Partida Rol por web

Charlie adelantó un poco la camioneta a relentí para dejar atrás a la joven destrozada bajo las ruedas de su camioneta.

Bajó del vehículo y contempló por unos largos segundos el cartel de luces de neón del establecimiento que resaltaba en la oscuridad de la noche.

Paradise... Desde luego que lo es, para mí al menos. Pensó sonriente mientras inhalaba una profunda pitada del cigarro que tenía en la boca, luego caminó hacia la parte trasera de la camioneta.

Allison estaba allí a un costado, pero Charlie no solo que ni le preguntó cómo estaba, sino que ni siquiera le dedicó una mirada. 

Cuando llegó al cuerpo de la joven atropellada, aquella no parecía moverse, pero aún así Charlie descargó un fuerte pisotón con los borcegos de vaquero que llevaba puesto. Y luego otro, y otro, y otro. El cráneo de la niña estaba completamente destrozado, y sus sesos esparcidos por el pavimento del parquing. 

Charlie regresó a su camioneta por el lado contrario, abrió la puerta del copiloto y dejó bajar a Bobby antes de abrir con la llave la guantera del vehículo.

Guardó en uno de sus bolsillos el contenido de una vieja caja con algunas balas del .50, y en otro un par golosinas Twinkies, el fin del mundo no lo agarraría sin ningún snack.

Tiró encima del cráneo destrozado de la joven todos los papeles de propiedad del vehículo, los permisos de conducir de Kansas y Misuri, y el documento de identidad que llevaba en su billetera, todo aquello que tuviera escrito "Roland McCarthy" en algún lado lo arrojó allí y lo roció con un pequeño bidón de nafta para emergencias que llevaba en la caja trasera de la camioneta.

Charlie era demasiado narcisista como para hacerse pasar por otro.

Inhaló una última pitada y tiró la colilla del cigarro en aquél charco de combustible, lo que generó en el acto una llamarada muy grande y una onda de calor que hacía sentir como poca cosa a la alta temperatura que había aquella noche.

-Perro.- Llamó a Bobby. -Vamos, conmigo.- Y caminó rumbo al bar del Bowling Paradise, con los borcegos manchados de sangre, y sin siquiera haber mirado una vez a la doctora ni prestado atención a lo que pudo decir.

Hmm, creo es hora de una cerveza bien helada.

No entiende la historia del chico, ¿Un mordisco? ¿De... Vagabundos hambrientos y drogados? ¿Y los disparos? ¿Tendría algo que ver con el accidente? En cualquier caso no hay tiempo para plantearlas, la adrenalina le impele a ir en piloto automático, mientras ayuda al chico a volver adentro y gira la cabeza para mirar a Sam cerrar la puerta. Joder. ¡Joder! Se reprime exclamar, en cierto modo teme que si exterioriza esas palabras, esos nervios, estos tomarán el control de ella. En su lugar incita, anima, queriendo mantener ese dinamismo hasta que estén a salvo, y en su lugar dice - ¡Vamos, venga! - Mientras tira de Jerry y vigila cada segundo eterno a la espera de que Samuel termine de bloquear esa puerta para que los tres puedan volver al interior cuanto antes. 

Tras acabar con el contenedor, Sam corrió de nuevo junto a Jerry para ayudar a Destiny a cargar con él.

- Tenemos que buscar a la doctora, antes de que el chaval se ponga peor.

Además, si veía que se estaba desangrando profusamente podría ser peligroso, pero antes que intentar hacer un apaño que pudiera salir mal dadas sus pocas costumbres con las heridas, sería mejor llevarlo con un experto.

Corría, corría por mi vida. Había evitado correr desde que me enteré de que estaba en estado para no forzar a mi cuerpo y no tener un aborto. No eral algo habitual, pero podía parar y siendo el padre quien era, no quería perder a ese pequeño... y menos aún después de separarnos. Pero o corría o moría y conmigo caería mi pequeño. Era una cuestión de supervivencia y además, en mi cabeza resonaba la voz de House diciéndome que me moviese.

No estábamos juntos pero a la vez le sentía dentro de mí. Quizás fuese todo por aquella visión de aquella mujer muerta... que se puso en pie y ahora corría detrás de mí.

Pero el sonido de un motor de un coche que se acercaba me hizo tener algo de esperanza. Alcé los brazos, para que parase y a cambio recibí el fogonazo de las luces largas, que me cegaron e hicieron retirarme a un lado. Oí como el motor aceleraba y por un segundo dudé si no me hubiese quitado, si hubiera terminado atropellada por él, pero no, tenía claro su objetivo. La joven no-muerta.

Me quedé quieta y vi el atropello.

Sus piernas no resistieron el nuevo impacto y se troncharon, haciendo que su cuerpo se doblase ante la fuerza del golpe y su cuerpo terminase bajo la camioneta, pues ahora podía ver bien que vehículo era. Ronald dijo que tenía una camioneta... Pude sentir el crugir de los huesos del cuerpo de aquella cosa al juntarse con las piezas de metal de los bajos del vehículo. Luego avanzó tan lentamente que oí y sentí como crugían unos cuantos huesos más.

Era imposible que se levantase después de aquello.

A un lado, vi a Ronald saliendo del vehículo. No recordaba que me dijese que fumaba. De hecho, ni noté el olor a tabaco cuando estuve con él. Su única preocupación eran las pastillas, no el fumar. Y pasó a mi lado como quien dice y ni me miró, ni me habló. Eso me dejó más inquieta, con mi corazón a mil y aún paralizada por lo ocurrido observé al hombre. Tenía ganas de abrazarle y darle las gracias, pero su actitud era... rara.

- Su medicación.

Vi su agresividad, fuera de lo normal, contra aquel cuerpo y empecé a dudar si acercarme a él o no era buena idea. Pero era Ronald, no me haría daño, ¿verdad? - House tampoco te lo haría, te dijo que te quería y mira donde estás ahora. - Me dije a mí misma. ¿Qué podía esperar de un enfermo que sufría una enfermedad mental y que su medicación empezaba a no hacerle efecto?

Su comportamiento no era normal, era como si no fuera él o como si no me hubiese visto o reconocido. Pero lo que me descuadró por completo fue el trato hacia el can. Era su mejor amigo y ni una caricia, no usó ni su nombre. Simplemente le llamó "perro". Si así trataba a su mejor amigo, sin duda alguna a mí me llamaría "puta" como poco.

Miré la furgoneta recordando que su medicación podía estar en su interior. Quizás si la recuperase podría dársela sin que se diese cuenta mezclándola con una bebida. Pero después de lo vivido, me daba miedo quedarme allí fuera sola. De hecho me daba miedo quedarme sola, daba igual el lugar. Le quité la luz al móvil y saqué una foto de la improvisada chasca humana antes de entrar en el local detrás de Ronald, apretando el paso. Esperaba que aún fuese él y solamente fuese una leve crisis, como la mía.

Además, la adrenalina generada por la tensión de lo ocurrido, comenzaba a dejar mi cuerpo y este empezaba a temblar, pronto rompería a llorar y solamente le conocía a él o eso creía. Así pues, corrí para alcanzarle. - Ronald, espera. - Me agarré a su brazo temblorosa. - Gracias por salvarme la vida. No se que era esa cosa, pero... eres mi héroe. Quería... quería morderme... y... - Y sentía el dolor en el tobillo del apretón de su mano al agarrarme. - ... sin duda de no ser por ti no solo me hubiese mordido, sino que me hubiera matado.

Y olvidándome incluso de Bobby y su posible reacción hacia mí al tocar a su dueño, me abracé a Ronald y rompí a llorar. - No se que hubiese sido de mí sin ti. Gracias por venir como me dijiste. - Le dije entre sollozos.

Llegáis a toda prisa a la zona del restaurante donde estabais todos reunidos.

Habíais cruzado a toda prisa el almacén y la cocina, casi llevabais a cuestas al pobre chico que aullaba de dolor cada vez que su pierna hacía contacto con el suelo.

Encontrasteis que no había nadie en el restaurante: ni rastro de Ronald ni Allison, ni de Paul y Kate, tampoco estaban Carla ni el indio ni Michael Simons.

Fuera estaba muy oscuro, apenas iluminado por 3 farolas muy separadas entre sí. Parecía escucharse el sonido de un coche en marcha y un poco de alboroto.

Algo no iba bien.

Jerry al llegar al destino, se dejó caer lo bien que pudo y se quedo sentado apoyando la espalda en la barra del restaurante. Se miraba la herida, que apenas se podía distinguir jirones de carne, sangre y ropa rota. No sabía que hacer con ello así que respiraba por la boca rápidamente intentando contener el dolor.

Os miraba intermitentemente al uno y al otro, como si fuerais sus padres y esperase que solucionarais la situación.

Allison alcanzó a Charlie y lo abrazó mientras le agradecía en susurros y lo trataba como a un héroe. 

¿Así se siente esto, eh? No es como si me disgustara tanto. Pensó, después de todo, era un tipo asquerosamente narcisista.

-Te salvé, si...- Aunque lo que menos quería Charlie era hacer de niñera de nadie, había tenido que hacer una promesa a Ronald: proteger al perro y al niño. El perro, vale, lo entiendo, ¿Pero el niño? Como si proteger a la cría de la zorra hiciera que todas las otras vidas inocentes que arrebataste nunca hubieran sucedido, Ronnie...

Una mano de Charlie tomó sutilmente a Allison por la cintura mientras que con la otra le acariciaba un costado de la cara, sentía la respiración cálida de la doctora y ella debía de sentir la suya tal y como sucedió con Ronald cuando cayeron juntos al esquivar al coche accidentado.

La imagen parecía hasta romántica, pero cuando los labios de Charlie estaban a menos de un par de centímetros de los de Allison, los abrió pero no para besarla, sino para continuar diciendo. -...Pero vuelve a llamarme Ronald y haré todo lo contrario.- Mintió, a pesar de todo, Charlie tenía palabra cuando prometía algo. -Ese vaquero se pasó de marica y quiso suicidarse, yo soy Charlie, doctora, finalmente nos conocemos en persona, diría que es un gusto, pero mentiría.-

Charlie podía entender por qué la doctora le gustaba a Ronald, tenía cierto atractivo, odió reconocer, además del lindo pelo, un perfume que seguro era importado y, principalmente, unas tetas de embarazada espectaculares.

Llevó la mano con la que tocaba el rostro de Allison rápidamente hacia atrás y la tomó por el cabello de la nuca, tiró de tal forma que hizo doblar la cabeza de la doctora hacia arriba, dejando ver su esbelto cuello. Charlie, como si fuese un animal, pasó su nariz olfateándola profundamente al raz de la piel, de abajo hacia arriba, y cuando llegó a la cara de Allison, la lamió desde el mentón hasta la frente.

-Usted es la única que conoce a Ronald y sabe cuál es mi verdadera naturaleza, espero que no intente nada raro, porque nuestros objetivos coinciden: sobrevivir.- Le dijo mientras la miraba con una sonrisa sádica y ojos asesinos. ¿A quién preferiría tener Allison al lado? ¿A un tipo cruel y despiadado como Charlie pero con una voluntad férrea de supervivencia? ¿O a un vaquero abatido con intenciones de suicidarse como Ronald? 

- Pero.. ¿Pero donde diablos están todos? ¡¿HOLA?! gritaba Samuel viendo que no había nadie allí.

- Maldita sea.. Destiny, vamos a tumbar a este chaval en una mesa, tenemos, tenemos que cortarle esa hemorragia, al menos vendarlo. Sé que suena a una locura pero no podemos dejarlo así, eso o uno de los dos debería de buscar a los demás, no podemos dejar al chaval solo.

Sam intentaba explicarse lo mejor que podía entre el nerviosismo y el hecho de que no sabía que estaba ocurriendo para nada.

El susurro inicial de Ronald me hizo sentir tranquila. Creí que se había enfadado conmigo o que la medicación le estaba fallando, pero no, él estaba ahí y sentí como me agarraba y dudé. Dudé porque quería a House y no quería hacerle daño a Ronald. Dudé porque quizás no volviese a ver jamás a House y Ronald me estaba dando una nueva oportunidad.

Con sus labios tan cerca de los míos, tras el estrés y el miedo, solo deseé una cosa: que me besara.

Estaba que eso me ayudaría, ya fuese para una cosa u otra. Aunque al tenerle tan cerca pude sentir el aliento a tabaco, el cual me desagradó y quizás la idea del beso no fuese tan buena en aquel momento. Puede que después de un mentolado... y entonces volvió a hablar y sus palabras helaron mi sangre.

Si bien era cierto que conocía a Charlie, como aquel "amigo imaginario", jamás pensé que llegase a ser un caso de doble personalidad, pues se había descubierto que no existían. Pero su manera de hablar, de mirarme. Comencé a temblar de nuevo, pero esta vez era por el miedo que me generaba aquel hombre que no conocía. Sabía quien había sido, pero no que fuese tan cruel, tan frío...

Me quedé paralizada por el miedo cuando Ronald me agarró de aquella manera y tiró de mi pelo, olfateó mi cuello y me dio aquel asqueroso lenguetazo en la cara. Ya no solo había miedo, sino que además sentía repugnancia. Le dejé hablar porque yo no me atrevía a decir absolutamente nada. En mi cabeza solo estaba sobrevivir, tal y como él mismo había dicho. Pero no podía dejar a Charlie libre... debía pelear por Ronald.

- Así que no me equivocaba, algo había cambiado en él, pero jamás me imaginé que esto. - Me dije a mí misma. Su medicación. Debía conseguir su medicación y si salíamos de esta, encontrarle el mejor terapeuta que pudiese. Charlie no podía existir.

- Va-vale Charlie... lo... lo entiendo... pe-pero... - Tragué saliva. No sabía si le temía más a él que a aquella mujer que mató con el coche. Después de ver lo que hizo con ella... ¿Qué no haría conmigo? - Si... si t-te llamo Charlie... del-delante de los demás sos-sospecharán... - Temblaba y mi voz se convertía en un hilillo tibuteante que no dejaba de tartamudear por aquel miedo hacia mi salvador, hacia quien pudo haber algo. - Y... y... Ronald... ¿e-está bien? ¿P-puede oírme? ¿Por... por qué se rindió? Bo-Bobby está bien... y yo... me... salvaste.... me hubiese salvado... ¿qué... qué pasó, Charlie? - Le preguntaba sin entender nada y a su merced.

Le temía, sí, pero necesitaba saber como estaba Ronald. Quizás ahora no, pero más adelante, pudiese hacerle salir.

Charlie se aseguró de que la doctora no tuviera nada en las manos con lo que le estuviera grabando, esta era la primera y última vez que hablaría de algo así.

-¿Por qué lo harían? Ronald solo se presentó con ese homosexual de Samuel y contigo, quizás ese progre entrometido haya escuchado algo, en cualquier caso les diré que me avergonzaba entrar a un tonto evento de citas con mi nombre real.- Dijo Charlie, a sabiendas de que Ronald solo había saludado al grupo con un gesto de sombrero. Y también esto otro ayudará. Pensó mirando lo que tenía en su propio cuello.

Notar el pavor en el hablar de Allison le parecía exquisito. 

-No creo que pueda oírle, doctora. Ronald está descansando ahora.- Tanta cháchara con esta perra me aburre, joder, quiero mi cerveza. -Se rindió porque es un cobarde que no tiene lo necesario para hacer lo que hay que hacer. Pactamos un trato, el control a cambio de un favor, y ya, no quiero volver a hablar más del tema.- Sentenció con dureza.

Reanudó su marcha hacia el bar.

-Venga al Bar, doctora,  necesito que revise al perro, creo que está bien pero recibió algunos golpes, ¿puede hacer eso?-

Ehhh muchas gracias, pero no hace falta de verdad kate titubeo sin saber muy bien que decir pues no habia pensado que aquel chico se ofreciese a llevarla a casa, la verdad que la apetecía estar sola y decidir su futuro.

Para tratar de cambiar de tema, Kate avanzado dos pasos y movió un poco la silla sobre la que se sentaba aquella figura de movimientos convulsos.

Hola, nos puedes prestar un poco de atención, buscamos el bolso de Carla dijo zarandeando bruscamente la figura por su nerviosismo.

- No... no lo sé, Charlie... ¿por... por qué nadie cambia de nombre de la noche a la mañana? - Me envalentoné un poco, pero su mirada me hizo bajar de nuevo a ese estado de nerviosismo y alerta. - Pe-pero sí, es buena idea... - Le tuve que reconocer, aunque claro, ahora venía el segundo plato, como comportarme con él y ahí si que no entré.

No podía cogerme de la mano o acariciar el rostro de alguien a quien temía con naturalidad y quizás eso era lo que esperaban los demás. Cerré los ojos, asustada y temblorosa. No sabía como actuar con él, solo que debía temerle.

Pero al menos me dio un dato importante, en algún momento Ronald podría oirme, así que sería consecuente con lo que ocurría a su alrededor y quizás... quizás lograse tomar el control. Pero claro, si lo hacía para quitarse la vida no me servía de nada. - Entonces solo dos cosas. - Dije tratando de controlar el miedo. - Cuando... despierte, dígale que le extraño y en cuanto a ti, gracias. No solo por salvarme a mí, sino por salvarle a él. No sabe cuanto merece la pena él mismo y menos aún el gran amigo que tiene... - Quizás con eso...

- Si Bobby no me muerde y son solo cosas superficiales, supongo que sí... que no tendré problema con ello. - Bobby. Puede que al final fuese el único amigo que le quedase a Ronald de verdad y a mí, porque por como hablaba aquel tipo del perro, estaba claro que le importaba más el mismo que "su mejor amigo".

Sin duda, eran dos personalidades distintas.

Y seguí al hombre al bar, quizás allí hubiese más luz y calma. - ¡Vamos Bobby! - Le dije al perro con algo de ánimo, es que su nuevo dueño no parecía tener. Estaba segura de que no me haría ni caso, pero necesitaba volcarme en alguien y en Charlie no podía... no sin Ronald manteniendo el control.

Ignoró toda la cursilería barata que Allison le tiraba, a saber si era cierto, pero le asqueó tanto melodrama que optó por omitir cualquier respuesta.

-Se comportará, es un buen perro. Y si llega a morderte, no te preocupes, no es como si pudiera arrancarte el brazo de un tirón.- Charlie continuó avanzando con una sonrisa cínica en su rostro. -Vamos, en marcha.-

Hubo un sobresalto, aquel tipo se pegó un susto enorme y se quito atropelladamente los cascos que tenía puestos.

Ahora que estabais mas cerca pudisteis ver como tenía los pantalones bajados hasta los tobillos, pues con movimientos torpes y frenéticos empezó a subírselos como podía, en aquella posición tan expuesta.

El bolso de Carla estaba ahí, encima de aquella mesa de controles, abierto de par en par. Había unas braguitas encima del bolso abierto y un sujetador a conjunto.

Algunos monitores parecían como que habían perdido la señal, pero otros aún seguían funcionando:

Restaurante 01: sin señal

Restaurante 02: sin señal

Restaurante 03: enfocaba la zona de la barra donde estabais antes, pero ahora no parecía haber nadie.

Bolera 01: enfocaba la bolera ahora a oscuras con algunas luces de colores decorando.

Bolera 02: enfocaba la bolera desde otro angulo

Billar 01: enfocaba la estancia donde habíais llegado hacia unos minutos. Parecía haber alguien deambulando por aquella sala como sin tener un rumbo fijo.

Cocina 01: la cocina, vacía

Exterior 01: mostraba el parking. Se podía ver en medio de la imagen una camioneta cruzada en medio y dos figuras hablando. No se veía muy bien por la falta de iluminación.

Exterior 02: se podía ver un lateral del edificio. Al fondo de la imagen en una zona no muy iluminada parecía haber una puerta y un tipo aporreandola.

Exterior 03: parecía otro lateral del edificio. Cerca de unos contenedores se podía ver una figura tumbada en el suelo. No se apreciaba demasiado detalle.

Exterior 04: sin señal

En el monitor principal, justo delante de aquel tipo, había otra cámara:

id129038Err0: se veía uno de los baños, donde se podía ver con cierta nitidez a Carla sentada en un lavabo.

El tipo que estaba sentado en la silla empezó a moverse frenéticamente tapándose su entrepierna con una mano mientras con la otra, intentaba subirse los calzoncillos y los pantalones torpemente. Pareció soltar la ropa interior encima de la mesa para liberarse la mano.

Las luces de los monitores iluminaban su cara, era un tipo gordo, con pelo largo completamente desaliñado, era bastante poco agraciado y sobretodo en aquella situación tan incomoda.

De manera atropellada empezó a hablar.

— Oh mierda...! Ehh!! ¿Quienes sois? No podéis estar aquí! Y-yo estaba... ¡Eh! Esto es una zona restringida, los clientes no podéis...! — decía nervioso alzando la voz mientras conseguía finalmente subirse los pantalones.

No funcionó. Mi intento de acercamiento y buscar el punto débil de aquel nuevo hombre no funcionó para nada. Creí que le gustaría que le adulase una mujer y más aún que le agradeciesen que salvase dos vidas esa noche. Pero estaba claro que no. Resignada, saqué mi móvil y a pesar de que parecía que no había red, logré publicar o al menos enviar una publicación a IG. Otra cosa es que se publicase y cuando.

Pero mis amigos sabían donde estaba y debían saber que algo malo ocurría.

Si bien había usado todo lo de la cita para generarle celos a House y que viniese a buscarme, ahora era una clara petición de ayuda urgente.

No sabía si se llegaría a publicar esa misma noche o si no lo haría nunca y la ayuda jamás llegaría. Pero Cuddy podía mandar el helicóptero del Hospital Universitario Princeton-Plainsboro. No siempre estaba en movimiento y esto era una urgencia. Y si House quería, haría que Cuddy lo mandase y  me llevase de vuelta a casa. Saldríamos todos vivos de allí y podría ingresar a Charlie en psiquiatría y tratar de recuperar a Ronald... porque él era quien merecía estar fuera... no aquel... bestia que se suicidó una vez, solo que no lo recuerda porque realmente no es el Charlie, amigo de Ronald, que conoció en Irak.

No vi a Kate muy entusiasmada con mi propuesta. Solo era acompañarla, sin otra pretensión. -Bueno, como quieras, no es molestia. Ya me dirás- no insistí. Odiaba dar la impresión de ser pesado. 

Buah. No veas, el tipo dale que te pego mirando a Carla. Y seguramente con todas las tías en el baño. No dije nada de lo evidente, cogí el bolso, guardé la ropa dentro. Y miré si estaban los medicamentos que nos dijo la encargada.

-Carla nos envió a por el bolso. Tuvo un desmayo, ¿no lo has visto? ¿Y el coche que se ha tragado los ventanales del local?

Me fijé en las pantallas, solo por encima. Me llamó la atención la de Billar 01. -Oye, ¿Puedes enfocar a ese tío? ¿Sabes quién es?

Subiste el post pero no acababa de cargarse del todo. Te salía una barra negra arriba avisándote que se estaba intentando subir.

Tampoco parecía cargar muy bien el resto de posts, pues en tu timeline salían como todas las imágenes sin poder mostrarse, aunque se podían leer algunos mensajes, aunque claro al ser Instagram a veces no se entendía muy bien si no se podía visualizar la imagen principal.

Muchos de ellos eran los típicos con hashtags y postureos varios: 

"Lectura de viernes noche #alimentandoelcerebro"

"Hoy se sale, quemamos la discoteca #fridaynight"

Pero había algunos otros, que a pesar de no saber exactamente a que se referían, te llamaban la atención:

"Los disturbios se están yendo de madre, es que nadie va a hacer nada?"

"En Lawrence centro, dos tipos locos persiguiendo y pegando a la gente @LawrenceCounty"

"Ayuda!! No contesta el 911, alguien sabe que es eso?"

Frank pareció relajarse por momentos. Pensó que quizá con la oscuridad aquellos tipos no se habrían dado cuenta o no habrían visto lo que estaba haciendo. Eso le hizo poco a poco recuperar la compostura y coger confianza de nuevo.

Disimuladamente apretó un botón y la pantalla central se apagó.

— Como ya te he dicho, esto es una zona reservada. Eh si si.. lo he visto — mintió y aprovechó para echar un vistazo, se quedó pensativo por un momento porque no funcionarían esas cámaras. Ese no era su trabajo y no tenía ni idea.

— Parece que se dejó el bolso aquí, podéis llevárselo. 

Luego ante la otra pregunta espetó.

— Psssst, estas cámaras son una mierda, antiguas, no sirven para nada. Será uno de los chicos. O quizá es Michael buscándoos para pegaros la bronca por estar aquí. Venga venga.. fuera. Yo de vosotros bajaría por las otras escaleras de aquí al lado, así no os lo cruzáis.

Su comportamiento era muy extraño y a todas luces parecía que no estaba entendiendo demasiado la situación.

Nadie parecía responder, al menos en esos mismo instantes.

Parecía como si todo el mundo se hubiera esfumado.