Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo III

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08/02/2009, 19:02

El carruaje de las Hancock las llevó a la mansión con prontitud. Claire y Mary Ann pasaron calladas la mayor parte del viaje. Una vez llegadas, uno de los hombres de servicio ayudó a la menor a llegar hasta su habitación. La cojera era leve pero el tobillo seguía hinchado. Al otro día el médico de Windfield, uno de los pocos que había pero que era muy bueno, hombre de gran sabiduría y paciencia, le iría a visitar.

Unos minutos después de que Claire se recostó, escuchó como Mary abría la puerta. Había un poco de tensión entre las hermanas esta noche y cada una sabía por qué. Ahora que la fiesta había finalizado, el lunes tomarían clases de francés y a su vez el joven jardinero Grégoire vendría a asistir el jardín central.

Mary se sentó en la cama y miró la pequeña llama de la vela que estaba sobre el escritorio de madera oscura. No sabía si Claire se había dormido ya.

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08/02/2009, 19:07

Grégorie y Jean vieron partir el carruaje de las hermanas justo cuando las primeras gotas comenzaron a caer. Cuando volvieron a la casa del señor Francis se dieron cuenta de que la fiesta había terminado. La mayoría de los presentes se estaba retirando. Entre ellos, las hermanas Cornwell, una de ellas tenía una expresión de enfado bastante notoria hacia otra, Susanne. Jean se despidió entonces del señor de la casa y se apresuró a retirarse. Ellos no tenían la bondad de un carruaje, sus ingresos no lo permitían.

Al salir, vieron al hombre ruso, ese noble desconocido que se había presentado a últimas horas, subido sobre su montura. Parece que la tormenta no le disgustaba en absoluto. Su mirada se perdía en el horizonte tormentoso.

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08/02/2009, 19:12

Avon hubiera querido despedirse apropiadamente de la señorita Elizabeth pero el acontecer de la velada no se lo permitió. La tormenta ahora sonaba con fuerza en el horizonte y el joven vió partir a las tres chicas entre una nube de enfado y confusión. En parte envidiaba la forma en que Susanne y Collins habían unido lazos, pero creía que esa no era la manera. No, cómo el mundo ahora estaba andando.

Entonces sintió un carraspeo junto a él y vió al señor Francis Spencer. Estaba dándole las últimas indicaciones al servicio para que ayudara a los invitados a partir y lo vió a él, todavía cerca del lugar en donde antes danzara con la bella Elizabeth. Ambos intercambiaron miradas, un poco incómodos de estar cara a cara tan de pronto.

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08/02/2009, 19:17

Collins estaba absorto. Lo que pasó entre él y Susanne, la forma en que sus destinos se comenzaban a unir de una manera tan directa lo llenaba de entusiasmo, pero no podía evitar el tener algo de preocupación. ¡¿Qué diría la madre?! La hermana, por cierto, estaba muy enfadada con él. Todavía podía sentir un leve ardor en su mejilla debido al bofetazo que le propinó.

La fiesta ya había terminado, la tormenta se había adueñado de la noche y la mayoría de los invitados se estaban retirando. El servicio comenzaba a limpiar las mesas y apagar los numerosos candelabros que se habían encendido para la ocasión. Entonces Collins pensó en dónde estaría Francis y se lo preguntó a una de las criadas.

-Eh, el señor estaba conversando creo yo con un hombre rubio, alto, vestido de azul.

Dijo la muchacha y volvió a encargarse de sus cosas.

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08/02/2009, 19:26

Las hermanas volvieron con prisa a su casa. La humilde morada parecía ahora más pequeña ante sus ojos después de estar en la enorme mansión del señor Spencer y Collins. Anabel, encendió la estufa. Su rostro era pétreo, pequeñas líneas de enojo surcaban su frente. No le dirigía una palabra a Susanne quien estaba todavía perdida en los momentos que había pasado. Se sentía avergonzaba pero a la vez libre. No tenía sentido arrepentirse, lo que pasó pasó y además realmente se había enamorado.

Por su parte, Elizabeth estaba ayudando a acostar a su madre. Quien apenas abrió los ojos para caminar hasta su habitación. Cuando su hija la depositó en la cama, la madre dijo.

Notas de juego

lo que sigue es sólo para Lizzye ya que uds están en otra habitación : P

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08/02/2009, 19:29
Madre de las Cornwell

-Hija. ¿Os habeís divertido? mmm. Perdona a tu madre que no ha podido verte bailar. Dile a tus hermanas que mañana me cuenten todo, Liz.

Los ojos de la señora se terminaron de cerrar pero ella igualmente farfulló un par más de palabras.

-¿Lo has encontrado? A tu... a tu príncipe, hija. Mm, espero que sí.

Y la mujer se durmió.

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08/02/2009, 22:48

Alexander subió a su montura, la fiesta ya había acabado. Mientras todos se retiraban él miraba el cielo tormentoso. Las nubes se sucedían unas tras otras en capas que llenaban la noche de viento y lluvia. Alexander pensaba en los conocidos que había hecho esa noche. La tormenta no le molestaba, le gustaba la lluvia, aunque extrañaba la nieve de su tierra natal, al menos la copiosidad y frecuencia de las nevadas. Giró la cabeza y vió que todos casi se habían retirado a eceptuar por un par de caballeros que conversaban afuera, debajo del alero (jean y grégoire)

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12/02/2009, 05:17
Claire Windsor-Hancock

Al sentir entrar a mi hermana, me moví lentamente en la cama hasta quedar de frente a ella. La verdad es que aún seguía confundida y un sentimiento de tristeza me embaragaba. Se suponía que éramos las mejores amigas o al menos eso yo creía.

-Deberías estar durmiendo... ¿Pasa algo?-dije amablemente y era verdad, ya era tarde.

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12/02/2009, 13:41
Elizabeth Cornwell

Liz ayuda a su madre, con ternura...

Escucha sus palabras pensativa:

-No te preocupes, madre... Se lo diré...-Sonríe y la besa en la frente, mientras la acuesta... Entonces escucha sus últimas palabras, antes de dormirse, y murmura, más para sí que otra cosa:

-No lo creo, madre... No creo que eso exista...-Sonríe, amarga, acaricia la frente de su madre y se dirige a la estancia de la casa...

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13/02/2009, 02:49
Alexander Varsatof
Sólo para el director

La tormenta repicaba ya en mis ropas, y mi piel empezaba a sentir humedad, mire a los dos caballero debajo del alero, pero no le di mucha importancia y tenia ganas de correr con el caballo asi que lo golpe con los estribos y me pare sobre ellos, para mantener mejor el equilibrio, mientras el caballo dejaba las puertas a gran velocidad detrás y seguía el único camino al pueblo a toda velocidad, por cada carruaje que pasaba disminuir la velocidad mirando dentro de el buscando a la familia Cornwell

Notas de juego

Que pobre que es, montura??

Nunca un carruaje de oro macizo XD

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13/02/2009, 12:13
Patrick Collins
Sólo para el director

Se sentía francamente estúpido.

La fiesta había terminado, pero él sabía que la gente de Winfield recordaría durante meses (sino años), la cuestión del beso. Ya no podía volver a mirar a otra mujer, al menos no en Inglaterra, sin que se enteraran allí tarde o temprano y se reafirmaran colocándole la etiqueta de libertino.

Se cambió la levita, desgarrada por el ímpetu de la señorita Anabel, y se lavó el rostro en una vacía llena de agua. Despues de secarse y volver a colocarse bien las mangas de la ropa, se acercó con paso tranquilo hasta donde su señor estaba.

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13/02/2009, 15:33
Susanne Cornwell

Anabel no le había vuelto a dirigir la palabra desde que salieran de Skyland Mayor y la verdad es que Sue tampoco intentó que lo hiciera. Fuera por la incomodidad de una, la molestia de otra y la verguenza de la tercera, el viaje había transcurrido sin intercambio alguno de palabras, los únicos sonidos que evitaban que éste transcurriera en completo silencio eran los propios de la naturaleza, añadidos a los de la tormenta, el andar del carruaje y los ronquidos de la madre.

El mutismo fue roto cuando llegaron a casa, aunque fue roto únicamente por Liz que le hablaba a la señora Cornwell para que se bajara del carruaje pues habían llegado y una vez dentro para conminarla a subir las escaleras. Sue fue la última en entrar; se quitó abrigo y guantes apenas hacerlo, dejando el primero colgado en el perchero tras la puerta.

Guantes en mano siguió con la mirada a Elizabeth mientras ésta ayudaba a su madre a subir las escaleras y continuó haciéndolo hasta que ambas desaparecieron de su vista. Miró luego hacia el lugar en que se encontraba la hermana mayor encendiendo la estufa y dio un par de pasos en su dirección. Deseaba hablarle, pedirle perdón pues nunca pretendió que las cosas fueran de ese modo, pero no se atrevió a hacerlo. La observó en silencio, se sentía apenada, pero a la vez su corazón latía dichoso al recordar todo lo sucedido antes de que estallara la disputa con su hermana.

Se detuvo, ya no avanzó más. Cerró los ojos y respiró profundo. Hablarían, pero ese no era el mejor momento para hacerlo, así que dio media vuelta y subió las escaleras rumbo a la habitación que compartía con sus hermanas.

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13/02/2009, 16:40
Susanne Cornwell

Subió a la habitación, Liz parecía no haber pasado por ahí aún, así que dispondría de unos momentos a solas. Cerró la puerta y se recargó en ésta, de espaldas, las manos apoyadas en la madera. Cerró los ojos y revivió en su mente el beso que Patrick le diera. Se llevó la mano a los labios y volvió a sonrojarse.

Se tumbó en la cama, sonriente, con los brazos abiertos, la vista fija en el techo. Mirando sin mirar... soñando con los ojos abiertos. Afuera la tormenta seguía cayendo, al ruido de la lluvia se le unían los truenos y en ocasiones podía verse, a lo lejos, el cielo iluminándose.

Se puso de pie y se acercó a la ventana, comenzó a quitar los adornos de su cabello, uno a uno, sin prisas y se soltó el largo y ondulado cabello negro. Seguidamente se quitó la ropa, dejando el vestido correctamente doblado sobre el baúl, luego tocaría lavarlo junto a los de sus hermanas y madre. Se quitó el corsé y se puso ropa de diario. Un vestido holgado, la tela lucía raída, gastada, pero no necesitaba más para andar por casa.

Sacó esa suerte de diario de vida que tenía, en el que plasmaba tanto palabras como uno que otro dibujo hecho sin mayor técnica (la que sabía de esas cosas era Liz) y con una frazada bajo el brazo se fue al cuarto semiabandonado que hacía las veces de su refugio. Intuía que eso era lo mejor, ya suficientes malos tragos había dado a sus hermanas.

Notas de juego

Iba a dejarlo como sólo para el director, pero mejor lo dejo visible para las tres ^^

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13/02/2009, 19:36
Anabel Cornwell

-Será mejor que nos acostemos, ya es tarde...- se limitó a decir Anabel tras atarvesar el portón de casa, asegurando todos lso demás así como las ventanas pues Liz estaba ocupada y Sue estaba claramente decidida a ignorar la lógica y las necesidades de su propia familia.
Una vez terminado el proceso entró en la habitación de su madre para comprobar que ésta se encontraba bien y descansando en el interior de su cama, probablemente Liz la había ayudado a cambiarse y arroparse.

Besó a su hermana menor en la cabeza, gesto de "buenas noches "bastante habitual en ella.
-Liz, debes tener más cuidado cuando alternas con la atención de varios hombres, ya sabes lo afiladas que son algunas lenguas y ahora lo serán más que nunca- suspiró hondamente, pero éso fue todo, se encontraba demasiado cansada para seguir en pie y suponía que ésa era explicación suficiente y de sobras, así que tras esto se retiró a su propio cuarto a descansar.

Resultaba curioso que la hermana que con más ganas había asistido al baile acabara resultando la más decepcionada con el mismo. Aunque al menos aquel caballero fue amable...

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13/02/2009, 21:45
Elizabeth Cornwell

Elizabeth después de ayudar a su madre, se encuentra con Anabel, quien la besa en la cabeza y señala ciertas cosas...

Al escucharla, se sonroja levemente, y mira hacia un lado...

-Tranquila, eso no volverá a ocurrir...-La mira, y sonríe leve...-La verdad es que he me he dado cuenta de que los bailes no son para mí... Son demasiado... formales... y...-empieza a gesticular con su cuerpo, imitando a los "caballeros" y "damas" que vio allí, de manera burlona-... Estirados...-Se ríe, de forma traviesa, para que Anabel vea que está bien, y es la misma de siempre-...Y viejos! Y ricos!-Calla entonces, y tras algunos segundos, sincera, añade-...No te preocupes... No haré nada que haga que los demás hablen... Te lo prometo...

Vuelve a sonreír, sincera, y se dirige hacia su cama, previamente cambiada, lista para dormir, cansada de tantas cosas en un sólo día... Mira a su alrededor, para ver dónde está Sue... Pero no la encuentra...
Se siente triste por lo que ha pasado, y porque las tres no estén allí juntas, contando cosas, las unas a las otras, sobre las vivencias de hoy...
Muy triste... Terriblemente triste... No le gusta ver así a sus hermanas...

Al acostarse, se entierra bajo las mantas, está segura de que un nudo en su garganta estaba a punto de aflojarse, y no quería que nadie lo viese libre...

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14/02/2009, 00:50
Susanne Cornwell

Se sentó en el arrimo junto a la ventana, como solía hacer cada vez que iba a esa habitación y observó, al igual que otras veces, a través de los cristales. Envuelta en la frazada se puso en diario sobre el ragazo y comenzó a escribir.

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Notas de juego

*Se me descuadró un poco la pantalla... lo siento.

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17/02/2009, 01:10
Charles Patrick Avon

Charles, giró la cara tan pronto como pudo. Llamó a uno de los criados y le pidió que le acercara su caballo lo más rápido posible. El chico así lo hizo, y se montó en él con gran precisión.

Una vez subido en su precioso corcel de color negro, giró, y se despidió del señor Spencer con un seco:

- Hasta la proxima, ha sido una gran velada.

Cogió las riendas de su caballo y salió de la casa tan pronto como pudo, con un trote ligero

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18/02/2009, 09:05
Mary Ann Windsor-Hancock

- Perdona. me incorporé y me fui con mi hermana. ¿Cómo estás? ¿Te duele? dijo preocupada. Siento lo de anoche, no sabía que él te gustara tanto.

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18/02/2009, 16:49
Jean Antoine Lésdiguièrs

La noche había sido larga e intensa, mucho más de lo esperado, tal vez por eso se me escapó ese bostezo nada más salir de la casa, no temía a la lluvia, es más, le agradaba, pero le preocupaba poder coger un resfriado que le impidiera cumplir con su obligación de dar clase.

Yo creo que me marcho a dormir Gregoire, demasiadas emociones por hoy, esboce una sonrisa algo pícara, desde luego que el marcharse así con la menor de las hermanas Windsor con el consiguiente disgusto por parte de la mayor, daría que hablar en algunos de los mentideros, si es que llegaba a saberse, aunque yo no había hecho demasiado para ocultarlo.

¿Vienes?, ¿o aún tienes algún asunto que resolver? tal vez con alguna dama, o con algún vaso de whisky en la taberna del pueblo, yo mismo me lo plantearía si tuviera algo de efectivo del que disponer.

Echó un vistazo al tipo del caballo, pero sin prestarle demasiada atención, pertenecía a otro lugar y a otro mundo, uno que no conocía y en el cual tampoco tenía demasiado interés en aprender.