Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

El Despeñapresos

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23/03/2017, 21:13
Lythrai Fonn'Aster

Y así, por fin, la batalla terminó tan rápido como empezó. Lythrai caminó hacia el mástil y se dejó caer, apoyándose en la madera y sentándose. Desde allí, suspiró y miró alrededor. Sabía que los que habían combatido con ella (Esderian y Hazir) estaban bien... Bueno, todos excepto Alona, que se había precipitado al vacío, y ella no había podido evitarlo. Miró a los demás presos para asegurarse de que los demás estuvieran bien, y especialmente buscó a Gozohor, Lisa e Yz. Oh, y el perro, Ruffus.

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23/03/2017, 22:33
Serge Leblanc

La bandada de arpías sobrevolaba el barco, cantando y guiando a los marineros a la muerte. Él había conseguido sobreponerse al hipnótico canto, pero la herida que tenía en el costado era profunda y debilitante y el ladrón se temía que cuanto más se prolongara aquella situación, peor lo tendría para salir con vida.

Entonces un fuerte estampido proveniente de la aleta de estribor resonó, haciendo que las arpías salieran huyendo llevando entre sus garras a los infelices que no habían sido capaces de resistir su tentadora canción. La batalla había terminado.

Serge Leblanc se sentó en la cubierta y se dejó caer de espaldas, mirando al ahora vacío cielo. Estaba vivo. Había sobrevivido al combate y si recibía los cuidados apropiados seguramente volvería a ver otro amanecer. Empezó a reírse entre dientes. Estaba claro que Olidammara no quería ver muerto a su hijo predilecto hoy.

Como todo buen líder que se precie, Crom se dirigió a ellos dándoles un discurso de bienvenida a su tripulación, ya como hombres libres de nuevo, lo que quería decir que no solo él había sobrevivido de entre sus compañeros. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, el ladrón se levantó para mirar por la cubierta, buscando a sus compañeros ex-presos, en especial a Yzlin. Un hechizo curativo que le cerrase la herida le vendría realmente bien…

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23/03/2017, 23:39
Nickar

Nickar miró con desprecio la huida de las arpías, habían osado despertarle para mostrar un horrendo cántico hipnótico, apretaba los dientes enfurecida con que se atrevieran a destruir la belleza de la música con aquellos grotescos alaridos que seguro que denominaban como melódicos. Nunca hubiera imaginado que su bonita piedra acabara destrozada por culpa de semejante plaga de mosquitos con forma semi humana.

Cuando Crom habló la tiflin hizo una mueca examinando os fragmentos casi desintegrados de su piedra - esperó que sepas substituirla como se debe, me costó bastante encontrar una con una forma tan peculiar - su piedra era completamente redonda, y siempre pensó que sería una bala de honda perfecta, que dañaría poco tal vez, pero dejarïa a su presa ensordecida. Un buen castigo, contando con que para ella el sonido llevaba una de las cosas que más apreciaba en la vida; la música.

- ¿Yzlin podrías salvar al pequeño kobold por favor? - no tenía costumbre de realizar peticiones tan amables, pero había podido comprobar que aquel pequeño no debería ni alzar un arma, se acercó a él, intentándolo estabilizar y despertar, tenía que aprender a defenderse, a mantener una postura más reservada y segura. Debía enseñarle a desenvolverse un poco mejor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Sanar feo u.u alguien lo salvará supongo.

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24/03/2017, 15:14
Reo 640

El alivio se apoderó de mí mientras veía la nube de arpías alejarse del navío. Sabía que habían tomado rehenes pero, por el momento, la batalla había acabado y eso me llenó de alegría. No estaba preparada para la lucha -aún-. Inspiré hondo, cerré los ojos y a punto estuve de encontrar la paz. Pero la voz de Crom me trajo de vuelta a la realidad

-Elvurith, quiero un informe de bajas ya. Debemos concretar a cuántos se han llevado. Tratad a los heridos, y alimentad al resto.- Crom contempla a aquellos que han luchado a su lado, pero no a mí -que no se le ocurra mirarme y contarme entre los suyos-. -Habéis cumplido. Tenéis mi respeto.- Comenta volviendo a jugar a su juego preferido -A partir de este momento sois considerados miembros de la tripulación. Conservad vuestras armas y bienvenidos a Arkhania- y ahí está. El voto para que nos confiemos.

No me altero, me giro y deslizo la vista por la cubierta cuando la voz dulce de Nickar llega hasta mí y mis ojos observan, con cierta molestia, al ser que ha adoptado como su protegido. - ¿Yzlin podrías salvar al pequeño kobold por favor? - Volví a mirar a los ojos a aquella que usó acertadamente ese artefacto tronador y contesté con sinceridad -Sí, podría- y aparté la vista para mirar hacia la cubierta, para ver la situación y localizar a Lythrai, Gohozor, Serge... mis hechizos curativos no son ilimitados y siento la necesidad de ser más selectiva... pero entonces volví a mirar a Nickar. Ella asumió que no curaría a la pequeña criatura y, con ojos de preocupación, miraba de un lado a otro esperando encontrar a alguien.

-Maldición- me acerqué a ella y me acucliyé ante su protegido. No dije nada. Expulsé el aire con sequedad como si sacara de mí la molestia y ejecuté el conjuro hacia el pequeño Cisco.

Tras ello y previendo que quizá no fuera suficiente, decidí recurrir a los pocos conocimientos de sanación que tenía y, con un cuidado que me sorprendió, atendí sus heridas lo mejor que pude.

Con Cisco estabilizado, me levanté con dificultad pues se me habían engarrotado las rodillas (una de ellas crujió) y evité mirar a Nickar, mirar la gratitud. No quería que me dijera nada. -Tu compañero se salvará- sentencié.

Al inclinar la cabeza vi a Serge a lo lejos y, como una extensión de mí, las serpientes de mi cabeza esbozaron la misma sorpresa -¿Toda esa sangre es suya?- avancé con velocidad esquivando a los marineros y me coloqué a su lado -¡Serge!- le llamé -Siéntate ahora mismo- le dije con voz enérgica, una orden que no admitía reproches. Una vez se hubo sentado, decidí usar la magia mientras le distraía con algo de conversación -¿Qué ha sido del resto?¿Sabes algo de los demás? Hay muchos a los que no veo por aquí?- tras la pregunta, carente de toda emoción pues estaba más preocupada de concentrarme en el hechizo curativo, desencadené la magia por segunda vez.

Le energía curativa restituyó al ladrón e intercambié una mirada de complicidad con él -¿Cómo te encuentras?- le pregunté aunque podía advertir mis segundas intenciones cuando mis ojos y el gesto se deslizó hacia el lugar en el que se encontraba Crom.

- Tiradas (3)

Notas de juego

A Cisco: Conjuro de Curar Heridas Leves para Cisco: Restauro 4 Pg y prueba de sanar con un 20 natural.

A Serge: Conjuro de Curar Heridas Leves

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24/03/2017, 16:49
Serge Leblanc

El ladrón esbozó una sonrisa y obedeció la orden de Yzlin sin rechistar. Sentir la energía curativa cerrándole la herida y aliviándole el dolor era lo mejor que le había pasado desde que empezó la batalla.

 -Tizoc estaba conmigo. Le hirieron, pero le llevaron a la bodega para tratar sus heridas, por lo que no creo que haya mort. Krishnarj se refugió también después de que le sauver de las garras de una arpía. De los demás sé lo mismo que tú, cherie.

Cuando la medusa finalizó el hechizo la herida aún le dolía, pero había dejado de sangrar y el dolor era más que soportable.

 -Bien. Tres bien de hecho, cherie. Me siento como un hombre libre que ha sobrevivido a una batalla en la que facilement podríamos haber muerto todos. Pero sin duda no me vendría mal algo de repos. ¿Me acompañarías al interior del barco para buscar un sitio en el que tumbarme un poco, s'il vous plaît?

Porque esa mirada le decía que Yzlin quería hablar en privado con él. O al menos, sin que Crom estuviera delante.

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24/03/2017, 17:11
-El Despeñapresos-

La oscuridad... el dolor... las heridas... te sientes marchar... pero aún estás aquí.

La sutil inconsciencia hace que algunas voces lleguen hasta ti -He conseguido detener la hemorragia pero aún está inconsciente y muy débil- escuchas decir a una voz preocupada. Oleadas de dolor hacen que cierres fuertemente los ojos pero hay cierta tranquilidad en el ambiente. Cierta paz.

Un líquido dulce se derramó por tu garganta mientras una mano suave te sujetaba por la nuca. La magia curativa surtió efecto al instante y un confort fue lo más agradable que sentiste desde que te embarcaste en este navío. Poco a poco despiertas...

 

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24/03/2017, 17:18
Miraria Daragón

Respiro aliviada mientras retiro el frasco de sus labios -Ya está- veo que su ceño fruncido se relaja y le susurro -Tranquilo, el combate ha terminado.-

Tras ello, le devuelvo el frasco a su dueño.

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24/03/2017, 17:19
Reo 641

-¿Está abriendo los ojos?- digo sorprendido. Cuando lo vi caer pensé que ya no se levantaría -Eres duro- le dije recogiendo el frasco de las manos de Miraria. Lo alcé para que lo viera -me debes una- le dije zarandeando el frasco vacío antes de guardarlo.

-Te voy a dar una buena noticia. Crom nos deja quedarnos con las armas. Concretamente dijo- me estiré y con un tono autoritariamente burlón dije sus palabras -A partir de este momento sois considerados miembros de la tripulación. Conservad vuestras armas y bienvenidos a Arkhania- y luego con mi voz de amargado habitual añadí -y os encerraremos, os quitaremos vuestras pertenencias y seréis esclavos, presos, escoria...- 

Miraria me miró de una forma que no supe decir si afirmaba mis palabras o las rechazaba. Curiosa mujer.

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24/03/2017, 17:24
-El Despeñapresos-

Debes moverte con cuidado pues aún no sabes cuál ha sido el alcance de tus heridas ni cómo o en qué medida han sanado por la poción mágica de Krishnarj.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Te han curado 18 Pg

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24/03/2017, 17:41
(G) Marineros Despeñapresos

Los marineros, fieles seguidores en masa del curso de combate, no tardaron en dejarse oír. 

-Hemos perdido el 32% de la tripulación- concluyó un grupo después de hacer el recuento.

Otro grupo numeroso miraba en silencio a Lythrai y Hazir al tiempo que uno de ellos dijo a voz en grito -La Bárbar Alona se precipitó por la borda-

-La pequeña gnoma también fue cautivada por la canción de esos seres- se escuchó decir a alguien al fondo y algunas miradas se dirigieron a Serge.

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24/03/2017, 17:50
Robillard

Me sacudí las plumas de la túnica mientras ascendía los últimos escalones y llegaba a cubierta -El nigromante del Rey Muerto también ha desaparecido- dije cruzando la mirada con Virming. Él me dedicó una sonrisa de complicidad, yo guardé silencio.

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24/03/2017, 17:50
Elvurith Ur'Dómine

Avancé con paso rápido hasta ponerme bajo el campo de visión de Crom. -No hay rastro de Ugeus en cubierta- sentencié hablando con preocupación y sin entender cómo esas arpías habían podido influenciar al ser más antiguo y más poderoso. No parecía posible, pero tampoco que nos abandonara sin decir nada.

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24/03/2017, 17:52
Crom Daral

-El 32% de los marineros, la bárbara Alona, la pícara Lisa y Ugeus.- Dije repitiendo las pérdidas. Inspiré hondo y sostuve la miré directamente a Elvurith -Ugeus no me preocupa. Volverá.- Comenté aparentando más seguridad de la que sentía.

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24/03/2017, 18:34
Esderian Fonn'Aster

Miré con desdén el cuerpo de la arpía sin vida que yació a mis pies mientras sus compañeras se alejaban. Pude superar la canción pero mi arma seguía clavada en su cuerpo. -Supongo que sin nigromantes a bordo podemos echar sus cuerpos por la borda. No servirán al Rey Muerto- Digo a modo de afirmación arrancado el arma y limpiándola con las plumas de una de sus armas.

Tras ello escuché las bajas y lamenté más de lo que esperaba la pérdida de Alona y Lisa. Inmediatamente busqué con la mirada a sus compañeros más directos sin saber cómo reaccionarán. Así mismo, seguí la mirada de uno de los grupos de marineros y localicé a Lythrai y Hazir. Me reuní con ellos -Me alegro de veros casi ilesos- dije con una sonrisa al tiempo que extendía las manos mostrando que yo también estaba bien -obviando magulladuras y heridas superficiales, claro- 

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24/03/2017, 18:48
Reo 640

Sonreí la compenetración de Serge y me puse de pie a su lado -Vamos, te acompañaré. Nos detendremos si veo a alguno de nuestros compañeros- recalqué la palabra compañeros pues no todos encajan en ese apelativo -me tomaré un momento para sanar sus heridas en caso de que sea necesario.-

Afortunadamente pude disponer de mis conjuros pues ninguno de los que nos cruzamos revestía gravedad. Una vez a cubierto, a solas con Serge, quedé en silencio y mi semblante se ensombreció. Él aguardó pacientemente pues debió intuir que iba a hablarle de un tema delicado.

Sinceramente, no sabía por dónde empezar...

-En la reunión con Crom tras la cena, dijo que había traicionado a mi antiguo compañero. Me acusó de traidora, que lo dejé cuando tuve la oportunidad.- Miré a Serge con preocupación -Narró una versión de mi pasado cambiando detalles muy concretos. Sé que lo tiene, tienen a Aferbayán, aquel que...-  no pude decirlo con palabras por la ira y la emoción, pero no hizo falta. Serge intuyó que se trataba de alguien importante para mí -Lo que quiero decir es que van a usar lo que saben de nosotros para separarnos y la versión perversa de ese hombre...- acaricié la cicatriz de mi abdomen, donde clavó su daga la noche anterior -...lo dijo en voz alta porque sabía que alguien estaría escuchando.- Le sostuve la mirada -Sé que dijiste que me acompañarías y supuse que habrías sido tú el que escuchó la conversación- afirmé con sinceridad -mienten- escupí con odio esa palabra.

-Debemos tener cuidado. Querrán enfrentarnos para debilitarnos. No debemos permitírselo.- Avisé aventurándome a que no creyera mi versión de la historia.

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24/03/2017, 19:07
Serge Leblanc

Mientras caminaba junto a Yzlin hacia el interior del barco, escuchó a los marineros hablando de las bajas. Su rostro se ensombreció cuando dijeron que Lisa había caído junto con Alona. Permaneció en silencio mientras avanzaban hasta un lugar en el que pudieran hablar sin temor a ser escuchados o interrumpidos. El ladrón atendió a las palabras de la medusa sin hacer comentario alguno hasta que ella le cedió la palabra.

 -Yzlin cherie, me temo que no fui yo el que escuchó la conversación que Crom y tú mantuvisteis. El nigromante Ugeus adoptó una forma horrible que nos dejó paralizados de terreur a todos los que estábamos en cubierta y me impidió acercarme al place en el que estabas reunida. Por ello, cherie, te pido mis más excuses sincères. Sin embargo, aunque hubiera escuchado toda la conversación… Digamos que si me dieran a choisir elegiría tu palabra antes que la suya.

Serge hizo una pausa para acomodarse mejor. Las heridas no le molestaban ya tanto, pero tumbarse en la postura adecuada hacía que pudiera estar casi a gusto.

 -Si quieres contarme lo que sucedió con pelos y señales, j'écouterai. Si prefieres guardártelo, je le respecterai. Pero que sepas que me creo parfaitement que pretendan separarnos. Hay algo que no me gusta aquí y tu manera de pensar se asemeja más a la mienne que la Crom. Tienes mi confianza, cherie.

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24/03/2017, 18:40
Hazir Al-Tamsa

La sensación que experimentó Hazir cuando la hoja hendió por fin el cuerpo de la terrible arquera fue difícilmente superable. Pudo notar cada tendón, cada músculo, cada hueso desgarrándose bajo el peso del arma, mientras entraba bajo una axila y describía un amplio corte hasta salir por la cadera opuesta. El arma se bañó de un torrente de sangre, mezclado con las vísceras de la arpía, y el acero de arena pareció estremecerse de placer ante la muerte vertida por su filo. 

Ya no importaba lo resistente que fuese, nadie podía sobrevivir a un tajo así, y la arpía demostró no ser una excepción cuando cayó hacia atrás, expulsando un arco de entrañas mientras la vida desaparecía de sus ojos. Muerta antes de tocar el suelo, para cuando su arco repiqueteó en las tablas, Hazir, ardiendo en la sharkandir, ya estaba buscando otro objetivo. 

Pero no lo hubo, porque las arpías recogieron a aquellos que habían caído por la borda y huyeron volando, sin duda espantadas ante la pérdida de sus líderes. Hazir notó su miedo, lo sintió y lo saboreó como el mayor de los manjares, y el pecho se le inundó con el calor de la victoria. Miró al cielo, y soltó una carcajada jubilosa, mientras dejaba que, lentamente, la sharkandir le abandonara, disolviéndose como un puñado de sal arrojado al mar. La ira y la locura desaparecieron de sus ojos como si las nubes se retiraran de un cielo luminoso, y su mirada tranquila habitual regresó gradualmente. Para cuando bajó la cabeza, ya era de nuevo el hombre jovial, pero tranquilo y educado, que habían conocido antes, y pareció que sus músculos decrecían, mientras algunas de las heridas volvían a abrirse. 

Fue entonces, cuando la locura bestial se retiró de su mente, cuando cayó en la cuenta realmente del hecho de que habían perdido a Alona. La hermosa y fiera bárbara se había precipitado al vacío siguiendo una felicidad falsa y engañosa, y su salvaje esplendor se había visto dominado y apagado. Deseó que fuese una de las que las arpías habían hecho prisioneras, y rogó al Señor de las Arenas por ello. Sin embargo, Hazir era optimista ante todo, y no se entristeció aún, no mientras quedara una posibilidad de que siguiera viva. Allá donde estuviera, un espíritu indomable como el suyo sabría arreglárselas sola. 

El que Ugeus no estuviera alegró a Hazir: el antiguo emperador no era una presencia que le gustara tener a su lado. A continuación repasó rápidamente a todos sus compañeros, y vio cómo Nickar pedía ayuda a Yzlin para Cisco. Por suerte, la medusa accedió. Hazir alzó la voz para que le oyera. 

-Gracias, Yzlin-dijo inclinándose levemente-Contigo Cisco está en buenas manos. 

Inmediatamente buscó a Miraria, a la hermosa arquera que tan fascinante había resultado, y se aseguró de que estuviera bien. Hecho eso, por fin se acercó al cadáver de la arpía que había abatido, dirigiéndose a Lythrai. 

-No podría haber pedido un escudo mejor que tener a mi lado, ni una compañera mejor con la que combatir. Gracias por tu ayuda, tus acciones honran a los Fonn'Aster. 

A continuación oyó a Esderian, que arrancaba su arma del cadáver de la arpía. Había demostrado ser un luchador más que capaz. 

-Supongo que sin nigromantes a bordo podemos echar sus cuerpos por la borda. No servirán al Rey Muerto-

Hazir limpió el arma a su vez, y, con un giro de la muñeca, la introdujo de nuevo en su funda. 

-Sin duda podemos echarlos por la borda... Una vez hayamos cogido lo que nos pertenece por derecho de conquista-Respondió con brillo en sus ojos, dicho lo cual, se agachó junto al cadáver de la arpía que había abatido y comenzó a registrarlo. 

-Me alegro de veros casi ilesos- dijo Esderian en cuanto llegó hasta ellos, y Hazir le miró.

-Bueno, realmente la ilesa es tu hermana Fonn'Aster. Yo he recibido más de un golpe. Mi señora-dijo dirigiéndose a la elfa-No quiero abusar de la curación de mi compañera medusa. ¿Podría volver a tratar mis heridas? En cuanto la magia de Lythrai expire, empeoraré bastante. 

A contnuación habló a Lythrai en voz más baja. 

-Te dije que si sobrevivíamos tenía planes que proponerte, y hemos sobrevivido. Cuando hayamos acabado aquí, ¿Querrías acompañarme?

Notas de juego

Saqueo el cadáver de la arpía que he matado, a ver qué lleva. 

Me quito 10 pg. 

Master, ya me dirás como está Miraria, he supuesto que estaba bien, porque no se ha dicho nada de ella. 

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24/03/2017, 20:13
Pain

   El combate acaba, tal vez demasiado pronto, pero justo a tiempo. Noto como las heridas de mi cuerpo empiezan a escocer, una vez perdido el ímpetu, el calor, de la batalla, pero saboreo aquello como lo que es: una prueba de que estoy vivo. La sinceridad del dolor me sigue extasiando, y sólo siento no haber tenido un poco más de tiempo para infligir tamaña bendición a otros seres; si quedara alguna viva... Pero no, todas las arpías son cadáveres o pronto se unirán a los muertos. Ninguna podría soportar mis exquisitos cuidados, y la verdad es que no tengo tiempo para pararme a sanar las heridas de aquellas criaturas, cuando ni siquiera puedo curar las mías propias. Al menos, y eso si deleita todos mis sentidos, Ugeus ha desaparecido. Le he visto avanzar como Ishrad hacia la borda, cautivado por el canto embriagador de aquellas sirenas del cielo. Espero que se esté pudriendo en algún lugar lejos de mi, hecho una masa sanguinolenta e irreconocible tal vez, aunque en parte espero que viva aún, que regrese, y así yo tenga la oportunidad de vengarme por lo que me hizo la noche anterior. Ah, que tamaño placer sería ese, uno como no había conocido antes: torturar a aquél ser que había vivido más vidas que toda aquella tripulación junta, eso sería fascinante. ¿Cuáles serán los límites de su aguante? ¿Dónde encontraré el umbral de su dolor? Preguntas para las que no tengo respuesta, y puede que nunca las tenga. Es una lástima, aunque tengo otras cosas en las que pensar, otras en las que centrarme. 

   Lo primero es lo primero. Aquella maldita arpía había estado a punto de convertirme en poco más que un trozo de carne trinchado, como un vulgar animal atravesado por sus flechas. Pero ella está muerta, derribada de un sólo y poderoso golpe, y yo sigo ahí. Aún me duele la mano, y mis nudillos están desollados y en carne viva, sangrantes, pero me recorre una oleada de placer con sólo pensarlo; el verdadero sentido de la existencia está ahí: cazar o ser cazado, sufrir o infligir. Me acerco hasta ella, y asiento complacido: yo soy el verdadero monstruo, ella no ha sido más que una necia bestia que creía poder jugar a dar miedo. Con desprecio, me agacho y la arranco de su frío cuerpo todo lo que pueda serme de valor. Luego me giro y miro a los que han sobrevivido al ataque junto a mi: Ishrad, Gohozor, Amok, y unos cuantos marineros. Nos hemos llevado la peor parte, pero de esta saldremos más fuertes, estoy seguro. Aún así, de todos ellos, el único que me preocupa es Ishrad, aquél al que los reyes y gobernantes temen, ha estado a punto de sucumbir a una sencilla trampa. ¿Está bien? No sé ni por qué me preocupo, pero lo hago, tal vez en honor a la camaradería forjada en el fragor de la batalla. Es algo que nunca había conocido a esa escala – ni a ninguna en realidad –, pero me gusta. Me gusta esa sensación. Podría llegar a acostumbrarme a tener un compañero, y el cumple con todo aquello que me gustaría en uno: es fuerte, hábil, silencioso y parco. No gasta energía, no más de la que necesita, y además disfruta como él del combate; no mediante armas, sino con las manos desnudas, acompañado de su propio poder y nada más. Así debe ser un guerrero. Me acerco a él, y a una distancia prudencial, y sin hablar, acompaño sus pasos hacia el lugar de cubierta dónde se está reuniendo todo el mundo. Allí, Crom está dando otro de sus discursos, y llegamos para escuchar el final.

   <<Como si me importara lo más mínimo>>,  pienso para mí mismo, asqueado por ser considerado "igual" a muchos de los allí presentes. Para mi, la mayoría de ellos son escoria, simple carne de cañón que aún no sé como sigue pudiendo ponerse en pie. El tiempo hará que aquella basura desaparezca, y sólo dejará a los más aptos. Seguramente yo, durante ese tiempo, ayudaré en tomar las decisión de quien vale y quien no. Eso me hace fijarme a mi alrededor.

   Yzlin, que sigue por suerte en pie, se dedica a atender a los heridos; parece en buenas condiciones, aunque supongo que por dentro es presa del odio al no haber podido acabar con el capitán Dural. Yo he tenido más suerte, el blanco de mi ira, el antiguo y eterno emperador, ha caído.

   Lythrai. Parece a salvo, también, y por supuesto está junto a su guardaespaldas y el necio hombre de las arenas. Una punzada de aversión agría mi júbilo, pero apaciguo el rencor y sonrío. Es a eso a lo que me refería con "seleccionar" a los válidos; a veces hay que dar un empujón al destino, que no termina de hacer las cosas bien. Pero mientras la Fonn'Aster viva, mis planes, al menos, siguen adelante.

   Y Virming, por supuesto. Esa comadreja sigue colendo como siempre. ¿Habrá luchado? Algo me dice que habrá encontrado algún agujero, y habrá salido ahora, cuando todo ha acabado, de su madriguera. En realidad no puedo reprochárselo, hay quien está hecho para sangrar, y quién está hecho para beber. Él está entre los segundos, como ha demostrado, y se le da muy bien. Hay que reconocérselo, al igual que hay que reconocerle que tiene estómago para muchas otras cosas; no se me olvida, jamás, que ha sido de los pocos – puede que el único – en aguantar toda una de mis sesiones de placer sin apartar la vista. Es algo que, seguramente, ni aquella preciosa elfa podría hacer, pese a su arte.

   Me acerco a Elvurith saboreando aquella imagen: ella y yo, juntos, poniendo en práctica nuestras habilidades el uno con el otro; ¿quién aguantaría más? Me relamo sólo de pensarlo, y en eso llego hasta ella, aún con la lengua terminando de acariciar mis labios.

   – Me alegro que sigas en pié – siseo con placer, con un tono muy similar al que podría tener una serpiente si pudiera hablar; es una comparación acertada, porque el corte longitudinal que tengo en la lengua hecho por mí mismo, – una simple práctica –, hace años, se parece mucho al de una cobra –. ¿Has encontrado material para tu... trabajo? – la risa seca que sale de mi garganta hace que una de las heridas del costado, la peor realmente, allí donde la zarpa de una de las arpías me ha dado de lleno, me haga estremecer. Llevo mi mano hasta ahí, bajo las costillas, y noto la sangre, aunque no hago comentario alguno.

   Hazir, por supuesto, interrumpe. Es justo, yo lo hice antes, pero pagará por ello. De momento, sólo se lleva una significativa mirada de aversión, que le acompaña mientras vuelve con la mercenaria, sin duda trazando planes que amenazan mis objetivos. Eso, para su desgracia, es otro de los motivos por el que deberá, llegado el momento, morir. 

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24/03/2017, 21:44
Lythrai Fonn'Aster

Antes de dejarse caer sobre el mástil y sentarse a descansar

-No podría haber pedido un escudo mejor que tener a mi lado, ni una compañera mejor con la que combatir. Gracias por tu ayuda, tus acciones honran a los Fonn'Aster. 

Esas palabras de agradecimiento sincero le arrancaron una sonrisa tímida a la Fonn'Aster, haciendo que el rubor enrojeciera sus mejillas ligeramente. "U-un placer." asintió, bajando la cabeza y llevándose una mano a su cabello. "Ha sido... divertido." Al poco llegó Esderian, que para su alegría también estaba sano y salvo. Le saludó al llegar con una inclinación de cabeza.

"Un trabajo verdaderamente excelente, hermano." le felicitó, mientras que Hazir señalaba que la que realmente había salido ilesa completamente era ella. Lythrai se señaló con presunción sonriente la única herida que ella tenía, un corte sin importancia en la mejilla, de una flecha que solo la había rozado. "Hehehe, es solo porque he tenido más suerte. Miré de reojo al principio cómo te desenvolvías, Esderian. Con un escudo y todo... ¡tus defensas eran mejor que las mías!" exclamó con jovialidad, dándole unas palmaditas en el hombro. "Tengo ganas de ver cómo nos compenetrarémos, tú y yo. Con Hazir me ha ido de lujo." señaló al quishashi con el dedo pulgar, feliz de lo bien que habían luchado juntos. En ese momento Hazir le preguntó si recordaba la propuesta que le dio sobre los planes que tenía en la ciudad, y que si le acompañaría para hablar de ello en cuanto acabaran 'esto', que imaginaba sería que acabaran de curarle las heridas. "Sí, sí por supuesto. Estoy deseando oir esos planes." asintió. "Solo dame unos minutitos mientras te curan para recuperar el aliento."

Después de sentarse a descansar

-La pequeña gnoma también fue cautivada por la canción de esos seres-

"¿¡Qué!?" espetó Lythrai cuando oyó dicha frase, abriendo los ojos plenamente en completa sorpresa. Su ceño se frunció, apretó los puños y golpeó la madera del mástil que sostenía su espalda con tanto ímpetu que derribó el barco y todos se despeñaron la madera resonó con fuerza sobre el metal.

Sin contar que entre los recién llegados de Matadero habría al menos uno con las mismas habilidades con las cerraduras que Lisa (al menos Serge Leblanc), acababan de perder el único as en la manga que tenían para escapar de la prisión de Arokham. O mejor dicho, para al menos salir de las cárceles en las que les meterían, ya que no podrían salir tan fácilmente de la prisión. Gohozor, Yzlin, Esderian y ella habían perdido un aliado indispensable, y aquello era más doloroso para ella que la pérdida de la bárbara Alona. Pero sobretodo, lo era porque sentía que había perdido a una amiga. Cierto es, que no habían hablado mucho, ya que la gnoma no era muy habladora. Cierto es, que por ello no la conocía tan bien como a Gohozor e Yzlin, pero recordaba muy bien aquel primer reparto de la comida, el que tuvieron antes de que los demás presos de Matadero aparecieran, aquellos momentos en los que pudieron darse a conocer.

Pero lo peor de todo fue oir a Crom Daral decir justo la misma frase que ella le había dicho a Gohozor, Yzlin y Lisa allá en las mazmorras en ese mismo momento: que tenían su respeto, que tenían su respeto de verdad. La misma frase que además le dijo a Esderian Eslevs, cuando le convirtió en un Fonn'Aster. La ligereza con la que Crom Daral formuló esas para ella sagradas palabras, ese casi juramento, no le hizo gracia ninguna, y la hizo rechinar los dientes. Aparentemente las había dicho con el mismo sentido formal que ella. Tal vez ni siquiera. Pero como fuera, desde ahí podía ver que no eran sino palabras vacías, falsas, y poco más que mentiras. Una deshonrosa mentira.

"¿Entonces deberíamos estar orgullosos por habernos ganado tu respeto, Crom?" comentó en bien voz alta para que la escuchasen todos. "¡Crom Daral! ¿Deberíamos estar orgullosos?" repitió, empezando a levantarse. "¿Agradecerte que nos hayas nombrado miembros de la tripulación de este magnífico barco volador con una reverencia?" No había sonrisa alguna en su rostro, ni irónica ni sincera. "¿Agradecerte que des la bienvenida a la ciudad de Arkhania como hombres libres?" No, no, su ceño se mantenía fruncido, y su rostro empezaba a enrojecerse otra vez, pero en esta ocasión de cólera pura.

Extendió los brazos y se giró hacia los demás compañeros, prisioneros como ella. "¡Cuéntales a todos, Daral! ¡Cuéntales lo que vale de verdad tu respeto!" se giró hacia él. "¡Cuéntales a dónde nos vas a llevar de verdad! ¡El destino que nos espera después de dejarnos la piel por ti! ¡No Arkhania, sino Arokham! ¡Los malditos barrotes de una maldita nueva celda, en la tres veces maldita prisión de Arokham! ¡Tal y como te han mandado hacer los Gobernantes! Y así es como nos muestras tu respeto, no moviendo ni un dedo ante ello, y mintiéndonos descaradamente. ¡Así es como nos pagas! Poco más que insultándo a nuestra inteligencia."

"¡No somos imbéciles, Daral!" se señaló golpeándose el pecho de la armadura con fuerza, y después señaló a los marineros. "¡Sabemos que los tripulantes son tan prisioneros de Arokham como nosotros! ¡Hasta el maldito capitán es un preso! ¿Y es este tu pago por nuestros servicios, eh? ¡¿Es esta nuestra recompensa?! ¡¿Barrotes, cadenas?! ¡¿Eso es lo que vale tu respeto, uh?! ¿¡Eh!?" tenía el puño apretado, y tenía muchas ganas de pegarle un puñetazo. Y qué demonios, ya que estaba, matarlo, aprovechando que Ugeus no podría protegerle. Pero se detuvo. Tal vez porque quizá Crom Daral y sus dos aliados restantes podrían con todos ellos. O porque no merecía la pena, ya que aún con Daral muerto, el destino de aquel barco seguía siendo la prisión. Así que dio un profundo suspiro y se apartó para darle la espalda, pero giró la cabeza para mirarle antes de terminar. "No hay verdad ni honor en las palabras que has dicho."

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24/03/2017, 23:20
Pain

   Aguardo la respuesta de la bella elfa, cuando la mercenaria se levanta de su cómoda posición contra el mástil y empieza a despotricar. Para mi, sus palabras, carecen de importancia, pero lo que es peor, su actitud me repugna. ¿Ella es con quién debo trabajar para obtener mi venganza? Es un chiste. ¿Acaso esperaba que por mantener aquél barco a flote – en el aire – les dejaran libres? No habían luchado por quitarse las cadenas de encima, sino por sus propias vidas. Si el navío cae, nosotros, con excepción de unos pocos entre los que, por suerte, me incluyo, también morimos. ¿Así que cuál es el problema? Por muy vacías que sean las palabras de Crom, sus intenciones nunca han cambiado: ahora formamos parte de Arkhania, pero los presos son tan parte de una ciudad como sus gobernantes, ¿no? No hay mentira alguna en ello, simplemente, es una forma de decirlo. En vez de pudrirnos en las celdas del Matadero – o cualquier otra prisión –, lo haríamos en Arokham, pero al contrario que en la primera, allí podíamos escapar con nuestra sangre, con nuestra propia fuerza. Si demostramos ser dignos, escaparíamos; si demostramos que es la suerte, y no el poder, lo que nos ha mantenido en pie, seremos nuevos cadáveres. A mi esa idea no me asusta. Para ser sinceros, ni siquiera me hace pestañear o fruncir ligeramente el ceño.

   Ver como reaccionaba la Fonn'Aster, en cambio, sí que genera un sentimiento en mi. Sin poder evitarlo, esbozo una sonrisa que a punto está de convertirse en risa, y vuelvo a desviar la mirada, prestando atención a Elvurith.