Partida Rol por web

Eriüm corría junto a Beyit, aunque su mirada estaba fija al frente no perdía detalle de la conversación de los humanos gracias a su gran percepción auditiva. Skaerling!?Su poca experiencia fuera de los límites de Nalak'Hum hacía que no supiera a que se podían enfrentar. sin dudarlo unos segundos le preguntó a la Elfa por esos seres. Quienes son los Skaerling? Nuevamente su voz parecía susurros como si no quisiera que los demás se enterase de su conversación con la capitana.

El Elfo comenzó a comprender los agónicos gritos que escuchó momentos antes de encontrarse con los cazadores. Así que fue por eso... trampas para oso... Aunque entendía que necesitaban cazar para poder alimentar a su pueblo y familias, no podía llegar a comprender porque usaban una forma tan violenta para cazar. Si no pueden asegurarse en abatir a su presa con una flecha no son realmente cazadores, puede que esos Skaerling hayan acabado con los mejores cazadores de su aldea y ellos tengan que sustituirlos, eso explicaría el modo de caza, pero sigo sin compartirlo.

Un humo negro se alzaba a poca distancia de ellos, pero Eriüm estaba dubitativo ya que no conocía la zona donde se encontraban, aún así el elfo no dudó en intentar averiguar la procedencia del humo. Sera la ciudad o como han comentado estarán quemando el bosque? Sea lo que sea, esos Skaerling son la culpa de que este bosque este casi sin vida. Hizo una mueca de rabia apretando su mandíbula y cerrando con fuerza su puño maldito.

Holdio no tardó en tomar las extremidades del hombre para ayudar a cargarlo. Fue uno de los que mas esfuerzo hizo para intentar que mas gente se quedara a tratar el caos que se habia generado. En el trayecto le pidio a su amiga un favor.

- Ve y fijate donde estan las camas y los medicamentos y luego me guiaras en esa dirección cuando lleguemos a la capilla.-

A pesar del mal que aquejaba al hombre musculoso no pudo dejar de pensar en la bondad de los aldeanos que acudieron en la ayuda de este hombre. Y así fue como bajo la lluvia un tramo no tan largo parecía una eternidad.

-Vas a estar bien, eso te lo prometo.-

Yrbis corre para seguir tus instrucciones. Entre tu y dos aldeanos más lleváis al corpulento hombre a peso. La tormenta sigue golpeando ferozmente en el cielo. Todos estáis calados de hasta los huesos al entrar por el portón. 

Holdio por aquí. Ya he avisado al sacerdote para que fuese preparando una cama. 

Sigues a tu fiel compañera a través de unos pasadizos hasta llegar finalmente a unas escaleras que suben. Con gran esfuerzo conseguís subirle al piso superior. Ahí se encuentra el sacerdote, preparando ya las medicinas. Echáis al hombre sobre el lecho. Todos estáis agotados...

Los dos aldeanos se despiden de ti y del sacerdote. Se marchan exhaustos y en ese momento te das cuenta de que has hecho demasiado esfuerzo para tu estado. La urgencia del momento te había dado fuerzas pero ahora caes rendido sobre otra de las camas . El corazón te late muy deprisa y la respiración es entrecortada. Pero... has salvado a un hombre.

Caes enseguida en un sueño profundo a causa del sobreesfuerzo realizado. Yrbis se duerme junto a ti...    

...

...

Te despiertas a la mañana siguiente. Estás mucho mejor y ya no te sientes agotado. Miras a tu alrededor y ves a Yrbis con las patas delanteras apoyadas en el borde de una cama. en esa cama se encuentra el hombre al que salvaste anoche y parece que está despertándose.  

Por tu cabeza pasan muchas imágenes, demasiado deprisa como par interpretarlas. De golpe te encuentras en una sala en llamas. No hay ninguna salida. Solo ves una puerta pero parece atrancada por una viga de madera ardiendo que ha caído del techo. El humo negro te envuelve y comienzas a toser fuertemente. No puedes respirar...

Ahora notas como que estas flotando en el aire y alguna fuerza te arrastra a través de las nubes. Pero las nubes son negras y llueve con furia. De nuevo un montón de imágenes y sensaciones sin sentido... 

...

...

De repente te despiertas. Estas empapado en sudor. Notas un fuerte dolor en tu espalda. No tardas mucho en situarte. Estas en una sala de medianas dimensiones y tu cuerpo reposa en una camastro. Entonces algo te llama la atención. Una pequeña criatura parecida a una comadreja te observa desde el borde de la cama.

A demás en otra de las camas ves a un hombre de piel oscura que se esta levantando. 

Mira Holdio, mira! esta volviendo en si! dice la pequeña criatura que deja sorprendido al hombre corpulento.

Corretea hasta una de las camas y se sube de un salto.

Lo has salvado! Voy a avisar al sacerdote no tardo ni un minuto!

De nuevo salta pero esta vez al suelo. Sale rápidamente de la habitación y se oye como baja escaleras con n peculiar sonido de pezuñas en la piedra.

Poniéndose la mano en la cabeza, para luego pasar la mano en la espalda...

O una de dos, o me ha parecido que una criatura extraña hablaba, o me hayo en la gran sala del Juicio para ser sometido al juicio divino... - decía esto mientras miraba alrededor hasta ver al hombre de piel oscura -

Mirando al hombre, tocandose la espalda dolorido por punzantes dolores, para luego posar su mano en la cabeza, al tener un malestar tremendo...

Mirando al hombre de color de nuevo...

Bueno, confirmado es que no estoy en la gran sala...- decia perfilando una sonrisa al extraño hombre -

Intenta levantarse pero los dolores eran tales que se quedó de nuevo sentado en la cama...

Cr..creo que descansaré un poco más.... - tumbado en la cama, miraba el techo recordando el extraño sueño -

La capitana te explica de que se tratan esos skaerling mientras corréis.

- Los Skaerling son mitad hombres mitad reptiles. Se dice que los antepasados de los skaerling son descendientes directos del dios Mag. Son astutos y bien organizados. A demás, tienen una capacidad de regeneración extraordinaria. Como podrás imaginar veneran a Mag como el dios único y verdadero.

A medida que avanzáis por el sendero la columna de humo está más cerca. Algo te dice que ese fuego no es de arboles quemándose. El color del humo y su cercanía a la ciudad te hacen pensar. Seguramente lo que esté ardiendo está vez no sean los bosques cercanos a la ciudad, sino la ciudad en si. Tras ese pensamiento unas terribles imágenes te pasan por la mente. Gente corriendo presa del pánico, incendios devastando los hogares de gente inocente. Esas imágenes no paran de asaltarte a medida que te acercas...

Parece que el camino a partir de ahora es cuesta arriba. Y todo hace indicar que la humareda proviene de la parte alta de la colina. Incluso puedes oír ruido a lo lejos pero todavía no es lo suficientemente claro para identificarlo. 

Al pie de la colina los hombres que llevan a la presa se detienen.

- Tenemos que llevar este ciervo a Dalabor. Y ahora empieza la cuesta. Aquí es donde tendréis que llevarla vosotros. No es un tramo muy largo. Una vez arriba prácticamente estaremos a las puertas de la ciudad, a salvo. 

-Será lo mejor. Te has salvado por poco.-

Holdio se sentó cerca del hombre herido para analizar su estado.  Quizas necesite algun tratamiento y debería ayudarle. 

-Procura no hablar mucho hasta que sepamos bien cual es tu estado.-

Al verlo Holdio se sorprendio de haber podido levantar a semejante hombre. Habrá sido la adrenalina del momento o el impetu que le genera realizar acciones de bien.

Las explicaciones de la Capitana son tan precisas que Eriüm puede hacerse una idea mental de como son esos seres y de lo poderosos que pueden ser en combate, incluso comienza a preguntarse si los pocos hombres que les acompañaban serían suficiente como para acabar con esos seres. La regeneración de esos Skaerling puede ser un problema.

El camino se hacía cuesta arriba y por eso más difícil cuando iba acercándose pudo comprobar que la nube de humo se extendía fuera de los limites del bosque, más concretamente en la ciudad. Esa ciudad donde ahora se dirigían, que acababa de ser seguramente atacados por esos lagartos. Escuchaba voces de agonía pero bastante lejanas como para entender lo que decían, sea como sea tenían que darse prisa o ya sería demasiado tarde. Capitana, algo va mal. Tenemos que apresurarnos...

Eriüm se preparaba para aumentar la velocidad y hacérselo saber a los demás pero cuando se giró observó que los cazadores se habían detenido, no podían más con su presa y pedían ayuda a los demás. Eriüm no pudo evitar enojarse ante aquellas palabras cuando en la colina había gente que precisaba de su ayuda. Así que no dudó en encararse con los cazadores y ponerle al día de lo que sucedía. No creo que llevar ese ciervo a Dalabor sea ahora mismo nuestra mayor prioridad, no se si os habéis dado cuenta pero el humo sale de la ciudad y si no hacéis tanto ruido podréis escuchar los gritos de la población pidiendo ayuda, no comida... El elfo no dijo nada más, simplemente se dio la vuelta y le hizo un gesto con la cabeza a Beyit para reanudar la marcha a mayor velocidad.

El hombre corpulento se resiente de su espalda. Se gira hacia un lado para que no roce con la cama. Quedando su mirada fija en la ventana que hay en la pared. Parece que el invierno se resiste a marcharse. La tormenta de anoche todavía seguía en el cielo. Algo más debilitada que ayer pero todavía persistente. La lluvia repica en la ventana sin cesar. Pero ya no se oyen truenos, ni siquiera desde la lejanía. Simplemente llueve sobre Gaihon...

Al cabo de un rato oís pasos desde la escalera. No tardáis mucho en ver de quien se trata. Es el sacerdote acompañado de la pequeña criatura. Esta corretea delante del pobre hombre que no puede andar más deprisa. 

- Ve señor, ya se ha despertado

El anciano se acerca a la cama con un pequeño barreño. Lo deja sobre un arcón que hay cerca de la cama. Podéis ver que en su interior hay agua y gasas. En la otra mano parece que lleva un cuenco con algún tipo de ungüento. Es de color verde oscuro y no huele demasiado bien.

- Vaya, es cierto, ya esta despierto.  dice sentándose en la cama junto al hombre herido. 

Tendré que curarle esa quemadura que tiene en la espalda, señor. Debería darse la vuelta y tumbarse bocabajo, no es bueno que la ropa le roce. 

Mientras espera a que el hombre se de la vuelta, coge una de las gasas y la empapa en agua, para después escurrirla. Una vez humedecida la pasa por la espada del paciente con cuidado, para no causarle más molestias. 

Esto es necesario. dice al ver la expresión de su cara al contacto con la gasa. Seguramente le dejará una buena cicatriz.

Todos se quedan extrañados ante la respuesta que das. Habías permanecido en silencio todo el trayecto y ahora nadie se esperaba tu intervención. Pese a que si habías hablado durante el camino, solo lo hiciste en voz baja para que Beyit fuera la única en escucharte. Los cazadores no parecen estar de acuerdo con tu propuesta y no tardan en hacértelo saber.

- La comida es muy escasa en estos días. No podemos permitirnos dar de comer a esos lagartos dejando la presa aquí. A demás, ya ha habido otros intentos de asaltar Dalabor y nunca lo han conseguido. No os preocupéis y ayudarnos a transportar esto. 

- Una vez estemos dentro de las murallas estaremos a salvo. dice otro de los cazadores.

Los hombres de la orden dudan durante un segundo sobre que hacer. Incluso Lord Kerem parece indeciso en ese momento. Pero frente a la apremiante situación toma una decisión rápida. Llama a dos de sus hombres más fuertes y les ordena...

- Cargad con la presa. No podemos dejar que el enemigo tenga más alimentos tan fácilmente. Vamos corred, estamos muy cerca de la ciudad. Una vez allí ya descansaremos.

Los hombres cargan el animal y todo el grupo empieza a correr colina arriba. Tu y Beyit al estar más adelantados llegáis antes a la parte alta. A tan solo un centenar de metros oís ruidos de nuevo. Esta vez se trata de algún tipo de gruñido extraño. Al llegar a la parte alta de la colina os topáis con una tropa de skaerlings. Por suerte están de espaldas y no os han visto. 

"Hombres-lagarto" era justamente como tu los hubieras definido en ese momento. Al parecer Beyit te había hecho una buena imagen mental. Rápidamente tu capitana te hace una señal para dar la vuelta sigilosamente.

Como si de un niño pequeño se tratara obedeciendo a su sabio Padre, el enorme hombre se pone bocaabajo como le dijo...

Haga su trabajo, no se preocupe, he pasado por peores cosas - decía recordando los largos años de entrenamiento que hicieron de él, el hombre tan corpulento que tienen delante de sus ojos -

No es por ser descortés...pero...¿donde me estoy y quien me sacó de aquel pequeño infierno? - decía cerrando la boca , haciendo que chocaran con fuerza sus dientes, entre palabra y palabra, mientras aquel hombre le ponia las gasas en su dolorida espalda -

Al escuchar las palabras del hombre sobre lo de dejar cicatriz, sonrio, sacando una pequeña sonrisa...

El mundo esta lleno de cicatrices, unas sanan otras solo dejan marcas, ya sea cuerpo, alma, espíritu, reinos, la naturaleza o los actos de los hombres, todo de una u otra manera deja una cicatriz para siempre, unas sanan, otras permancen, otras desaparecen pero son por siempre recordadas, otras permanecen siempre aunque se desearía que desaparecieran, el mundo esta lleno de cicatrices, lo podemos ver en todos los lados, en las heridas de los hombres o mujeres que han luchado, por una marca en el cuerpo por un descuido, en la tierra, en el alma, en los recuerdos, en los reinos, en toco hay cicatrices..... - decía enunciando -, solia decirme estas frases mi Abuelo.

Los cazadores tenían parte de razón pero si esos lagartos se habían echo con la ciudad sería inútil perder el tiempo en transportar esa presa. Eriüm era un tanto reacio con los cazadores, no solo porque fuesen humanos sino por haber cazado un espécimen tan joven, eso para el elfo, que era un gran cazador era imperdonable.

Sin oponerse se dio media vuelta y continuó su camino junto a la capitana hasta lo alto de la colina, al llegar pudo observar que había una tropa y algunos de ellos emitían un ruido ensordecedor. Eriüm como un acto reflejo sacó el arco y preparó una de las flechas para ser lanzadas aprovechando que les habían pillado despistados y de espaldas, pero Beyit lo detuvo. Prefería dar la vuelta.

En un principio Eriüm parecía decidido en disparar sin hacer mucho caso a la Elfa, pero una sola mirada de Beyit fue suficiente para que el Elfo envainara nuevamente el arma y diera la vuelta sigilosamente. Una vez más alejado le replicó por que no le había dejado disparar. Los tenía a tiro, porque no aprovechamos que están distraídos? Se calló al ver que llegaban a su posición los humanos y les hizo gestos para que detuvieran su avance para darle tiempo a la capitana de explicar la situación.

Mientras el sacerdote trata tus heridas te das cuenta de que la vida puede acabarse en cualquier momento. En que ser hijo de quien eres no te hace inmortal. Eres un hombre como el resto. Y ante la furia de los dioses y los elementos todos sois iguales.

Enseguida vuelves de tus pensamientos al ver que el sacerdote te contesta. Con una gasa empapada entre las manos te contesta...

Te encuentras en la capilla de Gaihon. No estás muy lejos de donde te encontraron. La taberna apenas se encuentra a dos calles de aquí. Has tenido mucha suerte muchacho... dice mientras te pasa la gasa por las espalda fuertemente.

En ese momento te das cuenta de que algo hay extraño en su comportamiento. 

Encontramos una espada entre sus pertenencias. No podíamos dejarle morir pero tampoco vamos a devolvérsela sin antes saber quien es usted. ¿No pretenderá que creamos que no esta relacionado con el incendio, verdad?

Deja la gasa algo manchada de tu piel quemada en el barreño. Coge una silla cercana y la coloca frete a ti antes de sentarse. Parece esperar una respuesta. Por ahora han sido hospitalarios al salvarte, pero necesitan explicaciones de un extranjero.

Mariscal se incorpora como puede....

Dado la ayuda que me han dado al tratarme las heridas y sacarme de la posada, veo que lo más justo es presentarme, soy Sir Mariscal Zeion Siffrinmundo, hijo del Conde de Lucrecia, sobrino del Rey de Zeion, queria salir un poco del ajetreado movimiento de la casa en la que vivo, queriendo mezclarme con la gente pasando desapercibido, opte por ir de incógnito a aquella posada, mi padre siempre le ha gustado que de alguna manera tengamos contacto con el pueblo, asi que fui sin pensarmelo dos veces, sirvo al Rey, espero pertenecer pronto a una orden de la que tengo interes especial en pertenecer, pero tambien soy defensor de este pueblo..... - pauso un poco, viendo si a su lado habia alguna jarra de agua, para beber algo de agua y aliviar su seca garganta, para proseguir al rato... -

Estando en la posada, mis oidos pudieron escuchar una extraña conversacion de unos jóvenes, referente a algo que personalmente no me gusto que hiceran, sin que nadie de la posada lo esperábamos, un rayo cayó en la posada, tal vez por el acto delictivo de los jóvenes, como un juicio de los dioses a ello, aquel rayo provocó aquel incendio , ayude al pueblo como bien me enseño mi padre, sacando al mayor número de gente de la posada, aunque por desgracia, no teniendo mucha suerte yo mismo, dicho de alguna manera,  al ser víctima del incendio que devoraba la posada, del que ustedes me salvaron... - termino de explicar, para volver a beber algo de agua -

Si no es descortesía, me agradaria me devolviera esa espada, no es un arma corriente, es la firma y legado de mi familia, espero que comprenda el valor que tiene para mi. - explicaba al sacerdote -

Os esperáis a que el grupo de humanos llegue hasta vosotros. Una vez están a vuestra altura les hacéis señales para que tengan cuidado. Intentando no hacer demasiado ruido se acercan finalmente hasta vosotros. Dos de los soldados humanos llevan el joven ciervo a cuestas tal y como les había ordenado su capitán.

Beyit les comunica la situación en la que os encontráis...

- Hay un grupo de skaerling cerrando el paso hacía las puertas de Dalabor. Al parecer no es un grupo muy numeroso y con vuestro apoyo podemos acabar con ellos sin demasiados problemas. Apenas he visto a 6...

dice intentando recordar los que eran.

Eïum y yo les flanquearemos desde detrás de los árboles. Para cuando quieran darse cuenta de que es lo que sucede podemos haber matado a un par de ellos. Vosotros os esperareis hasta que intenten ir en nuestra búsqueda. Entonces subís el ultimo tramo y los cogéis por sorpresa.

La capitana explica la estrategia rápidamente para poder actuar todos en el momento adecuado. Finalmente te da unas indicaciones a ti.

Cuando veas volar mi flecha dispara tu también, ¿de acuerdo?

Todo el mundo se prepara para tomar posiciones...

Eriüm asiente con la cabeza mientras la capitana va repasando su plan con los humanos, no era un mal plan, aunque una vez más ellos dos eran los que se arriesgaban mas acercándose tras los árboles, si eran descubiertos los humanos deberían darse prisa en actuar. Espero que no nos decepcionen...

Escuchó las ultima indicaciones de Beyit que disparara tras su tiro, en otra ocasión le hubiese recriminado que el era mejor arquero, pero la situación requería de una actuación inmediata y se limitó a obedecer a su superior y corrió sigilosamente hasta su posición.

Tras el tronco de un gran árbol observó a los seis hombres lagarto custodiar la entrada hacia Dalabor. Sacó su arma y clavó un par de flechas en el suelo para llegado el momento perder el menor tiempo posible recargando su arma y preparó una tercera dispuesta a abatir a uno de esos skaerling.

Según la información que tengo de esos seres, pueden regenerarse así que tendré que buscar un blanco el que no pueden curarse. Apuntó hacia uno de ellos ya que entre ellos no habían grandes diferencias en aspecto o atuendos. No puede haber margen de error así que apuntaré directamente a la cabeza, a ver si regeneran eso. Esperó con paciencia a que Beyit actuara mientras no quitaba la vista de sus enemigos, solo para echar una mirada furtiva a los humanos para ver si seguían el plan.

Vaya, una buena historia que contar la vuestra, Sir. Entonces conseguisteis sacar a la gente de una posada en llamas, muy heroico por su parte. No todo el mundo se quedaría para salvar la vida de esa pobre gente.

En ese momento toses bastante fuerte, pero no es debido a tus quemaduras...

Parece que el humo también le ha afectado. Es normal en estas situaciones. Se pondrá bien si hace reposo durante unos días. En cuanto a lo que sucedió ¿Que le hizo pensar que las acciones de aquellos jóvenes habían enojado a los dioses?

Mira por la ventana. La tormenta sigue ahí, persistente en los cielos.

Hay algo en esas nubes de tormenta que no es del todo normal. Es como si de alguna manera no quisieran marcharse de Gaihon. Si realmente los dioses han maldito a este pueblo, que Viela nos ampare... 

Se levanta apesadumbrado y con signos de cansancio en su viejo cuerpo. Anda hasta el final de la sala donde hay un arcón. Lo abre con una llave que lleva colgando del cuello. Parece bastante pesado por el esfuerzo que tiene que hacer el hombre al abrirlo. Pronto ves como saca tu espada de su interior. Te la trae y la deja cerca de la cama. A primera vista no parece haber sufrido daños.

Antes de que se vaya, he de decirle algo...

Aquellos chicos encontraron en una cueva un extraño artefacto, es lo que escuche, de paso que ayude a la gente a salir de la posada, podia haber salido por propia voluntad de aquel sitio, pero busque ese artefacto para devolverlo a su sitio, sin mucha suerte en esa búsqueda, es lo que me retuvo y casi me cuesta la vida, eso que mi fin era noble, devolver ese artefacto a su sitio de procedencia... -decía con un tono seguro y lleno de confianza -

El grupo se dispone conforme las ordenes de la elfa. Beyit saca su arco silenciosamente mientras la ves caminando ligera como una pluma entre la espesura. Esta no era el arma predilecta de tu capitana, pero se desenvolvía bastante bien con ella. Pasa con cuidado por unas raíces que le dificultan el paso, pero finalmente llega hasta su puesto. Bajo la sombra de un frondoso árbol que la oculta parcialmente de la vista de los lagartos se prepara para el ataque...  

Por su lado ves antes de marcharte como los humanos se colocan en formación de combate. Encabezados por Lord Kerem a la delantera del grupo. Los cazadores se quedan rezagados para no verse envueltos sin quererlo en la contienda.

Cada vez te acercas más a la zona deseada. Pasas con cuidado entre los arbustos para hacer el mínimo ruido posible. Como buen cazador sabes lo importante que es este momento. El factor sorpresa lo puede ser todo. 

Oyes a los Skaerling hablando entre si. Un par de ellos se giran y te quedas petrificado creyendo que te han visto. Pero por suerte es una falsa alarma. Ellos siguen enfrascados en su conversación. No pareces entender nada de lo que dicen, hablan en una lengua extraña para ti.

Cuando estás a punto de llegar te paras un momento para ver como el humo efectivamente sale de detrás de la muralla de la ciudad de Dalabor. No tardas en encontrar la causa. Varios de los lagartos llevan arcos y fechas incendiarias. Incluso tienen una pequeña hoguera en el suelo a modo de encendedor. Parecen estar esperando algo o a alguien... 

Finalmente ves como Beyit dispone una flecha en su arco y se dispone a disparar.