Y sin embargo, tú y tus compañeros habéis sido de lo más considerados con una perfecta desconocida. Sois gente noble y compasiva, y os lo agradezco. La sonrisa del mercader, al acercarse al grupo, es ancha y franca. A su lado, la mujer que había sido acosada por aquellos cerdos caminaba junto a él, sonriendo abiertamente a Hugo.
Dijisteis que buscabais al mercader... dice ella con un susurro, mirando al hombre bajito, y refugiandose un poco bajo las anchas espaldas del mercader.
De hecho le pedí a nuestro amigo que se reuniese conmigo. Me alegro de que lo hiciese, Don Hugo. Creo que ambos tenemos mucho en común, y que podremos conseguir grandes objetivos. Después extiende su brazo para abarcar al resto de la concurrencia. ¡Y dos gladiadores más! Mis saludos. Siempre es un placer tan grata compañía.
Al oír al mercader, inclino la cabeza a modo de respuesta por sus palabras y respondo.
Un placer, igualmente, encontrar en este lugar gente con una manera de pensar comprensible para mi.
Tras mis palabras, miro a mis compañeros antes de decir.
Al parecer, no soy yo el único que buscaba información esta noche. Pero creo entender, que mi cuestión es mas simple que la de mi compañero. Por tanto, justo es que sea el el que primero exponga su asunto.
Y hago un gesto en dirección a Hugo.
¿Me he vuelto a perder algo?. Bueno, es igual.
Diferencias de opinión?.. La sonrisa se me dibujaba en los labios mientras el caminar cadencioso me guiaba entre mis gentes... y soreía a unos y a otros con la serena calma de la Diosa en la mirada, con su simbolo en la frente orgullosa... y su promesa.... Sí.... comprendo muy bien a lo que os referís... Hugo...
El leve bufido brotó sin disimulo del pecho, y el oro de los ojos se opacó un segundo en el recuerdo ya distante de aquel otro callejón... y de aquellos otros elfos que ya no volverían a sembrar el miedo... nunca más... Parecía haber pasado una eternidad...
Hugo intentaba velar con sombra su voz... su mirada... y yo me prendía de ella a cada una de sus palabas con el miel interesado... Información había dicho.. Sobre que? Sobre quién? Aquel hombre preguntaba... exigía cambio de sus respuestas las mías... y yo inclinaba la cabeza levemente con el gesto extrañado... con la mirada afilada... con la pregunta en los ojos...
Yo pagaba una apuesta cuándo os vimos en el callejón y nos acercamos.... Había quedado con Parnassus para mostrarle de mi tierra, y a un pedazo de ella en esta ciudad le acompañé... extendí la mano para abarcar el gesto el rumor, las risas, los aromas... las luces... Hay muchos de los míos en este lugar.... y ahora que Parnassus encontró a un amigo que le requirió y decidió marcharse... feliz entre los Hakhim que aquí se congregan... me disponía a presentar mis respetos a uno de ellos...
Mi voz se interrumpió ante la llegada de un humano acompañado de una elfa, y yo me retiré expectante, observando a unos y otros, observando aquellas miradas que habían de definirles... El hombre hablaba de nobleza... de compasión... y en los ojos agradecidos de aquella elfa oscura se me antojó ver otra esperanza... otra flaqueza en la maldad de aquella raza... Algo mejor...
Ante el saludo del que supuse sería Esteban me incliné suave, con el gesto casi musical de las manos dibujando el movimiento que acompañaba al saludo de mi raza... y al erguirme la sonrisa ya se pincelaba en los labios... y el orgullo calmo en la mirada...
Bienhallado... Que la Diosa vele por vuestros pasos en las noches... y su profeta guie vuestra senda durante los días... Soy Anat ben Isthar... y el placer de conoceros es mío..
Tal cómo me había adelantado, el paso suave me devolvió a la retaguardia de los hombres... y la mirada se me alternaba entre uno y otro... Qué información? Por qué?
Interesante...
Tras escuchar las palabras de Hugo, doy un paso al frente y digo.
El asunto que me ha traído a este lugar después de una interesante noche, es, en cierto modo, sencillo.
Callo por unos segundos antes de seguir.
Me interesa sobre manera saber quien es el dueño de nuestro compañero Arshulut pues corren insistentes rumores de que su dueño le causa ciertas dificultades.
Al decir esto, miro a mis compañeros.
Supongo que estoy siendo lo bastante claro. Pero, por si hubiera alguna duda, añadiré esto. Si realmente nuestros combates en el coliseo sufren algún tipo de manipulación, ¿que hacemos en realidad?. No me gusta ser el payaso de nadie.
Y mucho menos, sufrir ese tipo de intriga. Algo a lo que parecen realmente adictos algunos integrantes de esta ciudad.
Esteban levantó las manos. No busques más. Yo soy el dueño de Aarshlût, y jamás le he pedido que amañe combate alguno. Uno no se enfrenta a la ira de Morkhalee por un puñado de monedas. Sin embargo, Aarshlût ha generado una cantidad decente de dinero. Eso hará que en su momento compre su libertad, como hizo otro de mis gladiadores, Ur. Esteban tenía una sonrisa apacible. Soy un simple hombre de negocios, pero trato a mis empleados con el respeto que se merecen. Vuestro amigo, maese Alvarado, iba a ser vendido a un sádico que le habría torturado para darle la rabia que quería en la arena, y después, cuando envejeciese, acabar en peleas a muerte en cualquier callejón, hasta que hayase la liberación de la muerte.
Asiento en silencio al oír las explicaciones del mercader Esteban.
Cuando termina de hablar, digo.
En ese caso, ¿cual creéis que puede ser el motivo para que haya descendido su capacidad de combate?. Pues aunque no me guste la esclavitud, he de suponer que le conocéis mejor que yo ya que sois su dueño.
Y permanezco a la espera de una respuesta.
Esteban se mesa la barba, pensativo. Si lo que decís es cierto, y no es simplementeo que sus resultados no son producto del mayor nivel de los demás gladiadores, tal vez alguien quiera interferir en su desarrollo. Pero ¿Por qué? La cuota que recibo por sus combates es buena, y para que aumentase su tasa debería ser un campeón nato. El pago se produce por espectáculo, no por resultados. Y un Orco dura más que un humano o un elfo, dando lugar a mayores ingresos... Tal vez debería mandar a uno de mis hombres a comprobarlo.
No estaría nada mal esa solucion.
Y me rasco la perilla pensativo al decir esto.
Pues si por algún motivo nuestro compañero orco se ve sometido a presión, es prioritario descubrir no tanto la causa sino mas bien el instigador. Pues como ya he dicho, no estoy dispuesto a aceptar manipulaciones de ningún tipo en nuestros combates. No seria ético
No podría estar más de acuerdo. A pesar de que mis ingresos sean los mismos, eso retrasaría la liberación de Aarshlût y, aparte, si los combates comienzan a amañarse, ¿quien sabe como acabaría el Coliseo?
Y esta vez, mi rostro muestra cierta sonrisa al decir.
Acabara como tenga que acabar. Y si realmente se producen ese tipo de situaciones en nuestros combates, justo es que acabe de la única manera posible. Envuelto en llamas.
Y dicho esto, miro tanto a Anat como a Hugo y añado.
Disculpad si mi opinión os resulta ofensiva. Pero esa es mi manera de pensar.
Como un espectador, observo y escucho como Juan toma la palabra en un repentino ataque de sinceridad...Sus preguntas a Esteban no hacen más que descubrir un poco más la naturaleza de este...Aquel mercader era un hipnotizador de serpientes, pues tras sus bonitas palabras, no hacía más que expresar con fría naturalidad la posesión de una vida que no era la suya...En eso sin duda nos diferencíabamos, pues aunque yo era probabemente un ser despreciable, sólo maltrataba una alma...la mía.
Mi atención pasó a Anat, tratando de encontrar una mirada que me daría más información que las simples palabras...¿Cuál sería su reacción ante el comerciante y las palabras de Juan?...
Me trae sin cuidado, mientras yo no me encuentre dentro cuando arda...No es mi lucha.
¿Y cuál es mi lucha?, apenas recordaba ya porqué luchaba..., tan sólo aquella imagen, aquel hermoso rostro y el recuerdo de su fin me impulsaba a seguir...
Y al escuchar la respuesta de Hugo, mi sonrisa se acentua levemente mientras contesto.
Por lo que tengo visto de esta ciudad y de las costumbres de sus habitantes, creo yo que si el coliseo arde, seria solo el principio de toda una serie de acontecimientos interesantes. Esperemos realmente, que no ocurra una catástrofe asi.
Aunque claro, nunca se sabe lo que puede acabar ocurriendo en un nido de intrigas como este.
Miro entonces al comerciante Esteban y añado.
Si realmente vais a investigar un posible fraude o manipulación en los combates de la arena, sed cuidadoso y discreto. Pues no creo que sea conveniente que la población se entere de ea investigación. Tened presente, maese Esteban, que los rumores pueden propagarse con rapidez. Y tienen la mala costumbre de crecer conforme se propagan.
Callo entonces pues por mi parte, no tengo nada mas que decir. Me percato entonces de que Hugo presta su atencion a Anat y yo hago un breve gesto con la cabeza a nuestra compañera por si quisiera decir algo.
Aarshlût.....
Los ojos se me afilaron al oír su nombre... Le recordaba... en una ocasión había luchado contra él... y contra él gane su respeto cómo el ganó el mío... Aquello que allí se hablaba en nada me concernía, o quizá... me incumbia tanto...
Lo hombres hablaban... Juan se sinceraba ante nosotros... y por qué habría de esconderse? Su pregunta había sido franca, y me preguntaba cómo esa franqueza no había sido capaz de encontrar en el mismo Aarshlût la respuesta... Qué le estaría ocurriendo al orco? Realmente, hacía mucho.. mucho que nuestras sendas no se habían cruzado...
Arder el coliseo.... La media sonrisa se me perfilaba en los labios... y los ojos se volvieron felinos cuando sentí la mirada de Hugo sobre mí... cuando el oro de los ojos caló más allá de su mascara, y de su sombra... Y allí me prendí un segundo... llena de intención... El único de nosotros que había buscado a aquel... Esteban... aún no había dicho nada... y no hacía falta bucear mucho en sus ojos para comprender que el orco y su destino no eran el tema que le había llevado hasta allí...
Si el Coliseo arde nada detenedrá ese fuego... Y las llamas pueden ser purificadoras... pero solo si arrasan las malas hierbas... un par de pasos, blancos de luna e igual de suaves, me devolvieron al círculo de hombres y a su conversación... Y la lucha... muchas veces no la eliges tú... la mirada se emarañó en la de aquel hombre taciturno... cómo lo hizó la sombra de sonrisa... cómo lo habían hecho la senda de todos aquellos que ahora vertiamos nuestra sangre en la arena.... La mayor de las veces si no todas... Hugo, el que permanece en la sombra... es la lucha... la que te elige a ti...
Las pupilas buscaron ahora al mercader... serenas como serena era la voz...Cuál es el precio?... Qué precio tiene el orco... esclavista? Qué necesita... para ser libre tal y cómo nació?...
Obviamente, dinero. Aarshlût crea una corriente de dinero con cada combate que disputa. Cuando llegue a una considerable suma, el mismo habrá pagado pro su libertad y volverá a su pueblo, fortalecido y experimentado, y podrá ocupar un lugar prominente en la sociedad. Esteban se pasó un dedo por el bigote, ausente. O quedarse y luchar por si mismo. O hacer lo que le apetezca. Varios de mis antiguos gladiadores se han quedado, atrapados por el hechizo del Coliseo. Y no solo orcos.
Comprendo... La sonrisa se había coloreado de un cierto desdén que los ojos eran incapaces de disimular... Interesante número ese de ... “considerable suma”... principalmente porque... siempre puede ser mayor de lo que se ofrezca... verdad?...
El miel de los ojos pareció llamear en la penumbra acuchillada de luces que nos rodeaba... y el leve bufido escapó del pecho casi desafiante cuando, con el paso suave pasé a su lado para alejarme entre el bullicio del gentío que apuraban los minutos antes de cerrar los puestos y tiendas...
Tendréis que disculparme... me había girado suave, envuelta en velos blancos que ondearon a mi alrededor, y suave me incliné.... y suave fue el gesto en la despedida... se hace tarde... y quisiera disfrutar un poco más de los míos esta noche... La sonrisa se amplió mientras el dorado, enmarcado por el negro de las pestañas, buscaba a mis compañeros de arena y sangre... Juan... Hugo... Que la Diosa proteja vuestras noches... y su profeta vuestros días... Hasta que el nuevo día vuelva a reunirnos... buenas noches...
La mirada se entornó un segundo hacia Esteban, que permanecía casi ensimismado... Esclavista.... Buenas noches... Que la Diosa te cuide cómo mereces... y te regale las noches que meritas vivir...
No dije más.. mi aliento se perdió entre tantos otros que también se despedían... y espiga blanca en aquellas sombras... me dejé engullir por ellas....
A la tienda de recuerdos si es posible, a ver al siervo de Memoria...
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