Partida Rol por web

Le devuelvo la mano, - Sontash lien!

-Tienen algun plan de defensa? o simplemente esperar a que se nos vengan encima y les repelamos!

-Me temo que no tenemos muchas más opciones. Si tienes algún plan, o puedes hacer algo para que las cosas puedan salir mejor...te lo agradeceríamos.

Le pregunto al soldado... -no han pensado... quizas... hacer alguna incursión en su campamento de las afueras para mermar sus fuerzas? Inutilizar sus armas de asedio y así desmoralizar a sus tropas...o.. eliminar a sus comandantes.. ?

-Lo único que se, es que nuestras fuerzas se han dispersado mucho. Algunos han desertado y otros se han dedicado al saqueo de la ciudad con la estampida de gente que se está dando. Por otra parte, supongo que el ejercito cristiano tendrá una posición firme frente a la ciudad...si hay organizada alguna salida para presentar batalla, me temo que no nos va a pillar a nosotros.

El guardia se acerca un poco más hacia ti para que el resto de compañeros no le escuchen.

-Entre tu y yo...cuando un ejercito ataca una ciudad grande como esta, suele sitiarla primero durante meses con la esperanza de  que esta se rinda...y si ese ejercito pretende atacar directamente...-tuerce su gesto al decirte esto-sin duda alguna sus fuerzas nos superan con creces...o eso o es que son muy tontos.

-Tocará esparar entonces... suerte! y le dedico una leve mueca.

Las horas pasan despacio. La gente que ha permanecido en la ciudad os ofrece comida y agua para beber y os agradecen que vayáis a ofrecer resistencia ante el invasor.

La tensión en la ciudad se demuestra con el silencio nocturno. Como si todos los habitantes guardaran silencio esperando que en cualquier momento comience la tormenta. En alguna ocasión se escuchan ruidos que vienen de otro lugar de la ciudad, tropas en movimiento, sin duda alguna preparando más defensas, pero no duran mucho los ruidos. Todos descansan esta noche, preparándose para la batalla.

Os ceden algún salón para pasar las peores horas de la noche, las que preceden a las primeras luces del día, cuando el desierto no perdona al que se ha quedado a la intemperie. ¿Cómo estarán los invasores?

Alguno de los guardias bromea diciendo que seguro que el desierto se ha tragado a los cristianos, que una tormenta de arena los ha enterrado a todos, con sus armaduras, sus caballos y su dios. Las primeras luces son igual de silenciosas que la noche. Al no estar cerca de una muralla ni un edificio suficientemente alto no podéis saber si realmente...

PWEOOOOOOOOOOOOOooooooooouuuu.......

Suena un profundo cuerno a lo lejos. No, el desierto no se ha tragado a los invasores que avanzan sobre la ciudad.

Vuelve a sonar el cuerno, seguido de otro, y otro y cientos de cuernos mas. Profundos, retumban en las paredes de las casas y en los adoquines del suelo. Parece que la ciudad se vaya a desmoronar por el sonido ensordecedor.

Pasarán unas horas aún hasta que los primeros enemigos entren en la ciudad, pero apenas una hora hasta que los primeros soldados invasores llegan al distrito donde os encontráis vosotros. Los combates se acercan paulatinamente y os va llegando la hora de luchar. 

Os habéis parapetado en una pequeña plaza donde habéis instalado un gran estandarte,  a la que los invasores tienen que acceder desde unas escaleras, lo que evitará que puedan cargar con facilidad. Las callejas de acceso están llenas de cajas y escombros, así que el combate principal se llevará a cabo en esa plaza.

Los sonidos os indican que los invasores están cerca, se han dividido en grupos para comenzar a saquear casas, pero sin duda alguna lo que buscan es un acceso para llegar hasta el estandarte que demuestra que esa zona aún no les pertenece.

-Llegó la hora- dice el nuevo "capitán" del grupo de soldados-¿veinte guardias para frenar a cuántos enemigos?.

Si salimos de esta- dice mirándote- si salimos de esta y la ciudad está a salvo, intentaré que te cubran de oro como pago de tu sacrificio.

Hasta ahora apenas había dejado ver mis armas, de hecho.... me extrañó que ninguno me preguntase por ellas, mejor! Eché hacia un lado mi capa y me dispuse con mi extraña daga. Podrían intentar alcanzar lo alto de la plaza pero de seguro que por aquí no lo harían.

Observé al recientemente ascendido capitan y a sus guardias. De seguro que ningugo jamas habría participado en un evento de tal indole, al igual que yo. Pero no me importaba, sólo lo veía como una de entre miles de las casualidades de la vida, que halla sido aquí y ahora... es lo que hay... y no hay que darle más vueltas. Qué mejor momento para disfrute de mi dios que una guerra, fortuna, suerte y caos a cada momento.... sonrío!

-Suerte!

Los ruidos de combates se intensifican en la ciudad y varios gritos nacen de gargantas moribundas en las cercanías. Apenas pasan unos instantes y una docena de guerreros suben por las escaleras a la carrera armados con espadas y escudos y portando ropajes blancos salpicados del rojo de la vida arrebatada.

Por ahora los superáis en numero, sois una veintena de hombres, pero puede que lleguen más en poco tiempo.

Los guardias de la ciudad cargan contra los invasores antes de que estos terminen de subir las escaleras para impedir que entren y formen una linea de batalla ne la plaza.

Permanezco en mi posición viendo como se desenvuelven los defensores de la ciudad. Deberían ser mas que capaces de repelerles, son mayoría y en posicion elevada...

Estoy atento a por si entre los atacantes hay alguien destacable, su sargento por ejemplo..

Las espadas chocan contra los escudos y los gritos de rabia se mezclan con el metálico sonido de las armas. Los atacantes están cargados del ansia del saqueo, pero los defensores tienen que proteger su ciudad, su hogar y gracias a su ventaja táctica comienzan a imponerse claramente a los atacantes que sufren un par de bajas en el choque inicial. 

Ante la situación, uno de los atacantes decide salir corriendo, sin duda alguna va a avisar a otros compañeros que estén por la zona. Por desgracia para los guardias de la ciudad, la situación que han provocado les impide intentar atravesar las lineas enemigas para perseguir al hombre.

Bendita la providencia, nuevamente se me presenta ante mi... bienvenida sea... sonrio al cobarde y con mi habitual tranquilidad la moneda decide mi curso de acción. La lanzo al aire preguntandole sobre el destino de aquel hombre... El tiempo parece detenerse por unos instantes mientras la moneda surca el aire danzando airosamente... mi palma espera una respuesta.

(...)

La moneda cae sobre mi mano como el martillo del forjador sobre su yunque, la fortuna ha decidido su curso de acción, decidiendo cobrarse aquella alma valdía! Qué así sea...!

Dada la huída del atacante opto por usar mis energías y dedicarle un ataque sorpresa aprovechando que no se esperará que nadie le ataque en las inmediaciones.

Desapareces súbitamente y vuelves a aparecer al otro lado de la lucha, con tu arma dispuesta y junto al hombre que se marcha para avisar al resto.

¿Suerte? Todo es suerte y lo sabes mejor que nadie. Justo en el momento en el que lanzas tu brazo para acuchillas a tu oponente, este se gira para decir algo a sus compañeros y provoca que tu brazo choque parcialmente con su escudo, así que cuando tu arma atraviesa el cuero de su armadura, no lo hace en un punto vital como pretendías.

Por su parte, la sorpresa del hombre se dibuja en su rostro al sentir el acero en su cuerpo y al verte tan cerca

-Pero qué...-dice en un gemido medio ahogado justo antes de moverse y ponerse en posición de combate.

Apareces justo a la espalda del hombre que corre para buscar a más compañeros y sin dudarlo ni un momento, hundes tu arma en su espalda.

El guerrero no se lo esperaba para nada y tu tanto atraviesa el cuero con suma facilidad, la piel como si no existiera y se introduce entre sus costillas partiendo una de estas.

El hombre pierde el aliento por tu ataque y tras trastabillarse dando un par de pasos, hinca la rodilla en el suelo intentando gritar pero sin poder hacerlo por falta de aire.

Está a tu merced, con una expresión de incredulidad en su rostro que te mira desde abajo.