Partida Rol por web

— Bien! — tratando de no pensar en el comentario del clérigo, Aren se dirigió a Kraken — Entonces la decisión queda en vuestras manos. Mis hermanos y yo estamos de acuerdo en que podéis ser parte de la dirección de la expedición. Ya os he dicho nuestro objetivo. Y os recuerdo que no solo podréis opinar sobre las alternativas, sino que recibiréis una cuarta parte de los tesoros que podamos obtener en el valle de los sueños. Bueno, la cuarta parte luego de descontar la parte de los servidores — aclaró, poco dispuesto a dejar dudas al respecto.

— Si estáis de acuerdo, podemos ocuparnos de los portadores y la mercenaria. Entre otras cosas habrá que definir cual será su participación. Creo que el total para todos ellos, no debe superar la cuarta o quinta parte de lo que encontremos, pero vos sois mas ducho en las negociaciones con los humanos. Y sabréis cuanto podemos ofrecer. Después de todo, cuanto menos ofrezcáis más recibiréis vos — completó con una lógica para el impecable.

Tras una pausa, y tratando de entender la extraña mentalidad del humano, agrego — Obviamente eso será cuando estemos en el Valle. Os prometimos una paga por vuestras tareas aquí y, como vos mismo habéis reconocido, un enano siempre honra sus deudas. Es una cuestión de honor —

Cuando Noren transigió en dar voz a Firfin, Morkai se volvió al grupo sorprendido.

- ¿Morkai no tener voz? - Preguntó curioso.

Hinchó su pecho mientras se erguía en toda su envergadura y soltó un poderoso rugido mientras músculos poca gente conocía se marcaban en su hercúleo cuerpo y sus facciones se crispaban en un rostro de cólera.

- ¡¡¡¡¡Uuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaghhhhhhhhhhhhh!!!!!! - Tembló la habitación y parte de la posada ante el brutal alarido y el semiogro sonrió satisfecho tras su demostración de poderío.

- ¡¡Ja, ja, ja!! Morkai aún tener voz. ¿Ya es hora de comer? 

Quizás el berrido de Morkai fuera la señal para ponerse en marcha. Tanto los enanos como el bribón se miraron entre sí sorprendidos por el berrido del enorme semiogro durante unos segundos para luego estallar todos en risotadas. Hacía falta liberar un poco de tensión de aquella reunión y con su inocente forma de pensar Morkai lo había logrado.

Luego descendieron a la taberna, donde ya aguardaban los próximos componentes de la expedición. Desde el recodo de las escaleras donde estaban Firfin los identificó rápidamente. Ronald y Tempest, los que había optado por el puesto de porteadores, se encontraban sentados en una mesa al fondo del local charlando entre ellos. En la barra, acodada, estaba la mercenaria Stella, que en ese momento bebía de una enorme jarra de grog. Un tipo alto y desgarbado, con pinta de llevar unas copas de más, estaba a su lado hablando con ella. En un momento dado su rostro se aproximó al de la guerrera pero ella lo apartó empujándolo sin esfuerzo alguno lanzando una risotada. No era para menos porque la cara del individuo reflejaba una estupefacción absurda, como si no pudiera creerse que estaba siendo rechazado.

Tras las curiosas palabras de Morkai, Firfin estuvo de acuerdo en que concluyeran con la discusión asignándole a él, una posición por igual en cuanto a la jerarquía en la misión que habría de llevar. Aunque no así con los pagos, antes de atender a los porteadores y más, Firfin les recalcó a los tres enanos, obviando la presencia de Morkai, que su pago debería darse siempre al concluir con éxito. Por tanto, el exigía que su pago por la mercenaria y los porteadores se diese una vez concluyese dicha tarea, dado que Morkai de hecho ya estaba con ellos. Así mismo, le comentó que el tema de los menesteres y víveres que habría de comprar también deberían llevar un pago justo al concluir la tarea, sobre todo considerando que a los enanos les venderían muy caro y el seguramente conseguiría descuentos más allá del costo común en la ciudad.

— Por supuesto. Os dijimos que honraremos nuestras promesas y eso haremos — contestó Aren algo molesto porque Kraken insistiera con el tema — Os pedimos algunos porteadores y un guerrero y habéis cumplido en traerlos. Si los contratamos tendréis vuestra paga por esa tarea —

— Sin embargo... — algo en la forma en que el humanos estaba tratando el tema le molestaba al explorador — ... no habíamos hablado respecto a las provisiones. Si, es cierto, podéis ayudarnos con eso con vuestras contactos. Pero si pretendéis recibir algo de sal por cada acción que realicéis no tiene sentido que os consideremos un igual — Aren meneó la cabeza, sin tener claro si sentirse confuso u ofendido — Si sois parte de la expedición esperaremos que aportéis vuestras habilidades como nosotros hacemos con las nuestras, aunque por el momento estas consistan en desprendernos de montones de sal —

Tras dudarlo un momento agregó — Bajemos antes que nuestro nuevo amigo Morkai nos demuestre, nuevamente, el poder de su voz —

Los ojos del semiogro se encendieron al ver a la mercenaria empujar al borracho. Se peinó hacia atrás una imaginaria cabellera y se acercó a la mujer con paso firme hasta ponerse a su lado. Apoyándose en la barra en una postura bastante forzada pero que hacía lucir su musculatura se presentó.

- Yo ser Morkai. Chica wapa conocer Morkai? - 

Dijo con una sonrisa que mostraba más huecos que dientes, confiando en que la mujer fuese tan fácil como las muchachas que le enviaban a celda cada vez que ganaba un combate.

Oten salió de la habitación meneando la cabeza. Acababan de entregar su confianza a Kraken al considerarlo como casi como un enano más. ¿Y que había hecho el humano? ¡Pedir sales! ¡Ja! ¿Cuanto había pasado? ¿Cinco minutos? Esperaba que Aren se diera cuenta por si mismo que el humano solo quería sales. Ese era su único fin y propósito y nada le importaba el futuro de la misión. 

Firfin se encogió de hombros aceptando lo dicho por el enano y asegurándole que el trato estaba hecho, cobraría así por la mercenaria, Morkai y todo los demás investigado, no cobraría por las negociaciones ni por las compras para el viaje, eso a costa una posición alta en la comitiva y una alta recompensa que bien podría ser una falsa esperanza.

De allí simplemente bajo con los demás a la taberna, habiendo de dejar los enanos hicieran las entrevistas para el simplemente fichar los precios, y quizá, pudiendo abaratar los costes.

La mujer se quedó sorprendida mirando a Morkai. Luego sonrió ampliamente:

—Que me jodan, eres el tipo más grande que he conocido.

El individuo que estaba con ella intentó acercarse un poco más:

—¡Eh! ¿Qué estássssh... disiendo...? ¿ahora reshulta... que te he pagado 'sas rondassh y tú te vas a follar a'n ogro? ¡Maldita puta!

La mujer levantó una mano:

—Un momento Morkai, ahora seguimos hablando cariño.

Y casi sin girarse agarró la cabeza de su acompañante para estamparla sonoramente contra la barra. Todo el local se sobresaltó con lo rápido de la escena, quedando en silencio mientras el pobre desgraciado se escurría por la superficie del mueble hasta el suelo.

—La verdad,— dijo la mercenaria —es que tampoco iba a aguantar mucho más de pie. Este pobre bastardo no sabía beber. ¿Qué coño miráis?— le dijo a todos los del bar —¿Qué clase de antro es éste que una moza no puede tomar una copa sin que la incordien como si fuera una ramera?

La gente apartó la mirada y volvió a lo suyo. La muchacha miró a Morkai y se fijó entonces en la comitiva de enanos que lo acompañaban seguidos por Firfin.

—Así que ésta será la comitiva de viaje. Vaya cosa... un semiogro y tres enanos. ¡Que me aspen si el día de hoy no está resultando de lo más curioso!

Noren observó divertido como la mujer humana se deshacía sin dificultad de su acosador.

- Parece que sabes como defenderte - le dijo alabando su fuerza. - buscamos a alguien que sepa como desenvolverse en un viaje que puede resultar peligroso y al parecer te has ganado una cierta reputación en esta ciudad.

— Si, si — asintió Aren al ver la escena — Casi que merecerías ser enana — añadió lo que para el resultaba un halago — Quizás quieras pedir otra cerveza y reunirte con nosotros para ver si te interesa acompañarnos — añadió, dudando si mantener la entrevista en el lugar o invitarla a la habitación que habían alquilado

— Por cierto, no tienes nada contra los osos, no? — preguntó antes de tomar una decisión al respecto — Porque además de nosotros... — Girando su dedo indice incluyó a todos, incluyendo a Kraken — ... mi mascota nos acompañará. Preferí evitar que se pusiera nervioso con tanta gente — aclaró dándole pie al resto para salir del lugar con la mercenaria.

Observó detenidamente a la humana. Mitad extrañeza, mitad curiosidad. Nunca había escuchado ni leído ninguna leyenda sobre mujeres guerreras ¡Por las barbas de Ramphakersdt! Pensó al ver los poderosos músculos de la mercenaria. Si no fuera porque la estaba viendo con sus propios ojos, nunca lo hubiera creído.

— Sí. Mejor que subamos a la habitación.- ya por puro instinto miró a  los lados

— Allí hablaremos más tranquilamente. —

— ¡Tabernero!— 

— Suba a nuestros aposentos varias jarras de esa cerveza suya, por favor—

— Y algo de comer también.— Oten estaba impaciente por preguntar a aquella humana sobre sus aventuras y pasado. Nunca se sabe. Quizás, y si regresaba vivo, algún día podría escribir algún tomo sobre el "extraño caso de la mujer guerrera"

—¿A vuestra habitación?

La mujer lanzó una enorme risotada mientras seguía a la comitiva por las escaleras, aparentemente despreocupada.

—Esto es para contarlo. La ocasión en la que acabé en una habitación con tres enanos, un humano, un semiogro ¡y un oso!

Mientras ascendían se agenció ya una nueva jarra de cerveza de las que estaba preparando el posadero. Cuando estuvieron reunidos en privado a ninguno de los enanos se le escapó el detalle de que la mujer se había sentado cerca de la puerta, con la espalda apoyada en la pared en un ángulo desde el cual podía controlar a los presentes. Y aunque bebía con avidez sostenía la jarra con la mano izquierda mientras la derecha descansaba siempre sobre la empuñadura de su espada.

—Muy bien enanos. Mi nombre es Stella Morgana y me gano la vida escoltando a gente que necesita protección. Pero no parece que vosotros seáis de ese tipo. El Valle de los Sueños es un lugar sin duda peligroso pero si estáis buscando refuerzos es que os vais a adentrar a fondo en él. ¿Me equivoco? Sólo conozco dos tipos de personas que se querrían adentrar en una expedición así. Aventureros o buscadores. Y los aventureros no suelen reclutar mercenarios. Decidme enanos: ¿qué buscáis entonces?

Firfin se mantuvo silencio, asintiendo o negando aleatoriamente, solo para llevar el rato. Escuchó y vio todo con atención pero no dijo nada, no hacia falta, no había llegado aún su momento. Subieron entonces a la habitación que el había conseguido para los enanos, la cual ya se sentía algo apretada debido a la presencia de Morkai y del oso, varias historias saldrían seguramente aquel día en la taberna sobre lo que había hecho aquella guerra con un oso, un semiogro y tres enanos, que seguramente acabarían siendo siete, ya él se lo imaginaba, o al menos en parte.

Oculto bajo su capucha y sin expresar nada sincero, Firfin se limitó a dejar que los enanos llevarán las riendas de todo y ya cuando se hablase de precios, el intentaría mediar para que la cosa fuese mucho más fluida y benéfica.

Los ojos de Aren se movieron entre la puerta de la habitación, la ubicación de la guerrera y la postura descuidada de su mano sobre el pomo de la espada — Sois prudente — reconoció — Y eso es algo que nos puede resultar útil. Habla bien de vos —

Tras una pausa, que aprovechó para acercarse a su oso y acariciarle el morro intentó contestar a la pregunta Stella con la sinceridad que, como buen enano, lo caracterizaba.

— Como bien habéis deducido, buscamos algo en el Valle. Y si, deberemos internarnos bastante en el. Pero no podemos deciros ni nuestro destino ni el objetivo del viaje hasta que sepamos si nos acompañareis y hayamos entrado al valle. Seguramente entenderéis el motivo —

— La que si podemos informaros es que ya hemos averiguado algunas cosas sobre el sitio hacia donde debemos dirigirnos. Quizás no conocemos en detalle los peligros del camino, pero si su dirección — se explicó — Tenemos nuestras armas y las sabemos usar, pero creemos que alguien como vos, que por vuestras palabras ya ha estado allí, podría sernos de ayuda — mientras hablaba, el enano observaba el rostro de la mercenaria, dispuesto a ver como reaccionaba a sus palabras.

—Si la paga es buena podéis contar con mi espada.— la mujer le dio un largo trago a su jarra antes de continuar —He estado en ese valle, efectivamente, pero no llegué muy lejos. Fui libremente en compañía de aventureros. Hace mucho tiempo. Salió mal. Hay un paso entre las montañas formado por colinas más suaves. Nos habían hablado de una aldea de hombres-sapos a las orillas de un lago a una jornada hacia el interior. Fuimos hacia allí para reabastecernos y buscar un guía, pero cuando llegamos al lugar lo encontramos arrasado. Debimos haber dado vuelta pero estábamos cerca de nuestro objetivo así que continuamos. Para nuestra desgracia nos emboscaron los atacantes de la aldea: una horda de hombres lagarto que nos pillaron desprevenidos, además su chamán contaba con una mantícora que parecía guiarlos. Como digo fue hace mucho tiempo. Logramos escapar con vida sólo dos de nosotros y retrocedimos como pudimos. Ni siquiera nos habíamos adentrado una jornada y medida en el interior del valle. Si vais a ir más allá... la prudencia es necesaria. Ese lugar está infestado de criaturas peligrosas. Y la paga debe ser acorde al riesgo.

Bebió largamente de su jarra tras contar su historia.

Aren escuchaba atentamente. La historia parecía demasiado precisa como para ser inventada y la mujer no parecía interesada en engañarlos. Se notaba un cierto pesar en aquella narración, como si hubiera perdido a alguien valioso en aquella incursión.

Oten daba pequeños sorbos a su cerveza conforme observaba a la mujer. Sí. Parecía que sabia cuidarse a sí misma. La mano siempre sobre la espada, la espalda bien cubierta...  Además conocía el terreno. Escuchó con atención su historia. Lo de los hombres lagarto y la mantícora. Mientras intentaba situar mentalmente todo lo que decía en el mapa, pensó en que aquella mujer guerrera y otros mercenarios como ella solo pudieron avanzar un día y medio en el Valle. ¿Tan peligroso era aquel lugar? Parecía que sí. Todas las precauciones que tomaran iban a ser pocas

— Mujer — le dijo

— Tengo una pregunta que haceros —

— ¿Sirves a algún Dios? — 

Aren no estaba seguro si la pregunta de su compañero los ayudaría a tomar una decisión "Despues de todo es humana, aunque crea en un ser superior, no será ninguno de nuestros dioses" se planteo para si mismo.

Sin embargo, sus dudas duraron poco, Quizás sus creencias religiosas les dieran una pista sobre la confiabilidad de la mercenaria, por lo que optó por mantenerse en silencio, jugueteando con el pelo de su oso mientras esperaba la respuesta.

Morkai no entendía para qué contrataban a esta mujer. Supuso que se trataba del premio para su labor porque no cabía en su cabeza que necesitaran fuerza que la suya para la misión. De momento se mantuvo en silencio, o todo lo silencioso que es un ogro comiendo asado y bebiendo cerveza, lo que incluía mascar sonoramente, romper huesos con la boca, sorber ruidosamente la cerveza y emitir guturales eructos de tanto en tanto. Todo esto sin dejar de mirar lascívamente a la mujer que pretendían contratar para el viaje.

Noren añadió mentalmente a los hombres largarto como uno más de los peligros a los que iban a encontrarse en su viaje y miró con asombro a Oten cuando este le preguntó a la humana acerca de sus creencias.

- Deberemos estar atentos para que no nos pillen a nosotros por sorpresa entonces... -