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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 1.3] Estación de Nieblas - Kermorvan - FINALIZADA

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20/10/2018, 15:36
Narrador

Cueva al norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

El silencio se mantuvo unos minutos más en aquella sala pétrea, uno de tan clamoroso que ni el crepitar de la antorcha o el gotear del agua era capaz de imponerse. Pero no duró demasiado, una voz femenina de tono suave pero firme, brotó desde algún lugar de la estancia. Aunque bien parecía hacerlo de todos lados a la vez.

Finalmente tras mucho deambular acudís aquí, pero dentro de lo razonable —comentó con cierto descaro, como lo haría una madre reprimiendo a sus hijos —. Las buenas cosas se toman su tiempo. Incluso las muertas. Guarda tu espada, guerrero. No te servirá de nada aquí. Ni tampoco has de temer nada. Ahora, claro. ¿Quién sabe lo que el día de mañana nos deparará? Pero no. No soy su enemiga esta noche.

Un examen cuidadoso demostraba que cada vez que la voz sonaba, el agua vibraba en reflejo a esta creando ondas que chocaban con el borde del estanque, pero al margen de ese efecto no había nada más.

Notas de juego

Próximo post, el martes.

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20/10/2018, 17:14
Ingvar Lundson

La figura de Ingvar, alzado justo al borde del agua, y con la mirada perdida en sus profundidades, se hizo lentamente visible a medida que permitía que su sombrío disfraz se disolviera como la niebla de la mañana se disuelve al calor del sol. Al parecer, sus esfuerzos por ocultarse no habían sido suficientes para nublar la percepción de quien los había convocado, la misteriosa señora de esas tierras que no parecía tener prisa por mostrar otra cosa que no fuese su simple voz.

-Nos gusta apreciar el paisaje nocturno. –Respondió el normando con el mismo descaro que había demostrado la voz. El hecho de hablar de esa forma, con una voz que emanaba de un estanque, le resultaba algo molesto, pero no podía evitar sentir cierta simpatía por la forma en la que se dirigía a ellos, con amabilidad mezclada con una mezcla de desafío y sutil amenaza. –Dimos por hecho que, ya que no acudías en persona a vernos, no tendrías demasiada prisa.

Sin prisa, envainó la hoja de su espada y colocó el cierre del talabarte. Sus ojos abandonaron la oscuridad de las vibrantes aguas para sumergirse en la oscuridad de los ojos de la otra cainita, en los que se demoró unos segundos más de los necesarios antes de señalar el estanque, como si quisiera saber si la mirada de Sybilla era capaz de ver más de lo que él mismo percibía.

-Me alegra saber que no sois nuestra enemiga esta noche. –Siguió hablando. Sin saber muy bien a dónde dirigir sus palabras, volvió a enfocar su atención en las aguas. –Sin embargo, mi curiosidad me hace imposible no preguntarme qué sois entonces. E incluso, quién sois, puesto que no nos han presentado apropiadamente. –La sonrisa del gangrel se ensanchó y se tornó más afilada. -O para qué nos habéis hecho venir aquí… supongo que sabéis que buscamos al principito que llegó desde Brest. Por casualidad no lo tendréis escondido en algún lugar, ¿verdad?

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21/10/2018, 08:35
Leyre de Abin

Con un gesto de hastío, me retiro el cabello hacia atrás. Dios, si me hubieses dado ese inútil apéndice entre las piernas ahora no tendría que estar soportando esta charla sin sentido, ¿qué clase de pecado he de expiar castigándome con la feminidad?

Sería para mi... ejem... un honor defender el vuetro.. honor, se entiende, mi señora.

Casi me resultaría hasta tierno si no fuera porque es... en fin. Estúpido.

-No tienes que defender nada más que mi integridad física -resuelvo, dirigiendo mi mirada hacia las olas-. Así que preocúpate de tu espada y yo me preocuparé de mi estado de ánimo.

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23/10/2018, 18:06
Sybilla

Sybilla no pareció sorprenderse ante la aparición de Ingvar, ante las aguas del lago. Como si de hecho, supiese de antemano que debía encontrarse allí, o que precísamente ahí era donde debía mostrarse de nuevo, habiendo retirado el velo de sombras que le proporcionaba los dones de su sangre.

- Su sangre...-pensó, acompañando aquellas dos palabras con un leve gesto en sus labios, una suerte de sonrisa sutil, que aparecía durante tan sólo un instante, para morir con las primeras palabras de aquella mujer desconocida.

La consejera mantuvo silencio, dejando que fuera el normando quien interviniese primero. Escudriñó las aguas, y cada rincón de aquella sala labrada en piedra nuevamente, y finalmente, posó la mirada oscura sobre el rostro de su acompañante, que la miraba en aquel instante también, profundizando en sus ojos, perdiéndose en ellos como si acaso pretendiese hallar algo.

Sybilla frunció levemente el ceño, confusa, percibiendo cómo un leve estremecimiento le recorría la espalda antes de comprender a qué se debía referir su compañero. Y no supo muy bien si aquello se debía a la resonancia de aquella voz que parecía calarle hasta los huesos, o si se debía a la manera en la que Ingvar la había contemplado en ese preciso instante.

En cualquier caso, no hubo mención ni deferencia hacia aquel detalle. Ninguna palabra que revelase su breve turbación, tomando lugar, sin embargo, en su rostro, una expresión llena de compostura y evidente preocupación.

- Hemos conocido a vuestro siervo en la aldea cercana a este lugar. Somos conscientes pues, de que sabíais que vendríamos. - dijo, mostrando un tono evidentemente cortés, aunque no adulador- Os ruego que nos reveléis cuáles son vuestras intenciones para con nosotros. Que nos digáis quién, o qué sois. O que al menos, nos aclaréis qué papel jugáis en el devenir de los últimos acontecimientos. Los mismos que menciona mi acompañante. Los que nos han traído aquí.

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23/10/2018, 18:24
Sybilla
- Tiradas (1)

Notas de juego

Uso auspex 2.

Además, te recuerdo que poseo Visión Feérica (Mythercería 2) para lo cual no necesito tiradas.

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23/10/2018, 19:53
Viviane du Lac

Cueva al norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Las velas que rodeaban el estanque se avivaron un tanto, pero no lo suficiente como para inquietaros. El silbido del viento colándose por algún lugar proseguía circulando, pero ahora vuestra atención residía en la propietaria de aquella voz.

Yo no soy quien tiene prisa, Ingvar hijo de Einar Olafsson, al que llaman el Carnicero de Dol —habló con cierto tono regio —. He asumido plenamente que mi tiempo carece de sentido contarlo. Quizá alguna vez seáis capaces de hacer lo propio.

El agua del estanque se movió un poco, de su centro emergió entonces una cabeza de cabellos rojos intensos hasta la altura de la nariz. Los ojos de una mujer que os contemplaba desde allí. Su voz seguía sonando clara para vosotros, el agua no parecía ser un impedimento para ella.

Pero yo no os hice venir —corrigió en un ademán.. ¿burlón? —. El pobre Louis sufría por vuestra insistencia. Nunca ha sido muy vivaz, y no le deseaba mal. Él tiene un papel en el futuro que debe cumplir. Pero estáis llamando la atención. Vosotros y vuestros.. compañeros al sur de aquí. Mi atención. Y la de otros. Siento curiosidad.

La mirada de la mujer paseaba de uno a otro, Aimeric estaba tenso ante la presencia de aquella mujer extraña, pero se mantenía firme en su posición.

¿El principito? —rió cristalina, pero el agua no burbujeó —. Me pregunto si os atreveríais a formular tal comentario delante de un padre que ha perdido a su hijo. Pero no, Convarch Menguy no está conmigo, no está en ningún lado ya. Ni siquiera quedaron cenizas. Fue consumido.. por una leyenda.

Parecía que iba a añadir algo más, pero la intervención de Sybilla hizo que la mirada de la mujer se clavara en ella de una forma intensa. Tras un breve silencio hubo un lento asentimiento, y el cuerpo de vuestra interlocutora ascendió de las aguas hasta quedarse flotando delante de vosotros. No estaba mojada, su ropa era de una exquisita factura de violetas, azules y plateados, digna de una noble. Tras flotar casi espectralmente ante vuestra mirada, descendió al borde del agua.

Ha pasado un tiempo, Sybilla, hija de Guiscard du Guingamp. Pero es de agradecer de verte entera, a pesar de las circunstancias que lo acompañan —sin inclinarse, regia, pero evocando una firmeza y señorío más allá de toda duda, se presentó —. Tengo muchos nombres, pero en Bretaña me llaman Viviane. Eso es, soy Viviane del Lago, y espero que sea un honor para vosotros conocerme.. en persona.

Notas de juego

Próximo post, el viernes.

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23/10/2018, 20:31
Narrador

Al contemplar la presencia de Viviane du Lac enseguida contemplas una aura extraña. Es de un color plateado, pero es su aura la que te confunde ya que es un vergel de efectos ya que percibes la palidez propia de los vástagos en una aura débil y parpadeante y, en ocasiones, el aura resplandece momentáneamente en un estallido de colores irisados.

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23/10/2018, 20:35
Lamarr

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Lamarr se sintió entre aliviado y frustrado por la respuesta que le diste. Se quedó en silencio un rato, apelando a cierta cautela, hasta que respondió con un asentimiento lento.

Eso.. haré, mi señora —dijo con cierta resignación. Parecía que te iba a brinda el esperado silencio, pero entonces se arrancó a hablar de nuevo —. ¿Sabéis? Cuando era niño.. solía navegar por estas costas con el bote de mi padre. Mi hermano y yo.. nos imaginábamos encontrar la perdida Ys. Pero padre siempre nos regañaba —lo dijo como si aquello fuera un gran logro —. Nos decía que no nos adentráramos en este mar, que aun quedan restos de la ciudad maldita por Dios por sus pecados. Restos encantados. 

Notas de juego

Próximo post, el viernes.

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24/10/2018, 08:07
Leyre de Abin

Lanzo un pesado suspiro cuando Lamarr comienza una interesantísima (no) crónica sobre su infancia, y debo hacer un enorme esfuerzo de álgebra mental para decidir si prefiero escuchar el parsimonioso sonido de las olas del mar, o una entretenida (no) historia sobre las desventuras del niño Lamarr y su hermano.

Sin embargo, hay algo que sí me interesa. Un poco. No.

-¿Entonces conocías ya la historia de la ciudad hundida? -Murmuro, buscando algún lugar donde poder sentarme. 

Tras un breve vistazo, selecciono con la vista una roca medianamente plana y con poco líquen, y me dejo caer sobre ella.

-Cuéntame más -no puedo creer que acabe de decir eso-.

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24/10/2018, 09:48
Ingvar Lundson

La sorpresa hizo que las cejas del gangrel se alzaran al ver emerger la figura de la mujer desde el estanque, flotando como si ese hecho fuese tan natural para ella como respirar para los mortales, sin que siquiera una gota de agua quedara en sus ropas. Había algo extraño en esa imagen, algo que sobrepasaba las manifestaciones sobrenaturales que había presenciado hasta ese momento. Sin embargo, esa sensación fue fugaz, pues la curiosidad cubrió rápidamente cualquier potencial preocupación que pudiera haber sentido.

-Suelo reservar el decidir si es un honor o no para más adelante… pero sin duda, Viviane del Lago, encontrarnos es una rara oportunidad que nos brindáis. No todas las noches me es dado encontrarme con alguien tan dotado y bien informado como vos. –Sonrió, divertido ante el inesperado juego dialéctico al que parecía dar pie su anfitriona. Al fin y al cabo, exponer de ese modo el conocimiento que tenía sobre ellos no era sino una forma de mostrar fuerza. -La mayor parte de inmortales no están tan al día de mi linaje. Así que creo que sí, es un honor.

Mientras la extraña mujer hablaba, Ingvar mantenía su mirada ígnea fija en ella, analizándola. Buscando saber si estaban ante alguien real o alguna suerte de hechicería. Sus ojos recorrieron su pecho, tratando de saber si respiraba o si era, como ellos, una miembro de la estirpe. Se inclinaba por esa opción. Al fin y al cabo, sólo un cainita se hubiese referido a Einar como su “padre”. Como si compartir sangre le otorgara algún derecho sobre él. En todo caso, admitiría un vínculo similar con Raynier, quien lo había arrogado sin pedir nada en retorno. Pero no con el Carnicero de Dol.

Sin embargo, salió de esa reflexión al escuchar la mención a la ascendencia de Sybilla. Dejó de prestar atención a su anfitriona para enfocarla de nuevo en su compañera. Por fin conocía el nombre que de su creador. Pero también sabía que los recuerdos que podría evocar ese nombre en ella no serían agradables. Reprimió el instinto de acudir junto a ella, de modo que se limitó a observarla, pendiente de su reacción.

-Bueno, al menos Gevrog podrá saber el destino de su primer enviado. –El normando se encogió ligeramente de hombros al escuchar la muerte final del toreador. –Aunque dudo que le plazca en modo alguno… He de deciros, no obstante, que mantengo algunas reservas sobre las leyendas. Porque salvo que vayáis a decirnos que el propio Naglfar ha llegado navegando desde Hel para traernos muerte, diría que lo que acabó con el chiquillo Menguy fue algo muy real. Antiguo, posiblemente. Pero leyenda simplemente para los mortales. Tal vez… como vos misma. Y como toda la Estirpe, en menor medida.

Preguntas, preguntas. Salvo por la certeza de la, por otro lado, esperable Muerte Definitiva del chiquillo de Brest, lo único que parecían coleccionar son preguntas y dudas. No estaba seguro de si su anfitriona se sentiría inclinada a revelar sus secretos, o si demandaría algo a cambio. Pero sí estaba seguro de que demasiados preámbulos sólo les harían perder el tiempo.

-He de deciros que viniendo aquí no tratábamos en modo alguno de suscitar vuestra curiosidad. Antes al contrario, os aseguro que únicamente buscábamos saciar la nuestra propia. – Con su mirada pasando de la elegante figura de Viviane a las oscuras profundidades del estanque, el gangrel caminó alrededor del agua con tranquilidad, acercándose a su compañera. –Pero dado que ha surgido la oportunidad de encontrarnos en persona, creo que es una inmejorable oportunidad de solucionar ambas. Yo, al menos, tengo no pocas preguntas para las que desearía respuesta… Viviane.

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26/10/2018, 00:51
Sybilla

Sybilla reconoció aquel rostro en el mismo instante en el que la misteriosa mujer mencionó su nombre, su ascendencia, y su circunstancia. Y supo, con certeza, que de haber estado viva, habría palidecido por completo.

Se llevó una mano al pecho, en el mismísimo instante en el que la dama del lago pronunciaba el nombre de aquel que la había engendrado en la oscuridad, en un gesto sutil que expresaba en parte dolor, y en parte desasosiego, a la par que asombro, al verse acompañado de la apertura involuntaria y breve de sus labios, y de sus párpados, que a falta de pupilas visibles que pudieran dilatarse aportando mayor oscuridad a su mirada, dejaban entrever con mayor claridad aquellos pozos de honda negrura que eran sus ojos.

- Así que erais vos...-profirió, en un susurro apenas audible, dando un paso, corto y dudoso, hacia adelante- Vuestro rostro... Aquel que me dio paz, en lo profundo del bosque, cuando agonizaba bajo la luz de aquella luna hermosa. -añadió, observando a la mujer con una suerte de profundo agradecimiento, entremezclado con fascinación- Esa paz que me disteis... La manera en la que acallasteis mi dolor... Aún cuando han pasado lustros enteros desde que tal noche aciaga tuviera lugar, todavía me siento incapaz de encontrar las palabras adecuadas para agradecéroslo. 

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26/10/2018, 13:18
Ingvar Lundson

Ingvar guardó silencio al escuchar las palabras de Sybilla hacia la figura que flotaba sobre las aguas. A medida que la cainita de ojos negros hablaba, la expresión del normando mudó desde su habitual máscara de desafío a una de sincero respeto hacia la mujer que se había presentado como Viviane del lago.

No dijo nada. De algún modo, las palabras parecían estar de más en ese momento. Simplemente sus pasos terminaron de llevarlo hasta Sybilla, y se detuvo a su lado, contemplando las emociones que afloraban en la nívea piel de su rostro. Esperando a que fuera Viviane quien rompiera el silencio de un encuentro que cada vez parecía menos casual, y más hilado por el destino.

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29/10/2018, 01:34
Viviane du Lac

Cueva al norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

La mujer miró a Ingvar con atención según lo escuchaba, al parecer, con detalle. Con detenimiento podía uno contemplar la presencia de una figura hermosa, pero también extraña, etérea quizá.

¿No son acaso los vampiros leyendas para los mortales? —sonrió enigmática en respuesta al gangrel —. Siempre me resulta fascinante como los propios inmortales dudan de la certeza de las leyendas. Como si ellos mismos escaparan a esa definición, ¿verdad?

Movió la mano con suavidad, Viviane gesticulaba con gracia, teatral, pero había una armonía triste en sus movimientos.

¿Queréis respuestas? Todo el mundo las quiere. Pero no todo el mundo está dispuesto a pagar por ellas —reflexionó, se movió delante del estanque a paso lento y, aun así, parecía flotar —. ¿Cómo lo llaman? Quid pro quo. Así funcionan las cosas. Siempre han funcionado así. Y así funcionarán siempre.

La única respuesta que encontró Sybilla a sus palabras fue una nueva sonrisa por parte de Viviane, tan familiar como aquella que la cainita recordaba. Con aquel gesto bastó para que ella sintiera que reconocía sus agradecimientos, pero quizá la situación del momento exigía otras atenciones y, puede, que en el futuro hubiera de otras.

Os escuchó. Y para hacerlo más.. interesante —hizo una pausa dramática, luego añadió con nueva carga misteriosa —. Si preguntáis, la respuesta valdrá vuestro peso en oro. Es justo, ¿no?

Notas de juego

Próximo post, el miércoles.

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29/10/2018, 01:48
Lamarr

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—

Lamarr se sintió afortunado al escuchar tu petición, hinchó el pecho como un pavo real y se atrevió a sonreír con cierto triunfo. Consciente de la ventana de oportunidad que le habías dado, el ghoul intentó no meter la pata.

Bueno.. nada que no sepan la mayor parte de gentes de estas tierras —empezó con humildad —. Ker-Is era una gran ciudad de paganos construida sobre las aguas, adoradores del Diablo y su rey tenía una hija, Dajut, que era la peor lagarta de todas —asintió asintió, como si Lamarr fuera el máximo exponente de la virtud —. Y una noche, el Diablo vestido con armadura roja sedujo a la princesa convenciéndola de robar la llave maestra de su padre Gralon. Con esa llave abrieron las esclusas de la ciudad y esta se inundó. ¡Pumba! —chocó las manos provocando un rudimentario efecto de sonido poco parecido a una inundación.

Mientras escapaban a lomos de su caballo mágico, el rey Gralon, que iba acompañado de su hija y el monje san Guenolé, fue advertido por el monje —carraspeó y puso voz —. ¡Haz retroceder el demonio que está sentado detrás de ti!

Abrió los ojos añadiendo un drama cutre a la narración.

El rey Gralon comprendió que debía echar a su hija al mar, y así lo hizo, que se ahogó y convirtió en pérfida sirena —asintió un par de veces mirando al mar —. Y hay quien dice que aun hoy se pueden escuchar las campanas de Ker-Is sonando en el mar que..

Y entonces, se escucharon campanas que provenían del mar. Lamarr palideció de repente, miró de soslayo a su dómitor, luego al mar. Tragó saliva.

Campanas..

Lo eran, un redoble de campanas que venía indudablemente del mar. Con un sonido familiar para la monja que fue Leyre. Sonaban a muerto.

Notas de juego

Próximo post, el miércoles.

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29/10/2018, 09:45
Leyre de Abin

Ah, sí. Otra vez la historia de la mala malísima Dajut. Ya tuvimos una enriquecedora discusión al respecto de esa leyenda, y llegamos a la misma conclusión que en estos momentos: patrañas.

Con un suspiro, dejo que Lamarr termine el relato, pues como todos los hombres, está encantado de escucharse a sí mismo. Sin embargo, este se ve interrumpido por el oportunamente dramático tañido de unas campañas que parecen provenir del mar. La sangre desaparece tan rápido de su rostro que estoy segura que si intentara morderle en la mejilla, no saldría nada.

Debería intentarlo.

-Por el amor de todos los Santos, Lamarr, haz el favor de retener tus esfínteres por una vez -me froto el entrecejo-, el agua transporta los sonidos de forma muy efectiva. ¿No pueden ser las campanas de un funeral que se celebre en algún pueblo cercano? 

Señalo el mar con la cabeza.

-¿Hay quizás algún pueblo en aquella dirección, en alguna península o isleta?

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29/10/2018, 23:53
Ingvar Lundson

La reprimenda de Viviane arrancó una sonrisa sincera al normando. Hacía apenas dos noches, él mismo había defendido casi con las mismas palabras la existencia de la magia ante los demás cainitas, en Brest, a unas leguas y un mundo de distancia de aquella cueva. En cualquier caso, él no había querido dudar de lo que otros consideraban leyenda, sino simplemente resaltar que no son los mitos los que son un peligro, sino la realidad que se oculta tras ellos.

Sin embargo, cuando la mujer flotante sugirió el pago por sus preguntas, escuchó con interés hasta que se mencionó el asunto del oro. Era evidente que ninguno de ellos poseía, ni poseería pronto, su peso en oro, por lo que se trataba de una elaborada negativa, o bien algún tipo de juego de ingenio. Ingvar esperaba que se tratara de la segunda opción. Al fin y al cabo, la primera los dejaba en un callejón sin salida, y de momento se negaba a aceptar esa idea después de haber llegado hasta allí.

-No me siento capacitado para juzgar si vuestra propuesta es justa o no, Viviane. -Respondió finalmente. -Sin embargo, de dos cosas estoy plenamente seguro. No me asusta pagar el precio de mis decisiones o de mis preguntas... y no poseo, ni planeo poseer próximamente, mi peso en oro. No soy un hombre que dedique sus energías a conseguir riquezas. 

-Pero estoy seguro de que hay muchas más formas de compensación que nuestro peso en un simple metal. -Sugirió mientras sus ojos brillantes se cruzaban con los de la mujer.

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31/10/2018, 00:18
Sybilla

Sybilla también recordaba aquella conversación, no tan lejana, sobre leyendas. Sobre lo inverosímil y lo posible. Y se encontraba ahora ante lo que era tangible, ¿o no? Y también una leyenda, al mismo tiempo. 

Fue evidente, en su expresión, que las preguntas debían estar agolpándose tras sus labios. Y sin embargo perecieron tras la línea apretada en la que éstos se abrazaron entre si, tras escuchar aquella aparentemente equitativa propuesta que le producía escalofríos y serenaba su faz, hasta volverla seria y preocupada- Me temo que existe la posibilidad de que vuestro precio sea exactamente el que proponéis. Y temo aún más el cómo deberemos proporcionároslo. -confesó- Creo que no me siento capacitada para preguntaros nada, si esa es vuestra propuesta final, pues no parecéis, a mis ojos, siendo Viviane du Lac, especialmente preocupada por vuestra fortuna material.-añadió, con franqueza, sintiéndose en el acto aliviada de que no existiese una tercera voz irreverente en discordia. 

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31/10/2018, 23:44
Viviane du Lac

Cueva al norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—


Viviane movió la mano con decepción ante las respuestas que le dabais, su mirada, aun así, os escudriñaba con atención.

Si no estáis dispuestos a pagar lo que pido ¿Para qué tanta insistencia en verme? —se quejó sin disimular esa decepción, aunque miró con un brillo peligroso a Ingvar —. Creo que soy yo quien debe juzgar simple un metal, ¿no creéis? Os he pedido eso, y eso deseo, si no tenéis la potestad de tomar decisiones de esta naturaleza, ¿de qué servís a nadie?

Deslizó el cuerpo hacia la derecha, su paso era elegante, etéreo cual pluma. El comportamiento de Viviane oscilaba entre la de una terrible señora inmortal con manierismos casi infantiles, una mezcla desconcertante. Lanzó su mirada entonces a Sybilla

No sabía que me conocierais tanto, mademoiselle —su parco acento bretón procuró acuñar el término en francés —. Mis asuntos no os conciernen, así como tampoco mis anhelos. ¿No disponéis de esa cantidad? ¡Que poca imaginación e iniciativa! ¿Cuán vale la respuesta que buscáis?

Antes de que replicarais, Viviane alzó la mano cortando vuestras palabras para hablar ella, anticipándose.

Porque vale perfectamente cada gramo de ese oro que pido —afloró una sonrisa enigmática en los labios, de esas que ocultan verdades secretas sin decir nada realmente —. Ciertamente, que poca.. que poca imaginación.. —se lamentó con descepción.

Notas de juego

Próximo post, el sábado.

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31/10/2018, 23:53
Lamarr

Norte de Kermorvan, noche del 30 de octubre de 1264

—Diez horas antes del amanecer—


Lamarr movió la cabeza sin bajar su repentina tensión, su convicción de lo que escuchaba reprimió cualquier reprimenda que pudiera llegar de tus labios.

He crecido en estos lares, mi señora. Mis sentidos están agudizados gracias a vuestras dádivas.. —explicó mirando hacia el mar —. No, señora.. esas campanas vienen del mar. Nada hay allí.. salvo pequeñas islotes sin iglesias o campanarios.

Respiró profundamente apelando a la calma interna, a pesar de todo, Lamarr era un guerrero experimentado.

Escuchad lo que os digo.. esta noche.. sucederán cosas terribles —aseveró agorero —. Cosas feas y oscuras, esas campanas no traen nada de bueno..

Las campanas siguieron repicando su cántico difunto, lejano. Con detenimiento pudiste sentir un escalofrío sobrenatural que te recorría la espalda, no era la primera vez que escuchabas ese tañido, pero era la primera vez que causaba en ti una sensación así de peligro.

Las campanas de Ker-Is.. no puede ser coincidencia.. ¿verdad? —el ghoul te miró buscando una respuesta en ti, ignorando tu escepticismo rampante, pero firme en su posición.

Notas de juego

Próximo post, el sábado.

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01/11/2018, 18:47
Leyre de Abin

-Demasiada coincidencia, es, de hecho -comento, escudriñando el mar y esperando ver a alguna barcaza con un algún simpático aldeano tañendo una campana-. Quiero decir, estos sucesos se desarrollan en períodos de tiempo distantes, ¿y justo la noche que venimos nosotros, de pronto resuenan las campanas?

Emito un chasquido con la lengua. Si toda la teoría sobre esa sierva del diablo siendo una cainita es cierta, ¿quién nos asegura que no ha averiguado que estamos aquí, esperándola?

-¿Deberíamos entrar? -Murmuro, echando un vistazo al interior de la cueva. Me pregunto qué será menos peligroso, las fauces del diablo o quedarse a escuchar los tañidos.

Técnicamente, perderse en las profundidades ha matado a muchas más personas que escuchar unas campanas repicando. Por otro lado, la niebla nunca había matado a nadie antes, y ahora...

-Creo que deberíamos entrar -reformulo la pregunta para que sea una afirmacion-. Al fin y al cabo, nos dejaron aquí para que vigilásemos si llegaba alguien extraño. Y esto es extraño.