Partida Rol por web

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Cuando Pierre desenrolló el trocito de papel algo le manchó las manos. Se trataba de una punta de carboncillo negra, blanda y delicada. Un trocito de civilización en mitad de aquella pocilga. 

<< Aurora.

Tienes suerte, al menos parece que tienes compañía...>>

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Miro dos veces el papel. No hay mucho espacio tampoco, así que pienso bien qué puedo contestarle.

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Mejor sólo que mal acompañado. ¿Necesitas algo?>>

Lo cierto es que no tenía ni idea de qué razones podían llevar a alguien a intentar comunicarse por papelitos. Como si yo pudiese sacar de aquí a aquella... mujer? niña? muchacha? Daba igual. Me encogí de hombros y pasé el papel de vuelta.

Arqueé la ceja al escuchar a Meyer, y tuve que aguantar la carcajada. Luego miré a Siegfried.

- Pues igual os va a servir para la intimidad que busca tu amigo. Porque creo que el carcelero no nos va a dejar salir para que podáis hablar tranquilamente.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Antes siquiera de que Pierre dijera nada la ceja derecha se encontraba alzada ante la osadía de aquel crío. ¿Qué se pensaba intentando hacerse el capitán delante de todos? Uno estaba más que curtido ante esos burdos intentos de politiqueo y con toda la calma del mundo, ni un músculo se movió.

La puya del selenita resbaló someramente, pero era un buen momento para responder a Meyer, tan buen político como era seguro que lo entendía. -No creo Pierre que haya pasado algo tan importante que tengamos que correr como viejas asustadas por una palabra del caballerete-la palabra rezumaba un tono jocoso que se vio secundada por una sonrisa de reptil. -Si a este capullo me lo encuentro hace dos años no acaba la frase...-pensé intentando moderar la ira, el nuevo Siegfried y todo eso-Pero promesas son promesas.-

A pesar de que el crío Meyer había dado muestras de pensar que era superior a mi, por algún motivo que no llegaba a entender del todo, no le había dado pie a que se lo creyera. Por lo que parecía no había hecho falta. Había pecado por omisión. -¿Sabes qué?-dije ahora sí mirando a Meyer-como buen mercenario-disfruté como un enano de aquella palabra y lo que él creía que significaba-respondo ante quien me paga. Se da la circunstancia de que dicha persona no se encuentra en las proximidades-sin mover un solo músculo mantuve la sonrisa helada-Tampoco recuerdo que te nombrara su portavoz, ¿tú sí Alpharius?-qué menos que incorporar al tercero en discordia a la conversación, aunque fuera como pregunta retórica-Así que puedes elegir chaval, o dices de viva voz delante de todos aquello que tanta prisa corre cuando estamos encerrados, o pides de buenas maneras que tus mayores te prestemos la atención que parece que no has recibido en tu casa...- Tuve cuidado de no alzar la voz y mantener fija la mirada en él. Era consciente que no era la mejor forma de apagar un incendio, pero maldita fuera su estampa si pensaba que iba a poder dar órdenes a alguien como yo... -Tener que aguantar esto a mis años- -*Así que elige bien lo siguiente que vayas a decir*-ahí sí me permití entrecerrar los ojos levemente.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-*¿A quien, Siegfried?*- Pregunte sin prestar mucha atencion, a la amenazas veladas del mercenario. Ahora mismo me preocupaba poco, su opinion de mi, o si siquiera se iba a lanzar a mi cuello, solo queria una respuesta.- *¿Ante quien respondes?¿Quien te paga?*

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Aquello no podía estar pasando...

-¿Cómo podía alguien con tan pocas luces haber llegado hasta allí? En fin, nadie elige nacer con una flor en el culo, supongo-

meneé la cabeza mientras esos pensamientos la rondaban. -Desde luego que no eres el más listo chaval-le dije en Cruzado antes de retomar el ario-*A mi me paga Angela, no su padre, por tanto respondo ante ella, no ante ti y tus ínfulas de capitán, rango que no tienes, de un ejército al que no pertenezco*-todo aquel "amable" intercambio no era sino un episodio más de la mala relación que tenían ambos.

Sin embargo, y aunque ganas no me faltaran, no me moví para darle a aquel crío la lección que se merecía. Si bien tampoco me acerqué para jugar a sus secretitos. -*Así que una vez saciada tu inoportuna curiosidad vas a disculparte y a explicarnos amablemente a este señor*-miré a Alpharius-*A mi, y a todo aquel que hable ario*-enarqué una ceja para que nuestro "espía" se diera cuenta que no sería descabellado suponer que alguien más podría hablar nuestro idioma-*lo que tanta prisa corría*-

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-*Bien, pues yo soy su "protector", y he estado sirviendo a la familia de Angela, mas tiempo que vosotros, y aun mas, cuando se trata de aguantar los caprichos de Angela, y sacarla de estos lios. Asi que si no vas obedecerme, perfecto, pero al menos, como interes comun, intenta colaborar conmigo, cuando digo que "necesito hablar en privado".*- Respondi cruzandome de brazos, y devolviendole la mirada, con fiereza. Satisfecho con su respuesta, pero sin dignarme a disculparme. -Lo cierto...- Esto ya hablando en cruzado, alto y claro, y en un irritable tono.- Es que he obtenido del Toro, que todo este viaje es una farsa, alguien ha manipulado los documentos para borrar toda existencia de la enrolacion de Angela, y lo que es peor, estan convencidos, de que Angela es culpable de secuestrar al profesor. Y no, he preguntado, pero ningun titulo, o poder va salvarla de la condena, a menos que demostremos que es inocente, cosa harto dificil. Queria discutir esto en secreto, porque creo que entre los pasajeros, hay posibles traidores involucrados.- Dije con sarcasmo y rintintin, sin quitar ojo del mercenario.- Pero como su "majestad", esta convencido de que soy un jilipollas por querer ser sutil, al parecer, tengo que decirlo todo claro y en alto. Para que todo cristo se entere.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Suspiré ante la discusión de Meyer y Sigfried. No nos llevaba a ninguna parte, a decir verdad. Estábamos encerrados en el zulo más oscuro de una prisión, rodeados de extraños viendo como dos militares y compañeros a juzgar por sus uniformes discutían como dos adolescentes por el mismo chico.

Escuché en silencio, incluso las menciones del mercenario a mi nombre. No estaba demasiado bien por su parte seguir la milonga de Meyer: no era más que un crío subido de tono contra un hombre hecho y derecho. Sin embargo Meyer había tocado una fibra que debería haber dejado tranquila: el pasado mercenario de su compañero. Suspiré algo molesto. Straufenberg estaba allí por algo, al igual que ellos. Resarciendo sus errores como buenamente podía bajo el mando algo caprichoso de Angella Gabriella DellaNocte.

- Meyer, eso ya lo sabíamos todos. Me limité a responder en un tono seco. Con lentitud me levanté de la pared que había tomado como apoyo encarando al pequeño espía, antes de añadir con voz grave. *Lo que no se es si ha sido muy inteligente mencionarlo delante de dos posibles espías ursos.* Además, no creo que Majestad sea un buen término. Podríamos ofender a alguno de nuestros hospedadores cruzados.- añadí con algo de sorna.

Y eso suponiendo, como bien decía Sigfried, que nadie más hablase nuestro idioma. Al menos ya había dado un entretenimiento a Meyer para que dejase a Sigfried tranquilo e intentar que Angela siguiese teniendo dos guardaespaldas cuando acabase en el mismo lugar que  nosotros.

- En cuanto a usted...me giré hacía a Pierre. Hubiera sonreído de tener labios, pero hubiera estado lejos de ser una sonrisa amable. Aquella situación ya me gustaba demasiado poco con un compañero llamándonos la atención como para tener a un niño desconocido haciendo lo mismo. Creo que mantiene una conversación oculta a la mayoría del resto también, ¿cierto?

En silencio, di un par de pasos hacia el solenita que resonaron en nuestra pequeña jaula, rebotando sin llegar a hacer eco. No sería yo quién le arrancase un trozo de papel de las manos a un joven encerrado, pero dirigí mi mirada hacía el antes de bajar ligeramente el tono para los que nos encontrábamos más cercanos.

- Me temo, Señor Pierre que nosotros estamos tan "enmarronados" como usted. Supongo que tendrá bastante con su pequeño error burocrático como para unirse a los nuestros.- mi mirada, sin embargo, estaba perdida hacia el fondo del pasillo. Malamadre. Aquel hijo de puta. Dudaba mucho que apareciese a liberar a un bastardo inútil de los suyos, pero en el fondo lo deseaba. Deseaba poder clavar mi arma en su garganta y observar como se ahogaba con lentitud mientras sus pulmones se llenaban de sangre.

Aunque visto con frialdad ese idiota podría servirme de algo. Podría averiguar algo de Malamadre. Pierre preferiría seguir con sus notitas secretas y dejarles tranquilos, pero...Pero si no fuese así...quizás podría aprovecharse de su pequeño sistema de mensajería.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Al poco tiempo, el pedacito de papel estuvo de regreso en el mismo rincón. Sin embargo esta vez vino acompañado por los golpes de la porra del carcelero contra la puerta de la celda de la misteriosa remitente. 

- ¡¿Que crees que estás haciendo bruja?! - Espetó de mala manera. - Estúpida zorra... mantente donde pueda verte. - Y con otro sonoro golpe el silencio volvió a reinar en el pasillo del modulo 2.

<< Un milagro. Los transhumanos no están bien vistos por aquí.

¿Quienes son tus amigos?>>

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

- Mi muy estimado señor enmascarado. - Di un paso atrás a la vez que hacía una burlona reverencia. - Lamento comunicarle que mientras no cejen en usar ese idioma tan suyo, yo seguiré en mi derecho de mantener mi conversación privada.

Apreté el papel en el puño y bajé el tono para igualar el suyo, tan confidencial.

- Quizá haya pasado algo más de tiempo aquí que vosotros. Quizá el suficiente para hacer algún amigo. Quizá lo que ponga en mi papel no sea de su incumbencia. Y sólo quizá, mis asuntos sean de mi propiedad y no pretenda mezclarme con su profesor, su Angela y sus líos en el mando. - Sonreí amable, y di un paso al frente para recuperar mi posición. - No te dejes engañar por las apariencias. No todos los rubios simpáticos somos buena gente de la que se puede abusar. A veces pedimos cierta deferencia y respeto a cambio de compartir nuestros papelitos.

Dicho lo cual, le miré desafiante a los ojos, sin dejar de apretar la nota. No iba a bajar la guardia mientras no aceptasen mis condiciones.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

- No eches el pié tan atrás, o parecerá una genuflexión. Respondí al gesto del chico con divertimento. Hacía falta más que una torpe burla para molestarme. Estaba en prisión, encerrado con mis dos compañeros, lo que dejaba a mi protegida sola, con una sospecha de traición sobre ella. Tenía que ser muy imbécil para preocuparme por el saludo mal realizado de un joven presidiario.

Escuché el ruido de los guardias en la otra celda. Bueno, no hacía falta sumar dos y dos para darse cuenta de que el solenita no perdía el tiempo ni siquiera encerrado en prisión...Reí levemente.

- En realidad tus folletines amorosos con presidiarias me resultan de poco interés dada la situación en la que estamos. respondí, manteniendo el tono. Ni siquiera era un encontronazo. Su respuesta era tan simple y banal que era imposible ofenderse, pero tenía bien claro que no podría sacar nada en claro de él. Al menos de momento. Pero no parece muy coherente reprocharnos ese detalle del secretismo cuando lo imitas a tu manera.

Suspiré, fingiendo ofensa. Me molestaba en cierta manera, pero era difícil darle verdadera importancia cuanto tenía tantos cabos sueltos fustigándome el cerebro.

- Yo no soy el elemento abusador del grupo, -sin duda alguna Sigfried era el "poli malo" de nuestro trío cómico ario....-pero con ser encarcelado sin motivo he cumplido mi cupo de acusaciones sin fundamento. Solo era eso.

Por dentro sonreía. No había muchas pistas tras la máscara metálica, cuyas formas angulosas cobraban un aire tétrico y teatral en la oscuridad de la celda, pero la soberbia de los jóvenes siempre me había divertido. Siempre les quedaba muchos palos por recibir, pero consideraban que iban a ser distintos: iban a saltar las verjas, destacar por su genialidad y garbo. Iban a volar el barranco en vez de despeñarse o rodearlo. ¡La energía de la nueva generación! ¡El poder de cambiar el sistema!

Pobres ingenuos. Todos queriendo cambiar el mundo...y ninguno se atrevía a morir.

- De todas formas, poco puedo contarte. Ya sabes todo lo que hay que saber sobre nuestra situación, me temo. Suspiré encogiéndome de hombros. El dolor en la nuca volvió y torcí el gesto invisible con desagrado. Dado que uno de nuestros compañeros ha considerado óptimo compartirlo con los aquí presentes. Ese bocazas de Meyer...sin embargo no me molesté en mirar al soldado más novato. Ahora no era el asunto a tratar: era un solenita resabiado.

- Os dejo con vuestra conversación.- comenté al joven, dispuesto a girarme para volver hacía nuestro "núcleo de mando disfuncional". No dejábamos de tener dos dos elementos discordantes que analizar...

En ario, por supuesto. Sonreí. Al menos hasta que el solenita mostrase algo de deferencia.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

¿Qué otra cosa que hacer, sino esperar tranquilamente y pensar en mis cosas? Allá lo que cada uno desee hacer con su tiempo en prisión, que por ahora no tengo otra cosa para preocuparme que no sea cuándo vendrá la siguiente persona, o el siguiente interrogatorio para uno de nosotros. Y por lo demás, con quién compartamos complejo me importa un rábano a menos que se abran todas las celdas y haya que darle una buenta tunda a alguno para que me deje salir de este sitio.

-Seguro que si nos ponemos a hablar de flores de nieve a ésta gente se le va a ir la cabeza sobre qué decimos. -Le comento a Waltz en urso, más por molestar que por otra cosa.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-Actualmente, Alpharius, te recuerdo que la idea de hacerlo publico, era de Sigfried. No soy yo, el que ha soltado una perorata, porque no puede aceptar, tener como un igual, a alguien que no le hayan salido las canas, y tenga que requerir el uso de un baston.- Solte indignado, y convencido, de que habria sido dificil haber sido sutil, despues de toda la mierda que habia soltado.- Sin embargo, como has dicho, esto ya era conocimiento publico, y tarde o mas temprano, habriamos de discutirlo entre todos, con los demas pasajeros. Y, llamandome la atencion el pelirrojo que habia empezado a hablar en Urso, me fije en los dos Ursos. -*Y ya que lo mencionas, Deltoro, parecia querer saber, de donde habian salido estos dos.*- Comente, girandome al soldado de hierro, con su rostro metalico siempre fijado en la misma mueca.- *¿Sabeis algo de su pasado?¿Por lo menos, como llegaron a enrolarse como pasajeros, en la nave?*

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Por un momento, miré a Nasiq con sorpresa, ¿de éso me sonaba? ¿nos habíamos conocido en la Corte? seguramente me equivocaba, a pesar de sus modales, no podía imaginármelo en ésa situación. No tendría mucho sentido que alguien de ése entorno se encontrase aquí... "cómo tú, ¿no?", y sin poderlo evitar me reí con mi propio pensamiento antes de girarme hacia él y ver el rastro casi de adoración que demostraban sus ojos.
- Así que una princesa, ¿eh? ¿y cuál es su nombre? - le pregunté, esperando con ansia la respuesta mientras sentía una ligera punzada de celos, que pronto dio paso a la preocupación cuando aquellos dos brutos entraron en la celda para llevarse a Angela.

Sin darme cuenta me levanté del banco, casi queriendo impedir que se la llevaran o deseando gritarles un par de cosas antes de darme cuenta que estando en ésta situación, podía hacer lo mismo que ella. O cualquiera de los otros dada la situación. Nada.

Apretando la mandíbula, no despegué la mirada del trío que desaparecía por la puerta durante un buen rato, antes de echar un vistazo al pelirrojo midgariano que parecía tener todavía suficiente temple para bromear. Cómo lograba aparentar tranquilidad, era un misterio para mí, sobretodo cuando yo tenía ganas de gritarles cuatro cosas y amenazarles hasta el día del Juicio.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Con las manos entrecruzadas tras la nuca observé con media sonrisa torcida el intercambio de Alpharius y Pierre al que también se unió nuestro autonombrado capitán. De no ser por lo peliagudo de la situación me habría echado a reír a carcajadas. Ahí todo el mundo parecía estar dispuesto a salvar el mundo y los demás éramos meros figurantes.

-Seguid así que os va a ir de lujo...-pensé torvamente, ignorando deliberadamente las acusaciones de Meyer con una mirada indiferente. Puesto que nuestro egregio espía tenía a bien acusarme de cosas que no había hecho me vi tentado severamente a darle algún motivo real. Al final me contuve, mordiéndome nuevamente la lengua

-*Deltoro nos conocía a todos, subestimas los servicios de inteligencia Cruzados*-me encogí de hombros una vez más, aquello casi podría considerarse un ejercicio-*A mi no me suenan de nada; ni de ahora, ni de antes*-en serio, sabiendo lo que le gustaba sentirse superior por no haber tenido que ganarse la vida, disfrutaba de aquellos momentos-*Así que poco puedo añadir aquí aparte de lo obvio, el grandullón quería un empleo y sondeó al profesor. Entre ellos parecen conocerse, pero seguro que ya te habías dado cuenta de eso...*-

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-*No, a todos no.*- Respondi cripticamente a Siegfried, observando al duo Urso.- *Es demasiada casualidad, que dos ursos que se conozcan previamente, se embarquen en la misma nave fantasma, sin conocimiento previo de la presencia del otro. Permitidme unos momentos, con ellos.*

Alejandome del trio Ario, me fui en direccion a los Ursos, colocandome frente a ellos, con las manos cruzadas, detras de la espalda.

-¿Señor?- Le llame la atencion al pelirrojo, bajandondome la gorra unos centimetros.- Mi nombre, por si no me he presentado antes, es Meyer Adam, enrole en el Halcon, como guardaespaldas de la señorita ANgela, la que ha cuidado por unos instantes, acto que agradezco profundamente.- Le recorde, con cierta sinceridad.- Si no es molestia, me gustaria preguntarle, como llego a la nave en calidad de pasajero.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

No me esperaba que se lo tomase a bien, la verdad. Me imaginaba un carácter mucho más terco. Aquello resultaba interesante. ¿Qué habría debajo de aquella máscara? ¿Estaría ocultando una horrible deformidad? ¿O sólo sería para hacerse el interesante? Fuera lo que fuese, había captado mi atención.

- Sí, tiene unos compañeros muy pintorescos, todo sea dicho. Y para no ser de su incumbencia, parecía muy interesado. Igual le he interpretado mal.

Me encogí de hombros. Las cosas seguían el curso que debían. Su conversación me daba bastante igual. Y saber quién estaba al otro lado del muro era mucho más interesante. Me senté contra la pared de nuevo. Temiendo que igual mi interlocutora ya no tenía ganas de seguir con aquel juego. Pero bueno, no podía dejar escapar la oportunidad de comprobarlo.

Contemplé el papel despacio. La pregunta era extraña. Abrí un poco los ojos, pensando qué contestar. Opté por escribir algo corto.

<< No son mis amigos. Son un pintoresco grupo que parece salido de una mala novela de militares. ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo ese cabrón?>>

Lo pasé por la rendija y volví a mirar a Alpharius.

- Por  cierto, yo sigo dispuesto a que todos seamos amigos. Pero veo que tus compañeros se están radicalizando en su postura...

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Reí ante la frase del joven. Radicalizando en su postura. Si conociese a Straufenberg iba a haberse reído hasta él por su feliz ocurrencia. Desconfiar de alguien de fuera del grupo ario no era más que una rutina de trabajo. Y visto como habíamos acabado tras el viaje, nos lo habíamos tomado poco en serio. Carraspeé, algo culpable.

Meyer parecía ya dispuesto a hacerse cargo de los ursos, así que poco podía hacer salvo pasar por alto la pulla poco disimulada a Sigfried y girarme de nuevo hacía el muchacho. Tome algo de apoyo en la pared dispuesto a pasar allí un rato sin perder la dignidad, aunque no me acerqué. Que escribiese sus notas tranquilo.

- Somos guardaespaldas. Respondí al chico, algo divertido. Estamos acostumbrados a que el mundo aproveche nuestras debilidades para llegar a nuestra protegida. Nos da un carácter un poco...La palabra era difícil de escoger. Podría ser endogámico perfectamente, pero la connotación sexual de herencia no me gustaba demasiado. peculiar.

- Y como puedes ver, a veces ni entre nosotros nos admitimos. Añadí, en un tono más de confidencia, aunque había quedado claro por el tono de la conversación de mis compañeros...y eso que el ario hacía que sonase todo mucho más furioso. Hasta yo tenía mis roces con Meyer, como para ignorar los que tenía con Sigfried, al que atacaba sin disimulo alguno. Y viceversa, a decir verdad.

Visto desde fuera, mi compañía era probablemente el único "pase" hacía el interior del grupo. Los ursos se mantenían en su aislamiento, y Sigfried y Meyer estaban demasiado ocupados ladrándose mutuamente para aceptar a un solenita que había hecho un desaire público al grupo. Y el joven espía era más abierto para esos temas, pero el mercenario bien podría reírse en su cara antes de darle una patada en el culo. Literal.

- Aunque imagino que pocas cosas puede empeorar una amistad, ¿cierto?- Amigos hasta en el Infierno, que decía  mi madre. Esperaba no tener que volver a ver nunca una aplicación práctica tan aproximada.

Soy consciente de que era un elemento particular: pese al uniforme de estética militar estaba claro que necesitaba usar un bastón, tenía bastante más paciencia que mis compañeros y pocos problemas en socializar. Y todo esto sin contar la máscara, claro. Pero irónicamente parecía que parte del interés del joven en mí se basaba en eso.

- Con sinceridad, me parece sorprendente lo que habéis conseguido. Admití, mirando como el joven pasaba la nota. No me importaba tanto el mensaje como el hecho de alguien pudiera comunicarse en un sitio como este...y su aplicación práctica más allá de lo que estuvieran hablando. Y vista la situación, prefería no nombrarlas demasiado alto porque uno nunca sabe donde hay micrófonos en una prisión. Las cámaras me daban más igual, teniendo en cuenta que es difícil leer unos labios de acero... Su amiga tiene unas capacidades...admirables.

La palabra no era capacidad, precisamente. Era transhumanismo y era consciente de ello, como el guardia de su pasillo. Fuese aquello bueno o malo.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Waltz miro a Leon y dejo escapar una leve risa mientras miraba al grupo que tan animádamente charlaba y parloteaba, para que luego dijeran que las mujeres hablaban demasiado.

- Seguro que nos mirarían con esa caríta de "o hablas para que os entendamos o no habléis" Seguro que les han pillado con los pantalones bajados, sabes que los Arios no les gusta que se les pongan de modo superior- Se recostó en el asiento inprovisado de la pared y miró a Leon, no perdía nada por preguntarle. -¿Tambien te han preguntado quien te contrato y por que el profesor iba en esa birria de nave?

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Le hago un asentimiento con la cabeza a Waltz en respuesta a su pregunta en urso, sin tener demasiadas ganas de soltar una palabra más en un entorno tan controlado como el de una carcel. Porque es una idea bastante estúpida ir revelando todos tus secretos en alto cuando lo que la gente que te ha encerrado lo que pretende es sonsacártelo todo. O eso me parecía que debía de pensar todo el mundo, cuando la charleta aria se acaba y el rubio parcheado se me acerca calándose la gorra. Alzo una ceja cuando suelta su peorata y me demuestra lo equivocado que estoy, y lo mal que piensan algunos cerebros dentro de su cabeza.

-Mirra, muchacho. -Le respondo, con un tono bastante brusco y agresivo. -No sé si tus amigos quierren más inforrmación o has hecho un trrato con alguien en interrrogatorio, perro si quierro que alguien me prregunte, me levanto y voy hasta la jaula parra decirr que quierro hablarr. ¿Quierres hablarr? Entonces no prreguntes cosas delante de una cámarra. ¿O crrees que no tienen un trraductor de tu idioma contándoles todo lo que os decís? -Niego con la cabeza, y vuelvo a mirar a Waltz.

-#Todo el mundo quiere saber quién nos contrató. Seguro que te lo preguntaría a ti si le entendieses. De todas formas, yo creo que las mejores flores de nieve se forman por los vientos de P3, sin lugar a dudas#. -Y pongo una amplia sonrisa, como si le hubiese contado un chiste.