Partida Rol por web

28 de Junio de 1897, 04:26 - Whitechapel.
 
Tras tomar un carruaje hasta Whitechapel y pasar a pie por un laberinto de callejuelas sucias, llegó a la dirección especificada en la nota. Era un pequeño edificio de dos plantas con varias ventanas iluminadas a pesar de la hora y cortinas rojas que parecían lo único nuevo de todo el conjunto. Había una puerta cerca de una de las esquinas; cualquiera podría haberla confundido por la entrada a una casa o un almacen si no fuese por el sonido característico de taberna que llegaba a la calle amortiguado y un tosco cartel de madera medio escondido en las sombras en el que alguien había escrito, con gruesos trazos de pintura, lo que parecía toda la información que alguien podría necesitar sobre aquel local: CERVEZA.

Cuando Gerald abrió la puerta, un muro casi tangible de sonido y humo le golpeó los sentidos. No había más de treinta personas allí, la mayoría en diversos estados de embriaguez, y el local era tan pequeño que ya parecía lleno. Muchas de las mesas estaban ocupadas por hombres que gritaban y reían mientras jugaban a las cartas, casi todos ellos con cigarros o pipas que originaban pequeñas columnas de humo que ascendían hasta la nube que se condensaba en el techo.

De la mesa que tenía más cerca se alzó un vaso de cerveza:

-Ah, me alegra ver que ha llegado sin problemas -dijo el señor Westin, ataviado con un largo abrigo negro y unas extravagantes gafas de cristales oscuros que Gerald no había visto nunca antes-. ¡Caballeros, si me disculpan!

Los demás ocupantes de la mesa se levantaron entre canciones mal afinadas y risas, dejando un reguero de naipes como único indicio de su lenta migración hacia mesas adyacentes. Herbet Westin volvió a levantar su cerveza con una breve sonrisa:

-Póngase cómodo, señor Ryker -dijo señalando hacia las sillas vacias-. Lamento haberle citado en un antro como este, pero aquí nadie sabe qué somos, ni conocen nuestros nombres. Y aunque los conocieran, dudo que los pobres diablos se acordaran de nada por la mañana.

El setita no estaba muy contento de tener que moverse en un sitio así aunque ya o hubiera hecho en alguna que otra ocasión. Aunque era una serpiente que sabía mudar de piel con facilidad aquellos ambientes nunca habían sido de su agrado (pese a haberse sentido tentado alguna vez a perderse en alguno de ellos).

Sonrió ampliamente al ver a Herbert, como el que se encuentra con un viejo amigo al que lleva meses sin ver. Le dió la mano con la efusividad necesaria para perecer amable pero no demasiado, debido a que se conocían más bien por encima. Gestos muy estudiados pero llenos de naturalidad: al fin y al cabo había empezado su nueva obra de teatro y todo debía salir a la perfección.

- Buenas noches, señor Westin. Me alegro de verle. - dijo tomando asiento cuando él se lo ofreció pese a que bien sabía que en ese lugar la etiqueta no estaba tan forzada. Se sentó como dejándose caer pesadamente sobre la silla de madera tras desabrocharse la chaqueta y dejarla en la silla - No se preocupe, me parece una elección bastante acertada. No sólo por las razones que ha dicho, si no porque cuando uno lleva meses y meses moviéndose en nuestra sociedad necesita de verdad un soplo de aire fresco y sentir la energía de una taberna en la sangre, ¿no cree? -

Si algo estaba claro es que el aire de aquel sitio era de todo menos fresco.

Westin dio un trago a su cerveza, asintiendo seriamente, como considerando las palabras de Gerald:

-Así es, señor Ryker. Aquellos que llevan más tiempo caminando sobre este mundo han olvidado que una vez no fueron más que simples hombres. Y a pesar del ruido, el humo y el olor -estiró un brazo hacia un lado, como abarcando el pequeño local-, estos son auténticos hombres buenos. Hombres que trabajan todo el día, honradamente. Aquí no importa si alguien no se quita el sombrero al entrar, pero las deuda se pagan, las buenas y las malas. Le tomaba por un hombre acomodado de sensibilidad débil, Ryker, no voy a mentirle. Me alegra ver que sabe apreciar el auténtico sabor de Londres -dejó la cerveza en la mesa con un golpe y se irguió en la silla, frotándose las manos un momento con aire eficiente-. Pero basta de charla, dicen que es usted un hombre ocupado. ¿En qué puedo ayudarle?

Curioso. - pensó el cainita mientras veía a Herbert beber cerveza como si nada - Bien, Westin. Esta conversación empieza la mar de bien.

- Ese sentimiento de superioridad y esa obsesión por mirar siempre hacia arriba le puede llevar a uno a la muerte... a la de verdad. Cierto día te das cuenta que el suelo que tus subordinados mantenían ha desaparecido y entonces te caes al vacío y te das cuenta de que la inmortalidad no te hace... vaya, invulnerable. -  terminó con un susurro que estaba justo por encima del ruido local, lo suficiente para que el Brujah le escuchara - No me ofendo por la impresión que tenía de mi, realmente es la que he dado hasta la fecha, no diré lo contrario. Mas se ha tratado de una convención que de un deseo inapelable. Creo que, aunque sea de oídas, conoce a mi Sire. Puede ser tan estricto con sus enseñanzas como audaz a la hora de mantenerse alejado de todo bando o asociación que no sea él mismo. -

Gerald se acomodó en la silla apoyando los brazos en la sucia madera de la mesa y entrelazando los dedos mientras miraba al cainita sobre sus oscuras lentes que tanta curiosidad le provocaban. - Pero efectivamente, el tiempo apremia y no es esta mi prioridad de cara a hablar con usted aunque me gustaría seguir esta interesante conversación otra noche. -

- Aunque desconozco qué le habrán notificado, imagino que sabrá que estoy aquí por varios motivos relacionados con uno de los nuestros que fue injustamente relegado de un trabajo que realmente se había esforzado en llevar a cabo. - dijo asegurándose de que estaban lo suficientemente 'solos' para poder hablar sin muchas preocupaciones - Sabrá que soy un hombre de negocios, una 'serpiente' como muchos me llamarían no en el mejor de los sentidos. Sin embargo un hombre, lata su corazón o no, debería juzgarse por sus actos y no por su condición: usted mismo me lo ha querido mostrar con toda esta gente que viene aquí a liberarse por unas horas de la vida que le ha tocado. -

- Sin embargo, yo no estoy de acuerdo con cómo funcionan las cosas en esta ciudad. Cuando he decidido llevar mis propias empresas adelante en la noche londinense me he encontrado con que el actual... gobierno nocturno en la ciudad ponía más barreras a mis logros de las que serían realmente justas. Todas llevadas a cabo por personas que tienen su pequeño pedazo de Londres por mera... amistad. Y quien dice amistad, dice interés, tratos a espaldas del resto y poco o ningún mérito por sus propios medios. - el setita puso una mueca de disgusto - Le seré franco: entiendo que ahora mismo esté en el punto de mira de aquellos con la misma forma de pensar que usted. Al fin y al cabo, soy a ojos de toda la Estirpe otra rata con colmillos y piel escamosa que buscar reptar lento seguro a más altas esferas. Por eso estoy aquí, señor Westin. Quiero dar lo que sé y demostrar que realmente quiero que toda esta situación cambie. -

Westin le escuchó, asintiendo suavemente de vez en cuando. Cuando terminó, dio un trago largo a su cerveza antes de responder, como meditando su respuesta:

-Comprendo su disgusto. Esa es la única forma en la que un hombre consigue algo hoy en día: Agasajando a los que lo tienen todo y sin esforzarse lo más mínimo. Así es como funciona todo en esta ciudad -se recostó en la silla, mirándole de arriba a abajo, y alzó un dedo, agitándolo en su dirección lentamente-. Usted parece saber lo que quiere y eso me gusta. Pero yo, como usted, soy un hombre de negocios. Así que dígame, ¿para qué necesita mis servicios, exactamente?

- Sin buscar agasajarle, dudo que pudiera encontrar una fuerza de choque mejor que usted en esta ciudad. Si se libró de toda aquella cuadrilla de Sabbats no imagino lo que puede ser capaz de hacer y jé, no me gustaría sentirlo en mis carnes. - dijo con una leve sonrisa divertida

- Mi plan es desestabilizar paso a paso la estructura sobre la que se sostiene nuestro 'gobierno', Westin. Golpes incisivos, prácticos y calculados. Llamar su atención sobre esos golpes para volver a golpear antes de que sepan qué está ocurriendo. Provocar un ligero caos en su status quo, ya me entiende. -

Él volvió a incorporarse, apoyando los codos en la mesa y entrelazando los dedos, inclinándose hacia él:

-Sus intenciones son admirables, Ryker, pero si fuese posible alguien lo habría hecho ya. Esos golpes precisos y calculados de los que usted habla no son tan fáciles de planear. Es necesario mucho tiempo para encontrar los puntos débiles de los Vástagos que se han rodeado de poder como si fuera una armadura. Si golpea a ciegas, doblarán sus defensas y se harán inexpugnables. Me encantaría ayudarle y ver como las cosas cambian en esta maldita ciudad, creáme. Pero sin un buen plan -dijo negando con la cabeza-, no vale la pena arriesgarse. Ni usted, ni yo.

-  Tiene usted toda la razón, Westin. Un golpe a ciegas sufriría una reacción que  desbancaría todos los éxitos conseguidos hasta el momento. Pero ser una serpiente le permite a uno reptar por el suelo y escuchar los susurros de aquellos cuya voz es apenas una vibración en el aire. - dijo con una sonrisa que indicaba que había algo que aún quedaba por revelar

- Uno de los mayores poderes que ostenta esta ciudad es la policía y sus 'bobbies'. Quizás a la Estirpe londinense no le pueda importar tanto la autoridad en sí, pero si ellos pierden la gestión que Masters ostenta... las cosas podrían volverse peliagudas y quizás cuando quieran darse cuenta las cosas hayan ido a peor para ellos. - continuó - Aunque no tanto como quisiera, me gusta pensar que soy un hombre algo informado y creo conocer uno de los puntos flacos del Ventrue. Digamos que... posee ciertas 'mejoras' que no están relacionadas precisamente con su sangre. -

-Ah... así que la serpiente tiene un as en la manga -dijo con una sonrisa, y tras vaciar su cerveza se cruzó de brazos con aire meditativo-. Si lo que dice es cierto, se podría conseguir un buen golpe de efecto. ¿De qué se trata? Si es algo de lo que es posible desprenderse valdría la pena un acercamiento bien orquestrado.

- Cyril Masters ha debido aprovechar su época humana como cazador de cultos de sangre muy bien y en la actualidad guarda un pequeño recuerdo de aquel tiempo. Una cosa pequeña y que puede parecer insignificante, pero que realmente posee un gran poder. Para los vivos puede significar desde un sencillo accesorio de adorno a la unión de un hombre y una mujer en matrimonio... y sin embargo para él representa un gran poder que la Taumaturgia le ha 'regalado'. - entrecerró los ojos despacio observando las reacciones de su interlocutor - Pero todo tiene sus 'peros'... y este es obvio. Sin ese preciado anillo dudo que sea capaz de significar un verdadero problema para un plan bien orquestado, en mi opinión. -

Westin asintió; a pesar de todas su pasión al hablar de la tiranía y la opresión, Westin era un hombre de escasas palabras, que escuchaba con inusual atención y cuidado. El tabernero, que debía conocerle, se acercó al momento con un vaso lleno de cerveza y retiró el que estaba vacío. Westin le hizo un gesto para alejarlo de la mesa antes de que interrumpiera a Gerald, y el hombre se marchó tras la barra de nuevo.

-Tiene usted bastante información, que es algo con lo que no cuenta la mayoría de los que acuden a proponerme una idea -dijo mirando la espesa espuma que casi se derramaba del vaso-. Es posible que algo se pueda hacer. Supongo que ese anillo que menciona será lo primero de lo que haya que ocuparse...

Gerald asintió con cuidado sin decir nada mientras le cambiaban la jarra a su interlocutor. Se inclinó ligeramente hacia atrás antes de continuar.

- Si me consigue ese anillo, podré intentar encargarme del resto. Si quiere que seamos un equipo, señor Westin, nos repartiremos todo lo que consigamos con la caída de ese pequeño pero importante pilar de la ciudad. Si quiere actuar estrictamente como un hombre de negocios, recibirá los honorarios que acordemos, pero el anillo y todo lo que se consiga tras el plan será para mi. Responsabilidad y botín o poder lavarse las manos y sencillamente cobrar por sus servicios. Usted dirá. -

Westin pareció meditar sus ofertas, mirando dentro de su vaso de cerveza. Finalmente negó con la cabeza, ligeramente contrariado, y chasqueó la lengua:

-Lamento tener que elegir la segunda opción. Su plan tiene posibilidades, especialmente con el cerebro de la operación moviéndose entre la alta sociedad como usted, pero hace mucho que aprendí a no involucrarme con los planes a los que doy apoyo. Mi contribución ha de ser a largo plazo, no puedo arriesgarme a que algo salga mal después de lo mucho que he trabajado para llegar hasta aquí... Aún así no debe preocuparse. Considere ese anillo suyo -dijo, dando un golpe a la mesa con una mano y tendiéndosela a Gerald enérgicamente-. Y por supuesto, si necesita mi colaboración más adelante, no dude en pedirla.

Gerald sonrió agradado y aceptó la mano de Westin con energía, estrechándola. No había salido tan bien como esperaba, pero si todo salía a pedir de boca podría desentenderse en cierta medida del Brujah.

- Perfecto, caballero. Entiendo su postura y la respeto totalmente. Cerrado esto, espero que las cosas en Londres vayan a mejor. Si seguimos así seguro que lo harán. - dijo para luego levantarse, quitandole ligeramente las arrugas a su ropa - Puede contactarme como ha hecho esta noche si hay cualquier novedad al respecto... Supongo que esto le llevará su tiempo, así que piense sobre sus honorarios y los negociaremos. -

- Es un placer tratar con usted, Westin. -