Ace permanecía en la cocina, junto a la puerta del sótano, aunque su mirada estaba fija en la entrada de la biblioteca por donde habían desaparecido sus amigos. Al menos por el momento Renato no le había disparado a nada más.
El jugador se dio cuenta de otra cosa mientras esperaba: abajo la letanía que antes subía de forma cadenciosa había parado. Todo estaba en silencio. Demasiado silencioso para su gusto.
Ok. En la cocina estás... ya sabes lo que suele pasar con el personaje que se queda sólo ¿no?
Ace se removió, inquieto. No, aquello no era bueno. Algo no estaba saliendo bien. Puede que les estuvieran engañando, o puede que todo se hubiera ido al garete. Lo más sensato sería marcharse de allí de una vez por todas, y dejar a los Terrasini para siempre, con sus pactos demoníacos y rituales ocultistas. Buscar una nueva vida, lejos de allí. Puede que en algún pueblecillo de Conneticut. Siempre se había preguntado como sería vivir en un lugar tranquilo, fuera de aquella espiral de vicios y mentiras en las que estaba inmerso.
Descartó la idea, como siempre. Él no había nacido para ser granjero.
Nervioso, se acercó a la ventana para echar un vistazo, sin soltar su pistola.
Yeah, baby...
Bah, no le pongo más esperanza de vida que la de esta partida. Ahora, que sepas que si Ace se va a la tumba, se va haciendo alguna locura... ¡Que se me va la pinza!
Renato rompio su extraño silencio...
Michael, ¿no lo ves, el reflejo ? - decia en voz baja a su compañero señalando al espejo.
¿ Ves el mismo reflejo que yo ? - decía ya con un nerviosismo inusual en el sicario.
Michael se coloco frente al espejo, con la mosca detras de la oreja.
Que se ve?
Michael vio su propio reflejo en el espejo. Tras él la habitación llena de libros. ¿Qué demonios le pasaba a Renato? Renato, al comprobar que su compañero no se daba cuenta de nada volvió a mirar el reflejo y, casi sin sorpresa, se dio cuenta de que no había nada raro en aquel espejo.
No se ve nada raro en el espejo. }:)
Intranquilo, Ace se aproximó a la ventana. Todo fuera seguía igual. Sólo que una niebla espesa se estaba empezando a levantar. Maldita sea... lo que faltaba ya para el duro de la película de terror de serie B. ¡Niebla! Y dentro de nada aullidos ¿no?
Ouuuuummmmm
Eso no era un aullido. Era un gemido. Y venía del sótano. Pero no se oía nada más. Silencio. Los pasos de sus compañeros sobre la madera de la biblioteca. En algún lugar un carillón daba las campanadas de medianoche.
Me encantan los finales trágicos, sin duda son los mejores ;)
Lo que sea este en esta habitación, ha jugado con mi percepcion - dice algo nervioso a Michael.
Había jurado que en el reflejo, en esa estantería llena de libros, había una puerta..... - dice mirando respectivamente espejo y estantería.
Renato sin decir nada mas, examina la estancia.Lo que sea que le había hecho esa mala pasada, lo pagaría.
Weeeee, me estoy volviendo loco !!!!
Vale, aquello ya era el colmo.
Levantó su pistola y comenzó a andar por el pasillo, apuntando hacia delante. El mismo sonido de sus pasos le hacía dar respingos ocasionales, y su pulso podría haberse comparado al de un mono metido en una lavadora industrial. Comenzó a andar hacia la biblioteca, mirando por encima de su hombro. Todas las sombras parecían enemigos ocultos, todos los sonidos eran rugidos de rabia, emitidos por criaturas más allá de la imaginación humana.
La Parca caminaba junto a Ace. Y él era muy consciente de su presencia.
A la biblioteca, a meter un toque a estos dos fitiplanders
-Suena posible, porque no? Por si acaso no dispares a nada si no estas muy, muy seguro de que no soy yo.
Michael sabía que los fantasmas no eran fáciles de otra atrapar, así que pronto empezó a perder interés en aquella absurda persecución.
Algo deberá de haber por aqui, revisamos y regresamos a la cocina.....Al menos alli tenemos comida y café. - dice volviendo de nuevo a sonreir.
Al parecer , Renato tenia la costumbre de bromear cuando mas nervioso o preocupado estaba, para aliviar ese mal estado.no siempre le funcionaba, pero la mayoría de veces si.
Ace se plantó frente a ellos con el rostro pálido y la pistola en alto. Su pulso era precario y no trasmitía ninguna seguridad con el arma entre sus manos. Aún así, su expresión lo dejaba claro: No se desharía de ella ni loco. Sin embargo, al ver a sus compañeros de fatigas pareció calmarse un poco. Al menos, lo suficiente como para articular palabras coherentes.
-¿Lo habéis oído? Abajo está pasando algo, tíos...
Esperando a que me confirmes si llega a la biblioteca sin ningún encuentro entre medias, y si están allí Renato y Michael. En ese caso, ponles este mensaje para que puedan leerlo. Si no, borra el post que de poco va a servir ;)
En el momento que Ace llegó a la biblioteca se encontró a Renato revisando una de las estanterías. Coincidiendo con sus palabras la estantería giró sobre si misma revelando unas escaleras de caracol que descendían. ¡Una maldita puerta secreta como la de un castillo gótico!
Ace miró a la escalera, luego a Renato. Luego de nuevo a la escalera.
-Ni de coña.
Michael apuntó con su arma al espacio vacío del pasadizo secreto. Suponía que aquello los llevaría a la habitación de la invocación pero se estaban quedando sin opciones, asi que echó a andar.
- De perdidos al río, enterrador. Vamos p'abajo!
Ace se giró hacia Renato, con la boca abierta.
-¡¿Qué?! ¿En serio?
- Vi la puerta en el reflejo del espejo... No me digas que no tienes curiosidad.- dice ignorando al escandalizado Ace mientras comienza a descender las escaleras con el arma en su mano.
PNJ
Aún sin creerse del todo que estuviera accediendo voluntariamente a entrar por un pasadizo secreto en medio de lo que parecía un viaje hacia el infierno, Ace siguió a la pareja, sin dejar de mirar hacia atrás, y sujetando la pistola como si esta fuera la única cuerda en el lugar.
-Esto acaba mal, fijo.
Renato abría la marcha por unas estrechas escaleras de caracol seguido por Michael. De último iba Ace, todavía sin creerse que estuviera bajando al subsuelo de la mansión desoyendo expresamente las órdenes de Julen.
Al llegar abajo el asesino tanteó las paredes buscando un interruptor. Por la tenue luz que se filtraba a través del hueco de las escaleras alcanzó a ver un mueble de madera sobre el que reposaba una vela. Sonrió de medio lado al encenderla para descubrir ante la luz temblorosa una pequeña estancia de piedra. Parecía estar vacía a no ser por un extraño pentagrama central, rodeado de velas, sobre el que reposaba un pequeño pedestal con una fuente cóncava de plata encima. Desde donde estaban podían ver el reflejo de la luz sobre el agua que contenía aquella fuente.
Aparentemente no había más salidas.
¿Qué era aquello? ¿Un maldito decorado para Hamlet? La sala parecía cientos de años más antigua que la propia mansión. Maldita sea: pero aquello era Nueva York, no un condado de Dinamarca. ¡No podía ser tan antigua! ¿O sí?
-¿Y ahora, qué?
Ace no dejaba de mirar hacia atrás. Como si esperara que, de alguna manera, la puerta se cerrara a sus espaldas, arriba en la biblioteca, y se quedaran allí encerrados. ¿No era eso lo que pasaba siempre en las películas?
Michael observó el pentáculo más allá ya de todo.
Se sentía cansado. Superado. Abatido. Tan solo quería que todo acabara ya. Para bien o para mal.
-Otro tentáculo. Pues muy bien. ¿Sabeis lo que os digo? Voy a volverme a la puerta del sótano, abrirla y a enfrentarme a lo que sea que hay allí. Pero estoy cansado de callejones sin salida y de misterios de las narices.
-¿ME OYES FANATASMITA? QUEDATE AQUÍ A GUSTO CON TUS TENTACULOS Y TUS VELAS Y TUS PUTAS MIERDAS! yo me voy a ver a nuestro experto y que piense él, coño.