Partida Rol por web

Tras ver como se alejan los bandidos, escucha a Horen que le pide ayuda pero con un tono que no le gusta nada-¿Preciosa?...¿qué un hombre te necesita? Yo te enseñaré a ti modales...-la mujer sonriente avanza contoneándose hacia el guerrero, una vez a su lado se agacha y le dice en susurros al oído-Es la última vez que me hablas en ese tono-le dice escuetamente mientras le acaricia la cara-Quiero oirte suplicar por esa herida ahora mismo-luego se queda mirando a Onaekko-mientras te lo piensas, voy a curar a ese que está ahí tirado. Me gustan más los hombres calladitos-tras dejar lo que lleva encima pegada a ella en el suelo, se pone al lado del agimori y ayuda a la vieja en su tarea, lanzando un conjuro de curación al hombre.

Horen mira a la anciana mientras cura a Onaekko. Entonces vuelve a escupir sangre y da una nueva cabezada. El dolor es cada vez más intenso. Sonríe cuando Gábriel le acaricia la cara y le dice esas palabras tan bellas (su concepto de bello difiere mucho del resto de hombres). Creo que esta mujer ya es mía, aunque no lo sabe. Las... vinganas -tose- ¿sois todas tan temperamentales como vuestro padre Orlanth? La fuerza de los orlanthis surge de su pasión desmedida, pero no sabéis controlarla. Yo fuí como tú un día, ¿sabes? Tose de nuevo, cada vez más débil, sintiendo que sus últimos momentos de vida se esfuman como el aire que escapa por su herida del pecho. Hace un ruido muy extraño al respirar, y cierra los párpados. Oye, pelirroja. Me gustas, eres indomable. Un espíritu puro... Pero te pones muy fea cuando te pones así de orgullosa. Se ríe sonoramente, pero hace un gesto de dolor y se lleva el brazo derecho a la herida, siempre sin soltar su hacha, que es como una prolongación de su cuerpo. Todo le da vueltas, siente que su espíritu le deja, pero se niega a cederlo aún a los dioses del inframundo. No pienso morir, Shargash no se sentiría orgulloso de mí. No después de enfrentarme a monstruos mucho mayores. Vamos, pelirroja, sabes que me necesitas tanto como ese Agimori a tí ahora mismo. Una mujer temperamental. Me gusta... Es totalmente opuesta a Janshen, pero su belleza es comparable. Quizá esta mujer crea ser distinta a las demás, pero es tan sólo una máscara. ¿Cuál será su historia? ¿Cómo puede estar aquí en vez de estar cuidando de un hombre en su hogar junto a sus hijos? Estoy seguro de que ha estado con hombres, pero ninguno habrá sabido controlarla. Será difícil de satisfacer, pero ninguna puede negarse a un varón con la marca del Dios Sangriento de la Guerra. Abre por última vez los ojos para verla de espaldas a él, junto al hombre de piel oscura. Buenas nalgas. Sonríe al pensar en esto, y mira de nuevo la situación de Onaekko, que parece estar bien atendido, aunque no sabe si saldrá con vida. Entonces cierra los ojos de nuevo y trata de no moverse ni hablar para no fatigarse más ni abrir la herida, la que aprieta con su mano en un vano intento de taponar la hemorragia. Saldrás de esta, guerrero de piel oscura. Tienes buenas mujeres a tu lado. Y gira la cabeza para sentir el frescor de la hierba sobre su mejilla acalorada.

Cuando ha concluido su tarea con el hombre de piel de ébano, la vieja se dirige hacia el otro bravo guerrero para tratar de atender sus graves heridas antes de que el último halito de vida escape entre sus labios...

Y mientras lo hace, no pierde ocasión de reprender a la joven pelirroja con su voz quebrada por los años:

- No deberías permitir que el orgullo te ciege, jovencita - le susurra - Y menos cuando nos arriesgamos a perder a un temible guerrero que ha caído tras luchar valientemente defendiendonos a todos... negarle auxilio ahora, por simple desdén, podría salirnos muy caro en el futuro...

Escupe sobre sus manos, las frota entre sí y luego las pasa repetidamente sobre las heridas del hombre desfallecido...

El trollin estira de las rtiendas de Sombra, el caballo de Groth hasta su lado mientras aprovecha para curiosear la parte trasera de la caravana. Mientras el hombre al que llama amo remienda las heridas del mercader, regresa a su lado.

-Hombres caídos... el Devorador viene por ellos. Suk sentirlo en el aire.

Cuando termina de vendarse la herida del vientre Heenshen se incorpora, no sin dificultad. Las piernas le flaquean y está algo mareado, pero necesita ponerse de pié. Es cuestión de orgullo.

- Sí... ese pequeñajo tuyo es una caja de sorpresas, Groth. Y estoy de acuerdo: o es muy valiente y esconde algún truco o está como un cencerro y lo matarán en cuanto se le acabe la suerte.

Se apoya en el hombro del guerrero mientras examina el vendaje que le acaba de hacer en el brazo.

- Gracias por tus cuidados. Los dos habéis hecho un buen trabajo, desde luego os habéis ganado la soldada del viaje.

Se vuelve hacia atrás, a ver cómo los demás han encajado el ataque relámpago de los bárbaros incursores. Ve que Bosporus y Vaerles están bien y comprueba como la anciana Aleü y la bella Gábriel atienden a Onaekko y Horen, que parecen haber sufrido heridas más graves incluso que la suya.

- Vaya, parece que ellos han llevado la peor parte... anda, ayúdales a ellos en lo que puedas. Yo me llegaré a la carreta y comprobaré que está todo en orden... deberíamos ponernos en marcha cuanto antes, pues a la mayoría los hemos ahuyentado con conjuros que pronto se disiparán y quizá quieran volver.

Y con una cierta cojera y con la mano en las tripas, se adelanta hacia su carreta para comprobar cómo están los animales y si algo se ha caido en la refriega.

Gábriel continúa con la curación de Onaekko, mientras oye farfullar de fondo a Horen. La mujer enarca una ceja escuchando la sarta de barbaridades que pueden salir de su boca en un momento-Me parece que eso es lo más próximo a una disculpa que ese mentecato puede pronunciar... Bueno, ya le he hecho sufrir bastante. Creo que ya ha aprendido que con una Hija Leal de Vinga no se juega-se levanta tras la anciana que también va a auxiliarle y escucha unas palabras de reprimenda hacia ella-¿Un guerrero temible...? ¡Si lo comparamos con usted, anciana entrometida, seguro!-la cazadora, que aparentemente es muy transparente, hace una mueca de desacuerdo hacia la vieja-Un maldito solar es lo que es...-cuando está a punto de soltar mil burradas por la boca, recuerda el propósito que la había llevado hasta estas tierras-He de ir con tiento. Perdóname, Vinga. Me he dejado llevar por mis impulsos-tras sentirse rodeada por una leve ráfaga de viento, la orlanthi recupera la compostura-Tiene toda la razón. Se nota que la experiencia la ha hecho muy sabia-de nuevo vuelve a preparar el conjuro de curación, mientras sitúa sus manos sobre el pecho de Horen, pero algo raro sucede en esta ocasión. Quizá ese trollkin tenía razón al augurar que ese Devorador se acercaba o sólo era cuestión de azar, pero algo no había salido bien durante la curación. La cazadora seguía insistiendo en la herida para intentar sanarla.

Observa como se levanta el mercader con un brillo de orgullo en los ojos. La da una suave palmadita en la espalda que le hace trastabillar y ríe.

- ¡Lo que yo dije! ¡Listo! -lo de merecer la soldada le ha puesto de buen humor- Llevaré a Sombra ahí detrás y veré qué puedo hacer.

Se gira brevemente hacia el carro y luego vuelve la mirada otra vez a Heensheen.

- Ve con cuidado al acercarte al carro, puede que nos reserven alguna sorpresa. Y pienso lo mismo que tú, en cuanto estemos listos debemos irnos de aquí -se rasca la cabeza pensativo- Aunque antes deberíamos replantear el orden de marcha. Nos han pillado con demasiada facilidad.

Bosporus ve como los bandidos huyen y envaina la espada y cuelga el escudo en su caballo, coge las riendas del mismo y se dirige hacia la parte trasera de la caravana, donde estan gravemente heridos dos de los guerreros... saca de una mochila un par de vendas y se dispone a curar a Horen. Cuando se acerca le dice - Tranquilo Horen te remendare el pecho y el brazo lo mejor que sepa... y se dispone a curarle esa fea herida. Despues de unos minutos termina de curarle el pecho  con un trabajo espectacular y despues le remienda el brazo con un trabajo un poco mas chapucero.

Al oír unos pasos en dirección a la parte trasera del carromato, Vaerles se acuerda de la anciana, que se había refugiado entre las ruedas. Entonces ve que la vieja está sanando con magia al gigante negro, que yace tendido en el suelo entre un charco de sangre oscura. Curiosamente, observa que la bella joven de fiera mirada es la única que parece haber salido indemne entre los tres guerreros. El mercader envaina la cimitarra y se apresura a acercarse al grupo junto con Bosporus por si pudiera ser de ayuda, pero parece que tanto Aleü, como Gábriel y el corpulento mercader tienen más recursos, y se ocupan de los heridos. Todo parece indicar que pronto estarán preparados para seguir el camino. Tuvimos suerte de que estos extraños guerreros se unieran a la caravana -piensa para sí.

Las dos mujeres se aplican a curar con su magia a los guerreros caídos. Primero con Oneakko, que tarda en recuperar la consciencia y precisa de una gran energía mágica de la joven. Luego es Horen el centro de sus cuidados y ambas mujeres se concentran en le herida del pecho, que pronto empieza a mejorar.

Tardan más en llegar Groth y Bosporus y para entonces ambos guerreros están ya en pie. Al parecer es Horen el más necesitado, todavía con el brazo que la mujer le atravesó inmovilizado, y el mercader, tras varios torpes intentos, consigue hacer unos vendajes que alivian el dolor del rudo Horen, complementado con la magia curativa que Groth aplica el último.

Una vez comprobado que todos los integrantes de la caravana están fuera de peligro, comienzan a recoger las cosas que han quedado tiradas durante la escaramuza...

El enjuto trollkin se acerca a la parte trasera de la caravana a curiosear, siempre siguiendo de cerca a Groth. Mientras éste revisa a los heridos, él se fija en el único bandido que ha muerto; Se acerca a él y se pone en cuclillas sobre su pecho, mirando fijamente a sus ojos vidriosos, como si buscara algo en ellos. Olfatea el cadáver y después empieza a coger pequeños puñados de tierra empapada de sangre y a saborearlos con cierta indiferencia.

Groth se incorpora tras curar al malencarado guerrero. Algo en él le recuerda sus orígenes montañeses, con todas esas pieles y el aspecto rudo, pero no reconoce sus símbolos ni cicatrices. Coge un puñado de arena para intentar limpiarse la suciedad mientras observa el peculiar ritual de Suk. "Al menos no ha empezado a roerle la cara", piensa con resignación, "será mejor que nos movamos antes de que vuelvan los bandidos o que el resto de viajeros empiecen a hacerle preguntas al trollkin. Claro que no son quién para juzgar extraño a nadie..."

- Si los heridos pueden valerse ya por sí solos, creo que deberíamos irnos de aquí, compañeros. Los que estén débiles para caminar o montar, pueden ir en los carros -miro a los mercaderes- si hay sitio dentro. Tal vez sería prudente que los buenos arqueros subieran al techo o al pescante... si caben. Yo no disparo mal, así que puedo ir al lado de Heenshen. Y Suk creo que tiene que ir dentro, tapado. No le sienta muy bien el sol y creo que necesitará descansar también: podría ser importante para vigilar de noche.

"Y así de paso le echa un vistazo a Sombra", piensa para él, "lo ataré a la parte de atrás"

La vingana, observa las últimas curaciones que aplican Bosporus y el tal Groth a Horen, y de pronto, ve al pequeño trollkin husmeando alrededor del cadáver. Cuando Groth termina con Horen, la mujer que se había situado cerca del trollkin para intentar alejarlo del caído, dándole un pequeño puntapié sin que nadie, ni el mismo, se diera cuenta, felicita a los que han ayudado al guerrero-¿Tú eres Groth, no?-le dice con un tono demasiado agradable para como se comporta normalmente. Gábriel tenía fama de flirtear con hombres y sobre todo si estos eran bien parecidos-Antes de la lucha he escuchado como organizabas a todo el mundo. Lástima que el ataque nos haya cogido tan de sorpresa. Me alegro de llevar en la caravana a alguién que sabe lo que hace-y cruza sus primeras palabras con ese hombre. Luego, después de escuchar a Groth, se dirige a sus dos acompañantes-¿Ya os encontrais mejor? Groth está en lo cierto, la caravana debe seguir avanzando-parece que la cazadora quiere emprender la marcha también- Esta zona no es segura. Y para que engañaros, estoy deseosa de llegar al Bosque de las Maravillas-dice mientras recoge sus posesiones y las pone a buen recaudo-Yo soy buena arquera-dice con orgullo- Podría situarme en el techo, si se puede-dice mirando a Heenshen. El porte de aquel hombre que viajaba junto al trollkin le era muy familiar, posíblemente alguna vez había adorado a Dioses no muy distintos a los suyos.

La carreta está en perfecto estado. Y ninguno de esos apestosos bárbaros ha tenido tiempo de revolver el interior para llevarse nada. Gracias te sean dadas por tu vigilancia, Protector.

El mercader, cojeando y con la mano derecha en el abdomen donde el venablo le perforó de parte a parte, supervisa el estado de su carreta. Satisfecho tras comprobar que todo está en orden, se vuelva a los demás y les vocea desde su posición más adelantada en el camino:

- ¡Vamos, pongámonos en marcha cuanto antes! ¡Groth, dile a tu enlo que no revuelva las cosas ni se coma nada del interior de la carreta mientras esté dentro!, ¡y que no rasgue la lona para mirar al exterior desde dentro!, ¡y como se mee o se cague dentro... -no termina la frase, prefiriendo alejar del pensamiento tal posibilidad.

Mientras espera que la otra carreta y el resto de la comitiva se pongan en marcha se queda mirándoles a todos con aire pensativo...

Groth tiene buena madera, parece tener claro cómo organizar las cosas y plantear un orden de marcha defensivo... y durante el asalto se ha portado. Incluso su pequeño esclavo, o lo que sea, se lanzó temerario al combate sin pensar en su seguridad. Fue buena idea contratarles. Y Bosporus y Vaerles hicieron bien en lograr la compañía de Horen, Onaekko y esa impresionante mujer... Gábriel. A pesar de su aparente juventud resulta intimidatoria, tan alta y tan arisca. Y sabe defenderse, vaya si sabe. Pero esa anciana no me da buena espina... su magia es extraña e incomprensible. Quizá sea una bruja... pero de momento está de nuestro lado.

Entonces la joven cazadora le habla.

- ¿Subirte en el techo, dices?. Como mucho en el pescante... no creo que puedas ir sobre la lona que cubre la carreta. -vaya, no parece muy lista.

Finalmente se sube al pescante sonriendo: a pesar de estar hecho un desastre, con sus caros ropajes manchados de sangre y hechos jirones, a pesar de haber estado a punto de morir, ahora estaba vivo y continuaban el camino con una buena anécdota que contar en la taberna cuando lleguen a su destino. Y va a viajar con Gábriel al lado en el pescante...

Gábriel se queda mirando la lona del techo de la carreta y se queda pensativa unos instantes-Como son estos hombres...ya me había dado cuenta que no podía subirme a la carreta, por eso le comenté si se podía, irónicamente. Simplemente, trataba de seguirle la corriente a Groth, de quien partió la idea-en el rostro de la mujer se dibujó una sonrisa-Pero es mejor que se crean que son superiores a mi. La ignorancia es un arma de doble filo-aprovechando la sensación que causaba en los hombres, Gábriel se dirigió al carro de Heenshen, acentuándo su movimiento de caderas-Cierto, ni me había fijado-dice fingiendo sorpresa-menos mal que viajamos con hombres inteligentes y fornidos-sin querer, mira primero a Heenshen y luego a Horen-¿Verdad, vieja?

Bosporus advierte su tono ironico y no puede evitar sonrreir cuando escucha a Gabriel, y mientras escucha a Heenshen cierra su mochila y vuelve a montar en su caballo para proseguir la marcha. Cuando esta arriba dice - Espero que no intenten volver... o seguirnos y atacarnos por la noche... ¡Demonos prisa que mi gaznate necesita una cerveza! esto ultimo lo dice acompañado de una amplia sorrisa.

El mercader a partir de ahora esta siempre alerta a cualquier sonido, y de vez en cuando mira hacia atras, despues de esta emboscada no quiere que lo vuelvan a sorprender.

Vaerles regresa junto a la fiel Sanna y le acaricia las crines, satisfecho por poder continuar el camino. Luego se agacha junto a Regos, que mueve la cola más allá mientras husmea algo en el suelo. El mercader acaricia también al perro y entonces ve que lo que está olfateando es la lanza que uno de los bandidos ha arrojado en su huida. La recoge del suelo y se dirige a Bosporus: -Señor Garan, supongo que los guerreros ya se ocuparán del botín de la bandida a la que han dado muerte -dice haciendo un gesto con la cabeza en dirección al cadáver que está inspeccionando el ser encapuchado-, pero creo que esta parte os pertenece a vos por haber ahuyentado a su dueño -afirma ofreciéndole la lanza-. Aunque tal vez debería ser Heenshen, como líder de la caravana, quien reparta el botín -añade. En su tierra natal, es el jefe de las expediciones quien se queda con todo el botín, pero Vaerles ha tenido tiempo de observar que en otras tierras se rigen por otras normas en estos asuntos.