Partida Rol por web

Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 1.1] Estación de Nieblas - Recepción en Brest - FINALIZADA

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18/01/2018, 20:58
Artur de Aquilare

La aparición del príncipe hace que Artur, sin hacer desaire alguno a Selin, y con obvias buenas nociones de etiqueta, sonría a la que ha sido hasta ahora su interlocutora para, en un gesto natural, girar lo bastante su cuerpo para atender al príncipe y a sus palabras. No se apresura cuando éste termina de hablar, salvo para hacer una reverencia al príncipe, y entonces mira pensativo al chambelán y, luego, a los diversos vampiros que obviamente han venido probablemente con parecidos intereses a los suyos. Tras un instante de duda, y haciendo un gesto a Selin por si quiere acompañarle, se acerca al grupo más numeroso de los mismos y habla con ellos antes de acercare al chambelán, pero sin llegar a incluirse en la conversación, sino esperando en un aparte, hasta que el corpulento vampiro termine, o hasta que el chambelán le haga un gesto para que se acerque.

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18/01/2018, 21:04
Artur de Aquilare

Artur se acerca al grupo más numeroso de los vampiros que estaban charlando, entre los que se encuentran Eadwig, Leyre y Sybilla, e inclina ligeramente la cabeza, en un gesto cortés, la reverencia propia que se dirige a un igual.

- Hermanos en la noche... mi nombre es Artur de Aquilera, y soy de la estirpe de los lasombra, habiendo sido abrazado en el norte de la península ibérica- a pesar del autoproclamado origen el lasombra habla un francés claro y elegante, casi académico-  La llegada del príncipe me ha privado de poder hablar con cada uno de vosotros. Por la disposición de la mesa, y lo acontecido, pienso que es probable que todos compartamos un mismo objetivo. Sin embargo, la desaparición del chiquillo del príncipe hace que la apuesta sea más gravosa. Iré a hablar con el chambelán, como supongo haremos todos. Sin embargo me gustaría que, si lo tienen a bien, al terminar la reunión todos nos reunamos para ver si es posible encontrar puntos comunes en nuestros deseos y objetivos. Si la niebla no sólo mata mortales como si fuera uno de la sangre, sino que además, mata al chiquillo del Señor de este dominio, o cuando menos lo oculta o atrapa, entiendo que la unión, si no más duradera, al menos temporal, pudiera ser beneficiosa para todos. Y ahora, si vuesas mercedes me disculpan...  

Y tras esperar unos instantes para poder escuchar cualquier reflexión o cuestión sobre sus palabras, el lasombra se acerca al lugar al que Ingvar habla con el chambelán, pero sin llegar a incluirse en la conversación, sino esperando en un aparte, hasta que el corpulento vampiro termine, o hasta que el chambelán le haga un gesto para que se acerque.

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18/01/2018, 21:20
z/Eadwig du Josselin

La intensa conversación que los vástagos estaban manteniendo se vio interrumpida, por suerte. Eadwig no veía que aquella discusión llevara a nadie a buen puerto.

Primero apareció el chambelán, para luego dar paso a la presencia del Príncipe. Este último dio un corto discurso, se ve que estaba algo molesto por todos estos acontecimientos, y poco le importaba ser el anfitrión de una gran velada, como que ese tema se resolviera de inmediato. Después de él, François volvió a tomar la palabra, invitando a los presentes a hablar más de cerca.

Varios vástagos acudieron al llamado para mantener una conversación más cercana. Entre ellos el gran guerrero vikingo, que tomó la iniciativa con una serie de preguntas. A las cuales Eadwig iba a agregar algunas, cuando de pronto lo interrumpió el vástago que se hizo llamar Artur.

Respondió al saludo, Encantado, mi nombre es Eadwig du Josselin, vengo en representación del castillo de Suscino. Con gusto os veré después de nuestra entrevista con el chambelán si así lo creeís oportuno.

Necesitaremos además saber si se sabe de la existencia de testigos, y necesitaremos mapas de la región para poder analizar mejor las zonas afectadas. - dijo en voz alta siguiendo el ejemplo de Ingvar usando el "Nos". No se detuvo en cortesías para con el chambelán, ya que habían dejado en claro con su actitud y la del Príncipe, que no era tiempo de hacer la corte, sino de ponerse manos a la obra.

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19/01/2018, 01:30
z/Maëlys de Trebaul

Dejo escapar una leve risa ante su comentario, ahora entendía a lo que se refería y desde luego no podía estar más de acuerdo con lo dicho

Y sería una grata sorpresa sin duda

Habría añadido algo más de no ser por la interrupción del chambelán anunciando la llegada del Príncipe.
A entrar este en el salón y posicionarse frente a su trono, la Brujah, como bien estaba estipulado en las formas protocolarias de la corte, dedico una reverencia formal como saludo y muestra de reconocimiento.

Escuchaba atenta el relato que del que ya había sido informada que contenía la misiva que había llegado a Treguier, hasta la mención de la desaparición del chiquillo del príncipe. Eso hacia la situación aún más extraña y misteriosa.

Se acercó al grupo que se había formado, escuchando a los caballeros que daban sus puntos de vista y sus planes de acción más inmediatos. Mostro una suave y fugaz sonrisa al oír las palabras del Lasombra, que parecía tener claro que la colaboración era el mejor camino para desentrañar aquella extraña situación.

Damas, asintió con la cabeza hacia las mujeres Caballeros y lo mismo hacia ellos antes de continuar. Soy Maëlys de Trebaul, de la corte de Treguier. No he podido evitar escuchar las palabras de Monsieur De Aquilare. Como bien ha dicho es mejor que colaboremos todos juntos para conseguir respuestas que esclarezcan todo esta situación. Mi prioridad es buscar entre viejos manuscritos y libros algo que nos pueda dar una pista de lo que sea esto a lo que nos enfrentamos, por lo que de haber una biblioteca, sugiero que esa reunión que ha mencionado que deberíamos hacer, sea en dicha instancia. Estaremos todos más cómodos y tendremos a nuestro alcance varios volúmenes en los que buscar información.

Mientras los demás daban su opinión al respecto y otros se acercaban al viejo chambelán, ella esperaba paciente para poder acudir a él y pedir lo que necesitaba.

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19/01/2018, 10:23
Selin

Le devuelvo una leve sonrisa a Artur, aceptando que nuestra conversación se debe ver interrumpida, la presencia del Príncipe y mi personal interés sobre el tema así lo requiere. Hago una leve inclinación cuando entra nuestro anfitrión y pongo toda mi atención en entender sus palabras, aunque ya conozco muchísimo francés, debo centrarme totalmente para comprender cada una de las palabras.

Una vez el Príncipe ha acabado su exposición me quedo pensativa, realmente no ha dicho mucho, necesitaba saber más, así que mientras me decido a ir a hablar con el Chambelán, percibo el gesto que realiza Artur para que le acompañe, sin más dilación salgo tras sus pasos, no a la misma altura pues realmente me provoca cierta timidez acercarme a un grupo tan grande, así pues me quedo en un modesto segundo plano.

Espero a que se haya presentado el Lasombra y tímidamente saludo con un pequeño movimiento de cabeza, diciendo a continuación mi nombre. -Selin.- Mi mirada pasa fugazmente por todos ellos pero no se queda fija en ninguno, simplemente desciende observando sus vestimentas y luego de reojo miro al Chambelán.

Enseguida que Artur empieza a caminar hacia él, vuelvo a inclinar la cabeza como despedida, esta vez mostrando una tímida sonrisa, lo sigo, prefería que él hiciera las preguntas puesto que hablaba mucho mejor que yo y así podría concentrarme en atender y comprender toda la información que pudieran darnos.

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19/01/2018, 10:58
Leyre de Abin

Príncipe: Lo que algunos habrán tildado de superchería absurda o rumor exagerado es cierto. Yo mismo no hubiera dado crédito a tales habladurías hace unas semanas, pero he contemplado los cuerpos y, aun ignorando de qué se trata, esa niebla conecta todo lo demás

-Tendremos suerte si encontramos algo tras esa niebla aparte de ropas húmedas y el cabello molestamente rizado.-Murmuro para mí misma, todavía excéptica.

Aquel que me aporte información sobre su paradero o destino será gratificado de forma excepcional. Tienen mi palabra.

Sin problema, Príncipe. Tu chiquillo está fugado, asesinado, o se ha rebelado. Si tuviera que elegir entre esas tres, apostaría a que Convarch no es más que un montoncito de cenizas, ahora mismo. ¿Asunto finiquitado? ¿Podemos irnos a casa? 

François: —Cualquier detalle de la investigación en ciernes podrán acudir a mi. Estoy a su entera disposición.

Estoy a punto de decirle que cumpla su cometido de humano, satisfaga mis necesidades y me traiga una maldita silla, cuando el bárbaro vikingo se apresura a meter la lengua en el culo del príncipe anunciándonos que va a hablar con el chambelán, con el mismo orgullo y resolución que si hubiese descubierto tierra firme desde su drakar. Enhorabuena, ¿quieres que te regale un ducado por tu proeza?

Sin embargo, he de reconocer que sus preguntas son correctas, si lo que desea el Príncipe es que iniciemos una investigación, así que me cruzo de brazos, esperando la respuesta. En el proceso, otro cainita se une a nuestro grupo, presentándose como un lasombra del norte de mi península. Le dirijo una mirada, alzando las cejas. ¿Será de mis tierras? Beh, como si eso fuera importante.

-Leyre de Abin -murmuro, simplemente, al observar que el otro noble se presenta. Espero que mi apellido le dé una pista de mi procedencia, sin necesidad de explayarme con más palabras. Por todos los santos del santoral, Príncipe, seguro que no había más vampiros en toda la región a los que convocar a esta condenada pantomima de fiesta. Al menos la esclava de piel oscura tiene a bien simplemente decir una sola palabra, aunque por lo que sabemos podría ser tanto su nombre, como una maldición, o como una petición de una silla. Espero que sea esto último; en serio, estoy cansada de estar de pie.

Conforme los demás se enredan en complicadas teorías y proyectos de trabajo, mi desesperación crece. Parece que, aunque los cainitas por lo general tendemos a la soledad, he ido a toparme con los únicos bretones que ansían una colaboración total. 

Maëlys: Como bien ha dicho es mejor que colaboremos todos juntos para conseguir respuestas que esclarezcan todo esta situación.

-¿Ah sí? -Comento con voz queda, mientras jugueteo distraídamente con un hilo suelto de mi vestido- ¿Y el Príncipe nos hará miembros de su Corte a todos, una vez hayamos conseguido las respuestas que busca? ¿O lo decidiremos por sorteo, después de trabajar en equipo? 

Dirijo una mirada de reojo a Mahé, y no puedo evitar soltar un suspiro, aunque tales movimientos ya no resultan necesarios para regular mi respiración.

-Quiero decir… -agudizo la voz, dibujando una sonrisa falsa- será un verdadero placer trabajar con vuestras mercedes. Por favor, chambelán, pónganos al día de todo lo que sepa.

Me arrancaría el pelo.

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19/01/2018, 11:17
Sybilla

Sybilla entrecerraba aquellos pozos de oscuridad que eran sus ojos, guardando alguna clase de opinión para si al respecto de lo que sus acompañantes y ella se encontraban hablando en el instante en el que Gevrog era anunciado por el chambelán, y finalmente se presentaba, hablando para todos los presentes. 

Parecía hastiado. Y si su intuición no la engañaba, seguramente en parte, también enfurecido. La desaparición de Convarch debía haber sido un golpe en el centro de su ego personal, y debía estar deseando que todo aquello tuviese una explicación que no fuese el abandono rebelde o la traición. Sybilla tampoco pensaba que fuese tan sencillo, y se mantenía en silencio mientras escuchaba a unos y a otros, acercándose al chambelán junto a Ingvar, sin llegar a intervenir, posando la mirada sobre tres de los vástagos que aún desconocía, que tenían a bien presentarse ante los demás.

La mujer de piel oscura parecía reservada. Parecía gustar de escuchar. Algo loable, pensó, antes de pasar a prestar atención tanto a Artur de Aquilarre como a Maëlys de Trebaul, mostrando su rostro una expresión llena de curiosidad al discurrir por su mente la pregunta fundamental que acto seguido Leyre traía a coalición con la brusquedad y la soberbia que parecían caracterizarla. Se obligó a suspirar, de igual manera. Mahé tenía mucho trabajo por delante si quería enseñar a su chiquilla a nadar entre las aguas de una corte llena de serpientes sinuosas, aunque percibir tanta sinceridad en una conversación había sido como un soplo de aire fresco. 

Sybilla, consejera de la corte de Rennes. -se presentó, finalmente, ante los desconocidos, diciéndose que en una corte funcionante el chambelán debería haberlos anunciado al entrar, ahorrando la molestia de realizar aquella formalidad, pero comprendía que la premura y la urgencia con la que se había dado la reunión podía haber influenciado negativamente en los detalles que demostraban cierta estabilidad.- Contad con mi presencia en tal cónclave. -anunció, antes de dirigir finalmente sus atenciones hacia Gevrog, inclinándose ante su presencia, a modo de cortesía respetuosa.

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19/01/2018, 13:48
Ingvar Lundson
Sólo para el director

Notas de juego

Puedo reaccionar? O prefieres que reacciones después de los PNJ?

Y te he dejado algunas reflexiones acerca de mi criado en mi pestaña personal

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19/01/2018, 16:50
z/Maëlys de Trebaul

Tal vez no habían sido las palabras más acertadas, por muy sinceras que sonasen. Observaba a la joven con una ceja grácilmente enarcada y no podía evitar pensar que acababa de ponerse una diana para todos aquellos que aún no habían proclamado de viva voz sus intereses al acudir a aquella reunión. “O es muy joven e inexperta en el mundo cainita o es lo suficientemente poderosa para cuidarse las espaldas” Maëlys no habría sabido decidirse por una de las dos opciones que se le pasaban por la mente. En otro tiempo no habría duda, pero había aprendido hace mucho a no juzgar la edad por la apariencia

Estoy segura de que será Su Alteza quien decida cuando toda la situación se resuelva Contestó con educación acompañando sus palabras de una ligera sonrisa. Sabía que cualquier cosa que dijera no iba a desdibujar aquella diana, pero al menos esperaba hacerle entender que no era el momento para pensar en recompensas teniendo una situación tan peliaguda entre manos que amenazaba la paz de toda Bretaña.

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22/01/2018, 02:53
François D'Avennes

El chambelán atendió a Ingvar cuando este se dirigió a él, François no hizo ningún esfuerzo en guardar la información que pudiera dar y, al fin y al cabo, la sala tampoco era grande y la proyección de su voz podía llegar a toda la estancia sin esfuerzo.

Hemos tenido noticias de la aparición de la niebla desde Lanildut hasta la bahía de Douarnenez —explicó con serenidad, alguien que supiera un poco de la geografía local sabría que eso abarcaba algo más de cien kilómetros de costa —. Los plebeyos son supersticiosos, no hemos podido concretar cuantas muertes han habido, pero todas tienen la misma descripción. La víctima estaba desangrada y con el rostro paralizado en un rictus de terror. Han sido pescadores y campesinos, todos fueron enterrados cristianamente en sus iglesias locales —prosiguió la explicación tras tomar aire —. Aunque sabemos de tres lugares donde la aparición de esta niebla ha sido mayor.. en la península de Crozon, en las aldeas de Camaret y Kermorvan, también en la aldea de Douarnenez, en Cornualles.

Atendiendo a las preguntas que le ibais vertiendo, el chambelán se tomaba con calma pero diligencia las respuestas que debía daros.

Monsieur Convarch se dirigió a Kermorvan, a investigar la actividad de la niebla, esa fue la última vez que supimos de él —explicó con cierta congoja, luego negó con la cabeza pensativo —. Los testigos que puedan haber son los habitantes de esas aldeas.

Al requerimiento del mapa, François hizo una ligera mueca de frustración.

Creo recordar que hay un viejo mapa de Léon y Cornualles en una de las salas —dirigió una mirada al Príncipe que, aparentemente, parecía no atender a la charla, pero hizo un gesto con la mano —. Iré por él, mis señores.

Tras el anuncio, el chambelán se inclinó y salió de la sala en busca del solicitado mapa.

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22/01/2018, 09:55
Ingvar Lundson

Ingvar escuchaba la respuesta de François D’Avennes asintiendo levemente en respuesta a sus palabras. Bueno, lo cierto es que para estar tan preocupados en Brest, no se habían esmerado demasiado en investigar. Parecía que la toda la información hubiera llegado a manos de terceros, y comenzaba a tener la sensación de que muy pocos, si acaso alguno, en la Corte habían visto esos cuerpos. Cuerpos que, por otro lado, estaban ya bien escondidos a dos metros bajo tierra, para que no se pudiera sacar nada de ellos. Pero en cualquier caso, no era tan grave… si la situación era la mitad de mala de lo que parecía, no tardarían en aparecer nuevos cuerpos.

Por lo menos, tenía algo por lo que empezar. Una inacabable línea de costa… y el último paradero conocido de Convarch. Tendría que servir con eso por el momento. Aunque si el chiquillo estaba muerto, no creía que se pudieran encontrar siquiera sus cenizas. El rastro podría estar ya demasiado frío.

Mientras cavilaba acerca de ello, continuó prestando atención a las conversaciones que tenían lugar a sus espaldas. Al parecer, las dos parejas que habían estado hablando apartados de los demás ya se habían reunido con el resto del grupo. Escuchó cómo el hombre que había estado hablando con la joven de piel oscura se presentaba al resto con unos modales tan refinados como pomposos. De espaldas al grupo, de forma que nadie pudiera verlo, en el rostro de Ingvar se pintó una mueca de desagrado. Otro cortesano pedante y adulador. Sus palabras de unidad parecían tan sinceras que Ingvar no creyó ni una de ellas.

Una voz desconocida pronunció simplemente un nombre cargado de un extraño acento. “Selin”. Muy escueto, desde luego, pero prefería eso a los exquisitos modales de Artur. Supuso que había sido la extranjera. Visitante de otras tierras, de otras culturas, quién sabe si quizás de otros dioses. Como él mismo. Quizás podría llegar a entenderse bien con ella.

La mujer que se presentó como embajadora de los zelotes también parecía ser más una rata de biblioteca que una experta en el trabajo en el exterior. Sin embargo, fueron las palabras de Leyre de Abin las que de verdad sorprendieron al normando. Llenas de sarcasmo, sinceras hasta resultar completamente inapropiadas. Y ciertas, muy ciertas. La sonrisa que siempre parecía bailar en su rostro se ensanchó. La pequeña cortesana podría llegar a ser más interesante de lo que parecía.

-Para los que no me conocen aún.-Dijo, girándose hacia el grupo. Tenían algo de tiempo, hasta que François regresara. Todos parecían querer dejar clara su procedencia. Bueno, probablemente no fuera una mala idea que los demás supieran que su mentor era el Nosferatu más importante de Bretaña. –Mi nombre es Ingvar Lundson, y vengo en nombre del Príncipe Raynier de Saint-Malo para prestar mi ayuda en Brest. Y en cuanto a hablar del plan, está bien, me uniré a esa pequeña reunión vuestra, aunque sólo sea para saber qué hará cada uno y no estorbarnos entre nosotros. Yo, por mi parte, partiré en breve de la ciudad con quien quiera acompañarme.

Una horda de vampiros, todos trabajando unidos. Estaba seguro de que ni siquiera Artur creía realmente en lo que había dicho. Probablemente tan sólo intentaba que algún otro le hiciera el trabajo sucio. Él hubiera preferido partir sólo hacia la costa, o tal vez con dos o tres acompañantes. Grupos más grandes sólo servían para las fiestas en palacio. Y además… contó mentalmente a los asistentes. Era muy improbable que todos fueran admitidos como recompensa. De modo que, finalmente, se decidió por la franqueza una vez más. Girándose una vez más hacia el gobernante de Brest, carraspeó suavemente y comenzó a hablar. Y a pesar de todas las ganas que sentía de sonreír, se obligó a permanecer serio. No estaba tan seguro de qué carácter tenía realmente el toreador.

-Mademoiselle de Abin ha planteado una pregunta interesante, Príncipe Gevrog. –Dijo Ingvar alzando ligeramente el volumen de su voz para llamar la atención del cainita sentado en el trono. –Y tal vez, si nos hacéis merced, podáis aclararla mientras vuestro chambelán acude con el mapa. Aquí hay más de una decena de cainitas. Cuando terminemos de resolver este misterio, y suponiendo que no hayan muerto más de dos o tres de los aquí reunidos, ¿podemos suponer que todos los demás tendremos un lugar en vuestra Corte?

No me interesa lo más mínimo encerrarme aquí con este hatajo de cortesanos” Pensó el guerrero, al que la situación se le antojaba cada vez más interesante. “Pero será interesante ver la reacción de los demás”.

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23/01/2018, 10:24
Leyre de Abin

Bueno, seamos sinceros. Si tengo que verme obligada a trabajar en equipo, ¿con quién preferiría estar? Observo de reojo los brazos del vikingo, y las costuras de sus mangas, que se tensan peligrosamente cuando él flexiona los codos. Sí, bueno, yo puedo aportarle la masa cerebral que es obvio que le falta.

-Yo os acompañaré fuera de la ciudad -resuelvo, finalmente. Sólo de pensarlo me siento embargada por un fastidio tremendo.- Deberíamos empezar a buscar por Kermorvan.

Espero que al menos podamos llevar carruaje; no soportaría tener que mantener el equilibrio durante horas sobre una bestia posiblemente nerviosa o encabritada por sentir sobre su lomo los traseros de sendos muertos vivientes.

-Al fin y al cabo, ¿qué son unas pocas cientos de millas en comparación con hacer feliz al Príncipe? -Mascullo, tratando de disimular la amargura en mi voz.

Todo este tema es completamente absurdo; desde la niebla asesina mágica hasta el trazado insultantamente amplio que debemos recorrer para encontrar al rebelde de su chiquillo. Acéptalo, Grevrog, se ha esfumado. Ahórranos un tiempo precioso y Abraza a otro mortal petulante. Los tienes a pares en esta región.
Oh, por dios, ¿quién nos dice que no ha sido el propio Convarch quien ha extendido el rumor de la niebla, y ha asesinado él mismo a todos esos mortales como cortina de humo para huir a tierras más cálidas y con humanos más apetitosos? Ahora estará riéndose de nosotros mientras retoza entre sedas y brocados con una ravnos de cabellos negros y piel tostada.

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23/01/2018, 18:22
Selin

Observo a la jovencita. Demasiado impaciente. Parece que fue abrazada demasiado temprano. Solo piensa en el premio… Si eso es lo que le preocupa, por mí puede quedárselo. El resto sin embargo parecían más dados a colaborar, desde Maëlys  hasta Sybilla, no sabía nada de ellas pero actuaban con prudencia y eso era fundamental. Estaba claro, abrazar a tan temprana edad no dejaba más que una infantilidad peligrosa.

¿Iré? ¿Voy? ¿Ir? -Iré a la reunión.- Digo en francés con un fuertísimo acento, mientras de reojo miro a mi ghoul, Jean Pierre, buscando un asentimiento que me indique que mi frase está bien dicha.  Primero necesitábamos cierta organización, luego ya podríamos emplearnos mejor según nuestras habilidades, pero no tenía muy claro que todos colaborasen, algunos solo venían por el premio y posiblemente no quisieran competencia. Esperaba equivocarme.

Cuando el Chambelán empieza a hablar, me vuelvo hacia él. No conozco la mayoría de los lugares que menciona, pero me gustaría poder situarlos y ver si se muestra algún tipo de patrón. Necesito un mapa. El mismo Chambelán sugiere que irá a por uno de Léon y Cornualles, enseguida que termina sale en su búsqueda.

La niebla ha sido más frecuente en tres aldeas… pero también lo ha hecho en otros puntos… ¿Qué tienen de especial esos sitios? ¿Son asentamientos más grandes? ¿O están menos resguardados? ¿De una forma natural tenían más días de niebla? Me froto las manos nerviosa. Demasiadas preguntas que responder, deberíamos empezar ya, adquirir el conocimiento que necesitamos y marchar, me encantaría poder escuchar lo que tienen que decir esos testigos. Quizás deba encontrar primero que tienen de similar esas tres aldeas. Podría ser una pista.

Miro de nuevo a la joven impaciente. ¿Por qué Kermorvan? Conocer todo lo que nos rodea es un grado, no hay duda. -¿Qué…- Me detengo un momento pensativa. -…hay en Kermorvan?- Pregunto titubeante por no saber si he acertado con las palabras. ¿Era una elección aleatoria o ya sabía algo?

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23/01/2018, 22:53
z/Eadwig du Josselin

La joven extranjera preguntó qué había en Kermovan, y la primera reacción de Eadwig fue pensar que lo decía porque Leyre había propuesto empezar por allí. En ese caso, la respuesta sería sencilla, allí había desaparecido Convarch. Pero antes de responder, lo pensó unos instantes, la pregunta podía ir más allá, por qué Convarch eligió esa aldea? Sería la más cercana de Brest? O precisamente había algo especial acerca de aquel lugar?

Estaba analizando la idea de efectivamente comenzar la búsqueda en aquella aldea, cuando recordó los comentarios de los otros vástagos. Eran muchos Caínitas para tal emprendimiento, si todos se dirigían al mismo lugar, solo se entorpecerían unos con otros. Eso solo en el mejor de los casos, el peor era que dejaran un reguero de cuerpos en el camino, peor que el producido por la misteriosa niebla.

Con el fin de no amontonarse, decidió que iba a dirigirse a otra de las aldeas mencionadas.

De dirigirse vosotros a Kermovan, yo optaría por ir a Camaret, mi intención es no entorpecernos mutuamente. Pero tampoco voy a impediros si alguno de vosotros quereís seguir el mismo camino. Dijo dirigiéndose a los presentes. Yo por mi parte, y con el objetivo primo de anular esta extraña amenaza que asalta las costas de los desafortunados pueblos, compartiré cualquier información que crea útil. Aunque por lo visto, ante la competencia, no todos los presentes tendrán el mismo gesto.

Miró a cada uno de los vástagos que emprenderían la aventura, la mayoría contaba ya con una posición privilegiada, se preguntaba en qué podrían beneficiarse con un lugar en esa corte? Por ejemplo, la mujer de ojos oscuros como la sombra, ya era la consejera de la Príncipe de toda Bretaña, que podía querer allí? La única qué había demostrado de alguna forma sus verdaderas intenciones era Leyre, y eso le hacía confiar un poco más en ella, en cuanto a sus intenciones, pero por otro lado, sabía que era de las primeras que traicionaría al resto para lograr quedarse con el premio.

Una pregunta se instaló en sus pensamientos. Qué terminaría siendo más peligroso, la niebla misma, o la competencia con sus compañeros? Se estremeció de pensar en las consecuencias de las ambiciones propias de cada individuo.

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24/01/2018, 16:55
z/Maëlys de Trebaul

Fue escuchando atentamente a cada uno de los que hablaban. Todos parecían de acuerdo en reunirse para coordinarse en la misión de investigar todo aquel asunto. Aunque algunos parecían más interesados en conseguir el premio que en solucionar nada. Soltó un leve suspiro y se llevó una mano a una mejilla, con un gesto de decepción en la mirada, mientras negaba para sí misma de manera casi imperceptible. Ese comportamiento era tan típico de los vástagos que la apenaba sobremanera. Al menos parecían ponerse en marcha y planear sus siguientes pasos.

Su mirada se dirigió a la muchacha de piel oscura cuando pregunto por una de las aldeas de las que había hablado el chambelán.

No es lo que hay en Kermorvan, al fin y al cabo es una aldea costera, si no por toda la península de Crozon, que no deja de ser una zona que hace de línea divisoria entre las bahías de Brest y Douarnenez.  Respondió buscando en los recovecos de su memoria lo que había leído sobre la zona. Lo más interesante que se puede encontrar allí, son unos círculos de piedra al suroeste de la península. Bastante antiguos…  Cesó por un momento su explicación quedándose pensativa, frunciendo ligeramente el ceño. Siempre ha sido una región envuelta en misterios y con una gran cantidad de leyendas. Aunque teniendo en cuenta lo supersticiosa que era la gente, aquello no es que le sorprendiera tanto, aun así, era cierto que aquel detalle era lo que más le gustaba y de lo cual aún indagaba a día de hoy. Algunas de las cuales, tratan sobre seres que provienen del mar. Yo investigare sobre esas leyendas y sobre los círculos de piedra, cabe la posibilidad de que encontremos algo que nos de alguna pista sobre lo que está pasando, además de lo que puedan encontrar aquellos que se acerquen a las aldeas a preguntar.

Esperaba que el chambelán no tardase demasiado en volver con el mapa de la región para solicitar ser guiada a la biblioteca y los registros que pudieran tener para llevar a cabo la investigación.

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25/01/2018, 17:40
Artur de Aquilare

Artur no había vuelvo a intervenir. El lasombra comprendía bien hasta qué punto las preocupaciones y la necesidad de premio regían la vida de los inmortales. No se hacía ilusiones al respecto y, después de todo, la chiquilla de Mahé (o al menos, eso presupone Artur que es, habida cuenta de las informaciones de las que dispone), tiene razón. Oh, sí. Es incorrecta, abrupta e insolente, pero tiene razón. Aunque se equivoca en el cuando. Realmente no importaba tanto si el príncipe tenía, o no, intención de cumplir de una forma u otra. Miró a quien decía venir en nombre del Príncipe Raynier de Saint-Malo con gesto serio.

- Esa reunión entre todos no depende, a mi modo de ver, de si el príncipe desea premiar a uno, o a todos. Pronto es, en todo caso, y a mi juicio, para hablar de tales cosas cuando el misterio sigue, y la niebla sigue. Y las muertes se suceden y el chiquillo de nuestro anfitrión está desaparecido. Indiscutiblemente ninguno desprecia el amable ofrecimiento de recompensa del príncipe, y llegado el caso, como señor del lugar que es, estoy convencido que cumplirá con justicia. Pero, ahora, lo esencial es buscar el mejor medio para, como vos decís, Ingvar Lundson, coordinaros.-  miró un instante a François que se marchaba con los mapas para, acto seguido, centrar su atención en Maëlys- Y coincido con la dama Maëlys de Trebaul en la conveniencia de estudiar esos lugares en la biblioteca. E incluso comprobar que no se haya producido en el pasado un evento similar. Allí, si les parece, podremos decidir qué grado de coordinación será más apropiado para nuestra empresa. Y será soportable para los presentes- concluyó con una sonrisa en la que se podía adivinar la ironía.

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26/01/2018, 02:53
Gevrog Menguy

Gevrog había estado en silencio todo el rato, sumido en una ambigua actitud de indiferencia, su mirada paseaba por la sala como lo haría el deambular de una hoja al viento, pero cuando Ingvar se dirigió directamente a él la mirada del Príncipe se aferró a la del normando.

Es curioso que alguien que no tiene excesivas aspiraciones al premio pregunte por él —la mirada ambigua de Gevrog no cambió por un instante, luego paseó esa mirada sobre cada uno de los presentes —. Sé recompensar a quienes me sirven adecuadamente, y los que me sirven saben qué desean realmente de mi, mas seguramente no lo habrán compartido con vos, normando.

El gesto ambivalente se convirtió en una sonrisa contenida, con tintes irónicos, apoyó el codo sobre el brazo del trono mientras miraba a su interlocutor.

Descuidad, cada uno recibirá su justa recompensa —aseguró con naturalidad, hizo un gesto con la cabeza a las palabras de Artur —. Una postura razonable.

La mirada que Gevrog lanzó por un instante a a Leyre tras su comentario no fue halagüeña, pero esta pasó invariablemente a Mahé que por esos instantes que describía parecía que debía fulminarla. La cara de la Toreador era muy seria, algo no le estaba gustando un ápice de lo que estaba sucediendo. De esa guisa llegó el chambelán con el solicitado mapa.

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26/01/2018, 03:09
François D'Avennes

François llegó con un voluminoso tapiz enrollado bajo el brazo y dos criados que traían una mesa, con cierta dificultad mandó a los sirvientes que colocaran la mesa en un lateral de la sala y extendió el tapiz. Era un mapa hilado con maestría sobre una vetusta lana, era una imagen algo arcaica de Bretaña y parte de Normandia, con referencias a los reinos antiguos de la región, pero su orografía estaba fielmente reflejada. La pieza era pesada, pensada para ser expuesta en la pared, la humedad la había perjudicado bastante, pero aun eran visibles sus detalles.

Brest se encuentra aquí —señaló la ubicación con el dedo a quien atendiera —. Las aldeas no salen en el mapa, pero la península de Crozon es esta de aquí, en medio de la bahía, Kermorvan y Camaret se encuentran en los extremos norte y sur respectivamente de la península.

Tal como describía el mapa, era poco más que una guía de referencia territorial general, bastantes de las ciudades y castillos importantes de Bretaña estaban reflejados, otros no, ya ni pensar en pueblos o aldeas. Había representados algunos accidentes geográficos principales, como las montañas negras que atravesaban el país de Vannes hasta Cornualles al sur o el bosque de Brocelianda en el corazón de Bretaña al oeste de Rennes.

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26/01/2018, 13:04
Ingvar Lundson

El ambiente empezaba a agitarse, a medida que cada uno de los presentes se apresuraba a dejar claras sus propias opiniones, sin importar realmente si éstas eran reales o fingidas. Salvo un par de excepciones, todos parecían muy dispuestos a colaborar por el mero hecho de hacerlo. “Raynier estaría orgulloso de ellos” pensó con sorna, pero decidió no verbalizar sus pensamientos. "Al menos, si fuera cierto”. Añadió para sí mismo. Con la excepción, quizás, de Eadwig, no confiaba en el desinterés de ninguno de los otros.

Leyre manifestó su intención de viajar con él, y mientras hablaba, Ingvar recordó lo segura que había estado la cainita de la inexistencia de la magia hacía apenas unos minutos. Estaba convencido de que terminaría resultando un estorbo, pero el hacer que se tragara sus palabras era un aliciente demasiado tentador como para rechazarla. Y además, todo lobo necesitaba una manada. Asintió levemente, expresando su conformidad, aunque buscó la mirada de Sybilla, que se había mantenido en silencio, para ver qué decisión tomaba ella.

Por su parte, Artur y Maelys prometían toda clase de informaciones sacadas de la biblioteca. Ingvar dudaba que, fuera quien fuera el responsable de esa niebla, hubiera dejado pistas en la biblioteca de Brest, pero tampoco se opondría a esa idea. Si eran capaces de aportar algo antes de que él viajara hasta las aldeas, se lo agradecería. Y al menos la mujer parecía tener alguna idea acerca de lo que estaba hablando.

Fue entonces cuando Gevrog pareció volver a la vida y responder a su deliberadamente peligrosa pregunta. Lo hizo con excesiva autosuficiencia, como cabía esperar, pero no cedió a su provocación. Ingvar anotó mentalmente ese hecho. El Príncipe de Brest, al parecer, tenía algo más de carácter de lo que él había esperado. Y se aseguró de dejar bien presente su estatus en su respuesta. Aunque… eso no cambiaba el hecho de que su posición seguía en entredicho. Su chiquillo desaparecía delante de sus narices, y no controlaba su propio feudo. Débil.

Se disponía a contestar, cuando el regreso del chambelán con el mapa prometido impidió cualquier continuación de la conversación. Tras la explicación, Ingvar se inclinó sobre el mapa bordado en tela, tratando de memorizar todos los detalles que pudiera, especialmente la ubicación de las aldeas. La sonrisa burlona se fue borrando de sus labios a medida que sus pensamientos se concentraban sobre el mapa, y la expresión de su rostro adquiría por momentos la intensidad de un depredador tras su presa. Buscaba un patrón, algo que pudiera conectar los diferentes lugares, las diferentes muertes. Pero lo único que parecía repetirse en todos era el infinito océano.

-¿Dispondremos de algún recurso además de los nuestros propios? –Preguntó a François sin levantar los ojos del mapa, mientras cavilaba acerca de sus opciones. Si el peligro llegaba del mar, buscar respuestas en tierra podría no ser suficiente. –En concreto… ¿sería posible disponer de alguna embarcación ligera? Y... -Su mirada se detuvo en una gran isla que destacaba frente a la bahía, nombrada como Ouessant. -¿Hay algún asentamiento humano en esta isla?

-También nos sería de utilidad si nos informaran de las posadas que merezcan tal nombre cerca de esas aldeas. Podríamos necesitar un lugar en el que guarecernos.

Sin esperar siquiera a que el aparecido contestara, alzó la mirada hacia los demás, que también se habían acercado al mapa. Muy bien, si iban a tener que colaborar, que al menos fuese efectivo.
-Ya tenemos el mapa. -Dijo para todos, mientras los miraba uno a uno, como si tratara de evaluar su utilidad. –Creo que deberíamos ir ya a esa biblioteca y dejar que los expertos busquen esas leyendas. Tal vez así podamos sacar algo en claro esta misma noche. Mientras, los demás podemos decidir qué hacer. Todos sabemos que somos demasiados para una aldea. Decidamos, pues, quién irá a cada lugar. Y François, ¿Es posible obtener copias de este mapa? ¿Con la información de las aldeas?

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27/01/2018, 11:45
Leyre de Abin

Maelys: Yo investigare sobre esas leyendas y sobre los círculos de piedra, cabe la posibilidad de que encontremos algo que nos de alguna pista sobre lo que está pasando, además de lo que puedan encontrar aquellos que se acerquen a las aldeas a preguntar.

Ah, demonios, ¿existía esa opción? Me maldigo una y mil veces. Podría haber pedido el puesto de cómoda archivadora mientras los demás se enfrentaban a la niebla mágica maligna. Mi rictus se torna a uno de disgusto intenso. Así me mire un tuerto y me escupa una bruja, por estúpida.

Artur:  E incluso comprobar que no se haya producido en el pasado un evento similar. Allí, si les parece, podremos decidir qué grado de coordinación será más apropiado para nuestra empresa.

Sólo un hispano podía ser tan inteligente. Contengo las ganas de aplaudirle (bueno, ganas no tengo, pero es una forma de hablar), y asiento ante sus palabras.

-Estoy de acuerdo. Deberíamos empezar por investigar. No sé de cuántos volúmenes estará conformada la biblioteca de nuestro Príncipe, pero el estudio es una tarea larga y pesada, y estoy segura de que... -titubeo, observando a los presentes, especialmente a los dos guerreros- aquellos bendecidos por el conocimiento, podremos ser de mucha ayuda en la búsqueda. -Carraspeo tras mis palabras, sin saber muy bien si han sido comprendidas por todos- Es decir, que todos los que sepamos leer, vayamos a la biblioteca a buscar. Y los que no... eh... -no sé. Que nos traigan bebida. También tienen derecho a sentirse útiles. Sin embargo, imagino que eso es algo que un guerrero armado con una espada no quiere oír, así que reformulo mi discurso- que planifiquen alguna estrategia de búsqueda.

Orgullosa por mis palabras, me vuelvo hacia Mahé, buscando su aprobación. Sin embargo, su gesto es severo, demasiado severo. Grave, como debía ser el de Dios cuando decidió enviar una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma. Por un instante, deseo creer que está preocupada por las palabras del Príncipe, pero no soy tan ingenua como para ignorar mi propia responsabilidad. Sé que estas no son las maneras que ella desea que muestre en una reunión con el Príncipe, pero la premisa absurda de la que esta parte me ha despedazado cualquier máscara de cortesía. Maldición. Fuerzo una sonrisa complaciente, curvando un poco las comisuras de mis labios hacia arriba, y decido responder a las palabras del príncipe.

Gregov: Descuidad, cada uno recibirá su justa recompensa. Una postura razonable.

-Príncipe Gregov, siempre tan salomónico y honesto. -Diablos, ¿por qué mis palabras siempre van teñidas con ese tono desagradable?

Pongo los ojos en blanco. Por todos los santos del santoral, será mejor que contenga mis palabras de una buena vez. Apretando los labios hasta convertirlos en una fina línea, me aproximo al mapa que ha traído consigo el esclavo de Gregov, y contengo un gemido de disgusto al observar el vasto terreno que debemos cubrir.

El vikingo parece que cree que ha tomado el mando de la situación. Bueno, mejor. Una cosa menos. Sin embargo...

Ingvar: Todos sabemos que somos demasiados para una aldea. Decidamos, pues, quién irá a cada lugar. 

-Permitidme disentir -murmuro. Y eso que había prometido que contendría mi lengua- habéis visto la cantidad de leguas que debemos investigar. Aunque esas aldeas dispongan, como mucho, de dos o tres casas, si queremos encontrar algo entre... los bosques, las costas, -le dirijo una mirada directa, recordando sus palabras. ¿Ni dos minutos puedes pasar antes de pedir un barco? ¿Quién nos garantiza que no sufrirás una regresión mental sobre una embarcación y retornarás a la playa para asaltarnos con un hacha?- el agua... Si realmente hay alguien, o algo, que está atacando a los súbditos del Príncipe, creo que el factor numérico es importante.