Partida Rol por web

No tuve demasiado claro en qué momento apareció la muchacha y se metió entre mí y la caja de fusibles, suponía que no estaba a lo que tenía que estar para no haberla visto acercarse, pero como parecía saber lo que se hacía me aparté como pidió y esperé pacientemente a que aquello nos sirviera de algo.

Por suerte, parecía que sí, así que acabamos en otra sala, en la que teníamos trajes con los que podríamos pasar más desapercibidos, pero yo a todo eso le veía lagunas, sobre todo cuando me di cuenta de que si quería cambiarme tendría que hacerlo delante de todo el mundo. En ese momento fue en el que envidié a las niñas por ser niñas y así no tener que pasar la vergüenza que iba a pasar yo en esos momentos.

Me giré, mirando hacia la pared y comencé a desvestirme y a vestirme lo más rápido posible, lo que acabó haciendo que mis movimientos fueran aún más torpes. Una vez terminé, esperé a que terminaran los demás, aunque con la cara totalmente roja como un tomate y tratando de no mirar a nadie, con la mirada fija en el suelo.

Kenshiro se desviste con tranquilidad , como alguien acostumbrado a exhibir su cuerpo al publico. musculoso pero sin ser exagerado , muy definido , sin apenas grasa , se nota que es un chico que hace muchas horas diarias de ejercicio.Una vez que esta totalmente desnudo se pone uno de esos extraños uniformes, y acto seguido comienza a hacer movimientos extravagantes.
- HMM parece que permiten buena movilidad- murmura por lo bajo mientras espera a que las chicas digan que han terminado

Todos y cada uno os termináis de vestir. Ahora váis todos de la misma manera. Pantalones blancos sueltos, y camisetas blancas con el logotipo de HUMANS en la parte izquierda del pecho. Parece que hasta ahora, todo va viento en popa. La luz de la celda es blanca, y eso hace que los uniformes brillen un poco más. El carcelero se encuentra junto a vosotros y os mira como esperando que le digáis que hacer.

Todo parece la mar de tranquilo por ahora. La alarma no ha sonado y dudáis que alguien vaya a veros a las celdas.

En ese momento, uno de los carceleros se acerca a la puerta de donde habéis entrado y la abre, para entrar caminando con la cabeza gacha y con varios uniformes en una bolsa que parece de la lavandería. Seguramente sean uniformes para lavar...

Pero eso no es lo extraño, lo realmente extraño es que desde dónde lo podéis ver, el chico tiene un extraño parecido al otro carcelero... muy parecido...

El nuevo carcelero pasa entre vosotros sin miraros y deja la bolsa junto a un contenedor y después, se gira para enfilar hacia la puerta de salida, al otro lado de la habitación...

Y en ese momento os dáis cuenta de lo que está sucediendo... no era simplemente parecido... ¡son completamente idénticos!

Me quedé paralizada cuando vi que la puerta se abría y entraba otro carcelero, pillándonos de pleno claramente en lo que estábamos haciendo. El color rojo que tanto calor me estaba dando, incluso desapareció de mis mejillas, pero no tardé en darme cuenta de que ni siquiera nos estaba haciendo caso. Entró cabizbajo, como si fuera una especie de zombie deprimido al que tan sólo le importara realizar su tarea, sin prisa ni siquiera por terminarla.

Lo que más me llamó la atención, aunque me costó llegar a la evidente conclusión, fue el hecho de que el carcelero al que unos minutos antes había " amenazado " torpemente y éste eran exactamente iguales. Primero pensé en que quizás fueran hermanos gemelos, pero el hecho de que incluso los hermanos gemelos no son tan parecidos era conocido en todas partes, tan sólo podía suceder una cosa.. ¿ Un clon ? Quizás no eran personas y eran alguna especie de robot, también cabía esa posibilidad aunque yo no hubiera visto más robot en mi vida que uno de cocina.

Miré unos instantes al resto de los allí presentes, intentando encontrar a alguien tan desconcertado como yo, o esperando a que alguno reaccionara de alguna forma de la que yo no era capaz de hacerlo. ¿ Qué podía hacer yo al respecto? Si en realidad si el primero de los carceleros me hubiera dado el primero de los golpes ante mis palabras no hubiera podido ni defenderme y en este momento seguramente estaría buscando mis dientes por el suelo.

Todo eso era una aténtica locura. Una " ida " de la que yo no tenía que estar formando parte, ya que nunca en vida había llamado la suficiente atención por nada, ni para las cosas buenas, ni para las cosas malas.

- Una locura sin duda. - Negué con la cabeza mientras ahora mi mirada se perdía por alguna de las paredes, a la vez que un suspiro casi imperceptible escapaba de mis labios. - Tan sólo deseo que todo esto termine. Ahora, incluso mi triste y aburrida existencia me parece un lugar agradable al que volver, un lugar en el que poder respirar ya que aquí dentro comienzo a tener hasta una sensación parecida a la claustrofobia o a lo que un preso inocente debe de sentir cuando un juez lo acusa injustamente.

En realidad era difícil saber lo que es la libertad hasta que te ves privada de ella. Normalmente es algo que te resulta tan normal, que nunca te paras a pensar algo tan obvio, pero llegados a este punto, necesitaba encontrar una salida, salir de este maldito lugar en el que nos habían encerrado y no volver a acordarme de él mas que en mis más oscuras pesadillas.

¿Habeis terminado ya? pregunto al ir pasando el tiempo y nadie decirme nada sin girarme hasta que alguien me lo confirme tenemos algo de prisa... Digo empezandome a impacientar pero sin hacer nada más que seguir mirando la pared hasta que se abre una puerta que miro hacia ella de forma instintiva.

¡Maldición! nos han descubierto...

Pero que demonios Digo al ver entrar... ¿al mismo carcelero? ¿el tambien nos va a acompañar? pregunto confuso

El carcelero levanta la mirada y primero, mira a su compañero, su idéntico compañero y medio sonríe, pero después, va pasando sus ojos por cada uno de los rostros que hay allí y poco a poco, su cara va cambiando de la sonrisa a una cara de odio total.

Lentamente, sus manos se cierran formando dos puños, dejando sus nudillos blancos por la fuerza y apretando los dientes.

El otro carcelero, el que va con vosotros, se aleja de él y apoya su espalda contra la pared, mientras comienza a temblar como una hoja mecida por el viento.

La expresión fría y distante de Layla cambia con sólo un gesto. Enarca una ceja. Cuando el otro carcelero entra, no tarda en cerrar la puerta de nuevo y ponerse delante de ella. Por su actitud, parecía que éste no iba a estar tan dispuesto a colaborar... tuviera la relación que tuviera con el primer carcelero.

¡Eh! Tranquilito. Que tienes las de perder.

Le dice en tono de voz frío, levantando la barbilla al final y mirándolo de forma amenazante. Una cosa iba a estar clara... no iba a dejar salir a nadie de allí si no era de los "suyos".

¡Ja! Los mios... qué gracioso...

Arqueo una ceja, no voy a negar que tiene un buen culo, pero no es el momento. Y ahora...identicos eso solo pude significar que son hermanos y que...odio, he visto esta mirada antes y nunca me gusto. Le miro a los ojos y me concentro, 80% es agua y si puedo controlar la de una bañera intentare la de ese cuerpo para que nos deje en paz, no voy a quedarme aqui esperando mi muerte o la esclavitud que casi es lo mismo.

Seguí observando la escena en silencio. No entendía por qué había tanta diferencia entre dos seres tan iguales, pero parecían tener reacciones muy distintas. Éste parecía querer que le pegaran aún incluso antes de hablar y el otro, hubiera hecho cualquier cosa sólo para que no le pegáramos.

La situación me tenía, cuanto menos un poco confundida, pero amenazar a más gente no me pareció correcto, además que ya se me habían adelantado haciéndolo, por suerte, así que me limité a esperar que no tuviéramos que pararnos a pegar a un pobre carcelero, aunque suponía que acabaría entrando en razón. Eso o veía como iba a acabar mal que aquí la gente parecía o bien, estar en una especie de mundo de la piruleta o ser algo así como la versión femenina de Rambo y a mí no me gustaban nada los problemas y menos, si eran con la gente con la que tenía que salir de aquí.

- ¿ De dónde les habrán traído? - Traté de imaginármelo por su apariencia, pero de lo que sí estaba convencida es de que cada uno pertenecíamos a una clase de mundo diferente, eso saltaba a la vista sin necesidad de estrujarse los sesos.

Me termino de vestir cunado llega otro carcelero , y no puedo evitar l enorme sorpresa al ver que son idénticos , pero pronto la ilusión se rompe ante la evidente hostilidad que sus ojos reflejan , ademas aprece que el otro carcelero le tiene miedo. Sin saber muy bien por que me coloco por delante de chico asustado mientras me mantengo tranquilo en apariencia pero en realidad tenso como un muelle. Las cosas no parecen estar yendo bien , y mis compañeros de celdas se están poniendo un poquito violentos.

El carcelero tembloroso intenta balbucear algo, pero el castañeo de sus dientes no le deja hablar con propiedad. Mientras tanto, el otro, el que tiene los puños apretados, comienza a avanzar lentamente hacia la puerta de salida de la habitación.

En ese momento, el chico parece que logra decir algo...

Si... da... si da la alarma... estáis... estamos... perdidos...

Layla sonríe de medio lado al ver cómo el segundo carcelero se acerca a ella. Tendría que pasar por encima de su cadáver para salir de allí y dar la alarma. No por nada se había puesto en todo el medio de la puerta. Cuando el carcelero llega a su lado, la joven levanta la barbilla, desafiante.

¿Dónde crees que vas?

Por fin... algo de diversión...

Aunque parezca confiada y relajada, en realidad la morena está preparada para partirle la cara si se atreve a pensar en tocarle un solo pelo.

Aunque la muchacha parecía ser muy capaz de defenderse ella solita y acabar con otro par más, por si acaso decidí ayudarla a reducirle, no vaya a ser que el carcelero " repe " se pusiera a gritar como una nena y acabara con nuestras ansias de libertad tan pronto.

Sin pensar ni siquiera lo que estaba haciendo, me acerqué, viendo como Layla lo golpeaba y por si acaso, le solté un segundo golpe, que seguramente me iba a doler más a mí que a él, pero en este momento era una simple cuestión de supervivencia, y como solía ser en estos casos, no sobrevivía el más listo, sino el más fuerte.

No sabia que...si da la alarma, no puedo casi ni reaccionar o mas bien reaccionamos tres a la vez por que parece que le va a caer de todo al pobre chico o lo que quiera que sea.

La estudiante le golpea, luego le golpea la chica del pelo azul  y yo le lanzo una patada contra la rodilla para desequilibrarle, si tuviera una llave inglesa seria mas facil desde luego, pero a grandes males, grandes remedios.

 No creo que haya crujido pero creo que le ha tenido que doler y mucho.

El problema es que, tras la tensión acumulada por todo lo que ha pasado y por lo que está pasando ahora, parece que el horno no está para bollos. Eso y que el doble del chico que os está ayudando se puso claramente en posición de pelea y con la sana intención de avisar que había intrusos en el lugar.

Pero la cosa no fue a más, por lo menos por ahora...

Layla se acercó al chico y lo golpeó sin miramientos. El asunto es que todos la han visto acercarse, todos han podido ver como el carcelero se doblaba un par de veces ante los golpes de la chica, y la cosa no quedó allí...

Acto seguido se acercó Megan, la cual levantó su mano y lanzó un certero golpe, el cual lanzó al chico unos metros más atrás para hacerlo caer sobre las estánterías y cuando regresaba rebotado sobre la ropa, la surfista le propinó una patada en las piernas que lo dejó casi sin sentido en el suelo...

En ese momento, el carcelero bueno, vuestro supuesto amigo, señala la ventana de la puerta con un dedo tembloroso y allí podéis ver dos pares de ojillos que están mirando atentos todo lo que está sucediendo dentro...