Partida Rol por web

Órbita de Cadia

Asintió ante las palabras de su hermano, comprendiendo un poco más del misterio tribal que tenía toda su legión y tradición.

-Entiendo, el Mana es algo inconmesurable y omnipresente, algo que solo tus bibliotecarios pueden canalizar para hacer un uso propio, pero la Haka, ¿une el Mana de todos o solo el de cada uno? ¿Que conseguís al canalizar el Mana?.

Inspiró profundamente antes de continuar contestando.

-No puedo sentir el Mana, tal vez sea un defecto de mi ser y de mi semilla, algo que me distingue. Tenemos cierta afinidad y facilidad con la tecnología y los números, pero todo lo que tiene que ver con lo psíquico... -dejó la frase a medias y negó ligeramente con la cabeza. Sería un defecto suyo como esa palidez de la mayoría de los Leviatanes, eso solo lo sabría el Emperador.

Trono de mando de Drora LXA

La mirada de Aegror se pasea por docenas de pantallas holográficas. En algunas se muestra la invasión y conquista de Catachán por parte de sus Portadores. Una operación limpia y rápida, casi quirúrgica, digna de sus legionarios, y que le hace sentir orgulloso de su hijos a pesar de la sorpresa inicial.

En otras se ven múltiples mapas del Última Segmentum, inmenso y apenas explorado. El rostro del primarca, sin facciones relevantes, se tensa ante las proyecciones. La exploración está resultando mucho más difícil de lo que parecía.

Absorto en el mapa, su mente vaga entre sus recuerdos. Aegror siempre ha sentido especial fascinación por las especies exóticas o únicas, y nunca pierde la oportunidad de aprender algo nuevo si puede. Muchas veces visita planetas en persona y sin avisar, aprovechando que sin su máscara o armadura es prácticamente un legionario normal. Los increíbles físicos de sus hermanos son útiles sin duda, pero pasar desapercibido a veces también lo es. En sus recuerdos evoca un viaje que hizo hasta Krakatoa, el hogar de su hermano Leucas Manoa. Allí estudió durante un tiempo las leyendas sobre los leviatanes, seres sin duda magníficos. Recuerda una conversación con un viejo pescador, en un momento de lo que parecieron horas hablando sobre el océano y sus criaturas, el hombre dijo un refrán en su idioma, que obviamente Aegror no entendió. La traducción aproximada, le dijo el pescador, era: "no se puede explorar el océano a nado".

La mente del primarca vuelve al presente y se queda mirando los mapas. No se puede explorar el océano a nado, dice en voz alta. En ese momento un aviso ilumina una de las consolas. El consejo de guerra se abre otra vez.

El primarca alcanza su máscara de cirujano y suspira. "Las desgracias nunca vienen solas", murmura en un afectado Gótico Alto.

- Estoy de acuerdo -asintió Eon-: para lamentarse hay que estar vivo.

Siguió guiando a su hermano hasta llegar a los archivos de la 27ª Expedición. Había volúmenes de las bibliotecas más exquisitas de Terra, libros maltratados que parecían haber salido de habitaciones destruidas por la guerra y otros marcados con caligrafías tan extrañas que sólo podían ser alienígenas. Por doquier había cráneos, bustos y reliquias marcando el fin de los estantes. Los servidores circulaban de acá para allá y varias figuras con túnica (iteradores en su mayoría, aunque también algunos oficiales de la expedición y un puñado de astartes) paseaban o leían. Todos inclinaron la cabeza.

Eon tuvo la consideración de hablar en voz baja, aunque todo el mundo estaba pendiente de ellos. Dos primarcas eran una imagen demasiado arrebatadora.

- Supongo que tienes razón -dijo-. Pero, ¿y si esas tradiciones encierran secretos? Muchos remanentes humanos de la Vieja Noche ocultaban en panoplia religiosa muchos actos que para ellos tenían sentido. Nosotros también lo hacemos, ¿quién sabe qué parte de cada ritual es la crucial? ¿Quién se arriesgaría? Creerás que soy supersiticioso y simple como un marinero, ¿eh?

Sonrió con camaradería.

- El espíritu de la máquina es incomprensible, y por eso necesita formas orgánicas que lo moderen y lo traduzcan para nosotros. Igual que una nave necesita a su tripulación. Es cierto que nuestros sistemas podrían funcionar de forma autónoma, pero eso es peligroso. Inteligencia Abominable, lo llaman los Sacerdotes Rojos... aunque creo que estoy intercediendo en tu formación, ¿existe algo sobre lo que pueda ayudarte? Me gustaría saber más de mi hermano de sangre y hierro.

Leucas echó a reír ante las palabras de su hermano. - No, hermano...- Dijo, negando con la cabeza. - El mana puede ser canalizado por... cualquier bibliotecario. Es... lo que permite la manipulación de los... elementos, las conversaciones a través del vacío... El Haka es sólo la forma en la que nosotros canalizamos el Mana. Nos vuelve más letales... más resistentes... expulsa nuestros miedos... y los clava en los corazones de nuestros enemigos...- 

- Que no puedes... sentir el Mana?- El tiburón posó una mano tatuada sobre el hombro de Ark'sul - Si... lo que dices es cierto... qué es lo que guía tu mano... a la hora de... acabar con tus adversarios? Qué es lo que te permite crear tales cosas...- dijo, separando la mano del hombro de su hermano y señalando con ésta los apéndices que rodeaban los hombros de éste- ...como las que sobresalen de tu espalda?- Leucas volvió a bajar el brazo. - El Mana fluye dentro de ti. Poderoso... imponente... solamente que se... manifiesta... a través del hierro que forjas...- 

Órbita de Subuel.

Miraba soreprendido cada uno de los volúmenes, estantes y cosas que había allí. Esos "servidores" circulaban como sus máquinas lo habían hecho antes de que le obligaran a destruirlas. Ark'sul se sentía como un salvaje en medio de la civilización. Se veía a sí mismo que hasta unos días atrás había estado solo preocupado en sobrevivir y ese lugar, esa gente, allí vivían. Daban por hecho que mañana tendrían lo básico y podían dedicarse a otras cosas.

Una parte en su interior los envidiaba mucho y esperaba llegar a ser como ellos.

-No, hermano. Sencillamente no tenemos ese conocimiento. Hasta hace unos días no creía posible salir de mi planeta y tú me estás explicando todo lo que hay en realidad. Es como si me hubieras quitado una venda de los ojos, como si me hubieran sacado de una habitación para dejarme en medio de una gran ciudad. ¿Pueden ocultar algún tipo de secretos o conocimiento? Sí, pero que sea peligroso o no es otra cosa, ¿verdad?.

Devolvió la sonrisa antes de continuar.

-Inteligencia Abominable -soltó una risa- el miedo hace cosas raras, ¿eh? -se rascó la melena enredada antes de continuar hablando- no se si sabrás las condiciones de que yo esté aquí, pero no fueron solo la exterminación de los Chatarreros. Padre -esa palabra le hizo sonreír, pues le sonaba rara pronunciarla- Padre me hizo destruir lo que durante años fue nuestra mejor ventaja contra los chatarreros. Diseñé y creé unas máquinas autónomas con capacidad para realizar tareas sencillas. Padre me dijo que debía destruírlas, que la Inteligencia Abominable estaba prohibida y que tenía que aprender los misterios del Mechanicum para no crear un apocalipsis. Padre me dijo que eran máquinas y no eran más que una herramienta, por lo que había que destruirlas antes de que fuera un peligro. Y lo hice.

Suspiró un momento antes de continuar.

-Durante años tuvimos que enfrentarnos a los Chatarreros en combate singular, siendo superardos numéricamente de forma absoluta, superados en potencia de fuego y tecnología. Creé esas máquinas para salvar vidas, mejor una máquina destruida que una vida apagada -acarició el lomo de uno de los libros de forma aleatoria- y luego los sacerdotes rojos dicen que toda máquina tiene un espíritu al que hay que tratar bien para que todo funcione.

Se giró con un gesto de confusión en la cara. Se entremezclaba tristeza y furia en partes iguales, una furia primitiva y salvaje.

-Hermano, si las máquinas tienen un espíritu al ser creadas, las máquinas que destruí porque Padre lo dijo, ¿en que se diferenciaban de humanos?. Quiero decir, ambos tenían una vida, ambos tenían un espíritu si nos aferramos a las religiones y conocimientos metafísicos, ¿en que se diferencian?. Padre nos creo a nosotros con ciencia y yo creé a esas máquinas con ciencia. Él la ciencia biológica, yo la ciencia mecánica, y yo destruí a mis hijos. Dime, hermano, ¿cometí un filicidio*?, ¿maté a mis propios hijos?. Ellos murieron por salvarnos como los soldados mueren en todos lados, y la recompensa fue la muerte por un "error" mío o falta de conocimiento. Dime, hermano, ¿el precio que he pagado es alto o será algo normal en el devenir de los días?

Órbita de Cadia

Frunció el ceño ligeramente mientras pensaba en las palabras de su hermano. Desde que dejó Marte, Ark'sul tenía problemas para entender lo metafísico, todo aquello que no fuera tecnología se le escapaba, entendía un poco de biología pero poco más que cualquier apotecario de su legión; pero todo eso del Mana...

-¿El Destino? ¿El deber de cumplir la voluntad de Padre? -fue su respuesta a la pregunta de qué guiaba su mano. Se rascó una ceja en un gesto pesativo.

-Veamos. Dices que por medio de la Haka, tus guerreros pueden canalizar el Mana para volverse más efectivos. Los bibliotecarios pueden hacerlo de formas más complejas y les resulta algo más sencillo, pero vosotros necesitáis de la Haka -miró su mano izquierda, la mano del brazo que tenía gran cantidad de implantes mecánicos combinados con su fisiología superior de primarca- ¿Dices que podemos canalizar y usar el Mana sin saber que lo estamos haciendo? ¿Como la gravedad, que sin saber que existe sí sabes que si te tropiezas te caes? -era una comparación absurda, pero era la única forma de intentar darle un sentido en mi cabeza.

CAMPAÑA DE JRUN (810.M30)

Jrun era un planeta de aspecto engañoso. Era imposible no contemplar sus inmensos océanos, sus cielos infinitos y sus lunas esmeralda y no pensar en algún paraíso. Sin embargo, en las zonas menos profundas, las perforaciones orkas drenaban la sangre negra del mundo, y en las islas más grandes las chimeneas vomitaban humo a la atmósfera. Millones de esclavos, la antigua población humana de Jrun, cosechaba enormes marañas de algas y cavaba galerías que acababan por inundarse y ahogar a los mineros. Sumergibles disparatados y fortalezas voladoras surcaban las rutas entre las islas, tripuladas por pielesverdes nómadas que invadían a las tribus asentadas para robarles la comida y el combustible. Y en el centro de todo, el Arrecife, una fortaleza tan grande y disparatada que podía verse desde el espacio, el hogar de los mayores Kaudillos y del señor de la guerra Kryll Matazerpientez.

Como una lluvia de acero, las cápsulas de la XVIII Legión se hundieron bajo las olas. Los Leviatanes se sumergieron en los océanos de Jrun y se reagruparon en el lecho marino en torno a diferentes puntos estratégicos. Protegidos por armaduras estancas de exterminador, los hijos del Gran Tiburón iniciaron su avance oculto.

Pocas horas después las transmisiones del Arrecife captaron el mensaje por primera vez. Se fue replicando a través de todos los canales, alcanzando todas las islas y bastiones: MAG URUK THRAKA!, “¡Yo soy Masacre!”. Casi al mismo tiempo, en media docena de atolones ecuatoriales, unos legionarios de bronce plantaban sus estandartes en la roca, elegida así su arena de combate.

El grito de desafío activó algo ancestral en el instinto de los Kaudillos, que lanzaron un WAAAAGH! A través de los mares. Las hordas se abalanzaron sobre los islotes, sobre los Corsarios, que cerraron filas y se defendieron con ferocidad. Los astartes, empleando sus conocimientos en psicología orka, supieron mantener el peso del enemigo sobre ellos, y usaron tanto Dakka (palabras propias) como les fue posible para deslumbrar a los orkos y hacerles acudir.

Mientras, los destacamentos de Leviatanes empezaron a socavar las defensas orkas. Destriparon las fortalezas con cargas de demolición y puños sierra, y rescataron a tantos esclavos como pudieron. Muchos torreones destartalados se hundieron en el mar cuando unos guerreros de ojos negros emergieron de las profundidades. Mientras los orkos combatían en una masacre sin sentido, sus hogares fueron destruidos. Como obedeciendo a una señal invisible, las aeronaves de los Corsarios empezaron a sobrevolar la atmósfera, lanzando abordajes sobre los caóticos fuertes aéreos de los orkos y cortando las líneas de suministro. Los Harakht, los pilotos de élite de la XVI, barrieron los cielos de kazabombarderoz y kópteroz enemigos.

En cuestión de un mes, cuando las lunas cambiaron, sólo quedaba el Arrecife. Los Leviatanes habían sufrido muchas pérdidas en sus asaltos subacuáticos (en muchos casos por su empeño de no dejar atrás a nadie), y las bajas de los Corsarios en las playas, donde aún resonaba el cántico, no eran menores. No obstante, Eon y Leucas Manoa no se darían por satisfechos hasta que el último pielverde hubiera muerto.

Los Leviatanes encabezaron de nuevo el ataque. Como tres dientes de escualo abriéndose paso por la carne de una presa, cientos de legionarios pálidos vadearon bosques de minas submarinas; se enfrentaron a bestias mecánicas y cruzaron simas oceánicas. Fue en una de ellas donde cayó el legendario Hoari, uno de los señores de mayor confianza de su primarca, arrastrado hacia el abismo por los tentáculos de hierro de un monstruo tripulado por orkos.

Sin embargo, los Leviatanes alcanzaron la base del Arrecife y comenzaron el ascenso. Los combustibles oleosos se filtraban a través de las grietas. Los legionarios tuvieron que emplear cuchillos para eliminar a sus enemigos, pues una sola chispa podía hacer saltar todo por los aires. Leucas Manoa encabezaba el avance, protegido por su escolta y con su lanza apagada… al menos hasta que emergieron en el corazón de las defensas enemigas.

Entonces, la escuadra de élite del capitán Kaha se desmarcó para activar un localizador de teleportación. El capitán, junto a un par de escuadras de su valiente compañía, sacrificó su vida para traer al mismísimo Eon al Arrecife. Al Príncipe Corsario le siguieron sus maltrechas cohortes y así, juntos, ambos hermanos iniciaron su búsqueda. Kryll Matazerpientez debía morir para descabezar del todo la defensa de los xenos.

Alcanzaron el cubil del monstruo cuando este estaba a punto de organizar un contraataque. Guiados por los esclavos que habían liberado los Leviatanes, ambos primarcas tomaron al señor de la guerra orko por sorpresa. Aún así, un centenar de los mejores guerreros pielesverdes del planeta se interponía entre ellos y su triunfo. En la carnicería que siguió, ambas legiones perdieron grandes héroes, como Dimitar Ken-Shu, el veterano nativo de Júpiter que comandaba  el tercer capítulo de los Corsarios Estelares; o el bravo Ngaru, quien había conocido a Leucas cuando sólo era un niño. Al final, sólo dos docenas de astartes seguían en pie, pero el Gran Tiburón ensartó al Kaudillo con su lanza y arrojó su cuerpo al mar desde lo más alto del Arrecife.

Obedeciendo a las órdenes previas, las aeronaves de los Corsarios se pusieron en marcha para dar el golpe definitivo a las defensas orkas. Por todo el planeta, escuadras y capítulos enteros desmantelaban la estructura de guerra enemiga. El Arrecife era completamente ocupado sólo un par de horas después, cuando las stormbirds llevaron al primer capítulo de la XVI, las Bestias de Bronce, a las murallas dentadas que aún resistían. A la cabeza se encontraba Jin Ningatha, el comandante más próximo a Eon.

Así, ambos primarcas se encontraron en lo alto de una ciudadela tambaleante, ensangrentados, heridos y con muchos nombres que escribir en los archivos de honor de sus respectivas legiones. Los mares azules estaban teñidos de rojo y algunos de los héroes más ilustres de la XVI y la XVIII habían encontrado su final.

Sin embargo, la única palabra que podía definir aquello era… victoria.

- Puedes llamarlo... Destino... si eso te es más... cómodo.- Respondió, encogiéndose de hombros. 

- Y... Sí, todos tienen un uso... instintivo del Mana. El Haka... para nosotros... es esencial por su efecto psicológico... Un bibliotecario tranquilamente podría... infundir sus dotes para fortalecer el cuerpo o... eliminar el miedo... sobre cualquiera. Pero más sencillo sería... que el receptor estuviera... dispuesto a recibir tales... dones... y que solamente tuviera que... encargarse del cuerpo... y no la mente...- Leucas intentó cortar la parte mística lo más posible para resumirle sus creencias a su hermano. 

Eon escucha en silencio hasta que su hermano termina de hablar. Sus ojos brillan un poco. Ark´sul ha dado muy cerca de su propio centro. Ha agitado sus propias dudas.

-¿Y qué somos nosotros sino armas dotadas de autonomía, no es cierto? Instrumentos de nuestro Padre y del Imperio que, una vez acaben su monstruosa tarea, podrán quedar relegados al olvido, como carceleros de un tiempo que no volverá. Como castellanos de unas fronteras que siempre estarán en guerra, garantes de una paz que nunca conoceremos. Y lo peor de todo es que, como armas, se nos forjó para ansiar la guerra. Todos mis instintos, todos mis talentos, tienen que ver con ello. No podríamos vivir en paz aunque lo quisiéramos. Ni nuestros hijos tampoco.

Miró hacia el infinito, evitando la mirada de su nuevo hermano.

-A veces los odio, ¿te das cuenta? Esos pequeños humanos que no quieren más que hacerse más grandes y morir con nosotros. Yo no quería una legión que me idolatrara; no quiero que caigan cantando mis alabanzas. Yo solo quería...

Golpeó uno de los estantes, provocando que el metal se doblara.

-Yo sólo quería seguir volando, ver a mi familia de vez en cuando; reír con mis compañeros y... y con Aliathra, ¿era tanto pedir? Por lo visto sí cuando un artesano te fabrica para ser su verdugo.

Miró a los ojos a Ark´sul.

-Por eso padre te envía a Marte. El señor de los secretos y sus artimañas... no te dejes domeñar, Caballero del Arca. No te conviertas en un títere. Sírvele como hacemos todos, cumple tu cometido, tu función de arma y tu juramento de expurgar de orkos esta Galaxia. Pero hazlo por ti, y sé tú mismo. Amas a tus hijos, como yo a los míos. Amarás a tus hijos astartes, por mucho que intentes odiarlos como yo. Tus hijos mecánicos estaban vivos, pues tenían espíritu. Recuérdalos, hermano, hónralos. Quizá un día puedas traerlos de vuelta.

-Destino -era algo que estaba cerca pero no era precisamente lo mismo, solo un parecido. Era como llamar hierro a una aleación cuando el otro interlocutor no sabía lo que era una aleación. No pudo evitar reír ante su escasez de conocimiento sobre ese área.

-Entiendo algo, no lo comprendo ni de cerca, hermano, pero creo que estoy más cerca de entenderlo que cuando entré aquí -sonrió ligeramente mientras pensaba- y creo que podría hacer algo para entenderlo un poco más. Verás, una de mis Órdenes, la del Eclipse, suele tener ciertas tendencias hacia lo esotérico y lo metafísico. Intentan entender un poco el funcionamiento de un Campo Geller o como los Navegantes son capaces de guiar las naves por el empíreo. ¿Te importaría que los dejara con tu flota para ver si son capaces de comprender de una forma más apropiada el Mana y toda vuestra cultura?. A su vez podrían ofreceros sus conocimientos en otras áreas.

-Siempre había algo que me lanzaba a enfrentar a los Chatarreros. El primero en entrar y el último en salir. Nuestras incursiones eran para obtener materiales de los pecios estrellados en tierra, pero nunca, nunca extraje nada. Yo luchaba mientras otros rapiñaban lo que podía, yo luchaba para que huyeran, perseguía al enemigo cuando huía. Siempre pensé que sería un defecto personal;  pero parece ser que no, que es simplemente mi naturaleza.

Se rascó la nuca en un gesto nervioso mientras que encajaba lo que decía su recién conocido hermano.

-El Destino es una zorra impasible y cruel que yace con la Muerte, y juntos se regodean a nuestra cosa. Es una cita de Orhen, mi tío y mentor. Pocas veces el Destino tiene algo que ver con lo que deseamos, el caso es que se decida luchar contra él o dejarse llevar. Orhen siempre decía que lo mejor es dejarse llevar por la corriente; pero que si ves que te lleva a un sitio que no te gusta siempre puedes variar el rumbo lo justo para ir a un sitio que te guste más -inspiró profundamente- yo nunca llegué a saber lo que quería, solo pensaba en sobrevivir y en que los míos sobrevivieran, solo pensaba si el generador tendría combustible, si no habría alguna avería, si tendríamos comida y agua, si alguno caería en la próxima expedición, si sufriríamos un ataque. Solo pensaba en vivir y creía que la vida era solo eso.

Asintió a las últimas palabras de su hermano.

-Mi madre, es decir, la mujer que me crió en Subuel siempre decía que todo beneficio tiene un coste, y que si no lo has pagado en el momento volverá más adelante y se cobrará por triplicado. Aprenderé todo lo que me quieran enseñar, pero también lo que no quieran. Si quieren que sea un arma y me quiere adiestrar en un culto tecnológico aprenderé todo lo que pueda de la tecnología; pero obtendré todas las respuestas que quiera tener, ya sean de la boca de Padre o de mis propias investigaciones -asintió una última vez- si veo que en realidad todo ese peligro que veían era algo exagerado, tal vez lo intente, solo tal vez; pero no se nada aún, nada de este Imperio, nada del Dios-Máquina, nada de esta Galaxia y nada de mí. Creo que lo primero que tengo que hacer es conocerme bien, cual era mi propósito en teoría y cual será mi propósito en realidad.

Salí malhumorado de mi estudio en la fortaleza del castillo Montegar, —otro fracaso —me dije, anduve unos pasos y me volví —sacadlo fuera... por detrás, quitadle la armadura —y continué sin girarme, me dirigí hacia el centro de mando. Llegué con paso imperturbable y noté como los marines se ponían más firmes, —sargento muestre en pantalla los últimos movimientos de los Portadores de la Agonía —.

Guardé silencio unos instantes mientras observaba los desplazamientos de tropas, —muestre la información que tenemos sobre el Primarca —active la grabación del ojo para volverlo a mirarlo luego, —¿Qué sabemos de Drora LXA? —vi las imágenes y le dije, —de acuerdo, deme los datos sobre las investigaciones realizadas por Aegror —la pantalla se volvió roja, me giré hacia el sargento —¿No tiene acceso? Pruebe a través de la base en Terra... ¿Tampoco? Está bien, páseme la info a mi estudio —.

Tras llegar al estudio me conecté en mi terminal.

> COMENZAR TRANSMISIÓN
++++++ ACCESO PERMITIDO: Uliq deNugnat
++++++ COMENZANDO ENCRIPTACIÓN

> ABRIR ACCESO INVESTIGACIÓN CAMINANTES SILENCIOSOS

. . .

++++++ ACCESO DENEGADO
> ABRIR ACCESO INVESTIGACIONES MÉDICAS AEGROR
++++++ ACCESO CONCEDIDO
> LISTAR
++++++ ANTÍDOTO DRORA - CENSURADO - CENSURADO - CÉLULA XÉNICA - VIAL RUNICO
> PARAR LISTADO
> ACCESO ANTÍDOTO DRORA
++++++ ACCESO DENEGADO
> ACCESO CÉLULA XÉNICA
++++++ ACCESO DENEGADO
> FINALIZAR TRANSMISIÓN
++++++ FINALIZANDO ENCRIPTACIÓN

Me pasé la mano por la mancha de mi rostro y miré en el espejo. Con mi mano derecha tecleé en el holoproyector y esperé unos instantes hasta que apareciese la imagen del Primarca Aegror.

—Hermano. No hemos tenido el placer de hablar tú y yo. Necesito tu ayuda —.

Leucas se llevó una mano al mentón, pensativo, ante la propuesta de su hermano. Por un lado, nunca había enseñado a "extranjeros" las tradiciones y tácticas de combate de su planeta natal. Aunque, por otro lado, tampoco es que fuera de suma importancia cubrir a su legión en un velo de secretismo. 

- Un... intercambio?- Propuso. - Mis hombres también podrían... beneficiarse de un... entrenamiento más... secular-

-Sí, te entiendo. Estamos tan programados para la guerra que yo llegué a destruir una de las flotas de nuestro padre antes de ser reconocido -Eon sonrió ante aquel recuerdo. Había reclamado Sycorax como su apellido porque se sentía muy orgulloso de aquello. Que él supiera, había sido el único primarca en ganar un lance al mismo Imperio.

Luego se encogió de hombros.

-Ambiciones humildes para los supuestos hijos de un dios, ¿eh? Algún día te hablaré de Aliathra y verás lo poco elevados que son los pensamientos de tu hermano. Ahora estamos llamados a conquistar una Galaxia que no será para nosotros. Entiendo por qué insultaba tu tío al Destino.

Ark'sul sonrió ampliamente al escuchar las palabras de su hermano, pues parecía que él también entendía la necesidad de conocer las formas de otros, puesto que siempre podrían aprenderse cosas nuevas.

-Me parece una idea magnífica. Creo que si nuestros hijos se conocen entre sí, combatirán mejor unos junto a otros además de ayudarnos a comprendernos mutuamente mucho más de lo que podríamos llegar jamás con solo tener algunas charlas. En la batalla se establecen vínculos de verdad imposibles de romper. Informaré a Karistheas, el Caballero Andante líder de la Orden del Eclipse, de que prepare a sus chicos para unirse a tus fuerzas y así poder entender mejor otro punto de vista sobre lo metafísico. Yo esperaré a tus hijos con los brazos abiertos para poder enseñarles todo lo que pueda.

Al final un simple encuentro para poder entender un poco más a su hermano y sus formas de trabajar acabó con un acercamiento de ambas legiones más allá de lo que Ark'sul podría haber previsto.

¿Cómo se llama la nave insignia de tu legión?

Se llama Bern'hol, en honor al Líder de la Orden del Arca original que era de Caballeros Imperiales, aquella que se sacrificó para que unos valientes de Subuel sacaran la cápsula que contenía al pequeño Ark'sul y pudieran huir con ella de una horda de Chatarreros.

La primera compañía de las legiones se compone de veteranos endurecidos. ¿Qué mote tiene la tuya? 

Los Caballeros del Arca funcionan de otra forma. En lugar de tener a los mejores en una sola Compañía, ellos dividen a los mejores en lo que llaman "Hermandades de Hierro y Fuego". En realidad ayudan a los más novatos, guían a las tropas en los momentos más críticos y se muestran como rocas en las que apoyarse en los momentos difíciles. Suelen ejercer de apoyo para los oficiales al mando de cada zona de la batalla, así como consejeros de campo. Algunas veces están al mando en situaciones precarias.

¿Qué armas emplea tu primarca en batalla si es que se mancha las manos? 

A parte de los dos servobrazos que usa tanto en combate como para reparar posibles vehículos en el campo de batalla, los otros dos brazos del arnés son unas mecadendritas armamentísticas, una con un arma de plasma y otra con un arma de fusión. Él empuña un escudo en el brazo izquierdo que muestra el símbolo del mechanicum sobre el águila bicéfala del Imperio y en la mano derecha suele empuñar un bolter de gran manufactura.

- El acorazado de Eon se llama Horizonte. 

- El primer capítulo de la XVI son las Bestias de Bronce, los dirige Jin Ningatha, el palafrenero de Eon y su mano derecha. Un terrano nacido en el Shogunato de Nihonn, en el Panpacífico.

- Eon emplea un eviscerador; una espada sierra a dos manos curvada y de cierto aspecto alienígena. Se llama Tempestad. No tiene problema con encabezar abordajes ni con luchar en primera línea, aunque suele preferir dirigir desde el puente de su nave insignia.

- La nave se llama "La torre" aunque no tenga forma de torreon.
- La primera compañia de los Segadores se llama "Bisturí". Un grupo de operaciones especiales dedicado a la guerra a muy pequeña escala. Acabar con lideres enemigos, recolectar artefactos... Los dirige Nuriel, con el titulo de "Galeno", es su segundo al mando.

- Un combidesintegrador cuya arma principal lanza balas perforantes con cabeza hueca rellana de una sola gota de Virus Desintegrador de Vida. El nombre del arma es "Guadaña"

-La Nave insignia de la XIV es "El Féretro" solo las mejores compañías son destinadas a ellas, un equilibrio entre los más feroces y sabios del capítulo. Una vez pisas el Féretro nunca vuelves a salir ni siquiera en muerte, dicen que solo al mismísimo Emperador se le permitió visitarla y que la nave siempre está en curso evitando así las tentativas de espionaje por parte de la legión XX. Los Caballeros del Emperador que la descubrieron murieron en extrañas circunstancias al despertar a primarca durmiente, cosa que aún hoy mantiene las tiranteces entre ambas legiones.

-La "Compañía Velada" es la élite entre los Heraldos de Pureza, envueltos en un halo de misterio aparecen y desaparecen dejando tras de si solo un rastro de cadáveres. Son más una compañía de recuperación que de asalto, teniendo el extraño honor de recoger los órganos de sus hermanos caídos sea cual sea su destino. El Féretro cuenta con un cesto muy exhaustivo de cada uno de los miembros del capitulo, así como su base genética, algunos entre la Compañía Velada tienen una semilla tan pura que podrían llegar a ser considerados "hermanos" del primarca; aunque eso solo se comenta dentro de la santidad del Féretro.

-Más que un arma Magnar gusta utilizar su brutal puño de combate "Desgarrador de Almas" un sofisticado modelo que le permitió no solo abrir brecha en la servoarmadura de Artanius sino arrancarle el corazón de cuajo mientras el cuerpo sufría innumerables espasmos entre los desesperados gritos de agonía de su hermano caído.