Partida Rol por web

Al mal tiempo

...03 - No controles

Cargando editor
24/03/2019, 22:25
Sandra Arango

Sandra no veía nada tras los cristales, lo que no ayudaba a tranquilizarla precisamente ya que seguía sin saber quién podía estar allí dentro. Pero fue Gero el que, abriendo la puerta, abriera paso al resto para ver qué estaba sucediendo en el interior. Se oía música, aunque Sandra no reconoció la canción que sonaba y, cuando menos se lo esperaba, pudo ver a un hombre con una bata puesta que se movía al son de la música.

¿Cómo podía estar alguien tan tranquilo mientras el horror discurría fuera?

Tenían que entrar, encontrar respuestas a todo lo que estaba pasando, pero antes de dar siquiera un paso hacia adelante, Sandra pudo ver que el tipo que había ido sentada cerca de ella en el autobús apuntaba con su pistola directamente al desconocido. A Sandra no le preocupaba ese gesto, pues consideraba que era una protección añadida, lo que le preocupaba era el estado nervioso de Paco que podía empezar a disparar sin motivo alguno.

Antes de entrar, Sandra se dirigió al hombre que no se había quitado las gafas en ningún momento, para intentar tranquilizarlo. Lo último que quería era que echara por tierra quizás la única oportunidad de saber qué estaba pasando.

Oye, está bien que seas precavido, sobre todo después de todo lo que estamos pasando, pero quizás ese hombre sea la clave para saber qué está sucediendo —intentaba mostrar una calma que Sandra estaba muy lejos de sentir—. Hablemos con él y veamos que nos cuenta.

No es que ella fuera una gran oradora, ni siquiera la gente solía hacerle mucho caso ya que por lo general pasaba desapercibida, pero esperaba que el tipo le hiciera caso en esa ocasión y bajara el arma. Mientras tanto, Sandra se giró hacia sus compañeros.

¿Entramos? —preguntó, aunque en un arranque de impaciencia no esperó a escuchar la contestación de sus compañeros y, cuando se dio cuenta, ya se encontraba en el interior del invernadero, yendo directamente hacia el hombre—. Oiga... Usted... ¿Podría ayudarnos?

Cargando editor
27/03/2019, 01:07
Gerardo "Gero" Escudero

Cuando Sandra entró, Gero lo hizo con ella. Manteniendose delante, haciendo un poco de escudo en caso de que pasase algo. Casi no se reconocía a si mismo haciendo aquello. Aquel hombre no parecía peligroso, pero después de todo lo que había pasado... no podía fiarse.

Se mantuvo alerta todo el tiempo sin decir nada, ya lo había hecho Sandra. Esperando a que el desconocido respondiese. 

Cargando editor
30/03/2019, 01:48
José Antonio Esteban

Siguiendo los pasos de la valiente Sandra, también hago señas a André para que nos adentremos en el invernadero, pero sin quitar un ojo a al misterioso acompañante de las gafas de sol. Noto cómo me bombea la sangre en las heridas y me duele ¿Cuánto más durará ésto?.

-¿Cómo te llamas, hijo mío?. -Pregunto a Paco con la intención de entretenerle. -Intentemos que no dispare, André. Bastante hemos sufrido todos. -Indico al gigante que me sostiene. -¿Qué peligro ves ahí dentro?, dime. -Hablo al hombre armado, con la voz tranquila. Mi rostro refleja las muecas de dolor, de vez en cuando.

No confío en el hombre que hay dentro. Demasiadas cosas raras hemos visto hasta ahora, pero no estoy en condiciones de decidir nada y noto cómo mi mente, no está del todo sana. No sólo ocurre fuera, también en el interior de mi cabeza.

Cargando editor
30/03/2019, 14:59
Paco

El hombre de gafas de sol escucha primero a Sandra y por último a Jose Antonio. Está temblando, probablemente por el frío o el miedo o ambas cosas.

- Este es mi infierno, "apaiza" - le dice al último, mientras baja el arma.- Estamos aquí por todo lo que he hecho.

Se quita las gafas de sol, de pronto. Uno de los ojos está inyectado en sangre, y al verle así, sin las gafas, os da la sensación de que os suena su cara.

Cargando editor
30/03/2019, 15:02
Director

Entráis en el invernadero. El jardín se encuentra a una temperatura casi agradable. La música, que no reconocéis, suena potente dentro. El hombre canta la canción, y en ese preciso momento, escucha a Sandra y se vuelve hacia vosotros. Su expresión es de puro pánico. Retrocede varios pasos, se golpea contra una mesa y se cae de culo sobre el suelo.

Cargando editor
30/03/2019, 15:04
Pedro

- Hostia puta, que cojones - pregunta de pronto mirandoos de arriba a abajo. Su voz es aguda y desafinada -. Cómo coño estáis... No, no, no, no, no, no - repite varias veces.

Se levanta de un salto y corre hacia el fondo del invernadero. Allí rebusca entre unos papeles, alejado de vosotros. No parece amenazante, solo desesperado.

- No, no, joder, no, ¡¡por qué no habéis seguido las iteraciones!! ¡Ya solo me faltan unos años y podré conseguirlo, seguro, seguro, seguro! ¡Qué cojones! ¡¿Quiénes sois?! ¡Vais a traerle aquí! ¡Quienes...!

Su vista, nublada, de pronto se fija en vosotros. Y se ilumina.

- Sandra Arango, Jose Antonio Esteban, Miguel Argüelles, Gerardo Escudero, Andre da Sousa y... ¡¡Hostia, Francisco!! ¡¡Sí que habías subido al bus, eh!! ¿Donde está mi abuelo? ¿Os ha visto el de la máscara? ¿Y mi abuelo? ¿Está fuera? ¡Abuelo! - grita de pronto.

Cargando editor
01/04/2019, 20:35
Sandra Arango

Si Paco había respondido algo al cura, Sandra no llegó a escucharlo porque ya se había adentrado en el invernadero y se dirigía al hombre que cantaba. Por un momento la joven vio el miedo reflejado en los ojos del desconocido. El miedo y tal vez algo de locura.

Por lo menos allí dentro se estaba agradable, sin tener que aguantar el intenso frío del exterior. Sandra, adelantándose un paso hacia el hombre, se quedó parada y sorprendida al ver la reacción de éste. Lo que gritaba no tenía ningún sentido, aunque sus palabras podían tener algo que ver con las anotaciones que habían encontrado en el parador.

Pero lo más extraordinario de todo fue cuando el hombre comenzó a llamarlos por sus nombres y apellidos, el primero de todos el de ella, y el paso que había avanzado hacia adelante volvió a darlo pero en esta ocasión hacia atrás.

¿Cómo… cómo sabe nuestros nombres? —Preguntó con una mezcla de miedo y curiosidad a partes iguales en el tono de su voz—. ¿Quién es usted? ¿Cómo se ha librado de… él? —La joven señaló hacia un punto indeterminado del exterior, imaginándose que allí era donde estaría el asesino—. ¿Quién es su abuelo?

Muchas preguntas eran las que se agolpaban en la boca de la joven, pero sólo unas pocas habían salido de ella. Unas preguntas vacilantes, temerosas y, a la vez, cargadas de deseo de saber qué estaba pasando.

Cargando editor
02/04/2019, 01:45
Gerardo "Gero" Escudero

-Pero que cojones... - no supo que responder cuando aquel tipo dijo todos sus nombres. Cruzó una mirada de confusión con Sandra - ¿Que demonios está pasando aquí? Tu lo sabes ¿verdad? - le interrogó echándose hacia adelante - Tu eres el que escribió ese rollo de las iteraciones en el edificio ¿verdad?

Cargando editor
02/04/2019, 21:29
Miguel “Michael” Argüelles

El adolescente no comprendía nada. Volvía ha surgir esa extraña palabra “interacciones”. ¿Qué significaría? Parecía una palabra mágica o el nombre un objeto capaza de destruir el mundo, el típico objeto que Batman o Iron Man tratarían de conseguir para que el malo de turno no destruyera el mundo.  Además el viejo parecía el sabio de la película que le daba la respuestas al héroe, algo así como el maestro Miyagi de KarateKid o el monje de Conan el destructor. Miguel sabía que tenía que esperar a que el sabio diera las respuestas en su momento, no se le podía presionar. El sabio diría las respuestas en el momento justo, ni antes ni después, en el momento idóneo.

Cargando editor
03/04/2019, 16:42
José Antonio Esteban

Estoy estupefacto. -Ese hombre sabe nuestros nombres y parece conocernos ¿Es el viajero en el tiempo? El sueño, o pesadilla, debe de estar a punto de acabar. 

-Haz el favor, André, déjame en el suelo. Necesito desentumecerme... Aaahhh! -Cuando el gigante me suelta, me apoyo contra una mesa, con una mano sujetando las costillas, con una mueca de dolor. 

-Creo que nos debes unas cuantas explicaciones, hijo ¿Por qué nos conoces? -Digo al hombre del invernadero. -¿Francisco? ¿Tú sabías algo de ésto? -Pregunto al hombre armado, al que me resulta ligeramente familiar. -Tienes... Aaahh.. Tienes que ayudarnos, por favor. -Vuelvo a dirigirme al tipo de la barba. -De paso, si nos puedes acercar a un hospital, mejor... aah... -Exhalo. 

Cargando editor
04/04/2019, 19:10
Pedro

El hombre os observa un segundo. La mirada esta vidriosa. Aguarda un rato largo. Mira a Esperanza de pronto, y asiente, dubitativo.

- Tenemos poco tiempo. Pronto amanecerá. Y lo habéis jodido. Todo. Todo. ¿No podíais estar quietos? ¿No podíais? Os habría sacado de aquí. A todos. Pero ahora él vendrá. Y las paradojas empezarán a desencadenarse a toda velocidad... Como antes. Exponencialmente. Más y más rápido, hasta el punto de que solo podremos dejarle pararlo a él o acabará siendo aún peor. Joder... ¡¡LO TENÍA JODER!! ¡UN PAR DE AÑOS MÁS COJONES!

Se apoya contra una mesa, mirando a la puerta.

—¿Cómo… cómo sabe nuestros nombres? ¿Quién es usted? ¿Quién es su abuelo?

- Me llamo Pedro Casar - dice, como si le costase mucho recordarlo-. Sí. Casar. No. Casado. No, no, no, ese era el político. CASAR. Pablo Casar. No, joder, ¡Pedro! Dios, me confundo de políticos... Pedro Casar. Mi abuelo... Hostia puta, mi abuelo es Rufino Casar. Viajaba con mi abuela. Mi abuelo era Rufino. Un genio. El mejor. El mayor de los genios en nuestro campo. Jubilado ya, pero... No os lo podéis imaginar. Un genio. Yo no soy nadie a su lado... ¡Él lo habría resuelto antes! 

Luego asiente pensativo, mirando a Sandra.

¿Cómo se ha librado de… él? 

- La única forma que supe de librarme de él: haz siempre lo mismo, y él hará siempre lo mismo. Evita las paradojas, preserva las iteraciones, y él dejará que todo continúe. Pero ahora... Ahora os seguirá. Lo habéis jodido TODO, ¡TODO! - grita de pronto para, acto seguido, quedarse mirando al suelo con expresión perdida.

¿Que demonios está pasando aquí? Tu lo sabes ¿verdad?  Tu eres el que escribió ese rollo de las iteraciones en el edificio ¿verdad?

- Sí. Sí. Y sí - responde de pronto de la forma más escueta del mundo.

-Creo que nos debes unas cuantas explicaciones, hijo ¿Por qué nos conoces?

- Por el periódico. Por los telediarios. Por los libros, la película, la serie. Por la versión americana, la española fue algo peor. Por el museo, claro. ¿No venís del museo? ¿No visteis todas las exposiciones? Joder. ¿Cómo no os voy a conocer? - comenta sorprendido, como si fuese lo más normal del mundo, mientras asiente muy rápido.

Tienes... Aaahh.. Tienes que ayudarnos, por favor. De paso, si nos puedes acercar a un hospital, mejor... aah...

- No te preocupes. El amanecer lo cura todo - sonríe de pronto con una expresión totalmente... Desubicada. Perdida. Histérica.- Y si queréis que os ayude, dadme la pistola y con suerte no os seguirá en la próxima iteración. Es la única forma - dice. Parece no intentar amenazaros, lo dice con absoluta seriedad.

Cargando editor
04/04/2019, 19:32
Paco

Desde que el hombre ha dicho su nombre, Paco permanece apartado. Se santigua y se mantiene al margen de todo.

¿Francisco? ¿Tú sabías algo de ésto?

- Es mi infierno. Mi infierno, padre. Es todo culpa mía. Os arrastré al infierno.

Cargando editor
08/04/2019, 19:53
José Antonio Esteban

-Es todo tan extraño... Repeticiones, paradojas... Pero real. Eso está empezando a estar muy claro. Sea una pesadilla, una fantasía, el mismísimo infierno del que habla Francisco, el dolor es real. Muy real. Y las emociones. Ya que estamos dentro del juego, juguemos.

Miro hacia el techo, con gesto de dolor, sujetando mis costillas. -Aahhh... 

-E-el musseo... Lo ssabía. Aahhh... Duele... -Trago saliva, me recupero un poco, me palpita la herida, respiro con dificultad. -Vienes del futuro, como esas películas de ciencia ficción. -Creía que eran unas estupideces. El Señor jamás nos daría el poder de alterar el tiempo. Es un concepto absurdo, pero... No voy a pecar de católico ingenuo. No nos enseñan eso a los jesuitas. Probaré a abrir el corazón y la mente a lo nuevo, adaptarme, y veremos qué ocurre. -¿Quién es ese hombre que nos persigue y nos mata con tanta frialdad? ¿No se puede evitar el accidente de alguna forma? Por cierto, creo... -Me santiguo, más por inercia que por otra cosa. -Que Rufino... Ahhh... Coff, Coff... AAHH... -Al toser duele más y me encorvo. Acabo sentado en el suelo. -Creo que tu abuelo no lo ha conseguido... Ahh...

Cargando editor
14/04/2019, 11:56
Miguel “Michael” Argüelles

Miguel tenía razón, el viejo proporciono la información necesaria para salir de ese círculo vicioso. El amanecer era la clave, igual que en muchas películas de terror donde los protagonistas tenían que sobrevivir hasta ver la luz del sol. ¿Pero cómo llegamos al amanecer con vida? Pregunto tímidamente.

El joven no tenía ni voz ni voto respecto a la pistola, era el más joven y no sabía cómo usarla. Pero no estaba de acuerdo con darle la pistola a ese loco. Tenía la corazonada que les mataría para que comenzara otra se esas “iteraciones”.

Cargando editor
14/04/2019, 14:14
Sandra Arango

No entendía nada y Sandra, en su interior, empezaba a plantearse si no estaría completamente loca y aquello era todo producto de su imaginación, que quizás se encontrase encerrada en algún manicomio rodeada de otros tantos locos como ella y que, entre unos y otros, había llegado a creerse aquella historia.

Se quedó muda, mirando a unos y a otros, en especial al hombre del invernadero que parecía tener incluso dudas de quién era en realidad. Todo lo que les estaba contando sonaba tan increíble que era imposible que fuera verdad. ¿Cómo iba a saber sus nombres por las noticias, por los diarios? ¡¿Un museo?! Eso era absurdo, todo sonaba completamente absurdo. A ella nadie la conocía, excepto su familia y sus amigos, ¿por qué iba a salir en los periódicos? Y dudaba que el accidente fuera ya de dominio público.

Sandra dejó de prestar atención al que decía ser nieto del anciano que había viajado con ellos para centrar su atención en Paco. Dentro de toda aquella locura sus palabras eran las que más impacto le habían causado.

Habla de una vez —empezaba a perder la paciencia fruto de los nervios, del miedo, de la incertidumbre, por ese motivo el tono de voz que le dedicó a Paco sonó un tanto duro—. ¿Por qué dices que es tú culpa? ¿De qué infierno hablas? Joder, ¿podéis alguno de vosotros ser claros de una puta vez? —La modosa Sandra había desaparecido durante unos segundos para dar paso a la rabia de aquel que necesita respuestas para poder avanzar.

Cargando editor
19/04/2019, 17:35
Pedro

-E-el musseo... Lo ssabía. Aahhh... Duele... Vienes del futuro, como esas películas de ciencia ficción. 

- ¿Del futuro? - el hombre se ríe, a carcajadas, interrumpiendo vuestra discusión-. No, no, no. Yo vengo del pasado. Y vosotros. No hay futuro, sacerdote. Al amanecer, el Resplandor Negro lo abrasa todo. El tiempo. El espacio. El antes y el después. Solo hay el presente congelado, y un pasado que queda muy, muy, muy atrás. Del futuro. ¡El futuro es suyo, padre! ¡El futuro es de la negra eternidad!

Cuando dice eso, llora. Llora de pasión, juntando las manos en puro fervor, hasta que...

¿Quién es ese hombre que nos persigue y nos mata con tanta frialdad? ¿No se puede evitar el accidente de alguna forma?

- ¿Evitar, padre? - pregunta Pedro, negando.- No. La única forma de detenerle es que todo ocurra exactamente igual que la última vez. Una y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra vez y otra vez más que la anterior. Así por siempre. Ese hombre protegerá nuestro mundo cueste lo que cueste.

¿Pero cómo llegamos al amanecer con vida?

Pedro sonríe, pensativo.

- Es extraño, pero creo que ese hombre no conoce este sitio - dice-. Nunca ha venido por aquí... Mientras no os viera venir, estaréis a salvo. Supongo. Apenas queda... ¿Media hora? - se pregunta, mirando su reloj-. Veinticinco minutos. Hasta el amanecer.

Que Rufino... Ahhh... Coff, Coff... AAHH...Creo que tu abuelo no lo ha conseguido... Ahh...

Durante un momento, largo, el hombre se queda sin decir nada. Luego responde con una sonrisa.

- Una pena... Mi abuelo es un genio, podría resolver las ecuaciones que me faltan mucho más rápido que yo... Pero no pasa nada. Cuando todo se estabilice, y el ciclo vuelva a repetirse, estará bien. Sí - afirma, muy inseguro-. Le rescataré. Volveremos a antes del Señor Negro. Sí.

Cargando editor
19/04/2019, 17:48
Paco

Habla de una vez. ¿Por qué dices que es tú culpa? ¿De qué infierno hablas? Joder, ¿podéis alguno de vosotros ser claros de una puta vez? 

El hombre te mira. Se quita las gafas. Llora, tras ellas. Parece destruido por completo.

- Yo... Mi nombre es Francisco Echágüe... Igual lo habéis oído. En las noticias. Me buscan... Mi compañero y yo, disparamos al alcalde de Zumaya hace dos semanas. Bueno... Él, yo estaba al volante. Y ... Y me fugué. Llevo como medio millón de pesetas aquí. Es por lo que hice. Por lo que hice. Mi infierno...

Tras decir eso, el tipo se cae de rodillas, junto a un enorme tiesto, y queda allí tumbado llorando desconsolado.

 

Cargando editor
19/04/2019, 17:52
Director

Os suena su nombre, como ha dicho. Un terrorista de la banda ETA, ha salido en los telediarios en las últimas semanas. Pero recordabais su foto, con pelo y sin barba ni gafas de sol. Suponéis que se ha cambiado de "look" para que no sea tan reconocible.

Cargando editor
19/04/2019, 17:53
Pedro

- Na - niega Pedro-. No tiene nada que ver contigo, tío.

Señala unos papeles encima de una mesa junto a unas enormes plantas tropicales.

- Son lugares, momentos y tiempos, conectados con este lugar e instante. Es él, sempiterno y oscurecedor, que lo enlaza todo. Estáis aquí de casualidad. Pura y simple casualidad. Y no importáis nada. Absolutamente nada. Sois, como yo, motas. Polvo. 

Os mira con una sonrisa beatífica.

- Irrelevantes.

Cargando editor
21/04/2019, 17:04
Gerardo "Gero" Escudero

Gero trataba de darle sentido a todo lo que estaba escuchando, pero aquello era una locura. Una locura que en parte cuadraba con lo que habían visto, con lo que en realidad no cuestionaba su verosimilitud. Pero seguía siendo tan extraño que le costaba sacar una conclusión de todo aquello.

-¿Dos años? ¿De que estás hablando? A este ritmo no vamos a durar ni siquiera unos días... 

Hubo un punto al que se quedó dando vueltas, como si fuese justo el que no podía encajar de ningún modo. 

-No paras de hablar de que hagamos lo mismo una y otra vez ¿lo mismo que cuando? Apareció en cuanto tuvimos el accidente. La primera vez. Llegamos al parador, apareció allí y empezó a matarnos. Ya eramos menos después de la primera vez... ¿Que es eso que supuestamente tendriamos que hacer una y otra vez? No hay nada que podamos repetir exactamente igual.