Partida Rol por web

Una de las máximas de todo Marine Espacial es que nunca hay que dejar de practicar, ya sea combatiendo en el campo de batalla o aprovechando los pocos momentos posibles que se tengan cuando se viaja de un lado a otro o se está en una fortaleza. Y ambos, sin saberlo, habíais tenido la misma idea, coincidiendo en el mismo recinto de prácticas sin saberlo.

El primero en llegar fue Palan, pudiendo observar que, en ese momento, no había más hermanos practicando, al menos en aquél lugar en particular. Sin embargo, antes de que tuviera que esperar o se pensara en ir a otro campo de práctica, el lobo espacial hizo su aparición. Ambos sabían ya que iban a formar parte de la misma escuadra pero aún no se conocían realmente.

Y ambos procedían de Capítulos famosos por su destreza marcial.

Una de las máximas de todo Marine Espacial es que nunca hay que dejar de practicar, ya sea combatiendo en el campo de batalla o aprovechando los pocos momentos posibles que se tengan cuando se viaja de un lado a otro o se está en una fortaleza. Por medio del perfeccionamiento, se puede aspirar a la gloria en el exterminio de los enemigos del Emperador.

No te resultó sorprendente encontrar que ya había alguien usando el campo de tiro en el que entraste, pero sí que ese alguien fuera alguien con visibles honores de Capitán, como la Cruz Terminatus y el Halo de Hierro. Era alguien de cabello largo recogido en una coleta en la cima de su cabeza. Desde dónde estabas no podías decir a qué capítulo pertenecía, aunque quizás algo de su palidez resultaba característica.

De lo que no tenías duda era de dos hechos: La primera era su habilidad al verle realizar cada uno de los disparos. La segunda era su bólter, de una artesanía destacable y con una mira telescópica incorporada. El patrón de diseño del bólter era algo distinto de los que habitualmente conocías, pero no demasiado.

El Capitán estaba muy concentrado en su práctica en ese momento, por lo que podías ponerte por tu cuenta en otro de los puestos a la distancia que considerarses apropiada.

Mis pasos me llevan directamente a campo de tiro, pues he sido entrenado para siempre mejorar. Eso implica por sobre todo nunca detenerme en mi intento de mejorar y entrenar cada momento que se pueda para así cumplir cada día de mejor manera en mi interminable servicio hacia el Imperium.

Al llegar a la sala contemplo como el capitán dispara para entrenar. Me enorgullece pertenecer a una institución cuyos oficiales de mando no olvidan predicar con el ejemplo y mantener sus pericias en orden para siempre ser mejores combatientes. 

Entro en silencio y me pongo al lado de él. Le saludo formalmente, independiente de si me nota o no y comienzo a disparar a la diana aledaña. Disparo una y otra vez, repitiendo el entrenamiento que tuve hace ya tantos años donde se me enseñó todo lo básico del combate con armas a distancia. Las armas de fuego son la base de el combate contra los xenos y no hay manera alguna de defender una posición de forma efectiva que carezca de fuego, por lo que siempre me he sentido atraído por las armas de fuego.

Disparo en silencio, repasando las lecciones mentalmente hasta que no solo mi mente las conozca, sino cada centímetro de mi cuerpo.

Magni hizo acto de presencia en la sala de entreamiento, la misma que llevaba haciendo uso desde que llegó, y después del comedor, la zona más visitada. Vestido con la túnica que le acompañaba mientras estaba en aquella base. El enorme metahumano movió la cabeza de un lado a otro, haciendo crujir los huesos del cuello, y frunciendo el ceño. observando a Palan, que ya estaba allí.

Se pasó la mano por la barba, asi como por el largo pelo enmarañado, haciendo tintilinear los diferentes abalorios metalidos que adornaban algunos mechones de pelo y barba. Caminó, lentamente, hasta el centro de la sala, girando la cabeza hacia su compañero. Hermano Palan. ¿Cierto? Preguntó, con un tono de voz fuerte, grave, seguro y profundo.

Palan entró en la sala esperando verla repleta de hermanos mejorando su técnica, pero sorprendentemente no hay nadie.

Quizás crean que ya han practicado suficiente ... espero no que nos demos cuenta en el campo de batalla de que no es así.

Cuando ya esperaba que iba a estar sólo, un compañero de unidad apareció por la puerta y Palan sonrió brevemente a su entrada.

Bien veo que por lo menos alguno más entre nosotros quiere algo de acción.

Así es, y usted es el Hermano Magni, ¿no?. Me alegra comprobar que por lo menos alguien más quiere desentumecer algo los músculos. Tanto tiempo sin ejercitarse creo que puede ser contraproducente para nuestra eficacia. 

El Capitán apenas respondió a tu saludo con una inclinación de cabeza, completamente concentrado en su práctica de tiro. Sabías que era común entre los miembros de la Guardia Cuervo, por lo que se decía, el ser sumamente reservados y callados, incluso distantes, por lo que su actitud no te resultaba extraña.

Cuando acabó su cargador tú aún seguías disparando y dedicó un momento a observarte de forma paciente, esperando a que te tomaras una ligera pausa para hablar.

- Teneís buena mano, Hermano - su tono era muy calmado y neutro, sin ser elevado más que lo justo para ser oído -. No es realmente fácil utilizar ciertos modelos de bólter a largas distancias, especialmente sin una mira. No obstante, os manejaís muy bien, Hermano... - dejó la frase a medias, deseando saber así tu nombre.

Magni no venía solo. Dos pasos por detras de él, apareció un Lobo Fenrisiano. Más exactamente, una Loba Fenrisiana que se puso junto al Lobo Espacial, y quien miró a Palan con la misma mirada que Magni le estaba dedicando: La de un depredador salvaje de Fenris. La enorme mano de Magni acabó sobre el morro de la loba de pelaje blanco, acariciandola con poco o ningun cuidado, a lo que el animal pareció corresponder con gratitud o sumisión.

Correcto. Sonrio, mostrando una enorme hilera de dientes, mientras palmeaba dos veces mas el craneo del animal, acabando por señalar una de las esquinas del lugar, donde la loba marchó a paso lento y tranquilo, hasta tumbarse, observando a los dos marines. 

Magni caminó, acercandose hasta Palan, quedando delante de él. No había duda que Magni era grande incluso para ser Marine. El cabello, grisaceo, largo y enmaraádo, asi como una barba espesa llena de adornos tituales. ¿Desentumecer los músculos? No, yo he venido a divertirme. Acabó por reir. A quien sufre el combate cuerpo a cuerpo, y hay quien lo... disfruta. ¿Le apetece... afinar sus habilidades marciales? Le pidió, en pocas palabras, que si le apetecía luchar. Magni creía y consideraba que las personas se conocían más por la lucha, que por la palabra. Quería conocer y medir a sus nuevos camaradas. Luego tendría tiempo para arrastrarlos hasta el comedor, y hacerlos beber hasta perder el sentido.

Al ver como el hermano Magni no venía sólo, Palan no pudo evitarse pensar que aquel Marine parecía que no había perdido el tiempo para confraternizar con los de su propio capítulo y que quizás él también tendría que buscar alguno de los suyos para sentirse más como en casa. Pero ante la clara invitación a un combate, este marine no pudo más que sonreír y responder afirmativamente, ya que con esta prueba podría comprobar con quienes estaría acompañado en la batalla.

Será un placer medirme contra usted Hermano, saber con quien estaremos espalda contra espalda nos servirá para anticipar la reacciones de cada uno. Estoy seguro que nuestros capítulos reaccionan de manera muy diferente en situaciones de combate y vendrá bien alguna magulladura para sentirse como en casa.

Buscando con la mirada en la sala, Palan busca los utensilios necesarios para el combate y se dirige a ellos para iniciar la acción.

Magni sonrió ante la idea de batirse contra su nuevo compañero, el Hermano Palan. Deseaba medir su fuerza, su habilidad y su resistencia. Quería conocer de que pasta estaban hechos sus nuevos compañeros. Combatir no solo nos hará más fuertes y experimentados. En Fenris existe la creencia de que no se conoce a una persona hasta que no se ha combatido con ella. Será un placer.

Al igual que Palan, Magni marchó hacia uno de los laterales de la sala, tomando las armas de entrenamiento necesarias. Acabó por volverse hacia Palan, observando que arma tomaba, esperando a que estuviera preparado. ¿Listo? Preguntó. Cuando tuvo confirmación, alzó su arma*, y cargó contra Palan.

La carga de Magni, parecía más la estampida de un animal salvaje a la carga que la de un marine. Estaba ansioso por el combate, y eso, le hizo detenerse un paso antes de lo que debía, lanzando su ataque de forma prematura, sin llegar a alcanzar al hermano Palan.

Dirigiéndose por las armas de entrenamiento, Palan pierde un instante en decidir pero finalmente agarra dos armas una con cada mano y se gira hacia Magni con unas tremendas ganas de demostrar su valía.

Ante las palabras de su Hermano de batalla, Palan responde:

Adelante, veamos de que estamos hechos.

No acabando de acabar con su frase el Marine observa como su contrincante avanza hacia él intentado recortar la distancia rápidamente, y tras un momento de duda Palan decide realizar la misma acción cargando rápidamente como esperando llegar a un tremendo coche de trenes.

Pero la situación se vuelve apresurada, y las armas vuelan sin control esperando impactar contra un enemigo que hace un instante se encontraba en el lugar que ahora ocupa la misma.

Magni se movió un paso lateral, soltando el arma un solo segundo, cambiando el arma de mano, y lanzando dos rápidos golpes contra Palan. Ninguno de ellos le dio. Bien podía parecer que estaba jugando, que había fallado, o que era parte de una extraña estrategia para limitar la movilidad de Palan.

A pesar de lo salvaje de los golpes, un ojo atento y entrenado percibía que, con mayor o menor éxito, los ataques de Magni eran los de un guerrero consumado, movido por el impulso y el deseo de batalla, pero que mantenía la cabeza fría, cual depredador.

El combate ahora se encontrada a una distancia en la que los dos hombres se encontraban cómodos, y la lluvia de golpes que desencadenaban era síntoma del regocijo que provocaba a los Hermanos el combate.

Tras un par de rápidos golpes dirigidos a Palan, el puño carmesí responde con rabia en un ataque combinado de golpes sobre el torso del lobo.

Encaja esto Hermano!!! - grita Palan mientras lo golpea.

El primero de los golpes en dirección al torso del Lobo espacial se pierde cuando choca contra el arma de Magni. Estira el golpe con el que había parado el golpe de Palan, con intención de desestibilizarlo, y acto seguido, abre los brazos en cruz, con una amplia sonrisa, sin esperar el segundo golpe del Puño Carmesí. A pesar del golpe, Magni lo encaja con una media sonrisa, acabando por reir. Buen golpe, buen golpe. Le reconoce, entre sonoras carcajadas.

Rápidamente, lanza un golpe al aire, errando en su objetivo, pero el segundo golpe fue directo a las costillas del Puño Carmesí. Esquiva esto. Comentó, riendo, sin preocuparse. Se lo estaba pasando en grande.

El baile comenzaba a acercarse, y los golpes comenzaban a llegar tras unos momentos dubitativos entre ambos. Pero la alegría de haber dado el primer golpe, pronto se iba a tornar en una respuesta rápida por parte del Lobo. El combate estaba muy igualado entre ambos contendientes y sólo unos buenos golpes harían decantar la balanza para un lado o para otro.

Esta bien que al fin empiecen a calar los golpes, sino que diría nuestro público. - dice Palan, mientras intenta parar un buen golpe por parte de Magni y que acaba impactando claramente en el cuerpo del Marine.

Intenta ahora tú encajar esto Hermano, creo que esto te va a doler. - tras lo cual el puño carmesí lanza dos rápidos golpes contra su compañero de combate.

Ante el ataque de Palan, el Lobo espacial alargó el brazo, golpeandolo en el antebrazo lo suficiente como para desviar la trayectoría del arma y evitar que lo golpeara. Al apartarse, vio el segundo ataque de Palan, y alzó el brazo, parando  el golpe directamente con el antebrazo, recibiendo el impacto en este.

Un gruñido salió de entre sus dientes, una mezcla de gruñido de dolor y diversión a partes iguales. Acabó por reir, mientras seguía aquella danza de golpes, lanzando un nuevo golpe contra el torso del Puño Carmesí. Eres rápido, me gusta. Dijo entre risas roncas.