Partida Rol por web

17 de Agosto de 2005
9:30 am

 Al entrar al sobrio edificio nadie os sale al paso. La planta baja muestra el carácter monótono y monocromo que reina en todos los interiores y exteriores de la construcción. Blanco. Un blanco que se degrada deprisa, por más que las señoras de la limpieza hagan encomiables esfuerzos por mantener la pulcritud que el propio decano les exige. 

 Distinguís enseguida una recepción o conserjería que se separa de la realidad a través de un cristal grueso, flaqueado a cada lado por paneles de corcho con montones de papeles colgados en un caos regido por la ley del más reciente. Dentro hay alguna luz encendida y tenéis la impresión que debe haber alguien, pero que no se molesta en asomarse aunque oiga gente cerca, haciendo gala de la consabida falta de proactividad que parece ser exigencia curricular para ocupar esa clase de puesto.

 Enseguida oís varias voces que se arremolinan en una amalgama cacofónica disonante. Algunas de las voces más altas que las otras, parece que quieren hacerse oír sobre las demás. El ruido parece venir del primer piso.

 Al fondo, unas escaleras blancas prometen llevaros a él y a los demás pisos del edificio. La azotea está en sobre el sexto nivel, según habéis podido ver desde abajo.

- Creo que no me he presentado correctamente antes - le digo a Negro mirando al frente estudiando el lugar - Me llamo Arnau.

- Menudo follón hay en el piso de arriba. Me voy a acercar a la escalera, a ver si pillo de que estan hablando. Si lo que hay es una pandilla de crios discutiendo y especulando del tema, seguro que se puede extraer alguna pista de alguien que haya visto algo.

Mirando a conserjeria, le hago un gesto con la cabeza hacia ella y le digo - De ese seguro que no sacamos ni los buenos dias

Entro en la facultad de medicina mirando con disgusto el cartel de "prohibido fumar" pegado a la puerta principal. "Así que esto es la universidad..." pienso con sorna, "¿quién me iba a decir que acabaría aquí? Mi padre estaría orgulloso y todo".

Me quito las gafas de sol mientras Arnau se presenta, enganchando una patilla en el bolsillo de mi pantalón. Escucho las voces en el piso de arriba y paseo mi mirada por los tablones de anuncios, esperando ver algo que me llame la atención. Después, levanto la mirada en busca de alguna cámara de seguridad o algún tipo de sistema similar. Si el edificio tuviese un control de acceso nos facilitaría bastante el trabajo.

Sonrío al escuchar a mi compañero llamar "críos" a los estudiantes, pensando que muchos de ellos serán incluso mayores que yo, aunque a la mayoría le cuesta recordar que tengo menos edad de la que aparento.

- Tio, si te acercas a unos estudiantes con ese traje, fijo que piensan que eres del servicio secreto, por lo menos... - le digo a Arnau con una sonrisa. - Creo que yo llamaría menos la atención entre ellos... Al menos en cuanto a edad. - Doy un par de pasos hacia la escalera. - Dame un par de minutos para hablar con ellos y luego haz tu entrada triunfal para achantarles, ¿ok? Mientras podrías echar un ojo a ver si el edificio graba las entradas y salidas de la gente... Igual el conserje no es de cartón y se ha enterado de algo, y seguro que a ti te hará más caso que a mi.

Prácticamente sin escuchar su respuesta, empiezo a subir las escaleras hacia el bullicio. "Espero que no estén hablando de un exámen", me digo mientras subo los escalones de dos en dos.

 Cuando te acercas a la escalera te parece distinguir que las voces de arriba no son de estudiantes. Atrapas una frase al vuelo entre el murmullo:

 - Decano, por favor, una pregunta.

 Ves a Negro, que sube con agilidad hacia arriba.

 Piensas que el muchacho tiene toda la razón del mundo al decir que él pasaría por un estudiante. No sabes qué edad debe tener, pero no crees que sobrepase los veinte. Aunque se le ve decidido y con una mirada que muestra un marcado coraje.

 Cuando estás llegando al primer piso, ves un corrillo de periodistas en el pasillo que rodean un hombre trajeado que sale de una de las habitaciones y parece dirigirse a un ascensor que hay al fondo. El hombre está rodeado de algunos policías, que parecen escoltarle, evitando que los reporteros se acerquen demasiado.

 Deben ser una media docena de periodistas, con micros y grabadoras. Cada uno lleva en el pecho un distintivo de importantes periódicos locales.

 No habéis visto nada parecido a una cámara de seguridad en el edificio. El acceso al edificio parece completamente libre. Seguramente la puerta por la que habéis entrado es la que deben cerrar los agentes de seguridad por la noche.

Cuando veo el panorama del primer piso, bajo un par de escalones y aviso a Arnau, llamando su atención con un silbido si es necesario. Agito la mano haciéndole señas para que suba lo antes posible.

Saliendo una vez más de las escaleras, me aproximo al grupo a grandes zancadas, intentándome mezclar entre la gente sin llamar demasiado la atención, pegándome a la espalda del más separado de los periodistas, de forma que mi pecho quede tapado por ellos, ocultando el hecho de que no llevo ninguna identificación. Escucho con atención las preguntas que realizan los periodistas y me fijo en las expresiones del hombre trajeado, intentando reconocer su cara desde el fondo del grupo y calculando el tiempo que queda para que lleguen al ascensor.

 Observo a Negro brincando las escaleras con una juventud insultante. Dejo ir un suspiro, pensando que tiene razón, y le hecho un vistazo al ser que hay en conserjeria, sabiendo perfectamente que será una tarea "exquisita" intentar hablar con ese tipo. 

Al dar el primer paso no puedo evitar arquear una ceja cuando por el rabillo del ojo observo a Negro haciéndome señas para que me acercase. Mucho mejor. Me acerco con paso ligero, aunque ni por asomo voy a subir las escaleras a ese ritmo. Que coño habrá descubierto con tanta rapidez?

 Cuando subes las escaleras y llegas al primer piso, ves a Negro que se acerca a un corrillo de periodistas en el pasillo que rodean un hombre trajeado que sale de una de las habitaciones y parece dirigirse a un ascensor que hay al fondo. El hombre está rodeado de algunos policías, que parecen escoltarle, evitando que los reporteros se acerquen demasiado.

 Deben ser una media docena de periodistas, con micros y grabadoras. Cada uno lleva en el pecho un distintivo de importantes periódicos locales.

Los periodistas lanzan preguntas, mientras el hombre no se detiene, aunque aguanta el chaparrón con una sonrisa.

 - Señor Decano, señor Decano ¿Estaba el suicida relacionado con la universidad de alguna manera? - Pregunta alguno de ellos

 - ¿Afectará este incidente de alguna manera al maratón médico de la próxima semana? - Suelta otro.

 El Decano se detiene unos instantes en su camino al fondo del pasillo y le dice a los periodistas:

 - La Facultad mostrará la máxima colaboración con la policía para para que esta semana se arreglen todos los trámites y así nuestros estudiantes puedan realizar su ya tradicional Maratón Médico sin inconveniente. Pues no sería justo para ellos, después de años de duro esfuerzo, que por que alguien que no estaba en absoluto relacionado con el centro decidiera suicidarse se quedaran sin la posibilidad de recaudar sus fondos para fin de curso.

 Se monta un pequeño revuelo entre los periodistas, del que no se desprende nada claro, pero el Decano levanta una mano para indicar que va a decir algo más, y así los periodistas reducen el ruido para dejarle hablar.

 - No quiero que mis palabras parezcan desconsideradas ante la tragedia humana que hemos tenido la desgracia de albergar en nuestras instalaciones. Desde aquí expreso mis más sinceras condolencias hacia la familia del fallecido, y espero que se esclarezca este asunto lo más rápidamente posible.

 Dicho esto, continúa su trayecto, sin visos de detenerse a pesar del acoso periodístico.

Tomo aliento por un momento y elevo la voz sobre las de los periodistas a mi alrededor, intentando imitar su tono en la medida de lo posible.

- ¡Señor decano, señor decano! ¿Se sabe algo sobre este trágico suceso? ¿Ha confirmado la policía la hipótesis del suicidio? ¿Quién era la víctima? - Formulo mis preguntas moviéndome por la parte trasera del círculo de periodistas, haciendo que parezcan venir desde distintos lugares.

Vuelvo la cabeza hacia atrás, buscando a Arnau con la mirada para confirmar que ha acudido a mi llamada y le hago una seña para que se acerque lo antes posible. Si bien entre estudiantes yo pasaría desapercibido, rodeado de periodistas en la facultad de medicina me encuentro completamente fuera de lugar.

Después, continúo mezclándome entre los periodistas, esperando las respuestas del decano mientras le seguimos hacia el ascensor del fondo del pasillo.

 Mientras subo la escalera oigo todas las voces y entiendo rápidamente la situación. Ya llegando al final oigo también la de Negro. Un tipo con nervio y determinación - pienso.

Al llegar arriba observo la situación. Seguro que el Sr. Decano sabe cosas que nosotros, ni la policia, saben. Si no, no seria decano. Además, esa carita de buena persona científica no me la trago. No hay nadie que llegue a decano siendo buena persona. Y si sabe algo y no lo dice es que las probabilidades que esté implicado aumentan, o no ....

Escudriño entre los presentes para observar, sin acercarme demasiado al grupo, si hay alguien o algo que no encaje, a parte de mi mismo obviamente. Esta obviedad me hace pensar que si esconde algo, a lo mejor una mirada fija y penetrante de un tipo con traje y cara de pocos amigos lo pone nervioso. Vamos a ver pues, me intentaré poner en su línea de visión a ver si me sale el numerito.

 Negro lanza preguntas al aire como un periodista más, pero parece que el decano o no las escucha o ya no tiene intención de responder nada más, pues continúa su camino impasible hacia el ascensor.

 Algunos de los periodistas se giran hacia Negro y ponen cara de extrañeza al ver al joven lanzando preguntas como si fuera un periodista más, a pesar que, a todas luces, de periodista tiene tanto como de cura.

 El decano vuelve un momento su mirada nuevamente a los periodistas.

 - Ya les he dicho antes que esas particularidades del caso deberían preguntárselas a la policía.

 Al mirar fortuitamente en dirección a Arnau, algo en su mirar parece turbarle, pues cuando ya había pasado de largo su vista regresa nuevamente hacia atrás para mirar a aquel hombre trajeado directamente.

 De repente aprieta el paso hasta llegar al ascensor. Cuando está esperando que se abran las puertas, vuelve a dirigirse a los periodistas, lanzando miradas furtivas hacia la posición de Arnau.

 - Un placer haber podido responder sus preguntas. Reitero desde aquí mis condolencias a la familia del difunto y quiero que sepan que estoy a la disposición de los... familiares si requieren cualquier cosa de mi persona. Con el permiso de ustedes, me retiro a mi despacho, pues como comprenderán, tengo asuntos que atender.

 Notas como el decano se ha puesto visiblemente nervioso al vertea. No sabes quién puede creer el decano que eres, pero algo has conseguido remover en su fuero interno con tu interpretación de tipo inquietante.

 Por lo menos, esto confirma tus sospechas que el decano algo sabe u oculta.

 Tu interpretación no ha tenido demasiado éxito, como has podido comprobar. Se te ha quebrado la voz y las preguntas que has lanzado se han solapado con la cacofonía de voces.

 El enjambre de periodistas se arremolina entorno al ascensor cuando el decano entra en él, lanzando algunas preguntas a la deseperada, que mueren inevitablemente contra el frío aluminio de las puertas correderas del ascensor al cerrarse.

 Alguno de los periodistas se dirige a Negro sin detenerse.

 - ¿Y tú de donde te has escapado, chaval?

 Los demás periodistas, comienzan a dispersarse en dirección a la escalera, algunos charlando entre ellos, otros haciendo rápidas anotaciones en sus blocs de notas.

 Espero que los periodistas se vayan por las escaleras relajándome para evitar que ninguno se percate demasiado de mi presencia.

- Negro, supongo que habrás notado su nerviosismo al verme. No tenia ni idea de quien era, y aún y asi mi presencia le ha incomodado. Dudo que sea por mi buen gusto con las camisas.

Suelto una mueca ligera, imitación burda de las sonrisas de los clásicos del cine negro.

- Creo que tenemos una pista con este tipo. Tendriamos que ir a buscar su despacho. Me presentaré haciéndome pasar por alguien que lo esté vigilando para que no hable mas de la cuenta. A ver que le sacamos. Ayúdame a buscar su despacho y quedate en la retaguardia, por si aparece alguien que no nos convenga. 

De casa de tu pu... pienso mientras agarro el brazo del periodista que me imprecaba. Pero mis palabras son bien diferentes.

- Dado que no hacías las preguntas adecuadas me decidí a ayudaros - le digo sin soltarle el brazo mientras miro su nombre en el pase de prensa que cuelga de su pecho. - Si yo fuera tú, Jaime - digo leyendo el nombre de sus credenciales, - dejaría de preguntar por ese puto maratón médico y me enteraría quién quiere maquillar como un suicidio el asesinato de Ramón Zafra. De eso sí que sacarías un reportaje cojonudo.

Le suelto el brazo y me doy la vuelta. Mañana miraré su periódico, pues si he conseguido que le pique la curiosidad tal vez el periodista consiga algún dato al que nosotros no tenemos acceso.

Me quedo mirando el panel del ascensor hasta que se para en una planta y anoto mentalmente el piso al que se ha dirigido el decano antes de volver junto a Arnau y dejar pasar a todos los periodistas para que no me escuchen.

- ¿Crees que el decano sabe algo más? - Le pregunto sacando un cigarrillo del paquete y colocándomelo detrás de la oreja mientras le ofrezco otro. - Siempre podemos preguntarle si queda "a disposición de la familia".

...

Sonrío con sarcasmo ante el comentario de la camisa. Me está empezando a caer bien este tio, y parece que pensamos lo mismo sobre el decano. Asintiendo a sus palabras, le guio hasta el piso en el que paró el ascensor, subiendo rápidamente por las escaleras para evitar cruzarnos con el decano si se decide a bajar nuevamente.