Partida Rol por web

Tras una semana con el cielo encapotado y abundantes lluvias, por fin volvía a salir el Sol. Los agricultores podían estar contentos, no todos los años el regalo de la lluvia era tan generoso. Los agricultores salían a las calles y ponían sus puestos de fruta y verdura para trocarlas por otros productos, y un gran bullicio reinaba en la ciudad, que estaba llena de color y olor a las verduras frescas, aunque también había zonas en las que se vendían otro tipo de objetos.

Se estaba muy bien bajo la sombra que proporcionaba el palmeral a las afueras de Tao. Allá arriba estaban las datileras y papayas a las que había que escalar para recoger su fruto, y más abajo se arrastraban sobre la tierra los tomates, pimientos, calabazas y otras enredaderas frutales. Caminabas por allí para ver comprobar que todo estuviera creciendo bien. Si todo seguía así, pronto llegaría la temporada de recoger los dátiles.

Cuando todo parecía tranquilo, oyes los gritos lejanos de una mujer.

—¡AYUDA! ¡SOCORRO! ¡NECESITO QUE ALGUIEN ME AYUDE!

Podías oír cómo alguien se acercaba a toda velocidad, y entonces aparecieron un chico un una chica entre las palmeras. La chica parecía desesperada y ayudaba a caminar al muchacho, que estaba sumamente pálido. Te fijas en que tiene la pierna exageradamente hinchada, respira con dificultad y apenas puede caminar.

—¡Ayúdame por favor! ¡Ayúdame a llevarlo a un médico!

Claro que tenías fruta y verduras frescas de tu huerto, pero había cosas que Ámbar no cultivaba y que otros agricultores sí, por lo que había ido al mercado, tratando de encontrar una buena oferta, alguna fruta nueva que probar, o quizá incluso algo de carne.

—¿Qué me dice, señorita? —decía el tendero, tratando de llamar tu atención—. No me diga que ha visto unas papayas mejores que estas. ¡Están buenísimas! ¡En su punto! 

Oído cocina. Perdón pero se me fue de la cabeza. Te busco imágenes y descripción. ;-)

EDITADO: Máster, esta semana voy algo liado por curro. Si no tienes inconvenientes, a mucho tardar, el fin de semana te habré pasado fotos, descripción y personal de la taberna. Gracias por su comprensión, ciudadano. :-)

Al ver al hombre tan mal reaccioné rápidamete tumbándolo al suelo sin decir palabra.

- ¿Qué le ha pasado? ¿Una serpiente? - pregunté mientras observaba la hinchazón. Este hombre está muy grave. Si buscamos un médico probablemente sea tarde.

—¡Sí! ¡Ha sido una serpiente! —dijo la muchacha muy asustada—. ¡Si no hacemos algo pronto va a morir!

Ámbar se acercó a tocar las papayas, no es que le llamaran particularmente la atención, pero tampoco deseaba ofender al hombre ignorándolo (ya le había pasado antes con otras personas que luego no querían comprarle lo que cosechaba).

-Pues sí que se ven bien, francamente jugosas ¿No le parece señora?- Se dirigió a una mujer que venía con 3 niños y se veía bastante indecisa. Quería convencerla de comprarle al mercader para ella seguir su camino o inluso averiguar discretamente si alguien había traído carne. -Nada mejor para quitar la sed en las tardes calurosas, sus hijos lo agradecerán, yo crecí comiendo papaya y a mis 19 años estoy muy saludable...- Le comentó a la señora.

El olor del mercado, las frutas, especias y demás cosas le recordaban ligeramente a su abuela. Sin embargo, ahora trataba de no recordarla y esos pensamientos la invadían se iba o se ponía a hablar con casi cualquier persona, como estaba haciendo ahora mismo.

Naïm Ba aplica una hierba que cree ralentizará el veneno, y junto con Rania transportan al muchacho a Tao tan rápido como pueden, en busca de un médico que conozca el antídoto.

Ibas a ver qué te contestaba la señora, pero algo llama tu atención, haciendo que ignores lo que quiera que haya dicho si es que ha dicho algo. Ves a Rania con un hombre desconocido transportar a toda velocidad a alguien por las calles.

—¡Por favor! ¡Dejen paso! —gritaba Rania desesperada entre sollozos—. ¡Necesitamos a un médico!

La sonrisa desaparece de inmediato de mi boca, dejando lugar a un ligero rictus de sorpresa y angustia.

-Es Rania...- Pienso al mismo tiempo que empiezo a abrirme paso entre la gente para alcanzarla.

-Rania ¡RANIAA! ¡RANIAAA!- Empiezo a gritar al tiempo que echo a correr, sus sollozos me hacen sentir temor de lo que sea que los causara. -¿Qué sucede?- Pregunto al alcanzarla, en mi desesperación no me percato de a quién transportaban, pero entonces lo vi, a Hermes.

-¿Qué le pasó?- Le pregunto intentando controlar mis nervios y desesperación para no alterar más a Rania. Me siento temblar por dentro, pero hago acopio de todo mi esfuerzo para que no se me note.

- ¡Una serpiente! ¡Rápido, avisa a un médico! - exclamé mientras seguía transportando al chico apresuradamente.

Tras llegar a la casa del médico más cercano, éste atendió al paciente con rapidez y profesionalidad.

—Parece la mordedura de una serpiente estilete* —dijo con seriedad—. No suele haber muchas por esta zona, pero de vez en cuando se pasan por aquí. Han tenido suerte de que yo las conozca. Si no fuera porque he vivido en Naru, no tendría ni idea de su existencia ni de cómo tratar su veneno —esto último lo dijo sonriente, mirando fijamente a Rania, esperando por su parte una buena recompensa por sus servicios—. La buena noticia es que con las hierbas que le he administrado se mantendrá estable, pero no saldrá del coma. Sin embargo es posible que haya una solución a este mal. Claro que algunos médicos nos olvidamos de los remedios en ciertas ocasiones —dijo.

Sigo corriendo a mi amiga y al hombre que la acompañaba, hasta que llegamos donde el médico.

-¡Una serpiente! Estilete...- Intento recordar si mi abuela me había contado algo al respecto y frunzo mucho el ceño cuando el "médico" nos dice que Hermes no despertará del coma.

-Pero ¿Qué clase de médico es este?- Pienso mientras se desata una marea de ira en mi interior. -Tengo que recordar algo, Hermes no se puede quedar así...-

Me quedé mirando al médico exhausto después de la carrera con el hombre a cuestas. Escuché la explicación y pensé:

- Menos mal... hemos llegado a tiempo. Pobre muchacho...

Aguardé en silencio, por si requerían de mi atención.

Me muerdo el labio inferior tratando de reprimir mi ira, el veneno de la serpiente estilete no es tan fácil de curar.

Besé al chico brevemente, con ternura, en la frente, para después dirigirme a su hermana de forma enérgica:

-Rania cuídalo. Yo iré a casa, buscaré las provisiones y saldré a los caminos a buscar la medicina. No importa si tengo que llegar al mismísimo Uru para conseguirla ¿Entendido?- Le digo tratando de ocultar el pánico que ahora me envuelve.

-Si no consigo ese antídoto... No quiero ni pensarlo...- Las ideas van y vienen en mi mente con tal rapidez que tengo que  respirar profundamente para calmarme.

-Gracias por ayudar a mi amiga Señor.- Le dije a Naim Ba reparando en que todavía seguía allí. -Ella lo recompensará de buena manera, estoy segura de ello. Que Dios lo bendiga.- Añado tal y como mi abuela me había enseñado.

El tiempo juega en tu contra, y sabes que cada día que pase tendrás menos posibilidades de salvar a Hermes. Por ello decides que no hay tiempo que perder, y tras preparar tu equipaje rápidamente sales de viaje en dirección Or, el pueblo más cercano en el que podrían tener el antídoto. Rania se quedará cuidando a su hermano, y tú viajarás sola tan rápido como puedas, atravesando el desierto en vez de seguir el curso del río para llegar más rápidamente.