre lo que estoy haciendo.

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14/12/2016, 14:29
Isabel Díaz

Después de despedirse de Nic, acompañó a Fernando a comprar algo para llenar el estómago, aunque, tal pensativa estaba que apenas tenía apetito. No quería distraerse con cosas banales, y decidió, junto con su compañero, ir a la comisaría para seguir investigando. Agua sí que bebió. Estaba sedienta.

Tras la comida rápida, Isabel se sentó detrás de su escritorio, y comenzó a buscar en la base de datos de la policía algo acerca de los sujetos. Le llevó su tiempo, pues no era una lumbreras con la informática, pero, debido a su mala habilidad o a que realmente no había nada, poco obtuvo de aquellos tipos.

Algo decepcionada consigo misma, le dijo a Fernando que poco se podía hacer por ese lado.

—Parecen buenecitos— bromó con sarcasmo la detective, mientras hacía una mueca—. No hay nada, salvo lo que ya sabíamos: un indigente, y eso— carraspeó con la garganta, porque estaba feo decir lo que se pensaba de los sospechosos ante los demás compañeros en horas de trabajo.

Tras escuchar lo que había obtenido Fernando, se alegró sobremanera al saber que había tenido más suerte que ella.

Después de coger unas hojas de papel que rompió en cuatro trozos para tomar apuntes, se puso al lado de su compañero, y escuchó lo que le decía.

—¿Qué encontraremos?— repitió Isabel—. Pues, un yonki— dijo, encogiéndose de hombros—. Un yonki que puede ser una mina de oro— añadió, mirando al frente, pensando que a veces la información podía venir de cualquier fuente insospechada.

Con paso ligero, pues estaba ansiosa por saber qué tendría que contarles aquel hombre, se dirigieron a aquella plaza. 

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14/12/2016, 23:01
Director

No fue difícil dar con 'el Pirata'. Tal y como apuntaban todas las pistas lo encontraron en los soportales del museo que había en la Plaza de Cervantes, reunido con otros indigentes que normalmente hacía necesaria la presencia de un coche patrulla casi de forma permanente por petición de vecinos y comerciantes. No se podía hacer gran cosa contra aquel grupo de desahuciados cuyo único delito aparente era vivir al margen de una sociedad que pretendía ignorarlos como si no existiesen.

Cuando llegaron a la plaza uno de los agentes del coche de patrulla se acercó al grupo para pedirle al más viejo de ellos que se acercara al vehículo, donde esperaban Isabel y Fernando. Había una cierta complicidad en la forma en la que el policía, un jovenzuelo recién licenciado, se dirigía al anciano vagabundo. Estaba claro que ambos se conocían de sobra y que de alguna forma congeniaban.

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14/12/2016, 23:06
José Martínez 'El Pirata'

Pese a su boca desdentada, su rostro quemado por el sol, su piel sucia y pelo desaliñado, pese a todo eso, la apagada mirada del 'Pirata' todavía mostraban un atisbo del hombre sabio que pudo haber sido en otra vida. Cuando el joven policía lo dejó con los detectives junto al coche el anciano estaba sonriente, pero en cuanto se fue el muchacho y se quedó a solas con Fernando e Isabel las facciones de su rostro se endurecieron, desapareciendo la sonrisa.

- Ustedes dirán.- dijo lacónicamente mientras se encogía de hombros - Creo que no he hecho nada que requiera que un par de trajeados vengan a por mí.

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15/12/2016, 15:41
Isabel Díaz

—Madre mía…— murmuró Isabel, bufando por la nariz, sin sonreír, al ver a los vagabundos. En el fondo, sentía lástima, pero no quería reconocerlo. No quería empaparse de todo lo que le rodeaba, porque terminaría por no salir nunca de casa. La empatía sólo estaba permitida hasta cierto punto, o eso insistieron en la academia de Ávila.

En silencio, aguardó junto a Fernando a que el joven trajera a su hombre. Suspiró, y se cruzó de brazos, sintiendo un frío repentino.

—¿Y Marty McFly?— preguntó por lo bajo al ver el aspecto del que se hacía llamar El Pirata.

Forzó la sonrisa, y contempló a El Pirata mientras su compañero policía lo traía. Con un gesto de la cabeza, le agradeció el trabajo, y volvió a mirar al anciano.

—No, no venimos a por usted, caballero— negó con la cabeza Isabel—. Verá, simplemente venimos a hacerle unas preguntas, porque creemos que usted nos puede ayudar, y se lo agradeceríamos mucho.— Ahí lo dejó, pero no especificó ni cómo lo agradecerían ni cuándo.  

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19/12/2016, 12:46
Fernando Gálvez

Fernando miró al hombre, debía ser unos años mayor que él, pero con la vida que habia llevado quizás podría ser incluso más jóven. El aspecto demacrado ayuda a la hora de generar ciertas dudas en la edad de las personas. Lo que sí sabia Fernando es que, llegada cierta edad, no gusta que vengan dos tipos a tocar los cojones por cualquier cosa.

- Vamos al grano, que no queremos marear a nadie. Mi nombre es Fernando, esta mujer es Isabel. Somos trajeados porque somos investigadores, no patrulleros. Necesitamos hacerte unas preguntas para aclarar ciertos temas que nos mandan investigar. Puede que no tengan importancia o puede que si. Depende de lo que nos digas.  - dijo muy serio, pero sin parecer agresivo - ¿Estuviste en la Casa Encantada cuando se organizaban eventos, José? ¿O pirata, como debo llamarte?

Pretendia mantener un tono serio, pero sin parecer cortante. Queria darle mano a que se relajara con ellos, a que no iban a por él y hacerle saber que necesitaban saber la informacion que podian proporcionarle, pero sin permitirle tampoco que se le subiera encima y usara eso como un arma contra ellos.

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19/12/2016, 22:43
José Martínez 'El Pirata'

- Llámeme Pirata. Hace tanto que dejaron de llamarme José que podría pensar que era alguien distinto. De hecho lo era.

El hombre quedó un rato en silencio. Tanto que Fernando estuvo a punto de repetir la pregunta pero de pronto salió de su ensimismamiento:

- ¿Los eventos de la Casa Encantada? ¿Cuales? En aquella casa se hacían tantas cosas bellas... pero lo cerraron. Algo que funciona pero como se hace según los que mandan pues lo cierran. Viví allí muchos años. Tengo recuerdos preciosos. Había chicos que de verdad creían en aquello... Yo soy un tirado. Estoy aquí porque en otra vida me caí, no porque quisiera. Pero aquellos chavales estaban donde querían. En una especie de sueño derivado de los 60... Pero todo sueño dura lo que quiera que duren los de arriba. Y ahora ya nadie sueña. Gris. Todo es gris.

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20/12/2016, 11:58
Fernando Gálvez

- Pues según tengo entendido - dijo Fernando - las convenciones de Hacking. - Hizo una pausa, estaba claro que el hombre habia estado alli. - Buscabamos información sobre algunas personas que podían haber asistido. Quizás una persona extranjera, quizás inglesa o irlandesa. Aunque realmente no tiene porque haber ido alli, creo que le gustan más otros temas. No se si alguna vez hicieron alguna convencion sobre magia o temas asi de tarot y ocultismo. ¿Podría ser?

Poco a poco iba metiendo lo del teatro. Fernando trataba de fijarse en las expresiones de su interlocutor, no quería perder detalle de sus reacciones ante ciertas palabras.

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20/12/2016, 13:02
José Martínez 'El Pirata'

- ¿Hacking? ¿Qué puñetas es eso? No sé, los chavales hacían muchas cosas que yo no entendía, pero si vienen preguntando por temas de drogas raras de esas de diseño les diré que no, de aquello no había.

Su rostro mudó a sorpresa cuando se mencionó el ocultismo. Y casi sin mediar transición se apoderó del hombre un terror inmediato:

- Hace mucho que dejé el ocultismo.- miró alrededor - ¿No les basta todo lo que me hicieron? ¡Me arrebataron la vida! ¡Mi vida! Me dejaron en la calle, sin nada. Todos me dieron la espalda, todos me condenaron siguiendo las órdenes de un Altísimo al que debían querer pero sólo temían. Todo por intentar atisbar un poco de luz en la oscuridad. El castigo para el que busca la luz es arrancarle los ojos pero conmigo eso no les pareció suficiente... ¡me arrancaron la vida entera y dejaron estos pobres ojos para ver cada día como se puede morir! No... no sé nada de ocultismo. No tengo nada que decirles. 

Parecía realmente asustado(1). En medio de su perorata aterrorizada ni siquiera contestó nada referente a un extranjero en la Casa Encantada.

Notas de juego

(1) Interrogatorio de ambos sin coste. La reacción corporal y la voz es la de alguien que tiene un miedo atroz hacia algo. O es verídica o este individuo es muy buen actor.

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20/12/2016, 14:01
Isabel Díaz

Aquel hombre era un puto genio. Un nobel de literatura parlante. Isabel quedó ensimismada por el tono de su voz, por las palabras que escogía, por cómo hablaba con esa musicalidad suya. Lo hacía todo más único, más privado, más inmortal.

Las preguntas de Fernando se alojaron en un segundo plano, en un rincón del cerebro de la detective, mientras se empeñaba sólo en volver a escuchar la voz de aquel hombre.

Fue entonces cuando alzó las cejas, y se preguntó por qué reaccionó de aquella manera de forma repentina.

—¿Arrancarles los ojos?— repitió Isabel, recordando de manera cristalina la estampa del periodista muerto— ¿Es alguna clase de castigo por meter las narices donde no se debe, por llegar demasiado lejos?— preguntó al Pirata.

Compartió una mirada cómplice con Fernando, y carraspeó la garganta.

—Caballero, por favor, ¿sabe algo acerca de un tal Pedro Crespo?— preguntó Isabel, mirando al Pirata con cierta empatía. 

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20/12/2016, 15:57
José Martínez 'El Pirata'

La mirada del hombre seguía siendo temerosa pero ahora se había añadido cierto desconcierto a los gestos de su rostro. 

- ¿Están buscando a quienes mataron al periodista? No, no... déjenlo quedar... son peones en un juego del que desconocen las reglas. Los verdaderos asesinos del muchacho han dejado su mensaje pero no quieren ser descubiertos. ¡Usarán un cabeza de turco para aparentar que el velo sigue en su sitio! 

Repentinamente avanzó dos pasos y agarró las manos de Isabel. El olor a sudor, a cerveza agria, a soledad en la calle... todo eso golpeó a la detective de forma inmediata. Pero también vio algo más en aquellos ojos que de pronto habían recuperado la vida debido al miedo:

- Por favor... ¡a mí ya me lo han quitado todo! ¡Pero no podría soportar de nuevo esos muros y sus castigos! ¡Haré lo que quieran! ¡Por favor! Pero no me entreguen a mí para apaciguar al rebaño. Se lo suplico... que pague otro por sus pecados esta vez... en mi alma ya no tiene fuerzas para enfrentarse a esos horrores.

Dicho lo cual el hombre cayó de rodillas, lloriqueando, todavía agarrado a las manos de la sorprendida Isabel.

Fernando se había adelantado instintivamente pero al ver que el viejo no quería atacar a su compañera se había quedado congelado por la incertidumbre de como actuar. Lo mismo pasaba con los dos patrulleros que, alarmados, habían avanzado unos pasos con las manos en las porras. Incluso la gente que paseaba por la calle se había detenido sorprendida por aquella escena.

- Os lo suplico... no me entreguen a mí como sacrificio...- siguió lloriqueando el hombre.

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20/12/2016, 18:14
Isabel Díaz

Que aquel hombre se abalanzara sobre Isabel, le produjo reparo, y frunció el ceño pensando en las instrucciones que había recibido en la academia cuando un interrogado se pasaba de listo, pero no pudo más que obviar todo aquello, y dejarse llevar por la lástima. Aquel hombre no estaba enfermo, pero había sufrido lo indecible durante demasiado tiempo.

El olor le golpeó con brusquedad, pero no dejó entreverlo. No más que cuando su compañera de cuarto en Ávila sufría de la úlcera duodenal que le había salido por la comida que servían en la academia, y llenaba toda la habitación de vómitos. Isabel y ella limpiaban la habitación para que no quedara ni rastro, pues, si se llegaban a enterar los mandos de lo que pasaba, su compañera habría sido expulsada de inmediato por entrar dentro de las exclusiones médicas de la oposición.

Así que obvió la instrucción, obvió el olor, y obvió todo lo que le rodeaba. Sobre todo le interesaba lo que el pobre hombre decía por la boca.

—No le entregaremos a nadie— aseguró la detective—. A nadie, ¿me oye?— repitió con dureza, casi como si hiciera una promesa—. Sólo necesitamos que nos ayude a encontrar a los responsables del asesinato de Pedro. Por favor.

Las últimas palabras del hombre hicieron que Isabel se preguntara qué era lo que le habían hecho a aquel hombre, y por qué.

—Pirata— dijo, aunque le resultaba raro nombrar así a alguien—, no le pasará nada. De verdad. Sólo necesitamos que nos cuente lo que le pudo pasar a Pedro. ¿Quién es ese Altísimo? ¿Qué luz es la que se busca?— se respondió en su interior que bien podía ser la luz de la verdad, como los ilustrados en Francia durante el siglo XVIII, pero prefirió que le dijera el hombre—. ¿Por qué le hicieron esto a usted? ¿Por qué le arrebataron todo lo que era?

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21/12/2016, 11:51
Fernando Gálvez

Fernando estaba cada vez más convencido de que se trataba de una secta. Y de gente con poder. El hecho de que una persona más les dijera que dejaran de investigar no le dejó tranquilo. Y por un momento sintió miedo por Nic. Si él, estudiante de ocultismo, metía las narices donde no les correspondía... Pero era un hombre listo... claro que por otro lado...

- Pirata - dijo el hombre mayor apoyándole una mano en el hombro, no sin cierto reparo - Pirata. Escuchame. No te pasará nada, no tienes que hacer nada que no quieras. Pero hay más gente de por medio. Nic,... Nicolás, seguro que le conoces, está investigando... está buscando luz en la oscuridad también. Tenemos que evitar que le pase a más gente. Tenemos que evitar que haya más muertos. Necesitamos tu ayuda Pirata.

- ¿Quienes son los asesinos? ¿Es alguna clase de secta? ¿Qué es el velo, qué quiere decir con eso? ¿Qué muros, Pirata? ¿Están en algun edificio? ¿Sabrías decirnos donde?* - La avalancha de preguntas era clara, pero era como si Fernando quisiera aprovechar ese momento de "lucidez" o de sufrimiento para sacar todas las respuestas que necesitaba. Era un segundo, y después quizás perderian la oportunidad. Era la parte menos empática de ser policía... Y era la que más detestaba.

Notas de juego

*Madre mia, viendo donde apunta esto, que el pobre Fernando siga preguntando por sectas y muros... Inocente de él.

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21/12/2016, 20:05
José Martínez 'El Pirata'

El pirata se levantó y miró a su alrededor como si, por primera vez, se diera cuenta del espectáculo que estaba dando:

- No... yo no sé nada... yo... ¡no lo volveré a hacer! - dijo en voz alta para que todos lo oyeran - ¡Se lo juro detective! ¡No tendrá que volver a amonestarme! 

Algunos de los transeuntes que pasaban por allí sonrieron ante el cambio de cariz en la escena  en ese momento José Martínez susurró de tal forma que sólo Isabel y Fernando lo escucharon:

- En el parque Bonaval*, dentro de media hora... en las lápidas.

Luego subió nuevamente la voz:

- ¡No volveré a hacerlo! ¡Es que estoy un poco loco!

Notas de juego

El parque de Bonaval queda a pocos minutos a pie de donde estáis. 

Situado en el casco histórico de Santiago de Compostela, la parte inferior del parque de Bonaval perteneció durante muchos años a los terrenos del convento de Bonaval, donde los monjes cultivaban sus productos. La parte más alta eran terrenos del antiguo cementerio de la ciudad que estaba fuera de las murallas, estando ahora integrado en la ciudad y reconvertido en un parque.

Extracto sacado de http://tiffotos.com/galicia/paisajes-cementerio.html

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22/12/2016, 14:42
Fernando Gálvez

Fernando sonrió.

- Está bien - dijo en un tono más alto - Que no se vuelva a repetir, Pirata. - dijo siguiendo su actuación.

Media hora, en un parque abandonado. Podía ser una trampa. ¿Tendrían que avisar para que enviaran refuerzos?, lo ideal sería que fueran ellos dos solos, ya que si realmente habia poderes detrás de la secta podrían estar en todos lados, incluida la propia policia. Esperaria a alejarse para comentar estos pensamientos con su compañera.
 

Notas de juego

Entiendo que cuando nos alejamos te digo todas esas cosas, Isabel, me gustaria saber tu opinion.