Partida Rol por web

Maldición... no nos queda otra, ¡sigámosle, rápido! digo mientras me pongo el abrigo mientras sigo al señor Holzer.

La verdad es que podríamos ir con alguno de los caballos pero tardaríamos demasiado en soltarlos y no disponemos de ese precioso tiempo digo apuradamente al señor Arrabbiati.

Thomas, ¿va usted armado? pregunto ligeramente sorprendido.

El cochero avanza entre los arboles, durante lo que os parecen varios minutos. Aunque apenas veis nada, os dais cuenta de que el terreno comienza a subir, pero el paso del cochero no disminuye su ritmo pese a ello.

De pronto gira en seco, y veis que el reflejo de la lampara disminuye en intensidad, y ahora se proyecta sobre una pared rugosa. En seguida descubris que se trata de una cueva. El interior de la misma es mucho mas oscucro, aunque aun veis el brillo de la lampara del cochero.

Me satisface comprobar que mis compañeros tienen la misma predisposición que yo. Mientras nos ponemos en marcha contesto a Frederick a cerca de su sorpresa al verme armado.

-Sí, tengo una pequeña pistola, de viaje. No soy un gran aficionado a las armas, pero confieso que algo se me pegó de mi padre. Además, mis continuos viajes me han enseñado que no está de más llevar un "pequeño seguro".

Al llegar a la entrada de la cueva no puedo evitar detenerme y sopesar, aunque sea unos segundos, si continuar.

-Esto no me gusta. ¿Creen que allí dentro puede estar nuestro buen amigo el doctor? Pero por otro lado, ya que hemos llegado hasta aquí...

Hago una pausa, como esperando que mis compañeros me den el empujón definitivo para animarme a entrar allí.

¿Creen ustedes que entrar es prudente? No sé, pero ¿y si todo esto es una trampa?, ¿y si como bien dice el señor Holzer nos aguarda cualquier cosa excepto el doctor? digo bastante asustado.

Holzer espero que tenga muy a disposición ese arma, porque en usted recae nuestras seguridad en estos momentos. No obstante, voy a ver si alguna de estas ramas se puede arrancar y hacer de improvisada arma... digo mientras busco en la maleza circundante.

Me atengo a lo que diga Modesto, pero si hemos de entrar mejor andarnos con mucho cuidado... estarán de acuerdo conmigo de que ese cochero no es de confianza.

Señores, el cochero no me da muy buena espina, sin embargo si el Doctor esta allí adentro de seguro que no la debe estar pasando bien. Mi sentido común me dice que nos quedemos afuera - titubeo un instante y la voz casi se me quiebra, toda esta situación me esta asustando mucho más de lo que podría haber imaginado, pero intento disimularlo para no trasmitirle mis temores a mis compañeros - sin embargo si el Doctor esta allí adentro y necesita nuestra ayuda será mejor continuar... Con cautela, mucha cautela.

-Bien, continuémos pues. A falta de saber qué habrá allí dentro, a priori somos más, y vamos armados...-digo esto mientras aferro mi pistola y observo a Frederick arrancar una buena rama-.

Para cuando entráis en la cueva, la luz ha desaparecido, pero aun se ve su brillo en la fría roca, por lo que suponéis que debe haber girado en algún punto. Camináis casi a oscuras hasta el punto donde el cavernoso túnel gira y veis de nuevo el brillo de la luz, aunque ahora a mucha distancia, tanto que casi parece una pequeña luciérnaga que revolotea en la negrura.

Avanzáis en esa dirección, y al cabo de unos metros os dais cuenta de que os encontráis en un cruce. Un pasillo de roca se cruza con el que vosotros seguís, y se prolonga en ambas direcciones. Pero lo que os llama realmente la atencion es que podéis ver otra luz al fondo de este pasillo tanto en una dirección como en otra.

Os encontráis por tanto en una encrucijada, literal y figuradamente, dado que sois incapaces de precisar cual de las tres luces es la que portaba el cochero.

Un camino sigue recto, otro hacia la derecha y el tercero hacia la izquierda. Este último debe ir más o menos paralelo al pasadizo por el que habéis llegado aquí, pero no os atrevéis a aventurar si lleva al exterior.

Unas gotas de sudor frío se acumulan en mi frente. Miro de derecha a izquierda, recorriendo las tres entradas desde la encrucijada, pero lejos de despejar mis dudas cada vez tengo menos claro el camino a tomar. Parece una broma del destino. Son tres las opciones, y tres somos nosotros... pero casi descarto esta posibilidad cuando la menciono a mis compañeros.

-¿Dividirnos está descartado, verdad? Tan sólo tenemos una linterna, y tampoco me gustaría que dividiéramos fuerzas. Ya no sé qué esperar de todo esto.

Pienso unos segundos más, y tomo una decisión casi al azar.

-¿Optamos por el camino central? Es el mismo pasillo por el que hemos venido, y quizás sea también más fácil para volver sobre nuestros pasos.

Mientras mis compañeros se pronuncian, busco por el suelo una piedra que tenga algo de filo. Si puedo, intentaré hacer una señal en una de las paredes del pasillo por el que hemos llegado hasta la encrucijada, en concreto una flecha señalando esa dirección, por donde hemos venido.

Encuentras numerosas piedras en el suelo que puedes utilizar a tal fin.

Muy inteligente Thomas, con esa marca podremos volver sobre nuestros pasos en caso de ser necesario - observo dentenidamente cada uno de los pasillos, pero todos me parecen igual de aterradores. - Cualquiera de las opciones me parece igual de peligrosa, al parecer hay más de una persona en este lugar. Continuemos en la misma dirección como bien has señalado Thomas, ya que la opción de dividirnos no me parece la más adecuada. Al menos no hasta saber que es lo que ocurre aquí... solo espero que el Doctor no este en peligro.

Tras lo dicho me arribo a pasillo señalado para ver con más detenimiento si hay algún rastro visible de nuestro amigo mientras espero que el resto este listo para continuar.

No hay más que hablar, todos juntos por el centro. Si nos equivocamos siempre hay tiempo de retroceder y tomar otro de los caminos que no este señalado digo decididamente, cuanto más esperemos más difícil nos será encontrar al dichoso cochero.

Atentos al suelo, podríamos resbalar o algo peor.

El camino esta lleno de imperfecciones, por lo que vais con pies de plomo intentando no caer, pero esta vez al avanzar veis que la luz cada vez esta mas cerca. Un silencio sepulcral, solo rasgado por el roce de vuestros pies en el suelo, os rodea cuando por fin alcanzáis la luz.

La lámpara se encuentra en a varios metros del suelo, sin nada ni nadie que la sujete. Al principio pensáis que quizá el brillo de la lámpara os confunde, impidiéndoos ver alguna cuerda, o algún asa, pero cuando estáis a poco mas de un metro de la misma, el hechizo o lo que sea que la mantenía en el aire parece desaparecer y la lámpara se estrella contra el suelo con un sonido metálico. Aun desde el suelo sigue iluminando la zona creando sombras a vuestro alrededor que os erizan la piel.

Más allá de la lámpara veis dos puertas de madera con aspecto de llevar muchos años cerradas.

Atónito, observo el fenómeno sobrenatural de aquella lámpara sosteniéndose en el aire, como por arte de magia. Siento mi pulso acelerarse y un miedo creciente ante este hecho inexplicable. Sin embargo, no puedo apartar mi vista de la luz, como si una brujería me obligase a contemplar el fenómeno aterrador.

De pronto, la lámpara cae y la oscuridad me envuelve, pero todavía quedan reminiscencias de luz suficientes para reflejar unas sombras terribles, que no parecen ser las nuestras. ¡Hay alguien más allí!¡Acechadores invisibles!

-¡¿Qué es esto?!¡¿Quién anda ahí?!-exclamo, en un sollozo agudo y desesperado.

Apenas puedo mantener la pistola agarrada con mis temblorosas manos. Retrocedo hasta tocar con la espalda la pared de roca, fría y punzante, buscando un refugio inexistente que me proteja ante lo desconocido. Entonces, me percato de dos puertas en el otro extremo. ¿Serán nuestra única salida, o la entrada definitiva al infierno?

Eso es imposible... susurro atemorizado detrás del señor Holzer. Me acerco temeroso hacia la lampara caída en el suelo, tiene que haber alguna explicación pienso mientras miro detenidamente la lampara en busca de algún hilo o algo que no hayamos percibido con la distancia. Puede que me estén fallando los sentidos a causa de la falta de sueño.

¿He visto lo que creo que he visto? Señores, ¡la lampara estaba levitando en el aire! le digo a mis compañeros para constatar que todos hemos visto lo mismo.

- ¡Santa madre! - digo atemorizado y sorprendido por aquellos extraños sucesos - Si los sentidos no me están jugando una mala pasada, esa lámpara estaba flotando, como usted bien ha dicho señor Abberline. Tenga cuidado con ella! - le digo mientras observo desesperadamente hacia todas las direcciones posibles en busca de una explicación.

-Solo espero no tener que proseguir en esta locura señores, ¿donde estará el Doctor?

Frederick observa la lampara con detenimiento, pero no ve ningun hilo ni nada que pueda explicar lo que creeis haber visto. Modesto tambien busca algun "truco" o algo que lo explique, sin exito.

Los latidos del acelerados de mi corazón podrían haberse escuchado desde kilometros a la redonda, o al menos eso me parecía tras no encontrar explicación a lo que estaba ocurriendo.

-Señores, será mejor que nos movamos o nos volveremos locos tratando de encontrar una explicación. - no estaba seguro de lo que decía, pero al menos seguir en movimiento mantendría mi mente ocupada en otra cosa - Una de estas puertas podría ser un ingreso oculto al castillo de los Vadja, ¿no lo creen? al menos era su carruaje el que nos trajo hasta aquí - lo ultimo lo dije más para convencerme a mi mismo que a mis compañeros, sin duda.

Mis ojos siguen clavados en las dos puertas mientras mis compañeros se mueven y hablan. Apenas escucho lo que dicen, pero el sonido de su voz me resulta tranquilizador, aplacando mi temor lo suficiente para permitirme reaccionar. No obstante, mis movimientos tienen una dirección muy clara: tengo que salir de aquí.

Me acerco a las dos puertas y las observo todo lo detenidamente que mi intranquilidad me deja. Busco principalmente alguna señal que sea indicativo de que una de ellas pueda ser una salida: huellas que pasen por debajo, pomo desgastado... también si hay algún texto o algo que me llame la atención inscrito en ellas. Si no encontrara nada, abriré ambas puertas desesperado.

Las dos puertas son de madera vieja, y no tienen ninguna marca caracteristica. Ambas tienen una manivela metalica oxidada y descolorida, pero te fijas en que la que queda a tu izquierda no tiene polvo, mientras que la otra si.

Tambien ves que el pasillo se prolonga unos metros mas y luego desaparece en un nuevo giro hacia la izquierda.