El lobo se levanta y avanza unos pasos hacia Nekareng, pasa de largo y se aproxima al grupo de extranjeros que han traido consigo los telmori del clan vecino. Clava sus ojos en todos y cada uno de los que forman el grupo y olfatea conforme pasa junto a ellos, para luego volver a donde estaba y sentarse frente a Nekareng...
Lo que sigue es una conversación entre Nekareng y Ngekang, que al parecer habla a través de Danagek, en la que parece que no hace falta la intervención del grupo de viajeros. Quizá Ngekang está preguntando a Nekareng qué hacen dos telmori guiando a un grupo de extraños por las tierras de caza de su clan... o tal vez Nekareng está preguntándole por los extranjeros de la carreta que pasaron hace días por este territorio y si el clan de la Sangre en la Pradera los ha cazado. Sea como fuere, Nekareng parece escuchar más que hablar y asiente con gesto preocupado a las palabras que Ngekang pone en boca de su portavoz humano.
Finalmente el telmori que les ha traído hasta aquí se vuelve y explica brevemente lo que ha hablado.
Las palabras del telmori son directas y llenas de preocupación cuando traduce el relato.
- He explicado a Ngekang que vosotros perseguir hombres de carreta que pasar hace días ya. He dicho que también pasaron por nuestras tierras de caza y se comportaron de poco amistosos y les intentamos cazar, pero su magia es poderosa y sus pieles duras y fuimos rechazados. Ngekang tambien intentar cazarles, pero hombres de la carreta astutos y malvados atacar primero. Una noche apareceer una oscuridad sobrenatural en el campamento, hace tres días. La oscuridad de forma cambiante reptar al interior de la choza de Zagrak y atrapar en su frio abrazo a Angaria, su hija. Entonces él luchar contra la oscuridad. Pero Zagrak, aterrorizado por la magia del ser, salir de la choza corriendo y entonces los guerreros se reúnen fuera rodeando la choza, pero el ser no salir. Cuando al poco rato entrar los guerreros para luchar, nada había dentro de la choza. Desaparecido todo. No oscuridad, no Angaria.
El telmori levanta una mano mostrando la palma, indicando que el relato continúa.
- Ngekang ordena atacar de inmediato a los extranjeros con todos los guerreros, pero al llegar hasta ellos los extranjeros reir y mostrar Angaria con cuchillo al cuello. Vosotros atacar y morirá, decían. Nosotros soltar cuando abandonar a salvo vuestras tierras, decían. No seguir nuestro rastro, no ver vosotros en el horizonte persiguiendonos o la mujer morirá. Ahora todos preocupados, Ngekang cree que tal vez los extranjeros forzar y matar a Angaria en lugar de soltarla cuando salgan de sus dominios. Zagrak vigilado día y noche para que no salga a perseguir por su cuenta a los extranjeros enloquecido. Situación mala, la manada de la Sangre en la Pradera no parece poder ayudaros, me temo...
Al parecer Nekareng ha terminado de traducir las palabras que se han dicho.
Esos perros tienen la sartén por el mango...
Hemos da actuarr rrápido, no esperan que los salvajes aktúen, perro tampoco esperran que nadie más lo haga, esperro... kísas deberíamos actuar nosotrros... si es que aun podemos contarr con el faktor sorprresa...
Mira a Krunk al escuchar el relato y le habla en mostali- No hay duda de que son a los que buscamos, capitán. -Arbar sugiere que no se pierda mas tiempo y se reemprenda la búsqueda, y ahora responde en el idioma común- Si, podrríamos, pero puede que a los humanos-lobo no les agrrade que les perrsigamos, si eso implica la muerrte de la mujer que han secuestrado. Puede que nos impidan seguirrles. Por otro lado, nuestrros enemigos no saben que les seguimos nosotrros, y una carreta a lo lejos puede pasar por un mercader con escolta y no levantarrá sospechas, mientrras que un par lobos que acompañan a dos exploradores, si. Crreo que nuestros lupinos aliados deberrian quedarse. Pueden darnos indicasiones y quedarse para no poner en peligrro a esa mujer.
Mira a Krunk al escuchar el relato y le habla en mostali- Ingen tvil om de er for de som soker, kaptein. -Arbar sugiere que no se pierda mas tiempo y se reemprenda la búsqueda, y ahora responde en el idioma común- Si, podrríamos, pero puede que a los humanos-lobo no les agrrade que les perrsigamos, si eso implica la muerrte de la mujer que han secuestrado. Puede que nos impidan seguirrles. Por otro lado, nuestrros enemigos no saben que les seguimos nosotrros, y una carreta a lo lejos puede pasar por un mercader con escolta y no levantarrá sospechas, mientrras que un par lobos que acompañan a dos exploradores, si. Crreo que nuestros lupinos aliados deberrian quedarse. Pueden darnos indicasiones y quedarse para no poner en peligrro a esa mujer.
El orlanthi no esperaba escuchar una historia semejante - esos extranjeros actúan como una banda de saqueadores Gagarthis o soldados lunares, no tienen honor ni respetan nada - atiende con sorpresa y preocupación al relato de Nekareng.
Antes de hablar, Háloric mira a Krunk y a Martilloalto, presta atención a la reacción de Obendiya pues, como él, habrá tenido que vivir alguna situación similar en sus propias tierras, para terminar dirigiendose al Telmori.
- Pienso como Arbar, si esos extranjeros nos ven a nosotros en el horizonte, sin Telmori cerca, ellos no pensarán en Angaria ni en el clan Sangre en la Pradera, la hija de Zagrak no morirá. Nosotros debemos alcanzarlos por otro motivo y ahora sabemos que son poco amistosos, les atacaremos primero, nuestras pieles son muy duras también - lanzando una mirada de reojo a los enanos más acorazados.
El guerrero, a pesar de su corta estatura, trata de parecer amenazador ante los telmori. Su mirada es feroz y la sostiene cuando alguien le mira fijamente. La mano diestra permanece en el cinto, colgada del pulgar, junto al mango del hacha. La zurda sujeta firmemente las riendas de Michabo, al que calma de vez en cuando susurrando palabras en su praxiano natal.
Cuando Nekareng cuenta los hechos que el lobo negro relata por boca de su hermano humano, Obendiya escupe al suelo.
- Cobardes -dice con desprecio. Les daremos su merecido tarde o temprano.
Se muestra satisfecho con las palabras del enano de hierro de pelirroja barba y también con los razonamientos de Hal, asintiendo con los labios apretados, como conteniendo una rabia que crece en su interior.
Tirada oculta
Motivo: Presentir el Caos
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 40 (Fracaso)
Tirada de percepción, por si se da cuenta de algo fuera de lo normal.
Swot hace un gesto afirmativo ante las palabras de los demás. Sin embargo se muerde el labio, pensativo...
Nuestra misión era en el fondo de recabar inteligencia. Investigar las intenciones de los ladrones.
Las palabras de Rodregar "Levantatrastos" resuenan en su memoria:
"No es nuestra intención recuperar el eolipilo, sino que os encaminéis cuanto antes en pos de la carreta y su escolta, siguiéndola hasta ver a dónde se dirige, con quién se entrevista o a quién entrega el eolipilo, o si lo quería para él, qué uso le pretende dar. Y si, llegado el caso se juzga necesario porque atentan contra la Máquina del Mundo, impedir los planes del ladron o ladrones, trayendo de vuelta el eolipilo o destruyéndolo si su transporte no resulta viable."
Si nos enzarzamos en un combate con los ladrones, o si jugamos a rescatar damiselas en peligro, la misión se desmontará como una máquina mal engrasada.
El capitán cambia el peso de un pie a otro mientras piensa en las posibilidades y reflexiona sobre lo que han dicho los que han opinado. Finalmente habla.
- Creo que Buscasendas lleva razón. Los telmori ya no deben acompañarnos, solo darnos las indicaciones para continuar tras ellos. Cuando los alcancemos, ya decidiremos cómo actuar. Si es posible, salvaremos al cachorro de los lobos que los viajeros han secuestrado... pero no podemos asegurarlo. Nosotros tenemos nuestros propios intereses. Los lobos de la manada de la Sangre en la Pradera deben confiar en nosotros. Lo que sí puedo asegurar es que tarde o temprano pagarán por sus fechorías... tarde o temprano.
Luego se cruza de brazos y observa a Nekareng cómo supuestamente traduce sus palabras.
Cuando termina de hablar Nekareng, se forma algún revuelo y algunos hombres que están alrededor comienzan a hablar en voz alta, interviniendo en la conversación. El primero es un hombre de gran envergadura, que vocifera en su primitivo lenguaje y señala el carromato primero y luego a los enanos.
Otro parece discutirle los argumentos y señala a Nekareng y a Ngekang y parece llamar a la calma.
Un tercero se adelanta y parece apoyar los argumentos del primero, señalando en este caso a Michabo, el bisonte de Obendiya.
De repente, un cuarto interviene y todos se callan. Como si fuera alguien importante. Habla calmadamente en voz baja sin dejar de mirar a los humanos extranjeros y a los enanos que les acompañan. La calma de sus palabras parece nacer de una profunda tristeza o preocupación, pero parece no mostrar hostilidad hacia los extranjeros que tiene delante.
Lo que ha debido decir debe ser importante, pues todos se han callado y Nekareng y el lobo negro que parece mandar en la manada intercambian a través de Danagek unas frases más hasta que finalmente Nekareng se vuelve hacia ellos.
- Kogunenga y Nogruma desear que vosotros dejar algo o alguien en prenda hasta que volver con Angaria -comienza a decir el telmori señalando a los dos interpelados. Pero Megekeng y Zagrak, padre de Angaria, confiar en palabras de Buscasendas. Creer que si ser rudos con vosotros, no sentiréis obligación de ayudar, sino de vengar la afrenta. Por el contrario, si mostrarse amables con vosotros, vosotros en deuda con el clan de la Sangre en la Pradera y ayudar con Angaria de una forma adecuada. Ngekang ha hablado y decide que se haga como Zagrak decir. Vosotros partir con las indicaciones para perseguir a los viajeros sin que sepan que vosotros intentar ayudar a telmoris. Ellos esperan ver a Angaria volver con ellos gracias a vuestra ayuda.
Martilloalto está muy serio y parece que rumia algo...
Algo o alguien en prenda? Grunf! estos animales...
Al final dijo algo en mostali. No me gusta la idea de que nos presionen, aunque si no están muy lejos podríamos dejar el carro...
- Espero que entiendan que, si no logramos salvarla, la culpa no habrá sido nuestra, en tal caso deberiamos de entregarles a alguno de los culpables con vida - comenta mirando a sus compañeros.
El guerrero nómada resopla, como su bisonte.
- Entregar alguno con vida... pues será preciso hacer un gran esfuerzo, la verdad... porque pienso disfrutar hundiendo mi hacha en sus cráneos.
- Vaya ... esto se complica. Ahora otro encargo más, si no era suficiente con buscar al que desea el lipilo... lupillo, por las Barbas de Mostal que nombre le han puesto a esa cosa. Ni siquiera soy capaz de decirlo mentalmente. Encima tenemos que rescatar a una loba salvaje hija por lo que se ve del jefe del clan. Bueno... quizás tengamos suerte y no tengamos la obligación exponernos a un enfrentamiento directo para rescatar a la humana y así exponernos a fracasar en la misión del destinatario del artefacto innombrable. Pero esa oscuridad...
El pequeño mostali que parecía estar ausente volvió a la realidad cuando el pensamiento de la oscuridad inundó su mente.
- Argorath, dijo murmurando al mostali de plata. Tú que dominas la hechicería. Esa oscuridad de la que hablan. ¿Sabes realmente lo que es? Preguntó bastante nervioso y preocupado a su camarada.
Pensando en lo que ha dicho Obendiya, el orlanthi murmura entredientes - Solo nos queda hacer nuestra parte y que Humakt dispense la muerte.