Partida Rol por web

Vorkadung se queda unos segundos pensativo y se gira de nuevo a su capitán antes de que diga nada.

- Nueva estrategia, claro... -sonrie mientras piensa- ese enlo podría ser útil al fin y al cabo.

- Sería posible detonar la bomba en el interior del ventanuco. Tal vez dañe la estructura de la torre y la haga derrumbarse parcialmente, o abrir suficiente hueco para transportar allí a nuestras fuerzas, directamente al interior. La confusión nos daría el tiempo que necesitamos para colocar en el interior los efectivos necesarios para tomar la torre. Evidentemente, el que porte la bomba morirá si no sale de allí antes de que explote, pero... No tiene por que saber el peligro que corre. El despojo hijo de la oscuridad podría sacrificarse para nuestra causa. Ya dariamos explicaciones después de que algo no salió del todo bien. Todo lo demás seria pura distracción. -explica a su capitán con algunos gestos señalando a la torre.

Vorkadung se queda unos segundos pensativo y se gira de nuevo a su capitán antes de que diga nada.

- Nueva estrategia, claro... -sonrie mientras piensa- ese enlo podría ser útil al fin y al cabo.

- Det ville vare mulig a deton en kabom pa innsiden av vinduet lite. Kan forarsake skade pa strukturen av tarnet, og deretter delvis kollapser, eller apne nok plass til a transportere vare krefter der, direkte inn. Forvirringen ville gi oss den tiden vi trenger for a plassere innenfor ansatte palagt a ta tarnet. Tydeligvis, som baerer en kabom hvis den ikke dor ut for den eksploderer, men... Det trenger ikke a kjenne faren. Som sonn av morket kunne odelegge offer for var sak. Du ville gi forklaringer etter noe ikke gikk helt rett. Alt annet ville være ren distraksjon. -explica a su capitán con algunos gestos señalando a la torre.

Al escuchar las palabras de Vorkadung, Crisol hirviente lo mira directamente y responde rápido en su lengua.

- Tres Tubos, no debemos hablar del artefacto creado a partir de nuestros cartuchos delante de los extranjeros -lanza una mirada inexpresiva pero llena de intención al lastimoso ser del Pueblo de la Oscuridad. - No necesitan saber que no es un ingenio totalmente fiable, partirá unas cuantas tablas de madera de poco grosor, no tiene posibilidad alguna de dañar una pared de piedra. Usarlo del modo que propones sería desperdiciarlo, no haría mella en los muros -asegura con la confianza de un mostali curtido en cien batallas.

Torna su atención hacia los humanos que corretean aquí y allá, sin control, los observa brevemente y pronuncia con voz potente en idioma comercial.

- Nosotros debemos continuar la misión que nos ha sido encomendada, no podemos permitir que La Máquina sea dañada de nuevo. Vosotros tenéis elección, acabar con la amenaza ahora o esperar a que el caos os de alcance mañana.

El guerrero de violenta mirada pone las manos en jarras y mira al jefe de los enanos con el ceño fruncido. Luego toma una antorcha que enciende en la fogata y sube a su caballo.

- Aquí nadie va a esperar nada, señor enano. Al Caos no se le va a dar oportunidad alguna de medrar. ¡En marcha!

El mercader sube a su carro con dificultad pues, tras las modificaciones dirigidas por Bosporus, el pescante ha sido retirado y la gruesa porción de tronco yace a lo largo del carro llegando casi hasta las grupas de los caballos. Finalmente se sube a horcajadas sobre el áspero tronco y arrea los caballos. Los manteletes y pertrechos varios han sido también subidos al carro y acomodados como buenamente se ha podido.

Le hace una seña a Suk para que atienda a sus palabras en Idioma Oscuro.

- Ve delante de todos, Suk, y llévanos por terreno llano y libre de obstáculos para que el carro pueda llegar de forma segura y a buen ritmo a su destino.

El mercader sube a su carro con dificultad pues, tras las modificaciones dirigidas por Bosporus, el pescante ha sido retirado y la gruesa porción de tronco yace a lo largo del carro llegando casi hasta las grupas de los caballos. Finalmente se sube a horcajadas sobre el áspero tronco y arrea los caballos. Los manteletes y pertrechos varios han sido también subidos al carro y acomodados como buenamente se ha podido.

Le hace una seña a Suk para que atienda a sus palabras en Idioma Oscuro.

- Fara fyrir framan alla, Suk, og leida okkur af ibud, opnum svadum i hindranir til ad komast ad bilnum a oruggan hatt og vel skref a afangastad.

Horen se mueve alterado entre todos los presentes, y observa detenidamente a su alrededor, por si algún enemigo oculto sigue en las inmediaciones. Al no ver a nadie, apoya ambas manos sobre el tronco recién cortado e inspira profundamente, cerrando los ojos y tratando de recuperar la conciencia. No hay nadie ya, no hay nadie...

Pasados unos segundos, abre los ojos, aparentemente ya calmado, y algo cansado. Cuando levanta la mirada, ve brillar las auras de sus compañeros. Presta atención a lo que ve, analizando detenidamente a todos y cada uno de ellos. Entrecierra los ojos al mirar a Krunk, Holguer y Ärgorath. Están preparados, sin duda. Luego se fija en Thorkegar, quien parece contar con una sorpresa guardada. Parece que todos aquí hacen tratos con el otro lado. Sin embargo, al observar fijamente a la pelirroja se queda paralizado durante un instante debido a la intensidad de su aura. Sin duda la fuerza es intensa en ella. Parece como si fuera una enviada de los mismos dioses. La mirada de asombro pasa a ser de condescendencia. Lástima que sea una fachada para ocultar su verdadera naturaleza frágil y voluble.

Horen se dirige a su caballo, aún cansado pero decidido. Es hora de moverse, señores enanos. Mira a Groth y le señala la dirección por donde se escapó el jinete. Démonos prisa. Ya no sirve de nada planear un ataque sorpresa. Nos esperan y pondrán todo de su mano para acelerar las defensas. Luego se acerca a Sokendal y Heenshen para indicarles que está listo. Ya descansaré sobre el caballo.
 

Al ver a dos de los mostali hablando en su lengua mientras le observan, Suk cierra los ojos en un esfuerzo por desaparecer de la faz de Glorantha. Pero justo cuando estaba a punto de lograrlo, la voz del hombre al que todos llaman Jenchen le distrae, pidiéndole que lidere la marcha, seguramente para que sea él el primero en recibir una pedrada desde lo alto de la torre. Por fin alguien que habla como un uz.

Sin perder ni un segundo, el trollkin salta detrás de unos arbustos; ha aprendido lo suficiente sobre el comportamiento humano como para saber que éstos siempre buscan intimidad para hacer sus necesidades y que también esperan que los otros lo hagan. Acto seguido mete los dedos en su excremento, todavía fresco, y se embadurna la cara, así como todas las partes de su cuerpo susceptibles de reflejar cualquier luz. Cuando ha terminado, recoge un puñado de hierbas aromáticas que crecen abundantemente en el terreno y se mete un puñado de hojitas en la boca, las cuales masca con entusiasmo; La conocida por los uz como "piperita" evitará que las toses le sorprendan en un momento inapropiado.

Y así, convertido en un excremento andante con aliento a menta, Suk se dispone a guiar al grupo hacia la victoria.

Durante el trayecto hacia la torre del mago, el viejo Holguer se las arregla para adelantarse al grupo intentando mantener una charla privada con la escuálida criaturilla de la oscuridad, para la que tiene planes propios.

Aunque no va a ser agradable acercarse… si su aspecto ya es lastimoso de natural, ahora que encima parece ir cubierto de boñiga de animal, tal vez intentando absurdamente camuflar su olor como el veterano cazador ha visto hacer a algunos carroñeros, el engendro resulta realmente ofensivo a todos los sentidos. Sin embargo le necesita, así que hace el sacrificio de hablarle:

- Tú, trollkin, escucha lo que voy a decirte – se dirige a él sin más miramientos, pues en sus largos años como campeón de Urox ha tenido algún trato ocasional con el Pueblo de la Oscuridad, en especial con los zorak-zoranis… y conoce la forma en que dirigirse a estas criaturillas – Imagino que si has llegado hasta aquí, tan lejos de tus amos, no debes ser tonto del todo… además, ya son muchos los secretos que conoces, de modo que podemos sumarle uno más.

Extrae algo que llevaba guardado en una bolsita al cinto, parece un anillo grabado… y se lo muestra al enlo:

- Este es un poderoso artefacto mágico que voy a confiarte – le tienta – A cambio de que hagas algo, por supuesto – echa una rápida ojeada hacia la retaguardia, como para intentar asegurarse de que los enanos no andan cerca… y entonces prosigue – Queremos que te infiltres en esa torre por la estrecha abertura de la ventilación, eres el único lo bastante pequeño como para colarse por ahí… pero no temas, lanzaremos tanta magia como podamos sobre ti para hacerte invisible en las sombras y resistente a las maldiciones – le promete – Y además tendrás esto, que contiene un Elemental de la Oscuridad similar a las que nos han atacado antes, seguro que ni en tus más ambiciosos sueños aspiraste nunca a poseer semejante poder…

Hace ademán de pasarle el anillo en un lanzamiento fácil, la parábola más simple… pero después recuerda la torpeza que suelen demostrar los trollkins y decide no arriesgarse a que se le caiga de las manos y acabe perdiéndose en la espesura, así que aun con reluctancia se lo entrega directamente en la mano, asegurándose de que lo recibe sin incidentes. Porque con estos bichos, ya se sabe.

- Te acabo de ofrecer un gran regalo, pero recuerda que me debes algo a cambio – le murmura – Cuando entres ahí todos te pedirán que intentes abrir el portalón principal, aunque la verdad, dudo mucho que lo fueras a lograr – le mira de arriba hacia abajo, cosa nada complicada ante tan enclenque interlocutor – Sin embargo, hay algo que tal vez sí puedas hacer, verás, me consta que ese Samaliman, maldito sea su nombre, tiene ahí prisionera a una joven primitiva que parece humana, pero no lo es realmente, se trata de una telmori, miembro del pueblo de los lobos que corren sobre dos patas – le explica con tanta claridad como es capaz, presuponiendo sus limitaciones para entenderlo todo – Pues bien, escúchame muy atentamente, quiero que la busques y que la mates. Eso es todo. Si fuera necesario, puedes usar el poder de esta Sombra para ello…

Y dicho eso, se sonríe con cierto aire siniestro. Va a desmantelar el plan del maldito meldek antes de que tenga tiempo de invocar al Gran Enemigo, para eso quiere colar realmente al infiltrado en la torre. Luego ya no tendrán esa desesperada urgencia por derrotarle. No es bueno cazar con prisas, a una presa hay que emboscarla con astucia, nunca suele funcionar el acorralarla en su cubil…

Suk se hace con el anillo entre sus finos dedos y escucha con atención al amenazador anciano tratando de asimilar sus palabras. Dice algo de un secreto, del poder de ese anillo, de magia protectora... Echa un vistazo atrás, hacia los mostalis, imitando el gesto de Holguer y asiente. -Entendido. Suk busca mujer y da anillo. Lleva el tiempo suficiente entre humanos como para comprender el significado de tal gesto. Es lo que utilizan los varones para seducir a las hembras y a buen seguro ese viejo está interesado en la mujer que tienen cautiva allí dentro. Entonces mira a Holguer y le dedica una sonrisa pícara. -Para luego Holguer y mujer marchar lejos y tener camadas. ¿Así es?

Finalmente, Vaerles abandona su escondite tras el árbol y recupera la compostura. Carraspea y, sin decir ni pío, envaina la cimitarra y se sacude un poco los bajos de la túnica. Todavía le duele mucho la herida de la pierna, pero puede considerarse afortunado. Sobre todo cuando contempla el cuerpo sin vida de Hal. Qué desgracia. ¿Cuántos valientes más tendrán que caer antes de poder deterner al hechicero? Se agacha junto al cadáver y reza en silencio para que su dios lo acoja en su paraíso. Luego se coloca la armadura y se sube a su carreta, preparado para avanzar en dirección a la torre.

Asiente ante las palabras de Heensheen y le indica al trollkin que se adelante con un leve movimiento de cabeza. Se da cuenta de que el enlo probablemente ni le haya visto, pero su mente está ahora ocupada con otros pensamientos. Turbios pesares de dolor y venganza que le conducen hacia el objetivo de su vida.

Allí, en la torre.

El anciano uroxi echa una furibunda mirada al enlo, de esas que lleva toda una vida de salvaje berserker acabar de perfeccionar... y susurra con una ira apenas contenida unas últimas palabras:

- Entra ahí y mata a esa mujer - le insiste - O mi hacha estará esperándote cuando salgas...

Y es que no se puede tratar con estas miserables criaturas.

El rápido cambio de intenciones del viejo pilla por sorpresa al trollkin, que a punto está de caerse de espaldas. ¿Por qué le pide que mate a la mujer que hace solo unos segundos amaba? En cualquier caso, la posición de Suk no es la más adecuada para cuestionar nada. -Si, si. La mujer en prisión morirá. Dice al tiempo que pasa uno de sus cuchillos por su garganta con tanta torpeza que por un momento parece que vaya a suicidarse. Después prosigue la marcha, advirtiendo al carro con el ariete de cualquier desnivel u obstáculo peligroso.

Crisol hirviente da por hecho que el plan proseguirá con ayuda de la mayoría de sus aliados humanos. Todos parecen tener motivaciones individuales para cumplir con su deber.
Mantiene una última mirada sobre el cuerpo sin vida de Buscasendas, después se dirige a hablar con el joven Johen.
En voz alta y clara le expone sin rodeos su valoración.

- Buscasendas te encomendó la labor de retornar sus pertenencias a sus parientes. Has de saber que su hacha es de hierro rúnico, un antiguo pago mostali. Alguno de los aliados que nos acompañarán en el asalto podría emplearla, en lugar de un hacha de bronce, y darle así el uso para el que fue creada esta herramienta. Tras el asalto volverás a disponer del hacha. Piensalo y elige al portador más habilidoso, si compartes este pensamiento, como Buscasendas así haría en tu lugar.

Dicho esto, no muestra grado alguno de expectación ante la posible respuesta, no parece que el joven orlanthi esté obligado a ceder.

El granjero observa el cadáver de Hal y duda unos momentos. Luego sacude la cabeza.

- Creo que no es mala idea, señor enano. Y creo que el fiero Horen es el único que blande un arma similar, así que se la confiaremos a él.

Es el propio Johen el que recoje el hacha de las manos del cadaver y se la entrega al berserker.

- Tal como ha dicho el señor enano, úsala en lugar de la tuya si resulta un arma más poderosa. Tras la batalla, cuando regresemos triunfantes, volverá a reposar con las pertenencias del cazador caído para que pueda hacerlas llegar a su lejano hogar si tengo oportunidad.

La noche está volviéndose más fría a cada minuto, y la nieve comienza a caer en mitad de una brisa de creciente intensidad. Suk avanza delante seleccionando un camino lo más apropiado posible para el carro sobre el que se ha montado el ariete. La media Luna Roja lucha por asomar entre las nubes, pero finalmente sucumbe ante su espesor. Al cabo de un rato, cuando ya se hayan en la falda de la montaña y el terreno comienza a inclinarse por la subida, están en medio de una ventisca que limita la visibilidad de forma considerable. Las antorchas, cuyas llamas son barridas por el viento y la nieve y amenazan con apagarse a cada paso, apenas iluminan unos pocos metros, lo justo para no salirse del camino y despeñarse barranco abajo mientras ascienden por el camino cada vez más empinado. Sin ambargo, esa falta de visibilidad y la inclemencia del tiempo también juega a su favor, pues los vigías estarán probablemente menos atentos y más preocupados de protegerse del frío, además de que probablemente desde arriba de las almenas no puedan ver nada moverse al pie de las murallas si no porta luz alguna.

Han pasado un par de horas desde que emprendieran la marcha cuando se hallan próximos a la cima y es el momento de que los grupos se dividan para la aproximación final. Los enanos de hierro con el ariete y los manteletes y el resto de fuerzas encargadas de asaltar la puerta principal, y el trollkin, Gábriel, Holguer, los enanos de plata y estaño y el resto de integrantes del grupo que pretendan acercarse con sigilo a las cercanías de la torre para intentar un golpe de mano contra los vigías de las almenas o intentar colar a alguien por el estrecho ventanuco de función desconocida.

Horen trata de abrigarse lo mejor que puede. A pesar del frío, se mantiene despierto y preparado por la tensión acumulada y la espera para este combate.

Susurra lo más bajo que le pueda permitir el fuerte viento: Es la hora. Apagad las antorchas y separaos siguiendo el plan. ¿Cuándo sabremos el momento idóneo para cargar? Es posible que no podamos ver la luz de una antorcha allá arriba con esta ventisca.

Horen se prepara entonces con el grupo que asaltará de frente la torre, a la espera de alguna solución que al berserker no se le ocurre.

El veterano uroxi está demasiado impaciente por entrar en batalla como para reparar en detalles tan secundarios...

- Ya nos las arreglaremos, si hace falta podemos enviar a alguien en persona para avisar - resuelve por la brava - Cuando hayamos tomado la cima tenderemos cuerdas de escalada...

Y dicho esto, se emboza en su gruesa capa de piel de oso y empieza a avanzar medio agachado, tanto para protegerse del gélido viento como para moverse con el sigilo de un cazador.