Partida Rol por web

Vaerles siente un escalofrío, pues él también nota como algo le toca en el hombro, y cuando mira esperando encontrar una mano, quizá de algún compañero, no ve nada ejerciendo esa presión invisible. Sin embargo, no nota nada de lo que describe Orlug presa del pánico...

Al oir a Orlug, Tres Tubos se levanta sobresaltado agarrando su hacha, que como siempre, tiene a menos de medio metro de él. Se concentra en sus sentidos, tratando de localizar lo que sea que amenaza a Orlug.- ¿Que pasa? ¿Nos atacan? -Sin embargo, al analizar las palabras del hombre llega a una conclusión y mira a Argörath, el experto en magia de los mostalis.- ¿Es algún tipo de brujerría?

- Si ese trollkin apestoso tiene algo que ver, lo abriré en dos.

Da vueltas sobre si mismo tratando de localizar alguna amenaza externa mientras espera alguna respuesta.

El reproche es inmediato:

“Debimos haberlo previsto, el meldek ha querido averiguar lo ocurrido con su gente y nos ha estado espiando con su brujería, la granja más cercana a la torre era el objetivo más obvio… y con una gran fogata rodeada de gente no podíamos pasar menos desapercibidos… ha visto el ariete, los manteletes… adiós al factor sorpresa”

Alzándose de un salto mientras empuña su gran hacha de dos manos el viejo uroxi vocifera una única orden:

- ¡Dispersaos! ¡Debe ser el brujo de la torre! – les advierte - ¡Intentad no ofrecerle blancos fáciles!

Hal aferra con fuerza su hacha frente a si, aunque no le quita el capuchón de cuero, mientras se cuelga al hombro el escudo, coge arco y flechas, alejandose después de cualquier luz hacia la vegetación o rocas que hagan aún más negra la noche. Una vez esté rodeado por la oscuridad, se detiene buscando al mostali Argörath en la creencia de que podrá hacer algo frente a estos poderes.
También mira preocupado hacia el terreno cercano, pensando que vuelven a atacarlos de nuevo los meldeks y soldados restantes.

-¡Aaaaah! -grita Vaerles, asustado. Acaba de darse la vuelta para ver quién había detrás suyo, pero no había nadie-. ¡Una mano invisible me ha tocado el hombro! -exclama, y echa a correr hacia la oscuridad, dándose palmadas a la espalda de vez en cuando, como si le persiguiera un mosquito.

Cuando logra situarse en un lugar oscuro, entre unos matojos, entona un conjuro para protegerse de la magia ofensiva. Luego observa en todas direcciones, tratando de discernir un brujo invisible en cualquier lugar.

Bosporus coge sus armas que tiene al lado, con el revuelo no las coge lo rapido que quisiera y se va detras de Vaerles a ocultarse al lado de él y preparado por si intentan emboscarlos. Cuando llega intenta tapar a Vaerles con algunas ramas pero cuando se esconde Garan ve que esas ramas se caen y no hacen absolutamente nada... El mercader mira a su alrrededor por si ve a alguien o algo que se le acerque para atacarle.

La cazadora se sobresalta al escuchar el alboroto - Algo me roba el alma... - de inmediato reacciona y se lanza un conjuro para observar qué es lo que está atacando - ¡El brujo de la Torre! ¿Y por qué se ha mostrado pudiéndonos matar sin que nos hubiésemos dado cuenta? - es lo primero que le viene a la mente. Rápidamente, se lanza unos cuantos conjuros preparándose ante lo qué demonios sea eso, espítitus, el mago de la torre...

Los mecanismos del mostali se aceleran por momentos, sus engranajes y su corazón aumentaban paulatinamente la velocidad propia de un estado de nerviosismo, parece que algo está atacando a algunos integrantes del campamento y no puedo ver nada.

Tengo que permanecer con ellos, si me separo no soy nada, donde mejor estoy es a las espaldas de mis hermanos de hierro. Tenemos que ayudarnos. Se repetía para sí un nervioso enano que se sentía sobrepasado por los acontecimientos. 

Tengo que hacer, algo tengo que hacer algo, pensaba mientras observaba a su alrededor. 

- Digno enemigo al que nos enfrentamos - piensa para si el mostali de plata - Capitán - interviene Argörath en el lenguaje enano - sugiero que adoptemos una formación cerrada en círculo, moviendo las armas delante para dificultar que el hechicero se acerque hasta tocarnos -  

- Digno enemigo al que nos enfrentamos - piensa para si el mostali de plata - Kaptein - interviene Argörath en el lenguaje enano - tyder pa at vi vedta en lukket sirkel formasjon, beveger armene foran for a hindre veiviseren tilnærming til aa berore oss -

El capitán mostali confía en el criterio del mostali de plata, y ordena con voz tronante:

- Rompepiernas, junto a Botas Ligeras en el centro. Martilloalto, Tres Tubos: conmigo alrededor de ellos formando un perímetro.

Se sitúa delante del mago mostali y del pequeño Thorkegar, blandiendo su martillo hacia la noche. Cubiertos de hierro de pies a cabeza como van, los enanos de hierro se saben virtualmente inmunes a la magia.

¡Señor, sí señor! Dijo al instante.

Así que obedeciendo a su líder se puso en el perímetro blandiendo sus martillo y con el escudo bajo la nariz.

Maldita sea... odio no poder saber donde está mi enemigo...

Confuso por el comportamiento de humanos y mostalis, Suk observaba a Groth esperando a recibir órdenes suyas.
Puede que fuera un ritual previo a la batalla, y se sintió tentado de realizar un baile que aprendió años atrás en una visita a una comunidad trollkin en el Valle de las Flores, pero la proximidad del hierro en manos de los hijos de Mostal le hicieron recapacitar.
Quizás no se tratara de un concurso de baile después de todo...

Rápidamente Vorkadung se une a la formación, cumpliendo las ordenes de su capitán, dando su espalda a sus compañeros para protegerlos.

- Sea lo que sea, es invisible. -reflexiona. Acto seguido baja un poco la cabeza y se concentra en sus otros sentidos. Tal vez pueda oir a su enemigo, o sentirlo pasar cerca, y entonces, podría asestarle un golpe.

Horen se levanta sobresaltado, y maldice para sus adentros la presencia de brujos o espíritus (si es cierto lo que gritan). Tiene poco que hacer, pero esconderse no es su estilo, así que prepara sus conjuros y luego corre para ponerse junto a los enanos balanceando su hacha a su alrededor, como si esperara golpear algo invisible, sin mucho acierto.

Gruñe mientras se da la vuelta sobresaltado. Escucha los gritos y sabe que están siendo atacados por algún tipo de magia... o criatura.

- Suk ¡Aquí conmigo! -no tiene sentido que el trollkin se quede por ahí a solas con todos esos mostalis deseando darle caza- ¡Tú ves mejor que yo en la oscuridad! ¿Hay algo ahí?

Claro que si se trata de un espíritu o alguna otra criatura... El Que Llora suele utilizar no muertos ¿será ésta alguna de esas criaturas? Saca la espada de hierro y la blande frente a él mientras se concentra.

Sorprendidos y sobresaltados por el inesperado ataque mágico, todos los presentes se ponen en guardia, se disponen a alejare hacia la oscuridad apartándose de la hoguera o se lanzan conjuros para protegerse ante lo desconocido...

Entonces aparecen cuatro sombras de gran tamaño que se lanzan sobre distintos miembros del grupo, engulléndolos en su abrazo. Sus tamaños son considerables y algunas cubren a varios a la vez. Una se echa sobre Hal mientras recoge sus cosas, atrapando a la vez al enano al que llaman Tres Tubos, otra se lanza sobre Palgrem y Johen, otra abraza mortalmente a Bosporus y Gorkar, y la última de elllas, avanza hacia Horen y Gábriel y los envuelve a ambos en la negrura...
 

Cuando los poderes de su dios le otorgan a Horen la capacidad temporal de ver las almas y la magia, puede observar como entre ellos flotan y se mueven dos conjuros de baja intensidad, que según deduce el guerrero, alguien debe estar manejando y moviendo a su antojo desde lejos. Uno acaba de contactar con Vaerles, que ha salido corriendo perseguido lentamente por la magia y se ha lanzado un conjuro protector que ahora Horen puede ver sobre el mercader, el otro conjuro flota alejandose de Orlug y dirigiéndose lenta pero inexorablemente hacia el desprevenido Palgrem, que ha cogido sus armas y se halla en posición defensiva, mirando hacia la oscuridad.

Y es precisamente la oscuridad lo que les ataca en ese momento, pues Horen ve claramente como cuatro almas avanzan rápidamente y a ras de suelo hacia el campamento, a una velocidad que ningún humano reptando podría alcanzar. Y cuando llegan hasta ellos, Horen comprende. Se trata de cuatro sombras de gran tamaño que se lanzan sobre distintos miembros del grupo, engulléndolos en su abrazo. Sus tamaños son considerables y algunas cubren a varios a la vez. Una se echa sobre Hal mientras recoge sus cosas, atrapando a la vez al enano al que llaman Tres Tubos, otra se lanza sobre Palgrem y Johen, otra abraza mortalmente a Bosporus y Gorkar, y la última de elllas, avanza hacia Horen y Gábriel y los envuelve a ambos en la negrura, quedando Horen incapaz de ver u oir nada de lo que le rodea y sintiendo un frío atroz y un terror que comienza a crecer en su interior...

Cuando Gabriel invoca a los espíritus para ver las auras de las criaturas, y mira entre los miembros del campamento esperando descubrir algún enemigo oculto, no descubre nada. No hay nadie entre ellos, pero sin embargo al mirar alrededor ve claramente como cuatro auras avanzan rápidamente y a ras de suelo hacia el campamento, a una velocidad que ningún humano reptando podría alcanzar. Y cuando llegan hasta ellos, Gábriel comprende. Se trata de cuatro sombras de gran tamaño que se lanzan sobre distintos miembros del grupo, engulléndolos en su abrazo. Sus tamaños son considerables y algunas cubren a varios a la vez. Una se echa sobre Hal mientras recoge sus cosas, atrapando a la vez al enano al que llaman Tres Tubos, otra se lanza sobre Palgrem y Johen, otra abraza mortalmente a Bosporus y Gorkar, y la última de elllas, avanza hacia Horen y Gábriel y los envuelve a ambos en la negrura, quedando Gábriel incapaz de ver u oir nada de lo que le rodea y sintiendo un frío atroz...

Los poderes de los espíritus canalizados por Sonke permiten a Holguer ver las auras de las criaturas, y mira entre los miembros del campamento esperando descubrir algún enemigo oculto, pero no descubre nada. No hay nadie entre ellos, pero sin embargo al mirar alrededor ve claramente como cuatro auras avanzan rápidamente y a ras de suelo hacia el campamento, a una velocidad que ningún humano reptando podría alcanzar. Y cuando llegan hasta ellos, Holguer comprende. Se trata de cuatro sombras de gran tamaño que se lanzan sobre distintos miembros del grupo, engulléndolos en su abrazo. Sus tamaños son considerables y algunas cubren a varios a la vez. Una se echa sobre Hal mientras recoge sus cosas, atrapando a la vez al enano al que llaman Tres Tubos, otra se lanza sobre Palgrem y Johen, otra abraza mortalmente a Bosporus y Gorkar, y la última de elllas, avanza hacia Horen y Gábriel y los envuelve a ambos en la negrura...