Partida Rol por web

Una de sus manos termina sobre una de mis botas como buscando algo que le es dificil de hallar... Su último aliento expiró hace nada... levanta la mirada hacia mi persona pero permanezco firme a mi camino... tuvo su oportunidad, pero la fortuna quiso que acabase así. Con un rápido movimiento de muñeca acabo rápidamente con su sufrimiento.

En breve llegaran refuerzos seguramente, asi que reculo y busco un camino por donde volver a mi posición. Si hay demasiado soldados en medio de uno y otro bando... habrá que hacer que lo halla.

Buscas un lugar donde poder ocultarte y observas que hay una puerta entre abierta. Está en una buena posición desde la que podrías observar (no sin correr algo de riesgo) los soldados que se acercaran por la calle antes de girar la esquina y luego podrías salir por su espalda de ser necesario.

Entre tanto escuchas que el combate a tu espalda ha cesado, cuando echas un vistazo, ves que hay un defensor herido y otro caído en el suelo con una espada clavada en el vientre. Sin duda alguna está muerto o agonizando, aunque dirías que es lo primero. Los supervivientes te miran asombrados y alguno mira hacia los tejados como comprendiendo cual ha sido tu recorrido. Te saludan con un gesto y vuelven a sus posiciones de espera.

Te cuelas en la casa y echas un vistazo a la sala. Es una pequeña habitación, parece un pequeño salón con alfombras cubriendo el suelo y alguna mesa baja rodeada de cojines. Está todo bastante oscuro pero no ves a nadie.

Dejas la puerta entornada para que puedas ver a quien se acerque por la calle y justo en ese momento escuchas pisadas que se acercan. Por lo que parece pueden ser una veintena de hombres que probablemente hayan escuchado el combate y se dirijan a comprobar lo que ocurre.

Cuando estás centrado observando el exterior esperando el momento en el que aparezca el enemigo escuchas una voz de mujer a tu espalda.

-¿Pretendes matarlos tu solo, o necesitas ayuda?-la voz suena cálida y sensual y sin duda alguna algo divertida.

-Preferiría evitarlo, pero si hablas más alto no me quedará otro remedio... le respondo a la dama entre susurros.
Y con el rabillo del ojo sondeo el lugar buscando el orígen de la fuente.

La mujer ha llegado desde la parte trasera de la habitación, probablemente ha bajado desde un piso superior. Se acerca a ti con pasos muy medidos y se sitúa junto a ti.

-Están a dos calles de aquí, aparecerán en cualquier momento.

Ahora que la tienes cerca te observas que tiene que ser de la ciudad por el tipo de ropas que lleva, amplias y de telas ligeras y de colores terrosos.

Lleva el rostro tapado y apenas observas el tono de su piel y los ojos claro que te miran con brevedad.

Notas que te llega de ella un perfume agradable y sientes su belleza oculta bajo las telas.

-He visto lo que has hecho con el hombre que se marchaba y supongo que pensarás seguir actuando así, pero te digo una cosa, en esta plaza hay pocos hombres y caerá pronto, tal vez deberíamos marcharnos en cuanto tengamos una oportunidad.

Habla contigo como si llevarais viajando juntos un tiempo, sin dudar y dando por hecho que la escuchas.

-Y si pensabas irte, qué haces aquí? Por que no te fuiste con los demas hace horas?... Toda la ciudad estará repleta de combates. O .. acaso tienes un lugar mejor donde ir?

-¿Marcharme con los cristianos?- resopla divertida- no quiero pensar en el futuro que me habrían dado. Además, mejor quedarse aquí, la gente se deja cosas de valor en las casas- te guiña un ojo- y ademas, me gusta mucho más estar en el bando vencedor.

Deja escapar una leve risa cuando dice esto. Justo en ese momento aparece una columna de hombres armados, una treintena de invasores con un hombre al frente diferenciado del resto por su armadura de piezas.

-Mejor esperemos a que comience el combate...

-esperemos...

Los hombres llegan hasta vuestra posición, pero no se paran ni a mirar en vuestra dirección ya que desde ese lugar ya observan al enemigo.

Los gritos vuelan como flechas en una y otra dirección, las armaduras corren y las espadas brillan buscando teñirse de vida.

Suponéis que los defensores han usado la misma táctica de crear un embudo justo a la entrada de la plaza para enfrentarse en ventaja numérica, así que los asaltantes se paran durante un momento.

Podéis observar por la rendija de la puerta a los hombres de la última fila, empujando levemente a sus compañeros sin duda alguna ansiosos por entrar en la batalla.

El hombre que manda esa pequeña compañía está entre sus hombres, sin participar en la primera línea pero sin permanecer en la última. Sin duda alguna sabe que algunos caerán antes de decantar el combate a su favor y en ese momento decidirá actuar.

El entrechocar de las espadas ha comenzado y los gritos se tornan algo más agónicos cada pocos segundos...

Antes de que puedas hacer nada, ya que te pilla por sorpresa, la mujer abre la puerta de la casa de par en par.

-¡Eh!- dice a los asaltantes -¿queréis ser nuestros nuevos esclavos?- al decir esto te señala y acto seguido, cuando media docena de asaltantes se dan la vuelta.

-¡Vamos pelogris, echemos una carrera¡ -te dice justo antes de echar a correr huyendo de los soldados.

-Por que es la gente tan impulsiva? Como les gusta meterse en problemas! Vaya forma de aceptar mi... ayuda.

Sin ni un segundo que perder salgo corriendo tras la chica... ya le aclararé un par de cosas mas tarde.

Corréis por las calles con algunos soldados tras vuestros pasos. En un par de ocasiones ella para un instante para señalarte una callejuela por la que seguir.

-Venga, ¡por aquí! -parece que solo sea un juego para ella, pensarías que es una trampa por lo extraño de la situación, pero simplemente piensas que ella es así.

Tras un giro en una esquina y unas cuantas zancadas, llegáis a un callejón sin salida. Trepar por las paredes sería muy complicado y la puerta que habéis dejado atrás...

Cuando miráis hacia atrás, aparecen vuestros perseguidores, media docena de hombres algo cansados por la carrera pero sin buenas intenciones.

Sin duda la mujer sonríe al decirte esto:

-Ahora es cuando el valiente caballero, defiende a su dama de los malvados ¿no?

-Lo mejor será que os rindáis-dice uno de los hombres que avanza con cautela- tal vez seamos clementes con vosotros.

Otro de los hombres que avanza se ríe entre dientes  -si, les enseñaremos nuestra clemencia, sobre todo a ella...

Ese comentario ha levantado un par de gestos de desaprobación en un par de asaltantes que por un instante dudan en avanzar, pero terminan por hacerlo para rodearos con más facilidad.

Está disfrutando y yo tambien, pero lo mejor aún está por llegar...

Los callejones sin salida nunca han sido un impedimento para mi y esta vez no iba a ser menos. Me paro en seco tras suyo, y me giro encarandome a nuestros perseguidores, para despues esbozar una amplia sonrisa. Vuelvo la cabeza hacia la dama para que sea consciente del momento.. te diviertes? yo tambien, le respondo sin esperar respuesta. No me conoces, ni yo tampoco a ti, y si esto te parece un juego.... juguemos.

Vuelvo nuevamente la mirada a los soldados y les respondo... que las fortunas decidan nuestro camino...- Exclamo lazando al aire mi moneda. Y formulando mi pregunta en el aire... Defenderé a la dama de estos soldaditos o por el contrario...

(...)

El tiempo parece pararse unos segundos y justo cae la moneda sobre mi mano la miro sonriente... -Esto va a ser divertido. La recojo y desaparezco. Para aparecer en la parte superior del tejado, sentado mirando el panorama. -Bueno caballeros, ahora es su turno. Exclamo cruzando de brazos.

La mujer te mira extrañada ante tus comentarios pero sonríe divertida.

Cuando lanzas la moneda piensa que es una manera de distraer a los atacantes que cada vez están más cerca.

Cuando desaparecen, su corazón se detiene.

-No...-susurra levemente como única reacción. Los guardias también se sorprenden, se preguntan ¿dónde ha ido?, pero su respuesta es rápida, "tenemos a la mujer"

Los hombres se lanzan como lobos al ataque ahora que no hay ningún guardián en apariencia. Por su parte la mujer inspira profundamente y apretando todos los músculos con rabia lanza un terrible grito hacia los asaltantes que va en aumento.

Los hombres siguen su camino y cuando están a unos pocos metros, ella deja de gritar y tose escupiendo algo de sangre, parece desfallecer y cae de rodillas al suelo con la mirada perdida. En ese momento llegan los hombres, el primero la golpea con la empuñadura de la espada en la cabeza y esta cae inconsciente.

Los lobos rodean a su presa...

Observo el desenlace en posición seria. Por mi interior no recorre gota alguna de remordimiento. Las fortunas eligieron que su vida se cruzase en mi camino y decidieron su curso. Yo tan sólo soy un mero espectador en el devenir de la vida. A veces formando parte de la escena, y otras, como ahora, su público. Eriol es mi mentor y yo su discípulo, por la grandeza de su nombre, alabado sea!

Desde tu altura observas como dos de los soldados discuten durante un instante con los otros y después de eso se marchan.

De los cuatro hombres que quedan, uno se queda vigilando mientras los tres restantes rasgan las vestiduras de la mujer y la violan.

Cuando los tres terminan se dirigen hacia el cuarto hombre (que notas que es más joven) -toda tuya muchacho -dicen mientras comienzan caminar buscando el ruido del combate que se escucha por las cercanías.

No han tardado mucho, ha sido rápido y brutal y ahora ella está tumbada en el suelo mientras el hombre se acerca. Cuando está a su lado se queda unos instantes observando como la mujer está profanada, derrotada, como una muñeca rota que apenas ha podido gritar porque uno de los hombres la mantenía la boca cerrada con fuerza y la sujetaba.

Pasan unos segundos y el joven no termina de actuar. Hasta que desenvaina su espada...