Partida Rol por web

Monty se abalanza sobre el hombre que ataca a su mujer, no resulta difícil hacer presa sobre el, pero se mueve mucho y no deja de gritar e intentar morder a Monty, al menos, ha dejado de morder a su mujer, piensa. Da la sensación de que el hombre tiene la rabia o algo parecido.

Sergio baja del coche y se dirige decidido a ayudar a Monty, se quita la chaqueta y la enrolla al cuello del hombre al tiempo que Monty lo sujeta, con la idea de dejarlo sin sentido... Pero no parece dar mucho resultado, y la situación empieza a volverse tensa. El hombre no cede, y tanto Monty como Sergio se percatan de que los zombies que aparecían a lo lejos en el horizonte empiezan a acercarse de forma alarmante.

La mujer de Monty no parece gravemente herida, más alterada que otra cosa. Intenta llamar a emergencias, pero su rostro indica que no puede localizar ayuda.

Parece que la situación se esta volviendo frenética rápidamente. En cuestión de segundos ha aparecido alguien más solo para sobresaltar a todo el mundo y tener que darse la vuelta porque Alguien esta… mordiendo a su mujer!  Vale, ahora ya está convencido de que esto no es ningún tipo de historia de pirados.

Todo el mundo ha salido del coche, menos la niña pequeña. El primer impulso de Eloy esa arrancar e irse, pero no iba a llegar muy lejos, y tampoco iba a secuestrar a la niña!

Por un momento piensa que podrán escapar en el otro coche, pero rápido descarta la idea. Si alguien ha parado a estas horas en una gasolinera es porque realmente necesita gasolina.  Podrán arreglárselas entre los tres para la situación de la mujer. Y la niña debería estar segura en el coche…

Sale del coche…Hay que desbloquear los surtidores… Se da prisa en acercarse a la gasolinera, pero intenta acercarse a la puerta sigilosamente para echar un vistazo a la situación desde fuera. Quizás pueda ayudar a la persona que estaba dentro cogiendo algo usable como arma y golpeando en la cabeza a el atacante si esta desprevenido, o escabullirse hacia el mostrador o hacia las típicas garrafas de gasoil si ya no hay nada que hacer.

Eloy baja del coche y se acerca rápidamente a la gasolinera. Cuando está junto a la puerta se asoma pegando la cabeza a la puerta, utilizando las manos para atenuar la luz de los faros de los coches, que refleja contra el cristal y no le deja ver dentro.

Entonces la cara de un zombie aparece de la nada, gruñendo frente a la suya, separada por el grueso cristal. Eloy se encuentra todavía impactado por el susto, cuando un objeto metálico impacta contra la cabeza del zombie, atravesándola y salpicando toda la puerta. Se trata de la pata de una silla, y el zombie se derrumba dejando ver la silueta de un joven detrás suyo. El joven se acerca a la puerta y usando un mecanismo manual abre la puerta.

-¡¡¡Gracias!!! Llevaba dos horas esquivando a Andrés. No se que cojones le pasa. Estaba limpiando los baños cuando se fue la luz. Al salir de los baños el estaba como loco. De no ser porque el mecanismo manual era tan lento hubiera escapado, pero no podía hacerlo. ¿¿¿Qué está pasando??? Esto parece una película de zombies de las malas.

Sin opciones. Acorralado. En peligro.

Nunca he matado a alguien y no pensé que fuera a hacerlo algún día. Incluso en momentos de dificultad normalmente asociados a la inseguridad de una ciudad, nunca pensé realmente en quitarle la vida a otra persona. No sé muy bien cómo hacerlo después de todo. Cuando fue necesario simplemente dejé que se cometieran delitos contra mi. Otras veces actué, sólo con el propósito de repeler una agresión. 

Pero con éste malparido es diferente. Ya debería estar asfixiado pero sigue luchando común y corriente. No se detiene. Si lo soltamos nos seguirá atacando.

Cerca de él me percato de su estupidez; de la ausencia de toda lógica en su agresión. Es básico. Aunque son dos hombres grandes quiénes le sostenemos no ha intentado neutralizarnos como lo haría cualquier otro humano. Intenta mordernos, pero no nos lanza puños o patadas. Sólo intenta...

¡Mierda... éste hijueputa intentó COMERSE a su esposa! -Digo al marido haciendo énfasis en el verbo, antes de hacer algo desesperado.

Cada nuevo evento parece más aterrador que el anterior. Una imagen fugaz pasa por mi cabeza en las lagunas de la memoria, y veo a mis amigos siendo devorados. Sus atacantes usaron la boca, no puños, no armas, no nada más que los dientes. Luego ésto. 

Es definitivo. No hay elección, si no lo pude detener midiendo la fuerza tendré que hacer algo más; algo que tendrá que matarlo.

Le tiro al piso de un fuerte tirón de la chaqueta. Miro con determinación para luchar por nuestra vida. Hago algo impensable en otra situación.

Pisoteo su rostro, una y otra vez. Dejo caer la totalidad de mi peso en él. Aprovecho el talón de mis botas para aplastarle la cara.

No tengo cómo más matarlo. Insisto hasta ver que no se mueve más. Después lidiaré con la culpa de ser la primera vez que quito una vida.

Tyr mira atento. Levanta sus mejillas mientras gruñe, a la espera de mi llamada. No recibirá una orden, más que para correr al lado mío cuando huya con los demás a algún lado, quizás al interior de la nada en el bosque. En la gasolinera quedaríamos atrapados.

Si es por suministros, no alcanzará para todos, pero hay algunos en nuestras carpas del merendero. Si tan sólo no hubiera escapado de ahí como lo hice...

"Joder, que coño es todo esto... estais locos." corro a abrazar a mi mujer que intenta taparse la herida con un pañuelo azul que tiene en el cuello. Miro dentro del Peugeot, Alba sigue durmiendo como si nada de esto fuera con ella, bendita inocencia. Aún no puedo creerme que ese chaval haya tirado intentado primero ahogar al tío y luego me lo quitara de entre los brazos para tirarlo al suelo y patearle con tal saña la cabeza. "No te acerques a mí o te mato, nadie va a hacer daño a mi familia" Instintivamente pongo detrás de mí a mi mujer en un acto reflejo por defenderla.

Aún estoy encarado al chaval que ha pisado al desconocido y al musculitos manchado de sangre que lo acompañaba en el coche cuando de reojo veo al tercer ocupante del coche intentando entrar a la gasolinera y tenuemente se puede observar como uno de los empleados golpea en la cabeza a su compañero que había intentado morder al viajero.

"Nena, nos vamos toda esta gente esta loca, son unos dementes asesinos. LLama al 061 o al 072 o donde sea pero nos vamos ya" Y acompaño a mi mujer al coche sin quitar la mirada de esos extraños.

-No... No hay servicio... -Tu mujer tartamudea, está más pálida de lo que la has visto nunca- No me encuentro bien... -vomita lo poco que tiene en el estómago y se desmaya.

Tyr ladra avisando de un peligro inminente. En postura amenazante, mirando hacia la carretera en dirección a la ciudad. Todos miráis en esa dirección. A la luz de la luna lo que parece una manifestación se acerca despacio, pero inexorablemente hacia vosotros. Sólo están iluminados por la tenue luz de la luna entre las nubes, pero vuestra vista se acostumbra a la oscuridad reinante y veis un horror que se acerca hacia vosotros. Rostros deformados, cuerpos devorados, mandíbulas desencajadas y un gruñido que llena la noche y os hiela la sangre al tiempo que poco a poco, sube de volumen.

Era momento de mantener la calma.

- Escucha, es una especie de virus... la gente enferma y muerde a otros que tambien enferman...- explico como pudo.- Tenemos que irnos de aqui y ver si podemos curar a tu mujer pero sera mejor que mantengas a tu hija alejada, es pequeña y se podia infectar.- dijo Marc viendo a esos seres acercarse.

Voy a entrar en la gasolinera, necesitamos comida y gasolina. Sobre todo no dejeis que os muerdan.

Miro a sus compañeros forzosos.- Mantener la calma.- pidio mientras buscaba la manera de entrar en la gasolinera.

El padre, del que aun desconocemos por qué está ensangrentado, me salvó una vez. Sigo sin entender muy bien cómo, pero él corrió conmigo cuando los muchachos del campamento fueron devorados.

Como en ése momento. No tengo duda de que tenemos que escapar. Es hora de correr de nuevo.

¡Imbécil, los que nos quieren matar son ellos! ¿¡Ve a un puto policía que nos salve o un fiscal para presentar denuncia?! Respondo al esposo que me mira estupefacto. Seguro yo mismo también lo estoy; pero ahora no tengo tiempo para recriminarme. Era su vida o la nuestra.

Claro que pensaba que sólo era gente canibal y enferma. Aun con algo tan tenebroso, un nuevo dato hace que pase a horrible. Estrecho mis dientes entre si apretándolos, y no dudo en lo que tengo que hacer.

Así sea sólo.

Hey, Hey.. ¡Ustedes! -Miro a los muchachos del carro, al de la gasolinera y al padre -que quiere entrar a la gasolinera- Si nos quedamos nos van a encerrar esos caníbales hijos de puta, luego no podremos salir y encontrarán la forma de entrar para matarnos. ¡Yo sé dónde hay herramientas y comida para sobrevivir! -Quizá aquel hombre se de cuenta que hablo de las carpas donde estábamos acampando- Luego volveremos acá cuando podamos... Empiezo a correr en dirección del merendero donde se estrelló el auto- ¡Por ahora toca correr! ¡Vamos, vamos!... ¡¡TYR!!

Llamo finalmente al gallardo canino, a mi fiel amigo. Sale corriendo al lado mío, apresurado y temeroso. 

Pero me puede la sensación de solidaridad y paro al segundo paso. No volveré a escapar sólo. ¡Si quiere que le ayude a llevar a su esposa toca ya! ¡Tenemos que irnos!  

Marc observo la situacion y asintio.- Si, sera lo mejor, no podemos arriesgarnos cuando llevamos niños en los coches. Haz un torniquete a tu mujer en el brazo, alomejor tenemos suerte y eso detiene la infeccion.- dijo con determinacion.- Pero tenemos que movernos ya o nos quedaremos encerrados, como dice este hombre.

-¡¡¡Toma!!! -Lucas le tiende unas llaves a Eloy- Son las llaves de mi coche -dice mientras busca en los bolsillos del cadáver de su compañero muerto- Es un Opel Corsa que está aparcado detrás de la gasolinera. Supongo que si habéis parado aquí es porque vuestros coches están secos. ¡¡¡COGED LO QUE QUERÁIS!!! ¡¡¡PERO HACEDLO DEPRISA!!! Los tenemos casi encima. Lucas encuentra lo que busca -las llaves del coche de su compañero, aclara. Luego entra en la gasolinera y sale con un par de bolsas de plástico llenas de lo que parece comida. -¡¡¡RAPIDO!!! Nosotros aparcamos aquí detrás, fuera de la vista de los clientes. El Opel Corsa es el mío, el Citroen C5 el de Andrés. Nosotros tenemos el depósito lleno. ¡¡¡Coged sólo lo imprescindible!!! ¡¡¡Debemos llevar a esa mujer al hospital de Zaragoza!!!

-No tiene sentido llevar a alguien a un hospital solo por un mordisco! Ni de coña voy a Zaragoza! Estás loco? La gente se está atacando los unos a los otros por algún tipo de enfermedad virus o lo que sea, y pretendes ira una ciudad atestada de gente?

-Eh, escuchad!. Grita a los demás desde la puerta dentro de la gasolinera. Voy a coger desinfectante, gasas y comida en la gasolinera! Ayudadme a coger comida y vamos a el monasterio ese! Hay una mochila de acampada con cosas útiles en mi maletero!. -

Al fin y al cabo en el monasterio deben de tener para sobrevivir un tiempo y con un poco de suerte a lo mejor es hasta autosuficiente…

Eloy entra en la gasolinera y echa mano del primer botiquín de viaje o algo parecido que encuentre, se hace con un par de bolsas y rápidamente hace acopio de comida. Mientras los demás deciden que hacer echa un vistazo a la parte de atrás de la gasolinera. Se acerca al Opel corsa con la intención de arrancarlo para llevarlo a la parte de delante y se dirige al tipo de la gasolinera: Hay alguien más aquí?

Siente como si su cabeza estuviese a punto de explotan, intentando pensar mil cosas al mismo tiempo. Ojala convenza a alguien para que venga con él!  Ir a Zaragoza le parece la peor idea del mundo en este momento.

-Aquí sólo estábamos Andrés y yo. El turno de noche se hace por parejas por motivos de seguridad. ¡El botiquin! está dentro, en la oficina. La caja roja al lado del armario. Me parece buena idea lo del monasterio, son monjes de clausura y tienen una hospedería, es probable que uno de ellos sea médico. Sólo está a unos 30Km de aquí, con un poco de suerte lo mismo no se han infectado.

En verdad estoy atónito por todo lo que pasa a mi alrededor -¿Muertos andantes?- Todo parece ser una puñetera coña, una de esas cámaras ocultas, una promoción especial de Walking Dead, pero en España no pasan esas chorradas. El quejido de mi mujer me vuelve a poner los pies sobre la tierra, parece algo mareada. Ese mordisco no fue ningún montaje. El corazón va más rápido que mi mente, lo noto, lo escucho totalmente acelerado. Si algo aprendí en la instrucción militar es que hay situaciones en las que tienes que actuar rápido, tienes que moverte, dar el siguiente paso y si fuera necesario pensar después, estar preparado, anticiparse al enemigo era la diferencia entre vivir o morir. Todas aquellas frases del sargento instructor me golpearon la mente, pero como se anticipaba uno a una invasión zombie? para eso no nos prepararon en la mili, he ahí la segunda máxima improvisa y saca ventaja... 

Di dos pasos al frente, me agache ante el cuerpo del muerto pisoteado, él comenzó con esto, él ayudará. Le quité el cinturón de un tirón. Le aplique un torniquete con él a Inma en el brazo, está muy nerviosa, parece algo agitada. Trato de tranquilizarla. "Cariño, relajate, estoy contigo. Todo va a salir bien, todo saldrá bien..." Espero que esas palabras hayan sonado más convincentes de lo que me han parecido a mí.  No paran de suceder cosas a mi alrededor, la gente de la que estoy rodeado no cesa su movimiento, hablan unos con otros, cojo retazos de las distintas conversaciones. Intento discernir un buen plan de acción que me permita salvar a mi familia, pero ninguna idea me parece lo suficientemente buena.

El tiempo está apremiando, no podemos quedarnos quietos, Inma necesita ayuda, dos coches aparecen conducidos por mis nuevos amigos, el mío no tiene mucho combustible, por lo que será mejor realizar un traslado. Cojo rápidamente del maletero una pequeña maleta, es en la que mi mujer, siempre precavida ha metido un poco de ropa de cada uno, para evitar una mancha indeseada o simplemente si parábamos en Madrid de regreso a pasar un día que pudieramos ducharnos y prepararnos en el hotel sin necesidad de deshacer todo el equipaje. La meto en el maletero del C5, acomodo a mi mujer en el mismo coche. Vuelvo a por mi hija, pobrecilla, estaba agotada aún sigue durmiendo tan tranquilamente. La cojo en brazos, estoy más que seguro que no despertará, conozco más que de sobra sus sueños. Con la mano que me queda libre cojo la silleta instalada en el coche, la instalo en el Citroen, vuelvo a sujetar con los arneses de la silla a Alba, que ni siquiera se ha estremecido durante el trapicheo entre ambos coches.

Han recogido algo de comida y el botiquín, "Hey amigo! pásame el botiquín, voy a ver si hay algo que me pueda ayudar, y daros prisa coño vayamos a ese convento, necesito ayuda."  Todo va demasiado deprisa, y a la vez tan despacio, quisiera poder volar poder hacer algo más, pero no es posible. me siento con mi mujer y mi hija, mientras intento ver la herida y si hay algo en el botiquín que pueda ayudar. Algo se me viene a la mente y salgo disparado a mi coche voy directo a la guantera. Allí tengo un pequeño bolso que me regaló mi mujer con unos botes de colonia y siempre lo llevo en ese coche. Llevo mi pequeña navajilla para el campo, pañuelos de papel, unos guantes de trabajo de esos flexibles que uso para coger espárragos en el campo y un mechero casi gastado, que ha sido el que he usado esta temporada quemando los restos de la corta del olivo. También hay varias bolsas de plástico vacías bien dobladitas y multitud de gomas elásticas que son las que uso para atar los espárragos en esta época. Sólo falta una cosa y ahora es cuando me arrepiento de haber dejado los prismáticos a mi hermano que iba a pasar unos días en una casa rural en Cazorla. "Dios espero que esté bien". Cierro la puerta, compruebo que esté bien cerrada y pliego el retrovisor, puta costumbre. Por fin estoy preparado para partir y luchar por sobrevivir.

Sergio regresa apenas ha avanzado unos pocos metros corriendo en dirección al campamento donde dormía. En cuanto desciende la cuesta que ha subido hasta llegar a la gasolinera apenas hace unos minutos casi choca con los cadáveres animados de los conductores del coche colisionado y de los que fueran sus compañeros... Ir en esa dirección no tiene sentido.

Rápidamente cargáis los coches y os repartís entre ellos como podéis, en el C5, Eloy de conductor, y Sergio de copiloto, con Tyr hecho un ovillo en sus pies. Detrás, Monty, su hija y su mujer. En el botiquín hay gasas, desinfectante y esparadrapo. No es mucho, pero suficiente hasta encontrar a alguien que pueda darle unos puntos en el brazo. Por suerte la herida no parece profunda, ahora que la ves de cerca te tranquilizas, apenas es un arañazo. Tu mujer recupera el sentido y parece que el color regresa a su rostro.

-Estoy bien -ya no tartamudea- debe haber sido una lipotimia.

En el Opel Corsa, Marc, y Lucas. Dentro de la gasolinera no hay nada para bebés, pero Lucas indica a Marc que a medio camino entre la gasolinera y el Monasterio de Piedra hay un pequeño pueblo de apenas 500 habitantes llamado Munébrega. Éste pueblo tiene farmacia y una tienda de comestibles. En la farmacia seguro que hay potitos y pañales.

Ya estamos acomodados en el coche, todo está dispuesto para la partida. Escucho un susurro en mi oído mientras estoy mirando al exterior. Hay muertos de esos que avanzan hacia nosotros. "Estoy bien" me vuelvo para mirar a mi esposa, sigue estando algo pálida, cosa muy normal en ella, pero no tanto como lo estaba antes. 

"Menos mal que solo ha sido un mareo, seguro que has tenido una bajada de tensión producida por todo lo ocurrido" era habitual en ella, pues siempre había tenido bajos los niveles de hierro, y el embarazo le producía una leve anemia, o que hubiera sido provocado por el shock del bocado, aún recuerdo la vez que se desmayó cuando éramos aún novios, se torció un tobillo y el dolor le hizo perder la conciencia, es una auténtica comeyogures. Alba seguía durmiendo aunque de vez en cuando hacía leves guiños y crujía los dientes, -"Joder, como me molestaba eso"-. Vuelvo a poner mi atención sobre la herida en el brazo, pero no me atrevo a quitarle el improvisado torniquete. Cojo una nueva gasa del botiquín y comienzo a aplicar algo de alcohol sobre la herida, no hay nada más para desinfectar. Un poco de yodo y lo cubro con otra gasa limpia, afianzo el apósito. "Ya está listo, ten cuidado que no te vuelva a morder ningun desconocido, podría ponerme algo celoso." son las únicas palabras que se me escapan, con la simple intención de hacer que se relaje un poco, siempre termina saliendo mi vena boba. 

"Señores nos vamos o esperamos a que nos echen de aquí? Has comentado algo de un pequeño pueblo, pasemos por allí, tal vez esté tranquilo y podamos recibir ayuda. Incluso puede que haya algún médico que mire esta herida. Si es tan pequeño no será difícil de encontrarlo."

Os ponéis en marcha rápidamente. Lucas y Marc en el Opel Corsa lideran la comitiva, es evidente que Lucas conoce bien la carretera, porque va tan rápido que a Eloy le cuesta seguirle. Tal como había indicado Lucas, cuando lleváis unos 15 kilómetros la carretera se bifurca, a la izquierda pone "Monasterio de Piedra - 18Km" y a la derecha "Munébrega".

Éste es el pueblo, Lucas frena y se dirige a la derecha, entrando en el pueblo. Eloy le sigue a pocos metros. El pequeño pueblo de Munébrega es un caos. La gente abandona el pueblo a toda prisa, casi da la sensación de que todo el pueblo os está rodeando. No veis a nadie tratando de entrar en el pueblo, todo el mundo se aleja de él.

De repente, de una calle transversal aparece un conductor atropellando peatones.

-¡¡¡Cuidado!!! -le grita Sergio a Eloy... justo a tiempo, Eloy realiza una complicada maniobra y consigue evitar la colisión, pero entre su coche y el de Lucas y Marc ha quedado atravesado el coche del conductor, y alrededor del coche una docena de muertos vivientes dándose un festín con los atropellados...