Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter VIII: Tattletale

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04/02/2013, 23:19
Director

30 de Junio de 1897, 03:31 - Refugio de Jemaine Wilburn Royce, Mayfair, Londres.

Purity estaba sentada en el mismo salón en el que había recibido al señor Ryker ya en dos ocasiones. La primera vez había tocado el piano para él y para Holden. La segunda, el Setita le había regalado una rosa que había decido regalarme a Jemaine. Apenas había tenido oportunidad de verle en los últimos dos días, y no había tenido la ocasión de dársela. Alguien la había metido en un jarrón con agua, y aunque ya no conservaba la frescura de la primera noche, aún le quedaban unos días antes de marchitarse. El símbolo del clan Toreador, que Jemaine había desterrado de sus dominios, adornaba el sombrío salón.

La casa entera dormía. El servicio ya se había acostumbrado a que tocase el piano a horas intempestivas, y las quejas de los vecinos no habían servido para detenerla. Purity estaba segura de que si le prendiera fuego a la casa, o si hiciese que se derribase sobre sus cabezas, nadie se despertaría.
Parecía que iba a pasar otra noche sola y aburrida, privada incluso de la compañía de su carcelero. No había lectura capaz de aliviar su soledad, y no tardó en descubrir que la música tampoco le hacía compañía. Se sentía inquieta, llena de un sentimiento de anticipación que no sabía de dónde venía.

Entonces oyó la puerta. Reconoció los pasos de Jemaine en la entrada, y se levantó para recibirle. Sin embargo, un pétalo de color rojo apagado, a punto de desprenderse, captó su atención y volvió a derrumbarse sobre el sillón apenas se hubo puesto de pie. El aroma de la rosa, que daba ya por desaparecido, inundó su nariz y se convirtió en imágenes en su mente.

Una figura masculina, sombría, y envuelta en un pesado manto de cadenas. Estaba encadenado a las argollas de una puerta, a los adoquines del suelo, a las ventanas, a la chimenea de una casa. Sabía dónde acababa cada una de las cadenas, aunque no podía verlo. De entre los eslabones salían unas manos, blancas y delicadas. No. Eran guantes. Y entre los dedos, una rosa. La sostenía por el tallo espinoso con ambas manos, como si quisiera estrangularla. La aplastaba, le arrancaba los pétalos, rasgaba el capullo, hasta que no quedó nada de la flor más que un tallo partido en varios trozos retorcidos y pequeños fragmentos rojos y verdes, como nieve de colores, cayendo al suelo.

Le espabiló un súbito dolor en la mano. Durante un momento pensó que se había clavado una espina, pero era solamente su herida.

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05/02/2013, 20:43
Elizabeth Blackmore

Su diestra se cerró en torno a la muñeca malherida tratando de acallar el dolor y apaciguando el tormento que había en su cabeza. La visión de la rosa estrangulada se contraponía a la que yacía en el jarrón, todavía hermosa, erguida e intacta. Supo de inmediato que algo no iba bien, como cada vez que alguno de aquellos presagios la perseguían, pero el desasosiego de aquel instante no era comparable al de otras veces.

Con cierta torpeza se incorporó no muy segura de su propia estabilidad. Midió sus movimientos cuidadosamente hasta estar de nuevo en pie y segura. Entonces volvió la cabeza hacia el recibidor con intención de atisbar la figura de su Sire. Pensó en los guantes blancos y las cadenas. ¿Jemaine? El significado de la rosa estaba claro como el agua, tanto que le dio pavor sólo de pensarlo. El resto fluctuaba en su mente haciendo varias conjeturas, ninguna de ellas agradable. Apretó los labios y salió de la sala de estar.

-¿Jemaine? –titubeó.

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07/02/2013, 00:12
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine avanzó hacia ella, todavía con el sombrero y el largo abrigo puestos. Un ligero ceño caía sobre sus ojos, sorprendido por el tono de su voz, siempre esperando lo peor.

-Sí, soy yo. ¿Sucede algo?

Se quitó los guantes despacio, haciéndolos una bola y metiéndolos en el bolsillo del abrigo. Aún con todo, no parecía venir de mal humor, como le pasaba a menudo cuando se reunía con su editor.

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11/02/2013, 21:32
Elizabeth Blackmore

-No -respondió con presteza. Se quedó en el umbral de la puerta cogiéndose las manos-. Es que me sentía muy sola y no esperaba que regresaras tan pronto -sonrió.

Permaneció expectante frente a su Sire sin saber muy bien cómo salir de aquella. Dentro de ella bullía un mar de interrogantes y dudas que no lograba aplacar.

-Tengo algo para ti -dijo de repente.

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13/02/2013, 23:50
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine la miró un momento, sorprendido, pero no pareció sospechar nada del extraño comportamiento de su Chiquilla. Se sacudió la humedad de la niebla del abrigo y lo colgó junto a la entrada, sonriendo:

-¿Algo para mí? ¿Y a qué se debe? -preguntó afablemente; sí, era más que evidente que tenía un buen día, algo que escaseaba a medida que pasaban los días.

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15/02/2013, 11:35
Elizabeth Blackmore

Purity se relajó, no recordaba la última vez que Jemaine había gozado de tan buen humor. Resultaba contagioso.

-Estos días has estado muy ocupado y no he tenido la ocasión -explicó dándole la espalda para adentrarse de nuevo en el salón, esperando que la siguiera-. Ya que no puedo salir, le pedí al señor Ryker cuando le escribí que me trajese un pequeño regalo. Es un mero detalle, una tontería femenina. Pero hace bonito en el salón, ¿no crees?

Alzó la mano en horizontal para mostrarle el jarrón donde descansaba la rosa.

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26/03/2013, 00:43
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine miró la flor un momento, abriendo y cerrando los puños  un par de veces. Finalmente sonrió:

-Así que se lo pediste al señor Ryker, ¿eh? Ha sido de lo más amable de su parte acomodar tu petición. Tendré que agradecerle su atento comportamiento... -dijo en un tono extraño, aunque no sonaba al tono airado y lleno de rabia contenida que empleaba cuando estaba enfadado. Parecía de un buen humor inusual. Tras acercarse al jarrón para inspeccionarlo de cerca, dijo sin volverse hacia ella:

-Es cierto que estoy pasando por unos días un tanto ajetreados... tenía cosas de las que hacerme cargo, que afortunadamente ya están resueltas -continuó inspeccionando la rosa con aparente fascinación en silencio y después se volvió hacia ella con una sonrisa-. Lamento tener que decir que aún me quedan algunos días de arduas visitas sociales en los que no podré acompañare tanto como me gustaría, pero te alegrará saber que es por una buena causa. Mañana mismo firmaré con nuestro agente un contrato para que empecemos a publicar un nuevo libro en unos meses.

Su satisfacción era más que evidente mientras le aseguraba que aunque aún tenía que hacerlo oficial, el trato estaba más que sellado. Repitió varias veces lo mucho que les amaba el público y la carrera tan brillante que tenían por delante. Estaba de un ánimo tan excelente que ni siquiera una sombra de sus cambios de humor se hizo presente en todo el día.

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17/04/2013, 00:16
firecrackerx

30 de Junio de 1897, 03:55 - Refugio de Jemaine Wilburn Royce, Mayfair, Londres.

Una densa capa de niebla cubría las calles cuando Gerald llegó a la entrada y llamó con brío. Se había informado de los movimientos de Royce y sabía que estaba en una franja segura para su visita, pero aún así no podía evitar sentir cierta trepidación, y en cuanto estuvo dentro y vio el rostro sorprendido de su anfitriona, supo que no era el único.

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17/04/2013, 19:48
Elizabeth Blackmore

Con presteza e inquietud, Purity se apresuró a abrir la puerta dejando que su Sire descansara en su sofá favorito, evitando así que su excelente ánimo se viese perturbado por cualquier nimiedad. Sin embargo, al reconocer el rostro afable del Sr. Ryker supo de inmediato que eso no iba a ser posible. Al menos esta vez no portaba un ramo de rosas, tal y como había prometido.

-Señor Ryker -anunció con sorpresa tras un instante de confusión. Se recompuso de inmediato para hacer una leve reverencia flexionando las rodillas bajo el vestido. Sonrió, tensa-. ¿A que se debe su visita?

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17/04/2013, 21:42
Gerald Ryker

La expresión sorprendida de Purity no le auguró nada bueno, pero allí se encontraba ya y era tarde para echarse atrás. Esbozando una escueta sonrisa hizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo y se quitó el sombrero para no ser maleducado. - Buenas noches, señora Drummond. ¿La pillo en mal momento? Venía a traerle un presente: el libro de poesía de Robert Browning del que hablamos el otro día, 'Dramatic Romances and Lyrics'. -

Algo en el tono de voz de Gerald y la mirada que le echó primero a la mujer y que luego lanzó a su espalda como ver si había alguien más allí con ella le pudo hacer intuir a la Malkavian que el setita estaba intentando decirle algo puesto que no habían hablado de ningún libro de poesía.

- Pero si no es momento de molestar al señor Royce en este momento puedo venir otro día... - murmuró

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17/04/2013, 22:40
Jemaine Wilburn Royce

Jemaine apareció casi de inmediato, con el ceño ligeramente fruncido. Sin embargo, pareció relajarse al ver al recién llegado:

-Ah, señor Ryker, es usted. Me alegra que haya decidido hacernos una visita -dijo frotándose las manos-. Estoy terriblemente ocupado estos días y me temo que la señora Drummond no encuentra en mí la distracción que se merece -una enorme sonrisa apareció en su rostro-. Negocios, ya sabe. Al parecer la editorial que serializó mi novela está ansiosa por contar con otra de mis obras pronto. ¿Qué se puede hacer al respecto? La fama no espera a nadie -dijo una risa satisfecha, dándole una amistosa palmada en el hombro-. Ya que está usted aquí, ¿le resultaría muy inconveniente hacerle compañía a la señora Drummond mientras me ocupo del papeleo que tengo pendiente en el despacho?

Su expresión era afable y relajada, pero su voz dejaba claro que la petición era más una formalidad que una pregunta y que ya había decidido usarle de entretenimiento para su Chiquilla mientras él se dedicaba a cosas más importantes. La soberbia de los golpes de éxito le sentaban de maravilla; casi parecía un hombre distinto.

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01/05/2013, 18:14
Gerald Ryker

Quiso suspirar aliviado (aunque ya no le hiciera falta respirar) al escuchar las palabras de Jemaine, pero sencillamente sonrió comprensivo y asintió levemente.

- Cierto es, señor Royce. Cuando un trabajo es tan exitoso como el suyo junto a él crecen nuevas responsabilidades, y más cuando hay negocios de por medio. Londres espera con ansia sus obras y es entendible que los editores pidan que la pluma empiece a recorrer las hojas. - dijo correspondiendo al final su risa. Le hizo un gesto desenfadado como restándole importancia al asunto - No hay problema, tenía unas cuantas horas libres esta noche así que no es molestia para mi, espero que su papeleo se acabe lo antes posible. -

Una vez Jemaine se hubiera dirigido a su despacho, sonrió con alivio a Purity y le señaló el interior sin mediar más palabra.

Notas de juego

Sorry, se me olvidó totalmente que me tocaba a mi...

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08/05/2013, 21:26
Elizabeth Blackmore

La reacción de su Sire le causó una mezcla agridulce, aderezada para mal con aquel oscuro augurio que revoloteaba sobre su cabeza. Supo mantener una fingida sonrisa ante su invitado, aunque la mirada extraviada que le dirigió a Jemaine al marcharse delató parte de lo ocurría en su cabeza. Cuando la sombra del escritor desapareció, ella misma se encargó de recoger el abrigo y sombrero del Señor Ryker, así como ofrecerle asiento en la sala de estar donde se había reunido hacía un par de días. Ella misma se acomodó en su lugar de siempre, cada vez más intrigada por la extraña visita del setita.

-Bueno, ¿en qué puedo ayudarle, Gerald? -dijo en tono melódico-. No sabía que era usted aficionado a la poesía.

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18/05/2013, 20:24
Gerald Ryker

Gerald buscó el mismo sitio que había ocupado la última vez que había estado en la casa, y una vez lo hizo su expresión se enturbió un poco. Seguramente sería la primera vez que Purity viera a Gerald sin aquella sempiterna sonrisa que llevaba por bandera. No se sentía cómodo pese a que Jemaine hubiera sido tan flexible al respecto de su visita y eso estaba claro por los músculos tensos del setita.

- Bueno... soy aficionado a la poesía, ciertamente, aunque me temo que no es de lo que he venido a hablarle, Purity. - apretó un segundo el libro que aún conservaba en las manos y se inclinó para mostrárselo a Purity. Al abrirlo, pudo encontrar una página con la esquina doblada. En ella había una hoja escrita a mano con una letra estilizada, doblada en tres partes. En ese momento sólo estaba visible la parte superior de la hoja.

Por miedo a que alguien nos escuche, señora Drummond, me veo obligado a tomar estas medidas para asegurar nuestra seguridad. La suya especialmente está en peligro, me temo. Ha llegado a mis oídos que ha habido una terrible traición a la Estirpe y me temo que usted puede verse afectada si no toma precauciones. ¿Sigue queriendo saber lo que he venido a contarle? - decía el texto. Lo escrito parecía seguir más adelante en la hoja, pero tenía que sacarla y desplegarla para leer. Era obvio que Gerald lo había hecho así para conocer su reacción antes de explicarle todo. La mirada del setita era cauteosa y seria, estudiando cada gesto que ella hiciera.

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18/05/2013, 22:42
Elizabeth Blackmore

Sus labios se curvaron en una expresión rígida al leer el texto, lejos de la amabilidad que las circunstancias dictaban. Los misterios, las adivinanzas y los enigmas siempre le resultaban estremecedores y excitantes, pero aquello, justamente en aquella noche tan inusual, era una prueba más de que el destino trataba de advertirle incesantemente. Miró hacia la puerta del salón con ojos temerosos, esperando a que en cualquier momento Jemaine apareciera con el semblante serio y las manos ensangrentadas. Ese pensamiento hizo que sintiese una ligera opresión en el pecho. Cerró las manos sobre el libro.

-Podría hablarme de ello, igualmente -arrancó a hablar tras unos largos segundos de incertidumbre-. Es más... le insto a ello, aunque... no creo que haya mucho de nuevo en lo que pueda decirme.

Sus ojos estaban fijos en los del setita.

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20/05/2013, 17:31
Gerald Ryker

- Si he sido reticente a usar mi voz es porque a veces las paredes tienen ojos... - murmuró inclinándose ligeramente hacia adelante - Le seré sincero, Purity. Yo no debería estar aquí. He venido a la boca del lobo y me juego el cuello sencillamente porque me ha caido en gracia. Sin embargo, se ha cometido un terrible crimen contra Horace y parece que ya sabe hacia donde apuntan las pistas... -

Torció el gesto y volvió a apoyar la espalda en el asiento. Se llevó una mano al mentón en silencio, hasta que volvió a hablar. - Esto es algo que debería llegar a oídos de la 'justicia', pero he considerado que usted merece saberlo primero... y decidir. -

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22/05/2013, 22:00
Elizabeth Blackmore

El impacto de sus palabras, como cabría esperar, fue magnánime. Intentó ocultar lo comprometido de la situación tratando de no variar la expresión de su pálido semblante, pero le fue totalmente imposible. Era tal su inquietud ante las palabras de la serpiente que apenas pudo mantenerse sentada en sobre la cómoda silla, terminando por levantarse con brusquedad sin saber a dónde ir. Sus ojos volaban de un lado a otro incansables, igual que sus manos. Las sujetaba con fuerza para después dejarlas caer, antes de volver a levantarlas abriendo y cerrando los dedos. Sus temores se volvían tan tangibles como el fuego.

-No -acertó a decir nerviosamente en un susurro ahogado, aunque no quedaba muy claro qué estaba negando; lo sucedido, su papel en todo aquello, o tal vez la presencia de Gerald en aquella habitación. Sus ojos, pequeños y cristalinos como los de un cervatillo, se volvieron hacia el setita con el reflejo de la demencia impreso en ellos-. Esto no puede salir de aquí, Gerald -comenzó en un susurro tembloroso y roto, negando enérgicamente con la cabeza sosteniendo las manos sobre el corazón, como si hubiese recibido una puñalada-. Mi vida está ligada... enteramente a ese hombre. Yo... Yo no he vivido jamás más allá de estos muros. Él es mi protector, lo ha hecho por mí. Horace era una mala persona, quería hacernos daño... En un arranque de desesperación, la Malkavian se echó al suelo de rodillas apoyando las manos sobre las rodillas del setita-. Por favor. Por favor se lo suplico, Gerald. Lo que sea, pero esto no puede salir de aquí. Por favor...

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23/05/2013, 10:58
Gerald Ryker

Gerald apretó ligeramente los brazos del sillón en el que estaba sentado y entrecerró los ojos mientras veía la enajenación que sufría, preguntándose si debería defenderse de un posible descontrol de la cainita del Clan del Espejo. Aquello sólo le demostró más y más lo descabellado de la relación de ambos, esa dependencia enfermiza, la falta de sentido a todo si el otro no estaba. Se imaginó a si mismo en el lugar de Purity y quiso vomitar toda la sangre almacenada en su cuerpo.

Al lanzarse a sus rodillas, los ojos de Gerald, amables hasta el momento, se volvieron témpanos. - No suplique, señora Drummond. - murmuró, casi como una amenaza. Sin embargo, su tono se relajó un poco. - Baje la voz. Y tranquilícese... o tendremos más problemas. -

A punto estuvo de enmudecerla con su mirada, pero se contuvo al no saber si al liberarla de nuevo respondería agresivamente. Nunca se sabía a qué podía llegar un malkavian y menos en una situación tan tensa como aquella. Se llevó el dedo índice a los labios, pidiendo otra vez silencio. - No me ha escuchado. Si quisiera que esto saliera de aquí, no habría venido a verla. Es usted quien debe decidir qué hacer al respecto, pero sepa que no tiene mucho tiempo... Lo que sea que le haya llevado a hacer eso podría salpicarla a usted también. Ojala fuese el único que supiera lo ocurrido, pero si ha llegado a mis oídos es porque alguien más lo sabe. -

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23/05/2013, 13:35
Elizabeth Blackmore

Purity frunció el ceño todavía sin levantarse, vigilando la puerta cada pocos segundos.

-Entonces, ¿qué sugiere usted? –preguntó adecuándose al tono de voz que quería pero de forma mucho más tosca, pretendiendo inculparle de su desgracia-. ¿Que lo inculpe? ¿Que huya? ¿Que confíe en que usted lo resuelva todo? Dígame, señor Ryker -dijo incorporándose y estirando la falda la vestido, usando adrede su apellido en vez de su nombre-, qué pretende. Qué espera que haga ahora.

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25/05/2013, 10:53
Gerald Ryker

Su expresión volvió lentamente a la normalidad y negó con la cabeza, estoicamente. - No he venido a sugerir nada. He venido a advertirla y eso es lo que he hecho. He venido a darle la oportunidad de pensar qué hacer, de tomar una decisión antes de que otro la tome por usted... si la noticia continúa fluyendo, irrumpirán en su hogar y arrancarán de cuajo todo lo que tiene alegando 'justicia'. - alzó la cabeza una vez ella se había levantado, entrecerrando los ojos - Yo no tengo por qué inmiscuirme en su vida, Purity. Tampoco ganaría nada con ello. -