Partida Rol por web

- Creo que debemos movernos ahora mismo hacia otro lugar más resguardado donde no se vea el fuego desde lejos, cuando pase el día salvaje nos volveremos a acercar al encuentro de los dos telmori, si no ha pasado nada. No veo rastros de carreta desde que dejamos el sendero y no conozco bien a los Telmori, quizá Nekareng y Dokeria no piensen en traicionarnos, pero su clan puede cambiar de parecer, mejor que busquemos una ventaja en el terreno por si tenemos que combatir - dice con el semblante lleno de preocupación - tened las armas a mano y listas para la lucha - haciendo una pausa, mira a los mostalis Thorkegar y Argörath - si podéis prepararos de algún modo misterioso para mí, hacedlo, dad por seguro que seremos atacados, si no es así con gusto me disculparé por alarmaros.
Cuando consiga que todos se empiecen a mover apagará el fuego, si ya está encendido, e intentará borrar las huellas mientras se alejan.

La alarma que transmitía Hal le hizo recordar lo de no confiarse de ningún enemigo...

Desde luego, aunque pienso que no son rival para nosotros, es muy... komo se dise... cabal? sí... muy cabal estar preparados, pues en una emboscada el que ataca tiene ventaja... y no podemos perrmitirrlos ningún fallo más...

Se giró hacia sus compañeros de grupo y dijo en mostali: El humano ese... para volver a empezar de nuevo en comercial como respeto a Hal: Buscasendas tiene rrasón, deberíamos acamparr y estarr prreparados ante un posible ataque ¿no crreéis?

En la parada, cuando se marchan los Telmori, Vorkadung se baja para estirar las piernas, y permanece pensativo un tiempo con gesto desconfiado mientras Hal da una vuelta por la zona. Cuando regresa y comenta sus inquietudes, Arbar hace una propuesta. Tres Tubos no puede retener su lengua y dice lo que opina de este asunto.

- Estoy de acuerrdo teniente. Esto no me gusta. Todo es muy extrraño. ¿Qué es esa patrraña del día Salvaje? ¿Qué tiene que ver la Luna en todo esto? -mira a Arbar y se le acerca sujetándole por el brazo- Y eso de que nosotros temerr a los Telmorri a mi me suena a amenaza. -mira al resto y continúa- Crreo que nos traisionan, y eso de la Luna es una vulgarr excusa. Volverrán con sus amigos y nos atacarrán. -dice agitando el brazo con énfasis, haciendo sonar su cota de malla con un tintineo- Saben dónde estamos. -mira a Hal- Sí, como digo, yo tambien de acuerrdo en que deberriamos pasarr el día en un lugar más fasil de defender, sólo por si acaso. Al día siguiente esperramos a los salvajes... si cumplen su palabrra.

Aunque tras comentar su opinión, apoya ambas manos en el mango de su hacha, que descansa sobre su hombro derecho, y se queda esperando la decisión que tomará el capitán, que es quien tiene el mando de la expedición.

Mmmm quísas tengas rasón, confiar en que los humanos no te van a traisionarr, quísas es mucho confiar...

No os lo toméis a mal, dice mirando a Hal y Obendiya, en vosotros sí confiamos. En caso contrario no estaríais aquí...

Tras hablar, se gira hacia el capitán y, como es de esperar, espera una orden.

Todo esto me huele a carbón ardiendo en el depósito.

- No se si nos podemos fiar de estos dos telmori... puede que nos hayan apartado del camino a un lugar más propicio para un ataque. O puede que digan la verdad y quieran protegernos... y se alejan para advertir a los suyos de que estamos por aquí bajo su protección.

El dimunuto mostali camina de un lado a otro, sin decidirse a pensar en los dos cazadores telmori como amigos o enemigos.

- Sea como fuere, tomar las debidas precauciones como se está sugiriendo es imperativo.

El mostali acaricia su barba rojiza y herrumbrosa.

- Extraño es, no quepa duda alguna. Si no nos traicionan, si les preocupa que nos ataquen, ¿por qué no se quedan y llegado el momento parlamentan con los posibles atacantes?. En lugar de eso se marchan... humm... hummm.

Luego se vuelve con resolución hacia Hal.

- Soy de tu misma opinión "Buscasendas". Pero nos colocaremos en lo alto de una colina. Nuestro fuego será visible a mucha distancia, pero si nos situamos en una hondonada o en un abrigo rocoso para que el fuego no se vea de muy lejos, podrían atacarnos desde una posición elevada. Total, ellos saben más o menos dónde estamos y nos encontrarían sin problemas.

Se dirige finalmente a los mostalis.

- Bajad de la carreta. Todos. Hay que intentar llevarla a lo alto de una colina suave. Obendiya y "Buscasendas" señalarán la más accesible para el carromato y seguramente tendremos que empujar todos para llevarla hasta la cima. Esta noche haremos guardias dobles: "Buscasendas", "El Roto", "Tres tubos" y "Rompepiernas" harán la primera. "Botas ligeras", Obendiya, "Martilloalto" y yo haremos la siguiente. "Rompepiernas", usa tu gnomo para cavar una trinchera alrededor de todo el campamento. Colocad señales en el suelo colina abajo en todo el perímetro para medir las distancias acordde a las armas de proyectiles a emplear para maximizar la eficacia del tiro. "Botasligeras", si nos atacaran de noche contamos con tu magia para iluminar al enemigo. Las armas listas en todo momento y la munición a mano. Van a ser una noche y un día muy largos...

Swot se baja de la carreta y obedece al capataz, como antaño. Sigue siendo un mostali de hierro en alguna parte de su ser. No obstante, su pequeño tamaño y su escasa fuerza comparada con el resto, no el hacen muy útil como bestia de carga.

Cuando la carreta está en la colina, mira en derredor, comprobando que se domina todo el terreno circundante. Prepara concienzudamente su ballesta y luego coje doce piedras de tamaño mediano y las coloca bien visibles en el perímetro colina abajo en seis direcciones distintas, apartando otras piedras con las que se pudieran confundir. Seis de ellas las coloca a 60 metros y otras seis a 170 metros desde la trinchera que Krunk ha ordenado cavar a Thorkegar. Coloca momentáneamente un grueso tronco del enorme montón que han recogido para mantener una hoguera y prueba varias veces con la ballesta a varias distancias, para habituarse y tener interiorizada la elevación que debe darle a la ballesta. Apunta a los anillos que quedan visibles del corte de una rama en la madera que ha colocado más o menos cerca y dispara, tira de la palanca echando hacia atrás la cuerda y cargando a la vez una nueva saeta del cargador y vuelve a disparar en rápida sucesión. Un disparo en el centro justo de los anillos y otro un poco bajo y a la izquierda, pero también en la madera. No está nada mal, sobretodo el primer disparo.

Mueve el tronco colina abajo, al doble de la distancia anterior y recoje los virotes, metiéndolos en el cargador conforme regresa a la cima de la colina. Desde allí repite la operación, esta vez con un resultado mucho más discreto, como era normal: uno de los disparos ha fallado. Baja de nuevo a por las saetas, pegándose una buena caminata hasta la saeta que ha fallado. Es casi de noche, y pronto comenzarán los periodos de guardia...

- Swot está listo para la primera guardia.

Hal asiente ante las órdenes de Krunk, busca la pendiente más suave para la carreta y procura ayudar en la subida, luego permanece alerta.
El orlanthi asiste perplejo y atento a los preparativos enanos, lanzando alguna mirada a su amigo nómada que debe sentir tanta curiosidad como él. Cuando ve al enano "Rompepiernas" volver a usar su poder sobre los elementos de la Tierra, piensa en otra pequeña precaución y se dirige al mostali.
- Maese Thorkegar, ¿podrías usar tus poderes para hundir la zona que ocupa la hoguera a un brazo de profundidad?, así, aunque estemos en lo alto de la colina, será más difícil ver el fuego. Pero de día deberíamos apagarlo, el humo se ve a mucha distancia ... y se huele - añade pensando en quienes habitan estas tierras.

"Tres Tubos" asiente a las instrucciones que da el capitán, y cuando la carreta está en la zona indicada, examina la zona circundante junto con el pequeño Swot, tratando de hacer un esquema mental de la posición para realizar la defensa de la forma más eficaz. Tres Tubos no está familiarizado con la defensa a cielo abierto, pero confía en su instinto, y en lo que ha podido aprender de sus salidas al exterior con otros más veteranos. Además, no han traído a ningún enano adecuado para hacer el trabajo de construcción, así que tendrán que conformarse con el enano de estaño, y que sepa llevar a cabo la tarea que se le pide.

Una vez examinado el terreno, hace unas marcas en el suelo en 6 puntos, a unos 10 metros del centro de la zona a defender, desde donde cree que habrá visibilidad suficiente para cubrir los 360 grados a la redonda. Las marcas servirán para indicar a "Rompepiernas" donde cavar unas trincheras de unos 3 o 4 metros de largo por 1,5 de ancho, siendo el lado largo el que da frente al enemigo por un lado, y al centro de la posición por el otro. Los sectores de tiro serán jalonados con piedras o ramas para indicar las zonas a cubrir, y deben solaparse unos con otros de manera que los extremos laterales estén cubiertos por dos posiciones, es decir, el extremo izquierdo de una, estaría cubierto también por el extremo derecho de la que está a su izquierda.

Luego informa al capitán para que supervise los lugares seleccionados y de el visto bueno para que se den comienzo a los trabajos. Una vez indicado al enano de estaño cual será la zona donde debe cavar, confía en que sepa hacerlo, ya que tampoco suele ser su trabajo. Después jalona las zonas de tiro en distancias con piedras amontonadas, tal y como comienza a hacer Swot. Sin embargo, decide no hacer pruebas, pues no quiere perder ninguno de sus virotes.

Luego se le ocurre rellenar los huecos que quedan entre trincheras con pinchos afilados, cortando y afilando palos y colocándolos en ángulo agudo hacia afuera en las zonas entre trincheras.

Ante la sugerencia de Hal de ocultar un poco el fuego, Vorkadung frunce los labios hacia abajo y asiente arqueando también las cejas.- Nunca se me habrria ocurrido "Buscasendas". Parrece una idea acerrtada. -Al parecer Vorkadung tiene un buen conocimiento acerca de la defensa de una posición, pero otras cosas tan evidentes como el detalle del fuego, no parece advertirlas. Y es que, como enano de hierro, es un ser diseñado para una tarea, el combate, de manera que realiza cualquier otra con dificultad.

Thorkegar asiente con la cabeza a la orden de Krunk - Así se harrá. Y acto seguido baja de la carreta y ayuda bajando los víveres de la misma para aligerarla de peso. Cuando llegan a lo alto, queda a disposición de los enanos de hierro que le marcan la zona donde quieren las trincheras. - Necesito saber dimensiones que quierres, el larrgo, el ancho y también la prrofundidad Cuando se lo indican, Thorkegar se concentra unos instantes viendo la zona que su gnomo tiene que trabajar y a los pocos segundos el gnomo empieza a moverse a los pies del mostali de estaño. El pequeño mostali no deja de mirar en todo momento el trabajo que está haciendo su elemento. Supervisa las trincheras creadas para comprobar la consistencia y ver si son estables. Cuando termina de hacerlas le pregunta a los mostalis de hierro. - ¿Es así como las quierres? Una vez termina el trabajo el humano Hal le hace otra petición, para él no es problema hundir un brazo de distancia el terreno donde se ubicará la hoguera, y con la mirada busca la aprobación y el visto bueno de Krunk. -Si Krrunk verr bien idea, Thokergar hundirr hoguerra

Arbar toma nota mental de las referencias de sus compañeros en cuanto a las distancias para ballesta, luego ayuda en la carreta y se prepara para cuando le toque la guardia, dejando su equipo preparado a tal fin.

Se puede intuir que está muy concentrado, pues intuye que esta noche habrá refriega

Ojalá me equivoque

Argörath parece mucho mas preocupado de lo habitual. Durante sus viajes por la superficie una de sus costumbres era permanecer todo el tiempo que le era posible en las posadas humanas tras anochecer. No porque tuviese interés en su repugnante comida, ni en esos brebajes que hacen pasar por bebida; era por escuchar las historias de los viajeros que se hospedaban en esos lugares. Y cuanto mas entraba la noche mejores solían ser las historias - Esos apestosos licores tienen la peculiaridad de soltar las lenguas de quienes abusan de ellos - Así fue como descubrió que hay poderosos conjuros capaces de prolongar la existencia mas allá de lo considerado natural... Pero una vez escuchó una historia sobre un ataque telmori a una caravana de mercaderes de especias. Habían contratado a una buena partida de mercenarios. Gente curtida, nada de fanfarrones sacados de reyertas callejeras. No sabría decir qué parte del relato era verdad y qué estaba magnificado por los efectos del agua descompuesta que estaban tomando... pero lo que oyó vuelve a su cabeza y lo llena de inquietud. Y al igual que esa historia sumió en un siniestro silencio al comedor donde fue contada, ahora ese incómodo silencio hace presa en el mostali de plata.

Pero eso no impide que reaccione cuando Crisol hirviente le indica su cometido en esta noche - Estoy a vuestro servicio - responde - Cogerré ocho piedrras de mediano tamaño que, llegado el momento, iluminarán la noche y nos permitirran ver a nuestrro enemigo - Así pues recoge las piedras necesarias, no muy pesadas, que podrán ser lanzadas al exterior, una vez sean convenientemente iluminadas por el conjuro adecuado.

Obendiya ató a Michabo fuertemente en una roca grande que había en la cima de la colina. Le acarició el hocico y el enorme animal resopló con placer, mirándole con sus ojos negros.

- No dejaré que esos animales te hagan ningún daño, Michabo. Lo han estado deseando desde el principio, pero si esos lobos hambrientos intentan algo se van a encontrar con un hacha en las costillas...

Camina por el perímetro y comprueba con admiración el trabajo del enano al que llaman "Rompepiernas". Controlando los elementos de la tierra, ha hundido como por arte de magia el punto donde se enciende la hoguera y ha creado unas trincheras en el perímetro donde ocultarse fácilmente de los proyectiles enemigos. Y los enanos guerreros se han encargado de jalonar el terreno circundante con marcas de distancias, han establecido algo que llaman sectores de tiro y han dado instrucciones de dónde colocarse y qué hacer si se produce un ataque. Todo muy organizado y algo difícil de comprender para él. Es una lucha defensiva, un tipo de lucha en la que no se encuentra cómodo. Si por él fuera, montaría en Michabo a lanza tendida y ensartaría a esos salvajes uno tras otro hasta partir su lanza, y luego machacaría con su hacha a los que quedaran. Pero algo le preocupa con respecto a eso.

Obendiya se acerca a la hoguera, donde todos se han reunido al caer la noche para tomar un tentempié antes de retirarse a descansar y comenzar el duro periodo de guardias que les espera. Habla mirando a la hoguera, sin dirigirse a nadie en concreto.

- Cuentan que los telmori en realidad son lobos con forma humana. Por eso se comportan casi más como animales que como personas. Dicen que hasta se aparean con los lobos estando en forma humana... -escupe al suelo. Sus costumbres depredadoras les hacen odiosos a los ojos de cualquiera. Una vez me contó uno de los ancianos del clan que los telmori, malditos por luchar junto a Gbaji, perdieron el control de su habilidad de cambiaformas en tiempos pasados, y por eso ahora en el día salvaje vuelven a su forma original involuntariamente, perdiendo casi todo vestigio de humanidad. Pero lo más peligroso no es que se conviertan en un enorme lobo que sigue sus instintos primarios... sino que además es una forma mágica contra la que nada hacen las armas normales.

Mira entonces a los enanos guerreros.

- Vuestro hierro -dice señalando con el mentón a las armas enanas- no tendrá problemas en abrir la carne de esos lobos, pero el resto tendremos que emplear magia sobre nuestras armas para poder tener una oportunidad.

Luego se queda callado, sumido en sus pensamientos, acariciando el mango del hacha en su regazo.

Hal se calienta junto al fuego, escuchando las palabras de su amigo, mientras revisa el estado del arco y las flechas. La historia de Obendiya le resulta familiar, sus palabras le acercan a otra noche junto a otra hoguera, y piensa que podrian tener más problemas de los que pensaba al principio. Cuando el praxiano vuelve a sentarse cerca, Hal coge el hacha y le quita el capuchón de cuero mientras dedica una medio sonrisa a su amigo, a la luz del fuego, puede verse como la cabeza del arma está forjada con hierro rúnico. Después de enseñarsela no vuelve a enfundarla, la deja a mano, junto a su muslo, para acabar de comprobar sus proyectiles.

Vorkadung escucha con inquietud el relato de Obendiya sobre los telmori. Mira su hacha y asiente cuando les hace mención a la debilidad de los lobos sobrenaturales a ese metal, y cuando finaliza comenta con preocupación mirando al enano de plata. La historia concuerda con el misterio del día salvaje y la luna, y toma buena nota de lo que cuenta por si tienen que defenderse de ellos.

- Tus palabrras eran mucho más cierrtas de lo que esperraba, Argörath. Maese Obendiya confirrma con su historria que no hay que subestimarr a esos salvajes, ya que parrecen estar afectados porr alguna oscurra y antigua maldisión. -coge su hacha y pasa el pulgar por el filo, comprobando que es el adecuado- Porr suerrte el hierro fue crreado parra el combate, y nadie puede resistirse a su poderr. -dice con confianza.

En seguida, Hal saca un hacha y al revelar la hoja se descubre que está hecho igualmente de ur-metal. Tres Tubos arquea una ceja al verlo y no puede evitar hacer un comentario con cierta sorpresa- ¡Por las barrbas de Mostal!. Tengo entendido que es bastante escaso y prresiado en la superficie. Incluso resulta que no es hierro común, sino rúnico. Y no parrece hecho por mostalis. -como aperturista está a favor de la distribución de hierro a los no mostalis, ya que existen más probabilidades de que alguna de las armas forjadas con hierro acaben abriendo en canal a Uz y Aldryamis por igual, pero no puede evitar la curiosidad.- ¿Como la has conseguido? -y aunque su pregunta no pretende ser inquisidora, lo parece, de manera que hace rápidamente un ademán con la mano a modo de disculpa y continúa tratando de suavizar la pregunta.- Bueno... a ver, no quierro decirr que... solo que... Te habrrá costado conseguirrla, ¿no? -y casi sin esperar respuesta, para quitarle más "hierro" al asunto continúa- Bueno, sea como sea, me alegrro de que la tengas. Si esos monstruos se atrreven a venirr tendrrán una rasión extra de la crreación de Mostal en sus costillas. -y le da una palmadita amistosa en el brazo.

Arbar también se queda mirando el hacha de Hal, no es "tan aperturista" como Tres Tubos y se queda esperando una respuesta ante la pregunta formulada.

Hal miró a los dos mostalis, no esperaba que estuvieran tan atentos. No sabía como iban a reaccionar los demás, solo conocía bien a Swot pero, ya que se acercaba el momento en que iba a necesitar usarla, la dejó a la vista quitandole importancia, como si no fuera algo que mantener en secreto.
- ¡Ah, si!, fue un pago por mi trabajo, hace bastante tiempo. En unas ruinas encontré un trozo de hierro y como no había suficiente para una espada, Swot se ofreció a pagarme con su artesanía dandole esta forma, yo le pedí que hiciera estas inscripciones propias de mi pueblo - les comenta tranquilamente mostrandosela de cerca.

Vorkadung se acerca para examinarla de cerca y mira de reojo a Swot.- Si, ya me parrecia extrraño que un humano sea capas de far forma al hierro y menos de trransformarrlo en asero. -pasa los dedos sobre las marcas y frunce los labios en una expresión evaluadora- Si, hay que reconoser el trabajo de "El Roto", en efecto no parrece mostali. Y es difícil dar forma con patrrones distintos a la prropia culturra. -dice a modo de halago para Swot. Luego retira de él el hacha mirando a Hal con una sonrisa amistosa- Tienes un troso de Mostal en tus manos muchcacho, no lo deshonres.

Una vez más, la falta de tacto se hace patente en las palabras del enano, dejando claro que los humanos no son capaces de doblar el hierro como los enanos. Por supuesto, y una vez más, él no parece haberse dado cuenta de que los humanos podrían sentirse ofendidos por el comentario.

- No lo haré, para mí es muy preciada y solo la saco si lo creo necesario, quizá en esta ocasión mi hacha gane su propia fama y pueda ponerle un nombre - contesta a Tres Tubos pero no se pierde la expresión de Martilloalto, sin duda algunos enanos aún tienen problemas con el uso del hierro por otros pueblos pero, ha llegado un punto en el que no pueden evitarlo.
- He oido que, en mi tierra, entre los orlanthis, algunos herreros son capaces de crear armas parecidas con hierro. Nunca los he conocido pero he visto ya un par de sus trabajos, una espada y una lanza, que portaban grandes guerreros y, por lo que yo sé, nunca han combatido contra los mostali pero si contra sus enemigos.

Esa noche es agotadora, pero no ocurre nada. Es el día del fuego y la media luna roja ilumina el terreno circundante ténuemente, por lo que desde lo alto de la colina no es facil distinguir las formas o apreciar movimientos furtivos, a pesar de divisarse el terreno circundante en general.

A la mañana siguiente, Krunk ordena que la guardia se reduzca a dos personas durante el día para permitir el descanso de la mayoría, ya que a plena luz pueden observar si alguien se acerca a bastante más distancia, con lo que contarían con varios minutos para prepararse convenientemente ante un ataque. También salen Hal y Obendiya con las monturas a dar otra batida por los alrededores y recoger más leña, y cuando vuelven traen inquietantes noticias: en una colina situada a unos quinientos pasos del campamento han encontrado huellas de pies humanos y patas caninas... el rastro era reciente, aunque no han podido determinar el número o la dirección en la que se han marchado, pues parece que han borrado las huellas en su retirada. Así que, sabiendo que la noche anterior han sido observados, esta noche del día salvaje con la luna roja en todo su esplendor vuelven a disponerse para una vigilia tensa y preñada de amenaza.

No defraudan los telmori, y apenas ha caído la noche, los aullidos resuenan amenazantes. Los caballos están inquietos y hasta el enorme bisonte de Obendiya resopla y pisotea la tierra nervioso. Ha comenzado a caer una nieve ligera, que hace aún más difícil ver acercarse a los telmori a gran distancia, pero el grupo que se acerca es numeroso y no tratan de esconderse: vienen a la carrera entre las colinas y cuando se acercan a unos ciento cincuenta pasos, al pie de la colina donde está ubicado el campamento, comienzan a dar vueltas a la colina entre aullidos, al alcance de algunas armas de proyectiles...