Partida Rol por web

Quien sabe si por temor o por reservar sus movimientos el de Gallegos no se movió. Los ojos negros de la criatura lo taladraron como dos oscuros faros de perdidicón y pesadilla.

Junto a ellos la otra bestia redobló su asalto contra Mallory. Pero esta sabiendose ya las tretas de la criatura y convencida de que el acero eiseno la guardaría contra cualquier amenaza por sobrenatural que fuera esquivó el ataque. Hasta ahora el trio de infernales criaturas parecía haber dominado el combate marcando la inciativa. ¿Lograrían las epsadas gemelas del Bachiller cambiar las tornas?

El Bachiller decide redimirse de su anterior momento de cobardia y arremete con furia contra una de las criaturas. Sus espadas de templado acero soldanos cortan, rasgan y pinchan en el vendaval de acero en el que se basa la escuela de sus tierras. Sorprendida por la violencia del ataque la criatura recibe un par de feos cortes en el pecho. Vuelve a manar la sangre densa y negruzca de las aberraciones y un chillido de dolor se une al coro de horribles ruidos.

Sorprendidas por el chillido de la otra bestia las otras dos se centran en Alvaro. Cae una de ellas sobre el castellano tratando de morderle.

Álvaro no esperaba el ataque lateral de la otra criatura que había decidido de repente que sería más interesante que el de Gallegos. Sus garras se clavaron en las costillas del Soldano, en la zona donde tenía el empaste que había curado sus quemaduras. Un grito de dolor se escapó de la garganta del Bachiller, pues la herida era de seriedad. 

La criatura me miró fijamente a los ojos, y todo mi bello se erizó. Al ser tres a la vez, no estaba tan segura de poder ganar. Se lanzó a por mi, y a diferencia de la primera vez, me mantuve fria, como eramos en mi tierra en combate y espere al momento justo para golpear con mi panzerhand contra su garra, creando una obertura en la criatura. Sorprendida me miro, justo en el momento que mi espada ancha abria una buena herida en su cuerpo.

La espada de Mallory abrió otro tajo en la criatura con la que se enfrentaba pero no pareció detener al infernal engendro. Las heridas acabarían por debilitar a esas monstruosidades pero ¿acabarían ellas antes con los Compañeros?

Mientras las otras dos criaturas identificando en Alvaro a la más peligrosa amenaza se concentraron en atacarle.  La vil zarpa de una de ellas  voló hacia el muslo del castellano. Por suerte su rápido movimiento lateral salvó esa parte de su anatomía de un feo tajo. Fue en verdad un momento de suerte para todas las damas de Theah que tanto los había admirado en las ocasiones que vestía el Bachiller calzas prietas.

Paralizados por el miedo y la indecisión los Compañeros no alcanzan a ver venir los ataques de las criaturas. Dos de ellas atacan con sus negras y afiladas zarpas a Mallory y a Rodrigo. Buscaban, como chacales que rodean una presa en los desiertos de la Media Luna, herir y agotar a sus presas. Mientras atacaban casí podía oirde somo se relamían pensando en el sabroso tuetano, la jugosa carne y la espesa sangre con la que se iban a dar su impío festín.

No tenía claro si era porque había más de aquellas criaturas, las veía más claramente, o sabe Theus por qué. Pero el caso es que el miedo atenazó el corazón de Rodrigo en esta ocasión.

Lo cual era un peligro porque las criaturas eran igual de mortíferas, y el estar paralizado delante de una de ellas no era nada bueno. Como pudo comprobar el espadachin cuando una de ellas se abalanzó sobre él. Rodrigo trató de interponer su acero, pero reaccionó demasiado tarde. Las garras se hundieron en su costado haciendole gritar de dolor.

Tenía que recuperarse, recobrar la compostura, pero era dificil. Y el dolor acrecentaba su miedo.

La criatura volvió a golpearme, un golpe no muy fuerte, pero justo fue a parar en el mismo lugar donde había golpeado antes, y su fortuna o mi infortuna, hizo que se abriera una larga herida en mí, haciendome perder más sangre de la cuenta. Pero eso no era suficiente para rendirme, con rábia lanzé una nueva estocada, pero la herida abierta dolía demasiado y mi golpe ni siquiera rozó a la criatura.

Esto no puede ir peor y mis compañeros estan en una situación complicada, as8 que la decisión tenía que ser rapida y contundente así que me lanzo en plancha al suelo, noto como la parte de la espalda de mi chaquete comienza a rozar contra el suelo y cuando me cuelo entre las piernas del monstruo, freno con las piernas levanto las dos pistolas y apunto hacia arriba -creo que aunque sea un ser demoniaco esto le dolera como a cualquier hijo de vecino-

me han invitado a una minuet, pero creo que me he liado o vos no sois la pareja adecuada para esto o desde que fui a la última los pasos han cambiado y además las sales brillan por au ausencia y en ese momento aprieto los dos gatillos y un olor a polvora me rodea para quitarme el olor putrefacto de este ser

La criatura trata de nuevo de embestir a Alvaro cuando Pierre entra en liza. Pero el castellano tras haber conquistado su miedo burla con facilidad el bestial ataque de la criatura y la fuerza a retroceder ante la amenaza de sus dos aceros.

Aprovecha el montaignes ese momento para con su flema habitual hacer su entrada. Descarga las dos pistolas a apenas unos centimetros de la cara de la bestia. El olor a polvora apenas logra disimular el olor a podedumbre cuando la cabeza de la bestia estalla pulverizada por la mortal descarga. Sin poder proferir otro de sus aullidos la bestia de desploma con la cabeza convertida en un amasijo de carne.

Suelta Pierre sus armas y desenfunda su espada. Ha llegado la hora de darle la vuelta a este combate.

De nuevo cargue contra la criatura, en el momento que oí el disparo, y mi vista se giró por si sola viendo como la cabeza de una de ellas había desaparecido. Aun así la inercia de mi golpe y mis años empuñando armas me llevaron a hundir, casi por instinto la hoja en la blancuzca carne de la criatura.

Esta soltó un grito de dolor inhumano. Yo sonreí contenta.