Partida Rol por web

-Eso que dices es cierto, en varias formas...  Pero esta bien... si crees que podras, adelante. 

Notas algo en su tono, mas normal a medida que habla. Es dificil saber que, pero suena a alegria, quizas orgullo...

Al seguir al primogenito, con su hombre y el prisionero, no van a la mansion. En su lugar la rodean para reunirse en el patio trasero, donde ves un par de barracas, asi como un campo de entrenamiento. Era de esperarse un mini-cuartel. No hay rastro de los demas soldados, por cierto. 

En este momento, vuestro objetivo es la barraca 2. Alli, en una celda ubicada en la parte posterior, es encadenado a la pared el reo. Notas que la celda en si carece de ventanas o aberturas de ninguna clase, con excepción de la puerta y una pequeña trampa en el techo.

Hector aguarda que su hombre complete las sujeciones, luego sostiene la punta de la estaca con firmeza y la remueve de un tiron. El trozo de madera ensangrentada sale como si fuera un palillo, acompañado por un chorro de roja vitae que mancha la camisa del sujeto...

Anastasio jadea de inmediato, recobrando su movilidad apenas es removida la madera, pero sin poder zafar de las cadenas. Cuelga de los grilletes, incapaz de sostenerse en pie. Pero poco a poco recupera fuerzas a medida que sus heridas sanan, y finalmente se para por su cuenta.

-Hijos de puta... Je... que hijos de puta... +masculla, divertido. El hueco de la estaca es lo primero en cerrarse, aunque no pasa lo mismo con las marcas de garra en su pecho que dejara don Orlando, las cuales siguen abiertas.

Y como lo imaginó, fue como sacarle esas piezas de plástico  delgado a los juguetes chinos para que las pilas hicieran contacto. Apretó los labios,  y se quedó más atrás,  ahora que esa criatura comenzaba a gritar en contra de todos los presentes. No había que ser muy listo  como para saber que  ese lugar debía ser usado para este tipo de faenas, y Javier debía repetirse una y otra vez que estaban ante un vampiro, y realmente los DDHH no se le aplicaban,nada, así que le tocaría sufrir por ser un sucio traidor.

Pasó su mano por sus cabellos,  y esperó los primeros movimientos de los presentes, aunque si fuera por ella, lo estaría golpeado como pushin por ser el responsable de las muertes de esos hombres y por haber concertado toda esa trampa parar herirla.

El primogenito ignora al hombre mascullante, haciendo una señal al soldado, ordenando gravemente.

-Equipo tradicional para vampiro.

A la carrera sale el soldado, dandoles unos momentos a solas. Podes examinar que aunque el gaucho esta recuperando a ojos vista su fuerza, sigue debil. No puede cerrar esos desgarros... Alfredo menciono algo sobre las garras sobrenaturales, un daño que incluso a ustedes les afecta terriblemente. No cabe duda que es causa de la debilidad que experimenta ahora el prisionero. Las demás, los disparos, han cerrado limpiamente como tu corte, dejando solo los huecos en la ropa como evidencia. 

Instantes despues entra el soldado, con dos hombres mas. Los ultimos portan una caja, pero el primero es quien acapara tu atencion. Lleva varias antorchas... Al instante que entra en el cuarto, los vampiros mayores dan un respetuoso paso atras, con los semblantes muy serios aunque gallardos... Tu misma sientes el miedo surgiendo en tu interior, amenazando salir ante la presencia de esa primitiva y ardiente luz, un calor que es enemigo de tu fria condicion vampirica...* El reo parece intentar mantener la compostura unos momentos, como todos, pero las cadenas suenan cuando empieza a temblar, tratando de fundirse con la pared a medida que el panico atavico le va ganando... Sabe que ese fuego no esta acá por decoracion o necesidades de iluminacion. 

Y entraron las antorchas, ya había visto las heridas que esas garras había dejado, y claro que pensó en lo que le hubiera pasado si la loca de Sarah la hubiera lastimado, aún estaría herida, pero en fin,ya estaba controlada esa pobre chica.  Se quedó mirando las antorchas, se sentía alarmada por su presencia,  era como si el fuego la rodeaba, pero guardó la compostura, pero en algunos momentos, tuvo que dar unos pasos hacia atrás, asustada por lo que le estaban haciendo,  conteniendo el aliento, y manteniéndose más atrás, pero a medida que se iba acostumbrado a lo que estaba pasando, pudo quedarse a ver lo que le hacían a ese traidor.

La caja es puesta a un costado, y las antorchas en distintas argollas de las paredes, salvo una que se la queda Hector. Apenas los ghouls terminan, se retiran. Entonces comienza. Primero arranca de un tiron el poncho desgarrado, descubriendo el pecho del hombre. Seguidamente, desenfunda la espada con la mano libre, y procede a cortarle los pantalones, los cuales caen al suelo a sus pies. Anastasio queda desnudo. Debio ser hombre atractivo en su epoca, aunque algo velludo. Mas curioso aun, es que en los muslos la piel no es normal, sino que la zona parece estar cubierta por crines de caballo, lo que le da una apariencia casi a satiro. No es la unica cosa que tiene ciertas resemblanzas equinas... por ahi abajo. Arriba, al sacarsele el sombrero, tambien se nota que sus orejas estan deformadas, siendo alargadas y peludas como las de un animal...

Todo esto no parece importarle al militar. Simplemente envaina la espada, y luego aplica la antorcha sobre las crines de las piernas, lamiendolas con el fuego... El gaucho acobardado empieza a gemir despacio, a medida que las llamas le prenden los vellos. El olorcito a carne quemada se siente pronto, cosa que arranca un alarido bestial del reo.

-... WHAAGHH!!! AAAAAHHHH! AAHHHH!!!

La antorcha es colocada en una argolla al costado en ese momento.. Donde habia crines ahora le humea, una fea quemadura que llega hasta la carne debajo, la cual aparece calcinada horriblemente. . 

-Espero que ahora nos entendamos. +dice con aplomo el primogenito, finalmente.+ Nuestro tiempo es valioso. Necesito informacion, y me la vas a entregar, o vas a arder literalmente... ¿Comprendido?

Al decir esto lo mira. Vos no ves su cara, pero la presencia del milico, ya de por si negativa, se vuelve francamente aterradora. Incluso no siendo el objetivo de su ira, sentis el escozor en la nuca de estar frente a alguien totalmente peligroso. Es bueno que sea de su lado, mas o menos... La forma evidente en que te desprecia y la diferencia de poderes, no augura nada bueno para ti si la cosa pasa a mayores.

El hombre amedrentado y quemado casi parece estar por llorar. De hecho una lagrimilla de sangre le corre por la mejilla.

-Si si, pregunten, pregunte... Pero eso de nuevo no, por favor... 

Toda la guapura que mostrara en la pelea se ha desvanecido en un abrir y cerrar de ojos ante el dolor del fuego y la aterradora presencia de Hector. Resulta impresionante lo facil con que ha roto la voluntad del gaucho... 

-Hay mucho por donde charlar...+dice,juntando las manos en la espalda+ Podemos empezar por algo sencillo. ¿Perteneces al Sabbat o a algun grupo anarquista? ... Sientete libre de explayarte en la respuesta.

Habla en tono suave, casi paternal, un cambio total contra su actitud intimidante de hace unos momentos. 

Hunde los hombros. Casi pareciera que toma aire. Luego comienza a hablar, en tono grave.

-No somos Sabbat. Somos los Perros de la Guerra, un grupo Gangrel. Javier nos lidera. Desde hace tiempo venimos trabajando para alejarlos de nuestras tierras, malditos... pero siempre de callados, manteniendonos en el campo, donde queremos estar. Ahora recibimos refuerzos, que si son Sabbat, partidarios de algo mucho mas... activo. Ibamos a ir primero por Orlando y su amigo para limpiar la costa, pero estaban tambien esos campistas de mierda... Lo complicaron todo. Asi que nos dispersamos para esperarlos donde sabiamos que nos buscarian e irlos acabando de a poco. No contaba que usted se meteria con sus chicos, don Hector. Siempre tan enemigo de Diego... y ahora lo esta ayudando. 

El fin justifica los medios, no importa si te alias con el mismo demonio, Javiera apretó los puños, eran traidores, eran unos perros traidores de todo, pero ¿contra qué peleaban? ¿simplemente por el pelear? Mataron a la familia de don Orlando por qué... ¿por ideas? Javiera sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas rojas, que limpió sin que nadie se diera cuenta por estar más lejos. Se apoyó en la pared,  cruzada de brazos, cansada de esa deplorable escena, pero algo quedaba en claro, había que cazar a ese tal Héctor, pero eso significaba encontrar a los creadores de esas cosas. Chasqueo la lengua con molestia, apretando los puños para decirles que acabaran con aquel hombre, si es que puede ser llamado así, porque parecía más un sátiro, ¿así quedaría ella?, pero ni el primogénito ni Orlando eran así, debía ser distintivo de los "perros de guerra"- Malditos anarquistas...- murmuró entre dientes mirando a otro lado con desprecio.

-Mis motivaciones no te incumben, traidor... Pasemos a otros detalles. Donde estan el resto, y que clase de refuerzos consiguieron. +Estas palabras hacen que Anastasio cierre los labios, cosa que el militar nota.+ Sabes que el castigo por esto es la Muerte Definitiva, eso esta decidido. Pero la pena no tiene porque ser cruel ni dolorosa, e incluso podemos ver que se conmute por un letargo prolongado... si cooperas lo suficiente.

Aprieta los labios, hablando con un hilo tenso. Su miedo ha desaparecido, y parece haber recobrado su valor. 

-Ya les largue bastante para que se entretengan... Estoy jugado, lo se. No hace falta que ademas sirva a los mios en bandeja. Si los quieren, salgan a cazarlos como hicieron conmigo... vamos a ver que tal les va. Sin Orlando, el resto son una mierda de citadinos...

Sin decir nada, deja que hable mientras destapa la maquina. Parece alguna clase de motorcito. Tiene un par de pinzas, las cuales hace castañetear, cosa que cierra la boca del gaucho. Sin vacilar, conecta la primera a su testiculo derecho, cosa que arranca un gemido de dolor al hombre. Entonces los mira a ambos dos. Tras una ligera vacilacion, tiende la segunda pinza a Javiera.

-Colocasela en el otro para hacer el circuito y encargate de la maquina. +te ordena. Una breve mirada a tu sire basta para que notes como cierra los labios, mordiendose el inferior, pero no interviene...

Y vino el momento de la verdad, Javiera que se había mantenido atrás, solo quería terminar con eso, pero el sujeto no delataba a los suyos, en su cabeza pasaban los testimonios del informe Rettig le hizo revolver el estómago si eso era posible, cuando el primogénito se cercó a ella y le pasó una de las pinzas, Javiera lo quedó mirando con los ojos abiertos, muy abiertos, ni miró a su sire, mientras alternaba sus ojos con las pinzas y los ojos del primogénito. Uno a uno los relatos de los torturados pasaron por su cabeza, uno a uno, lo que esos perros inhumanos hacían, como los torturaban para que hablaran, como les ponían corriente en los  testiculos o en la bulba a las mujeres ¿le pedía que hiciera lo mismo? Apretó los dientes y lo miró con profundo odio, lo odiaba con todas sus fuerzas porque representaba cada una de las cosas que odiaba en su vida.

o en su no-vida...

El odio se incrementó dentro de sí, y su sire no intervino ni nada,se quedó callado ahí, se sintió sola, y se preguntó si él lo haría... Lo odio también. Sin más le arrebató la pinza de las manos y fue a la máquina, masticando bilis por lo que estaba haciendo, la maldita prueba, pero igual, ahora no eran humanos, no, y eso no lo mataría, ¿podría matarlo? no, lo quería vivo, y era un traidor... Lo mismo decían de los detenidos que torturaban... Se odio así misma... y apretó tan fuerte sus labios que se los lastimó. Apenas terminara aquello, se iría de ese lugar en donde haría lo que más repudiaba.

Aunque seas mujer y bonita, eso no ayuda a Anastasio cuando conectas la segunda pinza a su otro testiculo, con un suave chasquido de carne apretada... La maquina en si es muy simple. Tiene un boton de encendido y apagado, una perillita graduada y un marcador de voltaje, ambos cuales tienen indicadores numericos que suben de 0 hasta 450. Atras hay un cable, que se enchufa al toma de la pared, suministrando la corriente. El artefacto por ahora esta apagado... A tu espalda, el primogenito se ha cruzado con las manos detras. Mira al reo, el cual tiembla levemente.

-.. No se si tendras electricidad en tu rancho, es cosa de citadinos. Este aparatito lo traje de Alemania, hace bastante tiempo, y la aprovecha de una manera muy basica pero efectiva, conduciendola a las pinzas. Los niveles bajos de son bastante dolorosos. En los altos, bien... tu sangre puede empezar a hervir y quemar por dentro. Dejaremos que lo compruebes por ti mismo. Cuando quieras pararlo, Anastasio, solo empieza a hablar...

Sus ojos duros y claros pasan a ti, implacables.

- Adelante. Comience las descargas... 3 segundos cada una, luego 10 de descanso. Empezando en 150 y subiendo. No se detenga hasta que él hable, soldado... Necesitamos su informacion.

-no me llame soldado de nuevo - replicó con violencia pero entre dientes, luego de haber puesto la pinza en el testículo, el pelo y su pene largo no la desconcentraron, estaba tan furiosa que ni tuvo alguna inclinación, aunque puede ser también por su condición, además, su desnudez no la perturbó, había visto muchos cuerpos desnudos en sus clases de derecho penal. Y se puso en la maldita máquina. Sus dedos estaban apretados y debió aplicarle la corriente, 150... y contaba mentalmente, subiendo 10  en 10, el hombre sufría, y no hablaba, no le pedía perdón, se pedía perdón así misma, pero no pudo llegar mucho más allá y dejó de aplicar la corriente al llegar a los 200 amperes. 

Se puso de pie - no seguiré haciendo esto - su cuerpo estaba tenso por completo- que uno de sus soldados lo haga... - miró a su sire por unos segundos, sus ojos no mostraron cariño por él, ni nada,  y caminó hacia la salida.

Nadie te sigue... nadie, salvo la risa de Hector, burlona y vibrante, asi como segundos despues, un ronco gemido del prisionero. El patio de entrenamientos esta muy despejado, permitiendo una vista idilica del cielo paranaense, pero no hay manera de disfrutarla con esos dos sonidos rebotando en tus oidos y tu cabeza. La brisa que se desliza por la ciudad te agita el cabello. Es calida, pero ni de lejos lo suficiente para darle tibieza a tu piel... ni mucho menos al hielo que sientes formarse en tu corazon, por haber participado aunque sea un instante en algo así.

Apenas notas cuando Alfredo se para a tu lado. Pemanece en silencio, no dice nada. Solo sentis como desliza su diestra por sobre tus hombros, y te aproxima a el con suavidad...

Puto malito, lo detesto.. se fue pensando la chica, apretando los nudillos,  que ni la brisa de la noche logró contener, quería golpear algo, sí, golpear algo, sus emociones se habían desbocado al punto que sus manos estaban temblando, así como su barbilla, SI estuviera viva, se hubiera puesto a llorar de solo la rabia.La sinfonía de gritos habían hecho olvidar ya la risa socarrona de ese imbécil, pero siente a su sire cerca de ella,  acercándose por la espalda y pone su mano en su hombro, ella con mucha rabia mueve su hombro y escapa de su toque.

- no me... no me toque...quiero estar sola - replica y se va alejando de él, era uno de los depositarios de su desprecio, pero no se lo hizo ver con una asesina mirada, sino con la distancia que necesitaba. Ya todo le molestaba, la ropa, las botas anchas, todo, todo!; su condición!, lo que había hecho!; lo que iba a hacer!. No quería más. Puso sus manos en su cara y se apoyó en uno de los árboles,  presionando su espalda contra el tronco, en silencio, y siente las lágrimas de sangre correr por sus mejillas. Esa noche sintió que parte de su humanidad había quedado en esa habitación.

La solidez de la madera en tu espalda es buena. Sirve de base para apoyar tu fragil ser, recobrar el aliento figurativamente, e intentar no desmoronarte. Pero no es la unica. La otra se para frente a vos a un par de metros, todavia con ese traje militar que le sienta bien, y el machete al cinto. No se arrima a tocarte, tal cual lo pediste, pero permanece alli. Tu padre en esta no-vida, sereno como siempre, estoico pilar de sabiduria. No se metió en lo mas minimo durante lo sucedido en el cuarto, siendo un mero espectador tanto del tormento del reo como del tuyo.

Aun asi, al mirarlo a los ojos azules no vez ninguna clase de arrepentimiento ni dolor. Solo esa calma comprension, ese mar de entendimiento con el cual te abarca. Recordas entonces la noche de tu despertar abrazada, cuando conversaron en el techo de la Universidad. Es igual que entonces. Otra vez estas al borde del abismo, dudando si saltar o no. Y el esta alli, aguardandote en silencio, respetando tu tiempo, pero presente.

Parado delante de ella, Javiera levanta la vista para encontrarse con sus ojos azules, tan calmos y se le pasó por la cabeza golpearlo, usarlo a él como descarga a su frustración, pero se le hizo tan miserable como lo que acababa de hacer, tan despreciable como lo que se había convertido. Levantó la car y sus ojos verdes estaban muy fijos en los de él, desafiante, pero en silencio, en un tétrico silencio.

- te quedaste callado...- masculló - te quedaste callado mientras ese...- midió las palabras que iba a decir, podía escucharla - mientras ese vampiro me pedía hacer tal cosa... y yo... yo a hice!..- alza la voz, y lleva sus manos a su cabeza desordenando sus cabellos -uno... a uno los relatos que escuché... los que leí...  pasaron por mi cabeza... uno a uno... lo que esos animales les hacían... y yo... ahora no soy tan distinta a ellos, fue capaz de hacer lo mismo...- apretó los labios, su labio estaba roto y la sangre formaba un hilo de sangre que marcaba su blanca piel - ahora nada me hace mejor que esos asesinos... oh... Dios, debi ser menos cobarde y negarme... debí mandarlo al diablo... - apretaba más los dientes que llegaban a crujir -me fallé... - baja la voz y se desliza hasta el suelo con sus manos en sus cabellos desordenándolos.

- y te quedaste callado... y ahora sigues estándolo... - apretó los ojos, las lágrimas seguían marcando sus blancas mejillas.